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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.1 n.1 Ciudad de La Habana ene.-abr. 1993

 

ARTICULOS

Breve reseña de las bibliotecas médicas en Cuba

Soledad Díaz del Campo1

El hecho de que en el Antiguo Egipto existieran locales donde se atesoraban los rollos de papiros en jarras de barro, anillos de cuero o metales cilíndricos, permite afirmar que las bibliotecas surgieron hace cuatro milenios.1 Por otra parte, se conoce que apenas dos centurías antes de nuestra era, las bibliotecas estaban también presentes en las ciudades famosas del mundo greco-romano,2 lo que demuestra su nivel de aceptación en este período de la historia de la humanidad.

En la historia de la medicina, las bibliotecas han desempeñado igualmente un papel fundamental desde tiempos pasados, si se tiene en cuenta que en las primitivas bibliotecas halladas en los templos del Antiguo Egipto se han desenterrado importantes papiros dedicados a esta rama de la ciencia. Asimismo se sabe que gran parte de los aportes hechos a la medicina durante el período greco-romano pudieron conservarse gracias a la existencia de las bibliotecas de los templos.3

Después de la decadencia cultural que tuvo lugar como consecuencia de la caída del Imperio Romano, la utilización del papel y la invención de la imprenta fueron, según J.W. Thompson, los factores responsables del Renacimiento y, por consiguiente, del auge y crecimiento de la literatura y de las bibliotecas, entre las que se destacaron la de la Real Facultad de Médicos y Cirujanos de Edimburgo (1681), y de la Real Facultad de Médicos y Cirujanos de Glasgow (1698).4

La primera biblioteca médica de la que se tiene referencia en nuestro país data de 1848, cuando se creó la Junta Superior de Sanidad . Dicha institución se reorganizó en 1990 en la Secretaría de Sanidad con donaciones de médicos eminentes de la época y, más tarde, en 1934, se convirtió en la biblioteca del Instituto Finlay.

Por otra parte, en 1861 se creó la biblioteca de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, que contaba con un bibliotecario y se nutría de donaciones de bibliotecas privadas.

En 1923 se fundó la Biblioteca de la Escuela de Medicina de La Universidad de La Habana por un grupo de miembros de la Asociación de Estudiantes de Medicina con la colaboración de algunos profesores de dicha Facultad, la cual prestaba servicios no sólo a los alumnos y profesores, sino también a todos los médicos del país.5

El aumento de los fondos de esta biblioteca y la insuficiente capacidad de almacenamiento , obligó a su instalación en 1934 en el anfiteatro del hospital " Calixto García". En aquel entonces se solicitó asesoramiento sobre organización de bibliotecas a otros países, y se contó en tal sentido con la ayuda de documentación norteamericana, que permitió la clasificación y organización de los volúmenes de manera más lógica.6

Desde esa época y hasta finales de los años 50 se produjo un período de estancamiento en cuanto al incremento de las bibliotecas médicas, con independencia de que las escasas existentes hasta entonces estaban localizadas en la capital del país.7

En la década de los años 60 se incrementó el personal y el presupuesto para la Biblioteca de la Escuela de Medicina la que con posterioridad pasó sus fondos documentarios a la hemeroteca del recién creado Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (CNICM). Esta se convirtió en 1973 en lo que hoy se conoce como Biblioteca Médica Nacional (BMN).8

En la medida en que se fueron desarrollando los servicios de salud en el país, surgió la necesidad de extender la cobertura informativa a todo el territorio nacional. De tal manera, se amplió la Red de Bibliotecas Médicas a lo largo de la Isla, al mismo tiempo que se incrementó el número de Centros Provinciales de Información de Ciencias Médicas (CPICM) y de otras unidades de información más pequeñas, conocidas con el nombre de libreros.9

Por otro lado, la creación de la Escuela de Técnicos Medios en Bibliotecología Médica en la segunda mitad de la década de los años 60,8 preparó el terreno para que las antes referidas instituciones de información pudieran contar al ponerse en funcionamiento con el personal calificado para hacer frente a las necesidades de información de los usuarios.

Actualmente cada instituto de investigación, hospital y policlínico docente dispone de una biblioteca. En total, el país cuenta con 438 instituciones de este tipo.

REFERENCIAS

  1. Chiornii AL. Lenguaje de búsqueda informativa: tipos, principios de estructuración, compatibilidad. Act Inf Cient Tec. 1979. 10(4): 1-30.
  2. Johnson DE. Ancient Libraríes. En su : Comunicación: an introduction to the history of written, printed, books and libraries. 3a.ed. New York: Scarecrow 1986: 30-44.
  3. Castiglioni A. Historia de la Medicina. Barcelona: Salvat. 1941: 12-14.
  4. Thompson JW. Ancient Libraries. Berke ley: University of California, 1940:8
  5. Pazos L. Importancia de las bibliotecas médicas. Bol Col Med Hab 1952, 3(10):403-5.
  6. Gómez Alvarez LA. Las bibliotecas especializadas en el proceso revolucionario. (Tesis Técnico Medio en Bibliotecología Médica). La Habana, 1983:13.
  7. Valle Molina D del. La política de formación y desarrollo de cuadro en bibliotecología médica. Act Inf Cienc Med 1983:2(2): 1-18 (Información Temática).
  8. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas 25 Aniversario del CNICM 1965-1990. La Habana: Editorial Ciencias Médicas , 1990 : 5-15.
  9. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. La información Científico médica en Cuba. La Habana: Editorial Ciencias Médicas. 1991:1.
(1) Técnica en Información Científico-Técnica. Sección Catálogo Colectivo, CNICM