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MEDISAN

versión On-line ISSN 1029-3019

MEDISAN vol.19 no.1 Santiago de Cuba ene.-ene. 2015

 

FORMACIÓN MÉDICA

 

 

El proceso de formación profesional del médico general integral en el ciclo de especialización

 

The process of the professional training of the comprehensive general doctor in the specialization cycle

 

 

MsC. José Enrique Vázquez Sarandeses, I Dr. C. Jorge Montoya Rivera,II Dr. C. Alcides Jesús Almaguer Delgado III y Dra. C. María Eugenia García CéspedesI

I Hospital General Docente "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso", Santiago de Cuba, Cuba.
II Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba.
III Universidad de Ciencias Pedagógicas "Frank País García", Santiago de Cuba, Cuba.

 

 


RESUMEN

Se exponen algunos aspectos relacionados con la formación profesional del médico general integral en el ciclo de especialización y se enfatiza en lo importante que resulta comprender e interpretar este proceso, para lograr un especialista con un alto nivel de preparación, y capaz de cumplir con su encargo social.

Palabras clave: proceso de formación profesional, formación de posgrado, medicina general integral.


ABSTRACT

Some aspects related to the professional training of the comprehensive general doctor in the specialization cycle are exposed and it is emphasized in the importance of the understanding and interpretation of this process, for achieving a specialist with a high training level, able to fulfill his social responsibility.

Key words: process of professional training, postgraduate training, comprehensive general doctor.


 

 

INTRODUCCIÓN

En las instituciones de educación superior, dedicadas a la formación de profesionales de la medicina y su posterior continuidad hacia la especialización en cualquiera de las ramas que atienden, específicamente en cuanto a la relación salud-enfermedad, se observan ingentes cambios en aras de lograr un alto nivel en quienes tienen en sus manos el cuidado y la preservación de la salud, así como la prevención de enfermedades.1

Desde esta perspectiva es válido significar que ello no se aleja de los postulados establecidos por la Pedagogía y la Didáctica,2 pues se han trazado diversas y variadas teorías que aún no brindan solución a partir de una óptica más acabada, con la formación de posgrado de estos especialistas, de ahí que si se tiene en consideración que el proceso de formación profesional es parte de un proceso de formación humana, que discurre desde el punto de vista epistemológico y praxiológico, según la postura de la concepción científica de lo holístico configuracional, en su carácter socioantropológico, entonces es meritorio realizar una interpretación pedagógica de este proceso ya que urge dilucidar el sustento ontológico, epistemológico y lógico de este.2

Se trata de que la formación profesional constituye un proceso que propicia la construcción de la relación dialéctica que debe tener en cuenta necesariamente el vínculo entre la existencia y la esencia del ser humano, pues ello es expresión de la interrelación de la naturaleza humana y su capacidad transformadora, a partir de la actividad y las cualidades humanas, cuestión de gran significación al analizar este proceso de especialización en la disciplina Medicina General Integral (MGI),3 ya que por su naturaleza no se puede perder el sentido de lo biológico y lo social, es decir, por estar el ser humano en el centro de atención. Esta es una razón suficiente en la atención a los sujetos sociales, que ha de estar caracterizada por la relación entre lo cultural y lo social, aunque todavía quedan aspectos teóricos y prácticos no agotados en la formación de estos especialistas.

El proceso de formación profesional en MGI conlleva a tener en cuenta el criterio de la categoría de formación, la cual tiene su connotación desde diversas ciencias como la filosofía, la psicología y la pedagogía, entre otras que han aportado aspectos significativos en la construcción del contenido esencial de esta, lo cual ha traído como consecuencia que existan diversos criterios que han considerado a la formación como un proceso en el cual se adquiere un mayor nivel académico en las ramas de las ciencias y puede ser considerada como la categoría que es propia de las ciencias pedagógicas y se encamina a resignificar la creación de un tipo de ser humano de acuerdo con determinados ideales, objetivos y fines sociales.4,5

Por la importancia que este proceso reviste, se reconoce la validez de los criterios generales emitidos, pero se asume esta categoría desde una perspectiva más sólida, como lo estipula Fuentes,6 quien desde sus consideraciones teóricas de la pedagogía de la educación superior, hizo alusión a los aspectos epistémicos de su propia esencia, por ser un proceso de humanización, de creación de un tipo de ser humano en un contexto sociocultural históricamente determinado, que es una forma pedagógica cognoscitiva y personalizada, que va al mayor nivel académico y que, al mismo tiempo, orienta su personalidad hacia un nivel más alto de humanización.

La formación en la educación superior para cualquier rama de las ciencias, cumple la función de dotar de conocimientos, habilidades, valores y, sobre todo, de un significado y sentido de la vida que contribuya a perpetuar la existencia del ser humano en sociedad,3 cuestión válida si se tiene en cuenta que formar a un profesional constituye una tarea perentoria de gran actualidad y que requiere de direcciones concretas para lograr el fin deseado.

Desde las miradas científicas a la formación y estudios realizados, se recogen disímiles problemáticas, entre las que se encuentra la formación de posgrado. En tal sentido, es preciso tener en cuenta las consideraciones de varios autores, quienes consideran que es el proceso de preparación y conformación del profesional, referido a los fines precisos y a las ramas de la ciencia de la que se trate para un posterior desempeño en el ámbito laboral.7,8

A partir de considerar el reconocimiento de la formación de posgrado, entonces se hace necesario repensar en el período posterior a la formación inicial, pues su continuidad marca un nuevo destino y con mayores empeños, caracterizado como la especialización en el caso de las ciencias médicas, proceso que los diversos investigadores han denominado como modalidad de la formación de posgrado y que es muy utilizada, pues con ella se garantizan los procesos formativos de especialistas en las diferentes ramas de las ciencias y, en especial, en la medicina, donde se conforma desde lo pedagógico un basamento común, a pesar de que sus programas formativos varían en dependencia de las diferentes especialidades que existen en las ciencias médicas.

La formación de profesionales se estructura a partir de un modelo de perfil amplio y posee como cualidades esenciales, una profunda formación básica con dominio de los aspectos principales para el desempeño de la profesión y un amplio sistema de opciones de posgrado, que garanticen su actualización constante en correspondencia con los avances científicos y tecnológicos.8

Es innegable que son las instituciones de educación médica superior quienes tienen el encargo social de lograr el proceso de especialización en las diferentes disciplinas médicas. Este proceso de especialización no debe estar alejado del contenido de la formación humanística, ya que el centro de atención es el sujeto social que recibe los servicios necesarios en el orden de la salud y donde ha de potenciar su desempeño profesional. Algunos autores consideran que valorar el proceso formativo del especialista sobre una plataforma biomédica, donde se logra un dominio real de la profesión, es indispensable para su accionar profesional, a partir de establecerse los aspectos más significativos de la cultura universal relacionados con la especialidad.7,8

A pesar de que estos reconocen la problemática, no queda bien definido desde los fundamentos pedagógicos las diferentes maneras de incorporar esta formación humanística en la formación especializada en medicina general integral;9 cuestión que lastra la dimensión humana de este proceso, ya que si bien es el sujeto social el centro de atención por parte de los especialistas de esta rama de la medicina, entonces quiere decir que es indispensable adentrarse en los contenidos que revelen la condición humana, de ahí que si de especialización se trata, entonces han de significarse los criterios que tipifiquen, de forma concreta, el programa formativo que conduce a la valoración de la calidad del desempeño profesional del médico general integral.

En lo que respecta al objetivo de esta investigación es notorio direccionar, en el orden epistémico, a la formación profesional en medicina general integral, la cual se logra a través de la especialidad; sin embargo, esto no es un fenómeno científico que compete única y exclusivamente al dominio de las disciplinas que tienen su concreción con lo científico, lo médico y lo profesional, pues resulta indispensable analizar también este fenómeno desde lo pedagógico, por ser un programa de formación que se dirige a desarrollar a los futuros especialistas en MGI, pero aún es insuficiente la formación cultural general de estos para su desempeño posterior, sobre todo desde la asunción de las relaciones sociales cualitativas en la interacción sujetal.10

 

DESARROLLO

El proceso de formación profesional del médico general integral durante la especialización se ha ido enriqueciendo gracias a las contribuciones que a esta disciplina han hecho, en diferentes épocas, las ciencias sociales. Es por esto que ha estado permeado desde la perspectiva de las ciencias médicas y pedagógicas, pues desde su integración han de tener una visión científica en la comprensión, explicación e interpretación de la cultura humanista, para concebir la interpretación pedagógica del proceso formativo de los futuros especialistas en MGI en el enfrentamiento a los retos de la sociedad contemporánea, lo cual constituye un aspecto de gran importancia dentro de la cultura de la atención médica a los pacientes.

Se considera que el proceso de formación profesional del médico general integral debe constituirse en un perfeccionamiento continuo en el desarrollo no solo académico, sino también de lo humano y lo espiritual,11 ya que es innegable que el proceso de formación humana está vinculado al contexto sociocultural, a la producción intelectual y al compromiso social que permite el pleno desarrollo de su profesión.

En este proceso debe tenerse en cuenta la formación científica de la especialización en MGI, ya que se dan las condiciones que propician un conjunto de nexos que enriquecen el quehacer profesional y hacen que se introduzca su actividad como parte de la cultura de la atención médica en salud, de su comunidad y los sujetos sociales con diversas afecciones que requieren de una atención primaria de salud, lo cual significa que dicha especialización va encaminada a transformar y enriquecer la cultura a través de su actividad profesional.12

En este proceso de formación profesional es indispensable prestar atención a la relación médico-paciente, por ser necesaria en la atención primaria de salud, lo cual implica un proceso sustantivo que se desarrolla con el objetivo de preparar de forma integral a los futuros especialistas, pues como figura de posgrado, propicia potencialmente el desarrollo de lo instructivo, lo educativo y lo desarrollador. Cada una de estas direcciones son expresión de la cualidad esencial que caracteriza la formación en la que se expresa el saber, el saber hacer, el saber ser y la comprensión del otro por el profesional.13

Resulta oportuno destacar que en el modelo cubano de formación del profesional, por su condición de ejercicio gratuito y asequible en todos los niveles, y por su actuación humanista, hace coincidir sus proyecciones con los intereses y aspiraciones de la sociedad y su sistema político, a la vez que la intencionalidad de los ideales de justicia social y humanista de la Revolución, tienen en la profesión médica su materialización consecuente.

Aun así, debido a los impactos de los procesos tecnológicos, estos supuestos aislamientos se revierten con una dinámica asombrosa a las prácticas asistenciales médicas, que según el criterio de investigadores, constituyen el núcleo fundamental del ejercicio de la profesión médica que los asume y los clasifica según la respuesta a su objeto, para resolver los problemas y situaciones de salud que los individuos, las familias y los grupos experimentan en los escenarios de actuación de los profesionales.14

La ciencia médica que actualmente se enseña en las universidades, modela el peso específico de la sabiduría que es básica para los modos de actuación profesional. A esto se añade que la modelación no se constriñe solamente al aspecto técnico que tipifica, por ejemplo, en la actividad de promoción de salud y las acciones en que se descompone esta función en el escenario de la familia y la comunidad, pasa a desempeñar un rol importante el aspecto ético-humanista, porque la eficacia real de los modos de actuación se mide tomando como criterio lo que acontece en los planos cientificotécnico y el ético.15

No obstante a lo anterior, existen limitaciones en la formación del especialista en MGI en cuanto al logro de una gestión profesional en salud. Tal aseveración es posible, puesto que en el análisis y valoración de las construcciones teóricas en torno a esta formación, se evidencian insuficiencias en la interpretación de la práctica médica profesional en cuanto a la atención a pacientes y la intencionalidad sociohumanista en el tratamiento de estos. Para lograr un desempeño profesional eficiente se requiere dedicar un espacio a la sistematización de procesos inherentes a dicha práctica durante el proceso de formación de posgrado.

En el ciclo de especialización en MGI no se puede obviar el carácter social del hombre o mujer que recibirá la atención primaria de salud, en especial, las relaciones sociales y su comunicación interpersonal, cuestión esencial en la práctica médica profesional, pues en cualquiera de las condiciones en que se presente el MGI, siempre tendrá no solo la condición de un ser social, sino también la esencia y existencia social del paciente. Es por ello que sería prudente reconocer al paciente como tal, definirlo más en un estado social que uno biológico.

En ese sentido, también se profundizará en uno de los aspectos esenciales en el sistema de relación del acto médico, con el objetivo de potenciar el modo de actuación profesional, es decir, alcanzar la certeza conforme a los signos y síntomas del paciente, durante la construcción hipotética del diagnóstico como premisa para la toma de decisiones, referido en especial al enfoque del método clinicoepidemiológico para el diagnóstico de la enfermedad.16,17

Desde esta perspectiva, en la formación especializada como figura de posgrado, es válido, a su vez, que se profundice en las relaciones de lo social en la atención sanitaria; sin embargo, aún las ciencias sociales y la medicina como tal, requieren buscar en lo teórico nexos sustentados en rasgos tendenciales, que permitan la integración en una figura que revele un enfoque bioecosocial y espiritual del ser humano, es decir su condición humana, y se sustente en métodos específicos de carácter complementario, que permitan la integración de un método o enfoque de enseñanza para la realización oportuna y eficiente de una valoración del impacto clínico, epidemiológico, social y económico de la atención primaria, desde la gestión profesional en salud.

Es por ello que en las ciencias médicas los saberes de otras disciplinas científicas propician las bases que son el fundamento teórico de un ejercicio de aplicación técnica, consumado en el acto médico, núcleo de la relación médico-paciente, por el cual transitan el acto de anamnesis, el de emitir un diagnóstico, un pronóstico normal o patológico y el de la terapia a considerar en cada caso o problema relacionado con la vida de los individuos, que en definitiva fungen como el contenido objetivo del modelo teórico de las ciencias médicas; sin embargo, aún se aprecian limitaciones en la asunción de disciplinas que aportan un saber médico en la atención primaria de salud.

La actitud profesional asumida por el médico general integral, debe conducirlo a la toma de decisiones para realizar una atención primaria de salud sustentada en una educación científica, que le permita hacer un diagnóstico valorativo desde la universalidad para alcanzar un actuar profesional acorde con el contexto sociocultural en que se desarrolla, pero no de modo unilateral, pues si bien el desarrollo científico es inusitado y sustentado en una interdisciplinariedad, entonces urge asumir saberes de otras disciplinas científicas que permiten interpretar el acto médico. De esta manera, deben adoptarse posturas que permitan actualizar al MGI en el período de especialización porque independientemente de que en el proceso formativo de pregrado adquieren ciertos conocimientos teóricos y prácticos, por solo mencionar el acto médico, se ha de profundizar en los contenidos que avalen un mejor desempeño profesional, como lo es la atención primaria de salud, donde resalta la relación médico-paciente.18

La formación profesional en MGI es un proceso pedagógico continuo, tanto en el orden de lo epistemológico, lo praxiológico, lo axiológico como de lo metodológico y prepara a este profesional para hacer, para crear, para que pueda enfrentar con responsabilidad el desempeño de su profesión; asimismo, debe lograr no solo la realización intelectual del especialista, sino también la espiritual, capaz de interpretar al ser humano.19

Dotar a los futuros profesionales en MGI no solo de una alta cultura científica, sino también del reconocimiento de la condición humana, constituye hoy día uno de los mayores retos del trabajo formativo en la especialización de posgrado. Este proceso consiste precisamente en darle a conocer la gestión profesional en salud, como expresión de la relación médico-paciente e inculcarle los conocimientos, aptitudes y hábitos acumulados por la sociedad, así como los valores espirituales y los modelos representativos culturales admitidos, a fin de ampliar la información cultural del especialista y a la vez desarrollar en ellos sus potencialidades creadoras en su actuar profesional; cuestión que aún no es posible por la limitada apertura de disciplinas científicas que pueden perfeccionar el acto médico, que a juicio del autor, están insuficientemente incorporadas en el modelo de especialización del MGI en lo referente a la atención de los pacientes, como también lo es lo hermenéutico y lo comunicativo.20

El médico general integral desempeña una función importante al cumplir con el encargo social de ser gestor de la salud de los sujetos sociales, de manera que es importante atender entonces desde la epistemología de la medicina general integral y de las ciencias sociales, elementos interactuantes e interdependientes que respondan a la formación profesional en MGI y que pueden estar asociados al establecimiento y desarrollo de actitudes positivas hacia la apropiación de la interacción comunicativa y la interpretación del reconocimiento y diagnóstico en salud, como 2 procesos indispensables que han de estar bajo una orientación pedagógica sistematizada. Por tanto, se debe transitar desde los procesos de orientación y contextualización, lo cual propicia una práctica sistematizada de gestión profesional en salud.20

Dicho proceso es un reto que se impone en esta época, por lo que es posible admitirlo como un proceso a partir del cual debe organizarse una práctica herméutico-comunicativa, toda vez que existan limitaciones en la gestión profesional en salud que presuponga la comprensión del proceso interactivo sujetal, donde este profesional deberá establecer las diversas reflexiones en torno a la relación médico-paciente. De este modo se lograría un razonamiento en la visión y la capacidad de atención del especialista, que le permitirá valorar íntegramente los problemas de salud de los pacientes, aspecto que contribuirá a la generalización de la práctica en la gestión profesional en salud. Por otra parte, siempre ha carecido de lo epistemológico y lo metodológico de las directrices comunicativas y claves hermenéuticas necesarias para lograr la formación sólida que demandan los sujetos sociales con insuficiencias en la salud. Todas las plataformas de formación de este especialista han tenido insuficiencias desde lo curricular hasta lo axiológico y lo praxiológico, pues se denota la carencia de constructos hermenéuticos y comunicativos en lo referente a la relación médico-paciente, ya que los modelos asumidos son limitados en esta dirección.

Este proceso requiere de una intencionalidad y debe de estar consecuentemente contemplado en su programa de formación especializada, donde interactúan de forma mancomunada todo un conjunto de procesos indispensables que garanticen dicha formación. De ahí que es necesario desarrollar una estrategia que permita fomentar la formación en gestión profesional en salud de estos especialistas e incluirla gradualmente en el currículo de su programa de formación especializada, sin perder de vista el enfoque hermenéutico-comunicativo en la interpretación de la relación médico-paciente, pues si bien se encuentran elementos que tipifican este proceso, aún no tiene un nivel de concreción expedito.

 

CONCLUSIONES

Los análisis teóricos y tendenciales contribuyen a revelar las insuficiencias que han existido y aún persisten, todo lo cual apunta a solucionar las deficiencias presentes a lo largo de estos años, en la formación profesional especializada en MGI, desde un proceso pedagógico que se sustente en lo epistemológico, lo metodológico y lo praxiológico, y garantice un desempeño profesional adecuado en la atención primaria de salud, desde una verdadera gestión médica asistencial. Se percibe la necesidad de una resignificación de la dinámica formativa en esta especialización, puesto que la lógica utilizada hoy día se basa en una práctica aislada de lo hermenéutico y lo comunicativo en la atención primaria de salud, lo cual imposibilita al profesional trascender cualitativamente en su desempeño.

 

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Recibido: 4 de septiembre de 2014.
Aprobado: 4 de septiembre de 2014.

 

 

José Enrique Vázquez Sarandeses. Hospital General "Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso", avenida Cebreco, km 1½, reparto Pastorita, Santiago de Cuba, Cuba.