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Revista Médica Electrónica

versión On-line ISSN 1684-1824

Rev. Med. Electrón. vol.33 no.5 Matanzas sep.-oct. 2011

 

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS VICENTE PONCE. JAGÜEY GRANDE. MATANZAS.


Dr. Joaquín Albarrán, un cubano digno

Dr. Joaquín Albarrán, a dignified Cuban citizen

 

AUTORES

Dr. Luis Armando Wong Corrales (1)
Msc. Yamitsi Álvarez Rodríguez (2)

1) Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Profesor Asistente. Máster en Educación Médica. Facultad de Ciencias Médicas Vicente Ponce. Jagüey Grande. Matanzas.
2) Licenciada en Enfermería. Profesor Instructora. Máster en Educación Médica. Facultad de Ciencias Médicas Vicente Ponce. Jagüey Grande. Matanzas.


RESUMEN

Con el objetivo de rescatar, para los estudiantes de Medicina y para muchos médicos ya graduados, la figura del más grande urólogo cubano y uno de los grandes de toda la historia de la urología mundial, se realizó este modesto trabajo que expone algunas de las facetas de la vida de Joaquín María Albarrán y Domínguez, desde su nacimiento hasta su trágica y prematura muerte. Se brindan evidencias de la labor científica y de los valores morales de este eminente médico cubano, nacido en Sagua la Grande y por cosas de la vida, su adolescencia y formación transcurrió entre España y Francia; poseedor de una sólida formación académica en este último país, que le vio brillar y morir. Se destaca su firme convicción de cubano que, siempre guardó en el corazón a su querida patria, a la que nunca renunció. Se expone una breve galería de imágenes y su obra científica más relevante.

Palabras clave: historia de la urología, Joaquín María Albarrán y Domínguez, biografía.


SUMMARY

With the objective of rescuing, for the students of Medicine and for many already graduated physicians, the figure of the biggest Cuban urologist, and one of the biggest in the history of the urology around the world, we made this work exposing some of the facets of Joaquín María Albarrán y Domínguez's life', from his birth to his tragic and premature death. We give evidences of the scientific work and the moral values of this eminent Cuban physician, who was born in Sagua la Grande and whose adolescence and formation took place in Spain and France; in the last country he received a solid academic formation, successfully worked and died. We draw attention to his firm conviction of Cuban citizen, who always kept in his heart his beloved homeland. We expose a brief gallery of images and his most relevant scientific works.

Key words: urology history, Joaquín María Albarrán y Domínguez, biography.


 

INTRODUCCIÓN

Desde niño, en Sagua la Grande, mi pueblo natal, solía pasar frente a una estatua que se encontraba al costado de la iglesia, y siempre cierta curiosidad me atraía a lo majestuoso de su arquitectura. Una vez pregunté de quién era, y la respuesta que obtuve no fue muy esclarecedora, solo un “creo que de un médico francés”. Al pasar de los años, y comenzar a estudiar la carrera de Medicina en la filial de Sagua la Grande, supe realmente quién era ese hombre de la estatua, y con el apoyo de la Federación de Estudiantes Universitarios y la Dirección de la Facultad, nos dimos a la tarea de devolver, a esa estatua de mármol blanco, el corazón imperecedero de quien la inspiró, el doctor Joaquín María Albarrán y Domínguez.

Siempre que se hable o escriba responsablemente sobre el desarrollo de la Urología a escala mundial, será imposible soslayar el nombre de Joaquín Albarrán, uno de nuestros más famosos médicos, considerado por sus contribuciones como el más completo de los urólogos modernos, y apreciado como un símbolo para todas las generaciones dedicadas a la especialidad (1).

Este artículo, con algunos apuntes históricos de la vida de Joaquín Albarrán, es el fruto de la admiración que por este eminente médico cubano sienten los autores, quienes además son de la opinión que no ha recibido, en la Patria, todo el reconocimiento que merece su vida y obra, por lo que tiene como objetivo rendirle homenaje de los que hoy seguimos, bajo su ejemplo, el apasionante mundo de la Medicina.

 

DESARROLLO

Nacimiento y niñez

Nace en la ciudad de Sagua la Grande, en la calle Colón # 163, el 9 de mayo de 1860; fruto de un matrimonio de buena posición económica constituido por don Pedro Albarrán y de la Calle, natural de Cádiz, España, y Micaela Domínguez, nacida en Matanzas. Estudió en la Villa del Undoso, sobrenombre popular de Sagua la Grande, hasta los 9 años, ya que al perder a sus padres y quedarse huérfano, pasa a la tutela de su padrino, el doctor Joaquín Fábregas, cirujano local de nacionalidad española, quien lo envía a La Habana, donde recibe educación en el colegio de Belén, estudiando bajo la supervisión de los jesuitas (1).

El 20 de junio de 1872, también por recomendación de su tutor, fue enviado a Barcelona junto con su hermano Pedro, donde continuó los estudios de bachiller. Posiblemente el suceso que precipitó ese viaje a través del Atlántico, haya sido el crimen perpetrado por las autoridades españolas en Cuba al fusilar a ocho estudiantes de Medicina en La Habana, el 27 de noviembre de 1871. Muchas familias de la época, por el temor de perder a sus hijos, decidieron enviarlos a estudiar lejos del convulso ambiente que estremecía al país; y el destino solía ser España, pues un mandato real de la metrópoli prohibía a la juventud criolla emigrar a Francia o a los Estados Unidos para realizar estudios. En aquel tiempo estos últimos países eran vistos como escenarios donde proliferaban las ideas independentistas (1).

Pero hay caminos que parecen estar prefigurados, y como tales se dan, a pesar de todas las precauciones y previsiones que intentan desdibujarlos. Cuando el joven Albarrán llegó a Barcelona se involucró, a través de una logia masónica, en el apoyo a la causa independentista cubana; y lo hizo aportando fondos para esa lucha.

Sus inicios en la Medicina

Continuó su educación de bachillerato en Barcelona, donde mostró ser un alumno excepcional y se convirtió en licenciado en medicina con tan solo 17 años de edad. Posteriormente, se traslada a Madrid para continuar los estudios y obtener el título de Doctor en Medicina, en la Universidad Central de Madrid. En esta casa de altos estudios recibió el Premio Extraordinario por su tesis sobre la tuberculosis y sus aspectos contagiosos, siendo este, su primer trabajo importante como escritor científico.

Graduado de Doctor en Medicina con solo 18 años, Albarrán resultaba demasiado joven para ejercer la profesión en Cuba. La Constitución vigente en esa época le prohibía ejercer, a esa edad, sus conocimientos; es por eso que antes de regresar a la patria, el galeno decidió marchar a Francia con el fin de ampliar sus conocimientos. El prestigio de la enseñanza médica en la Facultad de París le atraía con fuerza.

Durante el viaje a Francia aconteció algo que marcó la vida del graduado, al punto de hacerle tomar la determinación de reiniciar la carrera como si nunca antes hubiera estudiado Medicina. El vagón en el cual viajaba sufrió un accidente y se descarriló. Había heridos y la conmoción entre los pasajeros era total. Un empleado del tren preguntaba a gritos si había algún médico para asistir a los necesitados. El joven no supo reaccionar (2).

Avergonzado por tal actitud, se prometió en ese instante no recordar que se había graduado como médico, y decidió empezar, desde cero, los estudios en París, ciudad que era en aquel momento el centro de la investigación y el desarrollo.

El esplendor de su carrera científica

En París comenzó a trabajar en el Laboratorie d'Histolgie [Laboratorio de Histología] con el profesor Brissaud, donde escribió su primera tesis sobre los tumores testiculares. Profundizó su temprana carrera en histología cuando comenzó a ejercer con Louis Antoine Ranvier. Fueron Ranvier y Louis Pasteur quienes lo persuadieron para que se quedara en Francia. Pasteur y Albarrán, se hicieron notables al acuñar el nombre Bacillus pyogenes, al cual luego se le dio el nombre Bacterium coli (3).

Más adelante, hizo un internado bajo la supervisión de destacados médicos como Ulysse Trálata, Jacques Joseph Grancher, Jean François Auguste Le Dentu y Jean Casimir Félix Guyon. Es de hacer notar que este último ejerció una gran influencia sobre el joven Albarrán. Tras aprovechar toda oportunidad para enriquecer sus conocimientos, muestra de su acuciosidad profesional, en 1884 se presenta entre 400 aspirantes y obtiene por oposición una de las 48 plazas de interno en Medicina y Cirugía de los hospitales y hospicios de París. En 1888 recibe la Medalla de Oro por Cirugía, siendo el primer extranjero en obtener tal distinción, y en 1889 el Premio de los Catedráticos y su Doctorado, respectivamente (3).

Durante el período de internado se orienta definitivamente hacia la cirugía y se especializa en intervenciones quirúrgicas dentro del campo de la Urología. Entre 1885 y 1893, Albarrán tuvo el privilegio de rotar en los hospitales más famosos y de más renombre de Paris: Charite, Cochin, Enfants Malades, Dieu Hotel, Necker and Salpetiere (4,5).

Un domingo del mes de marzo de 1885, encontrándose en el Hospital de Niños Enfermos (Enfants Malades), de París, al frente del Servicio de Difteria, desprovisto de los elementales recursos médicos y técnicas que tal enfermedad demandaba, en un acto de humanidad y profesionalismo, Albarrán se contagia al tratar de salvar a un niño diftérico que se ahogaba. Téngase en cuenta que ni siquiera se conocían entonces la vacuna ni el suero antidiftérico, y que para evitar la asfixia de los pacientes, causada por las toxinas del terrible bacilo de Klebs-L öffler, se aspiraba directamente del fondo de la garganta, de las falsas membranas diftéricas, a través de un tubo niquelado de 8 mm de diámetro y 20 mm de longitud. Además de este recurso médico en aquel momento se aplicaba ya la intubación por traqueotomía. Al sentirse enfermo, sin posibilidades de disponer del personal facultativo necesario, por ser domingo y estar en su servicio de guardia, solicita la ayuda de dos monjas hermanas de la Caridad y de un enfermero que allí se encontraba, y con el mínimo de instrumental esterilizado necesario y con mano firme y segura, auxiliado por el enfermero que le sostuvo el espejo, el decidido médico se abrió la tráquea para seguidamente introducir la cánula y llevar a cabo el procedimiento requerido. Luego practicó el cierre de la herida y dio por terminada su auto operación. Este hecho, pone de manifiesto el temple de este médico, y baste el comentario que para la época hacía Verneuil: “No hay operación más difícil que la traqueostomía” (5).

En 1890, fue nombrado jefe clínico para las enfermedades de las vías urinarias, profesor agregado en 1892, y en 1894 cirujano de hospitales. Sus clínicas fueron de renombre en el ámbito mundial y atrajeron a una base estudiantil de procedencia internacional. Finalmente, en 1906, se convirtió en el sucesor de Guyón como director del Departamento de Urología en el hospital Necker, a la prodigiosa edad de 34 años. Guyón declaró que “ciertamente es un gran cirujano, un gran cerebro y un gran corazón [...] todas sus cualidades han alcanzado el mismo nivel: el grado superlativo” (6).

Produjo Albarrán algunos de los más grandes tratados de Urología de aquella época, incluyendo Médicine opératoire des voies urinaires (Medicina de las operaciones de las vías urinarias, París 1909) (7), su obra maestra. Sus trabajos también incluyeron tomos acerca de los adenomas renales, epiteliomas (1897) y tumores (escrito con Armand Imbert) (8) nefritis microbiana (9), y nefritis de cáncer renal (1900) (4,10).

Albarrán fue el primer cirujano en Francia —que se tenga noticia—, que llevara a cabo una prostatectomía perineal para cáncer de la próstata (6). Hizo de la cateterización uretral una práctica más común en el ejercicio clínico, siguiendo su simplificación de la técnica utilizando un onglet (Uña de Albarrán) de la instrumentación de dos urólogos alemanes, Leopold Casper y Max Nitze, que permitía la cateterización separada de los uréteres vía cistoscópica. Además, se le conoce más notablemente por haber modificado un instrumento que había sido diseñado por el más joven y menos conocido Armand Imberto, para refinar el movimiento del cistoscopio durante la cateterización de los orificios uretrales el cual se utiliza aún en la actualidad (Palanca de Albarrán). En el ámbito clínico, se le da crédito por haber llevado a cabo la primera nefrostomía planificada (11) y por observar que en la anuria calculosa, el drenaje de nefrostomía es de primordial importancia previo cualquier tratamiento definitivo de los cálculos.

Sus intereses también incluían la fisiología renal y eso le condujo a que desarrollara un examen clínico de poliuria para detectar la insuficiencia renal (el Test de Albarrán). El Test de Albarrán consiste en la evaluación del grado de pérdida de la función renal como resultado de medir el volumen y concentración urinaria (12).

Con sus antecedentes en bacteriología e histopatología, él también desarrolló un nuevo sistema de clasificación de tumores de la vejiga y describió los rasgos anatómicos y fisiológicos de la retención urinaria con Jean-Casimir-Felix Guyon (13). Su nombre es también epónimo con su descripción de las diminutas glándulas sub-mucosas en la región sub-cervical de la próstata que en gran parte se vacían a la parte posterior de la uretra (glándulas de Albarrán) y su descripción conjunta de la fibrosis retro-peritoneal inflamatoria de etiología desconocida en la obstrucción uretral (Síndrome Albarrán-Ormond (14,15).

Igualmente, fue el primero en diagnosticar, en 1903, el carcinoma de células en transición de la pelvis renal al detectar las células malignas en la orina aspirada desde la pelvis renal. Profundizó este enfoque al notar la hemorragia uretral en la presencia de un cáncer pélvico renal cuando el líquido inyectado en la pelvis renal lo distiende y conlleva al sangramiento (Signo de Albarrán) (4).

Su experiencia clínica también lo llevó a comprobar que con trauma contuso, el riñón sufre una ruptura radial desde el hilio y basado en esto, diseñó una malla catgut para ser hilvanada debajo de la cápsula renal en casos de ruptura.

Fue miembro de prestigiosas instituciones científicas y mereció valiosas distinciones y premios; en 1907 el Gobierno francés lo honró con la condición de Oficial de la Legión de Honor. En tres ocasiones obtuvo el Premio Godard, de la Academia Francesa de la Medicina, y también recibió el Premio Tremblay. Fue presidente del Primer Congreso Internacional de Urología, en 1908 (4). El pabellón de Urología del Hospital Cochin, en París, lleva su nombre, así como también el Hospital Quirúrgico de La Habana. También, varias calles principales de Barcelona y otras instituciones científicas, llevan el nombre de este insigne cubano. Su relieve también fue conmemorado y acuñado en una moneda francesa.

Su muerte

Solo 51 años tenía el excepcional clínico, urólogo, histólogo y bacteriólogo cuando falleció en París el 17 de enero de 1912, como consecuencia de una tuberculosis. Había contraído la enfermedad en el Hospital Necker al terminar una nefrectomía (operación para quitar el riñón) a un paciente joven que padecía de tuberculosis renal (1).

Accidentalmente, un escalpelo contaminado se había deslizado más allá del pretendido objetivo y provocó una pequeña incisión en la mano del afamado médico, diabético desde hacía algún tiempo, quien 20 días después del suceso encontró la muerte. El mismo año de su fallecimiento, Albarrán había sido nominado para el Premio Nobel de Medicina.

Está sepultado en el cementerio de Neuilly Sur-Seine. En sus exequias, su colega, el profesor Dupré dijo de Albarrán lo siguiente: “fue cariñoso y caritativo con sus pacientes; fiel a sus discípulos; entusiasta con las causas justas, Albarrán ejerció todas las formas de solidaridad y altruismo sin reserva y con una espontaneidad magnánima y ferviente” (4).

La Patria en el corazón

Haber pasado casi todos los años de su existencia en otro país, no desligó a Joaquín Albarrán de su tierra natal. Visitó la Isla en dos ocasiones. La primera tuvo lugar el domingo 20 de septiembre de 1885; el pueblo de Sagua la Grande recibió a su hijo predilecto, el cual regresaba cargado de grandes triunfos y se le organizó una gran fiesta en el Casino Español, donde brindaron por él los eminentes doctores Bonet, Planas, Rodríguez y Figueroa, además de los señores Gutiérrez, Godínez, Roa, Machado, y López, entre muchos otros sagüeros emocionados de tener al sabio entre ellos (16). Al día siguiente, se celebró una velada literaria-musical en el Casino de Artesanos, sobrecogido por los elogios, expresó: “Las canas aplaudiendo a un imberbe son un bálsamo a mi corazón y un estímulo a mi inteligencia” (1).

La segunda visita fue en 1890. Albarrán, a sus 30 años, volvió a disfrutar de un acogedor recibimiento. Esta vez lo enaltecieron con la distinción de Hijo Predilecto. En el banquete que sus colegas le ofrecieron levantó la copa para decir: “Brindo, señores, porque se le den a Cuba los elementos que le faltan para su completo desarrollo científico y por el porvenir de la ciencia, que tendrá consigo el porvenir moral y material de la tierra en que nacimos” (4).

Albarrán era amante de su patria. Si alguien ofendía de palabra a Cuba, o menospreciaba a algún cubano valioso, estaba él presto para la defensa. Así ocurrió con cierto señor que pretendió mancillar la fama y gloria bien ganada del sabio cubano Carlos J. Finlay, a quien le querían arrebatar el mérito de haber descubierto el agente transmisor de la fiebre amarilla. Entonces salió en defensa de su compatriota y afrontó al señor con esta expresión: “¡Atrás, nada contra Cuba, nada contra los cubanos!” (4).

En cuanto a su ciudadanía francesa, el joven médico declaró a un semanario en 1890, como para despejar toda duda acerca de sus más profundas raíces: “Si los azares de la vida me han hecho adoptar por patria a la gran nación francesa, nunca olvido que soy cubano y siempre tenderán mis esfuerzos a hacerme digno de la patria en que nací” (4); dicha frase se encuentra grabada en la estatua que en su honor erigieran los sagüeros en el parque de la ciudad.

El doctor Tomás Hernández fue el último sagüero en verlo cuando hizo el largo viaje desde Sagua hasta Arcachón, Francia, donde tenía el sabio su morada en la Villa de Goelande. En esta visita, Albarrán le dijo a su amigo de la infancia: “dile a los sagüeros que mi último pensamiento es para ellos”; y así lo cumplió, dejando dispuesto poco antes de morir, que todos sus atributos y trofeos de conquista científica fueran entregados al Ayuntamiento de Sagua. Su voluntad se respetó y cumplimentó cuando el doctor Bango los trajo a Sagua y entregó en sesión solemne para ser depositados en una elegante urna en el Salón de Conferencias (17). Hoy se atesoran en el Museo de la Ciudad, donde las nuevas generaciones se inspiran en su ejemplo para seguir haciendo de Cuba cuna de grandes médicos humanistas.

Epónimos asociados a Joaquín Albarrán (18)

-Síndrome Albarrán-Ormond: Fibrosis inflamatoria retroperitoneal; nombrado por el urólogo americano John Kelso Ormond (1886-1978), también conocido como síndrome de Gerota, por el anatomista y urólogo rumano Dimitrie Gerota.

-Glándulas de Albarrán: También llamadas túbulos de Albarrán, son unos túbulos subtrigonales localizados en la próstata.

-Signo de Albarrán: Un signo de cáncer en la pelvis del riñón.

-Uña de Albarrán: Complemento del citoscopio.

-Prueba de Albarrán: Mediante la medición de volumen y la concentración de la orina eliminada determina la perdida de tejido renal.

-Enfermedad de Albarrán: Se le da este nombre a la colibaciluria.

-Operación de Albarrán: En la que se realiza una resección de la pelvis renal dilatada.

-Uretrótomo de Albarrán: Que se usa para realizar cortes a ciegas en las intervenciones quirúrgicas.

Obras de Joaquín Albarrán (18)

Néoplasmes du rein, París, Masson, (s.d.), junto con L. Imbert.

Les reins des urinaires [tesis doctoral], París; 1889.

Anatomie et physiologie pathologique de la rétention de l'urine, 1890, junto con Jean Casimir Felix Guyon (1831-1920).

Les Tumeurs de la vessie, con prólogo del profesor F. Guyon, París, G. Steinheil, 1892.

Sur un série de quarante opérations pratiqués sur la rein. Revue de Chirurgie. 1896;16:882-84. (Primera nefrostomia planificada.)

Les Tumeurs du rein, París, Masson, 1903, junto con L. Imbert.

Exploration des fonctions rénales, París, Masson & Cie., 1905.

Médecine opératoire des voies urinaires, París, Masson & Cie., 1909. (Su obra cumbre)

 

CONCLUSIONES

Muchos han sido los médicos que han dado honor y gloria a Cuba, tanto en el campo de las ciencias como en los aspectos políticos y sociales, pero a veces no se conoce en toda su magnitud la grandeza de algunos de estos hombres que, a pesar de estar separados de la Patria, supieron llevarla con orgullo en su corazón; Joaquín María Albarrán y Domínguez es, sin lugar a dudas, uno de ellos. En estos momentos en que resulta tan necesaria la adecuada formación político ideológica de los estudiantes, especialmente en los de las Ciencias Médicas, es insoslayable dar a conocer aspectos de la vida de estos grandes hombres de ciencias y resaltar su valores patrios y morales. Esperamos, modestamente, haber contribuido en algo en este empeño.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Hernández JC. Joaquín Albarrán: ícono de la Urología mundial. Juventud Rebelde. 2011 Abr 10; Secc. Científica.

2. Ortega Rodríguez D. Valores humanos y cubanía del Dr. Joaquín Albarrán [Internet]. Las Tunas: Facultad de Ciencias Médicas Dr. Zoilo Marinello Vidaurreta; 2008 [citado 1ro Mar 2011]. Disponible en: http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/urologia/albarrandaimarelis.pdf

3. Albarran J. Une Bactérie Pyogène et Son Rôle Dans L'infection Urinary. París: Masson & Cie.; 1888.

4. Casey Rowan G, Thornhill JA. Joaquín Albarrán: Una vida desde huérfano en Cuba a nominado al Premio Nóbel Internacional. J Urology. 2006; 13: 1159-61.

5. García Blanco R. Cien figuras de la ciencia en Cuba. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 2002.

6. Historique de l'Hôpital Cochin. Joachim Albarran Foundation of L'Urologie Moderne. Disponible en: http://www.uro-cochin.asso.fr/cufrhist.asp

7. Raymond G. Joachim Albarran. Prog Urol . 1991 Jun;1(3):499-502.

8. Albarran J. Médecine Opératoire Des Voies Urinaires. Masson & Cie. París; 1909.

9. Albarran J, Guyon F. Rumeurs Du Rein. París: Masson; 1905.

10. Chatelain C. Albarran and microbial nephritis. Nephrologie. 2000;21:185-92.

11. Albarran J. Sur un série de quarante opérations pratiqués sur la rein. Revue de Chirugic. 1896;16:882-4.

12. Albarran J. Retention renale par peri-ureterite, liberation externe de laureate. Assoc Fr Urol. 1905;9:511.

13. Albarran J, Guyon JGF. Anatomie et Physiologie Pathologique de la rétention de L'urine. París: Masson & Cie; 1890.

14. Albarran J. Exploration de Functions Rénales. París: Masson & Cie; 1905.

15. Enersen OD. Albarran-Ormond Sydrome “Who Named it? Disponible en: http://www.whona-medit.com/synd.cfm/1212.html

16. Perksy L. Joaquin Albarrán (1860-1912). Invest Urol. 1968;5:519-20.

17. Chatelain C. Joachin Albarran (1860-1219). Ann Chir. 2000;(1)

18. Villavicencio R. Don Joaquín Albarrán y Domínguez (1860-1912) (Médico-Científico) Disponible en: http://saguamonumentos.tripod.com/albarran.html


ANEXOS FOTOGRÁFICOS

 

Dr. Joaquín Albarrán y Domínguez

 

Firma del Dr. Joaquín Albarrán y Domínguez

Estatua erigida en la ciudad de Sagua la Grande, su pueblo natal

 

Moneda de cobre con la imagen de Albarrán.
Diseñado por el escultor francés Jean Víctor Segoffin (1876-1925)

Monumento a Joaquín Albarrán, en La Habana

 

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO

Wong Corrales LA, Álvarez Rodríguez Y. Dr. Joaquín Albarrán, un cubano digno. Rev Méd Electrón [Internet]. 2011 Sep-Oct [citado: fecha de acceso];33(5). Disponible en: http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20medica/ano%202011/vol5%202011/tema14.htm

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