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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.13 n.5 Ciudad de La Habana sep.-oct. 2005

 

Presentaciones

Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas: el inicio*

Preámbulo editorial

Quienes tuvimos la oportunidad de trabajar con la Lic. Daysi del Valle Molina, aun por poco tiempo, conocimos a una mujer única por su tenacidad, abnegación, humanismo, entusiasmo para el trabajo y valor ante las penas de la vida. Igualmente, sabemos todo lo que debe agradecerle la actividad científico-informativa en salud a nuestra colega. Sirvan sus memorias de acicate para aquellos que, a veces dicen, No se puede, porque ella demostró que: Sí se puede.
Sirva esta presentación, de la cual ella es autora, de homenaje a todos los trabajadores del Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas en el 40 aniversario de la creación de su órgano cabecera: el Centro Nacional de información de Ciencias Médicas-Infomed.

Lic. Daisy del Valle Molina1

Resumen

Se rememoran los inicios del Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas de Cuba, con la creación en 1965 del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas y del primero de sus 14 centros provinciales de información distribuidos por todo el país, situado en el territorio la antigua provincia de Villa Clara, en el centro de la isla.

Palabras clave: Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas, Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed, Cuba.

Abstract

The beginning of the National Medical Science Information System, marked by the creation of the National Medical Science Information Centre in 1965, is remembered, as well as the creation of the first of its 14 provincial centres distributed all over the country, located in the former province of Villa Clara, in the centre of the island.

Key words: National Medical Science Information System, National Medical Science Information Centre-Infomed, Cuba.

Copyright: © ECIMED. Contribución de acceso abierto, distribuida bajo los términos de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0, que permite consultar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente y utilizar los resultados del trabajo en la práctica, así como todos sus derivados, sin propósitos comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.

Cita (Vancouver): del Valle Molina D. Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas: el inicio. Acimed 2005;13(5). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol13_5_05/aci12505.htm Consultado: día/mes/año.

Es difícil hacer un análisis retrospectivo y destacar los momentos más sobresalientes de algo que nació hace 36 años atrás, porque se corre el riesgo de olvidar hechos relevantes; no obstante, pienso que recordar los que han quedado guardados en la memoria, permite exponer las experiencias con las cuales se labró el camino para llegar a un presente rico y que son garantía de un futuro luminoso para el Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas (SNICM).

No puede pensarse en el Sistema Nacional de Información de Ciencias Médicas sin partir de cómo surgió. El Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (CNICM), con posterioridad su órgano cabecera, nació en abril de 1965 en un local del antiguo Colegio Médico del Ministerio de Salud Pública. Sus primeros pasos se concretaron con la atención a los usuarios de la entonces Hemeroteca Médica. Más tarde, ocupó el edificio conocido antiguamente como "Soto", situado frente al local donde radica actualmente la Biblioteca Médica Nacional. Es precisamente este conjunto arquitectónico donde se desarrolló un trabajo destacado que sentó las bases de la gran red que hoy constituye el SNICM.

El Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed, según su denominación actual, ha experimentado un desarrollo sistemático desde su fundación hasta la actualidad. Magníficos dirigentes, capaces y creativos; así como un colectivo de trabajadores muy entusiasta, variado según su clasificación laboral, obreros, personal administrativo, técnicos y universitarios de diferentes profesiones, pero siempre con muchos deseos de hacer, llevaron adelante la tan necesaria actividad de información médica durante estos años.

El CNICM surge y crece en un país bloqueado, donde la información científica sobre salud es un aspecto muy golpeado, con vistas a impedir el desarrollo de su Sistema Nacional de Salud, y que coloca a Cuba, por sus logros, entre los primeros lugares en el tema de la salud a escala internacional. Basta con citar sólo un ejemplo, las revistas adquiridas por suscripción podían demorar hasta dos años en llegar al país, debido a la necesidad de traerlas por terceros países.

La creación de la red del SNICM propiamente dicha se inició con la inauguración del primer centro provincial de información de ciencias médicas (CPICM) en la antigua provincia de Las Villas, que comprendía los territorios actuales de las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus. Allí, en dos locales y, con posterioridad, en un tercero perteneciente a la Dirección Provincial de Salud, nació el primer centro provincial en 1969 que, en una primera etapa, sólo disponía de una sala de lectura y de otro local que servía de almacén.

La persona designada como directora del centro no tenía conocimientos sobre la actividad científico-informativa. Su experiencia laboral se reducía a haber sido la primera secretaria del primer director provincial de salud a principios de 1961 y desempeñarse posteriormente como Jefa de la Oficina de Asistencia Médica, Jefa de Personal, Trabajo y Salarios a nivel provincial.

En 1969, el Dr. Rafael Figueredo, entonces director provincial de salud, pensó en ella como la persona que debía hacerse cargo de esta actividad por la que él sintió una gran motivación tras visitar el CNICM y sostener una entrevista con el compañero Joaquín Torres Collazo, director de la institución en aquel momento.

Dicha compañera pasó un adiestramiento en el CNICM, en el que tuvo la posibilidad de rotar por todos los puestos de trabajo, entre ellos, los propios de la Hemeroteca: procesos técnicos, traducción, distribución, selección y adquisición de fuentes de información e imprenta.

De regreso a su provincia, comenzó a organizar el pequeño centro con la compañera Lidia Montes de Oca, quien estaba en la etapa práctica de su formación como técnico medio en bibliotecología médica. Esta joven, entusiasta, risueña y muy responsable, junto con la recién nombrada directora, iniciaron el servicio de sala de lectura a partir de la organización de las publicaciones en el almacén. El centro se mantenía abierto desde las 8:00 a.m. hasta las 10:00 p.m dos veces por semana, los tres días restantes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. y los sábados hasta las 12:00 m.

Se confeccionó el fichero hemerográfico (kardex) de revistas. Apenas había libros y no se prestaban muchas publicaciones por su condición de ejemplares únicos. Sin embargo, los títulos de revistas llegaron a ser numerosos, 250 de ellos se recibían por suscripción. Entre ellos, se encontraban muchos de los mejores títulos médicos a nivel internacional. También, se disponía de un fondo de 2 370 duplicados de investigaciones bibliográficas -copias de las revisiones bibliográficas realizadas sobre diferentes temas según solicitud de los usuarios- y 1 200 traducciones, realizadas en el CNICM.

El mobiliario, ¿cómo se consiguió? Torres envió dos mesas redondas con capacidad para seis usuarios cada una. Ellas eran parte del mobiliario de la Hemeroteca. Se carecía de sillas. Poco a poco se tomaron sillas del salón de reuniones, sobre todo de la parte de la presidencia que estaba bien nutrida. Esto se hizo a escondidas, hasta que un día el director provincial preguntó por qué el salón tenía menos sillas.

También se recibieron adornos donados. Se pudo conseguir un mueble que se pintó de color verde, similar al de las mesas y que sirvió de fichero hemerográfico.

Los estantes se mandaron a hacer a un carpintero. La mesa de la bibliotecaria-referencista se forró de formica blanca y se construyó un mueble de este mismo material y color, cuyas dimensiones se ajustaron para que los usuarios pudieran leer cómodamente y tomar nota de los artículos impresos en microfilms. Una rosa diaria en el buró de la bibliotecaria-referencista constituía un gran detalle. Se creó un ambiente muy agradable y acogedor y los usuarios así lo percibían.

Lidia regresó a la Escuela de Bibliotecología Médica para concluir sus estudios y fue sustituida por Nenita, Gloria y Lina, tres compañeras que ya los habían terminado. Fueron muchas y magníficas las bibliotecarias que tuvo tanto esta provincia como, después, las demás a lo largo y ancho del país, sin contar el personal administrativo, los traductores y los excelentes directores de que ha dispuesto el SNICM durante todos estos años.

Sería muy larga la lista de compañeros que dedicaron su juventud o parte de ella al ejercicio de la actividad de información en salud con gran entusiasmo, pero se mencionan estas cuatro compañeras, porque ellas fueron las primeras y dejaron una profunda huella en el quehacer de aquella etapa y en el futuro de la directora del centro. Aquella fue una gran familia, y este es un aspecto que ha caracterizado al SNICM a través de los años. Camaradería, respeto, alegría y mucho esfuerzo por realizar este trabajo es la divisa que ha acompañado el desarrollo del SNICM, encabezado por el CNICM.

Poco después, se inició el servicio de búsquedas bibliográficas en los Index Medicus; más tarde, se comenzó la publicación de artículos sobre pediatría, seleccionados por el doctor Peralta, un prestigioso pediatra de la provincia, traducidos por la directora del centro, revisados por el mencionado especialista y reproducidos en un mimeógrafo.

Con posterioridad, se creó la primera plaza de traductor, fue de francés y la ocupó Ivens, la primera traductora de la red. Por aquel tiempo, el CNICM contaba con un magnífico equipo de traductores en los idiomas inglés, francés, ruso, alemán e italiano.

Cuando se puso un tercer local a la disposición del centro, se asignó al Frente de Distribución y se incorporó una segunda traductora, esta en idioma inglés.

La institución crecía y entonces, se decidió su trasladó para un magnífico local ubicado en el centro de la ciudad, hasta su ubicación definitiva en el Instituto Superior de Ciencias Médicas.

Un aspecto clave en el desarrollo de la actividad de información por parte del centro villaclareño fue la atención a las zonas rurales. Sin embargo, en un principio, las publicaciones enviadas se perdían o se quedaban en manos de alguien que no las devolvía. Para resolver este problema, la directora del centro provincial creó los llamados "libreros" como la menor unidad de información de la red. Para ello, se diseñó un mueble que permitía almacenar bajo llave la producción nacional de fuentes de información, con una gaveta en la que se podía guardar el registro de préstamos, un instructivo de cómo ordenar las publicaciones y el sistema de préstamos. También, había un pequeño espacio para que la persona encargada de esta actividad pudiera hacer anotaciones en el propio mueble sin tener que desplazarse. Esa persona debía ser designada por el director de la unidad en cuestión, según sus condiciones personales y su motivación para realizar esta labor como activista, pero sin abandonar sus responsabilidades en el puesto de trabajo que desempeñara.

Para el envío de las publicaciones, se creó una valija, que consistía en un bolso de tela rematada con tiras de vinil y que llevaba en cada caso el nombre del hospital rural de destino: El Pedrero, Crucesitas, etcétera. Las tiras eran de diferentes colores. Estas lindas y útiles valijas las confeccionaron costureras del Hospital de Maternidad de Santa Clara.

La orientación dada y apoyada por el director provincial de salud era que cualquier vehículo, incluido las ambulancias con destino a Santa Clara, que fueran a hacer gestiones o a transportar pacientes, debían pasar por el centro provincial para recoger la valija con publicaciones o devolverla vacía. Si no había valija devuelta, no había envío de publicaciones.

Los libreros se establecieron oficialmente en 1980 para aquellas unidades del Sistema Nacional de Salud que no tenían condiciones para crear una biblioteca.

En la labor del centro, no puede dejarse de mencionar la integración y solidaridad lograda con otras áreas de la Dirección Provincial de Salud. Hubo mucho apoyo, fundamentalmente del Departamento de Estadística, cuyas jóvenes trabajadoras ayudaban por las noches a abrir las cajas de publicaciones que llegaban y a separarlas por títulos y por tipo de publicación.

Este trabajo se hacía en el piso del pasillo del propio edificio con gran alegría, mientras se escuchaba música y se preparaba café o alguna infusión en un reverbero. Fue un gesto inolvidable que unió mucho a todo este equipo. Al frente de este grupo voluntario estaba la entonces Directora de Estadística, la querida compañera, Coralia Villazón, quien posteriormente fue directora del centro provincial.

Por este tiempo, se inició el embrión de lo que posteriormente sería un programa de educación de usuarios. Esta labor se inició con un grupo de magníficos estudiantes de medicina que colaboraban con el centro y a la vez, recibían una formación en el mejor uso de las posibilidades que ofrecen los recursos y servicios bibliotecarios. Fue un grupo que debutó posteriormente como magníficos profesionales.

Por sólo citar a uno muy conocido, mencionaré al doctor Mario Bonet, actual director del Instituto de Higiene, Epidemiología y Microbiología e integrante de aquel excelente grupo de jóvenes.

Sobre la base de esta experiencia, la directora del centro, años después, confeccionó el primer programa de educación de usuarios aplicado en el SNICM, que a solicitud del doctor en ciencias, profesor Francisco Rojas Ochoa, se impartiera a un grupo de dirigentes y especialistas del Ministerio de Salud Pública en un salón del cuarto piso del propio organismo con clases prácticas en la Biblioteca Médica Nacional y que posteriormente, se extendería a todo el sistema con la participación activa de los bibliotecarios de los centros provinciales en la exposición de temas por medio de diapofonogramas, acompañados de un volante que se entregó a los usuarios para su posterior consulta. Así se realizó en todo el país. Además, se registraron estadísticamente las cifras de participantes y sus categorías profesionales.

Por su parte, cada centro provincial introdujo iniciativas propias y se utilizaron diferentes medios para la educación de usuarios, por ejemplo, el programa de educación a usuarios, realizado en Guantánamo por la radio provincial a iniciativa de Pucha.
Mediante el intercambio con los usuarios se identificaban sus necesidades de información. En este sentido, puedo afirmar que aprendí mucho de ellos: escucharlos, conocer cuánto necesitaban y qué no se podía ofrecer obligaba a buscar respuesta a sus requerimientos. Esa es una magnífica forma de generar iniciativas acordes con las posibilidades disponibles en cada etapa y lugar. Ese es el paradigma para crear y mejorar lo que existe.

Durante esta etapa, hubo una modesta actividad metodológica, se visitaban todas las bibliotecas que conformaban la red provincial, se realizaba una reunión con el subdirector docente de la unidad donde radicaba la biblioteca y se orientaba el trabajo según la metodología establecida por el CNICM, y se ajustaba siempre a las características de la comunidad atendida por la biblioteca y las propias de la institución. Esto permitió que, desde el inicio, todo el sistema funcionara sobre la base de una metodología única, si bien no existía entonces un documento normativo.

Además de estas visitas sistemáticas, en 1973, se iniciaron las reuniones con los directores de los centros provinciales, que permitieron el intercambio entre los centros y la unidad del trabajo en todo el sistema.

En los primeros años de la década de los años ochenta, los centros provinciales y la red de bibliotecas, participaron en una investigación muy interesante. La otrora directora del CPICM de Las Villas, orientó realizar un estudio sobre el grado de conocimiento de los usuarios sobre el uso de la información científica, la orientación de cómo dar los primeros pasos para satisfacer sus necesidades de información y la utilización de las herramientas disponibles en aquella etapa de los métodos tradicionales. Para su ejecución, se contó con los conocimientos de la Licenciada Helena Domech, socióloga que trabajaba en el Departamento de Desarrollo de la Información del CNICM. La muestra utilizada fue aleatoria y abarcó el 15 por ciento de los usuarios del Sistema Nacional de Salud. Los resultados alcanzados fueron similares a los obtenidos en otros países desarrollados: un 67 por ciento no tenía conocimientos sobre cómo utilizar la información científica y las posibilidades que ofrecía el sistema. El 15 por ciento tenía algún conocimiento, y el resto expresó no tener dificultades en cómo utilizar los recursos disponibles. Dicha investigación puede considerarse el embrión de la participación del sistema en la actividad investigativa en el país.

Hasta aquí, se han relatado las experiencias iniciales vividas por la directora y los trabajadores del CPICM de Las Villas.
Pero la red continuó su desarrollo. Aunque carezco de los detalles de las vivencias del resto de los centros provinciales y su red de bibliotecas, tuve la posibilidad de participar en el surgimiento de muchos de ellos como parte de mi trabajo como subdirectora del CNICM años después, función que me posibilitó tener la dicha de atender la red del SNICM. En este sentido, el trabajo en la base me valió mucho para realizar esta nueva función, tal y como me ayudó para mi desempeño futuro en el contexto de la actividad científico informativa.

El resto de los centros provinciales se fundaron con bastante rapidez: Pinar del Río y Santiago de Cuba al que fui invitada en su inauguración. Recuerdo que para la selección del centro de Matanzas, el entonces director provincial de salud , el doctor Abelardo Ramírez, me solicitó revisara el edificio que se había escogido para ubicar el centro y que le diera mi opinión al respecto, decidiera cómo debían distribuirse los locales de acuerdo con las diferentes tareas que se realizarían y determinara la plantilla de personal que debía tener el futuro centro. También para la creación del CPICM de Camaguey, se me solicitó la tarea de visitar varios edificios para seleccionar el más adecuado. En Holguín, estuve aproximadamente un mes trabajando con el personal del centro. Con Sancti Spíritus, mantuve un contacto muy estrecho desde que las primeras bibliotecarias, Mireya y Eva, comenzaran en un almacén, a seleccionar las publicaciones que allí se guardaban y continuaran su labor en la biblioteca del hospital provincial hasta el acto de inauguración de su centro, al que asistí y tuve el honor de inaugurar.

Este trabajo continuó con visitas sistemáticas a los centros provinciales y su red de bibliotecas, la realización de intercambios con el personal, conversaciones con los usuarios para conocer sus inquietudes y la celebración de reuniones con los subdirectores docentes para buscar soluciones a los problemas que surgían.

En los centros provinciales se generaron iniciativas que deben registrarse en los documentos históricos de la red. Ellas constituyeron un magnífico aporte al desarrollo de la actividad científico-informativa; un trabajo así, sería muy bien recibido por todos los que aportamos un grano de arena a esta hermosa tarea.

Existen muchas experiencias ricas en iniciativas propias de acuerdo con los recursos y posibilidades existentes en cada lugar. Aprovecho la ocasión para exhortarlos a plasmarlas, ellas son parte de la historia del SNICM, pletórico de la entrega de muchas personas que a lo largo de estos años han dado lo mejor de sí como parte de los logros alcanzados.

¡Muchas gracias!

Recibido: 25 de septiembre del 2005.
Aprobado: 14 de octubre del 2005.

Lic. Daisy del Valle Molina. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed. Calle 27 No. 110 e/ N y M, El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. Correo electrónico: daisy@infomed.sld.cu

 

Ficha de procesamiento

Términos sugeridos para la indización

Según DeCS1
CENTROS DE INFORMACIÓN/historia; CUBA.
INFORMATION CENTERS/history; CUBA.

Según DeCI2
REDES DE INFORMACIÓN; INFOMED/historia.
INFORMATION NETWORKS; INFOMED/history.

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.
Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm
2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf

*Versión de la presentación realizada por la autora en el Encuentro Científico XL Aniversario del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas y IV Jornada Provincial de Información Científico-Técnica, celebrado durante los días 9 y 10 de junio de 2005 en el teatro del Ministerio del Azúcar.

1Licenciada en Información Científico- Técnica y Bibliotecología. Ex-directora del Centro de Información de la antigua provincia de Villa Clara, ex-subdirectora del Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, jubilada actualmente aún presta su colaboración a esta última institución.