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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.31 n.2 Ciudad de La Habana abr.-jun. 2005

 

Escuela Nacional de Salud Pública

Mario Escalona y la comunidad campesina*

Rina Ramis Andalia1

Colegas, compañeros y amigos:

Hace 29 años, viví una experiencia imborrable al ser ubicada como médico postgraduado en la comunidad de Jibacoa, denominada "El Rubio" por los campesinos del lugar. Esta comunidad pertenece al municipio Santa Cruz del Norte, situado al norte de la provincia de La Habana. Cuando me comunicaron la ubicación, tuve muchas preocupaciones, entre ellas que había finalizado mi carrera de medicina con un internado vertical en pediatría y mi afán era ser pediatra, sin embargo como médico de aquel lugar me correspondía atender no solo a niños, sino a jóvenes, embarazadas y adultos.

Por otra parte, tenía algunas otras satisfacciones, ya que mi hijo de 3 años estaba entre los niños de esa comunidad, que pronto inaugurarían un precioso círculo infantil y próximamente también yo me iniciaría en los servicios médicos de aquella comunidad. Otra ventaja era que nos entregaban para vivir un apartamento en la misma comunidad y que mi esposo se trasladaría de su trabajo en Ciudad de La Habana para la Agrupación Genética del Este, por lo que en general me consideré una persona muy afortunada.

Como parte de la obra de la revolución encaminada al desarrollo de las comunidades campesinas surgió el Departamento de Edificaciones Sociales y Agropecuarias (DESA), como rama de esta se creó el Grupo de Desarrollo de Comunidades inicialmente dirigido por Raquel Pérez y posterior al fatal accidente que segó su vida en enero de 1974, tomó su lugar Nisia Agüero Benítez, socióloga y esposa del doctor Mario Escalona Reguera, ilustre sanitarista y por esos tiempos director del policlínico Alamar, que hoy lleva su nombre.

No sé si pueda ser capaz de describir con breves palabras lo que significó para el desarrollo de las comunidades campesinas el trabajo desarrollado por este grupo y por el doctor Escalona y cómo influyó en el desarrollo social integral de la comunidad, por lo que voy a remitirme a mencionar algunos hechos relacionados con la salud, pero antes trataré de explicar algo de la organización social de estos asentamientos humanos.

La comunidad contaba con una trabajadora social entrenada por el Grupo de Desarrollo de Comunidades, que en este caso era una verdadera líder informal, un Presidente de la comunidad y un Consejo de Comunidad integrado por personas que ocupaban diferentes frentes con responsabilidad en la salud, la cultura, la educación, los servicios, etc. y desde cada uno de ellos tenían como propósito lograr a mediano y largo plazo que los campesinos sustituyeran formas y estilos de vida perjudiciales por otros saludables, necesarios para su desarrollo integral como personas. El médico de la comunidad debía actuar también como un agente de cambio y de hecho era miembro del Consejo de la Comunidad. Desde la cultura, personas como Víctor Casaus y Alquimia Peña hicieron su postgraduado allí, otros nos visitaban como Huberto Llamas. Todos jugaron un importante papel como catalizadores de las transformaciones que se iniciaban.

La doctora Nisia Agüero con su equipo de trabajo y el doctor Mario Escalona fueron los guías, orientadores y asesores de las personas que trabajaban en el proceso de cambio dentro de la comunidad.

Las ideas de Mario eran preclaras y de poder visionario, dentro de ellas aparecen algunas que aún tengo anotadas: "Nosotros en Alamar estamos construyendo un modelo de atención médica por sectores, con grupos y equipos de trabajo, sin embargo, en estas pequeñas comunidades campesinas un médico y una enfermera pueden desarrollar un trabajo que transforme los hábitos y costumbres nocivos de las familias, donde la medicina no sea exclusivamente curativa, sino preventiva y social".

Revisando documentos que me dejó el médico a quién sustituí en esa comunidad, encontré algunos conceptos enunciados por el doctor Escalona: "La medicina en la comunidad puede ser considerada como aquella que estudia los patrones de enfermedad y salud en una comunidad, utilizando métodos de investigación epidemiológicos, estadísticos y otros, aplicando a la vez los procedimientos de administración científica, que conlleva entre otras cuestiones la mejor utilización de los recursos humanos y materiales que esta propia comunidad dispone para el control adecuado de su salud".

En 1975, en ocasión de conmemorarse los 5 años de trabajo del Grupo de Desarrollo de Comunidades, el doctor Escalona me pidió que redactara un informe sobre los resultados de 10 meses de trabajo del Médico en la Comunidad; en fragmentos de la Introducción de ese informe revisado por el doctor Escalona, se expresaba: "Así pues, el médico ubicado en esta comunidad recibió los efectos de los profundos cambios que se operaban e inició su trabajo modificando los viejos moldes asistenciales por formas más integrales de la medicina. Estas transformaciones traspasan los ámbitos generales y conmueven directamente a un sector cuya principal preocupación es la salud del hombre... Nuestro trabajo es crear salud, modificar las concepciones de que el médico solo está para curar, romper con las creencias de siglos y adaptar y educar a la población en nuevos hábitos y costumbres, apoyados por las nuevas condiciones económicas y sociales. Empezar por educarnos nosotros mismos fue parte de la tarea..."

