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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.15 n.3 Ciudad de La Habana mar. 2007

 

Contribución a la historia de la bibliografía cubana sobre Oftalmología

Lic. José Antonio López Espinosa1

Resumen

Se citan los primeros textos que registraron información relativa a las enfermedades de los ojos en el mundo antiguo y se indica el contenido de las obras que inauguraron la bibliografía sobre Oftalmología al nivel internacional a raíz de la invención de la imprenta, hasta las producidas en los inicios de la segunda mitad del siglo XIX. Se dan a conocer las primeras referencias sobre la producción bibliográfica en esta disciplina en la isla de Cuba, así como los primeros artículos de carácter verdaderamente científico relacionados con ella, que guardan las páginas de la primera revista médica que se editó en el territorio nacional. Se realiza un breve análisis del primer libro escrito en lengua española consagrado exclusivamente a la Oftalmología, el cual fue redactado, editado y publicado en dos tomos en La Habana. Se hace referencia a otros trabajos de autores cubanos relacionados con las afecciones oculares, que por su importancia han trascendido en el tiempo y se mencionan los títulos de las revistas nacionales especializadas en esta materia, producidas durante el siglo XX.

Palabras clave: Bibliografía de medicina; bibliografía retrospectiva; revistas médicas; 0ftalmología; Cuba.

Abstract

The first texts that registered information related to eye illnesses in the ancient world are cited, and the content of the works that paved the way of the ophthalmologic bibliography at the international level, from the invention of the printing press to those published in the second half of the XIX century, is revealed. The first references to the bibliographic production on this discipline in Cuba are mentioned, as well as the first articles of a true scientific character related to it, found in the pages of the first medical journal edited in the island. A brief analysis is made of the first book written in Spanish exclusively dedicated to eye affections, which was written, edited and published in two volumes, in Havana. Reference is made to other works of Cuban authors related to eye illnesses that due to their importance have gone beyond the time. The titles of the national magazines specialized in this topic that were published during the XX century are also mentioned.

Key words: Medical bibliography; retrospective bibliography; medical magazines; Ophthalmology; Cuba.

Copyright: © ECIMED. Contribución de acceso abierto, distribuida bajo los términos de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0, que permite consultar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente y utilizar los resultados del trabajo en la práctica, así como todos sus derivados, sin propósitos comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.

Cita (Vancouver): López Espinosa JA. Contribución a la historia de la bibliografía cubana sobre Oftalmología . Acimed 2007;15(3). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol15_3_07/aci06307.htm [Consultado: día/mes/año].

El tratamiento de las enfermedades de los órganos de la visión se remonta a la época de los egipcios quienes, según se ha escrito, dedicaron especial atención a su práctica, si bien le otorgaban cierto carácter misterioso que perduró hasta principios del siglo XIX cuando se le imprimió el sello de exactitud científica que desde entonces mantiene. El arte oftalmológico es a la vez fuente y parte integrante de la Medicina, pues su objetivo es el mismo, aunque sólo dirigido a uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. Si bien en los primeros siglos de la era médica estuvo abandonado a la suerte del empirismo, hubo verdaderos genios dedicados a su práctica. Desde entonces se empezó a reconocer la importancia que le corresponde entre las demás ciencias de la salud.1

A la Oftalmología corresponde la primacía entre las disciplinas que se independizaron de la Medicina y la Cirugía general. En el proceso de esta desmembración en el tiempo constituyeron factores determinantes la introducción de los lentes correctores en el siglo XII, la extracción del cristalino opacificado en 1751, la creación de la primera cátedra para enfermedades de los ojos en la Escuela de Medicina en Viena en 1818 y el invento del oftalmoscopio en 1851.

La prueba de que los egipcios le prestaban atención a las enfermedades de los ojos se halla en el texto del papiro Ebers, el más famoso entre los conservados y el más extenso de los manuscritos sobre Medicina del antiguo Egipto, donde aparecen varias descripciones relacionadas con las afecciones oculares.2 Ello autoriza a considerar a este documento, escrito allá por el año 1550 antes de nuestra era, como el primero que registró información relativa a la Oftalmología.

