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Revista Médica Electrónica

On-line version ISSN 1684-1824

Rev.Med.Electrón. vol.39 no.2 Matanzas Mar.-Apr. 2017

 

ARTÍCULO HISTÓRICO

 

Ideario salubrista de Fidel Castro como continuidad del legado martiano a la medicina revolucionaria cubana

 

The health care ideology of Fidel Castro as a continuity of José Martí legacy in Cuban revolutionary medicine

 

 

Dr. C. María Elena del Huerto Marimón,I Dr. Manuel Navarro PilotoII

I Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Matanzas, Cuba.
II Policlínico Universitario Capitán Roberto Fleites. Villa Clara, Cuba.

 

 


RESUMEN

El trabajo sustenta la tesis de que las ideas del Apóstol constituyen un verdadero legado histórico, sirviendo de referente a la Generación del Centenario para sentar las bases de los postulados esenciales que rigen   el Sistema de Salud en la Cuba revolucionaria: acceso, equidad y solidaridad de la medicina cubana, lo que representa un logro inigualable y un orgullo para todos los cubanos. El mismo se propone exponer alguna de las aristas del pensamiento revolucionario de José Martí acerca de la Medicina y la Salud, así como su influencia en el ideario fidelista, tan importante en la transformación del Sistema Nacional de Salud en la Cuba revolucionaria y resalta la decisiva visión y acción estratégica del líder histórico de la Revolución cubana en esta importante esfera, inspirado en la continuidad del pensamiento martiano, constituyendo un sentido homenaje  al eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Palabras claves: José Martí, Fidel Castro Ruz, pensamiento revolucionario, medicina y salud, Sistema Nacional de Salud.


ABSTRACT

This term sustains the thesis that the Apostle´s ideas are a true historical legacy, serving as a referent for the Generation of the Centenary to set the basis of the essential postulates ruling the Health System in the revolutionary Cuba: Cuban medicine access, equity and solidarity, representing an exceptional achievement and a proud for all the Cuban people. The purpose was exposing some of the aspects of José Marti’s revolutionary thoughts on Medicine and Health, and also its influence on Fidel Castro ideology, so important in the transformation of the National Health System in the revolutionary Cuba. It is highlighted the decisive action and strategic vision of the Cuban Revolution historical leader in this important sphere inspired in the continuity of Jose Marti´s   thoughts. Serve it as a deep homage to eternal Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Key words: Jose Martí, Fidel Castro, revolutionary thought, Medicine, health, Cuban National Health System.


 

 

INTRODUCCIÓN

Las ideas del Apóstol constituyen un verdadero legado histórico y un referente obligado, las cuales sirvieron de guía a la Generación del Centenario y a su líder, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, para exponer las profundas raíces sociales de los males que aquejaban al pueblo cubano y los postulados básicos del programa planteado en “La Historia me Absolverá”, en este caso nos circunscribimos a uno de los problemas más acuciantes, la Salud.

Estas ideas a la solución de dicha problemática social se materializan a partir de la creación del Sistema Nacional de Salud cubano en la etapa revolucionaria, sentado en las bases de la gratuidad, igualdad y solidaridad de la medicina cubana, cuya máxima expresión lo constituye el internacionalismo proletario, bajo la máxima martiana  “Patria es Humanidad”, lo que representa un logro inigualable y un orgullo para cada cubano.

Fidel Castro constituye el líder indiscutible de las esenciales estrategias para las transformaciones del  Sistema Nacional de Salud en Cuba, tomando como paradigma el pensamiento revolucionario martiano como legado histórico en el campo de la Medicina y la Salud. Sirva el presente trabajo como sentido homenaje al líder histórico y eterno Comandante de la Revolución cubana. Por lo planteado anteriormente el objetivo del trabajo es exponer alguna de las aristas del ideario fidelista acerca de la Medicina y la Salud, así como su visión estratégica, constituyendo un  elemento decisorio en la transformación del Sistema Nacional de Salud en la Cuba revolucionaria, basado en la continuidad del pensamiento revolucionario de José Martí en el campo de las Ciencias Médicas y la Salud.

 

DESARROLLO

Legado histórico de Martí a la Medicina y la Salud

José Martí fue un intelectual íntegro que aportó valiosas ideas a todos los campos del saber, es por ello que la Medicina y la Salud estuvieron presentes en la vasta obra del Maestro de manera relevante. Para el Apóstol la única salud verdadera, es “la que viene a un cuerpo bien administrado del orden de la mente y la serenidad del corazón. Ve la medicina como un derecho, profesión de lucha y al galeno que la ejerce: como aquel hombre que necesita un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio; el contacto de las diarias miserias morales y materiales, el combate con la sociedad y con la naturaleza que hacen mal a las almas pequeñas, mientras que es revelación de cosas altas en almas altas y hermosas”(1)

Sin dudas, fue el Apóstol uno de los más grandes pensadores sanitaristas de su tiempo, con un concepto amplio, el cual incursionó en todos los campos de la higiene, la epidemiología y en sentido general, de la salud pública, la cual comprende, entre sus partes integrantes, todas las Ciencias de la Salud. Su aporte se hizo más brillante cuando analizó cuál era la verdadera Medicina, a la que denominó Higiene. Se demuestra, mediante el análisis de toda la producción literaria de Martí relacionada con el campo de la Salud, la profundidad con que analizó los problemas de la pobreza y la miseria de los pueblos latinoamericanos y cómo, de una manera brillante, los relacionó con la enfermedad y con la muerte, tal y como lo señaló Hipócrates en el año 460 a. n. e. y su participación fue decisiva en el proceso salud-enfermedad, mientras “indicó el deber de los funcionarios públicos y de las instituciones representativas de ocuparse y dar atención a estos problemas graves que afectaban a la comunidad”(2)

Resulta imprescindible destacar que todas las ideas del Apóstol constituyen un legado histórico importante para las futuras generaciones. El ideario martiano en cuanto a la grandiosa obra de la Medicina no solo es significativo desde el punto de vista histórico, más que ello es un valioso legado para los hombres dignos y justos con una visión lejana y futurista que ante todo desean la paz y el bienestar de sus semejantes, siendo Fidel, sin dudas, el exponente mayor.

Martí representa uno de los pioneros en el continente americano en relacionar la miseria y la pobreza con la salud y la enfermedad. En este sentido afirmó en mayo de 1882 en el diario "La América" lo siguiente: "No es bueno que el Ayuntamiento desdiga a los que le recuerdan su deber. Es que en los barrios pobres, en que la muerte vestida de miseria está siempre sentada en los umbrales de las casas, la muerte toma ahora una forma nueva; se exhalan miasmas mortíferas de la capa que cubre cenagosas extensiones de agua; respirase como cuando el aire pesa mucho, o cuando falta mucho aire, y este pobre pueblo nuestro, tan débil ya por su hambre, su pereza y sus vicios, sufre más con los estragos de esa muerte vagabunda, que vive errante y amenazadora en todas las pesadas ondulaciones de la atmósfera. No es que la prensa se querella por hábito o manía; es que mueren más los pobres por el descuido incomprensible del Ayuntamiento. No es esta la cuestión fácil que pueda desentender el municipio: es cuestión de vida, gravísima, inmediata, urgente".(3)

Martí tuvo una proyección en el campo de la Salud Pública y visión sobre los problemas de salud que aquejaban a los pobres de los países de nuestra América india, española, mestiza y africana; a los trabajadores humildes de los hambreados pueblos latinoamericanos, donde él también incursionó con su pensamiento ágil y fecundo, que supo sembrar en casi todos los terrenos de la política, la administración, el Estado, las artes y las ciencias, sobre todo las Ciencias Médicas. Su amplia visión humanista le permitió comprender muy temprano cómo la esencia de dichos problemas se encontraba arraigada a poderosas fuerzas sociales que la condicionaban.

1953: Continuidad del ideario martiano en la Generación del Centenario.

A casi un siglo de haber planteado Martí esta problemática social, regían la atención médica en Cuba tres premisas que ratificaban las condiciones antes existentes: precaria asistencia hospitalaria, predominio de la medicina privada y pobreza generalizada. La Generación del Centenario, inspirada en los ideales del Apóstol decide dar un vuelco total a tan inhumanas condiciones que prevalecían en la sociedad cubana hasta esa fecha.

“La Historia me Absolverá” constituye el alegato histórico y a su vez autodefensa del líder del Movimiento 26 de Julio. En el mismo se constata la asombrosa visión futurista de Fidel, la definida estrategia a seguir para hacer realidad los anhelos libertarios del pueblo cubano, su posición antimperialista y el trazado irreversible del camino revolucionario transitado por nuestro pueblo hasta los días presentes, inspirado en las ideas del Apóstol.

En el documento Fidel Castro señala los males que aquejaban a Cuba resumidos en seis problemas fundamentales: el problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud, fundamentando este último problema en el abandono sanitario del pueblo cubano, con particular ensañamiento en los campos, la cual fue una de las razones expuestas por el joven revolucionario Fidel Castro ante el tribunal que los juzgaba por los hechos ocurridos el 26 de julio de 1953 y que serían decisivos para etapas posteriores como continuidad del proceso revolucionario.

Su denuncia fue contundente: “La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se  comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo  de la muerte, parecen mirar hacia lo infinito pidiendo perdón para el egoísmo humano (…) El acceso a los hospitales del Estado, siempre repletos, sólo es posible mediante la recomendación de un magnate político que le exigirá al desdichado su voto y el de toda su familia para que Cuba siga siendo igual, o peor (…) El presupuesto asignado a la salud era realmente una vergüenza. Unos 25 millones de pesos, de los cuales políticos y funcionarios corrompidos se robaban gran parte, era lo que el gobierno destinaba a la salud del pueblo. La mayoría de esos recursos se concentraban en la capital, cuya población representaba el 22% del total del país, contaba con el 61% de las camas. En la zona oriental la situación era más trágica. La Región Oriente Sur de Salud Pública, que abarcaba las actuales provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo, contaba con un presupuesto de sólo 1 300 000 pesos”.(4)

La mortalidad infantil cubana superaba la tasa de 60 por cada mil nacidos vivos, aun cuando muchos niños no eran siquiera registrados en su nacimiento por residir en lugares rurales donde la asistencia médica no llegó nunca durante la etapa prerevolucionaria. Miles de niños y adultos morían cada año víctimas de enfermedades curables. Por la poliomielitis fallecían anualmente o quedaban inválidas unas 300 personas, el paludismo atacaba a unas 3 000; de la difteria eran presa unos 600 niños, mientras que la gastroenteritis causaba estragos en la propia ciudad de Santiago de Cuba. Incluso en 1957, se conoce el doloroso episodio del Valle de Mayarí Arriba, zona rural donde ese año murió el 80% de los niños menores de un año, como consecuencia de esa enfermedad.(5)

En el propio año 1953, una epidemia de gastroenteritis mataba dos niños cada día en Santiago de Cuba. Las autoridades achacaron la enfermedad a la mala calidad del agua y los alimentos, pidieron apoyo al país y como respuesta recibieron unas pocas camas y cuatro cajas de medicamentos, lo que ni siquiera contribuyó a aliviar el mal. La tuberculosis, el tétanos y otras enfermedades infecciosas sembraban también la muerte en muchos hogares cubanos, principalmente los pobres.(5)

Ese derecho humano, el de la vida, estaba garantizado sólo para unos pocos que podían pagarlo. El hambre, la desnutrición y falta de trabajo preventivo, agravaban la situación. La salud era un negocio privado. Y la medicina, una mercancía. El 70% del mercado de medicamentos estaba en manos de empresas norteamericanas y la población tenía que adquirirlos mediante precios que multiplicaban su costo. El servicio médico rural no existía. El país contaba con unos 6 000 médicos, la mayoría en la capital cubana y otras grandes ciudades, mientras que gran parte de ellos ejercía la medicina privada. Las 131 casas de socorro existentes en el país eran realmente una grotesca caricatura de atención sanitaria y una gran mayoría de quienes recibían asistencia médica, se quedaban con las recetas en los bolsillos, al no poder comprarlas por falta de recursos. La atención estomatológica era ínfima. Una intervención quirúrgica era un lujo que pocos podían satisfacer. Eso explica que, en esa época, la expectativa de vida de la población anduviera por los 55 años”.(6)

“La Historia me Absolverá” constituyó el programa y la plataforma programática, donde se plasman las medidas que iba a tomar la Revolución una vez que triunfara, a partir de los graves problemas identificados y tomando como referencia el pensamiento martiano y la historia de Cuba. En él tendría un especial énfasis con amplia visión estratégica el problema de la Salud en Cuba. La Generación del Centenario encabezada por su líder Fidel identificarían, siguiendo las ideas del Apóstol, la raíz de la problemática en los profundos problemas sociales, a partir de los regímenes sociales plagados de corrupción, abuso y desigualdades.

1959: Fidel y la medicina revolucionaria cubana.

Por lo antes expuesto, desde el triunfo de la Revolución en el año 1959 se comenzó un proceso de creación y perfeccionamiento de la Salud Pública revolucionaria cubana; esto es expresión de una real y concreta voluntad política de la más alta dirección del país, bajo la guía y motivación esencial del líder histórico de la Revolución. Ya en los primeros años de  nuestra Revolución el programa expuesto en “La Historia me Absolverá” se había cumplido y la Salud Pública se convertía en una de las principales conquistas, para Cuba, el mundo y en especial para los pueblos de América.

En el discurso de inauguración del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas "Victoria de Girón", Fidel definió: "Es una cuestión yo diría que muy sensible, muy sensible, el problema de la Medicina, el problema de la Salud. ¿Por qué se interesa mucho el Gobierno por este problema? Porque es uno de los más delicados, de los de más trascendencia humana para la Revolución(…)esa masa ya significará una aportación año por año y una conciencia firme, limpia, de médicos que trabajan, de médicos que ganan sus sueldos trabajando, de médicos despojados de todo sentido egoísta y mercantilista (...)"(7)

Las ideas del Maestro tuvieron una influencia decisiva en el pensamiento revolucionario del Comandante Fidel Castro. De ahí que expresara en otro trascendental momento para la medicina cubana revolucionaria, en el acto de constitución del Destacamento Carlos Juan Finlay, el 12 de marzo de 1982: "(...) Es muy grande la responsabilidad que tiene un maestro y un profesor; pero es, sin duda, muy grande la responsabilidad que tiene un trabajador de la Salud y la responsabilidad que tiene un médico. Porque es que el médico tiene que ver con la vida humana, la salud humana; sobre el médico cae la inmensa, la infinita responsabilidad de cuidar la vida de los seres humanos: de un niño, de un anciano, de un joven, de un adulto, de una mujer, de un hombre, que se pone en sus manos para aliviar un dolor, para aliviar una enfermedad o para preservar la vida (…) Es difícil concebir una responsabilidad  mayor que la del trabajador de la Salud y la del Médico (...)"(8)

Las ideas de colaboración médica con otros pueblos, estaban presentes en la obra martiana como una de sus principales líneas de pensamiento. Estas concepciones se materializaron al calor del triunfo revolucionario a partir del ideario fidelista y su proyección estratégica hacia la solidaridad para con los pueblos de América.Con respecto a estas cuestiones el Comandante expresó en el discurso pronunciado en la Clausura del VI Seminario Internacional de Atención Primaria lo siguiente: "Teníamos calculados igualmente 10 000 médicos en la colaboración exterior. Nosotros habíamos ofrecido masivamente médicos y gratuitamente, para la colaboración en África y en el resto del mundo. Nuestros médicos están dispuestos a ir a cualquier lugar del mundo a trabajar como médicos."(9)

En la primera graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina en agosto de 2005 Fidel enfatiza: "Asociada a la idea de apoyar a Centroamérica con miles de médicos, nació de inmediato la Escuela Latinoamericana, para sustituir progresivamente con médicos de esos países a los médicos cubanos que integraban aquella fuerza, cuando fueran finalizando su misión. Hoy esa escuela, con su pujante desarrollo, apoya la formación de médicos no solo en América, sino también en otras  regiones del mundo"(10)

Más recientemente estas acciones se han fortalecido y crecido al calor del Programa Integral de Salud (PIS) realizado por el Gobierno cubano y concebido a raíz de los desastres causados por ciclones tropicales que azotaron a América Central y Haití. Este programa comprende dos acciones principales: la cooperación con personal médico y sanitario en las zonas más desprotegidas de los países afectados y el otorgamiento de becas a estudiantes de las mismas zonas para cursar estudios de Medicina en Cuba. El programa posteriormente se ha extendido a países de África. En este sentido, es significativa la cifra de médicos y trabajadores de la salud cubanos que han realizado labores de colaboración en otros países hasta la actualidad, lo cual resulta en este momento una práctica cotidiana.

Un ejemplo de esta práctica lo constituye la entrada el 5 de noviembre del año 1998  a Guatemala de la primera Brigada Médica Cubana al Municipio de La Tinta, Departamento de Alta Verapaz, a raíz del paso del ciclón Mitch, cumpliendo con los sagrados principios de la solidaridad y la hermandad entre los pueblos, brindado su cooperación médica en uno de los lugares más postergados de la geografía guatemalteca, que nos recuerda las paupérrimas condiciones médicas en que vivían los pobladores de las zonas rurales de nuestra nación antes del triunfo revolucionario. Miles de ejemplos pudieran citarse hoy con relación a esta práctica médica humanitaria y solidaria para con los pueblos más humildes del mundo.

Fidel vislumbró como  un hecho humano y real la cooperación médica que podía brindar nuestra Isla  a toda nación que necesitara de estos servicios humildes y solidarios, en beneficio de la humanidad como consecutividad histórica del ideario martiano para mostrar la formación integral de nuestros galenos como dignos defensores de ¨nuestra América¨ y de la vida, capaces de vencer la  muerte en cualquier parte del mundo.

Se aprecia cómo desde su tiempo ya Martí creía y daba un gran valor a la medicina preventiva, para él: "La verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave: la higiene es la verdadera medicina. Más que recomponer los miembros desechos del que cae rebotando por un despeñadero, vale indicar el modo de apartarse de él"(2)

Martí se refirió además a la importancia de precaver y evitar las enfermedades, y no actuar sobre ellas, por eso se actúa sobre el medio, sobre la persona, la familia y la comunidad; en ello se trabaja a diario, y el personal de salud cumple una función importantísima en este aspecto, tanto en las áreas del sector como en los otros niveles de atención médica.

Además, se refirió a la utilización de los medios naturales para no tener que actuar por medios violentos. ¨En prever está todo el arte de salvar ¨y ¨ Salvarse es prever ¨ eran premisas que Martí defendía a todo precio.(1)

De la misma manera y conociendo este pensamiento futurista de José Martí, Fidel ha definido desde los inicios de la Revolución cómo el propósito principal del Sistema de Salud cubano y de cada uno de sus subsistemas y los profesionales que en ellos se desempeñan, el trabajar en pos de una medicina preventiva, en función de evitar que las personas enfermen. Esto se define en sus principales actividades, las referidas a la promoción y la prevención de salud, lo cual tiene una total correspondencia con las ideas planteadas en la inauguración del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas "Victoria de Girón"  en octubre de 1962, etapa en que se iniciaba la formación acelerada de profesionales para dar respuesta al éxodo: "¿Cómo arremete la Revolución contra las enfermedades? Previniendo por medio de la vacunación esos tipos de enfermedades. Y así iremos combatiendo enfermedad por enfermedad, así iremos disminuyendo el número de epidemias, el número de víctimas. Y así se irá cumpliendo el gran propósito de ir pasando de la medicina terapéutica a la preventiva. Es decir evitando que se enfermen los ciudadanos."(7)

José Martí también nos avizoró de cuán importante era tener un conocimiento básico del cuerpo humano y las normas correctas de higiene, ejemplo de ello lo constituye un artículo titulado "Abono: la sangre es un buen abono", publicado en el diario "La América" en agosto de 1883, mientras se encontraba en New York, donde destacó la importancia que tiene la enseñanza de reglas y normas de higiene en las escuelas públicas de nuestras naciones, cuando el niño está en plena formación de sus hábitos y de su carácter. En relación con esto, expresó: "Se dan clases de geografía antigua, de reglas de retórica y de atañerías semejantes en los colegios: pues en su lugar deberían darse cátedras de salud, consejos de higiene, consejos prácticos, enseñanza clara y sencilla del cuerpo humano, sus elementos, sus funciones, los modos de ajustar aquellos a estos, y ceñir estas a aquellos, y economizar las fuerzas, y dirigirlas bien, para que no haya después que repararlas".(11)

La higiene del trabajo, hoy la ergonomía, no escapó a la mente inquisitiva de Martí, y así vemos como este, en su artículo "La exhibición sanitaria", aparecido en el año 1884 en el diario "La América", de Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, escribía lo siguiente: "No se puede ver a un obrero de estas grandes ciudades sin sentir lástima, respeto y cariño. ¡Padecen tanto!, ¡gastan tanta fuerza!, ¡la reparan tan mal!, ¡gozan tan poco! Para comenzar no tenemos tiempo, sino apenas para anunciar cuánto hay de nocivo a la salud y a la inteligencia en ciertos oficios, y el modo en que se puede remediarlo; cuánto es necesario tenerlo en cuenta para evitar catástrofes en las fábricas y en las minas, y para hacer menos ingrato el trabajo en unos y en otras (…) cómo puede ventilarse, sacando de él el aire viciado o destruyendo sus elementos nocivos (...) cómo librarse de unos y otros daños, y cómo proteger los ojos, que tanto sufren en estas labores, y aliviar el calor excesivo".(12)

Pero su genio, visionario como ningún otro, le permitió aportar también a la idea de lo beneficioso que resulta la práctica sistemática del ejercicio físico para alcanzar un óptimo estado de salud. Respecto a ello escribió: "En estos tiempos de ansiedad de espíritu, urge fortalecer el cuerpo que ha de mantenerlo en las ciudades, sobre todo donde el aire es pesado y miasmático, el trabajo excesivo, el placer violento y las causas de fatiga grandes. Se necesita asegurar a los órganos del cuerpo, que todas estas causas empobrecen y lastiman, habitación holgada en un sistema muscular bien desenvuelto, nivelar el ejercicio de todas las facultades para que no ponga en riesgo la vida el ejercicio de una sola, y templar con un sistema saludable la circulación de la sangre, y con la distribución de la fuerza en el empleo de todos los órganos del cuerpo, el peligro de que toda ella se acumule, con el mucho pensar, en el cerebro, y con el mucho sentir, en el corazón y den la muerte". A los niños, sobre todo, es preciso robustecer el cuerpo, a medida que se robustece el espíritu. Bien se sabe lo que dijo el latino: ha de tenerse alma robusta en cuerpo robusto (mens sana in corpore sano)"(13)

El Comandante Fidel Castro también avizoró en la práctica del ejercicio físico una condición plena para el disfrute de una buena salud. Conociendo cuan beneficioso resultaba el ejercicio en la prevención, desarrollo y rehabilitación de la salud, su práctica constituía la única alternativa eficaz para mantener las potencialidades fisiológicas, la capacidad física de trabajo y conservar el estado óptimo de salud. Era la única vía para retardar la aparición de los efectos negativos del envejecimiento y elevar la calidad de vida. Además, constituía un medio para forjar el carácter, la disciplina, la toma de decisiones y el cumplimiento de las reglas, beneficiando así el desenvolvimiento del practicante en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Es por ello, que se da a la tarea de crear un organismo que se encargara de la gestión deportiva, la educación física y la recreación en Cuba, producto de ello crea el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), fundado el 23 de febrero de 1961 en cuya ocasión afirmó:"Todos tienen derecho a la Educación Física, al deporte y la recreación", lo cual queda establecido claramente en el Artículo 52 de la Constitución de la República de Cubana.(14)

En relación con la práctica de la Medicina, o sea, la atención médica que se brinda a quienes demandan un servicio, Martí escribió los siguientes versos: “Vino el médico amarillo a darme su medicina, con una mano cetrina y la otra en el bolsillo...Yo tengo allá en el rincón a un médico que no manca con una mano muy blanca y otra mano al corazón…”(2)

Nada más elocuente que esta concepción de Martí en relación con la ética médica. En ella él nos habla, con todo su fervor patriótico, de las diferencias entre el médico que ejerce la profesión de forma mercantilista, que con una mano verde amarillenta, melancólica, viene a dar su medicina, teniendo la otra extendida para pedir el dinero (la mano en el bolsillo) y por otro lado contrapone la verdadera medicina revolucionaria, humanista, solidaria, que no hace daño (no manca), con una mano blanca (encarna la pureza) y se lleva la otra al corazón, indicando la nobleza de espíritu y el desinterés con que brinda sus servicios. ¨Los médicos deberían tener siempre llena de besos las manos¨(15)

Al final de su existencia, en las últimas páginas de su extraordinaria obra escrita dejaba a todos los médicos cubanos una máxima recomendación: “curar con el milagro del yodo”, que quiere decir con la mejor medicina y con el cariño, la más alta expresión de la sensibilidad humana.(16)

Esta máxima de Martí se constata en la sólida formación humanista y solidaria de las nuevas generaciones de profesionales de la Salud, formados por la Revolución en el marco de la medicina revolucionaria liderada por nuestro Comandante en Jefe, como consecutividad histórica del legado del Apóstol, donde priman como principios medulares el altruismo, el desinterés, el amor hacia los pacientes, la ética profesional y la solidaridad con todos los que lo necesiten, la cual tiene su máxima expresión en el internacionalismo, que es el sagrado deber  por el cual los profesionales de la salud en esta nación hacen realidad los principios legados por Martí y Fidel.

Sirva este trabajo, así como la labor sistemática y abnegada en el campo de la Medicina y la Salud de los profesionales de la salud cubanos, como un sentido homenaje al eterno líder de la Revolución cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro, como legado histórico imprescindible de la obra del Apóstol resumido en el más sagrado valor, el internacionalismo proletario,bajo la máxima martiana “Patria es Humanidad”.

 

CONCLUSIONES

Fidel Castro constituye el líder indiscutible de las esenciales estrategias para las transformaciones del  Sistema Nacional de Salud en Cuba,  sustentando sobre las sólidas bases de la gratuidad, igualdad y solidaridad de la medicina cubana revolucionaria, cuya máxima expresión lo constituye el internacionalismo proletario, tomando como paradigma el pensamiento revolucionario martiano como legado histórico en el campo de la Medicina y la Salud.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1- Valdés Galarraga R. Diccionario del pensamiento martiano. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 2002.

2- Toledo Curbelo GJ. El pensamiento preventivista en José Martí. Facultad de Ciencias Médicas 10 de Octubre. La Habana: Facultad de Ciencias Médicas 10 de Octubre; 2005.

3- Martí Pérez J. Obras Completas. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1975.

4- Castro Ruz F. Alegato “La Historia me Absolverá”. Programa del Moncada. La Habana: Ediciones Políticas/Editorial de Ciencias Sociales; 1973.

5- Localización de Información y Salud [Internet]. Programa Nacional de Atención Materno Infantil. 1999. La Habana: MINSAP; 1999 [citado 12 Mar 2011]. Disponible en: http://liscuba.sld.cu/index.php?P=FullRecord&ID=5254

6- Castro Ruz F. Discurso en el acto de inauguración del Combinado Textil "Celia Sánchez Manduley" en Santiago de Cuba el 27 de julio de 1983. Granma. 1983 julio 27:4-6.

7- Castro Ruz F. Discurso de constitución del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”. Granma. 1962 octubre 18: 2.

8- Castro Ruz F. Discurso de constitución Destacamento Carlos J. Finlay. Santiago de Cuba: Ediciones Oriente; 1982.

9- Rojas Ochoa F. Situación, sistema y recursos humanos en salud para el desarrollo en Cuba. Rev Cubana Salud Pública  [Internet]. 2003  Jun [citado 12 Mar 2011];29(2):157-169. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662003000200011&lng=es

10- Suárez Lezcano J, Rodríguez Moreno AL. Apuntes del pensamiento de Fidel Castro sobre la Salud Pública en América Latina. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 2009.

11- Abono. La sangre es un buen abono. Diario "La América". T8. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1991.

12- La exhibición sanitaria. Diario "La América" en 1884. T8. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1991.

13- INDER. Reflexiones sobre la práctica de ejercicios físicos. La Habana: Editorial Lex; 1953.

14- Alonso López RF. La Medicina Deportiva en el Entrenamiento Deportivo. Desentrenamiento Deportivo: teoría o hipótesis. Revista Digital Buenos Aires [Internet]. 2000 [citado 12 Mar 2011];5(25). Disponible en: http://www.efdeportes.com/efd25b/desentr.htm

15- Peña Manso C. Reflexiones de José Martí sobre Medicina y salud. Rev Cubana Enfermer  [Internet]. 2005  Abr [citado 12 Mar 2011];21(1):1-1. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03192005000100012&lng=es

16- Carbonell Rivero N. Martí. Carne y espíritu. La Habana: Imp. Seoane, Fernández y Cía; 1952.

 

 

Recibido: 20 de marzo de 2017.
Aprobado: 27 de marzo de 2017.

 

 

María Elena del Huerto Marimón. Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Matanzas. Carretera Central Km102. Correo electrónico: mariahuerto@infomed.sld.cu

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