La preparación científica constituye piedra angular para el buen desarrollo de los estudiantes de las Ciencias Médicas. Según Fernández Díaz1, este constituye un proceso que requiere de la motivación consciente y de una conducción que pudiera ser guiada por un profesor en calidad de tutor que le permita iniciarse en el campo de la producción científica tal vez, hasta su madurez.
La dinámica propia del sistema de salud cubano, su continuo desarrollo y perfeccionamiento hacen que el estudiantado universitario se sume a un proyecto de vida que requiere amplios conocimientos científicos y profundo interés por la investigación. Además, resulta la universidad el escenario ideal para la adecuada construcción de conocimientos.
Los profesionales de la salud, que hoy juegan su rol como tutores, avalados por sus categorías docentes y científicas, cuentan con excelentes herramientas y amplios conocimientos para la formación de las nuevas generaciones. Su misión para con la masa estudiantil debe estar enfocada en transmitir continuamente sus experiencias y guiar a sus educandos por las sendas de la investigación científica.
Contamos en nuestras universidades con Movimientos de Alumnos Ayudantes adecuadamente estructurados, así como Grupos Científicos Estudiantiles que promueven el intercambio y la continua preparación científica entre los estudiantes2, pero ante tales motivos de confianza para el buen desempeño científico estudiantil en las Ciencias Médicas, aún no se vislumbran los resultados esperados.
Se pudiera pensar que, si contamos con estudiantes bien preparados y dedicados a su constante superación, guiados por tutores con vastos conocimientos, nuestra comunidad científica pudiera nutrirse constantemente de resultados investigativos alcanzados en las universidades de un lado a otro de Cuba.
La realidad es diferente, aún es bajo el índice de publicaciones científicas estudiantiles en las Ciencias Médicas, por un lado tenemos la restricción por parte de las revistas médicas cubanas que solo admiten a los estudiantes como coautores de los trabajos a publicar, y por otro, el hecho de que muchas de las investigaciones científicas presentadas por los estudiantes no reciben la atención necesaria para llegar a su destino final.
La entrega de quienes se desempeñan como tutores a lo largo y ancho de la isla, así como el interés de sus educandos resulta un pilar en el buen desarrollo del proceso investigativo. Nuestros tutores requieren la capacidad de motivar, implicar, convocar. Están llamados a reforzar las aptitudes y actitudes de sus estudiantes en lo que respecta a la producción científica. La formación integral de los futuros profesionales de la salud está en sus manos. Deben ser capaces de despertar la curiosidad de la nueva generación, implicarlos a ciencia cierta en el proceso de transformación social que se genera desde la investigación científica en las ciencias médicas.
Hoy, nacen a lo largo y ancho del Archipiélago nuevas revistas científicas estudiantiles3, debemos entonces proyectarnos hacia una mayor preparación científica investigativa en los estudiantes de las Ciencias Médicas. ¿Contamos con tutores capaces de enfrentar tal reto? La respuesta a esta interrogante no se hace esperar, la capacidad está más que demostrada, lo que se necesita es empeño, dedicación en el proceso de atención a los más jóvenes que se encuentran ávidos de conocimientos y prestos a crear y transformar nuevas y viejas teorías en función del desarrollo humano.