Con posterioridad a esa época de los faraones, la primera referencia que hasta ahora se conoce a escala internacional acerca de la literatura publicada relativa al estudio de los ojos y sus enfermedades, fue obra del griego Aetius de Armida (502-575), quien en el siglo VI de nuestra era escribió un exhaustivo tratado sobre 61 afecciones oculares. Este escrito se tradujo del griego al alemán con el título de Die Augenheilkunde y se dio a conocer por primera vez en 1899 en ese idioma.3 Se conoce también el Tadhkirat al-Kahhalin ,4 escrito en el siglo X por el árabe ‘Aliibn-‘Isa (Jesu Haly) (940-1010) y en el que se describen 130 enfermedades de los ojos, como el más antiguo trabajo sobre el tema en el mundo arábigo.

Los primeros textos sobre Oftalmología tras la invención de la imprenta

El primer libro impreso sobre la especialidad de Oftalmología fue De oculis eorumque egritudinibus et curis,5 del italiano Benvenuto Grassi, quien está considerado como el cirujano de mayor celebridad entre los que durante la Edad Media se consagraron a la práctica de esta disciplina. Georg Bartisch (1535-1606), el fundador de la Oftalmología moderna y quien fuera un experto cirujano, fue el primero en extirpar el globo ocular en un caso de cáncer de ojo. El texto y las ilustraciones que aparecen en su libro titulado en alemán Augedienst,6 que se publicó en 1583, hacen de él una de las obras de más importancia de la época del Renacimiento, aunque la paternidad del que se considera el mejor libro sobre la materia en ese período pertenece al francés Jacques Guillemeau (1550-1612), quien en 1585 dio a la luz su Traité des maladies de l'oeil,7 donde se compendian los conocimientos hasta entonces existentes al respecto. Si bien buena parte del libro del británico Richard Banister (¿-1620) titulado A treatise of one hundred and thirteene diseases of the eyes,8 y dado a la publicidad en 1622 es una traducción al inglés del tratado de Guillemeau,7 en las primeras 112 páginas se pueden notar los resultados del trabajo genuino de este autor, en el que se destaca su observación sobre la dureza del globo ocular en los casos de glaucoma. El francés Valentín Haüy (1745-1822), fundador de la primera escuela para ciegos y el primero en estampar en relieve los textos de documentos para facilitar la lectura a las personas privadas del sentido de la vista, originó la puesta en práctica de varios métodos modernos para la enseñanza destinada a esas personas, con un ensayo que se dio a conocer en la ciudad de París en 1786.9

En 1794 el físico y químico de origen inglés John Dalton (1766-1844) hizo por primera vez la descripción científica de la ceguera para ciertos colores, especialmente del rojo que él mismo padecía (daltonismo), en un trabajo que presentó ante la Royal Society y que publicó cuatro años después en forma de artículo.10 El primer libro de texto de la disciplina dado a la publicidad en lengua italiana,11 es de la autoría de Antonio Scarpa (1747-1832), a quien se reconoce como “padre de la Oftalmología italiana”. El afamado cirujano francés de los ejércitos napoleónicos Dominique Jean Larrey (1766-1842) fue el primero en poner de relieve la naturaleza contagiosa del tracoma, luego de observar distintas variedades de ese mal durante la campaña de Egipto. Estas observaciones las plasmó con lujo de detalles en su Mémoire sur l'ophtalmie régnante en Egypte, que vio la luz en 1802.12 Otra primicia correspondió al austriaco Georg Joseph Beer (1763-1821), a quien se le debe el cuchillo de hoja triangular que durante años se empleó en las operaciones de catarata. Este distinguido iridectomista, formador de gran número de estudiantes que llegaron a ser luego famosos cirujanos oftalmólogos, es muy recordado también por su libro de texto Lehre von den Augenkrankheiten , que se publicó en dos volúmenes en 1813 y 1817,13,14 y en cuyo texto aparecen muchos principios que aún se aplican en la práctica. El inglés George James Guthrie (1785-1856), el fundador del Royal Westminster Ophthalmic Hospital de Londres en 1816 y el primero en impartir la enseñanza de la especialidad en las Islas Británicas, sacó en 1823 el libro Lectures on the operative surgery of the eye,15 en que se tratan aspectos de suma importancia en relación con la oftalmología operatoria, con especial énfasis en la pupila artificial. En 1827 apareció un artículo en el que Sir George Biddell Airy (1801-1892) dio cuenta del astigmatismo, describió sus distintas variedades y fundamentó su sugerencia de aplicar los lentes cilíndricos para su corrección.16

Otro libro de singular importancia es A practical treatise on diseases of the eye,17 en cuyas páginas el autor William Mackenzie (1791-1868) brinda la descripción clásica de la sintomatología del glaucoma; califica por primera vez el incremento de la presión intraocular como característica propia de éste; introduce el término astenopia y hace la primera descripción de la oftalmia simpática como enfermedad independiente. En 1845 Philipp Franz von Walther (1782-1849) publicó un extenso artículo de 90 páginas con el título de Ueber die Hornhautflecken , en el que hizo por primera vez la descripción de la opacidad de la córnea.18 Seis años más tarde apareció el libro del fisiólogo alemán Hermann Ludwig Ferdinand von Helmholtz (1821-1894) encabezado con Beschreibung eines Augen-Spiegels zur Untersuchung der Netzhaut im lebenden Auge, donde se brinda amplia y detallada fundamentación acerca de la invención del oftalmoscopio, uno de los eventos más relevantes en la historia de la Oftalmología.19 La importancia del artícul o Ein Fall von Hämorrhagie der Netzhaut beider Augen, que se dio a conocer en 1853 por Ludwig Türck (1810-1868), radica en que sus párrafos reflejan por primera vez la correlación entre la hemorragia de la retina con los tumores de cerebro.20 Otro artículo, éste de Friederich Wilhelm Ernst Albrecht von Graefe (1828-1870), que se hizo público en 1855 con el encabezamiento Ueber die Coremorphosis als Mittel gegen chronische Iritis und Iridochorioditis, contiene los detalles acerca de la introducción por su autor de la iridectomía en el tratamiento de la iritis y de la iridocoroiditis.21 Tres años después se divulgó otro trabajo del propio Graefe, donde se dio a conocer como el introductor del mismo procedimiento quirúrgico en el tratamiento del glaucoma.22 En un artículo que llevó por título Ueber Complication von Sehnervenentzündug mit Gehirnkrankheiten, se acreditó Graefe como el descubridor de que la mayor parte de los casos de ceguera y de debilidad visual relacionados con trastornos cerebrales, son más bien un resultado de la neuritis óptica que de la parálisis del nervio óptico.23 La monografía Symptomenlehre der Augenmuskellähmungen, también de este oftalmólogo alemán y aparecida en 1867, constituye el fundamento de los conocimientos modernos relacionados con la sintomatología de la parálisis ocular.24

Louis Emile Javal (1839-1907), inventor del astigmómetro, hizo en su artículo titulado Sur un nouvel instrument pour la détermination de l'astigmatisme, dado a la publicidad en 1867.25 una descripción muy detallada de este valioso instrumento para medir el grado de astigmatismo. La primera descripción de la úlcera serpiginosa de la córnea y su tratamiento la dio a la publicidad Edwin Theodor Saemisch (1833-1909) en 1870 en su libro que lleva por título Das Ulcus corneae serpens und seine Therapie,26 y la de la atrofia óptica hereditaria se debe a Theodor Leber (1840-1917), quien la divulgó al año siguiente en un artículo con la denominación Ueber hereditäre und congenital-angelegte Sehnervenleiden.27 En otro artículo, éste con la firma de Ludwig Laqueur (1839-1909), se conoció por primera vez en 1876 acerca de la introducción de la fisostigmina en el tratamiento del glaucoma.28

La bibliografía cubana sobre oftalmología del período colonial

Luego de haber referido algunas de las obras más importantes sobre Oftalmología a escala internacional desde que se comenzaron a abordar asuntos relacionados con la disciplina hasta bien entrado el siglo XIX, procede dedicar un espacio a mencionar las primeras referencias relativas a la producción bibliográfica en esta disciplina en Cuba. A tal efecto se puede comenzar citando que en la biografía del insigne orador habanero Nicolás Manuel Escobedo Rivas (1795-1840), que aparece en el Diccionario Biográfico Cubano, publicado en 1878, se da cuenta de una terrible enfermedad de los ojos que lo privó de la vista en 1822, cuando contaba con 27 años de edad, y obligó a la extirpación de esos órganos como único recurso para aliviar sus dolores, lo que hace pensar que, a todas luces, se trataba de un paciente con ataques agudos de glaucoma.29 Algunos autores han dado la prioridad como el más antiguo de los trabajos impresos en Cuba sobre Oftalmología a una observación con el título Amaurosis perfecta del ojo izquierdo, hemeralopía en el derecho, tratamiento feliz de ambos por la nuez vómica , remitida por el doctor José Fernández Cruzado desde Trinidad a la Real Academia de Medicina de Cádiz en 1827.30,31

El 11 de enero de 1829 aparecieron en el Diario de la Habana unos apuntes, tomados del periódico español Papeles Extranjeros, relativos al papel de los músculos y nervios en el movimiento del ojo.32 El 18 de marzo del propio año se divulgó en ese mismo periódico una nota relacionada con el tratamiento quirúrgico de la pupila artificial,33 y el 17 de enero de 1831 salió allí un escrito, reproducido del periódico Correo Literario de Madrid, que trataba acerca de la acomodación y refracción ocular.34 El 6 de julio de 1833 se pudo leer en la misma publicación la noticia acerca de un cuerpo extraño que privó de la visión a una niña de siete años en Edimburgo,35 y el 16 de enero de 1838 la misma fuente difundió las estadísticas de los pacientes con enfermedades de los ojos, atendidos en el establecimiento “Nuestra Señora de Belén” durante 1837.36

A finales de la década de 1830 se notó en Cuba una mayor tendencia al cultivo de la Medicina, producto de una instrucción más sólida y vasta. En Francia, la metrópoli de la ciencia de entonces, se había formado un grupo de cubanos ilustradísimos, al frente del cual figuraba el doctor Nicolás José Gutiérrez Hernández (1800-1890), quien imprimió a este movimiento un gran impulso cuando creó en 1840 el Repertorio Médico Habanero, título de la revista con la que se inició la publicación de manera periódica de trabajos científicos en relación con las ciencias de la salud. En esa revista vieron la luz pública los primeros artículos originales sobre la especialidad oftalmológica. Por ejemplo, el doctor Agustín Fossatti fue el autor de Úlceras de la córnea , un trabajo donde se dieron pautas para diagnosticar y tratar estas afecciones, tanto las superficiales como las profundas, de las que también se señalaron sus caracteres específicos.37 El doctor José María González Morillas (1804-1870), un español nacido en la ciudad de Cádiz, que se graduó en la Universidad de La Habana de Licenciado y de Doctor en Medicina en 1830 y 1834, respectivamente y que luego fue catedrático de Clínica médica y de Patología general y Fisiología en la misma institución, publicó en el Repertorio Médico Habanero un total de cinco artículos originales, también relacionados con las úlceras de la córnea.38,39,40,41,42 Otros trabajos sobre la disciplina que aparecieron en esa revista se deben a la pluma del doctor Justino Valdés Castro (1823-1895), quien en uno de ellos trató de generalizar un método terapéutico contra la catarata que permanecía olvidado en la práctica oftalmológica a pesar de sus buenos resultados.43 En otro artículo del mismo autor se clasifican las diferentes especies de cataratas secundarias y se hace un pormenorizado análisis de su etiología, su sintomatología, así como de las formas de reconocerlas.44 En un tercer trabajo el doctor Valdés Castro presentó los caracteres diferenciales de las distintas modalidades de cataratas y los factores que intervienen en su surgimiento y evolución, además de ilustrar con ejemplos el modo de tratarlas.45

