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En otro editorial ya se enunciaba la importancia de hacer el diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado de las enfermedades vasculares periféricas para apoyar su prevención en los pacientes que lo requirieran. También se alertaba sobre la necesidad, para el médico y la enfermera de la familia, de ejecutar acciones como las actividades docentes y el aporte de conocimientos adecuados acerca de estas enfermedades.
Existen amplios conocimientos en nuestra organización de salud que constituyen aportes significativos para disminuir las tasas de morbi-mortalidad al respecto. Nuestro país, al cierre de 2018, reportó cifras asombrosas de riqueza organizativa y de recursos humanos formados en el área científica: basta con citar los datos recogidos en la figura.
En 1962, la especialidad Angiología y Cirugía Vascular fue reconocida oficialmente como médico-quirúrgica por el Ministerio de Salud Pública y, a través de la Resolución Ministerial No. 13 de agosto de 1962, se designó la Comisión de Docencia Médica del Interno y del Graduado, con la responsabilidad de programar y orientar -conforme con las necesidades del país- todo lo relacionado con la formación de médicos especialistas.1
La llegada en 1964 de los primeros angiólogos y cirujanos vasculares a los policlínicos, creados por nuestro Ministerio de Salud, indiscutiblemente, motivó el reconocimiento de esta especialidad como la primera que ofrecía, de forma consciente y humana, la posibilidad de acercar al angiólogo y cirujano vascular a nuestra población. A partir de entonces, la motivación de prevenir, investigar y crear, con aciertos y diferenciaciones notorias con respecto a muchos otros sistemas de salud a nivel mundial, fue un paradigma reconocido. Paralelamente, la figura del angiólogo se volvió una necesidad, por lo que, a la vez, tuvo protagonismo en nuestros policlínicos.
Debe reconocerse que el Sistema de Salud Cubano nunca ha abandonado la formación de cuadros médicos especializados. Por este motivo, se ha insistido en la necesidad de apoyar a los médicos y a las enfermeras de familia en los aspectos docentes, asistenciales e investigativos, y en todos los posibles teatros de acción que se les presenten a los médicos angiólogos y cirujanos vasculares formados en nuestro único sistema de salud. ¿Cómo llevar a cabo este proceso? Un aporte estadístico confeccionado por un estudioso del tema en nuestro equipo* ofrece una visión aproximada de lo que ya existe en cuanto a formación médica especializada y, por ende, de todo lo que se podrá realizar una vez propuesta la meta. A continuación se ofrece un resumen de estos datos.
Formación de angiólogos y cirujanos vasculares en Cuba (cálculos aproximados)
En 1987 la especialidad contaba con 146 especialistas,1 y desde 2017 hasta 2019 su formación, a partir de haber cursado la residencia, alcanzó las cifras siguientes:
340 (diciembre, 2017)
352 (diciembre, 2018)
379 (1 especialista por cada 29 600 habitantes) (diciembre, 2019).
A partir de 2020, se estimó que se pudiera contar con las cifras aproximadas que aparecen a continuación, al considerar un 95 % de veracidad en ellas:
408 (1 especialista por cada 27 470 habitantes) (diciembre, 2020)
443 (1 especialista por cada 25 350 habitantes; finalmente, se alcanzó la meta de 1 especialista por 25 000 habitantes) (diciembre, 2021).
Estos pueden no ser datos totalmente exactos, pero están tomados de la presencia real de nuestros especialistas en los servicios actuales, de los residentes en formación, y de aquellos que, al aproximarse al final de su formación en la residencia que realizan, formarán parte de la masa de nuevos especialistas en el país. Siempre podrán reportarse bajas o ausencias por jubilación, salidas del país y fallecimientos -que no se consideraron en dichas cifras-, pero, con ese número aproximado de profesionales especializados, se ofrecerán positivas respuestas a los mismos objetivos que trazaron nuestros antecesores.
¿Es posible cumplir con estos objetivos en el mundo actual? Colombia, por ejemplo, presenta un aproximado de 200 médicos registrados como cirujanos vasculares para 40 millones de habitantes; Brasil, 4500 angiólogos para 200-300 millones de habitantes. Saque usted sus propias conclusiones.
