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Revista Médica Electrónica

versión On-line ISSN 1684-1824

Rev.Med.Electrón. vol.41 no.5 Matanzas sept.-oct. 2019  Epub 31-Oct-2019

 

Artículo De Opinión

Cómo valorar la supuesta crisis de valores en Cuba. ¿Existe realmente la crisis?

How to assess the supposed crisis of values in Cuba. Does the crisis really exist?

Dr. Tomás Enrique Toledo Martínez1  * 

Lic. Miglan de la Hoz Sánchez1 

Dra. Caridad Castañeda Gueimonde1 

1 Hospital Universitario Comandante Faustino Pérez.Matanzas, Cuba.

RESUMEN

La valoración de las complejas relaciones sociales e intergeneracionales constituye un derecho de cada individuo en tanto sujeto pensante y con capacidad para ello. Son muchas las aristas de este tema y los puntos de vista que suscita en la sociedad cubana actual el tratamiento del mismo, que por demás es interesantísimo y lo han abordado personalidades académicas, intelectuales, cuadros de dirección y simples ciudadanos; es que en ello va un sentido de vida y la necesidad de retomar andares atribulados por causas diversas. A ninguna persona, con un poco de sentido común y preocupación por nuestro futuro, le es ajena esta temática. ¿Cómo ve la sociedad cubana actual este fenómeno social y en qué contexto se produce esta situación? ¿Cuáles son las tendencias y quiénes participan más en ellas? ¿Quiénes la piensan científicamente? Sobre este tema estaremos tratando en el presente artículo. Perseguimos estimular el análisis y que cada cual asuma una posición que le permita cuando menos desarrollar elementos que le posibilite trabajar en el sentido que considere mejor.

Palabras clave: Valores; ética; sociedad

SUMMARY

The assessment of the complex social and intergenerational relations is a right for each individual, as thinking subject with ability for that. This theme has many sides and its treatment have motivated many points of view in the current Cuban society. Otherwise it is very interesting and has been approached by academic personalities, intelligentsia, managers and simple citizens; it is that it includes a life sense and the necessity of retaking paths affected by different causes. The theme should not be strange for any person with common sense and concern for our country. How does current Cuban society look at this social phenomena and what is the context the situation takes place in? Which are the tendencies and who takes part more in them? Who think on them scientifically? The current article deals with this theme. It pretends to inspire the analysis, and the assumption of a position allowing to develop, at least, elements facilitating work in the best considered sense.

Key words: values; ethics; society

Introducción

Todas las sociedades, desde los primeros esbozos de vida social realizados por el hombre, han desarrollado proyectos de cómo conducir su sociedad y ese proyecto en términos de valores puede significar una definición de qué valores desarrollarán para educar a esa sociedad, qué predominará, pues lo que esa sociedad se trace como objetivo y como proyecto, lo que es lo mismo que decir lo que la sociedad quiere ser y como quieren que sea. La sociedad norteamericana contemporánea, por ejemplo, ha sido construida sobre el valor individualismo, sobre él ha construido su cultura,1 allí ese es un valor y de los más positivos, para otros es un antivalor y en ese contexto hay que ver el problema en su complejidad.

Teóricamente hablando, los valores son formaciones complejas de la subjetividad humana, presentan un fuerte contenido moral y determinan la actitud de una persona ante su realidad en sus relaciones con otras, sirviéndole como patrón para valorarse a sí misma.1

Desde edades tempranas se comienzan a formar estos patrones de comportamiento que son tan importantes como parte de los rasgos de la personalidad, como valor, representa una convicción para que realmente regule nuestra conducta ante una realidad presente.

Los valores tienen un condicionamiento sociohistórico, por tanto, habría que decir que no es un problema nuevo y sí una cuestión global. Dado que hay una crisis económica mundial tiene una expresión social, porque la superestructura, de la que forman parte los valores, tienen una dependencia de la base económica.1

La definición de valor, tal y como se ha planteado en este artículo, es relativamente nueva. El valor como concepto siempre se atribuyó al valor como acto de heroísmo y al valor que algún producto tiene intrínsecamente, es por ello que en el plano sicológico y filosófico no se haya definido hasta hace relativamente poco tiempo.

Actualmente, se ha manejado una tendencia que explica en parte lo que está ocurriendo en Cuba hoy y se refiere a la diversidad de esta sociedad a partir del triunfo de la Revolución, que sin duda alguna, barrió (a juicio de Mario Coyula deforestó la sociedad) las bases mismas a favor de cambios radicales en la cosmovisión y su propia composición. De esta manera, los valores son cambiantes, en la medida en que los factores con los que interactúan cambian. A partir de la instrucción que ha recibido la sociedad cubana, y que no se dice educación, se ha producido esa diversidad. Así por ejemplo, existe diversidad en las maneras de ver y construir la vida, la moralidad, y de apreciar el mundo, lo que produce desarreglos en la presencia e intensidad de los valores que se requieren afianzar con mayor intensidad hoy en día. Estos valores son muy distintos a los de otros momentos de la propia sociedad cubana de antes del triunfo de la revolución e incluso de esta, hasta la década de los años 80 donde la situación económica era diferente a la de ahora.

Una crisis no tiene, necesariamente, una implicación negativa. La crisis de valores es tan vieja como el ser humano, es imprescindible, es eterna, es inevitable, y debemos saludarla,1 de ella se deriva el desarrollo necesario a cualquier proceso social y su interpretación, como parte de la evolución, es parte de su solución. Los jóvenes por lo general han sido y son protagonistas de esta evolución y no son todos, siempre hay una vanguardia que no es la mayoría, pero sí quienes condicionan los cambios que arrastran al resto.

Estos cambios en esta sociedad han estado ocurriendo como consecuencia de otros, relacionados con las dificultades económicas que afrontamos sobre todo desde principios de la década de los 90 en lo que se ha llamado Periodo Especial. Durante este proceso el país tuvo que remontar dificultades y carencias muy serias que modificaron la relativa estabilidad de la que disfrutábamos. Estos problemas trascendieron a todo el conjunto de la sociedad que tuvo que modificar formas de vivir, debido a la insolvencia del salario, la afectación tácita del salario real y con ello la cada vez más difícil supervivencia para la familia. Asimismo, comportamientos totalmente fuera de estas costumbres y tradiciones cubanas fueron incorporándose a la vida diaria, mostrando la peor cara de una sociedad, que mal conducida, optó por recibir lo que le daban casi igualitariamente y se desvió de los causes más elementales de la ética y la convivencia social.

Frei Betto,2 refiriéndose a los prejuicios, desmontaba las teorías maltusianas y de Spencer, que sostenían la idea de la desigualdad como natural, debido a la selección natural, donde los más aptos sobrevivían a los menos aptos, de manera que demostraba que los prejuicios y las discriminaciones no nacen de la naturaleza, sino que brotan de nuestras cabezas y contaminan nuestras almas.

Para los cubanos las contaminaciones vinieron de la mano de las insuficiencias económicas y de la falta de visión de desarrollo y ahora las determinantes sociales inciden negativamente en determinadas regiones del país menos favorecidas en desarrollo que otras. Estas situaciones gestaron desplazamientos poblacionales motivados por la falta de oportunidades para muchos y conductas éticas deplorables.

Según Leonardo Boff,3 presupuestos equivocados han provocado la actual crisis mundial y están referidos a los fundamentos que sustentan nuestra forma de habitar y organizar el planeta. Esa crisis nos implica a todos y si seguimos afectando el medio ambiente, una situación de caos tendremos más temprano que tarde.

Discusión

Como se ha podido observar, el tema de los valores tiene diferentes criterios valorativos que van desde el más crítico de ellos hasta otros que no lo son tanto. En esta sociedad, sin duda alguna, se han creado las condiciones para que se modifiquen determinados valores y otros se consoliden, debido a la fragmentación ocurrida y continuada a partir de los cambios por los que esta ha transitado.

Con respecto al tema, la profesora Graciela Pogolotti.4 plantea que “cada sociedad construye su tabla de valores, indispensable para el bienestar de cada uno de sus miembros”. Con esta idea se enfatiza en lo indispensable de los valores para el bienestar de todos y, en ese sentido, observa que la escuela es el primer ámbito fuera de la familia con la que el niño socializa en términos tácitos. Es por ello que la escuela tiene un lugar preponderante en la formación de los valores necesarios, que deben estar bien definidos y enlazados con aprender a compartir lo propio y cuidar lo ajeno. El sector educacional debe ser exquisito en la conservación y preservación del patrimonio escolar pues en ese espejo se ven los estudiantes.

