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ACIMED

versión impresa ISSN 1024-9435

ACIMED v.19 n.3 Ciudad de La Habana mar. 2009

 

PÁGINA DEL EDITOR

 

Los bibliotecarios carecemos aún de la preparación profesional necesaria para involucrarnos directamente en las actividades básicas del sector sanitario

 

The librarians yet lack the necessary professional preparation to directly engage in the basic activities of the health sector

 

 

Rubén Cañedo Andalia

Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Departamento Fuentes y Servicios de Información. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed.La Habana. Cuba.

 

 


Desde pequeño me gustó la Medicina. Mi padre era cardiólogo. Aun cuando no pude estudiar esta carrera, mi identificación con esa esfera del conocimiento fue siempre muy alta. Por ello, al solicitar empleo, tras la salida de la universidad, lo hice a un centro de la salud: el Instituto de Gastroenterología, el cual, al no disponer de plaza vacante, me facilitó el ingreso al Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas.

Al iniciarme en mis labores como bibliógrafo en el área que se ocupaba de tramitar esta clase de solicitudes en el centro, me percaté muy pronto de los grandes obstáculos que significarían una serie de términos totalmente ajenos al conocimiento que había adquirido como parte de mi formación universitaria. Los diccionarios y mi interés por entender de qué se trataba me ayudaron mucho en cada caso para avanzar progresivamente en la comprensión de las búsquedas recibidas. Pero hoy todavía, a más de 20 años de labor ininterrumpida en el área de las ciencias médicas, me considero casi un analfabeto en muchísimos temas y en algunos, como los relativos a las llamadas ciencias básicas: bioquímica, fisiología, genética y la estomatología.

Desde el comienzo de mi actividad laboral y hasta hoy -y creo que por algún tiempo más-, esta situación fue y es para mí motivo de una constante preocupación personal. Egresamos de la universidad con el perfil de Licenciado en Información Científico - Técnica y Bibliotecología, hoy Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información y puede que en un futuro como Licenciado en Ciencias de la Información, con una preparación general para enfrentarnos al mundo de la información en cualquier campo, pero al ingresar a cualquiera de ellos, debemos recomenzar, sólo con nuestras propias herramientas de profesionales de la información, a alfabetizarnos y especializarnos "empíricamente" en ciertas áreas del conocimiento, donde, por demás, nuestra misión es servir a una comunidad de usuarios expertos en ellas que, con frecuencia, exigen de nosotros algo para lo cual no estamos preparados.

Pero no se trata de un fenómeno particular de la Licenciatura en Bibliotecología y Ciencias de la Información, una especialidad a la cual amo tanto y por la cual siento una especial veneración, así como por quienes la enseñan. Es algo aún mucho mayor. Lamentablemente, para muchos de los graduados en los años finales de la década de 1980 y durante la de 1990, el ingreso a sus centros de trabajo y el inicio de su vida laboral fue algo traumático. Con la caída del sistema socialista mundial y de la Unión Soviética, Cuba experimentó una crisis que afectó los más recónditos confines de la vida de la mayor parte de sus ciudadanos; las bibliotecas y otras entidades de información tampoco escaparon de sus consecuencias. Pronto se redujeron y desaparecieron los recursos; la actividad decayó como nunca antes y sólo los más "fuertes" se aferraron a su trabajo y, poco a poco, lograron devolver la vida a sus instituciones. Entre todos los sectores, la salud fue uno de los que con mayor denuedo luchó por conservar las conquistas alcanzadas en el país en esta esfera. Infomed es un ejemplo de esta firme decisión. Finalmente, ello tuvo que suceder en muchas otras esferas de la actividad del país para poder "salir adelante".

Hoy, ciertamente, la situación es diferente, aún cuando experimentamos múltiples carencias, sobre todo financieras, para materializar nuestros proyectos de desarrollo y con ellos nuestros sueños profesionales o de vida.

Por eso; porque continúa siendo un sueño mío todavía y porque creo que es una necesidad de una sociedad con muy serias intenciones de convertirse en una sociedad de la información y el conocimiento, me atrevo a retomar el tema de la preparación, y en particular, el de la especialización de nuestros profesionales de la información. Como antes decía, el fenómeno no se circunscribe a la Licenciatura en Bibliotecología y Ciencias de la Información, porque compete tanto al sistema de la enseñanza media politécnica como a la enseñanza universitaria y a los sistemas de educación posgraduada y de grados científicos establecidos en el país. Lógicamente, nos limitaremos al caso de las ciencias médicas y de la salud.

Actualmente, disponemos de 3 perfiles en la enseñanza media politécnica relacionados con las ciencias de la información. Al primero, Bibliotecología y Técnicas Documentales, le seguirían, por su grado de vinculación, Gestión Documental e Informática. A pesar de sus similitudes y diferencias, todos ellos poseen un denominador común: una formación general, y un marcado desequilibrio hacia la formación como bibliotecarios, documentalistas o informáticos, en lugar de la integración adecuada de esas dimensiones como parte de un todo común que es el fenómeno "información".

En el campo de las ciencias médicas, con el surgimiento de las denominadas Tecnologías de la Salud y sus más de 20 especialidades, apareció la Licenciatura en Gestión de Información en Salud, donde se mezclan diversas áreas del conocimiento: informática, bibliotecología y estadísticas médicas, con el objetivo ideal de formar un gestor de información en salud, pero que, debido al grado de inmadurez académica - esta especialidad, como las demás tecnologías de la salud, se encuentran aún en fase experimental y en el presente año deberán presentarse ante el Ministerio de Educación Superior (MES) para su debido reconocimiento como carreras ante las instancias correspondientes en el país (Vidal Ledo M. Comunicación personal. 12 de enero de 2008)- que presenta, sobre todo como resultado de su juventud y la carencia, tanto de un cuerpo docente consolidado y uniformemente distribuido a lo largo y ancho del país como de los escenarios apropiados para su desarrollo, entre otros factores, como las omnipresentes carencias tecnológicas y de recursos en general, se queda hasta el momento en una especie de documentalista médico de perfil general.

Ahora bien, con el resurgimiento de la vida económica del país, y con ella de renovados proyectos sociales, con una Batalla de Ideas como telón de fondo, se ha hecho posible el desarrollo de un amplio programa de crecimiento profesional posgraduado, que se organiza básicamente en torno a 3 modalidades: diplomados, maestrías y doctorados, además de los históricos cursos de posgrado. Como parte de este esfuerzo, las especialidades informáticas y de la información han recibido un impulso especial. Actualmente, existen diversos diplomados en las especialidades de informática e información, incluso, un diplomado en Gestión de la Información en Salud, impartido por especialistas de Infomed, teóricamente al alcance de cualquier profesional de la salud y decimos teóricamente, porque los recursos muchas veces son escasos para poder llegar a todos los que les puede interesar a lo largo de la isla.

La Universidad de La Habana, la Universidad de Ciencias Informáticas, el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones y otros organismos ofertan regularmente maestrías y la posibilidad de realizar doctorados más o menos relacionados con los campos referidos. Destaca especialmente en esta esfera, la actividad de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, con un programa sostenido de superación posgraduada, varias ediciones terminadas de la maestría y, en curso, del doctorado en ciencias de la información, este último de conjunto con la Universidad de Granada. Sus resultados son fantásticos, sobre todo, por su calidad, y en un futuro cercano el sector de la salud dispondrá de varios de estos doctores, pero todavía carecemos de un Máster o un Doctor en Ciencias de la Información en Salud.

Se puede afirmar que no contamos aún con los mecanismos académicos que necesitamos para especializar a una parte de esa gran cantidad de graduados de perfil general de los que dispone el sector de la salud en Cuba en la labores de la esfera informático-bibliotecario. Tampoco hemos conseguido un graduado que armonice como necesitamos informática y bibliotecología -en este sentido, el ingreso de los graduados de bibliotecología a alguna de las diversas maestrías que ofrece la Universidad de Ciencias Informáticas, el Ministerio de Informática y las Comunicaciones, así como otras instituciones y de los informáticos a la maestría en Bibliotecología y Ciencia de la Información, sería muy positiva. Es más, en muchas instituciones de información, persisten las tensiones entre los especialistas de una y otra área. ¡Qué gran reto para los gerentes de unidades donde se requiere de su unidad para cumplir con su cometido social!

Sin embargo, es posible desarrollar algunas iniciativas y estrategias, y trabajar desde diferentes direcciones pero hacia un mismo objetivo: la especialización, si tomamos posiciones flexibles con respecto al tema.

 

ESPECIALIZACIÓN EN SALUD DE LOS TÉCNICOS MEDIOS Y UNIVERSITARIOS DE PERFIL GENERAL

Hoy día, nuestras instituciones reciben una multitud de recién graduados de técnicos medios de perfiles propios o afines con la actividad bibliotecaria o de información en general. Algo similar, pero en menor medida, sucede con los graduados universitarios de las carreras de Bibliotecología y Ciencia de la Información y, sobre todo, de Informática. Estamos entonces, en un momento muy delicado, porque es necesario que ellos, en su período de adiestramiento, "más que dejar pasar el tiempo" o "hacer sus cosas", se "introduzcan" y adquieran ciertos conocimientos básicos en el área de la salud, la bibliotecología y la informática médica, a partir de programas para su formación continua posgraduada, que posibiliten su debida especialización, correspondiente acreditación y alineación con los objetivos y actividades de nuestras instituciones.

Aún no disponemos de nuestra ansiada maestría en información para la salud, un proyecto realmente difícil de conseguir, y que serviría como un excelente medio para la especialización de los graduados en Bibliotecología y Ciencia de la Información en el área de la salud y la superación incluso de los egresados de Gestión de Información en Salud; pero tampoco disponemos de cursos de posgrado o diplomados -mucho más sencillos de formalizar- para bibliotecarios y otros profesionales de la información -tanto de nivel medio como superior-, que nos armen de cierto arsenal de conocimientos básicos -clínicos, de salud y sobre los recursos y servicios de información más importantes- con vistas a poder actuar con mayor competencia en nuestro entorno, algo así como Introducción a la clínica para bibliotecarios, Introducción a la epidemiología clínica y la medicina basada en la evidencia, Introducción a las ciencias preclínica, Introducción a la estomatología, Introducción a la salud pública, o por ejemplo, Qué debe saber un bibliotecario sobre genética, Qué debe saber un bibliotecario sobre cirugía, Qué debe saber un bibliotecario sobre la historia de la medicina cubana, o si Conoce realmente PubMed -un diplomado dedicado sólo a la búsqueda y recuperación de información con los recursos disponibles vía Infomed pudiera ser muy beneficioso, porque hoy la búsqueda bibliográfica puede afirmarse que es una tarea con rango de consultoría, debido a la complejidad de los sistemas de información-, entre otros muchos posibles, y para ello sí contamos con excelentes profesionales y gran parte de los recursos necesarios.

Las opciones existentes son muchas, porque Infomed se puede ocupar como institución de la coordinación y materialización de la gran mayoría de los cursos de posgrado y de los diplomados de este tipo que sean necesarios, si se establece una sólida relación de cooperación entre los diversos componentes del sistema de salud en el país.

La idea no es establecerse una meta en este sentido o impartir dichos cursos como parte de un programa de superación universal y obligatoria, sino prepararlos, organizarlos e impartirlos sólo cuando las condiciones objetivas y subjetivas así lo aconsejen, en los lugares, con el alcance y los recursos debidos, porque ciertamente, tanto el país como el sector biblioteco-informativo de la salud transcurre por un momento, donde se impone prestar especial atención a ciertas prioridades esenciales, avanzar siempre que sea posible con los proyectos en curso y desarrollar nuevos esfuerzos sólo donde sean imprescindibles y más productivos.

 

ESPECIALIZACIÓN EN INFORMACIÓN DE LOS MÉDICOS Y OTROS PROFESIONALES DE LA SALUD

Como referí antes, la opción ideal para la especialización de nuestros graduados universitarios de perfil general en el área de la información, sería la disponibilidad de nuestra soñada maestría en información para la salud. Ella debiera proveernos de profesionales aptos para trabajar, tanto en el área de las ciencias clínicas como básicas. Pero, alternativamente, la conformación de cursos de posgrado, diplomados y, especialmente, de una maestría en información para no especialistas en información -adaptada a quienes no cumplen ese requisito pero sí son graduados universitarios- por parte de instituciones como la propia Facultad de Comunicación u otras similares, ofrecería una magnífica oportunidad para que médicos, estomatólogos, enfermeras, psicólogos e incluso los propios tecnólogos del perfil de Gestión de Información en Salud y otros especialistas de la salud adquirieran una preparación especializada en el tema de la información. En tales casos un período de nivelación, tal vez un diplomado previo obligatorio, o un período de adaptación como parte de la propia maestría, pudiera contribuir a una disminución de las deserciones una vez que este comience.

Una de las claves del éxito de un proyecto como este, se encuentra en el adecuado engranaje y balance de cargas de contenido entre la enseñanza de pregrado recibida y la enseñanza de posgrado, en este caso la maestría. No es lo mismo una maestría en ciencias de la información para especialistas en información que para médicos, por ejemplo. Y así sucede también con los diplomados y cursos de posgrado.

Una maestría en información para las ciencias de la vida y la medicina clínica pudiera ser un buen primer paso en este sentido. Con su propuesta se pudiera despertar el interés de centros e institutos, tanto de los polos científicos como de la esfera de la salud los cuales pudieran coordinar sus recursos, aportar profesores e invitar a otras instituciones a participar con vistas a graduar profesionales capaces de desenvolverse con mayor soltura en el ambiente informativo de sus respectivas organizaciones. Su labor, como parte de los equipos de trabajo de sus instituciones, de seguro, adquiriría con prontitud, carácter de insoslayable.

En este sentido se debe considerar que todos los organismos y sectores no podrán crear su propia maestría en información, por lo que la idea mantendrá su vigencia incluso cuando logremos la nuestra en el área de la salud.

Y atraemos la atención sobre las maestrías, al considerarlas una gran oportunidad en las circunstancias actuales -los diplomados también pueden llegar a serlo-, porque en ellas, se une al incentivo profesional y otro de carácter económico también importante. Pero, las maestrías como cualquier otra alternativa, presentan a su vez limitaciones: no todos los alumnos que concluyan sus estudios de pregrado optarán por una maestría, y ello debe llevarnos a colocarla en su justo lugar como parte de un esfuerzo integral para la especialización de nuestro personal bibliotecario.

Como se puede observar, estamos indicando dos direcciones opuestas pero posibles de desarrollar y, repito, con un solo objetivo: la especialización. La idea es que, una vez graduados en los campos de la información, la informática y la salud, estos profesionales no sólo tengan ante sí una dirección posible de desarrollo, sino que estas sean varias y permitan el entrecruzamiento de disciplinas y la especialización en sus respectivas áreas de interés. Se perfeccionaría así un modelo de crecimiento predominantemente unidireccional, donde se profundiza en lo aprendido en pregrado con una pluridireccionalidad -que se debe entender esencialmente como especialización con vistas a adquirir competencias particulares requeridas para su desempeño en sectores de la actividad y el organismo para el que se labora-, donde se produce una extensión-aplicación de este a un campo particular del conocimiento diferente al inicial, y que podría resultar muy útil para impulsar el desarrollo disciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario.

Puede que, en un principio, exista cierta reticencia a que un médico, por ejemplo, se transforme en bibliotecario clínico o en informacionista como proponen algunos autores, pero muy pronto los beneficios aportados por ellos despejarían las dudas. Claro que todos no seremos bibliotecarios como todos tampoco seremos médicos, porque una sociedad requiere de la armonía de un todo diverso para poder sobrevivir y desarrollarse y cualquier desequilibrio en este sentido tiene casi siempre fatales consecuencias para ella como "sistema ecológico".

 

FORTALECIMIENTO DEL MODELO EDUCATIVO DEL PERFIL TECNOLÓGICO GESTIÓN DE INFORMACIÓN EN SALUD

Una de las consecuencias de la crisis de 1990 en el sector de la salud fue la pérdida de la posibilidad de prepararse como técnico medio en Bibliotecología Médica, una especialidad donde se formaron algunos de nuestros mejores bibliotecarios en el campo de la salud, con un perfil de preparación adecuado a las necesidades de dicho sector, aunque ciertamente limitado en los momentos actuales para responder a las demandas, circunstancias y políticas actuales de nuestro desarrollo y, en alguna medida, limitante para sus graduados, quienes realmente pudieran verse en dificultades para ingresar como técnicos medios en esferas de la actividad de la salud ajenas a la actividad bibliotecaria.

Si bien las limitaciones señaladas a aquella formación son reales; que su contracción y posterior expansión hubiera sido más acertada que su abandono total, sobre todo, por la magnífica experiencia docente que atesoraba, como es imposible hacer retroceder la historia o quedarnos en los recuerdos, se impuso analizar las circunstancias y condiciones existentes y buscar soluciones a nuestras necesidades de profesionales de la información especializados en salud acordes con los nuevos tiempos.

Desde 1997 y como parte de la formulación de la Primera estrategia para la informatización del sector de la salud pública cubana,1 se estudió la situación de los servicios de salud y se identificó la necesidad de rescatar la formación de recursos profesionales propios sobre la base de 3 ejes fundamentales: la formación en valores, la vinculación estudio-trabajo y la preparación teórico-práctica.2

Se propuso entonces, el rescate de la formación tecnológica y posteriormente, se realizó un diseño curricular para una carrera de perfil amplio -informática, estadísticas de la salud e información científico-técnica y bibliotecología- cuyo graduado se pudiera integrar a un equipo de dirección de cualquier nivel del Sistema Nacional de Salud, y fuera capaz de responsabilizarse con la gestión de la información para la toma de decisiones clínico-epidemiológica, científico-técnica, operativa o de dirección de los servicios, porque el desarrollo actual de la salud requiere un profesional especializado en sistemas de gestión de la información y el conocimiento con habilidades para el uso de herramientas modernas de dirección, como son los sistemas de información en salud y las tecnologías de la información y las comunicaciones.3

En 2002, se definió un nuevo modelo de formación general apropiado a los requerimientos del sector de la salud, que brinda una coyuntura adecuada para diseñar una estrategia educativa completa, profunda y abarcadora para todas las actividades de la salud en el contexto de la Licenciatura de Tecnología de la Salud, con un perfil de salida en Gestión de Información en Salud y que hoy es posible estudiar en todo el país.4 Paso a paso, se forma por etapas, en un año, un técnico básico, similar al Auxiliar de Información, un técnico medio a los 2 años y un licenciado a los 5. Ella remedia el vacío que dejó la desaparición de la citada escuela de técnicos medios, amplía considerablemente las posibilidades de los aspirantes a estudiar esta especialidad y se ajusta muy bien a las políticas actuales de desarrollo profesional establecidas en Cuba.

Sin embargo, como señalé al principio esta especialidad no alcanza aún el grado de madurez académica necesario, sobre todo como resultado de su juventud. Apenas ahora comienzan las labores los primeros graduados, a lo que se añade la carencia de un cuerpo docente consolidado y uniformemente distribuido a lo largo y ancho del país, entre otros factores que influyen, así como la ya referida escasez de recursos y ciertos factores humanos y organizativos que influyen negativamente sobre su rápida consolidación. La uniformidad del cuerpo profesoral -y su estabilidad-, con respecto a conocimientos, métodos, habilidades y actitudes en relación con la enseñanza de la especialidad es un factor importante para el éxito de esta disciplina, de ello depende qué se imparte, cómo se imparte y qué resultados se esperan.

Desde hace años, la carrera transcurre por un período de maduración, y es sometida a un constante proceso de investigación-acción en el plano educativo con el cual se busca fundamentar cada uno de sus componentes hasta el logro de su diseño definitivo, que, como ya dije, se presentará al MES este año.

Por estas y otras razones, sus primeros recién graduados no poseen con frecuencia las competencias profesionales necesarias para enfrentarse al complejo panorama mundial de la información en salud. En este caso, debemos trabajar en 2 líneas fundamentales: una, la educación continua posgraduada, dirigida a adquirir los conocimientos básicos y desarrollar las habilidades imprescindibles para lograr un desempeño adecuado a las condiciones de cada unidad donde éstos laboran y dos, en el análisis cuidadoso del currículo de formación actual y su fortalecimiento -actualmente en curso- a partir de una adecuada distribución de espacios y temas, realizada a la luz de las competencias profesionales establecidas por los organismos competentes, nacionales y extranjeros, como propios a esta clase de especialistas; las tendencias que se aprecian en la mejor literatura internacional sobre el tema; las condiciones actuales de desarrollo de la biomedicina a escala internacional, y los objetivos, metas e intereses en
salud de nuestro país.

Un nuevo modelo educativo, en vías de materialización, contempla desde la habilitación en los servicios -un elemento de extrema importancia siempre que las instituciones receptoras cumplan su función-, la carrera de pregrado y las especializaciones, que comprenden las especialidades médicas, como la Residencia en Bioestadística (aprobada a partir del presente curso académico) y maestrías como las de Informática en Salud (aprobada) -esta también pudiera ser una buena opción para los graduados de Informática de nivel superior y dicha maestría debería prepararse para enfrentar un eventual aumento de su demanda-, y Gestión de Información y el Conocimiento (en diseño) y otras figuras de postgrado como los diplomados de Infomed, Seguridad Informática (que se impartirá a partir del próximo curso) y otros que se preparan centralmente o por los territorios (Vidal Ledo M. Comunicación personal. 12 de enero de 2008).

Con un amplio perfil de especializaciones y currículos modificados sistemática y periódicamente, dicho modelo deberá posibilitar a los egresados de esta carrera compartir su vida profesional con la de los demás especialistas del sector en un ambiente de admiración y respeto mutuo, como complementos de un mismo objetivo: la salud; ese es nuestro sueño.

Una maestría en información del sector salud -que pudiera formar un verdadero informacionista-, un diplomado bien elaborado en Bibliotecología Clínica u otras esferas necesarias en el sector de la información en salud, de unas 400 horas clase (10 semanas) (Vidal Ledo M. Comunicación personal. 13 de enero de 2008), para profesionales de la información, tanto de perfil general como de Gestión de Información en Salud, podrían tributar profesionales mucho mejor preparados para desenvolverse en los servicios clínicos de los diversos centros asistenciales del país.

Para esto, en cualquier evento docente que se planifique, se deberá prestar mayor atención a áreas como: la anatomía y la fisiología, los agentes biológicos y la patología clínica. Especial interés se le debe conceder a las esferas de la salud pública y la epidemiología, y como partes imprescindibles de ellas, a la metodología de la investigación clínica y a la medicina basada en evidencias. En el área de la información, se deben priorizar la búsqueda y recuperación de la información, a la labor de referencia y la redacción y edición de documentos científicos, entre otras no menos importantes. En todo caso, la preparación de un verdadero bibliotecario, gestor o informacionista para el sector salud descansa en una sólida formación, tanto en informática como en salud. Sin duda alguna, nuevos contenidos deberán reforzar el currículo actual con vistas a formar profesionales capaces de cumplir con el modelo de competencias establecido para la especialidad.

La evaluación de los recursos disponibles; así como velar por el cumplimiento de los programas de clases y por su uniformidad a la hora de impartirlos a escala nacional son asimismo cuestiones esenciales. Algo que también se deberá cuidar mejor en el futuro son los requisitos para el ingreso a la carrera.

Las unidades de salud y las bibliotecas médicas deberán conceder a los graduados la misma atención que reciben los egresados de otras especialidades generales como las referidas. Por tanto, el período de adiestramiento deberá también incluir a los graduados de este perfil. Y éste se deberá aprovechar para mejorar sus conocimientos y habilidades, para llenar las lagunas que pudo tener su enseñanza de pregrado. Las gerencias de las instituciones deberán considerar su reinserción en las unidades, ahora como licenciados, con responsabilidades, tareas, actividades y cargos, que de ninguna manera pueden ser los mismos que cuando eran técnicos medios o auxiliares de información. De ello depende, en gran medida, su crecimiento profesional. Lo contrario llevará a su estancamiento personal y al encarecimiento de la labor de información en el país.

Otro paso importante en nuestro crecimiento como sistema de información, será el cumplimiento - que se deja en ocasiones a un lado si la presión por completar plantillas es alta- de los mecanismos de acreditación o certificación que aprueben al personal que pretende realizar trabajos de información, egresado de carreras ajenas a las de información, el ingreso a las bibliotecas y otras unidades similares en salud al final de un periodo de preparación que los habilite al menos en forma mínima como profesionales de la información. Sucede que, en aras de completar los puestos de trabajo requeridos, ciertas unidades de información permiten el ingreso de técnicos de cualquier rama del conocimiento, que nada saben sobre la actividad bibliotecaria en general, y ello, sin duda alguna, descalifica y demerita nuestra labor.

Y todos estos son justamente objetivos que debemos lograr, si aspiramos a que nuestro trabajo sea mejor, se reconozca más y sea más útil a la sociedad.

Tendrá que llegar el día, porque así la historia nos lo exige, en que nuestros especialistas en información formen parte de los equipos médicos de atención o asistencia, de los grupos de investigación, de los cuerpos docentes, o como asesores de nuestros dirigentes, y en el que nos podamos sentar a observar y comprender qué sucede durante una consulta médica, que visitemos archivos y revisemos estadísticas médicas de urgencias, que conozcamos el comportamiento epidemiológico del área geográfica a la que servimos, que comprendamos lo complejo de ciertas patologías, que presenciemos una entrega de guardia, que aportemos información a una junta médica, que apoyemos una clase o programa con bibliografía actualizada y precisa -no buscada simplemente en Google sino de donde se debe en cada caso (Dynamed, PubMed, GenBank, etc.), porque para eso no hace falta hacerse bibliotecario y menos gestor de información en salud-, que conozcamos como se organiza y cuáles ensayos clínicos se encuentran en curso en nuestra institución, que participemos en la elaboración de una revisión sistemática o metanálisis, que podamos asesorar a quienes necesitan publicar sus resultados de investigación, etcétera, pero les advierto: esto depende en gran medida de nuestro interés y empeño por lograrlo.

Muchos decimos que vivimos en la era de las bibliotecas sin paredes pero son muy pocos los bibliotecarios que salen del local que tiene asignado su biblioteca y están donde se lucha contra las enfermedades y se salvan vidas. La mayoría permanece sentada esperando; y así muchos desean un mayor reconocimiento. Eso debemos ganárnoslos y para ello tendremos primero que prepararnos bien, porque todavía hoy muchos de nosotros ni siquiera entendemos o explotamos con la debida eficacia muchas de las herramientas, bases de datos y otros recursos disponibles en el área de la salud, porque no estamos lo suficientemente preparados para ello.

AGRADECIMIENTOS

A las másters Ileana Armenteros Vera y María Vidal Ledo por sus opiniones y la revisión crítica de la presente contribución.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Vidal Ledo M. Primera estrategia para la informatización del sector de la salud pública cubana. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2007. Disponible en: http://www.bvs.sld.cu/libros/prim_estrategia_inform/indice_p.htm [Consultado: 23 de diciembre de 2008].

2. Vidal Ledo M. Modelo educativo para la gestión de información en salud. La Habana: ENSAP; 2007.

3. Vidal Ledo M, Fernández Oliva B, Alfonso Sánchez IR, Armenteros Vera I. Información, informática y estadísticas de salud: un perfil de la tecnología de la salud. Acimed 2004;12(4). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol12_4_04/aci08404.htm [Consultado: 23 de diciembre de 2008].

4. Vidal Ledo M, Rodríguez Díaz A, Manrique García JE, Delgado Ramos A. Potencialidades del graduado de Gestión de Información en Salud dentro de la organización de salud. Rev Cubana Salud Pub 2009;35(1). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol35_1_09/spu13109.htm [Consultado: 18 de diciembre de 2008].

 

Recibido: 12 de febrero de 2009.
Aprobado: 16 de febrero de 2009.

 

Lic. Rubén Cañedo Andalia. Departamento Fuentes y Servicios de Información. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed. Calle 27 No. 110 e/ N y M, El Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. Correo electrónico: ruben@infomed.sld.cu

Ficha de procesamiento

Términos sugeridos para la indización

Según DeCS1

BIBLIOTECOLOGÍA; CIENCIA DE LA INFORMACIÓN; INFORMÁTICA MÉDICA; EDUCACIÓN DE POSTGRADO; BIBLIOTECAS MÉDICAS; CUBA.

LIBRARY SCIENCE; INFORMATION SCIENCE; MEDICAL INFORMATICS; EDUCATION, EDUCATION, GRADUATE; LIBRARIES, MEDICAL; CUBA.

Según DeCI2

BIBLIOTECOLOGÍA; CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN; EDUCACIÓN; ENSEÑANZA TÉCNICA; BIBLIOTECARIOS; BIBLIOTECAS MÉDICAS; INFOMED; CUBA.

LIBRARY SCIENCE; INFORMATION SCIENCES; EDUCATION; TECHNICAL EDUCATION; LIBRARIANS; MEDICAL LIBRARIES; INFOMED; CUBA.

1BIREME. Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS). Sao Paulo: BIREME, 2004.

Disponible en: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm

2Díaz del Campo S. Propuesta de términos para la indización en Ciencias de la Información. Descriptores en Ciencias de la Información (DeCI). Disponible en: http://cis.sld.cu/E/tesauro.pdf

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Cita (Vancouver): Cañedo Andalia R. Los bibliotecarios carecemos aún de la preparación profesional necesaria para involucrarnos directamente en las actividades básicas del sector sanitario. Acimed 2009;19(3). Disponible en: Dirección electrónica de la contribución. [Consultado: día/mes/año].