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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.9 n.2 Ciudad de La Habana Mayo-ago. 2001

 

De cara a la era global: las nuevas tecnologías aplicadas a la traducción

Alina Hernández Rensoli1 y Fernando Martínez Valdés2

El proceso de informatización de la sociedad cubana se profundiza y amplía en áreas importantes de la economía y los servicios. A pesar de las enormes dificultades materiales, se hacen esfuerzos por modernizar los sistemas de información y comunicación mediante la introducción de las nuevas tecnologías las cuales traen consigo múltiples ventajas, pero representan a su vez un enorme reto que debemos enfrentar si deseamos sobrevivir en un mundo que se hace cada vez más competitivo.

Las nuevas tecnologías, como hadas madrinas, van transformando los entornos de los puestos de trabajo en las diferentes profesiones; de manera que transforman al hombre que debe operar con ellas.

A la influencia de esta revolución tecnológica no ha escapado tampoco la profesión del traductor, una de las ocupaciones más antiguas, y que en las últimas décadas ha experimentado un enorme auge ante la explosión comunicativa que se ha producido como resultado de una creciente interconectividad que trae consigo el proceso globalizador y de la generación de nuevos conocimientos, a un ritmo vertiginoso, nunca antes visto en el ámbito internacional.

La traducción como oficio milenario, ha sufrido una evolución la cual se ha dado en el propio enfoque del proceso durante las diferentes épocas, y el que se refiere al entorno laboral. Es a este último aspecto al que mayor atención queremos dedicarle en el presente trabajo. Se ha hablado o escrito poco al respecto, pero la propia imagen del traductor que evoca el cuadro de San Jerónimo del pintor alemán Alberto Durero es la de un hombre aislado y solitario que trabaja en su escritorio con enormes volúmenes de obras de consulta, enciclopedias, etc. y que para escribir su traducción se vale de una pluma de ave, como características de lo que pudiéramos considerar la «era antigua» de la traducción. Con el paso de los siglos y con la invención de la máquina de escribir y el teléfono aparecieron elementos que en gran medida modificaron su puesto de trabajo. El teléfono le permitía ahora hacer consultas con especialistas u otros colegas traductores. A esta etapa nos permitimos llamarla «era contemporánea y moderna» de la traducción.

Es difícil determinar la fecha exacta en que termina esta etapa y comienza lo que bautizaríamos con el rimbombante nombre de «era informática» de la traducción para lo cual se tiene en cuenta la introducción y generalización de las computadoras personales (PC) que comienzan alrededor de la década ochenta, sobre todo en los países industrializados.

Nos atrevemos a proponer como fecha de comienzo de esta era algún día, mes y año de la mencionada década; proponemos esta fecha, haciéndola coincidir con la mayor parte de la literatura sobre el tema, porque los intentos de traducción automática que se realizaron en la década del sesenta estuvieron limitados sólo a grandes compañías e instituciones con computadoras de gran capacidad y volumen, no accesibles para el usuario individual.

Con el proceso de informatización de la sociedad y, por consiguiente, de la propia traducción como profesión, se ha modificado sustancialmente el puesto de trabajo y las herramientas disponibles para esta labor. Los paquetes de software con procesadores de texto, dotados de un número cada vez mayor de opciones, contribuyen de manera ostensible a la elevación de la productividad en las distintas etapas de elaboración (original en bruto, versión final y versión lista para la publicación). Por otra parte, muchos de los pesados y voluminosos diccionarios y obras de consulta han cedido su lugar a las obras digitalizadas con soporte de disco compacto (diccionarios bilingües y multilingües la Enciclopedia Británica, el Diccionario del Uso del Español de M. Moliner, el Diccionario de la Academia Real de la Lengua Española). Para la propia elaboración de glosarios, como un elemento inseparable de la labor traduccional, las fichas de papel o cartulina se convierten en algo obsoleto.

Ahora, en nuestra propia computadora personal, podemos ejecutar aplicaciones para gestión de bases de datos que permiten, de manera automática y rápida, la gestión de bases de datos, organizadas por orden alfabético, temático, etc. (aplicaciones como Access de Windows, Autolex del Centro de Traducciones y Terminología Especializada del IDICT).

Pese a los muchos detractores, justificados en algunos casos, las propias aplicaciones para la traducción automática, no concebidas ya para sustituir al traductor humano; demuestran cada vez más su eficacia como útil herramienta para aumentar la productividad del trabajo en esta labor. Pruebas y experimentos realizados, tanto en Cuba como en el extranjero, corroboran que la traducción asistida por computadora ocupa y ocupará un importante papel en el desarrollo de nuestra actividad. Es de esperar que con la rápida evolución que están experimentando las computadoras, las cuales se perfeccionan de año en año y en la medida en que las investigaciones lingüísticas aplicadas contribuyan a mejorar los procesos traduccionales, estos programas serán cada vez más eficientes. A estos elementos, que pudiéramos calificar de novedosos en la modernización de la labor de traducción, se añaden las posibilidades de acceso que brindan las nuevas tecnologías de la comunicación como la Internet o Red de redes. Así, esta interconexión de redes informáticas que permite a las computadoras conectadas comunicarse directamente, hace posible que un traductor situado en La Habana pueda consultar bases de datos con términos y diccionarios especializados que se encuentran almacenados en algún punto en Europa, Estados Unidos u otro lugar del planeta. Por tratarse, precisamente, de obras digitalizadas, se puede contar un grado de actualización que ninguna obra de consulta convencional en papel puede ofrecer. Además, estas nuevas tecnologías de comunicación nos permiten, a través de los propios foros de Internet o del correo electrónico, llevar cabo un intercambio de información terminológica con instituciones y colegas en los más lejanos rincones del mundo.

Los sitios Web, entre los que por su importancia obvia para nosotros mencionaremos el dedicado al idioma español: el-castellano.com, hacen posible la necesaria actualización de nuestros conocimientos sobre la lengua a la que traducimos y desde la que traducimos, que es nuestra lengua materna, y así elevar constantemente nuestra competencia lingüística.

La práctica terminológica es un aspecto que merece especial atención en la actualidad por la dinámica del léxico que evoluciona con la misma velocidad que se desarrolla la ciencia y la sociedad de hoy, incluso para el hablante materno de una lengua es imposible mantenerse al día en cuanto al vocabulario en las diferentes ramas de la ciencia y de la tecnología; mucho más si trata de la comunicación interlingüística e intercultural, por lo que se precisa de métodos de investigación terminológica más productivos y eficientes que permitan procesar una mayor información en menos tiempo.

Algo que no podemos dejar de mencionar es lo que se refiere al potencial económico y comercial del trabajo terminológico. Las nuevas tecnologías, paralelamente con sus retos, también vienen en nuestro auxilio para convertirnos, en la medida de nuestras posibilidades, de importadores y consumidores de bases terminológicas en productores y exportadores. Hay ejemplos concretos de cómo esto puede materializarse en obras comercializables tanto en el mercado interno como en el externo. Los diccionarios Biotechnology and Genetic Engineering en inglés, francés, alemán, español, elaborados en el Centro de Traducciones del IDICT; el Diccionario Enciclopédico de Ingeniería Genética, el Diccionario de Farmacia y el Diccionario de Internet, estos en español, inglés y francés; son una muestra de lo planteado. Por último, no podríamos dejar de mencionar el papel central que desempeña el hombre como protagonista de esta revolución tecnológica, pues como ya hemos visto anteriormente, lejos de ser desplazados por las nuevas tecnologías, estas contribuyen a elevar sus competencias y a que esté en mejores condiciones de enfrentar los desafíos que se avecinan con la creación de la llamada «aldea global».

Los pregoneros de la globalización se ufanan hoy de un proceso de homogeneización cultural y lingüística bajo los auspicios de la superpotencia del norte y del idioma inglés. Ya en 1993, el filósofo norteamericano Roy Watherford declaraba: «Estamos a punto de convertirnos en un mundo, una nación, una cultura.»

Ante afirmaciones como esta, se impone una defensa de las culturas e idiomas menos favorecidos, batalla en la cual a los traductores les corresponde un puesto de primera línea para oponer la globalización homogeneizante. El concepto de localización, en el sentido de ser más universales en la medida en que seamos más autóctonos, haciendo prevalecer en nuestro trabajo, nuestros valores nacionales, culturales y de defensa de nuestra diversidad lingüística, al igual que sucede con los ecosistemas; es la garantía del verdadero equilibrio y la paz; por lo que de cara al tercer milenio y a la globalización, no nos queda otra opción que ser cada vez más «glocalizados», es decir, con la formación multicultural y cosmopolita que ha caracterizado siempre a nuestra profesión, todo con el objetivo de trabajar cada vez más y mejor en función de nuestra localidad.

Referencias bibliográficas

  1. Schwab W. Machine translation: a new contender in a growth market en circuits. Ordre des traducteurs, terminologues et interprètes agrées du Québec. 2000; N. 69.
  2. Brooks D: What price globalization? The inside story on how Microsoft cut translation costs and dramatically improve time to time market. Lang Int 2000;12(1):
  3. Tomlinson J: Globalization and culture. Londres: Polity Press, 1999.
  4. Lakshin K. Is there life after computers? Ata Chron 1999; 28(4).
  5. Fluck HR: Fachsprachen. 5 Aufl. A. Frankfurt am Main: Francke Verlag, (1995) Monbiot, Georges: Global Villagers Speak With Forked Tongues. Guardian, 24 de agosto de 1995, 13.
  6. Weatherford R. World peace and the human family. Londres: Routledge, 1993. Recibido: 21 de mayo del 2001.

Aprobado: 8 de junio del 2001. Máster: Alina Hernández Rensoli. Centro de Traducciones. Instituto de Información Científica y Tecnológica. Capitolio de La Habana. Cuba.

1 Máster en Ciencias. Centro de Traducciones. Instituto de Información Científica y Tecnológica. Cuba. 2 Licenciado en Lengua Alemana. Centro de Traducciones. Instituto Cubano del Libro. Ministerio de Cultura.