El programa director de valores de la sociedad cubana actual es un intento loable de rescate de valores, pero todavía insuficiente, pues no se rescatan valores sin regular conductas en un momento donde la deformación tiene alcance social. Israel Rojas,1 en una reciente discusión pública sobre el tema expresó que “todavía en Cuba no hay una crisis terrible, irreparable, lo que no significa que no debamos discutir y debatir en torno a ella porque si nos creemos que no estamos tan mal…”.

En cualquier sociedad esa cuestión es de suma importancia, debido a que es la propia sociedad quien debe garantizar lo que el ciudadano requiere, y en ese ámbito chocamos con el concepto de los paradigmas en que se basa la educación. El individuo tiene que identificarse y comprometerse con los valores que le propone la sociedad, pero más que valores, necesita que se forme con posibilidades de decidir. No se trata de decir: estos son los valores, y ahora te los voy a enseñar; sino, de construir la posibilidad de que el individuo llegue a tener la capacidad de decidir con qué valores se siente verdaderamente identificado y comprometido, y qué significa ese compromiso de cara a su despliegue social. Todo ello depende de la decisión del individuo, quien pasaría a ser el centro de la cuestión. No se trata de romper con una estructura paradigmática sino de construir un individuo totalmente distinto, es probablemente el paradigma de la participación llevado al concepto de formación.

Solo lo que se hace por decisión propia nos compromete realmente. Para llegar a un análisis crítico del tema se requiere partir desde un punto fundamental en la evolución humana, teniendo en cuenta la pirámide de necesidades.

El hombre se proyecta a través de la satisfacción de sus necesidades fundamentales, lo que diferencia tal conducta es precisamente la jerarquía individual de estas necesidades. Siempre que se habla de crisis, nos referimos al momento de asimilación de nuevas formaciones en la personalidad, confrontándolas con otras ya adquiridas en etapas anteriores. Por tanto, si los valores están definidos ya, ¿estamos esperando una reconceptualización de estos? André Malraux,5 sostuvo que la vida, especialmente la juventud, es un mercado de valores, y hay quienes no compran nada.

La moral socialista se basa en la honradez con que se asuma, se administre y se defienda la propiedad social, no en los frustrantes melindres de la moralina, que sataniza el uso de las entrepiernas y es harto propensa a las simulaciones.5

Los valores se anulan cuando se reducen a frases, sean consignas políticas o postulados supuestamente científicos, o religiosos. Sustitúyase en ella hombre por ser humano, y será irrebatible: “El valor más permanente en el ser humano es el valor”. De este depende la robustez de todos los demás que se tenga o se quiera tener.5

“Necesitamos una sociedad activa, donde no haya tolerancia ante lo mal hecho; una sociedad donde no haya impunidad para la corrupción, para el delito, para la indisciplina; una sociedad donde no se contemplen los fenómenos sin reaccionar, sin actuar; una sociedad que se mueva más, que accione más”.6

Los valores se viven antes de conocerlos, están determinados por una historicidad y un condicionamiento social.7

Que los jóvenes de ahora están perdidos es algo que se ha dicho siempre, sin razón. Los jóvenes, que “piensan necesariamente en su porvenir, en encontrar un sentido a la vida, una posibilidad de participación en el debate actual y no encuentran los espacios, y tienen la energía que nosotros ya no tenemos. Los jóvenes tienen que hacer obra, trabajar, porque trabajando es como surgen las ideas”.8

Fernández Retamar R.9 en un largo artículo publicado recientemente realiza un profundo análisis de las causas que originaron la compleja situación actual, relaciona situaciones, que de manera directa, crearon la misma y atribuye esencialmente a errores de conducción de la sociedad la falta de credibilidad de una buena parte de la sociedad entre los cuales predomina el sector más joven.

“La pérdida de valores morales en la sociedad cubana que, sin dudas, hoy reviste un carácter, además de generacional también progresivo, a mi juicio pudiera tener su origen más lejano y profundo en las consecuencias de la violación continuada del ya aludido en anteriores trabajos principio de distribución socialista: “De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”. Este hecho junto con el propósito declarado en su momento de que se construirían juntos el socialismo y el comunismo en Cuba, traducido en el incremento desmesurado de las regalías y gratuidades como parte de esa política utópica, coadyuvó a desacreditar el discurso oficial a los ojos de quienes no tenían como dar solución a sus problemas materiales acumulados a la vez que acentuaba los problemas económicos por desestímulo de las fuerzas productivas y enfocaba en el estado paternalista y sus recursos la solución a estos, desviando los recursos como única opción de solución.

Los más jóvenes observaron a sus padres buscar opciones alternativas a la insolvencia del salario que no siempre fue dentro de la legalidad. Este resquebrajamiento de la moral erosionó la exigencia, el control y la aplicación de la legalidad y, en consecuencia, la disciplina laboral y la social dejaron de ser materias importantes para las personas. En la misma medida en que el salario no alcanzaba para satisfacer las necesidades, situación que se agravaba con la inflación que producía la baja productividad del trabajo, crecía el desinterés por el vínculo laboral con el estado, única opción para obtener un empleo legal. De esta forma, aumentaba la tendencia, sobre todo en las personas jóvenes, a emplearse en los nacientes y cada vez más lucrativos sectores privados marginales, abastecidos básicamente con los productos sustraídos al estado. Esta situación generó una tendencia cada vez más creciente por obtener dinero fácil, en lo que se comprueba la consecuencia negativa de otro error cometido en los inicios de la Revolución por no habernos percatado a tiempo de la necesidad de mantener durante el período de tránsito del capitalismo al socialismo, junto a la estatalización de los medios fundamentales de producción, la pequeña y mediana propiedad privada, así como el no haber desarrollado la propiedad cooperativa en todas las áreas de la economía nacional, todas ellas como vías transitorias entre la propiedad capitalista y la futura propiedad social socialista.

Otra tendencia hija de esta situación fue la apatía por estudiar carreras universitarias, pues estas no producían beneficios salariales y por tanto no daban solución a los problemas económicos de las familias. Estas formas de pensar llevan a reforzar el valor individualismo en algunas capas de la sociedad, ajeno totalmente al ideal revolucionario pero a la vez presente en las jóvenes generaciones.

Estos fenómenos ocurren en toda la sociedad pues todos padecen las insuficiencias y es así como se generalizan, aparecen las insuficiencias e ineficacia del sistema educacional y la insuficiencia el trabajo político-ideológico en escuelas, comunidades y centros laborales, siendo cada vez más formal, dogmático, esquemático, rutinario y vacío, incapaz de llegar a la conciencia de los jóvenes con razones convincentes. Los valores que intentaron inculcarles por medio de repetición en la escuela y a través de dichas organizaciones de masas y del discurso oficial, no prendieron en las conciencias, pues casi siempre quienes se los exigían no eran ejemplo de lo que profesaban y, por tanto, tales supuestos valores, hoy por hoy, no significan nada para casi nadie.

El sistema educacional centró su exigencia en la promoción, donde se debilitó la formación formal y estética. De esta manera, desaparecieron asignaturas como Moral y Cívica por considerarse innecesarias en el nuevo contexto donde se dio por sentado el cambio de mentalidad que en realidad no se produjo y que lleva un tiempo en el que a menudo coexisten ambas mentalidades hasta que el pensamiento capitalista va desapareciendo y una nueva mentalidad ocupa su lugar.

En todo este complejo contexto influye el bloqueo económico norteamericano donde el enemigo penetra ideológicamente con sus mecanismos en un mundo interconectado y siembra su semilla en la consciencia de los jóvenes y de quienes no lo son tanto.

López Bombino LR,10 en la obra El saber ético de ayer a hoy plantea.. “La inculcación de valores, morales en particular, tiende a disminuir la capacidad de independencia individual y la evaluación crítica de las múltiples cuestiones a las que hoy se enfrentan los seres humanos en el decursar de su vida cotidiana y profesional.”

En correspondencia con esta frase se obtiene como moraleja que los valores cuando se inculcan corren el riesgo de no incorporarse a la consciencia del individuo y tiende a afectar la capacidad crítica del mismo sobre la vida cotidiana y los fenómenos a los que se enfrenta. Los valores se incorporan poca a poco desde la familia, la escuela y la sociedad. Los valores morales son el resultado de un largo proceso educativo y de influencias de diversas índoles, que llegan a través del medio familiar, la comunidad, la escuela, los maestros, las normas jurídicas, los órganos de justicia, el estado como tal y sus instituciones y de la sociedad en su conjunto. Los valores al convertirse en profundas convicciones, llegan a formar parte de la conciencia del sujeto de manera lenta, espontánea y voluntariamente; una vez logrado este alto grado de concientización, llegan a condicionar la actuación del individuo hasta autorregularla y regir su actuación cotidiana desde su mundo interior.

Sobre la educación crítica el autor Frei Betto,4 ha escrito en los últimos meses importantes artículos y ha planteado que la educación escolar tiene un papel fundamental en el proceso de transformación social.

La educación crítica es nuestro gran desafío en este mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal. Su principio es no formar meros profesionales calificados, sino ciudadanos y ciudadanas que sean protagonistas de transformaciones sociales.10

La formación de conciencia crítica y protagonismo social es resultado de un proceso pedagógico que debe despertar en los educandos una visión crítica que no se limite a consignas repetitivas, que más que profundizar la razón exacerbe la emoción.

La educación crítica debe oponerse a los valores que enarbola el neoliberalismo que como doctrina coloca antivalores como la competitividad, el poder del consumo, los símbolos de riqueza y poder, la supuesta mano invisible del mercado en contraposición de los de austeridad, solidaridad, honestidad entre otros; pero para lograrlo es necesario acentuar y consolidar los valores que se requieren y estos deben ser consecuencia del proceso que se ha llamado educación crítica , contrario a los procesos que el neoliberalismo promueve y difunde.11,12

Por otra parte, se puede identificar en el mundo actual una crisis de valores dada entre otros ejemplos por los resultados de las agresiones imperialistas en medio oriente, las barbaridades que Israel realiza contra el pueblo Palestino ante los ojos del mundo que poco o nada hacen para evitarla, los secuestros y asesinatos del movimiento Hoko Baram en Nigeria o el Estado Islámico en Túnez, Siria etc., todo ello viola los más elementales valores que deben prevalecer en el comportamiento humano.

De manera general, se han expuesto los puntos de vista de diferentes estudiosos del tema y se han comentado situaciones muy actuales que reflejan de una u otra manera los derroteros de un mundo complejo con amenazas serias a la especie humana y muchísimas cosas por hacer para atenuar y finalmente salvarla de su autodestrucción.

Cuba atraviesa por una crisis de valores que forma parte de una crisis mundial. Sin duda alguna, costará tiempo y esfuerzo su solución, pues está vinculada con complejos procesos sociales que marcan las tendencias de una etapa de decadencia de la formación económica social que predomina en el mundo contemporáneo, ante la cual la única opción es la lucha efectiva desde dentro de la propia sociedad hasta alcanzar una nueva etapa que será significativamente superior.13

Conclusiones

Cuba atraviesa por una crisis de valores que forma parte de una crisis mundial que sin duda alguna costará tiempo y esfuerzo su solución. Está vinculada con complejos procesos sociales que marcan las tendencias de una etapa de decadencia de la formación económica social que predomina en el mundo contemporáneo. La única opción es la lucha efectiva desde dentro de la propia sociedad hasta lograr alcanzar una nueva etapa que será significativamente superior. Resolver las dificultades de la economía es esencial para dar continuidad a la solución de la estabilidad de las familias, la escuela y al verdadero valor del trabajo como fuente de riqueza. Estimular la verdadera educación que produzca hombres con consciencia crítica, capaces de generar valores y conductas éticas que constituyan ejemplos para las generaciones que nos sucederán y continuarán desarrollando un país próspero y moderno.

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*Autor de la correspondencia: ttmartinez.mtz@infomed.sld.cu

Conflictos de interés Los autores declaran que no existen conflictos de interés

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