Señor Editor:
El carcinoma de células renales representa el 3,8 % de los tumores malignos en adultos, con una edad media al diagnóstico de 64 años.1) A nivel mundial se plantea una incidencia de 209 a 270 mil casos anuales, estas cifras se incrementan en un 1 % en los últimos años.
Existe un decrecimiento paradójico de la mortalidad por tumores renales.2) Se plantea que la disminución se debe a los avances tecnológicos y a la generalización de los estudios de imágenes abdominales, tales como la ecografía, la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN), que han permitido el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno de estos tumores.2,3
La nefrectomía radical fue por mucho tiempo la «regla de oro» del tratamiento de los adenocarcinomas renales de pequeño tamaño. A partir de la década de 1950-1960 se sugirió una nueva técnica que consistía en resecar los tumores renales periféricos encapsulados y dejar margen de parénquima normal alrededor del tumor. En 1980, se consideró que la nefrectomía conservadora de nefrona se podía extender hasta tumores de 10 cm, en casos bien seleccionados, debido a los resultados favorables de la nefrectomía parcial, en comparación con la nefrectomía radical en tumores menores de 4 cm.2,4,5
En los últimos veinte años ha existido un creciente aumento de la cirugía conservadora de nefrona en tumores de pequeño tamaño, lo que supera la nefrectomía radical.5 Es importante que para evaluar y estimar la complejidad de la nefrectomía parcial es necesario realizar la nefrometría.
Existen tres sistemas nefrométricos: el sistema RENAL score, la clasificación anatómica de los tumores renales, PADUA y el C-index. El más utilizado es el RENAL score; ya que predice las complicaciones, define la dificultad técnica, determina el mejor abordaje y tipo de isquemia en la cirugía, por lo que este sistema constituye una herramienta indispensable para elegir la nefrectomía a realizar, ya sea parcial o radical.3,6
En las guías internacionales de carcinoma de células renales, se recomienda realizar la cirugía conservadora de nefronas en pacientes seleccionados, que cumplan los siguientes criterios: estadio I-II, cáncer renal en riñón único, cáncer renal bilateral, riñón contralateral de función disminuida, y cáncer renal familiar.1,2,7 Actualmente, se ha extendido la indicación de esta cirugía en aquellos pacientes que presentan: lesión periférica pequeña, tumor detectado incidentalmente, sospecha de no malignidad preoperatoria, carcinoma de células renales en la enfermedad de Von Hipple-Lindau y desconocimiento del estado del riñón contralateral. Diferentes estudios han demostrado que la cirugía conservadora de nefronas ofrece resultados oncológicos similares y mejores resultados metabólicos, vasculares, así como de la función renal; además, la supervivencia libre de progresión y cáncer es alta; este tratamiento quirúrgico es factible, eficaz y seguro en pacientes con estadios bajos de carcinoma renal.2,4,8,9,10
Por las razones antes expuestas se hace necesario desarrollar proyectos sobre la base de evidencias científicas y la experiencia de profesores de prestigiosas instituciones como el Centro Nacional de Cirugía Mínimo Acceso y Hospital «Hermanos Ameijeiras» para actualizar los protocolos de tratamiento existentes en los hospitales de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, en relación con las técnicas de conservación de nefronas en la cirugía de los tumores renales de pequeño tamaño.
El objetivo de este artículo es informar sobre los beneficios ampliamente divulgados en el mundo de la cirugía conservadora de nefronas en los tumores de pequeño tamaño y propiciar el inicio de proyectos de investigación multicéntricos que favorezcan el desarrollo de la cirugía oncológica en la región.