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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.11 n.6 Ciudad de La Habana nov.-dic. 2003

 

Página del editor

¿Por qué medicina basada en la evidencia en Acimed?

En una reciente conversación que tuve con mi editor ejecutivo, el licenciado Pedro Viera Hernández, él me preguntaba la razón por la cual nuestra revista publica, desde hace algún tiempo materiales dedicados al tema de la Medicina basada en Evidencia (MBE). Sucede realmente, que desde inicios del año 2001, Acimed ha editado varios documentos relacionados con esta nueva y revolucionaria filosofía, cuyos enfoques se orientan al mejoramiento universal de la práctica clínica.

Y es ciertamente un área revolucionaria, tanto cuantitativa como cualitativamente. Para demostrar lo anterior, baste sólo con decir que de las 10 303 referencias indizadas bajo este término en la base de datos Medline, 9 434, el 91%, corresponden a los últimos 5 años.

En el orden cualitativo, la MBE plantea un enfoque diferente al tradicional, establecido durante siglos para la asistencia médica, más acorde con el paradigma tecnológico-gerencial de desarrollo que caracteriza a la sociedad moderna desde la década de los años 80, donde la materia prima, el capital y el recurso fundamental es la información y el conocimiento.

En esta nueva perspectiva, la información sólida, desde el punto de vista científico, y útil clínicamente, se integra con la experiencia médica en lugar de subordinársele con un propósito esencial: lograr una atención de alta calidad, propia de los avances que experimentan los diferentes complejos de ciencias -básicas, tecnológicas, químicas, sociales, etc.- relacionados con la prevención, el diagnóstico, el pronóstico, el tratamiento y la rehabilitación de los pacientes.

Y es precisamente en este hecho donde radica la importancia de los enfoques de la MBE, en que, por primera vez, se institucionaliza, como recurso esencial del trabajo clínico, el uso de la información actual y relevante a dicha práctica. Si antes, la actualización era una responsabilidad moral del médico, ahora es una exigencia profesional y organizacional, porque la evaluación de sus acciones y decisiones, como parte de su desempeño, se realiza a la luz de las mejores evidencias existentes sobre la cuestión o aspecto de que se trata. Existen entonces, parámetros diferentes a la experiencia personal, tradicionalmente utilizada, para evaluar cualitativamente el rendimiento profesional. Cuando se sigue una conducta clínica particular, debe soportarse en las evidencias disponibles, en la integración de la información sólida, útil y significativa con la experiencia individual y colectiva, para que su práctica se valore como competente profesionalmente.

Las evaluaciones de desempeño y competencia, básicas para cualquier profesional, dependen, en gran medida, de la capacidad del especialista para integrar a su práctica las mejores evidencias disponibles.
Y todo esto, qué es, sino gestión del conocimiento y de la calidad. La evidencia es hoy en el mundo de la gestión del conocimiento médico un pilar tan fuerte como la satisfacción del cliente en los modelos de gestión de la calidad.

Ahora bien, la MBE no es más que una expresión de la generalización de otro enfoque mucho más amplio y que caracteriza a todo el mundo moderno, aunque sus orígenes se ubican en el sector empresarial: la gestión del conocimiento, un escalón más alto en la pendiente del desarrollo por la que ha transitado la humanidad en el procesamiento de la información: gestión del libro, del documento, de la información y finalmente, del conocimiento, el aprendizaje, la inteligencia o cualesquiera de sus manifestaciones asociadas.

La introducción de un enfoque como el de la MBE en la práctica clínica es, por tanto, una consecuencia lógica de la instauración de un nuevo modelo de desarrollo mundial, centrado en la calidad y su gestión, donde se exige a cada sector de la sociedad, un desempeño, una eficiencia, una racionalidad y una respuesta acorde con las nuevas condiciones y exigencias de una especie cada vez más acosada por problemas económicos, políticos y sociales, que requieren atención inmediata en difíciles escenarios de competencia, tanto para instituciones y organizaciones como para países y bloques en un mundo moderno y globalizado donde los virus, el terrorismo, las guerras y la competencia, alcanzan proporciones, capaces de poner en peligro la vida de la humanidad.

Y gestionar y dominar el conocimiento es precisamente la única herramienta de la que dispone el hombre moderno para enfrentar los retos planteados. Sin gestión del conocimiento, los virus destruirán al hombre y aniquilarán sus computadoras, las empresas caerán por cientos, los partidarios de la injusticia y el mal derrotarán a los justos y a los defensores del bien, los imperios absorberán los países más débiles y muchos bloques desaparecerán.

No existe ningún plano, sector -político, económico, cultural- o actividad social protegido. La supervivencia depende de la generación, la gestión y el empleo del conocimiento sólido, útil y significativo para realizar las acciones y tomar las decisiones con mayor efectividad y eficiencia que los contendientes.

