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Medicentro Electrónica

versión On-line ISSN 1029-3043

Medicentro Electrónica vol.23 no.1 Santa Clara ene.-mar. 2019

 

ARTÍCULO ESPECIAL

 

Un ejemplar profesional de la salud pública cubana: Dr. Rafael Corona Pérez

 

An exemplary professional from Cuba's public health: Dr. Rafael Corona Pérez

 

 

Noemí Quintero Sarduy, Ángela Yiliane de la Torre Alfonso, Marlenis Rodríguez Calvo, Wirson Fabero Rodríguez, Suleika Villavicencio Gallego

Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Cuba. Correo electrónico: noemiqs@infomed.sld.cu

 

 


RESUMEN

Cuando se habla de médicos villaclareños no se puede dejar de mencionar al Dr. Rafael Corona Pérez, médico cubano que ha dedicado su vida entera al servicio de la patria y al cumplimiento del principio del internacionalismo y de la medicina socialista. Estas razones lo han ubicado en momentos claves en la lucha por la preservación y defensa de la humanidad. El objetivo de esta investigación fue exponer aspectos importantes de la historia de vida de dicho doctor, como figura destacada de la salud pública cubana, de la cual no se había investigado hasta el momento. Sin dudas, el Dr. Rafael Corona Pérez es una importante personalidad de la medicina revolucionaria en Cuba; su vida debe divulgarse entre las futuras generaciones de profesionales de la salud que se forman en las universidades médicas cubanas.

DeCS: historia de la medicina.


ABSTRACT

When we refer to doctors from Villa Clara, we can not avoid mentioning Dr. Rafael Corona Pérez, a Cuban doctor who has devoted his whole life to the service of the country and to the fulfillment of the principle of internationalism and socialist medicine. These reasons have placed him at key moments in the struggle for the preservation and defense of humanity. Showing the important aspects of the doctor's life history as a prominent figure of Cuban public health who had not been investigated until now, was the objective of this research. Undoubtedly, Dr. Rafael Corona Pérez is an important personality of revolutionary medicine in Cuba; his life should be disclosed to future generations of health professionals who are trained in Cuban medical universities.

DeCS: history of medicine.


 

 

INTRODUCCIÓN

Las experiencias vividas por los héroes anónimos del sector de la salud en Cuba es preciso que no queden en el olvido involuntario; por ello el presente trabajo tiene como objetivo confeccionar la historia de vida de Rafael Corona Pérez, importante personalidad de la medicina, cuya trayectoria debe divulgarse entre las jóvenes generaciones de profesionales de la salud que se forman en las universidades médicas cubanas. Ejemplo además, de internacionalista consagrado por su dedicación al servicio de la patria.

Se utilizaron métodos de investigación empíricos para la obtención de la información, entre estos se destacó la revisión documental y de contenido. Se particularizó en los expedientes docente y laboral, revistas, periódicos y bibliografía especializada. Se empleó la entrevista al investigado, a sus familiares, compañeros de trabajo, subordinados y alumnos. Se combinaron estos métodos con los del nivel teórico: análisis y síntesis, inducción- deducción e histórico-lógico; se tabularon e interpretaron los datos y finalmente, se realizó el informe concluyente.

El principal aporte de este trabajo es el logro de la historia de vida de una figura destacada de la salud pública cubana no investigada hasta el momento.

 

DESARROLLO

Rafael Rufino Corona Pérez. Primeros estudios

Nació el 30 de julio de 1948, en Sagua la Grande, cuna de ilustres personalidades cubanas. Los estudios primarios los cursó en la escuela «El Carmen», hasta 1960. La enseñanza secundaria y preuniversitaria, en el Instituto Preuniversitario «Miguel D. Pérez Pimentel» y en la escuela de idioma ruso «Máximo Gorki», respectivamente, hasta 1967.

Niño, protagonista anónimo

El adolescente Rafael Corona, como otros cubanos de su grupo etario, no estuvo aislado del acontecer nacional y las principales transformaciones sociales en Cuba, a finales de las décadas del 50 y del 60. Con apenas 10 años de edad, integró el Frente Unido de Estudiantes Revolucionarios (FUER) y posteriormente, el Directorio Revolucionario «13 de marzo». Meritorio resulta que a pesar de su corta edad, en la última etapa de lucha armada contra la dictadura del general Fulgencio Batista, colaboró con grupos revolucionarios que operaban en la zona y enfrentó innumerables riesgos, fundamentalmente en el traslado de la correspondencia, medicamentos y armas de pequeño tamaño.1

Después del triunfo popular integró las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR), desde su fundación en octubre de 1959,1 en las cuales jugó un importante papel en el combate y derrota de la contrarrevolución interna. En 1960, ingresó a la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), organización de vanguardia y génesis de la Unión de Jóvenes Comunistas. Fue miembro de la Campaña de Alfabetización de las Brigadas «Conrado Benítez», en Charco Azul, región del Escambray, con solo 12 años de edad.2

De esta importante epopeya político-cultural del pueblo cubano describió sus vivencias en la siguiente forma:

En el año 1961 participé en la Campaña de Alfabetización (…), primero Río Negro y después en un lugar conocido como Charco Azul Arriba donde radicaba una compañía de la Milicia serrana, por lo que se me considera combatiente de la lucha contra bandidos.

Esta era la primera vez que me separaba de mi familia, inicialmente me ubicaron en la casa de un campesino que ayudaba a los bandidos que operaban en dicha zona, el cual me expulsó de su casa y fui recibido en la de Puro Villalobos, dueño de la Finca y personaje famoso por su valentía y jefe de la Milicia serrana. Allí presencié y me involucré en varios tiroteos contra los bandidos. En las noches cuando dormía en mi hamaca sollozaba escondido para que no me escucharan, al no percibir nada, entre tanta oscuridad; sin embargo, no sentí miedo cuando supe que cerca de allí había sido asesinado Manuel Ascunce.4

Por cumplir esta honrosa misión recibió la «Medalla de la Alfabetización» otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba.

Etapa estudiantil preuniversitaria

Estudió idioma ruso en la escuela «Máximo Gorki» y realizó las prácticas de traducción en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). En 1962, participó en la primera recogida de café y vivió la experiencia de la «Crisis de Octubre», en las Mercedes, Manzanillo.2

Sobre este suceso escribió:

En esta etapa experimenté la carencia de alimentos y las condiciones difíciles de vida e insalubridad, por lo que sufrí un deterioro de mi estado de salud al extremo de una pérdida de peso de 10 kg, la caída del cabello, al punto de no ser reconocido por mi madre en mi regreso a casa.4

Incorporado al bachillerato, fue electo presidente de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y fundador de la Unión de Jóvenes Comunistas en el Instituto Preuniversitario «Miguel D. Pérez Pimentel».

En 1965 integró la delegación cubana al IX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes a desarrollarse en Argelia (evento que fue suspendido por el golpe militar liderado por Houari Boumedienne). Fidel se reunió con los delegados y les propuso iniciar la repoblación forestal del país.5 Corona también visitó Bulgaria y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).2

Estudiante universitario

En el año 1967 comenzó a estudiar Medicina en el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas «Victoria de Girón», en la capital. En esta etapa, junto a los estudios e integración de sus actividades políticas con la FEU y UJC, realizó largas movilizaciones para el trabajo agrícola. La tarea más importante del país en el año 1970 fue la zafra, donde fue seleccionado como mejor cortador de caña, integrante de la mejor pareja y Vanguardia de la brigada de la Escuela de Medicina de Santa Clara radicada en Los Ángeles, municipio de Cifuentes.

En lo académico se desempeñó como alumno ayudante de Anatomía del profesor Caval, con evaluación satisfactoria. Por su trayectoria combativa y cualidades personales fue elegido presidente de la FEU en su sexto año, función que no pudo realizar por su traslado a La Habana para el internado médico-militar en el Hospital Militar «Carlos J. Finlay», donde se incorporó a la docencia en la carrera de Enfermería.

Se graduó en 1973 en la Escuela de Medicina de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, en la que continuó hasta concluir sus estudios ya como miembro de las FAR.2

El servicio médico en las FAR

El servicio médico de postgraduado lo realizó en las FAR. En esta etapa fue nombrado Jefe del Departamento de Higiene, en el Grupo Epidemiológico de la Sección de Servicios Médicos del Ejército Central, hasta el año 1975. Trabajó en el aseguramiento higiénico- epidemiológico de las tropas, durante un corto período de tiempo, pues al año siguiente fue seleccionado para estudiar su futura especialidad.

Fue convocado por el Jefe de los Servicios Médicos del Ejército Central para continuar sus estudios en la Academia Militar «Serguei Mironovich Kírov», en Leningrado; se graduó de especialista en Higiene General y Militar, en 1977.

De esta etapa de su vida alegó:

Me siento orgulloso de haber tenido la agradable experiencia y el honor de haberme formado en esa academia de tanto prestigio y encontrarme entre los 8 higienistas militares graduados allí.4

A su regreso a Cuba, en 1977, fue nombrado Jefe de Epidemiología del Ejército Central; allí cumplió con las tareas asignadas para garantizar la realización de las diferentes misiones y lograr un estado higiénico-epidemiológico satisfactorio en todas las unidades militares del territorio. Formó parte de las comisiones médicas que seleccionaban el personal destinado a cumplir misión internacionalista en la República de Etiopía. Recibió por su trabajo destacado la Medalla por el Servicio Distinguido.2

Docente universitario

En 1980 ingresó en la Cátedra Militar del entonces Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara, devenida años después en Universidad. En el año 2009 comenzó su labor como profesor Instructor de Protección Médica contra las Armas de Exterminio en Masa.

En la Cátedra Militar ocupó cargos de primer profesor de Higiene y Epidemiología y de Organización y Táctica de los Servicios Médicos (OTSM).

Entre 1983 y 1984 realizó el curso superior del Partido, con resultados sobresalientes y fue seleccionado alumno ejemplar. En 1984 alcanzó la categoría de profesor asistente.

En 1987 fue designado como jefe de instrucción de la Cátedra Militar y en 1990 como su directivo superior;2 su trabajo convirtió a la Universidad Médica de Villa Clara en un referente nacional en esta área y lo destacó como un profesional imprescindible en el recuento histórico de la casa de altos estudios.

La Preparación para la Defensa (PPD) se inició en los Institutos Superiores de Ciencias Médicas al finalizar los años 70 del siglo pasado, con el objetivo de contribuir a la formación integral y preparación de los estudiantes de Medicina, varones inicialmente, de acuerdo con las necesidades de la defensa territorial de los municipios y las provincias. En poco tiempo, también las féminas comenzaron su preparación en Defensa Civil; paulatinamente se incorporaron los estudiantes de Estomatología y de Licenciatura en Enfermería, de ambos sexos. Todos se prepararon para brindar aseguramiento médico en la Guerra de Todo el Pueblo (GTP), en las zonas de defensa de cada territorio, desde los años 80 hasta la actualidad.

La Cátedra Militar de la UCM de Villa Clara, fue la única que concibió y realizó un proyecto de desarrollo que incluía una edificación con aulas especiales y áreas exteriores que se adaptaron con la base material de estudio necesaria. Para cumplir con las exigencias de los programas de estudio, como un prototipo para el futuro, esta fue considerada como Cátedra Rectora en la Educación Superior, por sus resultados docentes e investigativos.

En esta etapa se destacó en la elaboración de materiales de estudio de preparación general y especial; se le concedió la condición de referencia en el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y Vanguardia Nacional de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR). Por los aportes de sus investigaciones y por la racionalización, innovación y la generalización de sus experiencias, tanto en el plano individual como colectivo. Los principales trabajos desarrollados se aplicaron en el área de Preparación General, Cirugía de Campaña, Higiene y Epidemiología en Desastres y Situaciones excepcionales, Protección Médica contra las Armas de Exterminio en Masa y en accidentes químicos, radiológicos o biológicos. El primer tomo de Preparación para la Defensa para los CEMSC, aún vigente, en los aspectos relacionados con las AEM, se elaboró totalmente en la Cátedra Militar de Villa Clara.

Dentro de los principales aportes se puede señalar la integración de las instituciones y organismos que cumplían funciones en el enfrentamiento a las situaciones excepcionales y desastres, como el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM), la Cruz Roja y en particular, el área de Derecho Internacional Humanitario, el Cuerpo de Rescate y Salvamento de los Bomberos, las Sociedades de Toxicología, Medicina Natural y Tradicional (Bioenergética) y Psicología. También los grupos provinciales de Neurocirugía, Cirugía General, Medicina Interna, Higiene y Epidemiología, Caumatología, Pediatría y Ginecología. Esta integración permitió que la dirección y los profesores de la Cátedra Militar, actuaran no solo en la capacitación y preparación de estudiantes, profesionales y dirigentes del Sector de la Salud, sino que dicha cátedra participara o se convirtiera en Puesto de Dirección en caso de grandes desastres.4

Su actividad metodológica principal la desarrolló como vicepresidente de la Comisión Metodológica Nacional de la disciplina Preparación Para la Defensa, la cual presidió en el territorio del Ejército Central, donde también dirigió los tribunales de examen de MGI Militar durante 5 años.

Es considerado uno de los principales jefes de la Región Militar de Villa Clara; como miembro del Grupo Militar atendió el Frente de Salud del Gobierno Provincial durante más de 20 años. Elaboró y coordinó el Programa de Ciencia y Tecnología para la Defensa del CITMA provincial (2000- 2004).

En el año 2004 pasó a oficial de la reserva, por su edad; recibió por los resultados alcanzados la Medalla Servicio Ejemplar en las FAR.

Actualmente, posee la Condición Docente de Profesor Consultante de la Educación Superior Cubana, otorgada por el MES, y las especialidades de Segundo Grado en Higiene y Epidemiología, y en Administración en Salud Pública.

El docente internacionalista

A los principios de la salud pública socialista, según refiere Francisco Rojas Ochoa en su obra Salud Pública, Medicina Social, al citar a Serenko y Ermakov: Cuba añadió el del internacionalismo, como forma solidaria de dar y recibir ayuda para el mejoramiento de la situación de salud de los pueblos.6 Este principio contribuyó a difundir la verdadera esencia de la Revolución Cubana y la capacidad del MINSAP para resolver, con eficiencia, los problemas de salud del país y ayudar a otros países en esta área.

Después de su paso a la reserva el Dr. Corona se mantiene activo; imparte docencia en el Departamento de Salud Pública y desde este puesto ha sido llamado a importantes misiones médicas que lo hacen partícipe de procesos de connotación hemisférica y mundial, así como un digno representante de la medicina revolucionaria cubana.

República del Ecuador

De agosto a septiembre de 2006 cumplió misión internacionalista en la República de Ecuador, a solicitud del ex presidente ecuatoriano Luis Alfredo Palacio González. El General de Ejército Raúl Castro Ruz decidió enviar a un grupo de médicos para brindar asesoría del Consejo de Estado al gobierno ecuatoriano, para enfrentar los efectos de la erupción del volcán Tungurahua.2

Esta misión patentizó su condición de combatiente de izquierda continental. Él se siente muy orgulloso de haber contribuido, desde su trinchera de combate, en el logro de la primera magistratura de Rafael Vicente Correa Delgado. Sobre esta importante misión internacionalista expuso:

En ella hubo un engranaje político muy importante, nosotros trabajamos fuerte, de conjunto con la embajada cubana en Ecuador cuando se desenvolvía la campaña electoral de Rafael Correa como candidato a la presidencia de ese país. Participé en ruedas de prensa y en varios Consejos de Defensa Nacionales donde fui fustigado por la prensa reaccionaria a la cual respondí de forma precisa y contundente, exaltando la valía de la salud pública cubana y de nuestra Defensa Civil, la que considero la mejor del mundo.4

República de Surinam

Entre abril del año 2007 y mayo de 2009 estuvo en Surinam, como epidemiólogo y segundo jefe de la brigada médica cubana donde, además, presidió el tribunal de maestrías y publicó mensualmente, durante dos años, el boletín epidemiológico de la brigada.2 El trabajo realizado por la brigada abrió las puertas a la apertura de la Embajada surinamesa en Cuba.

De colaborador médico a héroe de la humanidad

Hay dos misiones médicas en la vida profesional del Dr. Corona que lo distinguen entre los más selectos médicos del mundo, por la magnitud de los riegos asumidos como profesional y por el significado que tuvieron para salvaguardar la estabilidad y la vida en el planeta. La primera fue el enfrentamiento al brote epidémico de cólera en la República de Haití (2010) y el brote epidémico de ébola en Sierra Leona (2014).

En la República de Haití asumió la dirección del primer grupo de la brigada «Henry Reeve» que partió para enfrentar la epidemia de cólera. Posteriormente, al convertirse toda la Brigada médica cubana en contingente, lo dirigió en el Departamento Norte. En esta nueva responsabilidad, orientó la creación de una unidad de tratamiento de cólera y el establecimiento de nuevos protocolos para el tratamiento de la enfermedad, medida que posibilitó salvar un mayor número de vidas y controlar la epidemia. No entregó el hospital hasta recobrar todas las funciones hospitalarias perdidas por la magnitud de la epidemia.

El éxito de la misión se debió al trabajo mancomunado de la Misión Médica Cubana con las organizaciones internacionales de salud: OMS, OPS, UNICEF, FAO y Médicos Sin Fronteras.2

Sobre las vivencias de este hecho apuntó:

Me citaron con carácter urgente al Sectorial Provincial de Salud en Villa Clara, a las 5:00 p.m., donde nos hablaron acerca de la necesidad de partir hacia Haití para enfrentar la epidemia de cólera desatada luego del terremoto. Me sentí sorprendido, pues la salida hacia ese país era al día siguiente. A pesar de conocer los riesgos y preocupaciones, pues días antes el avión procedente de La Habana hacia ese país había sufrido un accidente aéreo volando sobre tierra espirituana, del cual no quedaron sobrevivientes. La Dra. Martha Figueroa, de colaboración en nuestra provincia, nos alertó sobre lo peligroso de la misión y que aquel compañero que deseara no hacerla podía retirarse, aun así, decidí partir al día siguiente. Allí estuve seis meses donde quedé muy impresionado por las condiciones higiénico _epidemiológicas tan deterioradas. Nunca antes había visto tantas moscas, las aguas albañales por las calles, mosquitos de todas las variedades con elevada infestación. Encontramos en nuestros recorridos hombres, mujeres y niños muy recelosos inicialmente, ya que habían sido engañados y maltratados en muchas ocasiones por las matanzas durante el régimen del General Duvalier, incluyendo también las intervenciones yanquis. Poco a poco, a través de nuestro arduo trabajo fuimos ganando la confianza de los pobladores, los cuales derramaron lágrimas a la hora de partir de regreso a nuestra patria. El sentimiento humano de los médicos cubanos estaba por encima de las cosas materiales, porque ciertamente, el que estaba allí llegó a sentir como suyo las carencias de todo tipo que experimentó el pueblo haitiano. Guardo un especial recuerdo de los médicos graduados de la ELAM quienes expresaban ser cubanos nacidos en sus países de origen y demostraron una destacada actitud como miembros de la brigada médica cubana que logró controlar la epidemia desatada.4

Un aspecto que debe destacarse es la confianza ganada por la colaboración médica cubana en Haití, reconocida por todas las fuerzas que la enfrentaban, como pudo comprobar en las reuniones semanales que celebraban en Cabo Haitiano. Otro ejemplo indiscutible es la entrega oficial de recursos por los Médicos sin Frontera franceses y suizos al hospital de la Gran Riviera del Norte, que expresaban su confianza en el registro, control y buen uso de los de los médicos cubanos.

Después de su regreso de Haití el Dr. Corona había cumplido ya sus 63 años, fuerte, vigoroso y activo se le ve combatir lo mal hecho en cualquier escenario de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Desempeña un papel protagónico en la formación de las nuevas generaciones de médicos, desde lo personal y lo curricular, donde aporta lecciones de vida que impactan en el plano laboral. Lejos estaba este modesto hombre de saber que había otra tarea todavía que lo pondría en lo más alto de la condición humana.

A inicios de 2014 se conoce del brote epidémico de ébola en el continente africano, que en pocos meses se convierte en una terrible amenaza para la especie humana; la voluntad de combatirla apareció en todos los rincones de la tierra al unísono; sin embargo, el valor para enfrentarlo cara a cara, en su hábitat, se ausentó en muchos de los más prestigiados países en la lucha contra este tipo de pandemias. Entre septiembre del año 2014 y el 1 de abril del 2015, el Dr. Rafael Corona cumplió la misión en el enfrentamiento al ébola en África.

Su vastísima experiencia, la preparación militar y honestidad que le caracterizan le ayudan a asumir la responsabilidad de logístico de la brigada, razón por la cual parte en la avanzada doce días antes de la llegada del resto de la brigada.

Fue también el coordinador del Partido Comunista de Cuba en la misión, responsabilidad que le ayudó a lograr cohesión y un mando único.2

El docente del presente

En la actualidad, el Dr. Rafael Corona Pérez se mantiene activo con diversas proyecciones futuras. Es Profesor Consultante del Departamento de Salud Pública, de la UCM de Villa Clara, profesor de la asignatura Medicina de Desastres, asesor del MINSAP para la disciplina de Preparación para la Defensa, Profesor Efectivo del Centro Latinoamericano de Medicina de Desastres (CLAMED), miembro del Capítulo Villa Clara de las Sociedades Científicas de Higiene y Epidemiología y de Salud Pública, y coordinador de la Asociación «Médicos por la Paz», en Villa Clara.2

Su producción científica se incrementó con 5 publicaciones en el período 2017-2018 en la revista Edumecentro y dos trabajos sobre la Logística, en la brigada «Henry Reeve», publicados por la Convención Cuba Salud 2018.

Contribuye como evaluador en las revistas científicas Medicentro Electrónica de la UCM de Villa Clara y de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia.

Dentro de las principales condecoraciones y reconocimientos recibidos se cuentan los siguientes:

Distinciones por la Educación Cubana, 28 de Septiembre de los CDR, por X, XV y XX años de servicio, Servicio Distinguido en las FAR (6), las medallas otorgadas por el Consejo de Estado por la Alfabetización, por el 30, 50 y 60 Aniversarios de las FAR, por el Servicio Ejemplar en las FAR, por la Producción y la Defensa, Ignacio Agramonte de II (2) y III (2) Clase, José Tey, Trabajador Internacionalista y la máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado por los méritos en la Salud Pública, la Orden «Carlos Juan Finlay». Reconocimientos por 35 y 40 Aniversarios de la Defensa Civil Nacional y por más de XV Años en la Preparación para la Defensa.

Como miembro de la brigada «Henry Reeve» que enfrentó al ébola en África, fue considerado persona del año 2014 por la Revista Norteamericana Time Magazine y nominado en 2015, al premio Nobel de la Paz. Recibió el Premio Mundial de la Salud Pública en memoria del Dr. Lee Jong-Wook, otorgado por el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la Brigada cubana «Henry Reeve» (2017).

 

CONCLUSIONES

Rafael Rufino Corona Pérez ha dedicado toda su vida al servicio incondicional de la patria. Ha sido protagonista en importantes procesos de la historia de Cuba en sus 69 años de fecunda vida revolucionaria. Constituye un digno profesional de la salud pública en lo asistencial y docente. Su consagración a las causas justas y disposición permanente de ayudar a los sectores más vulnerables del mundo, lo exaltan como una figura a estudiar por las jóvenes generaciones que se forman en las universidades médicas de Cuba.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Rueda Jomarrón H. Tradiciones combativas de un pueblo. Las Milicias Cubanas. La Habana: Editora Política; 2009.

2. Autobiografía del Dr. Rafael Rufino Corona Pérez. Expediente de Cuadro. Santa Clara: UCM-VC; 2018.

3. Suárez Amador J. De Las Villas a Oriente combatiendo el bandidismo (1959- 1960). Santiago de Cuba: Editorial Oriente; 2014.

4. Testimonios del Dr. Rafael Rufino Corona Pérez. Entrevista realizada por los autores. Santa Clara: UCM-VC; feb. 2018.

5. Cantón Navarro J, Duarte Hurtado M. Cuba: 42 años de Revolución. Cronología histórica 1959-1982. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 2006.

6. Rojas Ochoa F. Salud Pública. Medicina Social. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2006.

 

 

Recibido: 27 de marzo de 2018
Aprobado: 3 de septiembre de 2018

 

 

Noemí Quintero Sarduy. Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Cuba. Correo electrónico: noemiqs@infomed.sld.cu

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