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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.16 n.2 Ciudad de La Habana ago. 2007

 

Página del editor

Un editor es un guardián de la ciencia y la cultura en una sociedad

Lic. Rubén Cañedo Andalia1

Copyright: © ECIMED. Contribución de acceso abierto, distribuida bajo los términos de la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir Igual 2.0, que permite consultar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente y utilizar los resultados del trabajo en la práctica, así como todos sus derivados, sin propósitos comerciales y con licencia idéntica, siempre que se cite adecuadamente el autor o los autores y su fuente original.

Cita (Vancouver): Cañedo Andalia R. Un editor es un guardián de la ciencia y la cultura en una sociedad. Acimed 2007;16(2). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol16_2_07/aci01807.htm
 [Consultado: día/mes/año].

A mediados de la década de los años 1990, Internet se convirtió en un fenómeno de masas a escala internacional. Hoy, la red es un medio tan común en nuestras vidas como la radio, la televisión o la computadora. Ella facilita un intercambio creciente de información, de proporciones inimaginables unos años atrás.

En el plano nacional, a finales de la pasada década, junto con el avance de la red sobre todo en el campo académico y científico, se inició paralelamente un formidable movimiento ideológico y cultural, un fenómeno amplio de múltiples perspectivas: una Batalla de Ideas cuyas características, desde la perspectiva educacional, la convierten en la Segunda Gran Campaña de Alfabetización de Cuba.

Con esta nueva etapa de desarrollo han nacido numerosos programas en el área profesional y cultural, dirigidos a revolucionar la enseñanza, sus recursos humanos, sus tecnologías, sus métodos y medios, su alcance, que comprende todos los niveles de la sociedad cubana. La universalización de la enseñanza superior ha hecho que Cuba se convierta en una gran universidad, una universidad regional e internacional. Sobre estas bases, Cuba construye una sociedad de la información, del conocimiento, del aprendizaje y la inteligencia, de la cultura… y una economía basada en el conocimiento.

Esta nueva revolución en el sector educacional produce un volumen de información y un intercambio de conocimientos, unas necesidades de gestión de la información y del conocimiento, unas demandas de aprendizaje… sin precedentes en nuestra historia.

Y todo, pero especialmente el amplio movimiento de superación/categorización de los recursos humanos que ocurre en la educación posgraduada de nivel universitario, origina demandas de publicación incapaces de satisfacer por muchas casas editoras, una avalancha de manuscritos, especialmente en las editoriales que publican revistas, para la cual ellas no se encuentran preparadas porque, desde la década de los años 1990, el impacto negativo del período especial sobre sus infraestructuras y organización, en muchos casos, no ha podido eliminarse.

En Cuba, las dificultades y limitaciones impuestas por el denominado período especial revertieron una tendencia considerada positiva en aquellos momentos desde el punto de vista editorial; se inició entonces una amplia fuga de manuscritos de calidad a las revistas extranjeras. Actualmente muchos profesionales, si no todos, desean publicar, porque entre las exigencias para alcanzar una nueva categoría docente o de investigador, para realizar una maestría o un doctorado, se requiere de cierto número de publicaciones realizadas y eso, como es lógico, produce un incremento notable de las demandas de publicación en los medios disponibles en el sector de la salud en el país, una formidable oportunidad, si los responsables de dichos medios manejan bien este fenómeno. 

Hoy, es posible observar tres tendencias negativas en la publicación científica cubana en salud:

  • El envío masivo de manuscritos de pobre calidad a las publicaciones nacionales, provinciales y locales, con lo que se sobrecargan y atascan las débiles infraestructuras tecnológicas y organizativas de las editoriales de muchas de ellas. Algunos comités editoriales débilmente organizados no han podido enfrentarse a los nuevos volúmenes de trabajo; otros fueron desbordados y son incapaces de responder adecuadamente a las nuevas exigencias; otros se han quedado sin trabajos porque los autores no se han sentido suficientemente atendidos y han buscado otros vehículos de publicación ―muchos en el extranjero― o porque simplemente ellos creen que estos medios de comunicación no son los idóneos para obtener el impacto o visibilidad internacional que ellos desean para sus trabajos. Sólo los equipos editoriales mejor preparados sobreviven a una nueva competencia, a veces desleal.
  • El envío de contribuciones de bajo y mediano valor a publicaciones poco prestigiosas o relevantes y, con cierta frecuencia, a sitios que colocan los trabajos de los autores sin que medie ningún proceso de revisión del contenido o la metodología empleada –única base de una revisión científica– y, en ocasiones, sólo de aspectos formales.
  • El envío de trabajos de gran valor a publicaciones prestigiosas e importantes en el extranjero. Desde una perspectiva actual y realista, buscar una mejor visibilidad de los trabajos de alta calidad de nuestros autores en medios de alta visibilidad y prestigio puede considerarse apropiado. Otro análisis puede enfocarse a porqué no es posible desarrollar una publicación de alta visibilidad para esa clase de materiales. 

Pero el fenómeno, y sus causas, es mucho más complejo de lo que es posible imaginar y concurren tantos factores que es casi imposible enumerarlos; una política consistente de publicación que salvaguarde la propiedad intelectual del país –y en esto hay que ganar mucho más– dictada primero en forma general para el sector científico y tecnológico del país y con posterioridad para cada uno de sus sectores particulares donde, como primer paso, se defina qué es una publicación científica (y yo me atrevería a afirmar que por principio no puede hablarse de publicación en el ámbito de la ciencia si no existe, al menos, un proceso de arbitraje consistente que determine la validez de lo que se publica) contribuiría positivamente a crear un soporte primario de referencia para la elevación de la organización de este complicado proceso.

Una mayor cultura de publicación contribuiría también a elevar la calidad (metodológica, de contenido y de presentación) de los trabajos propuestos, la calidad de la revisión y de su edición, pero este es un proceso que puede absorber grandes recursos y requiere de una gran sistematicidad para que produzca frutos. Proyectos como los impulsados por Infomed en las áreas de la alfabetización informacional y la publicación pueden contribuir positivamente en este aspecto.

Es una necesidad imperiosa introducir en las carreras universitarias la enseñanza de los elementos básicos, tanto para la búsqueda de información en cada especialidad (puede ser parte de los temas de Informática donde se imparta esta asignatura como en el caso de las carreras de la salud) como de los relacionados con la publicación de artículos científicos (puede ser parte de los temas de Metodología de la Investigación donde se estudie esta asignatura).

Una nueva organización, una mejor infraestructura y un mayor compromiso de los editores contribuirían también a eliminar o reducir el desequilibrio existente entre la generación de publicaciones y la capacidad editorial existente que tanto influye en la fuga de publicaciones al extranjero con sus consecuencias negativas para las nacionales.

La publicación del informe final es el último, y no menos importante, eslabón del ciclo de la investigación científica y tecnológica, aún cuando es posible que se desarrollen otros procesos alternativos o complementarios, como el registro de patentes. Es inconcebible un proyecto de investigación que entre sus salidas finales no contemple un informe de sus resultados, incluso cuando por razones de protección de dichos resultados no sea publicable en medios de comunicación de amplio alcance, como las revistas especializadas. Cada proyecto de investigación debe poseer un acápite dedicado a definir los medios para la divulgación de sus resultados: conocimientos, procedimientos, tecnologías…, que puede ocurrir en forma tradicional mediante la publicación de uno o varios artículos científicos o  por medio de patentes u otro adecuado al caso. En cada proyecto se deben definir los responsables, los medios, los recursos y los plazos de tiempo para el cumplimiento de esta etapa del trabajo. Pero estos, repito, son solo algunas puntas del iceberg.

El editor: difusor y guardián

En medio de este complejo fenómeno existe una figura y un componente del proceso de publicación esencial para garantizar una labor de publicación mínimamente aceptable, destacada o de excelencia: se trata del editor.  Es el editor el máximo responsable de lo que se publica. Son los editores, apoyados en sus comités, en sus árbitros, en sus asesores, quienes dicen “Sí” o “No” al paso de una publicación, y esto es una gran responsabilidad ante la ciencia; somos nosotros quienes contribuimos o no a diseminar una cultura o una pseudo-cultura, a fomentar las ideas de la calidad o de la mediocridad, a crear principios éticos o a propagar las malas prácticas. Los editores son guardianes de la ciencia y la cultura.

Con Internet, cualquier individuo puede diseminar información, pero diseminar información no es publicar, según la perspectiva de la ciencia; el primer requisito de muchas metodologías para evaluar un recurso disponible en Internet es que este disponga de un autor, de una autoridad y de un editor que avale su calidad; la evidencia científica se busca en las mejores publicaciones y no en cualquier parte.

Por eso ningún editor que se respete, que sea honesto, puede titubear en decir “No” cuando la calidad de un trabajo no amerite su publicación. Hay también que saber decir “No” con cortesía y amabilidad para no herir la sensibilidad de los autores. Hay que educar. Esto protege el prestigio científico de una publicación, algo muy difícil de adquirir y defender.

El movimiento a favor de la publicación existente en el país es una formidable oportunidad para desarrollar revistas de calidad, para ser más exigentes, para educar a muchos autores, pero es esencial que ocurra sobre la base de un proceso editorial competente; esta es una condición básica para lograr lo demás. Nuestra ineficiencia ha llevado a muchos autores a enviar sus trabajos a revistas extranjeras importantes, pero a otros los ha impulsado a colocar sus trabajos en sitios muy populares y visibles, aunque de dudosa reputación en el campo científico y académico, que diseminan cuanto material reciben –una práctica lo más alejada posible del quehacer científico– donde sus creaciones corren riesgos desconocidos; algunos ya exhiben estos trabajos como sus publicaciones. Puede que en determinados años muchos de nuestros especialistas tengan un 40 por ciento de sus publicaciones en esos sitios o que ni siquiera ellas existan porque los sitios desaparecieron. ¡Qué triste!, ¿Verdad?

Urge luchar por la calidad. Si los autores producen trabajos de más calidad, tendremos mejores especialistas; si las revistas publican trabajos de mayor calidad, nuestras revistas gozarán de una mayor visibilidad y aceptación a nivel internacional; ganará la ciencia y ganará el país.

Tener una revista, más que un lujo es una gran responsabilidad; empeñarnos en una revista inalcanzable, si podemos tener un boletín, una publicación seriada, que no requiere un plazo regular de publicación, o un anuario de calidad y obtener un gran reconocimiento por su valor, puede llevarnos al fracaso en lugar de a la cima. Todas las organizaciones no pueden tener una revista; una revista prestigia, pero no es una mascota para atraer la atención y hacernos importantes; sólo nos hace importantes cuando funciona bien y con calidad, y los editores no podemos aceptar vivir bajo la mediocridad de una revista imposible de sostener.


Lic. Rubén Cañedo Andalia. Departamento Fuentes y Servicios de Información. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed. Calle 27 No. 110 e/ N y M, El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. Correo electrónico: ruben@infomed.sld.cu

1Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Departamento Fuentes y Servicios de Información. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed.

Ficha de procesamiento

Términos sugeridos para la indización
           
Según DeCS1
FIRMA EDITORA; PUBLICACIONES PERIÓDICAS; CUBA.
PUBLISHING; PERIODICALS; CUBA.

Según DeCI2
EDITORIAL; EDITORES; PUBLICACIONES PERIÓDICAS; GESTIÓN EDITORIAL; EVALUACIÓN DE PUBLICACIONES; CUBA.
PUBLISHING HOUSE; PUBLISHERS; PERIODICALS; EDITORIAL MANAGEMENT; SERIALS EVALUATION; CUBA.

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.
Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm
2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf