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Gaceta Médica Espirituana

versión On-line ISSN 1608-8921

Gac Méd Espirit vol.19 no.2 Sancti Spíritus may.-ago. 2017

 

Universidad de Ciencias Médicas. Sancti Spíritus

EDITORIAL

 

Sistematización de experiencias como método de investigación

 

Systematization of experiences as a research method

 

 

Lic. Dámari Expósito UndayI, Dr.C. Jesús Alberto González ValeroII.

I Universidad José Martí Pérez.Sancti Spíritus.Cuba.
II Universidad de Ciencias Médicas.Sancti Spíritus.Cuba.

 

EDITORIAL

Hoy en día es indudable la importancia de la sistematización de experiencias como método de investigación; esta modalidad investigativa se ha desarrollado aceleradamente a nivel internacional en los últimos años.

La sistematización de experiencias es una interpretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso, los factores que han intervenido en él, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo1.

Se concibe la sistematización como la reconstrucción y reflexión analítica de una experiencia mediante la cual se interpreta lo sucedido para comprenderlo; por lo tanto, esta permite obtener conocimientos consistentes y sustentados, comunicarlos, confrontar la experiencia con otras y con el conocimiento teórico existente, y así contribuir a una acumulación de conocimientos generados desde y para la práctica 2.

Sistematizar es detenerse, mirar hacia atrás, ver de dónde venimos, qué es lo que hemos hecho, qué errores hemos cometido, cómo los corregimos para orientar el rumbo, y luego generar nuevos conocimientos, producto de la crítica y la autocrítica, que es la dialéctica, para transformar la realidad.

La sistematización vista de esta manera, da cuenta de las 3R: Revisar, Rectificar y Reimpulsar, para buscar errores y aciertos, ponerlos en una balanza para fortalecer el camino de la transformación y construcción de la patria socialista 3; por ello lo esencial de la sistematización de experiencias reside en que se trata de un proceso de reflexión e interpretación crítica de la práctica y desde la práctica, que se realiza con base en la reconstrucción y ordenamiento de los factores objetivos y subjetivos que han intervenido en esa experiencia, para extraer aprendizajes y compartirlos.

La simple recuperación histórica, narración o documentación de una experiencia, aunque sean ejercicios necesarios para realizarla, no es propiamente una sistematización de experiencias, igualmente, si se habla de ordenar, catalogar o clasificar datos o infor­maciones dispersas, se habla de sistematización de datos o de informaciones; las experiencias implican realizar una interpretación crítica, por lo que se utiliza­ siempre el término compuesto: sistematización de experiencias y no sólo se dice sistematización.

Las utilidades de este método son múltiples: para que los educadores se apropien de forma crítica de sus experiencias, para extraer aprendizajes que contribuyan a mejorarlas, para aportar a un diálogo crítico entre los actores de los procesos educati­vos, para contribuir a la conceptualización y teorización, para aportar a la definición de políticas educativas, etc. En el caso del ejemplo, una institución podría construir un pen­samiento colectivo muy enriquecido con los aportes de las sistematizaciones que se realicen en torno a sus experiencias, lo cual fortalecería el trabajo institucional y potenciaría el trabajo personal de los educadores.

En una sistematización de ex­periencias el objeto a sistematizar es la propia práctica, y si bien puede llegar a un primer nivel de teorización y alimentar un diálogo crítico con el conocimiento teórico, no tiene pretensiones de generalización ni de universalización. Esta se basa en una concepción metodológica dialéctica, que considera que los fenómenos sociales son históricos, cambiantes y contradictorios y que son una síntesis de múltiples factores y determinaciones estructurales y coyunturales; una concepción que vincula la práctica con la teoría y que no dicotomiza el objeto y el su­jeto de conocimiento.

En los últimos años se han incorporado elementos de la teoría de la complejidad que aportan una visión más holística de las relaciones humanas.

La sistematización también se apoya en corrientes que ponen mayor énfasis en un enfoque hermenéutico o deconstructivo y en aproximaciones etnográficas. La sistema­tización de experiencias puede contribuir de manera directa a la transformación de las mismas prácticas que se sistematizan, en la medida que posibilita una toma de distancia crítica sobre ellas y que permite un análisis e interpretación conceptual desde ellas.

El debate en torno a qué significa la producción de conocimiento científico en las ciencias sociales y respecto al surgimiento de la sistematización de experiencias como esfuerzo vinculado a todo un proceso transformador de los paradigmas vigentes es apasionante y muestra que se habla de la “paternidad” o “maternidad” la­tinoamericana de esta propuesta. La sistematización de experiencias surge como una respuesta a necesidades marcadas por los procesos históricos latinoamericanos4.

En general, cualquier experiencia que haya significado llevar a cabo un proceso y que haya sido importante para quienes la ejecutan, es sistematizable. Muchas veces experiencias que no parecen a simple vista demasiado relevantes u originales están cargadas de una gran potencialidad creativa; por ejemplo, un docente o una docente que ha diseñado un curso o un programa educativo y lo ha llevado a cabo por varios meses, ya tiene allí una experiencia suscepti­ble de ser sistematizada.

La sistematización, como se señalaba anterior­mente, no debe pensarse como reservada a especialistas, son más bien los colectivos de los proyectos, es decir, los equipos que ejecutan los proyectos quienes deben ser los principales sujetos de la sistematización, lo que no elimina la posibilidad de incorporar especialistas en contenidos o en metodologías, como recursos importantes para llevarla a cabo, sea para ayudar a organizar el proceso o para contribuir a un diálogo de saberes con el grupo. Las formas de cómo se relacionan unas y otras personas pueden ser muy variadas.

En la investigación tradicional, al tener que definir de antemano un marco de categorías estrecho y fijo que reduce la imaginación y la producción intelectual más que ayudar a dinamizarla y que muchas veces se ha reducido a tener que buscar una serie de citas de autores reconocidos para legitimar su búsqueda y a veces hasta para buscar cómo hacer que la realidad calce dentro de ese esquema.

En la sistematización de experiencias está más presente lo que se llama contexto teóri­co, es decir, esa teoría que está en la práctica de las personas que hacen la sistematiza­ción; esta hay que explicitarla para poder identificar categorías con las que se va a inte­rrogar la experiencia. Este diálogo crítico con las experiencias es tal vez uno de los ejercicios teórico-prácticos más apasionantes que se pueden hacer como intelectuales prácticos o como educadores-investigadores5. Es decir, la teoría también está en la práctica, y está presente desde el momento que se decide sistematizar una experiencia, está en el objetivo que se plantea para esa sistematización, está en la delimitación del objeto que se realiza, en la formulación de un eje de sistematización, en la selección de categorías para ordenar o para reconstruir lo realizado y por supuesto, en la forma de reflexionar sobre los momen­tos significativos, las constantes, las rupturas y la interrelación de los factores; además estará en las conclusiones y en las propuestas que se formulen a partir de lo que se haya reflexionado. En fin, parece que está bastante presente en todo el proceso y no sólo en un momento previo, al medio o al final.

Normalmente los resultados de un proceso de sistematización deberán reflejarse en va­rios productos. Uno de ellos suele ser un documento, pero ello puede adquirir muchas características diferentes, al depender de lo que se ha sistematizado, de para qué se haya sistematizado, quiénes lo hayan realizado y cómo vayan a utilizar los aprendizajes de este proceso.

En el proceso de sistematización de experiencias hay una intencionalidad transformadora, creadora y no pasivamente reproductora de la realidad social que anima a realizarla como parte de un proceso más amplio. El factor trans­formador no es la sistematización en sí misma, sino las personas que, al sistematizar fortalecen su capacidad de impulsar praxis transformadoras, o sea el proceso de sistematización como tal, constituye un resultado científico, que lleva a la transformación de quienes lo realizan.

 

EDITORIAL

The importance of the systematization of experiences as a research method is undoubtedly present today; this research modality has developed rapidly at an international level in the last years.
The systematization of experiences is a critical interpretation of one or more experiences that, from their order and reconstruction, reveals or explains the logic of the process, the factors that have intervened in it, how they have been related to each other and why they have done in that way.
Systematization is conceived as the reconstruction and analytical reflection of an experience through which it is interpreted what happened to understand it; therefore, it allows obtaining consistent and sustained knowledge, to communicate them, to confront the experience with others and with the existing theoretical knowledge, and thus contribute to an accumulation of knowledge generated from and to practice2.
To systematize is to stop, look back, see where we come from, what we have done, what mistakes we have made, how we correct them to guide the course, and then generate new knowledge, product of criticism and self-criticism, which is the dialectic, to transform reality.
The systematization seen in this way, accounts for the 3R: Review, Rectify and Re-boost, to look for errors and successes, to put them on a scale to strengthen the path of transformation and construction of the socialist homeland 3; for that reason the essential thing of the systematization of experiences resides in that it is a process of reflection and critical interpretation of the practice and from the practice, that is realized based on the reconstruction and ordering of the objective and subjective factors that have intervened in to learn and share.
The simple historical recovery, narration or documentation of an experience, even if they are necessary exercises to perform it, is not properly a systematization of experiences, likely, if it is talked about ordering, cataloging or classifying scattered information or information data or information; the experiences imply to make a critical interpretation, so the compound term is always used: systematization of experiences and not only is said systematization.
The benefits of this method are multiple: for educators to critically appropriate their experiences,  extracting learning that contributes to improving them, to contribute to a critical dialogue among the actors of educational processes, to contribute to the conceptualization and theorizing, to contribute to the definition of educational policies, etc. In the case of example, an institution could construct a collective thinking that would be very enriched by the contributions of systematizations based on its experiences, which would strengthen institutional work and enhance the personal work of educators.
In a systematization of experiences the object to be systematized is the practice itself, and although it can reach a first level of theorization and nourish a critical dialogue with theoretical knowledge, it has no pretensions of generalization or universalization. This is based on a dialectical methodological conception, which considers that social phenomena are historical, changing and contradictory and that are a synthesis of multiple factors and determinations structural and conjunctural; a conception that links practice with theory and does not dichotomize the object and subject of knowledge.
In the last years elements of complexity theory have been incorporated that provide a more holistic view of human relationships.
The systematization is also based on currents that place greater emphasis on a hermeneutic or deconstructive approach and on ethnographic approaches. The systematization of experiences can directly contribute to the transformation of the same practices that are systematized, insofar as it makes possible a critical distance from them and allows a conceptual analysis and interpretation from them.
The debate about what the production of scientific knowledge in the social sciences means and regarding the emergence of the systematization of experiences as an effort linked to an entire transforming process of the current paradigms is fascinating and shows that one speaks of "paternity" or Latin American "maternity" of this proposal. The systematization of experiences emerges as a response to needs marked by Latin American historical processes4.
In general, any experience that has meant to carry out a process and that has been important for those who execute it, is systematizable. Many times experiences that do not seem to the naked eye too relevant or original are loaded with a great creative potentiality; for example, a teacher or teacher who has designed a course or an educational program and has carried it out for several months already has an experience susceptible of being systematized.
Systematization, as it was said before, should not be thought as reserved for specialists, are rather the collective of projects, it means the teams that carry out the projects, which should be the main subjects of systematization, which does not eliminate the possibility of incorporating specialists in content or methodologies, as important resources to carry it out, either to help organizing the process or to contribute to a dialogue of knowledge with the group. The ways in which they relate to each other can be very varied.
In traditional research, defining beforehand a narrow and fixed category setting that reduces imagination and intellectual production rather than helping to energize it and which has often been reduced to look for a series of quotations from recognized authors for legitimize their search and sometimes even to look for how to make reality fit within that scheme.
In the systematization of experiences is more present what is called the theoretical context, that is to say, that theory in the practice of the people who make the systematization; this must be explained in order to identify categories with which the experience is interrogated.
This critical dialogue with experiences is perhaps one of the most exciting theoretical-practical exercises that can be done as practical intellectuals or as educator-researchers5.
That is to say, theory is also in practice, and it is present from the moment that it is decided to systematize an experience, it is in the objective that is proposed for that systematization, it is in the delimitation of the object that is realized, in the formulation of an axis of systematization, in the selection of categories to order or to reconstruct the realized and of course, in the way of reflecting on the significant moments, the constants, the ruptures and the interrelation of the factors; in addition it will be in the conclusions and in the proposals that are formulated from what has been reflected. Finally, it seems that it is quite present in the whole process and not just in a previous moment, the middle or the end.
Normally the results of a systematization process should be reflected in several products.
One of them is usually a document, but this can acquire many different characteristics, depending on what has been systematized, what for they has been systematized, who has done it and how to use the learning of those process.
In the process of systematizing experiences there is a transformative, creative and not passively reproductive intentionality of the social reality that encourages it to be carried out as part of a bigger process.
The transformation factor is not the systematization itself, but the people who at the time of  systematizing strengthen their capacity to promote transformative praxis, that is, the process of systematization as such, is a scientific result, leading to the transformation of those who perform it.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Jara Holliday O. La sistematización de experiencias produce un conocimiento crítico, dialógico y transformador. Docencia [Internet] 2015 May [citada 2014/12/12];(55):33-9. Disponible en: http://www.cepalforja.org/sistem/bvirtual/wp-content/uploads/2015/06/Entrevista-Oscar-Jara-Revista-Docencia.pdf

2. Barnechea García M, Morgan Tirado ML. La sistematización de experiencias: producción de conocimientos desde y para la práctica.  Tend. Retos [Internet]. 2010 oct [citada: 2014/12/12]; (15):97-107. Disponible en: http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/tendencias/rev-co-tendencias-15-07.pdf

3. Sistematización Mérida. Coordinación ampliada Mérida. Programa aló presidente nro. 354. ¿Qué es sistematizar para los infocentros? Caracas: Sistematización Mérida; 2010. Disponible en: http://sistematizacion.obolog.es/sistematizacion-2162478

4. Ghiso AM. Sistematización. Un pensar el hacer, que se resiste a perder su autonomía. Medellín: Fundación Universitaria Luis Amigó Medellín-Colombia; 2011. Disponible en: http://www.crefal.edu.mx/decisio/images/pdf/decisio_28/decisio28_saber1.pdf

5. Verger i Planells A. Sistematización de Experiencias en América Latina. Una propuesta para el análisis y la recreación de la acción colectiva desde los movimientos sociales. Barcelona: Cepalforja.Org. [Internet]. Disponible en: http://www.cepalforja.org/sistem/documentos/sistemat_verger.pdf

 

 

Recibido: 2017-03-14
Aprobado: 2017-09-15

 

 

Lic. Dámari Expósito Unday. Universidad José Martí Pérez. Sancti Spíritus. Cuba.

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