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ACIMED

Print version ISSN 1024-9435

ACIMED vol.16 no.4 Ciudad de La Habana Oct.-Oct. 2007

 

Obituario 

Xiomara Alfonso nos dejó lo mejor: su valor  

Por:  Lic. María del Carmen González Rivero

Las cosas tienen un ser vital.   
Rubén Darío

Los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán
la forma del sentimiento que los llene.
Juan Carlos Onetti

Domingo 5 de agosto de 2007.

Poco importó que fuera domingo de verano. En realidad son pocos los días en que uno puede sentirse anticipadamente alegre, alegre sin café, ni cantos, ni esa tontería que antes y después nos parece imposible, alegre de veras, casi triste.

Usted no podía saber nada de este domingo, del desajuste que ya causaba, de esta no esperada sorpresa.

Soy lo que soy y cuanto soy, de acuerdo con mis diferencias con ese patrón que ha dejado, con esa muestra de disciplina bibliotecaria. La comparación está dentro de mí, dentro de todos, como todos dentro de ella.

Acaso usted no halle en esto ninguna ansiedad promotora de alegría, pero yo sí la encuentro, es más, la invito a usted. Por eso me gusta ser fiel a esa vinculación conmigo misma, por eso me agrada cada uno de esos regresos a los que ya estuvo, justamente para alzarme con ese pasado para muchos ya en desuso, desde esa plataforma casi absurda donde le han dejado hoy, pero usted dejó a todos hacia lo juiciosamente venidero en este mundo que se llena de información.

Por eso hoy me vestí despacio, mientras pensaba que era la salvación para usted, espero entienda esta actitud melancólica, soy tremendamente consciente de su ausencia presente, y su melancolía callada también la admito, simplemente la admito. Y entonces no me importa su probable melancolía. Más aún todos la buscamos.

Siempre temprano en esa dirección, de lunes a viernes usted era la reina, un reino exclusivo ganado por usted. Cuántos años de su vida rodeada de libros, alumnos, especialistas, investigadores, bibliotecarias, desorientados, mal humorados, mal orientados, incomprendidos, en fin, el eterno usuario que extrañará su carácter y sabiduría.

Hoy lunes temprano, como siempre, todos acudimos a su reino; otro reino era el de hoy; todos la buscamos, corrimos a su encuentro, a su despedida. Usted como siempre con esa existencia serena, presente, de nuestras cosas subordinadas y comunes. Usted hoy desordenó mi día, sin vacilar, sin pensar, yo sin alejarme, sin poder hacer nada, sin hacer absolutamente nada.

Después fui sabiendo que usted ingresaba paulatinamente en todas mis imágenes, mis recuerdos, sus recuerdos, que ya había abandonado. Dónde estaba usted con su uniforme azul y blusa blanca. Ya de usted sólo tendremos sus fotografías, y hoy tengo la última, usted sola, con ese respeto que siempre inspiró. ¿Cómo logró dejar tanto en tantos?

El silencio de hoy nos convenció a todos.

Usted hoy tuvo la imagen de la mujer segura, madre, esposa, amiga, la mujer con enorme capacidad de sacrificio, la infatigable presencia, que todos aprendimos a amar.

Usted no puede saber que hemos regresados todos a esta Biblioteca Médica, su reino, siempre temprano de lunes a viernes y sábado también, y segura estoy de que muchas veces la tendremos como única.