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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.14 n.1 Ciudad de La Habana ene.-feb. 2006

 

Sondeo de la obra bibliográfica de Carlos Manuel Trelles en las ciencias de la salud*

José Antonio López Espinosa1

Resumen

Con motivo de cumplirse este año 2006 el aniversario 140 de su natalicio, se dedica un espacio a honrar la memoria del célebre bibliógrafo cubano Carlos Manuel Trelles y Govín con la divulgación de algunos datos importantes acerca de su quehacer en el terreno de la bibliografía. Se brinda una síntesis de su vida y su obra, con inclusión de una información sucinta de su actividad como historiador y patriota, al tiempo que se puntualiza su valioso aporte como bibliógrafo de la literatura médica en particular. Se destaca su primicia en la agrupación y la sistematización de la producción científica de los médicos cubanos desde la época colonial hasta bien entrada la etapa republicana, con independencia del lugar de privilegio que ocupa en la historia de la Bibliotecología y de las Ciencias de la Información como el más sobresaliente bibliógrafo cubano de todos los tiempos. Se presentan también y se comentan los títulos que dedicó a la bibliografía médica, que corroboran el alcance de su labor en el sector específico de las ciencias de la salud.

Palabras clave: Personajes, bibliografía, ciencias de la salud, Cuba.

Abstract

On the occasion of the 140 th anniversary of his birth, a space is dedicated to honor the memory of the famous Cuban bibliographer Carlos Manuel Trelles and Govín, with the disclosure of some important data about his work in the field of bibliography.  A synthesis of his life and work is made, including succinct information of his activity as a historian and a patriot. At the same time, the value of his contribution as a bibliographer of the medical literature in particular is stressed.  His first results obtained in gathering and systematizing the scientific production of the Cuban doctors from the colonial period to late in the republican stage, independently of the privileged place he occupies in the history of Library Science and of Information Sciences as the most outstanding Cuban bibliographer of all times, are highlighted.  Some of the titles dedicated to medical bibliography that corroborate the scope of his work in the specific sector of the health sciences are presented and commented.

Key words: Personages, bibliography, health sciences, Cuba.

Copyright: © ECIMED. Contribución de acceso abierto, distribuida bajo los términos de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0, que permite consultar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente y utilizar los resultados del trabajo en la práctica, así como todos sus derivados, sin propósitos comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.

Cita (Vancouver): López Espinosa JA. Sondeo de la obra bibliográfica de Carlos Manuel Trelles en las ciencias de la salud. Acimed 2005;14(1). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol14_1_06/aci06106.htm Consultado: día/mes/año.

Carlos Manuel Trelles y Govín (1866-1951), considerado el más prominente de los bibliógrafos cubanos de todos los tiempos,1 dejó para la posteridad una obra extraordinaria en el campo de la investigación bibliográfica en general, si bien fue también el más productivo de su época en la actividad de sistematizar por esa vía la literatura médica en particular. Se puede incluso afirmar que su caudal en ese sentido no ha sido hasta ahora superado, a pesar de las facilidades con las que se cuenta hoy día para llevar a cabo el trabajo de análisis y síntesis de la información con el apoyo de la tecnología moderna y de la buena cantidad de especialistas que se valen de estos adelantos en función de tan importante labor.

En virtud de cumplirse este año 2006 el aniversario 140 del natalicio del célebre profesional de la información, se le ha querido rendir un merecido homenaje de recordación, poniendo al descubierto y comentando por este conducto una parte de su importante contribución como tal en el contexto de las ciencias de la salud. Con toda intención se ha expresado la frase “parte de su importante contribución”, porque, más que posible, es casi seguro que este artículo no sea suficientemente exhaustivo; tenga algunas omisiones involuntarias y esté, por tanto, lejos de ser un trabajo integral, lo cual justifica el título que se le ha dado. De cualquier manera, aunque pueda estar incompleto, se ha redactado con la mira de que constituya un modesto repertorio anotado y llegue a ser útil para estimular el estudio con mayor nivel de profundidad de la vida y la obra de este precursor de las investigaciones bibliográficas en Cuba.

