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Correo Científico Médico

versión On-line ISSN 1560-4381

ccm vol.24 no.1 Holguín ene.-mar. 2020  Epub 01-Mar-2020

 

Editorial

Dengue: sus implicaciones clínicas

Dengue: its clinical implications

Esp Guillermo Santiago Leyva* 
http://orcid.org/0000-0002-8210-8327

1Hospital Pediátrico Provincial Octavio de la Concepción de la Pedraja. Holguín, Cuba.

El dengue en una enfermedad enzóotica que afectaba a los primates de los bosques lluviosos de Asia y África, fue contraído por los hombres al invadir estas zonas y ser picados por mosquitos hembras infestadas. La primera referencia de un caso de dengue aparece en una enciclopedia médica china publicada en la dinastía Jin (265-420), formalmente editada durante la dinastía Tang en el año 610. El origen del término «dengue» proviene del castellano: para fastidioso o cuidadoso, describiendo el sufrimiento de un paciente con el típico dolor de huesos del dengue.1,2

El dengue es producido por un virus del grupo de los arbovirus (llamados así porque son transmitidos a través de artrópodos hematófagos), familia de los Flaviviridae, género Flavivirus. Existen 5 serotipos de virus dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3, DEN-4 y DEN-5. Este último serotipo fue descubierto en octubre del 2013 y sigue el ciclo selvático, a diferencia de los otros cuatro que siguen el ciclo humano.

Cualquiera de los serotipos puede producir una forma grave de la enfermedad. Hay pruebas importantes, originalmente sugeridas por Halstead en los años setenta, en las que el dengue hemorrágico es más probable que ocurra en pacientes que presentan infecciones secundarias por serotipos diferentes a la infección primaria.

En 1906, la transmisión por el mosquito Aedes aegypti fue confirmada, y en 1907 el dengue era la segunda enfermedad producida por un virus que se conocía (después de la fiebre amarilla). El vector principal del dengue es el mosquito Aedes aegypti. El virus se transmite a los seres humanos por la picadura de mosquitos hembra infectadas.

El dengue también se puede transmitir por vía sanguínea, es decir, por productos sanguíneos contaminados y por donación de órganos. ​ En algunos países como Singapur, donde el dengue es endémico, el riesgo estimado de transmisión por transfusiones sanguíneas está entre 1,6 y 6 por cada 10 000 transfusiones. ​La transmisión vertical (de madre a hijo) durante la gestación o en el parto han sido descritas. ​

Esta enfermedad viral febril aguda tiene un espectro de manifestaciones clínicas que va desde procesos asintomáticos hasta cuadros severos; así, a partir de 2009, la OMS clasifica el dengue según la complejidad del caso en dengue sin signos de alarma (grupo A), dengue con signos de alarma (grupo B) y dengue grave (grupo C), donde se encuentra incluido el síndrome de choque por dengue (SCD) y otras complicaciones, como miocarditis, encefalitis, hepatitis que han sido asociadas a letalidad por dengue grave.

El dengue es una enfermedad grave de impacto epidemiológico, social y económico, que constituye un problema creciente para la salud pública mundial. Se considera actualmente la arbovirosis más importante (supera a la malaria). Aproximadamente 2 500 millones de personas están en alto riesgo de infección en más de 128 países endémicos en las zonas de clima tropical y subtropical, donde el número de casos notificados pasó de 2,2 millones en 2010 a 3,2 millones en 2015. Las regiones más afectadas son las Américas, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental.1

La influencia de factores sociales, demográficos y medioambientales, como la urbanización no planificada, las migraciones de la población, la variabilidad en la distribución de los esfuerzos por el control de vectores, los aspectos culturales, las condiciones de las viviendas y la calidad de la prestación de servicios sanitarios, entre otros, han contribuido a la propagación del vector,

que propicia el aumento de la incidencia y la aparición de la enfermedad en nuevas zonas geográficas.1,2

La incidencia del dengue se estima en 390 millones de personas, de los cuales 96 millones requieren atención médica por dengue con signos de alarma y 500 000 personas padecen dengue grave. En la última década se han registrado brotes de dengue en varios países de América Latina, región con tendencia creciente en la incidencia del evento.1

Debido a su potencial epidémico, distribución, circulación de varios serotipos y presencia del vector en el territorio, entre otros factores, el dengue es considerado un problema prioritario de salud pública en Cuba.

En la actualidad no existe una vacuna segura, efectiva y económica, por lo que la única alternativa es controlar el vector por medio de una gran voluntad política, coordinación intersectorial y participación comunitaria.

Referencias Bibliográficas

1. Gómez Dantés H. Dengue en las américas, programa regional de dengue. Salud Púb Méx. 1991[citado 22/01/2020];33(4):347-355.Disponible en: http://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/5417/5699Links ]

2. Ochoa Ortega MR, Casanova Moreno MC, Díaz Domínguez MÁ. Análisis sobre el dengue, su agente transmisor y estrategias de prevención y control. AMC. 2015[citado 24 /09/018]; 19(2): 189-202. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1025-02552015000200013Links ]

* Autor de correspondencia. Correo electrónico: ameliasantiago@infomed.hlg.sld.cu

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