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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.2 n.3 Ciudad de Camaguey oct.-dic. 2002

 

 

Artículo

 

El Despliegue de la Cultura en la Universidad a partir de diagnóstico inicial.

Culture Development in Higher Education taking as a starting point an initial diagnosis.

 

Autores

 

Juan Miguel Castillo Toledo. Licenciado en Español y Literatura. Profesor Asistente . Instituto Superior de Ciencias Médicas “Carlos J. Finlay”. Carretera Central Oeste e/ Madame Courí y Hospital Provincial. Camagüey 1, Cuba. CP 70100 Ap 144. E.Mail: mmcc@finlay.cmw.sld.cu.

María Mercedes Companionis Cobelo. Licenciada en Español y Literatura. Profesora Asistente.

Zenaida Vicente Portales. Licenciada en Español y Literatura. Profesora Asistente.

Lex Cervera Estrada. Doctor en Medicina. Especialista en II grado de Medicina General Integral. Profesor Asistente.

 

Resumen

En el trabajo se propone el perfeccionamiento del diagnóstico inicial que se les realiza a los estudiantes de nuevo ingreso en las carreras médicas de nuestro Instituto Superior de Ciencia Médicas “Carlos J. Finlay” de Camagüey.

En el trabajo se parte de un problema fundamental: la necesidad de la aplicación del diagnóstico y su concepción como proceso para que los estudiantes puedan enfrentar con éxito el reto de la masificación de la cultura. Además se analiza la importancia que juegan todos los departamentos en la elevación cultural del alumnado, tarea que no sólo compete al departamento de Extensión Universitaria.

Palabras Clave: EDUCACIÓN MÉDICA SUPERIOR/ tendencias.

Introducción

El presente trabajo propone el perfeccionamiento del diagnóstico inicial que se les realiza a los estudiantes de nuevo ingreso en las carreras médicas de nuestro Instituto Superior de Ciencias Médicas “Carlos J. Finlay” de Camagüey.

El diagnóstico ha mantenido su carácter integrador en cuanto a sus propósitos, a través del mismo puede revelarse el estado actual del sujeto en múltiples facetas – incluida la cultural -, pero necesita de una concepción procesual.

Se parte de un problema fundamental: la necesidad de la aplicación del diagnóstico y su concepción como proceso para que los estudiantes puedan enfrentarse con éxito al reto de la masificación de la cultura, reto coyuntural en el devenir cubano actual, y en el que estamos implicados los docentes de todos los niveles, específicamente los que formamos a los futuros profesionales de la salud.

Sobre este tema existen investigaciones que han abordado el papel de la cultura espiritual en cuanto a su extensión y a la imbricación de la misma como parte fundamental de la preparación de los estudiantes. No obstante se hace particularmente necesario analizar no solo el diagnóstico y su incidencia en el trabajo con los jóvenes, sino formularnos lo que podría ser una hipótesis para un trabajo futuro investigativo: si se establece una estrategia a partir del colectivo de año que precise actividades concretas relacionadas con el trabajo cultural, nuestros estudiantes estarán mejor preparados para ser protagonistas en este empeño de elevar la cultura general integral. Esto implica la necesidad de una investigación con métodos teóricos, de análisis, de síntesis, de análisis bibliográficos sobre lo que ya se ha investigado al respecto, procesos inductivos y deductivos.

Consideramos que tan importante es preparar científicamente al alumno como culturalmente para que este sea capaz de influir desde su consultorio en la recepción de todo el devenir cultural de la comunidad en que se desempeñe.

El objetivo fundamental de esta propuesta consiste en demostrar la importancia del diagnóstico en su concepción procesual, y pueden derivarse otros como la precisión de algunas actividades específicas que posibiliten apoyar las propuestas. Debemos preguntarnos si estamos trabajando con los estudiantes de las carreras para que se enfrenten al proceso de la masificación de la cultura. De este posible cuestionamiento pueden derivarse otros, si analizamos el papel que asumen las actividades de Extensión Universitaria del centro en sus aspectos cualitatitvos y cuantitativos. Nuestras consideraciones harán énfasis en la necesidad que nuestros alumnos tienen de una orientación más relevante de la cultura. Los esfuerzos de las Casas de la Cultura, el Centro Provincial del Libro y la Literatura, la Asociación Hermanos Saíz y otras instituciones se reflejan en actividades específicas en las que se evidencia la pobre participación de nuestros estudiantes. Es obvio que existen causas objetivas como la lejanía del centro y la dificultad del transporte y el cúmulo curricular y entre las subjetivas consideramos de mayor relevancia la poca influencia que ejercen los docentes sobre sus alumnos por el desconocimiento del devenir cultural de su entorno.

Desarrollo

El reto al que nos hemos referido en la introducción, es decir, la preparación de los estudiantes del Instituto para enfrentar con éxito el proceso de la masificación de la cultura, demanda un análisis más profundo, un análisis científico desde el punto de vista metodológico del que se derive un conjunto de conocimientos resultante y actividades a realizar. No es posible contraponer arte y ciencia a partir del problema que enfrentamos por que la ciencia puede ser considerada como una de las influencias más poderosas entre las que dan forma a las creencias y actitudes respecto al universo y el hombre. No se trata de negar la ciencia como método, como institución y como tradición acumulativa de conocimientos. Se hace imperativo el aplicar diversos métodos y concepciones metodológicas, establecer una ruptura y apuntar hacía sistemas más apropiado a la naturaleza del problema.

Nuestros estudiantes están inmersos en un mundo en el que las nuevas tecnologías de la comunicación imponen un esfuerzo para aprehender todo el caudal de conocimiento. Las nuevas tecnologías de la comunicación se han impuesto en los finales del pasado siglo y “(...) en el contexto cultural operan y han sido puestos al servicio de la trivialización del intelecto y la degradación de la epistemología. El entretenimiento es la supraideología de la programación televisiva.”(1)

Se hacen evidentes en la praxis actual los esfuerzos de nuestro Estado para llevar al pueblo lo más valioso del arte y la cultura universal y cubana. La programación televisiva incluye el proyecto Universidad Para Todos que puede contribuir al logro de una cultura general e integral por parte de toda la población. Es importante luchar contra lo que Ernest Ficher llamó en su momento la inhibición de un arte socialista por parte de la oposición burocrática. Es obvio que resulta una tarea decisiva actual el presentar la nueva realidad a través de apropiados medios expresivos. Ficher plantea que en la preparación de medios expresivos apropiados se garantiza la entrada de millones de personas en la vida cultural. (2)

La masificación de la cultura tiene como premisa fundamental que las masas sean receptivas de un arte verdadero, mas para que esto se convierta en una realidad debe existir una organización de estructuras que implique sistematización, coordinación entre los distintos sujetos implicados en este empeño. Nuestros estudiantes reciben información a través de los medios tradicionales, pero la contemporaneidad ha impuesto medios que hacen que la información recibida pueda ser recepcionada sin una base sólida para aprehender sus verdaderos valores. Ficher cita una frase del poeta francés André Breton: “una obra de arte solo tiene valor si la atraviesan aires de futuro” (2) y posteriormente explica que el mundo capitalista descubrió las ricas posibilidades del arte como mercancía.

“La tarea mayor de una sociedad socialista, donde el mercado del arte ya no recibe la producción en masa de los especuladores capitalistas, es, por consiguiente, doble: conducir al público hacía al disfrute correcto del arte, es decir, despertar y estimular su comprensión; y acentuar la responsabilidad social del artista.“ (3)

Se prepara en nuestras carreras a los estudiantes para que en su trabajo comunitario conduzcan a sus pacientes hacía el disfrute de la obra artística como forma de la conciencia social; sin embargo juega un papel fundamental la labor de los demás departamentos en la masificación cultural de los alumnos, pues se debe destacar que no toda la matrícula del instituto recibe las orientaciones culturales del departamento de Extensión Universitaria.

Iuri Lotman, en su excelente ensayo Los Estudios Literarios y Artísticos deben ser una ciencia (2) se refiere al estudioso de nuevo tipo como investigador que conjugue un dominio amplio del material empírico con un pensamiento deductivo elaborado por las ciencias exactas y también propone una reflexión sobre la incidencia en los estudiantes de los problemas generales de la semióticas y la cibernética. Lotman no concibe el estudio cerrado, sino en colaboración con otras ciencias. El autor, por otra parte, plantea que el investigador artístico no debe aceptar nunca como una verdad definitiva la interpretación a la que está acostumbrado.

Se debe prestar atención a la problemática de la recepción de la obra artística desde una perspectiva interactuante con la sociedad en algunos casos partir de un enfoque sociológico acerca de la recepción del arte.

Es el colectivo de año el máximo responsable de lo anteriormente expuesto en el sentido que se deriven actividades concretas.

