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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.30 n.3 Ciudad de La Habana jul.-sep. 2004

 

Fundación Oswaldo Cruz. Río de Janeiro-Brasil

Educación en bioseguridad en Brasil: reflexiones y competencias necesarias

Marco Antonio Ferreira da Costa,1 María de Fátima Barrozo Costa2 y Laura Domínguez García3

RESUMEN

El artículo aborda la cuestión de la educación en bioseguridad en Brasil. Presenta las diferentes vertientes de esta área del conocimiento, sus interfaces, peculiaridades y factores que la tornan pedagógicamente atractiva. Como base de sustentación para la calidad del proceso educacional, presenta reflexiones y propone algunas competencias que deben ser generadas, en el proceso de formación plena de los profesionales envueltos en cursos de bioseguridad.

Palabras clave: EDUCACION EN BIOSEGURIDAD, COMPETENCIAS, SEGURIDAD EN EL TRABAJO.


Introducción

La educación en bioseguridad en Brasil no está insertada en las directrices curriculares a nivel de educación pública y privada. En función de eso, las instituciones de enseñanza, de asistencia a la salud, de investigaciones y empresas, proyectan y ejecutan cursos, incluso de postgrado, con las más variadas estructuras, sin ninguna base pedagógica, basado, apenas, en las experiencias de sus profesionales, para atender, específicamente, sus necesidades actuales.

En la enseñanza primaria y secundaria no existe ninguna actividad continuada que contemple esta necesidad. En la enseñanza superior, a pesar de ciertos esfuerzos de algunas universidades, todavía existe un gran abismo entre la magnitud del problema y la formación de la capacitación de recursos humanos, lo que propicia el acentuado crecimiento de esos cursos, principalmente de postgrado.

Para Oliveira,1 este crecimiento de debe a la demanda del mercado por conocimientos en esta área y por las limitaciones de la enseñanza en las carreras propias del campo de la salud, que hasta el momento, no incorporan la bioseguridad en sus currículos.

En ese contexto, nos proponemos con este trabajo, discutir cuestiones relacionadas a la educación en bioseguridad y proponer algunas competencias necesarias para los profesionales que actúan en esta área.

La Bioseguridad

En términos epistemológicos, el concepto de bioseguridad puede ser definido, según el abordaje, como módulo, como proceso o como conducta.2,3

Como módulo, porque la bioseguridad no posee identidad propia, pero sí, una interdisciplinaridad que se expresa en las matrices curriculares de sus cursos y programas. Esto, apunta al hecho de que la bioseguridad no es una ciencia particular, en el sentido estricto de su concepción, por no poseer un conjunto de conocimientos propios de su área. Sin embargo, esos conocimientos diversos ofrecen a la bioseguridad una diversidad de opciones pedagógicas, que la tornan extremadamente atractiva. Saber identificar esas oportunidades pedagógicas es un desafío para el profesional de la educación.

Como proceso, porque la bioseguridad es una acción educativa, y como tal puede ser representada por un sistema enseñanza-aprendizaje. En ese sentido, podemos entenderla como un proceso de adquisición de contenidos y habilidades, con el objetivo de preservación de la salud del hombre y del medio ambiente.

Como conducta, cuando la analizamos como una integración de conocimientos, hábitos, comportamientos y sentimientos, que deben ser incorporados al hombre, para que él desarrolle, de forma segura, su actividad profesional.

Exactamente, desde ese enfoque interdisciplinario, de sus posibilidades curriculares y de su poder de media, la bioseguridad pasó a frecuentar ambientes ocupacionales antes constituidos por la ingeniería de seguridad, medicina del trabajo, salud del trabajador y hasta los temas relativos a la infección hospitalaria, actuando en forma conjunta, y, en muchos casos, incorporando y suplantando esas otras actividades. Estas características de la bioseguridad, la convirtieron en un excelente producto para el mercado educacional.

La capacitación en bioseguridad en Brasil

La Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ), en Río de Janeiro, mediante la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP), y la Escuela Politécnica de Salud Joaquim Venâncio (EPSJV), son pioneras en la capacitación en bioseguridad en Brasil y en la América Latina, tanto a nivel presencial como a distancia, atendiendo a los más diversos sectores de la sociedad.

Destacamos, también, las iniciativas del Hospital Evandro Chagas y del Instituto de Fernandez Figueras, unidades hospitalarias de FIOCRUZ, que desde 1998, patrocinan cursos de actualización en bioseguridad para profesionales de la salud.

