La percepción de riesgo es la capacidad que tiene el individuo de asumir actitudes de protección ante las enfermedades. En la actualidad, son muy elevadas las cifras de pacientes con virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), por lo que se impone la necesidad de disponer de una amplia información, así como percibir la vulnerabilidad propia y la gravedad del riesgo de infección.
En el año 2017, las estadísticas mundiales informaron que 36,9 millones de personas vivían con VIH en el mundo. De ellos: 1,8 millones contrajeron la infección por el VIH, y alrededor de 9,4 millones no sabían que eran portadores del virus. Cada semana, aproximadamente 7 000 mujeres adolescentes y jóvenes, de entre 15 y 24 años de edad, adquieren la infección por el VIH.1
En América Latina y el Caribe, en el año 2016, se estimó que hubo unas 120 000 nuevas infecciones por este virus,2 y que el 50 % de los casos fueron adolescentes entre 15 y 19 años de edad, con una vida sexualmente activa.3) También se ha descrito en la bibliografía consultada que la mitad de los pacientes que tienen reacción serológica positiva al VIH se contagiaron cuando tenían entre 15 y 24 años de edad.4
Cuba se encuentra dentro del grupo de países de más baja seropositividad en su población, y fue uno de los pioneros en erradicar la transmisión materno-infantil del VIH/sida.5) A pesar de ello, al cierre del año 2017 se diagnosticaron 1 889 nuevos casos, tres más que en igual período de 2016, de ellos: 22 880 fueron hombres que representan el 80,5 % y el 19,5 % fueron mujeres.6,7
El grupo de 15 a 19 años es el segundo más afectado por el VIH/sida, solamente superado por el de 20 a 24 años; La Habana es la provincia que informa las cifras más altas de casos en adolescentes y jóvenes, y en segundo lugar la provincia de Villa Clara. El municipio de Santa Clara presentó la mayor incidencia de informes del VIH/sida.8
El ansia de independencia que caracteriza a los adolescentes universitarios los pueden llevar a comportamientos sexuales no saludables: no uso de los preservativos, cambios frecuentes de parejas, relaciones sexuales casuales bajo el efecto del alcohol y, por ende, malos resultados en salud sexual y reproductiva (SSR), por lo que constituyen un grupo de riesgo ante el VIH/sida.9
La Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara no cuenta con investigaciones previas acerca de la percepción de riesgo sobre VIH/sida en estudiantes becarios. El presente trabajo pretende solucionar esta deficiencia y tiene como objetivo principal caracterizar las variables socio-demográficas y la percepción de riesgo sobre VIH/sida en los estudiantes becarios de primer año de Medicina, con edades entre 17 y 19 años, en el período comprendido de febrero a mayo de 2018.
Se realizó un estudio descriptivo y de corte transversal. La población de estudio estuvo constituida por 324 becarios de primer año de Medicina, y la muestra quedó finalmente conformada por 60 estudiantes (32 sexo femenino y 28 sexo masculino), seleccionados de forma no probabilística intencional por criterios de inclusión y exclusión.
Para dar respuesta al objetivo de esta investigación se utilizó la variable percepción de riesgo, la cual se refiere a la valoración del VIH/sida como amenaza para la salud de los seres humanos.
Se empleó un cuestionario de percepción de riesgo sobre VIH/Sida validado por expertos, que había sido anteriormente implementado en la filial de Manzanillo, de la Universidad de Ciencias Médicas de Granma, por Santisteban Cedeño (2016), al cual se le agregaron temáticas en función de los objetivos de esta investigación. Para detectar dificultades en la comprensión de los ítem incorporados, se aplicó con carácter de pilotaje a 15 sujetos con características semejantes a la población de estudio.
El cuestionario estuvo integrado por 17 ítem, destinados a revelar información acerca de los aspectos socio-demográficos (edad, sexo, zona de residencia de los estudiantes) y la variable de la percepción de riesgo sobre VIH/sida a través de estos tres indicadores: nivel de información sobre VIH/sida (preguntas 1-10), vulnerabilidad (preguntas 11-14) y gravedad percibida (preguntas 15-17). Al finalizar, la percepción de riesgo sobre VIH/sida se evaluó con una escala de alta, media y baja.
La información obtenida se llevó a una base de datos mediante la aplicación Microsoft Office Excel para Windows, y se procesó con el programa estadístico SPSS versión 20. Se realizó un análisis descriptivo y se utilizaron la frecuencia absoluta y los porcentajes como medidas de resumen.
En la muestra seleccionada la edad de mayor frecuencia fue 18 años (66,6 %), seguido de 17 años (16,7 %) y 19 años (16,7 %). Predominó el sexo femenino con un 53,3 % y el sexo masculino con 46,7 %.
De acuerdo a la zona de residencia prevaleció la urbana (53,3 %), con predominio del sexo masculino (64,3 %); sin embargo, en la zona rural predominó el sexo femenino (56,2 %).
Sobresalen los estudiantes con bajo nivel de información (83,4 %), con mayor frecuencia en el sexo femenino (87,5 %) que en el sexo masculino (78,6 %). En solo dos estudiantes del sexo masculino se puede considerar alta la percepción de riesgo (3,3 %).
La vulnerabilidad percibida por los estudiantes se comportó baja con un 88,3 % (sexo femenino: 93,8 % y sexo masculino: 82,1 %). No había estudiantes con una alta vulnerabilidad percibida.
Prevalecieron los estudiantes con bajos índices de gravedad percibida (86,7 %), con porcentajes superiores en el sexo masculino que en el femenino: 92,9 % y 81,2 %, respectivamente.
El análisis de la variable de la percepción de riesgo sobre VIH/sida mostró una baja percepción en el estudiantado que conformó la muestra, con un 86,7 %; porcentajes superiores en el sexo femenino que en el masculino: 90,6 y 82,1 %, respectivamente. Seguido por una media percepción del riesgo con un 13,3 %, en la que predominó el sexo masculino con relación al femenino: 17,9 % y 9,4 %, respectivamente. Ningún encuestado tuvo una alta percepción del riesgo sobre VIH/sida.
La percepción de riesgo sobre VIH/sida fue baja, a partir de la identificación de los resultados de sus tres indicadores principales. Los cuales exigen acciones inmediatas en la población adolescente, para elevar su percepción de riesgo antes de que la situación se torne más compleja y difícil de solucionar.