“ Los ideales de las ciencias deben articularse a las más elevadas aspiraciones humanísticas: el trabajo científico debe comprometerse con la causa del desarrollo de nuestros pueblos. La idea de una ciencia por el pueblo y para el pueblo, en antítesis a cualquier enfoque elitista, es inmanente a la ideología que ha alimentado el proyecto revolucionario cubano.“ (4)

El desarrollo al que Cuba aspira debe abarcar todos los ámbitos de la sociedad: político, cultural, ecológico, educacional, sin perder la perspectiva de que es fundamental satisfacer las necesidades básicas de la población.

No existe desarrollo que no abarque todos los ámbitos sociales. Es por esta causa que Jorge Núñez Jover expone que en el interior de este esfuerzo las funciones sociales de la ciencia y la tecnología se multiplican y los compromisos de los actores implicados en ellas se potencian. (4) Los avances científicos y tecnológicos por sí solos no garantizan el progreso, mas en el caso de la sociedad cubana actual que resulta globalmente innovadora se proporcionan diferentes contextos, incluido el educacional y el cultural que favorece el desarrollo de la ciencia y la tecnología a partir de sus potencialidades creadoras.

Nuestro programa de la disciplina en su más amplio sentido necesita incorporar de forma activa las regularidades axiológicas y sociales con una función esclarecedora y orientadora.

“(...) todo país que aspire al desarrollo debe desplegar un sistema científico centrado en sus realidades sociales culturales y tributario del proyecto que adelanta.” (4)

Fidel ha expresado consideraciones importantes sobre la integralidad de la ciencia, ha reiterado que sin ciencia no hay posibilidad para que el ser humano desarrolle sus potencialidades por que es una ley del progreso de la humanidad. Sin un argumento científico sólido no se puede superar la ignorancia. Para Fidel estudiar no es una obligación, sino una necesidad profunda y extraordinaria, verdadera y esencial.

La función de la ciencia se vincula con la adquisición de conocimiento para llegar la verdad a partir de objetividad y rigor. Debemos superar residuos de métodos contemplativos por métodos que vayan al descubrimiento, para llegar a lo que sería lo contemporáneo: la investigación.

“ Por ello es tan difícil ofrecer una caracterización breve y precisa de lo que entendemos por ciencia. Se le puede analizar como sistema de conocimientos que modifica la nuestra visión del mundo real y enriquece nuestra imaginación y nuestra cultura; se le puede comprender como proceso de investigación que permite obtener nuevos conocimientos, los que a su vez ofrecen mayores posibilidades de manipulación de los fenómenos; es posible atender a sus impactos, prácticos y productivos, caracterizándola como fuerza productiva que propicia la transformación del mundo y es fuente de riqueza; la ciencia también se nos presenta como una profesión debidamente institucionalizada, portadora de su propia cultura y con funciones sociales bien identificadas.” (5)

Es innegable que nuestra educación debe ser ininterrumpida porque se enfrenta a un universo de información, de avances científicos y tecnológicos impresionantes. Como profesores de una Universidad Médica tenemos una gran responsabilidad ante un momento histórico que demanda constante superación. Debe entenderse el término superación en un sentido más abarcador. Para que se evidencie una verdadera superación es necesario que esta se asuma con responsabilidad individual, social, y ética, sin la amenaza de las consideraciones burocráticas que solo pueden lastrar tan loable empeño, en el que todos tenemos un lugar preciso. Tanto los profesores como los estudiantes estamos obligados a asumir la superación con interés, partiendo de un esfuerzo individual para que el hábito de la práctica cultural sea una realidad y no una necesidad.

Carlos Rafael Rodríguez, dirigiéndose a profesores universitarios expresó que “el especialista inculto, el especialista ignorante para las otras esferas de las ciencias y de la cultura, deberá en un plazo perentorio quedar eliminado de nuestras sillas profesionales.“(5)

También Carlos Rafael Rodríguez, en un discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 27 de mayo de 1983, en respuesta al otorgamiento por esta institución del título de profesor de Mérito expresó argumentos que mantienen asombrosa vigencia:

“La Universidad tiene presente los requerimientos de la investigación, aunque todavía no podamos ufanarnos de un óptimo resultado de ese campo, pero creo, y lo digo como un deber, que nos falta todavía mucho para que nuestros graduados, al abandonar las aulas de la Universidad, puedan asegurar que tienen una idea clara- como lo reclama Lenin- de “todos los conocimientos modernos” y que no le sean ajenos “ los tesoros de la cultura acumulados por la humanidad.”(5)

Posteriormente expone que al iniciarse La Reforma Universitaria, la Revolución modeló una Universidad nueva, distinta a la que en su tiempo habían tenido José de la Luz y Caballero o Enrique José Varona: ya no se trataba de formar élites burguesas capaces de conducir la nueva nación, sino se pretendía lograr una sociedad colectivista: “Los estudiantes de esa universidad no serían los pocos cientos de blancos privilegiados del momento de Luz ni los miles de los primeros años del siglo.” (5)

No constituye la masificación de la cultura un fenómeno actual a pesar que es actual e imperativo asumirlo. Al respecto plantea Carlos R. Rodríguez en el discurso antes citado: “Fidel descubrió después la perspectiva de una primera universalización de la Universidad, su extensión a todo el país, que le permitiría acoger no solo a decenas sino a centenas de miles de estudiantes. Sabíamos entonces que, para promover esas grandes masas de alumnos universitarios en un país cuya educación secundaria había sido accesible solo a minorías exiguas y en que la educación primaria terminaba para casi todos antes del cuarto grado de enseñanza, era inevitable una revolución educacional, como la que hemos realizado, casi heroicamente. Y la fuente principal para ello estaba en la clase obrera, mantenida hasta entonces en un retraso educacional que sería necesario vencer a saltos, para llevar hasta la educación superior a muchos de sus mejores representantes.” (5)

Es a partir de estas afirmaciones de Carlos Rafael Rodríguez que podemos ejemplificar, o argumentar si se quiere, que el fenómeno actual de la masificación de la cultura no es nuevo, pero sí constituye un cambio cualitativo. El Proyecto Universidad para Todos así lo demuestra, y a la vez niega creadoramente el concepto de una universidad cerrada en sí misma. Y en la década de los 80 Carlos R. Rodríguez planteaba que la apertura de horizontes tenía las condiciones creadas incluso desde las aulas primarias. Luego de definir la cultura como un conjunto de repertorio de ideas y realizaciones, él refiere la necesidad de pronunciársela a nuestra juventud como parte sustancial de su formación:

“No es preciso esforzarse mucho para comprender que no es solo en las costumbres formales de convivencia donde hemos perdido terreno. Esa juventud de admirable y con frecuencia heroica conducta política y de una formación técnica más seria cada día es en la que advertimos sin embargo, a veces, un deplorable comportamiento formal pues adolece, como sustento de la chabacanería que nos disgusta y nos preocupa, de una visión culto-estética, que es el mejor antídoto contra la vulgaridad. Lo que nos proponemos no es fácil, pero tampoco inalcanzable.“ (5)

Resulta de interés lo planteado en este discurso por Carlos R. Rodríguez acerca de lo que él llama estéril metodologismo que constituye un peligro no confundible con la defensa de la metodología como elemento indispensable en la enseñanza: “Solo llegarán a ser verdaderos profesores aquellos que logren actuar a la vez con la mayor libertad en la forma de transmitir sus enseñanzas y con la responsabilidad de hacerlo en los marcos de un programa elaborado y aprobado colectivamente. Ni anarquía ni dogmatismo.” (6)

En el orden de la educación resulta imprescindible aspirar a la formación de estudiantes que se orienten por sí mismos, que crean en lo que ya pasa a formar parte de sus convicciones, y que estas sean producto de la asimilación de los valores más generales a los que aspira todo ser verdaderamente humano. En términos axiológicos nuestros jóvenes deben poseer la capacidad de opción y decisión pero en todo momento deben ser responsables de sus actos.

El diagnóstico inicial no resulta eficaz si desdeña valoraciones en los estudiantes sobre los productos artísticos que han sido parte de su formación general. Y estos productos artísticos a los que nos referimos tienen que ver con todo su entorno cultural. Resulta procedente re(organizar) un sistema de estrategias que en el aspecto de la formación cultural de nuestros estudiantes se encamine a la preparación de estos para asimilar un producto artístico alejado de lo que conceptualmente podríamos llamar Arte.

Este sistema de estrategias podría definirse a partir de un estudio que parta del diagnóstico de los intereses artísticos de los estudiantes, de sus vínculos culturales con la comunidad a la que pertenecen; es imperioso saber las condiciones culturales del entorno familiar, las expectativas del alumno en cuanto a cultura se refiere. Ahora bien para que este diagnóstico resulte debe investigarse también a los profesores, si no conocemos las preferencias y el bagaje cultural y artístico que presentan los docentes para asumir una clase multiplicadora del devenir cultural de la humanidad, no será posible trazar las vías adecuadas para masificar la cultura.