En términos de capacitación interna, la FIOCRUZ, desde 1999, mediante el Departamento de Recursos Humanos, posee un programa de sensibilización para la bioseguridad, abierto a todos sus empleados.

En el gobierno federal estadual, algunas acciones de capacitación en bioseguridad de corta duración han sido implementadas, principalmente en hospitales, universidades y laboratorios de salud pública. En el nivel privado, verificamos un aumento en la oferta de esos cursos, principalmente en las regiones desarrolladas del país. En su casi totalidad, los contenidos de esos cursos se vuelven hacia la prevención y control de los efectos negativos a la salud provocados por los agentes tradicionales de riesgos ocupacionales. Los contenidos inherentes a estos efectos generados por la moderna biotecnología, son discutidos a nivel de seminarios, congresos y encuentros auspiciados, y en su mayoría desarrollados por empresas biotecnológicas y por organizaciones no gubernamentales, y también, por iniciativas del gobierno brasileño, que viene auspiciando, mediante la Cámara de los Diputados y del Senado Federal, encuentros técnicos-científicos, con profesionales de notorio saber, que favorezcan la elaboración de políticas públicas de bioseguridad, principalmente sobre la cuestión de los alimentos transgénicos.

Las competencias necesarias

Consideramos que, competencia es un proceso sociocultural que propicia habilidades cognoscitivas y conductuales al individuo, y que tiene como finalidad el logro de objetivos, ya sea en un contexto productivo o académico. Competencia, así como conocimiento, no se enseñan sino que se construyen activamente por parte del sujeto, son productos generados mediante un proceso complejo de experiencias de aprendizaje, por el sujeto y para el propio sujeto.

Es importante decir que el término “competencia”, que se utiliza aquí, hace referencia a la capacidad para tomar decisiones adecuadas en un ámbito definido. El sujeto competente es aquél que aplica sus conocimientos en situaciones críticas, o sea, para la resolución de problemas.4,5

Por otro lado, no podemos dejar de citar el hecho de que la utilización de las competencias previas de cada individuo, puede ser un excelente instrumento pedagógico, para alcanzar la eficacia del proceso educativo. En este caso, el aprendizaje ocurre, cuando una nueva información se relaciona con conceptos preexistentes en la estructura cognoscitiva de quien aprende.

El proceso de construcción del conocimiento, no solamente en la bioseguridad, sino también en otras áreas, debe ser situado en un contexto relacional y de comunicación interpersonal, en virtud de la propia naturaleza del acto de enseñar, o sea, el conocimiento debe ser generado desde una interacción social.

Cuando hablamos de conocimiento socialmente construido no podemos dejar de destacar la importancia del contexto histórico-cultural y de las interacciones del individuo sobre este entorno. Esto significa colocar las tesis de L. S. Vigotsky como relevantes para cualquier análisis crítico de la educación.6,7 Es importante resaltar que el sujeto en ese proceso de construcción del conocimiento no está solo. Al actuar sobre su medio o sobre el objeto que lo rodea, se relaciona con otros sujetos. Vigotsky destaca la presencia de los otros como indispensable para la adquisición de conocimientos.

En esta perspectiva, el acto educacional es un proceso interactivo entre el alumno, el objeto de conocimiento, el maestro, otros alumnos, otros maestros y los ambientes que les circundan. En otras palabras, es una interacción entre competencias docentes y discentes que posibilita la aprehensión de significados cada vez más complejos sobre el objeto de estudio.

En el caso de la bioseguridad, el entorno histórico-cultural es formado por las cuestiones éticas, económicas, políticas, legales, religiosas, etc., que se entrecruzan en esta área del conocimiento. De esa forma, la educación en bioseguridad, en tanto actividad intencional, es influenciada por el medio y permeada por las relaciones ideológicas y de poder, que varían de sociedad en sociedad, lo que influye sobremanera en su proceso de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, los programas educacionales de bioseguridad deben ser pedagógicamente estructurados para que sean capaces de generar las siguientes competencias:

  1. Competencias informacionales. En el sentido de hacer levantamientos, evaluar datos y usar la informática para el procesamiento de informaciones. Destrezas para circular en una biblioteca, saber utilizar índices y bases de datos. Es más importante desarrollar en los estudiantes la capacidad de manejo de fuentes de información, que incluye por supuesto la comprensión de los conceptos fundamentales del área específica, antes que hacerlos memorizar una cantidad de datos.
  2. Competencias para formular problemas. La formulación de problemas incluye la compleja tarea de construir modelos mentales de la realidad. La enseñanza de la bioseguridad debe tomar en cuenta esta distinción entre “realidad”- cualquier situación específica en la cual se percibe una necesidad, y “modelo mental”-la estructuración mental de esa situación.8
  3. Competencias para formular soluciones. Los estudiantes deben desarrollar la capacidad para intervenir en el mundo en el que viven y no únicamente de conceptualizar sobre ese mundo. Esto sólo es posible desde el instante en que los espacios de problema sean construidos.4
  4. Competencias técnicas. En este sentido se trata de conocer, comprender y aplicar recursos técnicos y tecnológicos compatibles con la bioseguridad. Esta capacidad incluye tanto destrezas manuales como habilidades de comunicación oral y escrita y capacidades cognoscitivas. La distinción clave aquí es que el énfasis no debe estar orientado hacia el entrenamiento exhaustivo de un trabajador, como ocurre en la actualidad, sino en la apreciación de cómo los instrumentos de trabajo potencian las capacidades de los hombres para transformar los ambientes en los que viven.
  5. Competencias interpersonales. En este sentido nos referimos a aquellas que permiten trabajar en equipo, enseñar otros, atender clientes, liderar, negociar, etc. Capacidad de distribuir de forma eficiente el tiempo, recursos financieros, materiales, espacio y equipo y de ser capaz de interrogarse, de hacer preguntas, de detectar prejuicios y presentar resultados.

Conclusiones

Estas competencias son logradas desde el instante en el que el proceso educacional, aplicado a estos cursos, sea diseñado desde la conjunción de los intereses sociales y personales y que en estos, se incluyan contenidos de actualidad partiendo de objetivos no sólo de carácter instructivo sino también educativos y se desarrollen mediante métodos activos de participación del estudiante, donde ocupe un papel relevante la interacción comunicativa basada en el diálogo.

Para el logro del propósito antes expresado es necesario que los docentes también sean competentes, en el sentido de que identifiquen intereses y a partir de allí, sean capaces de hacer que las experiencias vivenciadas por los alumnos sean puestas en práctica y utilizadas, como instrumento pedagógico importante para la construcción de conocimientos en esa área.

Por tanto una relación educacional, que facilite la generación de esas competencias, debe permitir a todos sus miembros (maestros y alumnos) formular y empeñarse en acciones para encontrar sus necesidades, intereses y deseos, ya que las salas de clase de bioseguridad, en función, principalmente, de sus imbricaciones ideológicas y económicas, deben ser espacios de expresión personal y social.

SUMMARY

The article dealt with the biosafety education in Brazil. It displayed the different lines of this area of knowledge, their interconnections, peculiarities and factors that makes it attractive pedagogically speaking. As a basis for the quality of the educational process, this paper presented some reflections and suggested some competencies that should be developed in the process of full formation of professionals who are involved in biosafety courses.

Key words: BIOSAFETY EDUCATION; COMPETENCIES, WORK SAFETY.

Referencias bibliográficas

  1. Oliveira FB: Pós-Graduaçâo: educaçâo e mercado de trabalho. Sâo Paulo: Ed. Papirus; 1995.
  2. Costa MAF, Costa MFB. Biossegurança: elo estratégico de segurança e saúde no trabalho. Rev Cipa 2002; 256:86-90.
  3. Costa MAF. Qualidade em Biossegurança. Rio de Janeiro: Ed. Qualitymark; 2000.
  4. Harlen W. Enseñanza y aprendizaje de las ciencias. Madrid: Editorial Morata; 1989.
  5. Mamede S, Penaforte J. Aprendizagem Baseada em Problemas. Sâo Paulo: Ed. Hucitec; 2001.
  6. Vigotsky LS. A Formaçâo Social da Mente. Sâo Paulo: Ed. Martins Fontes; 1984.
  7. Frigotto G. Educaçâo e a Crise do Capitalism Real. Sâo Paulo: Ed. Cortez; 1995.
  8. Goel V, Picolli P. Structure of Design Problem Spaces. Cogn Sci 1992; 6(3): 395-429.

Recibido: 6 de diciembre de 2002. Aprobado: 8 de abril de 2003.
Marco Antonio Ferreira da Costa. Escuela Politécnica de Salud Joaquín Venâncio. Fundación Oswaldo Cruz. Brasil. E-mail:marco@ensp.fiocruz.br

1 Doctor en Educación. Universidad de La Habana. Cuba. Investigador en Bioseguridad.
2 Doctora en Salud Pública. Escuela Nacional de Salud Pública, Brasil. Investigadora en Salud Pública.
3 Doctora en Ciencias Psicológicas. Universidad de La Habana, Cuba. Investigadora en Educación.

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