Con esas concepciones, fruto de la influencia del pensamiento y la acción del doctor Escalona se trabajó en la comunidad campesina de Jibacoa donde un médico y una enfermera llegaron a atender a 1 786 habitantes.

En el corte de 10 meses de trabajo realizado durante el año 1975, se informaron 4 853 consultas médicas realizadas a 240 familias (1 043 habitantes) lo que representó un promedio de 20,2 consultas por familia. Se realizaron 4 843 consultas de Puericultura a 109 niños menores de 5 años en el círculo infantil, en el consultorio y a los escolares de la escuela primaria, es decir, un promedio de 44,5 consultas realizadas por niño menor de 5 años. Por otra parte se realizó un ingreso hospitalario por cada 347 consultas realizadas (1 por cada 108,6 consultas de niños y una por cada 43,4 consultas de adultos). Con la colaboración de los organismos de masas se encuestaron todas las familias encontrándose las enfermedades prevalentes por habitantes según edad y sexo, de ese modo se identificaron un 9,6 % de hipertensos mayores de 15 años, indicando tratamiento controlado al 64 %. También se encontró el 1,1 % de la población diabética, 1,7 % de la población con retraso mental (de mediano a profundo) solo un 1 % de cardiópatas, y menos del 1 % de personas con úlcera péptica. Es decir que en general podíamos considerar que la población era bastante saludable. A todos los encuestados con riesgo o enfermedad declarada se les brindaba una consulta de control en sus casas, como mínimo 1 vez al mes, además de ser citados al consultorio si era necesario. En ese período no se produjeron muertes infantiles, ni muertes maternas, la mortalidad fue solo de 2 casos uno por accidente y otro por neoplasia de pulmón. No hubo casos de tos ferina, difteria ni tétanos. Solo se produjo 1 caso de sarampión y rubéola, 40 casos de parotiditis ya que no existían vacuna para estos dos últimos. En 10 meses se inmunizó contra el tétanos al 96 % de la población incluyendo el 99 % de las amas de casa y jubilados. Se reactivó el 98,8 % de los niños de 5to grado escolar con BCG. Se visitaron granjas lecheras y recrías de terneros, se inició la formación de brigadistas sanitarias, movilizando a las activistas y brigadistas sanitarias de los edificios, se logró la limpieza de los supiaderos y de las riberas de la laguna de estabilización. Mientras se desarrollaba en los niños el amor a los vegetales mediante el cultivo y cuidado del huerto escolar. Muchas fueron las tareas realizadas y los resultados, pero lo más importante fue el pensamiento y la enseñanza del salubrista, bajo cuya orientación comenzamos a pensar de forma diferente y a entender que aquello no era casual, sino una estrategia de trabajo, un modelo de atención para alcanzar cada vez más y mejores resultados.

Nada con mayor vigencia en el momento actual donde la estrategia de la medicina general e integral proyectada por nuestro Comandante en Jefe e iniciada en el policlínico Lawton en 1985, requiere de toda nuestra atención y esfuerzo para ser rescatada y llevada a cabo en toda su extensión y magnitud, cuando los precursores de aquellas ideas, entregan sus banderas a los continuadores de aquella y nos llenamos de interés y de esfuerzo renovado para que el país inicie las transformaciones necesarias para elevar a un lugar cimero la atención médica integrada del sistema de salud como algo único e indivisible, donde la atención primaria sea verdaderamente, como expresara el comandante en Jefe la piedra angular del desarrollo de la salud pública cubana.

Deseo expresar mi agradecimiento hacia las personas que nos han permitido transmitir parte de las experiencias del trabajo de un médico y enfermera en la comunidad campesina de aquellos tiempos, experiencias que nos enorgullecen porque tuvimos la oportunidad de participar en un importante proyecto de la Revolución, experiencias que atesoramos, en las cuales el doctor Escalona fuera el maestro, el guía e inspirador.

Estoy convencida que sin esa guía, sin esa enseñanza no hubiéramos podido iniciar una labor como esa, porque ni imaginarnos desde nuestra formación médico-centrista que una obra de tal magnitud formaba parte de la labor del médico en la comunidad.

Muchas gracias.

Recibido: 16 de junio de 2004. Aprobado: 14 de septiembre de 2004.
Rina Ramis Andalia. Sitios # 879 apto. C-8 entre Ayestarán e Infanta. Cerro. Ciudad de La Habana.Cuba.

* Leído en el Simposio "Mario Escalona In Memorian. Teoría y práctica en la atención primaria de salud". Escuela Nacional de Salud Pública. Junio 11 de 2004.

1 Master en Salud Pública. Docente de la Escuela Nacional de Salud Pública.

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