Entre los numerosos artículos, capítulos de libros y folletos publicados sobre los aportes de Trelles, varios de los que han abordado sus escritos se han dedicado a comentar su bibliografía en general,2-6 mientras otros se han concentrado en un aspecto particular de su obra en este sentido.7 Como hasta el momento no se ha dado a la publicidad ningún trabajo de este tipo sobre su contribución como bibliógrafo a las ciencias de la salud, ha surgido la motivación de recordarlo con la redacción de este ensayo, en el que en principio se ofrece una síntesis de su vida y con posterioridad se presentan y comentan los títulos que dedicó a la bibliografía médica. De ahí la posibilidad de que, aún con las limitaciones explicadas en líneas anteriores, pueda este artículo ser merecedor de que se le otorgue cierto grado de originalidad.

Breve reseña biográfica

Carlos Manuel Trelles y Govín nació en la ciudad de Matanzas el 15 de febrero de 1866, fruto del matrimonio constituido por Manuel S. Trelles de la Plaza y Rita Govín Domínguez , según consta en su partida de bautismo de la Iglesia Parroquial de San Carlos, con fecha 29 de mayo del mismo año. 8 Recibió la enseñanza del nivel primario en los colegios matanceros Los Normales y La Unión. Luego de iniciar los estudios secundarios en el segundo de esos planteles, los continuó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, donde se graduó de Bachiller en Artes en 1880, año en el que acto seguido matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana. Cuando en 1884 cursaba el cuarto año, abandonó esa carrera, pues se dio cuenta de que el ejercicio de la profesión médica no era compatible con su sensibilidad ante el dolor humano y no quería verse impotente ante las enfermedades, a veces con consecuencias fatales de sus semejantes.

De regreso a su ciudad natal, comenzó a trabajar como tenedor de libros en los almacenes de la firma Brinckerhoff, a la vez que dedicaba su escaso tiempo libre a la lectura de libros de historia. Lamentaba que en la ciudad no dispusiera de una biblioteca pública, pues la única que funcionaba estaba al servicio casi exclusivo de las autoridades coloniales españolas en el Palacio del Gobierno Provincial.

En 1887 comenzó a publicar sus primeros trabajos en los periódicos Aurora del Yumurí y Diario de Matanzas. Poco a poco el recién estrenado escritor se fue abriendo paso hasta formarse en las facetas de investigador y bibliógrafo, literato e historiador. Al efecto le sirvieron de escuela el ejemplo de su hogar virtuoso, el populacho de la calle y los cenáculos de la cultura en el Liceo, en el Ateneo y en el Círculo de la Juventud Liberal. Una gran influencia en su formación profesional ejerció también la cordial y sincera amistad trabada con el doctor Vidal Morales y Morales (1848-1904), cuando este gran cultivador de la historia fue designado en 1895 Juez de Primera Instancia de Matanzas. Con él amplió su bagaje cultural y adquirió muchos conocimientos sobre bibliografía e historia en particular, lo que le dio la seguridad que le faltaba en lo referente a su verdadera vocación.9

Ya iniciado en el derrotero de la investigación histórica, se fue perfilando su interés por los estudios bibliográficos. Los primeros resultados que obtuvo en ese campo, lo estimularon a continuar cultivándolo por espacio de más de medio siglo, período durante el cual fueron su aciertos de tal envergadura que llegó a superar en asombrosa proporción numérica los trabajos de prestigiosos publicistas que le antecedieron o vivieron en su época y que también se destacaron en el cultivo del arte y la ciencia de la investigación bibliográfica, como Antonio Bachiller y Morales (1812-1889), Néstor Ponce de León (1837-1899) Domingo Figarola Caneda (1852-1926), Juan Miguel Dihigo Mestre (1866-1952) y el propio el propio Vidal Morales, entre otros.