Pero, qué significa en realidad gestionar el conocimiento. Pues, requiere, en primer lugar, buscar y hallar información rápidamente, y para esto es esencial conocer las fuentes más confiables y las facilidades de búsqueda que ofrecen las instituciones, las organizaciones e Internet, este know-how es muy importante; comprenderla; evaluarla- determinar si es adecuada para una situación específica, así como sus limitaciones, completarla si es necesario con otra información o con nuevos conocimientos generados por fuentes propias- expertos, etc,-; sintetizarla, adaptarla, introducirla y probar su eficacia, pero además, usted debe recorrer este camino antes que su competidor, porque de lo contrario él habrá ganado la carrera, al menos, en una etapa y esto es muy peligroso para su supervivencia.

La MBE, con sus planteamientos teóricos, enfoques y métodos, es una herramienta muy eficaz para alcanzar una gestión apropiada del conocimiento en el sector de la salud,sin embargo, su introducción y generalización, depende necesariamente del quehacer en el área de la información, que, a su vez, es poderosamente estimulada por el avance de las nuevas concepciones en el escenario clínico.

Dichas concepciones, nacidas en el espacio clínico y trasladadas, por su propia naturaleza, al sector de las bibliotecas médicas, en un ejemplar caso de propuesta e instrumentación de mejoría, realizada por sus propios usuarios inconformes, que demuestra, una vez más, la pasividad histórica del trabajo bibliotecario, así como las ventajas de un personal con formación y especialización en el campo temático de la institución de información y del que muchas veces se carece, revolucionan e imponen nuevos retos a la actividad informacional en el sector de la salud.

Y es que la práctica de la MBE exige de nuevos productos y servicios de información y de soporte al conocimiento, entendidos estos últimos, como aquellos productos y servicios donde el suministro de la información se realiza con unos niveles de adecuación, exactitud, rapidez y en unos formatos tales que sus destinatarios comprendan fácilmente la información recibida, donde, como es lógico, no debe faltar la evaluación crítica y las recomendaciones para su uso en la práctica clínica.

Un buen ejemplo de estos nuevos productos son las guías para la práctica clínica, que establecen los caminos a seguir en los diferentes escenarios que pueden aparecer ante un médico, cuando se enfrenta a un problema o situación clínica específica, se diseñan precisamente sobre la base de las mejores evidencias disponibles; los caminos más seguros son aquellos que disponen de las mejores evidencias. Tampoco pueden dejar de mencionarse las revisiones sistemáticas, tan difundidas hoy, capaces de sintetizar en pocas líneas de texto, el conocimiento establecido hasta el momento para la solución de una interrogante clínica.

Y al llamado de estas trompetas, nacieron, por ejemplo, nuevas propuestas como las unidades de información basadas en evidencias y especializaciones, como el informacionista, un nombre, altisonante en idioma español, para un profesional dedicado a la correduría y la gestión de información, y en este entorno, a la elaboración de los productos de mayor valor añadido en el campo de la información médica, los metanálisis o revisiones sistemáticas.

Tales propuestas han generado inquietud en el área de la bibliotecología clínica, y varias organizaciones profesionales del sector de la información, preocupadas por la situación desventajosa en que han quedado sus especialistas, han reaccionado con rapidez para enfrentar los cambios, derivados de la implantación de un nuevo paradigma del trabajo clínico en el área de la salud, su exportación inmediata al área de la bibliotecología clínica y la duda pública de la capacidad de los bibliotecarios para cumplir las nuevas exigencias. La Sociedad Norteamericana de Bibliotecas Médicas, por ejemplo, ha desarrollado planes urgentes de educación posgraduada para recalificar y preparar a sus profesionales con vistas a enfrentar los revolucionarios y prometedores, pero exigentes, nuevos ambientes de trabajo.

Acimed, por su parte, y aunque modestamente, cumple con su función académica y docente, publicando e instruyendo a nuestros especialistas en los enfoques básicos que propone esta nueva filosofía de la práctica clínica, que más temprano que tarde invadirá nuestros ambientes de trabajo y que sin dudas, producirá una revolución más o menos equivalente a la que generó la introducción de las nuevas tecnologías, sólo que su asimilación requerirá mucho más tiempo y esfuerzo que el requerido para asimilar las primeras, un motivo más para comenzar su aprendizaje.

Nuestra revista, y así lo declaramos, se encuentra comprometida con los nuevos enfoques y avances en el sector de las bibliotecas médicas, pero más que eso, estimula y propugna la introducción en el país de una medicina y una Bibliotecología, basadas en evidencias, como vía para situarlas a la altura de las prácticas más modernas a escala internacional.

Rubén Cañedo Andalia
Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología.
Red Telemática de Salud en Cuba (Infomed). Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Calle 27 No. 110 e/ N y M, El Vedado. Plaza de la Revolución.
Ciudad de La Habana. Cuba.
Correo electrónico: ruben@infomed.sld.cu