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Revista Médica Electrónica

versión On-line ISSN 1684-1824

Rev.Med.Electrón. vol.40 no.2 Matanzas mar.-abr. 2018

 

ARTÍCULO HISTÓRICO

 

Juan Guiteras Gener y Carlos de la Torre Huerta. Dos científicos nacidos en la Calle Río de la ciudad de  Matanzas

 

Juan Guiteras Gener y Carlos de la Torre Huerta. Two scientifics born on  Río  Street, city of  Matanzas

 

 

Dr. Abel Iván Semper González, Dra. Zunay de Jesús Sánchez Cepero, MSc. Eneida Secada Cárdenas, Lic. José Ramón González Pérez, Lic. Hilda Peña Guerrero, Lic. Velgis Cardero Garcé

Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Matanzas, Cuba.

 

 


RESUMEN

La vida de personalidades científicas es parte de la historia de las ciencias. En Cuba se ha postulado la existencia de una ciencia nacional desde la colonia.  La dirección fundamental de la existencia personal está influida por experiencias de los primeros años, dadas por el ambiente en que se desarrolla la personalidad. Las condiciones en determinados momentos históricos permiten el desarrollo de personalidades destacadas, lo que pudiera contraponerse a coincidencias históricas. En la década de 1850 vieron la luz en la calle Rio, en  Matanzas,  dos figuras trascendentales: los doctores Carlos de la Torre Huerta y Juan Guiteras Gener destacados, en malacología y zoología el primero, y en patología médica, entomología y salud pública el segundo. Se exponen elementos comunes entre ambos, como cercanía en momento y lugar de nacimiento, estudios en el colegio “La Empresa”, ser hijos de profesores del mismo; estar titulados en medicina y tener conocimientos en ciencias naturales y pedagógicas, entre otros que influyeron en sus actitudes y logros.

Palabras clave: historia local, Carlos de la Torre y Huerta, Juan Guiteras Gener.


ABSTRACT

The life of scientific personalities is part of the history of the sciences. The existence of a national science has been postulated in Cuba since the colonial period. The main direction of the personal existence is influenced by the experience of the first years, given by the environment in which the personality develops.  The conditions in different historical moments allow the development of outstanding personalities, a phenomena that could be in opposition to historical coincidences.  In the decade of 1850, two transcendental figures were born on Rio Street, in Matanzas: the doctors Carlos de la Torre y Huerta y Juan Guiteras Gener, both distinguished, in malacology and zoology the first, and in medical pathology, entomology and public health the second.  Several commons elements of both of them are exposed, like nearness of birth date and place, studies in the college “La Empresa”, being sons of professors of the same college, being graduated as doctors, and having knowledge on natural and pedagogical sciences, among others factors that influenced their attitudes and achievements.  

Key words: local history, Carlos de la Torre y Huerta, Juan Guiteras Gener.


 

 

INTRODUCCIÓN

La vida de las grandes personalidades de la ciencia no constituye un repertorio de hechos aislados; es parte integrante de la historia del movimiento científico de un país e incluso de determinadas zonas o   ciudades. En Cuba el análisis histórico de vidas y obras de algunas de estas ha permitido evaluar la existencia de una ciencia nacional desde el periodo colonial.1 

La dirección fundamental de la existencia de una persona está influida de manera marcada por las experiencias tempranas, fundamentalmente en los primeros años de vida.2 Esto permite afirmar que el desarrollo posterior de la personalidad está en relación con los elementos que conforman el ambiente de este periodo de la vida, tanto lo familiar, la escuela como el orden social en general.

Con cierta frecuencia en la historia se observan las llamadas coincidencias, pero también condiciones socioeconómicas y sociales favorables al desarrollo de personalidades en ámbitos cercanos del quehacer humano han generado más de una figura en el mismo país, región o ciudad. En el caso que nos ocupa es notable que se ponen de manifiesto elementos comunes en la biografía de dos científicos matanceros que hacen reflexionar en relación a las condiciones citadas para que dos personas que vieron la luz en la calle Río de la ciudad de Matanzas en la década de 1850 con pocos años de diferencia, alcancen relevancia nacional e internacional en el campo de las ciencias médicas y naturales.

Los autores, motivados por la importancia de rendir merecido homenaje, así como divulgar la vida y obra de las figuras de la historia científica y especialmente por la importancia de destacar estos aspectos desde la historia local, han   pretendido esbozar un paralelo entre la formación de ambas figuras desde su entorno en la infancia y primera juventud con las actitudes y logros que han condicionado su relevancia posterior.

Matanzas siglo XIX. Economía, educación y cultura

Para la segunda mitad del siglo XIX, a Matanzas le correspondía el 37 % de las instalaciones azucareras de la región occidental y el 29,3 % de las del país, con una producción que representaba el 55,6 % de la colonia, lo que representaba un gran despegue económico.3,4

La cultura alcanza, en la Matanzas de la época, su máximo esplendor, siendo la ciudad cabecera el territorio fundamental. Se editan periódicos, libros y folletos. José Jacinto Milanés había brillado y se había eclipsado su genio.5 Se fundan instituciones culturales (Liceo Artístico y Literario de Matanzas, 13 de febrero de 1859) e incluso se celebran concursos literarios. (Juegos Florales, desde 1861 en adelante).3 Con respecto a la educación, funcionaba el colegio “La Empresa”, que ejerció una influencia decisiva en la formación de la juventud criolla matancera, no solamente con una refinada cultura, sino también por el amor patrio que inculcaba a sus educandos. Fue en este colegio, hasta su clausura por parte de las autoridades españolas por considerarlo un foco independentista, donde estudiaron muchos jóvenes matanceros de la época entre ellos los que ocupan a los autores en este artículo.3

 

DESARROLLO

Calle Rio (Tello Lamar)

Se extiende de este a oeste, desde la Plaza de la Vigía, centro fundacional de la ciudad de Matanzas, hasta las alturas que lindan con el reparto Naranjal Norte, paralela a las calles hoy denominadas o conocidas como Narváez, Medio, Contreras y la que a partir de 1909 se llama Milanés en honor al insigne poeta José Jacinto Milanés y antes se llamó Gelabert.3

En el trazado original de Matanzas, ciudad neoclásica por excelencia, las calles principales confluyen al extremo de La Vigía hacia la bahía y en disposición triangular se abre hacia el este, remontando el curso de los ríos San Juan y Yumurí.

En el siglo XIX, en esta calle  estaban en su mejor momento grandes casas-almacén, con fondo a la calle Narváez y al rio San Juan para el embarque directo de los productos de la industria azucarera, que fueron hogar de ilustres familias y dieron como fruto a destacados ciudadanos y científicos.6

A la calle Rio desde los primeros años de la República se le denominó calle Tello Lamar en honor a José Eleuterio Simón de Lamar y Varela, joven antiesclavista matancero que también había estudiado en el colegio La Empresa y fue fusilado por las autoridades españolas en 1969 al ser descubierta una conspiración antiesclavista a la que estaba vinculado.

Carlos de la Torre Huerta.

Malacólogo y zoólogo. Eminente investigador y profesor universitario, discípulo de Felipe Poey.

Nació en Matanzas, Cuba, el 15 de mayo de 1858 en el número 37 de la calle Río y falleció en La Habana, Cuba, el 19 de febrero de 1950. Estudió sus primeras letras en el Colegio “La Empresa”, de Matanzas, donde su padre, Don Bernabé de la Torre y Fernández, era profesor. El nombre de su progenitora fue Doña Rosa de la Huerta y Roque.

En su primera juventud entró en contacto con el afamado catedrático de Zoología, Felipe Poey Aloy, y realizó sus primeras incursiones en la Malacología.

Fue maestro y profesor universitario, licenciado (1881) y doctor (1883) en Ciencias Naturales, político en diferentes etapas de la República, decano (1920) y rector (1921) de la Universidad de La Habana. Doctor en Farmacia (1921), Doctor en Medicina (1922). Miembro técnico del Instituto Finlay y director de su Departamento de Biología, (1935). Se considera como uno de los fundadores de la ciencia pedagógica cubana.

Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1889) y Socio de Mérito de la misma (1910).

Mantuvo una actitud de cooperación con actividades revolucionarias independentistas y gozó de la amistad de Máximo Gómez. Estuvo vinculado a la política republicana, pero desde posiciones dignas como fue la oposición a la dictadura machadista.4

Juan Guiteras Gener
 
Nació en Matanzas, el 4 de enero de 1852 y en esa ciudad falleció el 28 de octubre 1925. Fue médico experto en patología, higienista, epidemiólogo, en general lo que a inicios del siglo XX se diría sanitarista y en la actualidad salubrista, además de entomólogo en el campo de las Ciencias Naturales, y pedagogo. Es considerado el padre de la parasitología médica nacional. Fue un cubano digno y patriota que a pesar de haber vivido 30 años en los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), donde se graduó como médico y se convirtió en autoridad de la Medicina y la Medicina Tropical, supo estar siempre al lado de su Patria y no vaciló en regresar definitivamente (1900) y ponerse al servicio de la Sanidad Médica cubana, la que ayudó a constituir.7-11

Fue hijo de Eusebio Guiteras y Font, escritor y traductor, y de Josefina Gener y Puñales, ambos primos.

Estudió en el colegio matancero “La Empresa”, fundado por su tío Antonio Guiteras Font, y del cual también fue director su padre.

Por forzado exilio político familiar, emigra a EE.UU. (1869) y se gradúa en la Universidad de Filadelfia como Doctor en Medicina y Filosofía (1873). Allí años antes se graduó Carlos Juan Finlay y Barrés, personalidad cimera de la Medicina cubana, a cuya memoria estará siempre ligado.

De 1873 a 1879, y hasta 1889, ocupó diferentes responsabilidades asistenciales y docentes en EE.UU. Fue designado por el gobierno de los EE.UU., conjuntamente con los doctores Stanford E. Chaille y J.M. Sternberg - con la participación del joven doctor Rudolph Matas- (7,8) para estudiar la fiebre amarilla en Cuba (1879), ocasión en que conoce a Finlay.

Desde 1900 ocupó la cátedra de Patología y Enfermedades Tropicales de la Universidad de La Habana. Fue fundador de la Organización Panamericana de la Salud (1902), y miembro de su Consejo Directivo durante veinte años.8,9

Ingresó como miembro a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1907). Como experto en Fiebre Amarilla realizó periplos por más de diez países de América y África.

Admirador y colaborador del Dr. Finlay, le sustituyó en la Junta de Sanidad, donde pronto se convirtió en un valladar infranqueable frente a las exigencias foráneas.

A los 70 años se retiró y fijó residencia en Matanzas (1922), en la finca San Agustín, 12 kilómetros al oeste de la ciudad. Fue el primer presidente de la Federación Médica de Cuba. Falleció en su ciudad natal el 28 de octubre de 1925.10

Elementos comunes:

Ambos nacieron en la misma ciudad y calle y en la misma década, en una ciudad próspera y con desarrollo educacional y cultural.

Ambos estudiaron en el colegio “La Empresa” y sus padres eran maestros en el mismo, lo que sin dudas influyó en sus   experiencias de vida más tempranas.

Ambos, desde su pensamiento y actuar, contribuyeron a la independencia de Cuba y a la nacionalidad cubana.

Ambos cosecharon resultados académicos en Cuba y el extranjero, y regresaron a Cuba tras el fin de la etapa colonial.

Ambos ostentaron títulos de Doctor en Medicina y dominaron las ciencias naturales, además de ocupar cargos administrativos: Carlos de la Torre en la Administración Pública, la política nacional y en la Universidad de la Habana y Juan Guiteras en la Administración de Sanidad.

 

CONCLUSIONES

En la Matanzas de la década de 1850 existían condiciones que permitieron el desarrollo de figuras de la talla de los reseñados. Tanto Carlos de la Torre como Juan Guiteras Gener, con elementos comunes: alcanzaron los más altos niveles de desarrollo en las ciencias médicas y naturales y en el compromiso con su tiempo.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1- García Blanco R. Panorama de la historia de la ciencia en Cuba.  En: García Blanco R, editor. Cien figuras de la ciencia en Cuba. La Habana: Editorial Científico Técnica; 2002. p.23 -72.

2- Roca Perara MA. Psicología clínica. Una mirada desde la salud humana. La Habana: Editorial Félix Varela; 2013.  

3- Secada Cárdenas E, Cárdenas González CZ, Secada Cárdenas L, et al. Un acercamiento a la labor científica de Carlos de la Torre y Huerta. Rev Méd Electrónica [Internet]. 2015 [citado 3 Nov 2017];37(3) Disponible en: http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/1292

4- Síntesis histórica provincial. Matanzas. La Habana: Editora Historia; 2015.p. 102.  

5- Martínez Carmenate U. Milanés las cuerdas de oro. Matanzas: Ediciones Matanzas; 2013.p. 254-75.  

6- García Santana A, Larammendi J. La Atenas de Cuba. Ciudad de Guatemala: Ediciones Polymita; 2009.p.54-73.

7- Ferreira Moreno V. Juan Guiteras Gener, en el nonagésimo aniversario de su fallecimiento. Rev Méd Electrón [Internet]. 2016 [citado 3 Nov 2017];38(4). Disponible en: http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/1705

8- Semper González A, Sánchez Cepero Z, Salabert Tortolo I, et al. Rudolph Matas: cirujano vascular, profesor y digno finlaísta. Revista Médica Electrónica [Internet]. 2017 [citado 3 Nov 2017]; 39(Supl.1). Disponible en: http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/2265 

9- Amaro Cano M. Romay, Finlay y Guiteras, una trilogía de altos valores científicos y morales. Rev Cubana Salud Pública [Internet]. 2001 [citado 10 Sept 2015];27(2). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662001000200007

10- Fernández Morín J, Báez Pérez EG. El finlaísmo en el Dr. Juan Guiteras Gener. Rev Méd Electrón [Internet]. 2010 [citado 10 Sept 2015];32(6). Disponible en: http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20medica/ano%202010/vol6%202010/suplemento1vol62010/tema01.htm

11- López Sánchez J. Finlay. El hombre y la verdad científica. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1987. p.359-60.

 

 

Recibido: 3/11/17
Aprobado: 19/3/18

 

 

Abel Iván Semper González. Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Carretera Central Km.101.Matanzas. Correo electrónico: semper.mtz@infomed.sld.cu

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