El primer libro cubano sobre Oftalmología

El ya mencionado doctor José M. González Morillas reveló siempre en su cátedra la clara inteligencia de que estaba dotado, la cual se manifestó también en los estudios oftalmoscópicos a los que se dedicó entre 1839 y 1855.46 Cuando en 1839 el Conde de Villanueva creó la Sala de Santa Lucía en el Hospital Militar para recibir y asistir allí a los enfermos de los ojos, fue puesto al frente de ella.47 Además de los artículos que publicó en el Repertorio Médico Habanero, fue el autor de la Monografía optalmológica o descripción de todas las enfermedades que pueden padecer los órganos de la visión y partes anexas, obra que tiene el privilegio no sólo de haber sido el primer libro cubano sobre Oftalmología, sino también el primero escrito en idioma español que se consagró exclusivamente a esta especialidad. En ese libro, preparado en dos tomos de 232 y 254 páginas y publicados respectivamente en 1848 y en 1850,48,49 (figuras 1 y 2) se advierte que el autor lo confió todo a su privilegiado talento, ajeno hasta cierto punto y tal vez a su pesar al desarrollo de los conocimientos de la época en la que lo escribió. De igual modo se percibe la falta de una indispensable visita que pudo haber hecho al Viejo Continente, donde entonces radicaba la cuna del saber más avanzado. Pero ello no debe ser censurado, si se tiene en cuenta que en aquella época el traslado a Europa por barco demandaba varios meses. Así pues el texto de este libro tiene su fundamento en las observaciones, deducciones y meditaciones de González Morillas a la cabecera de los enfermos a su cargo en la Sala de Santa Lucía del Hospital Militar. Otro aspecto a considerar es que en aquel período la Oftalmología era casi desconocida en Cuba y que la obra objeto de este análisis representa sin dudas un esfuerzo por enseñarla y difundirla.

Fig. 1. Primer tomo de la Monografía Oftalmológica del doctor José M. González Morillas.

Fig. 2. Segundo tomo de la Monografía Oftalmológica del doctor José M. González Morillas.

Como se apuntó con anterioridad, la obra consta de dos tomos. El primero abarca la historia del arte oftalmológico, la anatomía y la fisiología del ojo, la patología general y la patología especial; mientras que el segundo comprende la terapéutica quirúrgica y la materia médica, dedicada a describir el procedimiento terapéutico para enfrentar varios tipos de afecciones del órgano de la visión.

Se ha dicho que González Morillas conocía y seguía las líneas generales trazadas por renombrados autores de la época, pero no siempre se ajustaba a sus ideas. Más bien exponía con criterio independiente su manera de interpretar los hechos y de conducirse en cada caso particular lo que, a pesar de haberlo llevado a cometer errores graves, le dio originalidad para la interpretación de los fenómenos morbosos, para la práctica de ciertas operaciones y para la instrumentación que aquellas requerían.1 A esto procede agregar que cualquier censura por rigurosa que sea en cuanto al contenido del libro, no podrá surtir efecto para borrar la gloria que le corresponde como obra de indiscutible valor desde los ángulos bibliográfico e histórico.

Otros trabajos importantes sobre Oftalmología del siglo XIX

En todo escrito que aborde la historia de la bibliografía cubana sobre Oftalmología, se debe hacer alusión a ciertos trabajos que, en virtud de su significación para la historia de la medicina nacional en general y de la salud pública en particular, son verdaderos monumentos. En los últimos años del siglo XIX se publicaron varios artículos firmados por médicos criollos de gran prestigio, cuyo contenido ha trascendido en el tiempo con gran resonancia. Uno de ellos fue escrito por el oftalmólogo, pediatra y clínico general matancero Domingo Laureano Madan Bebeagua (1856-1898), considerado por muchos un filántropo por el gran amor que derrochaba en bien de sus semejantes. Varios de sus escritos se consagraron a las manifestaciones oftalmológicas en las enfermedades neurológicas.50 En este sentido vale mencionar el último artículo que publicó antes de su muerte en marzo de 1898 en la revista Crónica Médico Quirúrgica de La Habana con el título de Notas sobre una forma sensitiva de neuritis periférica. Ambliopía por neuritis óptica retrobulbar,51 en el que hizo una pormenorizada explicación de un cuadro muy similar desde el punto de vista clínico al de la ambliopía originada por el tabaquismo o el alcoholismo, contraído por personas que no practicaban esos hábitos tóxicos y que él consideró debido a un déficit nutricional y por intoxicación tal vez de origen intestinal.

Con este trabajo se convirtió Madan en el primero en describir la ambliopía nutricional en Cuba y todo parece indicar que también en el mundo (figura 3). Luego de describir la enfermedad y establecer sus causas en ese artículo, murió tratando de mitigarla, como bien afirmara el doctor Juan Santos Fernández Hernández (1847-1922), el padre de la Oftalmología en Cuba, quien es aún el más prolífico de los publicistas cubanos de todos los tiempos en esa materia médica y quien fuera su maestro y amigo entrañable. A él se le debe otro artículo de gran relevancia relacionado con la misma entidad, que vio la luz con el encabezamiento de Ambliopía por neuritis periférica debida a auto intoxicación de origen intestinal por alimentación defectuosa. En este trabajo, publicado también en la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana en 1900, el doctor Juan Santos Fernández no sólo reafirma el descubrimiento de su discípulo, sino también le reconoce la primicia en la descripción y causa del mal.52

Fig. 3. Primera descripción en Cuba y probablemente en el mundo de la ambliopía nutricional.

