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ACIMED

Print version ISSN 1024-9435

ACIMED vol.21 no.3 Ciudad de La Habana July-Sept. 2010

 

ARTÍCULOS






Redes de intercambio de información científica y académica entre los profesionales en el contexto de la Web 2.0



Networks for information exchange among scientists and scholars in the context of Web 2.0

Sonia Santana Arroyo

Licenciada en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Centro Nacional de información de Ciencias Médicas-Infomed. Biblioteca Médica Nacional. Servicio de Referencia. La Habana, Cuba.



RESUMEN

Las redes sociales para intercambio de información entre científicos y académicos, concebidas para profundizar sus vínculos en el contexto actual de la Web 2.0, es el tema abordado en este artículo. Se caracterizan algunos de los principales sitios diseñados especialmente para las ciencias y la tecnología, tales como NatureNetwork, CTSciNeT, BiomedExpert y ResearchGate. Se muestran importantes aspectos a tener en cuenta durante el proceso de comunicación de los resultados científicos. Se describe la relación de las organizaciones de información, en todas sus variantes, con las redes de intercambio social, en un intento de lograr un mayor acercamiento y de estar presentes allí donde van sus usuarios reales y potenciales. Se advierte sobre el peligro de que las organizaciones de información equivoquen su rumbo ante las supuestas ventajas de muchas de las denominadas últimas tecnologías y su inclusión en otros tipos de redes cuya eficiencia queda por demostrar.

Palabras clave: Redes sociales, redes sociales científicas, bibliotecas académicas, intercambio de información.


ABSTRACT

Social networks for information exchange among scientists and scholars, designed to deepen their ties in the context of Web 2.0 is the issue addressed in this article. Some of the major sites designed especially for science and technology, such as NatureNetwork, CTSciNeT, BiomedExpert and ResearchGATE are featured. The article also shows important aspects to be considered during the process of communicating scientific results. It describes the relationship between information organizations, in all its forms, and networks of social exchange, in an attempt to be closer and more present where actual and potential users are. It warns about organizations that may overvalue the benefits of many so-called latest technologies and their inclusion in other types of networks whose effectiveness remains to be demonstrated.

Keywords: Social networking, scientific social networking, academic libraries, information sharing.




Durante años, incluso antes del masivo desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs), el ejercicio de la profesiones científicas, entre otras actividades humanas que necesitan ser planificadas, organizadas y controladas, han estado en manos de los especialistas con proyectos e intereses comunes, lo que se pudiera denominar un trabajo en forma de red, en el que se distinguen la colaboración y la cooperación. Un ejemplo de esto es que, desde hace décadas, se maneja la idea de los "colegios invisibles", lo cuales constituyen la red que forman los autores que trabajan dentro de una misma disciplina académica y que tienden a citarse entre ellos dentro de su producción científica.

En los últimos años, las TICs han contribuido a acercar las distancias entre los seres humanos para perfeccionar la comunicación con la creación de diferentes plataformas y tecnologías que han permitido la proliferanción de los denominados sitios de redes sociales (SRS) o Webs de redes sociales, que se han convertido en un fenómeno más que significativo, principalmente en los países más desarrollados, que impacta la dinámica de la vida en millones de personas día tras día. Su trascendencia puede verse reflejada en el simple hecho de que su uso ha sobrepasado, con creces, al del correo electrónico, y que se han posicionado en la Web por encima de las búsquedas de páginas de interés general y de las aplicaciones de software.

Tales sitios de intercambio social son espacios ampliamente conocidos, principalmente por los jóvenes, pero también por un grupo de nuevos usuarios que, progresivamente, están incorporando como una de sus prácticas cotidianas la interacción a través de redes sociales en línea. Las implicaciones de este fenómeno en la comunicación, en la sociedad y en la cultura no son en lo absoluto, insubstanciales, ya que las redes sociales virtuales han demostrado su efectividad como medios de organización ciudadana, más allá de los límites geográficos.1 En general, constituyen verdaderas plataformas que propician el crear y mantener contactos, publicar y compartir recursos de diferentes tipos, crear comunidades o grupos de interés, agregar contenidos multimedia y mostrar nuestra identidad en la medida en que se desee.2

Las organizaciones de información (centros de documentación, bibliotecas públicas, bibliotecas especializadas, archivos, entre otras) tampoco han podido sustraerse ni permanecer al margen de este fenómeno, por lo que se han incorporado también a las redes sociales en un intento de lograr un mayor acercamiento y de estar presentes allí donde van sus usuarios, así como de aprovechar este nuevo espacio para divulgar y promocionar servicios, actividades o productos de información, y para captar nuevos usuarios, de acuerdo con sus necesidades, gustos y preferencias.

Por otra parte, de igual modo sobresale la vertiente de una proyección académica dentro de la estructura, la plataforma y la dinámica de las redes sociales, que surge de la necesidad de investigadores y científicos de comunicarse, publicar y conectarse con sus pares, al mismo tiempo que se estimula la difusión y discusión de los resultados de investigaciones y proyectos, entre otros. En tales redes se crea el ambiente propicio para el debate científico entre colegas, y se crea un espacio apropiado para que se establezcan nexos entre autores y co-autores, lo que fortalece los vínculos de trabajo ya existentes o simplemente crea nuevas relaciones.

Dado que los procesos de investigación son, cada vez más, procesos colaborativos, resulta incuestionable que la comunicación entre académicos, investigadores, docentes y científicos a través de estas redes de intercambio social acelera la distribución del nuevo conocimiento.

Ante esta amplia tipología de redes de intercambio social, el profesional de la información contemporáneo no deberá permanecer ajeno, sino que deberá conocer y estar actualizado acerca del vasto universo de sitios de redes y medios sociales.

Precisará también de nuevas competencias y habilidades, que específicamente le permitan manejar y explotar eficientemente las aplicaciones y posibilidades que ofrecen estas redes de intercambio social, para así proporcionar servicios de calidad al usuario y mantener su rol como experto en información dentro del mundo de la Web 2.0.3



REDES SOCIALES DISEÑADAS PARA LAS CIENCIAS Y LAS TECNOLOGÍAS

El desarrollo tecnológico está ofreciendo nuevas herramientas que el investigador puede emplear, tanto desde el punto de vista metodológico, como para la difusión de resultados. Los recursos tecnológicos de apoyo a la investigación abren nuevos canales para que los científicos realicen su actividad y para la comunicación de su producción. Las tecnologías 2.0 permiten que las personas se relacionen de manera fluída y que los datos se compartan de forma abierta. La ciencia 2.0 es la aplicación de las tecnologías de la Web social al proceso científico. Diversas son las formas en las que la Web social se aplica a la investigación, fundamentalmente en la gestión de la información bibliográfica y en la relación entre investigadores.4

Recientemente ha entrado en escena toda una nueva generación de sitios de redes sociales basadas en la Web, concebidos y dirigidos exclusivamente a científicos, académicos, médicos, investigadores, docentes y directivos, quienes como consumidores y generadores de información tienen interés y necesidad de compartir, debatir, publicar y conectarse con sus pares, a diferencia de otras redes que atienden, fundamentalmente, necesidades personales (Facebook, Myspace, Twitter, entre otros). Dichas redes sociales científicas constituyen comunidades científicas que emplean tecnologías participativas para el intercambio de información.4

Múltiples son los beneficios que, en general, ofrecen este tipo de red especializadas al quehacer científico, docente e investigativo. Como ejemplo pueden mencionarse: establecer redes de contactos con otros especialistas, puesto que gracias a las redes sociales es más fácil establecer vínculos con otros colegas; crear grupos de interés con los que debatir o compartir recursos, lo que propicia un mejor aprovechamiento de la inteligencia colectiva entre especialistas y que se generen dinámicas de colaboración; publicar contenidos de interés y opiniones; difundir y compartir información, novedades, experiencias profesionales, invitaciones a eventos, celebración de efemérides, entre otros, lo cual resulta de gran valor especialmente para mantenerse informado sobre un área determinada y formar parte de la red de trabajo de otros investigadores que pertenecen al mismo perfil.

Dentro de este entorno, la comunicación con otros colegas se hace posible a través de sistemas de comunicación (mensajería instantánea, entre otros) que resultan más ágiles y flexibles para intercambiar información sobre aspectos más exactos y puntuales, con lo que se promueve el pensamiento de comunidad y se favorece la cultura de la colaboración.

Además, puede añadirse que, como herramientas de comunicación y de colaboración, las redes científicas pueden ser de gran utilidad en acciones de gestión de financiamiento y subvención de proyectos de investigación.

Algunos de estos sitios de redes orientados solo a la investigación, también ofrecen facilidades a redes ya preexistentes del mundo real, tales como laboratorios o grupos de investigación, para compartir protocolos, comentar sobre los proyectos de artículos, organizar y realizar búsquedas de texto completo dentro de una biblioteca personal (o colección) de artículos ya previamente cargados, así como recomendar artículos a otros colegas. Otras redes, en cambio, almacenan información de referencia en línea, lo cual permite su acceso remoto desde cualquier sitio, e incluso tienen habilitados servicios de marcadores sociales, que permiten a los contactos de un investigador determinado leer los comentarios de este en un canal dedicado y recibir alertas de sus artículos publicados.



ASPECTOS A TENER EN CUENTA DURANTE EL PROCESO DE COMUNICACIÓN DE LOS RESULTADOS CIENTÍFICOS

Aunque, como se mencionó anteriormente, estos sitios permiten a los científicos cooperar entre sí con protocolos, discusión de temas y preparación de reuniones científicas, tal vez incluso hasta para mostrar «un poco» de sus investigaciones es necesario puntualizar que siempre habrá investigadores que se muestren recelosos de compartir con «todos» una investigación en curso, y que en cambio prefieran compartirla solo con colegas muy allegados, por lo que debe señalarse que los investigadores deberán considerar siempre cuáles son las implicaciones o riesgos de compartir una investigación en progreso, no sea que durante este proceso salga a la luz información que constituya propiedad registrada o que impida posteriormente al científico en cuestión que pueda publicar su investigación. Por tanto, siempre será razonable que el investigador reflexione cuidadosamente acerca de lo que pretende debatir en línea, pues es cierto que las interacciones en la red social son espontáneas; pero en contraste con la mayoría de las interacciones del mundo real, los intercambios en línea siempre quedan registrados, si es que no enteramente públicos.

De cualquier modo, las facilidades para colaborar y participar que ofrece este tipo de red, siempre puede ser útil para casos precisos en los que el científico desee obtener retroalimentación sobre un trabajo determinado, si en verdad está preparado para discutir su trabajo en línea, por lo que se evidencia el valor que poseen estas redes académicas y científicas para investigadores y profesores de universidades, así como para estudiantes de maestrías y doctorados, quienes pueden beneficiarse en gran medida de formar parte de tales redes. Sin embargo, cabe mencionar que del grueso del colectivo mencionado, quienes más se beneficiarán probablemente serán los académicos que busquen activamente la promoción de sus investigaciones y la mejora de sus posibilidades de colaboración.

Indudablemente, para los profesionales de la documentación que desarrollen su trabajo en universidades y centros de investigación, este tipo de red social especializada puede constituir un recurso de información de primera magnitud. Su adecuado conocimiento puede permitir que se preste un mejor servicios a los usuarios.5 Las organizaciones de información que se integren activamente a las redes académicas, tanto nacional como internacionalmente, los servicios de información que se planifiquen, diseñen e implementen, orientados a la investigación, dispondrán de amplias posibilidades de elevar la eficiencia y eficacia en su trabajo para convertir la información en conocimiento nuevo y de gran utilidad.6



BREVE CARACTERIZACIÓN DE ALGUNAS REDES SOCIALES DISEÑADAS PARA LAS CIENCIAS Y LA TECNOLOGÍA


Nature Network: (http://network.nature.com/ )

Fundación: Año 2007. Auspiciado por la editorial Nature Publishing Group (NPG).

Integrantes: Aproximadamente 25 000 expertos de diversas organizaciones.

Objetivos: Permite a los usuarios conectarse con otros científicos a través de foros, grupos o blogs; posibilita a los usuarios interactuar a nivel local a través de listados de los próximos seminarios y conferencias, noticias y ofertas de trabajo.

Acceso: Los usuarios deben registrarse para: enviar comentarios en foros de discusión y lista de eventos, unirse a grupos, crear un perfil y red personal, y crear un blog. Las páginas de perfil describen investigaciones, intereses y proyectos. Es posible también formar o unirse a grupos creados en torno a un área de interés o de investigación, o para el laboratorio, departamento o institución. Su acceso también es posible a través del Programme for the Enhancement of Research Information (PERii), disponible en la Biblioteca Virtual de Salud (BVS) perteneciente al Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas Infomed (CNICM): http://www.bvscuba.sld.cu/php/level.php?lang=es&component=56&item=20 )

Y a través del servicio HINARI, también disponible en la BVS, en el siguiente enlace: http://hinari-gw.who.int/whalecomwww.nature.com/whalecom0/

CTSciNet Clinical And Translational Science Network: (http://community.sciencecareers.org/ctscinet/ )

Fundación: Octubre de 2009. Desarrollado por la Asociación Americana para Estudios Avanzados de las Ciencias (American Association for the Advancement of Science, su sigla es: AAAS), junto con las contribuciones de varias sociedades científicas y con la financiación de empresas y fundaciones.

Objetivo: Promover el desarrollo profesional de los científicos, así como fomentar la investigación clínica y traslacional, para lograr la aplicación en la práctica clínica de los conocimientos básicos que se adquieren en el laboratorio de investigación, con el objetivo de mejorar la asistencia médica; de este modo, el nuevo conocimiento científico es transferido de la investigación básica animal e in vitro a la práctica asistencial, en beneficio de la salud y la calidad de vida de la población.

Acceso: Luego de registrarse, los usuarios tienen la posibilidad de personalizar sus perfiles; realizar conexiones con colegas; publicar y responder preguntas sobre temas relativos a sus carreras, ya sea en lo académico como en lo científico o social; unirse a grupos de discusión virtuales sobre temas específicos (como ensayos clínicos, ontología, bioinformática, entre otros muchos temas) o para organizaciones específicas, leer artículos y acceder a hipervínculos de recursos de información externos. Su acceso también está disponible en la Biblioteca Virtual de Salud (BVS) a través del servicio HINARI en: http://hinari-gw.who.int/whalecomstm.sciencemag.org/whalecom0/

BiomedExpert (red social basada en la literatura científica): (http://www.biomedexperts.com/ )

Fundación: Enero de 2008.

Integrantes: Alrededor de 1,8 millones perfiles de expertos biomédicos. Más de 3 500 instituciones en más de 190 países.

Objetivos: Agrupar a investigadores biomédicos a través de la visualización y análisis de redes de co-autores que participan en la publicación de resultados de investigación de corte biomédico.

Acceso: Los usuarios deben registrarse para utilizar BioMedExperts. BME expertos pueden acceder al sistema para revisar y/o actualizar sus datos personales, publicaciones, y/o preferencias. El servicio actual es gratuito.

ResearchGATE Scientific Network (http://www.researchgate.net/ )

Fundación: Mayo de 2008. Sus creadores: Dr. Ijad Madisch, Sören Hofmayer, Horst Fickenscher.

Integrantes: Se estima un aproximado de 600 000 miembros.

Objetivos: Proporcionar un entorno global basado en la Web, donde los científicos pueden interactuar, intercambiar conocimientos y colaborar con investigadores de diferentes campos. La plataforma ofrece acceso gratuito a las aplicaciones Web 2.0 más modernas; por ejemplo, una búsqueda semántica de artículos de revistas científicas en una base de datos con más de 35 millones de registros, foros, grupos de discusión, entre otros.

Acceso: Los usuarios registrados tienen la posibilidad de personalizar su perfil, mediante la personalización de la interfaz de usuario ResearchGATE. Pueden unirse o crear grupos (se estima un aproximado de más de 1 100 grupos) acceder a las publicaciones y los investigadores relacionados con sus temas de investigación, además de realizar búsquedas por palabras clave, entre otras opciones. El servicio es gratuito.



LAS ORGANIZACIONES DE INFORMACIÓN EN SITIOS DE INTERCAMBIO SOCIAL. ¿MITO O REALIDAD?


Las relaciones interpersonales tienen un carácter complejo, tanto desde el paradigma físico como en el virtual. Las nuevas formas de comunicación y las relaciones desarrolladas a través de la denominada Web 2.0 marcan un amplio y complejo reto para las organizaciones de información tradicionales y sus profesionales, en particular, y para la sociedad en general.

Esto no es nuevo, pues en octubre de 2002 el investigador Urra González, en conferencia dictada en la sede de trabajo de Internet de la División ENET, perteneciente a la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba SA (ETECSA), manifestó que "(…) la mayoría de los fenómenos sociales tienden a ser complejos y el espacio fundamental tiene que ver con la capacidad de los individuos de resolver problemas con toda su inteligencia y su creatividad. La red lo complica. El ideal sería que cada individuo, en sociedad o aislado, esté capacitado para actuar, sobre la base de la ética, del conocimiento, de habilidades, para enfrentarse a los diferentes escenarios y que la sociedad que lo contiene esté en constante movilidad hacia su perfeccionamiento".7

La popularidad creciente de los sitios para intercambio social, su presencia en la vida cotidiana de los usuarios, así como el creciente número, cada vez mayor, de miembros de estas redes, han despertado el interés de instituciones académicas y científicas, así como de profesionales de diversas áreas del conocimiento, especialmente de los profesionales de la información. En la revisión de la literatura actual sobre el tema se evidencia la intención de estos profesionales y de organizaciones de información en diversas regiones del mundo, de insertarse en sitios de intercambio social con el propósito de expandirse en la búsqueda de nuevas audiencias, razón por la cual han establecido paulatinamente sus representaciones en los sitios de redes sociales más populares entre los usuarios.

La tendencia general es reconocer en las redes sociales una vía adicional y "creativa" para obtener visibilidad, compartir recursos, como herramientas de marketing para ofrecer o promocionar servicios y contenidos, para crear comunidades o grupos de interés, así como para lograr un mayor acercamiento, comunicación e intercambio con usuarios y colegas.

Resulta imprescindible no pasar por alto que antes de emprender un proyecto de inclusión de este tipo, es conveniente, primero, realizar un estudio exhaustivo de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que pudieran afectar el desenvolvimiento de cada una de las organizaciones. Por otra parte, nunca olvidar que en el contexto de la Web 2.0 el profesional de la información debe experimentar con las nuevas tecnologías, según estas aparezcan; pero igualmente también es necesario mantener siempre una saludable dosis de escepticismo, pues muchas herramientas se promocionan exageradamente más allá de su capacidad de ofrecer un servicio que es esencial. Por tanto, se hace necesario evaluar a fondo si una nueva herramienta es apropiada para nuestro lugar de trabajo, y si efectivamente ayudará a avanzar en nuestra misión de prestar servicios de calidad a nuestros usuarios.

Igualmente debemos evitar desechar los viejos métodos y herramientas por los nuevos; pues ¿por qué dejar de usar algo si se ha demostrado su eficacia con el tiempo? La práctica ha demostrado que, en ocasiones, cuando se combina lo antiguo con lo nuevo encontramos que la combinación puede tener resultados muy positivos y duraderos. Las tecnologías tiene un carácter iterativo, es decir, que pasan y al paso del tiempo regresan con determinadas modificaciones, y todo lo que podamos hacer para llegar a nuestros usuarios, para servir mejor a sus necesidades de investigación y mejorar la comunicación, permitirá convertirnos en excelentes bibliotecarios de la Web 2.0 y disfrutar además de este proceso.

Sobre la base de tales inquietudes, son diversos los autores que advierten sobre el peligro de que las organizaciones de información se deslumbren ante la novedad de las últimas tecnologías, y en consecuencia hagan "uso indiscriminado" de las redes sociales, sin seguir propósitos u objetivos bien definidos.

Merlo Vega expresa que "(…) la biblioteca que desee prestar servicios de la Web social debe tener un plan de implantación o sus nuevos servicios serán un fracaso. Nunca se deben iniciar servicios basados en tecnologías por el mero hecho de que las mismas existan y sean novedosas. Es necesario tener un porqué. Las tecnologías sociales pueden suponer una oportunidad para dinamizar la actividad de la biblioteca y su relación con los usuarios. Este es motivo suficiente. La biblioteca debe planificar detectando oportunidades y posibilidades, adaptando las tecnologías a las necesidades y adoptando las herramientas sociales como instrumento (nunca como fin) de los nuevos servicios". Además, encontramos que afirma que existe otra consideración más que, según este autor, debe tener en cuenta la biblioteca que ofrezca servicios de información participativos. Se trata de la protección de datos, para lo cual la biblioteca será el núcleo que articule documentos y archivos de la comunidad usuaria y deberá, en consecuencia, vigilar que se proteja la propiedad intelectual y que se cumplan los términos legales de la privacidad de datos en entornos digitales.8

El tema de la privacidad ha sido también objeto de intenso debate, por el hecho de que inevitablemente existan diferentes niveles de privacidad, pues puede que no se desee que cualquiera visualice datos privados (salvo personas de nuestra confianza) o que el propio servicio informe automáticamente de nuestra actividad sin nosotros conocerlo. En ocasiones, las redes sociales también logran parecer sistemas invasivos, ya que pueden llegar a saturarnos al informar de la actividad en la red en forma de correos electrónicos, listas de novedades, entre otros. Por otro lado la existencia de numerosos sitios de intercambio social trae consigo lo que se conoce como "fatiga de redes sociales", que no es más que el rechazo que llegan a producir este tipo de sitios, debido al agobio que produce el tener que rellenar y actualizar varios perfiles a la vez.9

Debe señalarse, además, que hay una gran diferencia entre «estar donde están los usuarios» y «el ser útil a los usuarios dónde ellos están», por lo que la investigadora Meredith Farkas10 enfatiza que las bibliotecas que sigan a las redes sociales deben hacerlo con metas específicas en mente. En este sentido, Margaix-Arnal11 también sugiere que "(…) antes de entrar a formar parte de un sitio de red social, cada biblioteca deberá reflexionar sobre dos cuestiones fundamentales: los sitios de redes sociales que utilizan sus usuarios y el papel que la biblioteca puede desempeñar en esos sitios".

Es evidente que los responsables de las bibliotecas deberán, primeramente, madurar varios aspectos básicos antes de lanzarse a crear perfiles en las diferentes redes sociales, con el fin de evitar cometer errores y malentendidos a mediano plazo. Las bibliotecas, ante todo, deben cuestionarse por qué quieren tener un perfil en las redes sociales, ya que algunas instituciones utilizan su presencia en una determinada red social para informar a sus actuales usuarios sobre sus actividades, mientras que otras aspiran a captar nuevos usuarios; por tanto, el enfoque y los contenidos de cada uno de estos perfiles serán totalmente distintos. Las bibliotecas sí deben estar y participar en las redes sociales, pero antes de darse de alta en estas, deben realizar un breve ejercicio de reflexión para determinar qué tipo de contenidos y servicios específicos van a ofrecer en cada una de las redes sociales en las que participan.12 Como cualquier servicio bibliotecario, los basados en la Web social siempre deberán responder visiblemente a tres cuestiones: quién será el encargado de administrar los servicios, qué contenidos se ofrecerán y para quién se está prestando el servicio.8

Hendrix, Chiarella, Hasman, Murphy y Zafron,13 en una encuesta que realizaron para analizar el uso de la popular red social Facebook por parte de las bibliotecas académicas en ciencias médicas, encontraron que la mayoría de estas bibliotecas con una presencia en Facebook lo utilizan para fines de promoción más que para alojar aplicaciones de investigación. Según estos autores, un pequeño número de bibliotecas en ciencias de la salud en la actualidad ofrecen chat (servicio de referencia) y foros de comunicación a través de Facebook, y que dicha red social aún no está siendo empleada como un canal para la difusión multimedia por este tipo de biblioteca especializada, a excepción de las imágenes fijas. Otro de los usos potenciales, no empleados por las bibliotecas de ciencias, incluyen las búsqueda en bases de datos, catálogos en línea y hospedaje de tutoriales cortos.

La mayoría de los especialistas quienes contestaron la mencionada encuesta, no poseen una opinión definitiva sobre los beneficios que en el presente o en el futuro cercano pudiera proporcionar para sus bibliotecas poseer una página en Facebook, salvo para promocionar servicios y productos de la institución. A esto se añade, que los sitios clínicos, que habitualmente poseen severas medidas de seguridad, pudieran bloquear el acceso a Facebook y otros sitios de redes sociales. Por lo que, Hendrix y colaboradores concluyeron que, dado el pequeño número de bibliotecas médicasque usan Facebook, los datos que recolectaron en su investigación más bien pueden ser útiles para la realización de estudios comparativos (benchmarking); pero aclaran que aún dichos datos no resultan concluyentes para determinar si Facebook es o no una aplicación efectiva para las bibliotecas en ciencias de la salud.

Por último, es importante puntualizar que el solo hecho de crear una red social en Internet no es garantía en lo absoluto de su éxito y utilidad como recurso de intercambio y de comunicación profesional, pues lamentablemente muchas de estas redes o bien disponen de pocos participantes o la interacción social entre ellos es mínima. Esto sucede cuando los miembros no se conectan de forma continuada en la red de modo que el espacio virtual esté vacío, o que haya miembros muy activos en la red (enviando noticias, opinando con mensajes en foros, subiendo archivos con materiales y documentos) y otros pasivos, que se limitan solo a mirar sin participar ni implicarse en el grupo.14

Por otra parte, de acuerdo con el criterio de varios investigadores, existe una tendencia a enfatizar determinadas bondades, en ocasiones sobrevaloradas, de los posibles beneficios que aportaría una «aproximación» de las organizaciones de información y de sus profesionales a las redes de intercambio social. En este sentido, por ejemplo, García Giménez15 afirma que las redes sociales funcionan a través de Internet de manera paralela a las comunidades físicas y tienen la capacidad para socializar a un grupo de personas al crear una identidad colectiva, motivo por el cual deben ser consideradas por las bibliotecas públicas como un colectivo adicional hacia dónde dirigir su trabajo, con la ayuda de los medios de comunicación que provee Internet. Este autor asevera, además, que en un mundo donde la comunicación es cada vez más interactiva, se debe abandonar gradualmente la imagen de la información como bien de consumo, para concebirla como un sistema de comunicación creativo e interactivo. Se hace necesario, por tanto, un cambio en la concepción de la biblioteca que permita la inclusión de las redes sociales en los procesos de trabajo bibliotecarios.

La documentalista Arroyo Vázquez2 considera que los sitios de redes sociales brindan a las bibliotecas públicas nuevas posibilidades para acercarse a determinados sectores de la población, como son los adolescentes y los jóvenes, a través de sus mismos espacios y con el empleo de su mismo lenguaje. Plantea, además, que si los sitios de redes sociales constituyen el medio natural, en el que los usuarios se comunican con sus amigos, ¿por qué no entonces incluir a la biblioteca en tales sitios? Otra cuestión interesante, según esta autora, es el hecho de que gracias a los sitios de redes sociales es posible obtener más información sobre los usuarios, es decir, sobre sus gustos, aficiones y opiniones, para adecuarla según sus necesidades, y en consecuencia se hace posible entonces establecer una comunicación directa con ellos. Además, las redes sociales permiten que las bibliotecas se posicionen en los primeros puestos de la Web, ya que son sitios con una alta popularidad y visibilidad, por lo que pueden ser utilizados incluso como portales bibliotecarios. De este modo, la biblioteca pública tiene la oportunidad de mostrar su identidad no sólo a usuarios locales, sino también traspasar fronteras.

En tanto Farkas10 sostiene que como bibliotecarios que debemos conocer a nuestros usuarios, tenemos que estar al menos enterados de "qué es lo que ellos están haciendo en línea" y ver qué roles la biblioteca puede jugar en los mundos sociales en línea de nuestros usuarios. Esta especialista comenta, además, cómo algunas bibliotecas han hecho de sus perfiles en redes sociales una "extensión" o "portal" de sus propios sitio Web, con enlaces a catálogos, páginas de servicio de referencia por chat o de consulta al referencista, guías y herramientas de investigación, calendario de eventos, entre otros, con la idea de que los estudiantes sean más propensos a encontrar y utilizar los recursos de la biblioteca a través de los sitios Web (redes sociales) que ya ellos utilizan. Por lo cual, especialistas como Melanie Chu e Yvonne Nalani Meulemans,16 resaltan la importancia de acceder a los estudiantes a través de la tecnología que ellos prefieren, sin esperar que utilicen la tecnología escogida por la biblioteca. Según estas autoras, la idea de que las redes sociales actúen como extensión del sitio Web de una biblioteca, no es decir que los estudiantes esperen conducir investigaciones vía los sitios de redes sociales o que vean las redes sociales como fuentes de información fiables. Más bien se trata de que los perfiles de la biblioteca simplemente proporcionen otras rutas adicionales de acceso a la misma información. Chu y Nalani Meulemans comentan, además, que quizás una de las razones por las que la mayoría de los estudiantes prefieran a las redes sociales sea el hecho de que un solo sitio (de red social) agrupa a múltiples formas de "comunicación mediada por ordenador o computador" (CMC); es decir que, en lugar de "saltar" de una tecnología a la siguiente, resulta más cómodo al estudiante acceder, simultáneamente, desde un solo lugar a servicios de mensajes instantáneos, mensajes de correo electrónico, video, audio, tablones de anuncio, salas de chat, entre otros.

Sobre este último comentario, resulta válido acotar que los avances tecnológicos de la información y la comunicación han añadido, sin duda alguna, novedosas formas y herramientas de interactividad que han planteado una reconfiguración del espacio mediático. Tales tecnologías pueden ser consideradas entre los múltiples aportes al desarrollo del ser humano. En este contexto, tanto los profesionales de la información como los usuarios de los servicios informativos que brindan las organizaciones de información, tienen la posibilidad de proponer las tecnologías que puedan beneficiar a ambas partes, sin que exista una imposición de la implementación de tal o más cual tecnología, y dar preferencia a la aplicación de las versiones «estables» sobre las versiones de prueba (beta), debido a que se ha demostrado que cuando se trata de TICs no siempre lo que está de moda resulta lo más seguro y eficaz.

Otro profesional de la información, Margaix-Arnal,11 expresa que la presencia de las bibliotecas en los sitios de redes sociales se ha de plantear como un simple "estar ahí", una puerta de acceso, un punto de inicio de conversación, una pequeña sucursal en la plataforma o una especie de acceso rápido a los principales elementos de la biblioteca. También afirma que, con independencia de los peligros que los sitios de redes sociales puedan presentar, es importante ser conscientes de su grado de aceptación por los usuarios, por lo que la biblioteca en este sentido puede hacer dos cosas: educarles para evitar riesgos con respecto a su privacidad y estar presentes para ofrecer sus servicios.

Otro experto en el tema, Lee Rainie,17 director del Pew Research Center's Internet & American Life Project, expresa que el entorno digital actual ha cambiado la manera en que las bibliotecas y bibliotecarios prestan servicio a los usuarios, y señala la necesidad de que las bibliotecas se conviertan en "nodos" de las redes sociales de los ciudadanos. Según este autor, las bibliotecas bien pueden funcionar como "amigos" dentro de las redes sociales de las personas, y resalta además que ser parte de las redes sociales debería de tener importancia para los bibliotecarios, ya que ellos son los grupos sociales de los que se valen las personas para ayudarse a tener éxito en la vida.

Y es que, como bien afirmara Sonia Fernández,18 las redes sociales, sin duda alguna, están lejos de ser un fenómeno pasajero, sino que por el contrario constituyen una respuesta a la nueva necesidad de comunicación del internauta de hoy. Y desde esta realidad, Margaix-Arnal11 reflexiona si ¿no es precisamente a estos internautas a quienes consideramos nuestros usuarios?; ¿no es a ellos a quienes queremos asesorar en el mundo de la información?; ¿no es con ellos con quienes pretendemos conversar? Por tanto, la pregunta ya no puede ser si se debe participar o no en los sitios de redes sociales; sino que la interrogante ahora es cómo y dónde. Es momento de reaccionar.


CONCLUSIONES

Las redes de intercambio de información representan un gran salto en el desarrollo de relaciones humanas para el intercambio de datos, información, conocimientos útiles, para la superación personal y de las organizaciones en sentido general.

Las organizaciones de información, en todas sus variantes, no deben permanecer al margen del desarrollo de las redes de intercambio social, si lo que se desea es lograr un mayor acercamiento y estar presentes allí donde van los usuarios reales y potenciales, como también estimular la diseminación del nuevo conocimiento y de los resultados de investigaciones atesoradas en sus bases de datos.

La decisión de la inserción o no en las redes sociales dependerá de un detallado y concienzudo análisis previo por parte de los directivos y especialistas de las organizaciones de información y de otras instituciones relacionadas con las ciencias y la tecnología.

Las redes sociales constituyen un fenómeno al cual el mundo académico y científico no puede rehusarse a participar, puesto que científicos y académicos también necesitan sentir que son parte de una comunidad. Dichas redes ofrecen la oportunidad compartir los recursos de información que los científicos emplean para su trabajo, los cuales pueden ser de utilidad para sus equipos o para investigadores que trabajen en los mismos campos de estudio. No debe olvidarse que en estas redes específicas de ciencia basadas en la Web, se combinan las colecciones útiles, las herramientas para investigar y compartir documentos, con un toque social. Por lo que la atracción hacia estas redes sociales netamente científicas proviene fundamentalmente de una dimensión social.

Por otra parte, el solo hecho de crear una red social en Internet no es garantía de su utilidad como recurso de comunicación e intercambio social. Si existe desigualdad en la participación de todos sus miembros, si las aportaciones a los foros son simples y rutinarios, si las informaciones o noticias no son interesantes o si los materiales ofrecidos no son útiles para la práctica y el quehacer científico, entonces la red no servirá como espacio para la autoformación, y el interés en participar irá despareciendo.

Es claro que el cambio ya está sucediendo. Los cuadernos de laboratorio a la antigua han dado paso a las Wikis y redes sociales, y el número de revistas de acceso abierto va en aumento. Los datos primarios de investigación se extienden en beneficio de todos. Los investigadores, en lo adelante, ya no aceptarán un mundo científico sin los nuevos conceptos de la Web 2.0.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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2. Arroyo Vázquez N. Bibliotecas públicas y sitios de redes sociales, ¿una cuestión de visibilidad? En: IV Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas A Coruña, 24-26 de septiembre 2008 [citado 6 Jul 2010]. Disponible en: http://eprints.rclis.org/archive/00014815/01/Arroyo_IVCongresoBP.pdf

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Recibido: 9 de octubre de 2010.
Aprobado:16 de noviembre de 2010.




Lic. Sonia Santana Arroyo. Centro Nacional de información de Ciencias Médicas-Infomed.
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