A la vez que penetraba en el entonces casi desconocido y poco explorado campo de la bibliografía, participaba en actividades patrióticas. En 1886 integró el Círculo de la Juventud Liberal de Matanzas, organización bajo la presidencia de Nicolás Heredia (1855-1901), de la fue vocal y desempeñó funciones orientadas a revitalizar el espíritu revolucionario apaciguado en 1878 por el Pacto del Zanjón. Asimismo formó parte de la delegación matancera del Partido Revolucionario Cubano, fundado por el Apóstol José Martí (1853-1895) en New York en 1892. La persecución de la que fue objeto por sus actividades revolucionarias, lo obligaron a emigrar en 1896 a la ciudad estadounidense de New Orleáns, de donde pasó a Tampa. Para su manutención realizó faenas como la de distribuidor de hielo y de agente de periódicos. Allí fundó y presidió el club Pedro Betancourt , del que era secretario el poeta Bonifacio Byrne (1861-1936); fue tesorero del club José Martí y escribió artículos literarios para publicaciones revolucionarias cubanas, entre ellas el periódico Patria de New York, en ocasiones con el seudónimo de Un Matancero y otras veces firmados con su propio nombre. La abundante cantidad de trabajos suyos divulgados en las páginas de Patria lo dieron a conocer como periodista y ello propició que otras publicaciones como las revistas La Bandera Cubana, que se editaba de la ciudad de Mérida, y La Discusión y Cuba y América, producidas en La Habana, solicitaran su colaboración.

Tras la terminación de la guerra de 1895-1898 contra España, regresó a Cuba y se estableció en su ciudad natal. En diciembre de 1898 fue nominado para dirigir la Biblioteca Pública de Matanzas, ubicada en un local del Palacio Municipal y sin funcionar hacía bastante tiempo. En menos de un año logró elevar los volúmenes del establecimiento de cerca de 2 000 a más de 13 000. Con posterioridad cedió ese cargo al también matancero y erudito bibliógrafo Augusto Escoto Castelló, ya con más de 20 000 volúmenes a la disposición de los lectores.

En 1900 representó a su provincia en la Exposición Universal de París, ocasión que aprovechó para tomar referencias de los progresos de entonces con el fin de aplicarlos en Cuba. Al regreso fue elegido Concejal del Ayuntamiento matancero, cargo que desempeñó con una actitud honesta. Ello dio lugar a que los políticos del territorio censuraran sus nobles propósitos a favor de la población y lo hicieran renunciar y a dedicarse a la actividad comercial como medio de subsistencia. En 1923 fue nombrado bibliotecario de la biblioteca de la Cámara de Representantes de la República, responsabilidad en la que se mantuvo hasta su jubilación.

A pesar de todas las ocupaciones mencionadas, nunca abandonó sus estudios históricos y sus investigaciones bibliográficas. Antes y durante el exilio dio a la luz más de 40 trabajos en diversas publicaciones, relacionados sobre todo con temas literarios, políticos, históricos y estadísticos y, después de su regreso a Cuba, sus contribuciones originales en los periódicos, revistas, folletos y libros de su tiempo se contaron por varias decenas. Pero su obra culminante como autor y con la que llegó a ser considerado el más grande de los bibliógrafos de América Latina en la primera mitad del siglo XX, fue la labor desplegada en el campo de la bibliografía. A ella consagró sus mejores energías y dedicó gran parte de los pocos recursos económicos de que disponía durante cerca de medio siglo y por ella arriesgó su salud de modo permanente.6

Desde que en 1896 emigró a los Estados Unidos, encontró siempre tiempo para la búsqueda de datos y la confección de notas bibliográficas. Al regreso del exilio continuó esta labor paciente de recopilación, para luego componer y redactar las primeras de las numerosas obras que publicó en este campo. El total de folletos, libros y demás documentos examinados y descritos por él excedieron la cifra de 34 000, lo que da la medida de su perseverancia y productividad como bibliógrafo. Con un espíritu a toda prueba y un amor extraordinario a su trabajo, sólo cedió a la ley biológica cuando esta se le impuso independiente de su voluntad y le fue apagando poco a poco sus admirables facultades, hasta que falleció a los 85 años de edad en su ciudad natal el 1ro. de junio de 1951.

Entre los reconocimientos y galardones de que fue merecedor por la abnegación demostrada y por los resultados de sus esfuerzos como intelectual y como patriota sobresalen los de Socio de Honor de la Sociedad Económica de Amigos del País, que se le otorgó en 1918; la Medalla de Oro de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla, en 1930; la Medalla Enrique José Varona y la condición de Socio de Honor de la Asociación Bibliográfica Cultural de Cuba, en 1937; así como los grados de Teniente y Comendador del Ejército Libertador, en 1938 y la Orden Nacional de Mérito Carlos Manuel de Céspedes, en 1950.

Aportes de TRelles a las ciencias de la salud como bibliógrafo

Siguiendo un orden cronológico de acuerdo con la fecha de publicación de los trabajos bibliográficos de Trelles en relación con las ciencias de la salud, procede citar en primer lugar su monografía Bibliografía médico farmacéutica cubana, que presentó en el Primer Congreso Médico Nacional, celebrado en La Habana del 20 al 23 de mayo de 1905, en la cual hizo referencia a más de 2 000 títulos de tesis, libros, folletos y artículos, acompañados de datos biográficos de sus autores y de notas críticas de su contenido. En ese trabajo, que abarca desde 1707 hasta 1905, se vio por primera vez reunida de un modo sistemático la producción científica de los médicos cubanos.10

En 1914 dio a la estampa un folleto de 59 páginas titulado Los ciento cincuenta libros más notables que los cubanos han escrito, 11 donde hizo un análisis crítico de 150 obras de autores nacionales sobre 25 disciplinas que, a su entender, eran las más reputadas de las que habían visto la luz hasta entonces. Entre el total de los 150 libros que analizó, aparecen 16 (10,6 %) vinculados a las ciencias médicas y de ellos vale destacar el Tratado elemental de técnica histológica, publicado en 1888 por el doctor Julio San Martín (1853-1905), considerada la primera obra de su clase escrito en castellano y que se usó como libro de texto en la Universidad de Buenos Aires; Los tumores de la vejiga del doctor Joaquín Albarrán, que circuló en 1892 y se consideró el libro más completo confeccionado sobre el asunto; y el Tratado de técnica anatómica general del cuerpo humano , que se publicó en 1893 por el doctor José Yarini (¿-1898) y fue conceptuado en su tiempo como el libro práctico más completo escrito sobre la materia, por sólo mencionar tres casos como ejemplos.

En su monumental obra Biblioteca científica cubana , que publicó en Matanzas en dos tomos de 473 y 505 páginas respectivamente, dedicó la primera parte y la mayor cantidad de páginas del segundo tomo, que vio la luz en 1919, a referir en total 4 420 documentos relacionados con las ciencias de la salud, con inclusión de los mencionados en el Primer Congreso Médico Nacional (figura 1).12

Figura 1. Portada del segundo tomo de Biblioteca Científica Cubana, de Carlos M. Trelles.

En 1923 salió un artículo con su firma en la Revista de Medicina y Cirugía de La Habana, 13 donde dio cuenta de nueve trabajos, algunos ignorados y otros poco conocidos, vinculados a la Medicina cubana de los siglos XVII y XVIII. El primero se trata de una oración fúnebre, que dedicó un fraile madrileño llamado Antonio de Jesús María a los fallecidos a causa de la fiebre amarilla en la epidemia que azotó La Habana entre mayo y octubre de 1649. Esta pieza oratoria es, según Trelles, la más antigua de las que se conserva sobre la isla. Otros documentos curiosos que describió en el artículo, son las cartas de los Capitanes J. Dare y M. Harrison con información sobre la mortalidad por la epidemia que sufrieron los habaneros en 1656. Estas cartas están incluidas en la obra Calendar of State Papers, publicada en Londres en 1893. Refirió también allí una nota publicada en 1842 en la revista Repertorio Médico Habanero, donde se habla de una memoria escrita en Cuba en 1763 acerca de los estragos que produjo la fiebre amarilla en Santiago de Cuba y en La Habana. 14 Aludió asimismo al trabajo redactado por el médico inglés John Holliday en el año 1794 con el título de Tratado médico sobre la fiebre amarilla que se llama vómito negro en las provincias españolas de la América septentrional: distribuido en varias observaciones con un nuevo método para la curación de la peste que experimentó el año de 94, el cual se publicó dos años después en los estados Unidos de América con la identificación de A short account of the origin, symptoms and most approved method of treating the putrid bilous fever vulgarly called the black vomit, which appeared in the city Habana, with the utmost violence in the months of June, July and part of August, 1794. Citó por otro lado la memoria sobre el vómito negro que ese mismo año 1796 presentó el médico cubano Juan Francisco Pachón (1765-?) en la Sociedad Patriótica (figura 2).