Otro grande de la Oftalmología cubana, el doctor Enrique López Veitía (1847-1910), laborioso médico que sentía un amor ilimitado por la ciencia y que fue también un pilar en el desarrollo inicial de esa especialidad, dio a la publicidad, igualmente en 1900, otro trabajo relacionado con la ambliopía por desnutrición, que se divulgó en las páginas de los Archivos de la Policlínica, título de una revista por él creada ocho años antes, donde la describió como una nueva afección surgida a raíz del bloqueo al cual se sometieron los puertos de la isla en los momentos en que se estaba produciendo la caída definitiva del colonialismo español.53

En 1926 salió un repertorio de 276 páginas, confeccionado por el eminente bibliógrafo cubano Carlos Manuel Trelles Govín (1866-1951), para destacar a través de la literatura a los protagonistas de las primicias médicas en la Mayor de las Antillas hasta el primer cuarto del siglo XX. En este libro hay varias páginas dedicadas a los precursores y los forjadores hasta ese momento de la Oftalmología nacional, donde se citan sus trabajos más importantes como autores.54 Para no caer en repeticiones innecesarias de lo ya escrito por Trelles y hacer sólo visibles los trabajos que no aparecen en ese repertorio, se ha optado por mencionar en este artículo una selección de los que han trascendido en el tiempo con los ejemplos anteriores.

Los escritos aquí citados de los doctores Domingo Madan, Juan Santos Fernández y Enrique López han adquirido gran importancia, por cuanto sirvieron como antecedentes de gran peso en los estudios llevados a cabo en la primera mitad de la década de 1990, cuando sobrevino en el país la epidemia de neuropatía que afectó a cerca de 56 000 personas.31,55 De ahí que se les haya dado a éstos prioridad en la selección de los incluidos en la presente reseña y que en ella se les consagre un interés muy particular, teniendo en cuenta su valor como recurso para enfrentar y evitar que aquella epidemia se continuara propagando en proporciones incalculables.

Revistas cubanas especializadas en Oftalmología

Durante el siglo XIX circularon en Cuba más de 60 títulos de revistas médicas, en muchas de las cuales se divulgaron trabajos relativos a las enfermedades del órgano de la visión. Éstos comenzaron a ser más visibles a partir de 1875, año de la fundación de la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana por el doctor Santos Fernández quien, en su condición de especialista en esa disciplina, le dedicó en ella numerosos espacios. Asimismo, la mayor parte de la literatura oftalmológica cubana en los primeros 20 años del período republicano, se encuentra recogida en esa publicación con él asumiendo el protagonismo como autor. Otros títulos que guardan considerable cantidad de artículos sobre la etiología, los síntomas y el tratamiento de las enfermedades oculares son los ya citados Archivos de la Policlínica, fundados por el doctor Enrique López y los Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana.

El XIII Congreso Internacional de Medicina, que tuvo lugar en París en 1900, contó con la asistencia de varios oftalmólogos, entre los cuales figuraban el español Manuel Penacho Peirón y el cubano Juan Santos Fernández. Aprovechando esa oportunidad, ambos unieron sus esfuerzos y convocaron a una reunión, de donde nació el esbozo de la que se convirtió poco tiempo después en la revista más importante de la especialidad en Iberoamérica, los Archivos de Oftalmología Hispanoamericanos, publicación surgida en 1901 para dar por primera vez cobertura a los autores hispanohablantes y en la cual aparecieron no pocos trabajos de cubanos consagrados a esta disciplina.56 Según las palabras escritas y firmadas en el prefacio de su primera entrega por los especialistas que la fundaron, el objetivo para el cual se creó la mencionada revista fue reunir en un solo haz a todos los que en España y en América cultivaban la Oftalmología, a fin de que presentaran con regularidad y del modo más perfecto posible en lengua española el fruto de su esfuerzo y demostraran su deseo de contribuir al progreso universal.57

En la fundación de esta publicación colaboraron también el uruguayo Luis de Micheri y el destacado oftalmólogo madrileño Andrés García Calderón, quien fungió como su primer director efectivo.

