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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.12 n.1 Ciudad de La Habana ene.-feb. 2004

 

El doctor Vicente Luis Ferrer y la revista El Propagador de la Vacuna

José Antonio López Espinosa1

Resumen

Se exponen algunos aspectos relevantes de la obra del médico español Vicente Luis Ferrer en Cuba, con énfasis en su contribución a la propagación de la vacuna. En tal sentido, se exponen las características de una publicación por él fundada en 1871, dirigida en principio a los jóvenes que en su época habían sellado los primeros pasos de su carrera con admirable brillantez y prometían ser verdaderas lumbreras; así como a los profesores eminentes que, en su insaciable sed de instrucción, bebían de continuo las buenas fuentes del saber y seguían paso a paso los progresos de la Medicina. Por estas cualidades, unos y otros eran, según Ferrer, los llamados a asimilar la significación de la vacuna y a convertirse en multiplicadores en la divulgación de sus beneficios como medio seguro de proteger a la población contra la viruela, enfermedad que entonces sembraba la muerte en todo el territorio nacional.
Clasificación: Artículo histórico.

Descriptores (DeCS): MEDICINA PREVENTIVA/historia; VACUNACIÓN/historia; VACUNA CONTRA LA VIRUELA/historia; BIBLIOGRAFÍA DE MEDICINA; PERSONAJES; CUBA.
Descriptores (DeCI): PERSONAJES; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; CUBA

Abstract

Some relevant aspects of the work by Spanish Dr. Vicente Luis Ferrer in Cuba, with emphasis in his contribution to the spread of a vaccine are exposed. In such sense, the characteristics of his publication founded in 1871, directed at the beginning, to the young people who at their time had sealed the first steps of their career with admirable brilliance and promised to be true lights are exposed; as well as to the eminent professors who, in their ever-lasting thirst of instruction, drank continuously from the good sources of knowledge and, step by step, followed the progress of medicine. By these and other qualities, they were, according to Ferrer, called upon to assimilate the meaning of the vaccine and to become multipliers in the spreading of its benefits as a safe medium for protecting the population from the smallpox, a disease that has then become a death toll through our national territory.
Classification: Historical article.

Subject headings (DeCS): PREVENTIVE MEDICINE/history; VACCINATION/historia; SMALLPOX VACCINE/ihistory; BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE; FAMOUS PERSONS; CUBA
Subject headings (DeCI): FAMOUS PERSONS; BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE; CUBA


Las primeras publicaciones de que se tienen referencias se produjeron en Cuba referentes al tema de la vacuna, datan de los primeros años del siglo XIX. La más antigua de ellas fue la de un texto original en francés, traducido con el título de "Origen y descubrimiento de la Vaccina" y enriquecido con varias notas por un médico llamado Pedro Hernández, que se reimprimió en La Habana en 1802 en la Imprenta de la Capitanía General. A este le siguió en 1805 la conocida "Memoria sobre la introducción y progresos de la vacuna en la isla de Cuba" del sabio médico criollo Tomás Romay y Chacón (1764-1849), a la que continuó al siguiente año la "Exhortación al uso general de la vacuna" hecha a todos sus diocesanos, en especial a los padres de familia, por el Ilustrísimo Señor Obispo Diocesano, publicada en La Habana en forma de un pequeño folleto de 14 páginas. A estos documentos se agregan los breves artículos divulgados en las páginas del PAPEL PERIÓDICO DE LA HABANA, que entre 1804 y 1848 dieron cuenta de la situación de las acciones de vacunación, sobre todo contra la viruela, tanto en Cuba como en otros países.2

Desde la aparición en noviembre de 1840 del REPERTORIO MÉDICO HABANERO, la pionera de las revistas médicas cubanas,3 fueron contadas entre las surgidas con posterioridad a lo largo del siglo XIX las que se dedicaron de modo integral a un asunto en específico, pues la gran mayoría daba a la publicidad en cada entrega artículos sobre varios tópicos, es decir, estaban más bien orientadas hacia la medicina general y en escasas ocasiones daban espacio al tema de la vacunación.

El doctor Vicente Luis Ferrer

En 1857 llegó a La Habana procedente de España en calidad de médico militar el doctor Vicente Luis Ferrer (1823-1883), quien desde ese año residió en Cuba hasta el fin de sus días. La integridad de su carácter, su laboriosidad y los altos dotes intelectuales que poseía le abrieron bien pronto un lugar preferente dentro del cuerpo médico de la isla. En la huella que dejó su obra sobresale la fundación de un Instituto Práctico de Vacunación Animal, que conservó y generalizó el cow-pox (enfermedad pustulosa de los pezones de la vaca, de la cual se obtiene la vacuna),4 introducido por él en terneras traídas de Europa en marzo de 1868. Este solo hecho le otorgó un lugar de privilegio en la historia de la medicina cubana, por cuanto fue el continuador de la obra iniciada en tal sentido por el doctor Romay.5

El doctor Ferrer cumplió importantes comisiones y durante muchos años se desempeñó como Secretario de la Junta Superior de Sanidad, corporación a la que siempre prestó el valioso concurso de sus conocimientos. Otras de sus contribuciones más importantes fueron su permanente esfuerzo por constituir en la isla el Cuerpo de Sanidad Civil para el servicio de visita de naves y los trabajos científicos de reconocido mérito que dio a la luz, entre los cuales tuvieron gran trascendencia "Memorias y observaciones clínicas acerca de las aguas minero-medicinales de Madruga", monografía de 93 páginas publicada en Madrid en 1868, y "Proceso de vacunación animal en los campos de Cuba", impreso en La Habana en 1871,6 además del "Reglamento General de Sanidad", el último de sus aportes bibliográficos antes de que lo sorprendiera la muerte, ocurrida el 20 de octubre de 1883 a consecuencia de una afección cerebral.7

El propagador de la Vacuna

El primer y único número que se conoce de esta revista, fundada por el doctor Ferrer, se puso en circulación en 1871 (figura).

Fig. Cubierta del primer número de El Propagador de la Vacuna

Ello se hizo porque su creador confiaba en que en el contexto del mundo médico existían jóvenes brillantes y profesores de gran saber y talento capaces de asimilar la importancia de la vacuna y de transmitir sus beneficios como medio seguro de preservar a la población de la viruela, enfermedad que entre 1863 y 1871 había ocasionado serios estragos en todo el territorio nacional, sobre todo dentro de las dotaciones de esclavos.

Los trabajos que el doctor Ferrer se propuso divulgar en esa revista presentaba hechos ciertos y justificados como pruebas irrecusables y convincentes para persuadir al uso de la vacuna y de su reactivación periódica.

Dada su condición de documento raro y valioso y la importancia de su contenido, se procede a reproducir el texto de la introducción de esa entrega de EL PROPAGADOR DE LA VACUNA, con respeto de la ortografía y redacción original:

Por qué venimos y a dónde vamos

Por si no dice lo bastante el título de este periódico, haremos lo que ha dado en llamarse profesión de fe. Venimos a propagar la vacuna; a extirpar errores y a desvanecer preocupaciones; a demostrar la verdad en asunto tan importante, y a llevar a todas las clases de la sociedad el convencimiento de que la vacuna es el inocente preservativo de la viruela, enfermedad cruel, mortífera, vergüenza y oprobio de la especie humana que, teniendo en sus manos, merced a la misericordia divina, el medio seguro de exterminarla, se deja, no obstante, diezmar miserablemente. Venimos a trasmitir los adelantos que se hicieren en cualquier parte del mundo en este ramo precioso de la higiene pública, para que sean de todos conocidos, y tengan inmediata aplicación en este país, en donde la viruela ha tomado carta de domicilio. Vamos a vigilar continuamente a ese huésped funesto, para delatarle a los médicos y a la Administración pública, á fin de que le cierren el paso con la vacunación y revacunación, pero efectivas, eficaces, y bien observadas. Vamos a publicar la jurisprudencia de la vacuna, y cuantas disposiciones tome en sucesivo la autoridad referente a ese servicio. Vamos a dar a conocer los trabajos del Instituto, y aquellos que se le dirijan y puedan ser útiles a los médicos y al público. Vamos en fin, a llenar un vacío en este asunto, y por lo tanto, a satisfacer una necesidad. El propósito, es en verdad humanitario; los medios difíciles, costosos; la recompensa, disgustos y pesares.

En el país de las especulaciones magníficas, de los negocios pingües y de las ganancias fabulosas, todos caben en ese inmenso festín de la opulencia, y pueden medrar, cualquiera sea la dirección que sigan. Todo produce algo, y cualquiera puede vivir. Hasta el periodismo político y literario llega a rodar coche. Lo único no viable, es un periódico médico. Se lee poco, o nada; no se pide, y solo se acepta si se regala. Esto, podrá parecer extraño, inconcebible; pero en cambio, es verdad. Muchos, y bien redactados, hemos visto nacer aquí en quince años, y morir al poco tiempo. A sabiendas pues, publicamos el nuestro, y dicho se está que para no errar el cálculo, hemos resuelto darlo gratis si no hay quien lo compre. Esto, tiene sus ventajas -que no todos ha de ser inconvenientes- y entre otras, la de no contraer deuda alguna con el público, ni compromiso de ninguna especie. Así que, saldrá a luz cuando nos parezca conveniente.

En este primer número, dedicado a los hacendados, no hacemos más que referir hechos y justificarlos.

El segundo, dedicado a las madres, aparecerá muy pronto; y los demás sucesivamente.8
Dr. Vicente Luis Ferrer

Del contenido de esta introducción se pueden inferir, entre otras cosas, los objetivos que se propuso la dirección de la revista al ponerla en circulación, dirigidos todos a demostrar la efectividad de la vacuna contra la viruela, sin pensar en ganancias y con la disposición de distribuirla incluso en forma gratuita con tal de convencer acerca de su acción profiláctica. Por tal motivo se puede considerar pues una publicación orientada a la educación para la salud, en cuya primera entrega se vislumbraba su afán de ejercer una influencia favorable como recurso educativo para la prevención de enfermedades.

En este análisis crítico cabe mencionar también las consideraciones que se emiten en ese texto de presentación de EL PROPAGADOR DE LA VACUNA acerca de la situación de la isla de Cuba en la época de su salida a la arena periodística y la forma en que su autor indica la poca importancia otorgada entonces a las publicaciones científicas en materia médica.

Mucha razón tenía el doctor Ferrer al expresar su criterio acerca de la vida efímera de casi todas las revistas médicas. Desde 1840 hasta 1871 habían surgido cerca de 30 títulos, con un promedio aproximado de existencia de un año y ocho meses. La única excepción en este sentido fueron los ANALES DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MÉDICAS, FÍSICAS Y NATURALES DE LA HABANA que duraron desde 1864 hasta 1958.9

Por otra parte, procede manifestar que la poca duración de las sucesivas revistas médicas producidas hasta finales del siglo XIX, tanto en La Habana como en otras regiones del país, puede tener su explicación en la marcada limitación de la vida cultural, en una época en la que las aspiraciones de progreso de los intelectuales cubanos y residentes extranjeros casi siempre chocaban contra la violenta opresión de los gobernantes de turno de la metrópoli. La implacable censura llegó cierta vez, inclusive, al punto de impedir la publicación de un artículo destinado a interesar al gobierno español sobre los perjuicios de una enfermedad tan devastadora como el cólera morbo.10

Con tal procedimiento dictatorial ejercido por los gobernantes investidos de facultades omnipotentes, aumentaba por día en la Gran Antilla el espíritu de protesta y rebelión, que tuvo su punto culminante en el estallido de la larga y sangrienta guerra contra España el 10 de Octubre de 1868.

Justamente en medio de esa guerra entró en circulación EL PROPAGADOR DE LA VACUNA, que significó una gran contribución para llevar al terreno de las teorías científicas la verdad más sencilla y evidente a partir de acontecimientos tomados de la práctica.

Como se apuntó en párrafos anteriores, de esta revista se conoce sólo la existencia de su primera entrega dedicada a los hacendados en la que, desde la página 7 hasta la 21, aparece un trabajo titulado "Proceso de la vacunación animal en los campos de Cuba, presentado al tribunal de los hacendados para que la juzguen", acompañado de dos amplias tablas, una de las cuales contiene una gran cantidad de datos acerca del estado general demostrativo de las fincas cuyas dotaciones fueron inoculadas con cow-pox; y otra con información resumida sobre los efectos obtenidos en esa acción preventiva. A continuación y hasta la página 61 se publican como anexos 59 cartas de hacendados, con manifestaciones de agradecimiento al doctor Ferrer por los positivos resultados logrados al poner en práctica sus sugerencias en relación con la aplicación de la vacuna. Las páginas 63 a la 65 se reservaron a una sección que, con el nombre de Variedades, presenta noticias de las Academias de Medicina de París y Bruselas acerca de la vacuna como preservativo de la viruela, así como diversos datos traducidos del francés sobre las conclusiones de un estudio llevado a cabo en Francia sobre el mismo particular.

Consideraciones generales

Se puede afirmar que EL PROPAGADOR DE LA VACUNA fue el primer intento de mantener en circulación una revista cubana dedicada a promover la salud mediante ese procedimiento preventivo. Si bien en la introducción de la primera entrega su fundador dio a conocer el propósito de publicar un segundo número dedicado a las madres, no se sabe si este se llegó a materializar, por cuanto hasta ahora sólo se ha podido hallar el descrito en este artículo. Por otra parte, hay que tener en cuenta el momento de su debut en medio de la Guerra de los 10 Años, la cual pudo influir en su temprana suspensión; al igual que la época en que se dio a la publicidad, caracterizada por el nacimiento y pronta desaparición de la mayoría de las revistas científicas.

De cualquier manera, su condición de revista pionera especializada en un aspecto de la medicina preventiva tan importante como la vacunación, justifica los párrafos que se le han dedicado en este trabajo para rescatarla de la ignorancia y rendir el justo reconocimiento que merece su fundador.

Referencias bibliográficas

  1. Valdés Domínguez E. Algunos apuntes para una bibliografía médica cubana. Cron Med Quir Habana 1878;4:38-43.
  2. López Sánchez J, Torriente Brau Z de la. Bibliografía Científica Cubana (1790-1848). La Habana: Editorial Academia; 1979. p. 23-144.
  3. López Espinosa JA. La primera revista médica cubana. Rev Cubana Salud Pub 1998;23(1):53-63.
  4. Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas. T1. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1984. p. 245.
  5. López Sánchez J. Tomás Romay y el origen de la ciencia en Cuba. La Habana: Academia de Ciencias de Cuba. Museo Histórico de las Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay"; 1964. p. 82-108.
  6. Trelles CM. Biblioteca Científica Cubana. T2. Matanzas: Imprenta de Juan F. Oliver; 1919. p. 83, 137.
  7. Obituario. Dr. D. Vicente Luis Ferrer. Cron Med Quir Habana 1883;9:563.
  8. Ferrer VL. Por qué venimos y a dónde vamos. El Propagador de la Vacuna 1871;1(1):3-4.
  9. López Serrano E. Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1864-1958). RESUMED 1992;5(2):86-87.
  10. Presno Bastioni JA. Resumen histórico de la prensa médica cubana. Inf Med 1940;3(6):7-16.

Recibido: 23 de diciembre del 2003 Aprobado: 28 de enero del 2004
Lic. José Antonio López Espinosa. Universidad Virtual de Salud Red Telemática de Salud en Cuba (Infomed).
Calle 27 No. 110 e/ M y N, El Vedado, Ciudad de La Habana. Cuba. Correo electrónico: jale@infomed.sld.cu

1 Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Sección de Humanidades Médicas de la Universidad Virtual de Salud de Cuba. Red Telemática de Salud en Cuba. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas.