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Revista Archivo Médico de Camagüey

versión On-line ISSN 1025-0255

AMC vol.4 no.2 Camagüey mar.-abr. 2000

 

EDITORIAL

 

El arte y la ciencia en el profesional de la salud: un reto actual

 

 

Lic. María Mercedes Companionis Cobelo; Lic. Juan Miguel Castillo Toledo

Instituto Superior de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Camagüey, Cuba.

 


Dotar al profesional de una educación integral que le permita lucir una sólida cultura, tanto en la rama científico-técnica como en el arte, es un desafío al que deben enfrentarse los Institutos de las carreras médicas. Si observamos con atención las últimas generaciones de graduados en estas especialidades podríamos plantear que su bagaje en el campo de la apreciación de la obra de arte se torna empobrecido comparado con las anteriores. No es menos cierto que universalmente el progreso científico-técnico conduce a un desarrollo intelectual unilateral haciendo de los científicos, en su mayoría, desconocedores de la apreciación de las artes en general. Situación metafóricamente muy bien definida por Martín Descalzo en su artículo Todos mancos:

Es sin embargo un hecho que el especialismo que nos ha impuesto el ensanchamiento de la ciencia moderna termina por emparedarnos dentro de nuestra elección, el que ha elegido ciencias sabe que ya prácticamente solo leerá libros de ciencia, revistas de ciencia (...), mientras las letras se le van quedando como una mano zurda que tienen ahí pero que no le sirve para nada...¹

Téngase en cuenta que la apreciación de las artes, como hemos dicho, forma en el hombre una actitud sensible hacia los demás, hacia sí mismo, hacia la naturaleza y hacia los fenómenos. De allí la importancia que reviste para estos profesionales que han de enfrentar el dolor humano, la lucha por la vida y la calidad de vida.

Entre las diversas actividades que puede asumir la Universidad Médica para lograr un egresado con una formación polifacética, donde no se deje de la mano la cultura de los sentimientos, está la de aprender a percibir el mensaje trasmitido por la obra artística. Ello siempre presupone una forma espiritual y psíquica que enriquecerá al titular de cualquier carrera científica.

Para adentrarnos en tal tarea debemos partir de que la percepción del arte, que vendría a llenar un vacío en la personalidad de los galenos, estomatólogos y enfermeros, es un proceso inversamente simétrico a la creación artística y psicológicamente caracterizado por la sutileza y complejidad de factores sociales y familiares. Al respecto Kagan ha dicho: ... la percepción de la obra artística se determina por la conjugación dialéctica de los elementos psicológico y sociológico que se manifiesta en la dialéctica de su carácter directo e indirecto.²

Por otra parte, la psicología del arte ha utilizado el término co-creación para caracterizar el proceso de la percepción, el cual repite la estructura de la actividad creadora del artista en sentido contrario y exige del receptor maestría y talento para asimilar la información artística. Educar hábitos en la manera de percibir el mensaje del artista es educarle el gusto estético a los egresados de las carreras médicas que quedarían más capacitados para comprender y emprender la trasmisión del lenguaje específico de la obra objeto de análisis.

Mas, para aprender a percibir la creación artística se necesita de una orientación adecuada, solo así el espectador, mientras admire y se complazca, sufrirá, experimentará el dolor, el miedo o la ira y hará viva su participación psicológica y espiritual como co-creador.

Preparar este personal para asumir una postura mucho más humana ante sus demás congéneres, sea cual fuese su condición moral, política, religiosa, se torna tarea de gran valía. Otro aspecto a tener en cuenta en esta propuesta es que al poblar el espíritu de los hombres de ciencias se favorece el enriquecimiento de valores estéticos, morales, humanísticos, entre otros, que privilegian una actitud positiva ante el enfermo y su familiar, recordemos a José Martí cuando dice: Quien tiene mucho por dentro necesita poco por fuera.³

Queda a los Institutos Médicos el gran desafío de enseñar ciencia y educar el gusto estético.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Descalzo Martín: Todos mancos, en Razones para la esperanza. P. 86. Ed. Madrid. Madrid. 1986.

2. Kagan MS. Lecciones de estética marxista leninista. P. 348. La Habana. Ed. Arte y Literatura. 1984.

3. Rivero Delia. Martí y la literatura de su época. Sus ideas estéticas. P. 85. Ed. Pueblo y Educación. La Habana. 1983.

 

 

María Mercedes Companionis Cobelo. Instituto Superior de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Camagüey, Cuba.

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