Como se apuntó con anterioridad, la literatura cubana en materia oftalmológica estaba hasta entonces dispersa en artículos divulgados en distintos títulos no especializados, a la vez que las revistas de ese contenido aparecidas en España habían tenido una corta existencia. Estas fueron Crónica Oftalmológica (Cádiz, 1871-1882), Revista Especial de Oftalmología, Sifilografía, Dermatología y Afecciones Urinarias (Madrid, 1878-1889) y Revista Oftalmológica (Barcelona, 1886-1892).

Los Archivos de Oftalmología Hispanoamericanos que conservaron esa denominación hasta 1936, cuando dejaron de circular a causa de la guerra civil española, fueron el vocero de la Sociedad Oftalmológica Hispano Americana, creada desde 1903 también por el cubano Santos Fernández.58 Al cabo de los seis años de aquella interrupción, reapareció la revista, entonces con el nombre de Archivos de la Sociedad Oftalmológica Hispano Americana, que mantuvo hasta 1971 cuando la agrupación prescindió de sus integrantes de otras naciones y pasó a llamarse Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología, como se le identifica actualmente.59

De lo anterior se infiere que Archivos de Oftalmología Hispanoamericanos representó el primer intento orientado a publicar de modo sistemático, en un soporte de divulgación especializado, la producción científica resultante de los estudios y observaciones de los publicistas cubanos de la disciplina.

La primera revista genuinamente cubana en esta materia fue también fundada por el doctor Santos Fernández. Comenzó a circular en 1919 con el título de Revista Cubana de Oftalmología, con el doctor Francisco M. Fernández Hernández (1886-1921) como director. Esta publicación, que salió trimestralmente hasta 1923, se creó con el objetivo de fomentar el intercambio de experiencias y estrechar los lazos entre los oftalmólogos cubanos.60 A los 15 años de su desaparición, en 1938, surgió otra revista con igual nombre y frecuencia, dirigida por el doctor F. B. Pérez. A todas luces, esta publicación tuvo poca duración, pues las escasas referencias encontradas de ella dan cuenta de su existencia únicamente en el año que se puso en circulación.61

La Sociedad Cubana de Oftalmología fue fundada en 1932, con el doctor Miguel A. Branly como Presidente. Los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en esa época, causados por la dictadura de Gerardo Machado Morales (1869-1939), obligaron a esta organización a suspender sus trabajos hasta 1946, año en el que algunos jóvenes y entusiastas oculistas, encabezados por el doctor Oscar F. Horstmann, se movilizaron para ponerla de nuevo en marcha. En octubre de 1951 apareció como órgano de la corporación una revista titulada Archivos de la Sociedad Cubana de Oftalmología, que tuvo también una vida efímera. Esa publicación, cuyas entregas eran trimestrales, duró sólo hasta junio de 1952, según consta en un índice de los trabajos en ella divulgados, que se dio a conocer en enero de 1954.62

Con la desaparición de Archivos de la Sociedad Cubana de Oftalmología se regresó a la misma situación existente antes de 1901, caracterizada por la dispersión en distintas publicaciones médicas de los artículos producidos por los especialistas cubanos de esa rama. Desde entonces hubo que esperar 35 años para que volviera a surgir otra revista dedicada por entero a las cuestiones concretas de la disciplina. Con el patrocinio de la Sociedad Cubana de Oftalmología, se comenzó a editar en 1988 una revista dirigida a los profesionales y técnicos consagrados a este campo y a otras especialidades afines, que por tercera ocasión se identificó con el nombre de Revista Cubana de Oftalmología, renacida con el fin de atesorar la experiencia y los resultados de las investigaciones y satisfacer las necesidades de información en la especialidad, así como servir de medio de intercambio para los profesionales vinculados a ella. Actualmente es una publicación oficial de la Editorial Ciencias Médicas, anexa al Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas del Ministerio de Salud Pública de Cuba. Su frecuencia fue primero cuatrimestral; desde 1991 aparece con periodicidad semestral -en 1997 se produjo una sola entrega, identificada con el número 1-2.

Desde su surgimiento hasta 2006 vieron la luz en sus páginas cerca de 400 trabajos originales de Oftalmología en general, artículos de revisión, contribuciones extranjeras y otros temas de interés sobre novedades científicas e higiene y prevención, que guardan relación con otras disciplinas oftalmológicas.

Consideraciones generales

En el presente artículo se han puesto al descubierto algunos detalles poco conocidos en relación con la historia de la bibliografía oftalmológica a escala universal en general y en el territorio nacional en particular. Más que brindar la fría relación cronológica de las obras a modo de cumplir un requisito de carácter formal, se ha tratado más bien de demostrar que en la Oftalmología se formaliza también el principio de que la ciencia es un producto del desarrollo social y un elemento formador básico de la cultura sujeta, ya sea en sus limitaciones o bien en su expansión, a las posibilidades que le puede ofrecer el nivel de evolución de la sociedad. De los apuntes brindados en la parte introductoria se infiere que desde tiempos muy remotos se le prestaba una atención diferenciada a la cura de las afecciones oculares y se le concedía una importancia especial a la práctica oftalmológica, cuestión que ha quedado recogida en la literatura allí citada.

El caso particular de la bibliografía cubana permite asimismo razonar que el progreso científico, como producto de la creación humana, guarda relación con el nivel social y cultural, si bien no está mecánicamente subordinado a él. Ello se nota cuando se revisa la literatura de la disciplina producida en la isla, desde las primeras noticias aparecidas en el Diario de La Habana a principios del siglo XIX, hasta los últimos artículos dados a la publicidad en la actual Revista Cubana de Oftalmología. En tal sentido hay dos obras que sobresalen con especial connotación, por lo que han significado para la historia de la especialidad. La primera es el primer libro producido en idioma español consagrado a ella, escrito en La Habana por el médico español formado en Cuba José M. González Morillas y, la segunda, el trascendental trabajo del médico matancero Domingo Madan, convertido en el primero en describir la ambliopía nutricional en el país y posiblemente en el mundo. Este trabajo del doctor Madan tiene además la significación de haber sido, junto a otros dos de la autoría de los doctores Juan Santos Fernández y Enrique López, aquí también citados, importantes antecedentes para las investigaciones realizadas por los científicos cubanos de la época actual para hacer frente a la neuropatía epidémica que azotó seriamente al territorio nacional en los primeros años de la década de 1990. En cuanto a los títulos mencionados de revistas cubanas dedicadas a la Oftalmología, vale aclarar que aquí se han considerado sólo aquellas que atesoran trabajos relativos únicamente a esta disciplina, pues han existido otras como la Revista Cubana de Oto-Neuro- Oftalmiatría y la Revista Cubana de Oftalmología y Oto-Rino-Laringología, que denotan mayor producción de artículos sobre asuntos relacionados con materias afines que vinculados a ella directamente.61,63

Por lo demás se espera haber dado con este trabajo un modesto aporte al género de investigación que constituye la bibliografía médica cubana en el campo específico de la Oftalmología. El principal objetivo que se ha tratado de cumplir al escribirlo es fertilizar el terreno de su historia con miras a despertar el interés por su estudio, tanto por parte de oftalmólogos y bibliotecarios, en especial los referencistas, y de otros profesionales de las ciencias de la salud y de la información interesados en el tema.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 8 de enero del 2006. Aprobado: 14 de enero del 2006.  
Lic. José Antonio López Espinosa. Universidad Virtual de Salud de Cuba. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed. Calle 27 No. 110 e/ N y M, El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. Correo electrónico: jale@infomed.sld.cu

1Licenciado en Información Científica Técnica y Bibliotecología. Investigador Agregado. Universidad Virtual de Salud de Cuba. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed.

Ficha de procesamiento

Clasificación: Artículo histórico.

Términos sugeridos para la indización

Según DeCS1

OFTALMOLOGÍA/historia; HISTORIA DE LA MEDICINA; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; PERSONAJES; CUBA.

OPHTHALMOLOGY/history; HISTORY OF MEDICINA; BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE; FAMOUS PERSONS; CUBA.

Según DeCI2

BIBLIOGRAFIA RETROSPECTIVA/análisis; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; PERSONAJES; CUBA.

BIBLIOGRAPHY, RETROSPECTIVE/analysis; BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE; FAMOUS PERSONS; CUBA.

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.

Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm

2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf