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MEDISAN

versión On-line ISSN 1029-3019

MEDISAN vol.23 no.2 Santiago de Cuba mar.-abr. 2019

 

Estrategia didáctica

Procedimientos didáctico-metodológicos para la implementación de las estrategias curriculares en la educación superior

Didactic-methodological procedures for the implementation of the curricular strategies in the higher education

0000-0002-5053-097XDr.C Guillermo Renato Vallejo Portuondo1  *  , 0000-0003-2832-4990Dra Neity Mendo Alcolea2  , Lic Mario Luis Lahera Puig3 

1Universidad de Oriente. Santiago de Cuba, Cuba.

2Universidad de Ciencias Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.

3Facultad de Estomatología, Universidad de Ciencias Médicas. Santiago de Cuba, Cuba.

RESUMEN

La formación profesional universitaria es compleja, pero el resultado final de este proceso debe satisfacer las expectativas sociales relacionadas con la competencia de los egresados, por lo cual las ciencias pedagógicas deben mantener una búsqueda constante en cuanto a métodos, procedimientos y estrategias que permitan satisfacer el encargo social. Teniendo en cuenta lo anterior se realizó el presente estudio con vistas a contribuir a la implementación de las estrategias curriculares, desde una óptica didáctico-metodológica, y su cumplimiento de manera objetiva a través de un proceso que pueda ser medido y controlado, donde se incorporen los contenidos previstos en cada asignatura y disciplina.

Palabras-clave: estrategia curricular; procedimiento didáctico-metodológico; formación profesional; educación superior

ABSTRACT

The university vocational training is complex, but the final result of this process should satisfy the social expectative related to the competence of those graduated, reason why the pedagogic sciences should maintain a constant search as for methods, procedures and strategies that allow to satisfy the social responsibility. Keeping in mind the above-mentioned statement the present study was carried out aimed at contributing to the implementation of the curricular strategies, from a didactic-methodological view, and their fulfillment in an objective way through a process that can be measured and controlled, and the foreseen contents are included in each subject and discipline.

Key words: curricular strategy; didactic-methodological procedure; vocational training; higher education

Introducción

Uno de los componentes de mayor relevancia en los estudios universitarios es el relacionado con el currículo, debido a que en él se pueden avizorar las características de sus egresados, sus competencias y capacidades para dar respuestas a los diferentes retos y problemas que deberán enfrentar cuando culminen sus estudios. Es obvio que en el currículo se muestran los niveles alcanzados por la academia y los recursos con que cuenta para desarrollar la formación, lo cual se constituye en garantía para aquellos que aspiran a obtener un título profesional, en cuanto a su respaldo y aceptación futura en el mercado laboral. Por tanto, hoy día se puede decir que el currículo está muy relacionado con la imagen y el reconocimiento social de las universidades.1

Las reformas del currículo son una tarea de prioridad para todas aquellas universidades que desean exhibir sus resultados formativos y ser competitivas, de este modo se han ido introduciendo paradigmas surgidos en el terreno de la formación universitaria como es el currículo nuclear, nacido en universidades públicas norteamericanas, así como el proyecto Tuning, extendido por Europa y América Latina.1

Esta formación universitaria relacionada con la competencia profesional ha sido desarrollada en Cuba desde un enfoque sociohistórico del desarrollo humano, donde se concibe como una expresión del desarrollo de la personalidad en el contexto de actuación profesional.2

Dicha formación es compleja, pero el resultado final de este proceso debe satisfacer las expectativas sociales relacionadas con la competencia de los egresados, por lo cual las ciencias pedagógicas deben mantener una búsqueda constante en cuanto a métodos, procedimientos y estrategias que permitan satisfacer el encargo social.

Desarrollo

En Cuba, el sistema de formación de profesionales tiene características especiales y una de ellas es, precisamente, el compromiso social con respecto a la calidad, pues es la sociedad en su conjunto quien garantiza de forma gratuita la educación superior, de manera que dentro de este contexto es donde surgen las estrategias curriculares con definidas funciones educativas e instructivas, con una estrecha relación entre saberes y conducta. Se entiende como saber, el nivel de competencia -conocimientos y habilidades para solucionar problemas en su respectiva esfera de actuación- y, como conducta, el sistema de valores que debe tener el profesional que muestren su humanismo y altruismo.

Para hacer efectiva la implementación de las estrategias curriculares hay que tomar en consideración estos dos términos, ya que resultan básicos y adquieren un sentido particular en este medio, lo cual difiere de otros contextos donde se analiza la estrategia curricular en sentido general y se determinan las salidas tributadas por las distintas asignaturas y disciplinas.

Asimismo, en la educación superior cubana, la combinación de estas categorías se refiere al hecho de cómo potenciar contenidos que no alcanzan un suficiente nivel a partir de las asignaturas propias que integran el diseño curricular de una determinada carrera. Un ejemplo puede ser el nivel que debe ser alcanzado por el egresado en el idioma inglés, en las habilidades investigativas o en el dominio de la informática, por solo mencionar algunos.

De acuerdo con lo planteado anteriormente, y siendo objetivos, se debe reconocer que la manera en que está concebida la estrategia curricular va más allá de los criterios de selección de las asignaturas que conformarán el plan de estudio, con determinado objetivo, y tiene un carácter emergente para solucionar los problemas que se presentan en la formación.

A juicio de los autores, esta solución es inteligente porque potencia la adquisición de competencias y constituye un reto para todas las carreras universitarias y, por tanto, es necesario buscar el modo más adecuado para su implementación.

Para acometer esta tarea se cuenta con una fortaleza que es el modelo pedagógico cubano para las carreras universitarias, denominado de perfil amplio, donde el egresado debe contar con una sólida formación básica que le permita solucionar los problemas más frecuentes y generales que se presenten en su actividad profesional, a lo cual se vinculan desde el inicio de la profesión, bajo el principio didáctico de la vinculación de la teoría con la práctica. A esto se suma el enfoque sistémico del contenido de la enseñanza, apoyado en una estructuración vertical y horizontal del currículo y la existencia de una disciplina principal integradora.3

Por otra parte, las estrategias curriculares quedan muy bien definidas al ser concebidas como ejes transversales que permiten alcanzar objetivos formativos generales con suficiente profundidad y dominio, como resultado de la intervención de todas las disciplinas, o la mayoría de ellas, que integran el currículo de la profesión.3 Independientemente de que estas forman parte del quehacer docente, todavía requieren de un mayor nivel de precisión y de generalización pedagógica que facilite su proceso de implementación o instrumentación.

Los procedimientos que se proponen en este trabajo intentan contribuir con esa tarea, que obtendrá su mayor alcance gracias al aporte del pensamiento pedagógico y metodológico de los colectivos encargados de ponerlos en práctica.

Partiendo de esas intenciones, algunos integrantes de la comunidad docente cubana se han pronunciado de diversas maneras y las carreras han propuesto estrategias curriculares de acuerdo con su visión.4

Al igual que en otras profesiones, en las ciencias médicas, el idioma inglés se estableció como estrategia curricular y cuenta con el compromiso necesario de los profesores de las restantes asignaturas.5 Por tanto, el dominio de dicha lengua por todos los egresados del nivel superior, constituye un objetivo primordial dentro de la formación universitaria en Cuba.

Sin lugar a dudas, existe un uso muy amplio de las estrategias curriculares, de tal modo que están clasificadas en 3 grupos, a saber: el primero, representado por la estrategia principal, centrada en la labor educativa y político-ideológica; el segundo, corresponde a la formación básica del profesional y el tercero, representa los intereses particulares de la profesión.6 Esta formación integral de la personalidad de los egresados contribuye a la construcción de un proyecto social justo y equilibrado.

Dentro del segundo grupo, algunos docentes han considerado una estrategia en particular como el eje fundamental, donde quedan articuladas las restantes de la carrera y, de cierta manera, se han concentrado en el trabajo metodológico de la disciplina que incluye esos contenidos.7) En este caso es importante no perder de vista que cada estrategia tiene una función y cumple un objetivo en el proceso de formación.

Las estrategias curriculares están presentes en todos los años de la carrera. Al respecto, Horruitiner Silva8 alerta que si no se diseña adecuadamente y se deja en manos de cada uno de los profesores decidir cómo utilizan estos recursos, entonces el enfoque no tendrá la debida coherencia. Por otra parte, Aristimuño1 considera que el verdadero nudo del tema está en que el docente debe descentrarse y colocar en el centro de sus preocupaciones el aprendizaje de los alumnos. Estos criterios hablan a favor de una mayor coordinación y dirección consciente del proceso en los escenarios docentes, que incluya una implementación metodológica que trascienda a la orientación institucional.

De acuerdo con los razonamientos que se han venido analizando, es válido reconocer que la escasez de publicaciones científicas relacionadas con las estrategias curriculares ajustadas al contexto actual, que respondan al modelo de la educación superior cubana y expongan experiencias de avanzada, que puedan ser extrapoladas y posibiliten el intercambio entre los docentes de diferentes centros universitarios del país, es una evidencia de que no han sido suficientemente sistematizadas. En ese sentido, en el área de formación de la cultura física se señala que a pesar de algunos avances en cuanto a la implementación de las estrategias curriculares aún es insuficiente el aporte de estas a la formación del modo de actuación profesional, razón por la cual debe incrementarse la labor de los docentes en aras de perfeccionar la labor educativa.9

Como es posible apreciar, en la comunidad docente existe preocupación e interés por perfeccionar la implementación de las estrategias curriculares. Se pueden mencionar propuestas interesantes como la realizada para la carrera de medicina en la Facultad de Ciencias Médicas “Salvador Allende”10 o el modelo metodológico para el diseño y aplicación de las estrategias curriculares en ciencias médicas, que aboga porque los diferentes elementos metodológicos de las estrategias curriculares deben ser jerarquizados por la Comisión Nacional de Carrera, en cuanto a título, fundamentación, objetivos generales y por ciclos, definición de las unidades curriculares (coordinadora y participantes) y las orientaciones metodológicas generales.11

Actualmente, las estrategias curriculares requieren de la puesta en marcha de los recursos pedagógicos presentes en los distintos claustros para lograr un engranaje metodológico que garantice su funcionamiento eficiente y estable dentro del sistema de formación universitario, de manera que quedan delimitadas de acuerdo con su carácter general, particular o específico.

Desde la visión de los autores del presente artículo, las estrategias curriculares generales son aquellas que están presentes en todas las carreras de la educación universitaria; las particulares corresponden a una determinada carrera como la de medicina y las específicas están dentro de esta misma carrera en una universidad o facultad y responden a una matriz DAFO, que permite tener el mayor grado de objetividad para su aplicación, a la vez que toma en cuenta las necesidades del territorio donde se encuentra enclavado el centro de educación superior.

De tal manera, cada estrategia debe cumplir con una función instructiva o formativa bien justificada, en cuanto a su concepción y estabilidad, incluso su existencia y posible modificación siempre estará en dependencia del carácter dialéctico relacionado con el desarrollo y sus exigencias.

Tomando en cuenta lo antes planteado, en la implementación de las estrategias curriculares se deben considerar los procedimientos siguientes:

  1. Establecer un punto de partida.

  2. Conceptualizar y contextualizar la estrategia curricular.

  3. Determinar los objetivos.

  4. Aplicar los principios didácticos para integrar la estrategia curricular.

  5. Determinar los criterios de medidas del alcance de las estrategias curriculares en cada asignatura.

En el proceso de formación, además de los elementos comunes en los programas y de una formación media superior bastante homogénea, la cultura de cada territorio y cada centro de enseñanza, tiene particularidades propias, en la cual se reflejarán sus fortalezas y debilidades; es el punto de partida lo que permite conocer cuáles son las necesidades de la población universitaria con la cual se debe interactuar, tanto de manera general como individual. Así ocurre de manera particular en la propuesta de formar una estrategia curricular de tipo investigativa.12 En este sentido se optimizan los esfuerzos en aquellas direcciones que la comunidad universitaria estima como estratégicas para el desarrollo académico y territorial.

Conceptualizar una estrategia va más allá de reconocer su contenido e importancia, también implica conocer su posicionamiento dentro del currículo y determinar si es una estrategia curricular general, particular o específica, o lo que es lo mismo qué peso tiene y dónde debe estar ubicada según las disciplinas y los años. Esto evitará una saturación innecesaria de estrategias, que genere una saciedad tanto en los docentes como en los estudiantes hasta el punto de restarle su real importancia.

Para ilustrar lo referido en el párrafo anterior basta con mencionar que tanto la estrategia de idioma inglés, como la de computación, pueden estar presentes en todas las disciplinas por su contenido propio, cuyo dominio es una necesidad para cualquier profesional; sin embargo, esto no tiene que ocurrir igual con todas las estrategias curriculares, pues como se plantea estas aseguran el logro de objetivos que, por su alcance, rebasan las posibilidades de una disciplina y, por tanto, deben ser asumidas por todas o por parte de ellas.3

Lo anterior permite visualizar las asignaturas o disciplinas con mayor determinación en el logro de la estrategia y establecer la que ejercerá un liderazgo metodológico operativo, dinámico y de ayuda. Evidentemente, y con el fin de mantener una secuencia lógica (en cuanto a las estrategias curriculares del idioma inglés y de computación), deben ser profesores de estas materias quienes lideren los objetivos instructivos que deben ser alcanzados por las otras asignaturas de acuerdo con el año de la carrera, donde la adecuada coordinación metodológica interdisciplinaria es fundamental para el funcionamiento sistémico de las estrategias curriculares.

Este intercambio metodológico permite que cada una de las asignaturas del año privilegie los conocimientos y habilidades de la disciplina que representa, como puede ser el uso de un determinado programa de computación o de los términos y expresiones que en idioma inglés son fundamentales dominar. Así, cada asignatura ayuda a ampliar el volumen de conocimientos y habilidades de la estrategia curricular que haya sido concebida.

Como se puede apreciar, la determinación de los objetivos a alcanzar por año en las estrategias curriculares en general, debe ser el resultado del trabajo metodológico colectivo, sobre una base didáctica, de carácter lineal y concéntrica, cuyo avance debe contar con cierta homogeneidad dentro de un mismo año, lo cual significa que una asignatura no puede ir muy adelantada o retrasada en relación con las restantes debido al criterio individual de un profesor. Por tanto, el colectivo de año debe partir de la situación de sus estudiantes y definir el alcance de la estrategia de la cual se trate para valorar conjuntamente los logros alcanzados para su posterior entrega pedagógica al finalizar el curso, de manera que constituya un proceso armónico y direccionado.

El cumplimiento de principios didácticos en cada una de las estrategias curriculares, tales como la asequibilidad, la sistematicidad y el tratamiento a las diferencias individuales, entre otros, debe tenerse en cuenta para lograr que los objetivos por los cuales han sido concebidas puedan ser alcanzados desde la cientificidad pedagógica, puesto que el contenido que les incorpora cada asignatura debe responder a una estructura coherente y lógica que integra un sistema de conocimientos y habilidades previsto y planificado.

Finalmente, establecer los criterios de medidas del alcance de las estrategias curriculares en cada asignatura, ayudará a evaluar de manera objetiva la progresión del aprendizaje y a determinar la participación de cada uno de los docentes a través de sus respectivas asignaturas en función del trabajo metodológico realizado. Lo anterior significa que los colectivos de año y de las diferentes disciplinas son los que deben determinar la responsabilidad de los docentes en cada asignatura en cuanto al alcance que las estrategias curriculares deben tener. Esto garantizará que el proceso tenga un carácter progresivo y se logren los propósitos para lo cual están concebidas las mencionadas estrategias.

Conclusiones

La experiencia actual del trabajo con las estrategias curriculares muestra que aún no se han alcanzado las expectativas que le dieron origen. Esta realidad indica que el avance y perfeccionamiento va más allá de la comprensión de la necesidad de su existencia por parte de las autoridades académicas y claustros; asimismo, su efectividad dependerá, de manera proporcional, del tratamiento que reciban en el orden pedagógico y metodológico por parte de todos los implicados en su logro. Por tanto, para funcionar como un sistema, dichas estrategias necesitan de un mayor nivel de articulación entre los distintos años y disciplinas, que trasciendan el porqué de su existencia y precise el cómo de su implementación. Solo así se lograrán los objetivos formativos por los cuales fueron concebidas. Por otra parte, no se pretende convertir estos procedimientos didáctico-metodológicos en un instrumento rígido para el trabajo de los colectivos docentes, sino que se trata de una guía que pueda ser ampliada y perfeccionada con el saber y la experiencia de los profesores comprometidos con el proceso de formación universitaria.

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Recibido: 23 de Octubre de 2017; Aprobado: 06 de Septiembre de 2018

*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: grenato@uo.edu.cu

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