Figura 2. Primera hoja del manuscrito de la memoria del doctor Juan Francisco Pachón sobre el vómito negro.

De estas últimas obras y de sus autores se ofrecen detalles en un artículo recién publicado. 15 En esta relación incluyó además la monografía del sabio médico habanero Tomás Romay Chacón (1764-1849) sobre “la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro”, leída por él en la Sociedad Patriótica en abril de 1797 y considerada la obra que inauguró la bibliografía científica nacional (figura 3).16

Figura 3. Portada de la disertación sobre la fiebre amarilla del doctor Tomás Romay.

A continuación describió el discurso apologético sobre la misma enfermedad escrita por el doctor Roque José de Oyarvide San Martín (175?-1818) (figura 4) 17 y el Tratado de las enfermedades de las gentes del campo de la Isla de Cuba, que hizo merecedor de un premio en 1798 a su autor, el doctor José María Pérez.

Figura 4. Portada de la monografía sobre el vómito negro del doctor Roque José de Oyarvide.

Por último refirió en ese artículo al Tratado teórico-práctico del tifus acalórico comúnmente dicho vómito prieto o fiebre amarilla , del doctor Francisco Xavier de Córdoba (figura 5).18

Figura 5. Cubierta del tratado del vómito negro del doctor Francisco X. de Córdoba.

En 1926 se dio a la publicidad un libro de Trelles bajo el título de Contribución de los médicos cubanos a los progresos de la Medicina. Ojeada a la literatura médica cubana, 19 dedicado a destacar los protagonistas criollos de numerosas primicias médicas y donde hizo mención de muchos trabajos de autores nacionales que se vincularon con estos logros, algunos de ellos de trascendencia internacional en su momento (figura 6).

Fig. 6. Portada de la obra que Trelles dedicó a destacar los aportes de
los médicos cubanos a los avances de la Medicina.

Para concluir este escueto recuento, procede hacer alusión a la Bibliografía de la Universidad de la Universidad de La Habana, un libro de 337 páginas que Trelles dio a conocer en 1938, y donde se puede encontrar un gran porcentaje de libros, folletos, artículos y manuscritos médicos del total de 4500 que allí incluyó. El autor emprendió esta obra con el propósito de complementar la que había salido de las prensas dos años antes con igual título y 315 páginas con la firma del profesor de la Universidad Juan Miguel Dihigo Mestre.20

Consideraciones finales

Si bien en el desarrollo histórico de la bibliografía universal no se puede dejar de mencionar la contribución de Cuba con la obra de Antonio Bachiller y Morales, autor de la primera bibliografía nacional, tampoco se puede obviar lo notorio del aporte de Trelles como creador en este contexto. Si la tarea del primero determinó el inicio de la labor bibliográfica en la isla antillana, el desempeño del segundo fue un ejemplo de perseverancia y entrega hasta ahora no igualado y mucho menos superado en lo que a productividad se refiere.

El sondeo hecho en el presente trabajo en relación con el trabajo de Trelles en la sistematización de la literatura en las ciencias de la salud, aun cuando puede adolecer de exhaustividad, da al menos la medida del alcance se su obra en este terreno en particular, al tiempo que constituye una muestra que debe coadyuvar a una aproximación a la trascendencia de su quehacer como bibliógrafo en general.

Esta modesta forma de conmemorar el aniversario 140 de su natalicio busca, en primer lugar, incentivar en los que se dedican al trabajo de investigar la bibliografía nacional a que profundicen en el estudio de su vida y obra en este sentido y, en segundo lugar, evitar que se ignore o se llegue a olvidar su condición de precursor y forjador ejemplar de todas las generaciones de bibliógrafos que le han seguido y le seguirán en el tiempo.

Referencias bibliográficas

1. Delgado García G. Prólogo. Cuad Hist Salud Pub 1988;(73).3-10.

2. Le Roy Cassá J. Bibliografía del Sr. Carlos M. Trelles. Relación de algunos escritos y juicios sobre sus obras. En: Asociación de la Prensa Médica de Cuba. Homenaje al Sr. Carlos M. Trelles y Govín. Matanzas: Imp. de Juan F. Oliver; 1919.

3. Llaverías J. Bibliografía del Sr. Carlos M. Trelles y Govín de 1920 a 1926. Álvarez de Toledo y Dubois J. Discursos. La Habana : Imp. El Siglo XX; 1926.

4. Moliner IM. Índice bibliográfico de Carlos M. Trelles. Rev Cubana 1951;28:2002-2014.

5. Peraza Sarausa F. Carlos M. Trelles. La Habana: Municipio de La Habana; 1954.

6. Rodríguez Rivero L. Vida laboriosa y heroica del bibliógrafo Carlos M. Trelles. Rev Univ Habana 1966;(178):149-178.

7. Cervantes CA. Don Carlos M. Trelles y la raza de color. La Habana : Imp. Aguacate; 1931.

8. Iglesia Parroquial de San Carlos. Libro de bautismos de blancos. Folio 157, inscripción 808; 1866.

9. Lizaso F. Vidal Morales y Morales. En: Biografías. La Habana : Dirección de Cultura del Ministerio de Educación; 1949. p. 7-30. (Cuadernos de Cultura; 5).

10. Trelles CM. Bibliografía médico farmacéutica cubana. En: Actas y trabajos del Primer Congreso Médico Nacional. Habana: Imp La Universal ; 1905. p. 396-400.

11. ----. Los ciento cincuenta libros más notables que los cubanos han escrito. Habana: Imprenta El siglo XX; 1914.

12. ----. Biblioteca científica cubana. T2. Matanzas Imprenta de Juan F. Oliver; 1919. p. 1-379.

13. ----. Datos para la historia de la Medicina en Cuba. Rev Med Cir Habana 1923;28(15): 532-535.

14. Costales L. Antigüedad del vómito negro en la Isla de cuba. Rep Med Hab 1842;2(2): 30.

15. López Espinosa JA. Una rareza bibliográfica escrita en Cuba sobre la fiebre amarilla. ACIMED 13(2), 2005. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol13_2_05/aci09_05.htm

16. Romay T. Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro, enfermedad epidémica de las Indias Occidentales. Havana: Imprenta de la Capitanía General; 1797.

17. Oyarvide San Martín RJ de. Discurso apologético que convense clarissimamente con Observaciones, y experiencias, la qualidad contagiosa de la Enfermedad mortífera vulgarmente llamada vómito negro, fiebre amarilla, o mal de Siam. Havana: Imprenta de Dn. Matias Jose; 1801.

18. Córdoba FX. Tratado teorico-practico del thypus á calórico comúnmente dicho vomito prieto, ó fiebre amarilla. Habana: Don Esteban Joseph Boloña;1820.

19. Trelles CM. Contribución de los médicos cubanos a los progresos de la Medicina. Ojeada a la literatura médica cubana. Habana: A. Dorbrecker; 1926.

20. Dihigo Mestre JM. Bibliografía de la Universidad de La Habana. Habana : Imprenta La Propagandista; 1926.

Recibido: 13 de enero del 2006. Aprobado: 19 de enero del 2006.
Lic. José Antonio López Espinosa. Universidad Virtual de Salud de Cuba. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed. Calle 27 No. 110 e/ N y M, El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciuda d de La Habana. Cuba. Correo electrónico: jale@infomed.sld.cu

1Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Investigador Agregado. Universidad Virtual de Salud de Cuba. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed.

*El 15 de febrero de este año se cumplió el 140 aniversario del natalicio del más prominente de todos los bibliógrafos cubanos, Carlos M Trelles y Govín, quien contribuyó de forma decisiva a la sistematización de la bibliografía cubana de la época prerrevolucionaria. Por ello, Acimed se complace en presentar en esta edición el trabajo escrito por el licenciado José Antonio López Espinosa a propósito de tan notable fecha.

Ficha de procesamiento

Términos sugeridos para la indización

Según DeCS1

BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; CUBA.

BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE; CUBA.

Según DeCI2

PERSONAJES; BIBLIOGRAFIA RETROSPECTIVA/análisis; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; CUBA.

FAMOUS PERSONS; BIBLIOGRAPHY, RETROSPECTIVE/analysis; BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE; CUBA .

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.

Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm

2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf