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Gaceta Médica Espirituana

On-line version ISSN 1608-8921

Gac Méd Espirit vol.22 no.2 Sancti Spíritus May.-Aug. 2020  Epub Aug 02, 2020

 

Editorial

Pertinencia de la formación continua y el desarrollo de competencias profesionales en las ciencias médicas

Dayimit Nancy Casamayor Rubio1  * 
http://orcid.org/0000-0001-7214-4853

Gloria Patricia Gálvez Jaramillo2 
http://orcid.org/0000-0002-0107-7929

Mariolys Hernández Rodríguez1 
http://orcid.org/0000-0002-3357-6300

1Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus, Cuba.

2Institución Educativa Juan María Céspedes, Municipio de Tuluá, Departamento del Valle del Cauca, Colombia.

La formación es un proceso inherente al desarrollo humano, conceptualmente complejo y de variadas acepciones e interpretaciones según la disciplina, ciencia y tecnología a ser analizada como objeto de estudio. Algunos autores refieren que la formación en primer lugar, como realidad conceptual no se identifica ni diluye dentro de otros conceptos y citan como ejemplos: Educación, enseñanza, entrenamiento. Añaden que esta incorpora una dimensión personal de desarrollo humano global relacionada con la capacidad y voluntad de formación, o sea, es el propio individuo, el último responsable de la activación, y desarrollo de los procesos formativos. 1

Partiendo de la idea de que “preparar para la vida no consiste sólo en profesionalizar”, así como tampoco la educación ha de preparar solo para los exámenes. Se trata de pensar y ver la propia vida como formación,2 se corrobora entonces que la formación no es memorizar conocimientos, es comprender lo aprendido, innovar y transformar sobre la propia actuación práctica donde el individuo, a su vez, se autotransforma en los diferentes órdenes de la vida.

Por su parte, el proceso de formación continua en los docentes constituye, de manera general, el núcleo central del desarrollo en los profesionales de la educación para el logro de competencias profesionales. Actualmente, el desarrollo obtenido en la sociedad del conocimiento en las disímiles áreas del saber ha generado a nivel global un cambio complejo en la realidad política, económica y socio-cultural; es por esta razón que los sistemas educativos, como entes rectores de la formación de sus docentes, están convocados a afrontar las constantes y variadas exigencias que demanda el vigente siglo XXI. Desde esta perspectiva la formación continua de los docentes es determinante para perfeccionar la calidad de la educación.

Varios autores reseñan que la formación docente constituye un aspecto indispensable para el mejoramiento de la enseñanza y el aprendizaje, así como para la investigación. Abordan el desarrollo del estado del arte en el desempeño de la disciplina que se ejerce, como un aspecto de gran importancia pues favorece la formación continua del profesional, referido al estudio sistemático del conocimiento acumulado en torno a un área específica de estudio, “su estado de desarrollo más avanzado”. 3 Es imprescindible entonces que los docentes mantengan un espíritu motivador de quehacer constante y desarrollador hacia la investigación.

Reconocidas organizaciones internacionales hacen énfasis en la importancia de contar con profesionales capacitados para la búsqueda de soluciones prácticas a problemas de su entorno social, así como para prestar servicios de cooperación a nivel global. Entre ellas, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), reconoce que “La Educación Superior amplía la formación de los profesores con planes y programas de estudios que den a los docentes la capacidad de dotar a sus alumnos de los conocimientos y las competencias que necesitan en el siglo XXI", 4 contribuyendo de esta manera al desarrollo social. En su mayoría, estas organizaciones enfocan sus objetivos y estrategias a la renovación y perfeccionamiento de los procesos educativos, entre ellos la formación docente de profesionales integrales, con capacidad de innovación y adaptación a nuevas realidades, que los conviertan en fuerzas generadoras del cambio.

En las ciencias médicas, como en otras tantas profesiones, el conocimiento actualizado en el graduado es indudablemente indispensable, así como imprescindible el fortalecimiento y la adquisición de nuevas destrezas de manera continua. La adaptación a los cambios y retos de su profesión, con una amplia capacidad de innovación, le facilita brindar servicios de excelencia a la población, dando solución eficiente a los principales problemas de salud.

Es por esta razón que la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe de 2015 hace énfasis en la necesidad de garantizar una formación de calidad para el personal sanitario, teniendo en cuenta que el factor humano es esencial para fortalecer los sistemas de salud, declara: "Los países deben transformar la fuerza laboral sanitaria basada en idoneidad, apoyando y respetando mejor a todos los empleados para que presten los mejores cuidados posibles.", (5 desde esta perspectiva la dotación de Recursos Humanos en Salud fue identificada por la OMS como un factor indispensable para el fortalecimiento de los sistemas de salud en el mundo, denominando la década comprendida en los años de 2005 a 2015 como la “Década de los Recursos Humanos en Salud”.

Con anterioridad, la Declaración de Helsinki, proclamada por la Asociación Médica Mundial (AMM), en su Principio General 12 sostenía que "La investigación médica en seres humanos debe ser llevada a cabo solo por personas con la educación, formación y calificaciones científicas y éticas apropiadas”. 6

Teniendo en cuenta los principios de las referidas organizaciones es que el Sistema Nacional de Salud en Cuba (SNS) cuenta con suficientes recursos humanos en constante superación, así como con la voluntad política del Estado y los instrumentos legales establecidos para incrementar la exigencia en los distintos niveles de formación de los mismos acorde a las tendencias mundiales de desarrollo. Por consiguiente, la formación y el desarrollo profesional de las ciencias médicas en nuestro país son considerados como un continuum de actividades de especialización y de educación permanente. Sin embargo, estudios recientes en Cuba en el contexto de la salud muestran algunas dificultades respecto a las acciones de superación en el posgrado debido a una elevada carga docente-asistencial de los profesores, lo que implica nuevos retos para mantener la calidad del claustro y aspirar a estadios superiores. Los estudios de doctorado en ciencias no han logrado el avance que requiere el SNS por ser insuficiente la cifra de doctores formados. 7 Por consiguiente, la escasa producción científica de los tutores debido a la presión asistencial, algunos no encuentran el tiempo o no se hallan motivados a la investigación. Las condiciones para publicar no son las mejores y la cantidad de sitios para hacerlo disminuye. No se les planifica correctamente la superación y la realización de los requisitos para el tránsito hacia categorías docentes superiores. 8 Se necesita entonces reflexionar en mejores formas organizativas del posgrado en las instituciones de salud.

En indisoluble vínculo con la formación, el desarrollo de competencias profesionales es determinante para la aplicación práctica e integral, en diferentes contextos, de los conocimientos adquiridos permitiendo la solución de problemas propios del entorno. Los procesos de formación de los profesionales, basados en competencias, emergen para responder de manera pertinente a las demandas sociales, donde el “ser y saber cómo” adquiere un significado sobre el “saber y hacer qué”. 9 Esto significa que el profesional primeramente debe saber cómo actuar e interactuar, realizar su profesión con ética y respeto y con la técnica adecuada, siendo eficiente y a la vez creativo. Por lo que se hace necesaria también una formación docente no solo direccionada a enriquecer la sociedad del conocimiento, sino además al desarrollo de competencias profesionales de manera continua.

La competencia, a criterio de Tobón, 10 es la capacidad de integrar lo que se hace con lo que se sabe y se es; ser competente es saber hacer y saber actuar como ser humano, con convicción de cuanto se hace, asumiendo con ética y compromiso las implicaciones de sus actos en un contexto determinado. Este autor igualmente destaca como ejes claves de las competencias la solución de problemas en un contexto específico donde se integren saberes, disciplinas y áreas, evaluando de manera pertinente, sobre la base de evidencias, su propio desempeño para de esta manera lograr un mejoramiento continuo.

Otros conceptos apuntan a que la competencia es un proceso emergente y autoorganizado de actualización de potencialidades y de movilización-articulación de los recursos necesarios, orientado a dar respuesta a una demanda contextual de una práctica social e históricamente construida que se expresa en un desempeño individual y/o colectivo autorregulado y socialmente valorado por su idoneidad. 11 Mientras que algunos estudiosos del tema en los tres últimos años refieren que las competencias aluden a la movilización intencionada de recursos personales en relación con demandas concretas del medio externo, asociadas a su vinculación profesional pero que a la vez emergen en la relación con dichas exigencias externas. 12

Al integrar los conceptos anteriores se deduce que las competencias en el profesional se alcanzan a través de un proceso interrelacionado de conocimientos, habilidades generalizadas, tanto de valores profesionales y sociales, donde lo interdisciplinario se manifiesta en lo académico, lo investigativo y lo laboral. La competencia es, por tanto, la capacidad del hombre, como ser biopsicosocial, de dar respuesta pertinente a las situaciones de la cotidianidad a través de sus habilidades, actitudes, valores y conocimientos, de manera conceptualizada en cada entorno profesional, donde trasforme de manera progresiva la realidad.

En los docentes, las competencias van más allá de una mera transmisión de conocimientos; estas deben generar ambientes flexibles y dinámicos de formación, centradas en la resolución de problemas del mundo real, para obtener así una formación integral. 13 Por ende, los procesos educativos deben garantizar el desarrollo de competencias que respondan a las necesidades de la sociedad del conocimiento mediante el empleo además de las tecnologías de la información y las comunicaciones de manera pertinente.

Es por ello que las competencias docentes en los profesionales de las ciencias médicas no pueden desvincularse de una formación ética, responsable y de compromiso social. Más que cualquier otro enfoque educativo las competencias profesionales en los docentes determinan cómo orientar los procesos de enseñanza-aprendizaje con calidad, su implementación ofrece principios, indicadores y herramientas esenciales para el buen desempeño de la profesión.

Es preciso resaltar también que para el logro de competencias profesionales en dichos docentes a través de la formación continua, es necesario estimular y potenciar el desarrollo de investigaciones científicas como vía para la constante exploración y actualización de conocimientos y requisito indispensable para el perfeccionamiento de la educación médica desde las experiencias logradas y, por consiguiente, elevar el nivel científico de los profesionales, lo que repercutirá de manera positiva en toda la sociedad.

Cuando se habla de formación del talento humano se requiere pensar en un plan de desarrollo profesional que vincule el área del conocimiento disciplinar con el desarrollo de competencias investigativas. 14) Por lo que en el contexto actual se requiere, con urgencia, de la realización de dichas investigaciones enfocadas al mejoramiento de la calidad de vida de la población, ya que el acelerado desarrollo científico y tecnológico alcanzado por el hombre obliga a los profesionales de la salud a nivel global a desarrollar una actitud investigativa individual y social en su labor cotidiana, como vía insuperable para elevar la eficiencia de su desempeño profesional, donde Cuba no está exenta a los cambios.

Se debe reflexionar día a día en la importancia de la formación continua y el desarrollo de competencias profesionales como una necesidad en el mundo contemporáneo para enfrentar los constantes cambios, retos y desafíos del presente siglo. Los factores que dificultan su normal desarrollo influyen de manera negativa en diferentes contextos. En el proceso de enseñanza-aprendizaje, el docente, como agente social y transmisor de conocimientos, se sentiría limitado al no poseer los conocimientos suficientes y actualizados, ni las herramientas necesarias para desarrollar de manera continua, habilidades, actitudes y valores que le permitan ser cada vez más competentes en el ejercicio de la profesión y en la solución práctica de problemas del entorno social. No solo los docentes deben tener una participación activa en el mejoramiento del referido proceso, sino además quienes lo orientan, organizan, controlan y evalúan, en especial en las ciencias médicas, donde se requiere además de profesionales capacitados para la cooperación médica en diferentes países. De manera general, no es suficiente aun el conocimiento y buen manejo de los avances tecnológicos, los cuales facilitan el acceso al enorme caudal de fuentes de información existentes para la investigación, sino también, mantenerse actualizado para actuar con efectividad ante cualquier proceso de manera reflexiva, crítica y creativa que favorezca la constante transformación de la realidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 28 de Mayo de 2020; Aprobado: 15 de Junio de 2020

*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: jianidayi2018@gmail.com

Los autores declaran no tener conflicto de interés en esta investigación.

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