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Revista Cubana de Higiene y Epidemiología

Print version ISSN 0253-1751On-line version ISSN 1561-3003

Rev Cubana Hig Epidemiol vol.35 n.1 Ciudad de la Habana Jan.-Apr. 1997

 

DEBATE

Los Estados Unidos y la falta de alimentos y medicinas en Cuba*

El señor Kirkpatrick [1] señala las dificultades del embargo económico, el cual ha sido muy utilizado en una política externa hostil desde finales de la Guerra Fría. Aunque existen excepciones humanitarias para la mayoría de los embargos (declaradas por escrito), rara vez han sido cumplidas. La mayoría de las drogas, en sentido general, existe sólo a partir de fuentes norteamericanas, según señala Kirkpatrick. Los problemas de transporte y mercado provocan, en mayor medida, costos aumentados para todos los medicamentos que son comprados: en Cuba se calcula que esto sea equivalente a un recargo del 30 %, si no existiera embargo alguno.

Los grupos norteamericanos y cubano-americanos plantean que no es el embargo, sino que Cuba tiene limitaciones económicas que reducen el acceso a los suministros médicos. De ser así, ellos no demandarían una comprobación en el lugar, o procesar a las compañías farmacéuticas que brindan ayuda humanitaria a Cuba.

El peso de las pruebas no lo suministra Cuba, ya que el embargo amenaza la salud y el bienestar. Una muerte innecesaria es provocada por una larga cadena de eventos, puede que no exista el hábito de fumar y el embargo sería aún la única causa. No esperamos por pruebas de muertes que actuaran en el embargo contra el régimen de Haití, los Estados Unidos proporcionaban alimentos y medicinas a una cuarta parte de todos los haitianos en lo más recio de ese embargo. Si el embargo es el arma correcta de los Estados Unidos contra Cuba, entonces este país debe demostrar que se está haciendo algo posible por limar los efectos colaterales entre la población general.

La única buena noticia en este caso es el sistema de salud de Cuba. A pesar de los importantes incrementos en la morbilidad debido a las deterioradas condiciones de vida y la disminución notable en la disponibilidad de suministros médicos importados, las mortalidades maternoinfantil y general se encuentran en los más bajos índices. [2] El enfoque de Cuba sobre un entrenamiento de alta calidad, un acceso general al cuidado, una reforzada vigilancia para el "rompimiento" en la red de seguridad social y una utilización juiciosa de los escasos alimentos, muestran una vez más que si los exiguos recursos médicos se ponen en funcionamiento es posible obtener resultados notablemente buenos en la salud.

Richard Garfield **

Escuela de Enfermería de la Universidad de Columbia. NY 1005 EE.UU.

Señor Kirkpatrick, [1] su contribución sugiere más comentarios, especialmente desde la perspectiva de la salud pública. Primero, el bloqueo económico y científico de los EE.UU. no sólo complica las importaciones en Cuba, sino también reduce la posible exportación de productos agrícolas y médicos, incluyendo vacunas y pruebas diagnósticas. Además, obstaculiza el desarrollo de institutos biomédicos en la Isla, cuyos usos responden a las necesidades prioritarias de la región en cuanto a la salud y paraliza, [2] además, los conocimientos de la organización de los servicios revolucionarios de salud. Por consiguiente, las leyes norteamericanas afectan la cooperación sur-sur y la autoconfianza en el desarrollo de la salud.

Segundo, el efecto que puede provocar la posible carencia de algunos suministros procedentes de los EE.UU. en oposición a los suministros médicos esenciales para la salud de la población cubana, es compensado por la alta prioridad dada a la salud (cuidados) para todos. Además, la salud y otras prioridades sociales fueron preservadas por las medidas de ajuste económico adoptadas por las autoridades cubanas en respuesta a la crisis económica después de los cambios, en términos de mercado, ocurridos en la antigua Unión Soviética y Europa Oriental. La situación general de la salud parece haber sido severamente afectada por el reforzamiento de las sanciones de los EE.UU. y el adverso contexto económico durante la pasada década: los índices globales, por ejemplo, la mortalidad infantil, la esperanza de vida y la tasa cruda de mortalidad, continúan su mejoría, más allá de los niveles anteriores a 1990, ya ejemplares; [3] ello contrasta en gran medida con los efectos del Banco Mundial, inspirados por los programas de ajuste estructural en muchos países latinoamericanos y africanos [4] y con las "... crisis generalizadas inauditas que afectan las Europas Central y Oriental desde el comienzo de la Transición (económica)". [5] La creciente estabilidad económica de Cuba (7,8 % de crecimiento en 1996), parece señalar hacia la existencia de una alternativa viable para las medidas prevalentes neoliberales en los ajustes que, con frecuencia, conllevan consecuencias desastrosas, tanto económicas como para la salud.

Finalmente, aunque el pueblo cubano podría no ser el objetivo de la llamada democracia cubana y las leyes norteamericanas afines, tampoco lo es la política de derechos humanos del gobierno, y ni siquiera Fidel Castro. Estas leyes están encaminadas a desestabilizar y democratizar el mercado del sistema sociopolítico del país, aunque la población y sus líderes políticos siguen convencidos de que en 1959, en Cuba se introdujeron los cambios más necesarios. La transición de los EE.UU. trata de exigir el marchar mano a mano con una profunda reforma del sector de la salud. Por lo tanto, no sólo debemos denunciar la violación de las leyes internacionales y la naturaleza antihumanitaria de la legislación norteamericana, sino también defender las premisas que forman la base del éxito en la salud pública obtenido por el sistema de salud de Cuba: acceso general, equidad, efectividad, participación y responsabilidad por parte del estado. También debemos respaldar el derecho de autodeterminación de una sociedad y su forma sociopolítica de organización, la cual ha tenido, durante casi 40 años, logros en la salvaguarda y la materialización consecuente de tales valores.

Patrick Van der Stuyft, Pol De Vos, Kathérine Hilderbrand.

Departamento de Salud Pública, Instituto de Medicina Tropical, Antwep B2000, Bélgica.

Señor, su editorial [1] de noviembre 30 y el señor Kirkpatrick, [2] están en lo cierto, al llamar la atención en cuanto al impacto de la política de embargo de los EE.UU. sobre la salud pública en Cuba. El principal interés de las publicaciones médicas y la participación de los médicos, también, debe radicar en la medicina y en el campo científico y no en aspectos políticos. Sin embargo, la medicina no existe en un espacio vacío sino que está incluida en las estructuras políticas e influenciada por ellas. Como nuestra responsabilidad se fundamenta, ante todo, en las condiciones de salud y de vida, todos los trabajadores de la medicina están obligados a cumplir esto. Cuando una política nacional amenaza un sistema de salud pública de otro país, esto se convierte en un aspecto médico. En realidad, resulta difícil mantener la línea del argumento libre de puntos de vista políticos, pero debe ser intentado; sobre una base puramente humanitaria, aparte de cualquier controversia política, el razonamiento médico debe intervenir cuando la razón política parezca fracasar.

Indra Simham.

Instituto de Inmunología, Christian-Albrechts-University at Kiel. D-24105 Kiel, Alemania.

* Tomado de: Lancet 1997;345:363.1 Kirkpatrick AF. Role of the USA in shortage of food and medicine in Cuba. Lancet 1996;348:1489-91.

** Garfield RM, Santana. The impact of economic crisis and embargo on health in Cuba (in press).

1 Kirkpatrick AF. Role of the USA in shortage of food and medicine in Cuba. Lancet 1996;348:1489-91.
2 Ubell RN. High-tech medicine in the Caribbean. 25 years after Cuban Health Care. N Engl J Med 1983;309:1468-2.
3 Human Development Report 1996. New York: United Nations Development Programme, 1996.
4 Editorial. Structural adjustment too painful? Lancet 1994;344:1377-8.
5 Poverty, children and policys responces for a brighter future. Florence: United Nations Children's Fund-International Child Development Centre, 1995.
6 Sanctions on health in Cuba. Lancet 1996;348:1461.
7 Kirkpatrick AF. Role of the USA shortage of food and medicine in Cuba. Lancet 1996;348:1489-91.

 

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