Por años hemos comprobado cuan escasos son los conocimientos de lo mejor de la cultura universal, nacional y local que enriquecen a los estudiantes de nuevo ingreso, mas en ninguna universidad del mundo los programas de las disciplinas específicas pueden resultar suficientes para superar esta carencia. Es, entonces, donde la Extensión Universitaria viene a apoyar de manera sistemática la formación cultural del nuevo profesional, debemos aclarar que de no ser sistemática no fructificaría, puesto que solo con un sistema delineado y continuo se conforman los hábitos, las habilidades apreciativas y el buen gusto estético. Es necesario aclarar que esta labor no puede ser privativa de los llamados departamentos de Extensión Universitaria, pues si bien en ellos se agrupan las disciplinas artísticas, sabemos que el arte es solo una parte de la cultura y que cada disciplina tiene su propia historia cultural enriquecedora con su devenir de la humanidad. Por tanto todo profesor, sea de una u otra disciplina, está obligado a llevarle a sus estudiantes todo el tesoro de su ciencia y a colaborar con los demás en la formación de los educandos.

De lo anteriormente dicho se hace evidente que los docentes tienen que ser estudiosos continuos, observadores continuos y trasmisores continuos de lo mejor de la cultura, y del arte en particular, pues a través del incesante análisis de la obra artística hemos de influir en los gustos y el conocimiento de las generaciones que nos sucederán, sin embargo se hace evidente una pobre participación de nuestros estudiantes y profesores en las actividades culturales de la institución y de la ciudad, por lo que es necesario investigar las causas, y esto debe ser un objetivo del diagnóstico inicial.

La obra artística es un modelo insustituible, pero si el profesor no es conocedor ni de lo menos y de lo más actualizado en el mundo del arte es imposible que pueda influir en el alumnado de forma coherente y creativa, son los profesores portadores de patrones culturales y para ese fin han de prepararse. No puede el docente hacer gala de un apego a estilos desusados, por no decir imitadores de lo peor del arte, de lo vulgar de lo extemporáneo y lo cursi, ni tampoco darse por satisfecho ante la ignorancia artística y cultural. Si los docentes no se dinamizan en el contexto cultural de su entorno, o no asumen la literatura y el arte como proceso actualizante y creador, los esfuerzos resultarán ineficaces. Podría aducirse que no pretendemos formar artistas, pero sí debemos lograr que a partir de las clases y de todas aquellas actividades donde se interrelaciones educados y educadores, nuestros alumnos sean receptores de una sólida cultura

Teniendo en cuenta que la lengua es un proceso eminentemente social y que a través de ella el hombre va dejando su huella, debemos abordar en nuestra exposición, la situación alarmante en el uso de la lengua oral y escrita, aquí también hay una enorme responsabilidad del docente, quien debe enfrentar el desarrollo y el mejoramiento de la comunicación como el despliegue de un acto creador.

La preparación de los textos a utilizar en las clases, en las investigaciones, en los talleres, así como los textos elaborados por los alumnos deben ser vigilados atentamente por el docente. La presencia en otros eventos relacionados con el arte, en las mesas redondas, círculos de lectura, presentación de libros, encuentros con escritores, los cine- debates, recitales, conversatorios, conferencias, peñas literarias, presentaciones teatrales y musicales, deben tener una presencia más sistemática de alumnos y docentes. Esta es una forma de vincular al estudiante con su comunidad y de hacerlo formar parte de un fenómeno social en el que todos estamos inmersos.

Al hacerse nuestra realidad más compleja y rica en facetas, el abordaje metodológico debe reunir una interpretación del fenómeno socio-cultural prefigurada y comprometida en dinamizar las categorías del materialismo histórico y dialéctico ya que las mismas resultan de un innegable valor para interpretar la realidad y transformarla.

Las estrategias que se deriven de una investigación sobre el problema que nos ocupa deberán tener una concreción en actividades sistemáticas en las que se muestre la posible comunicación real entre las diferentes instituciones culturales y los estudiantes de las carreras. El formalismo, como amenaza efectiva, solo podrá eliminarse definitivamente con una concepción del profesor como un promotor cultural de su entorno.

Nos enfrentamos a una masificación de la cultura que tuvo sus antecedentes en el movimiento de aficionados, posteriormente en los llamados once puntos del trabajo comunitario por parte del Ministerio de Cultura. Los instructores de artes y los profesores de la disciplina, que lleva implícito la lengua materna, no son los únicos responsables ante esta democratización de la cultura, en la comunidad el profesor es un sujeto importante para el logro de una cultura general e integral en la población. El alumno y el profesor deben concebir su entorno cultural como un fenómeno inmerso en su carrera.

Las instituciones culturales poseen especialistas que se dedican a la investigación de los fenómenos socio- culturales, es necesario una integración entre estas instituciones y el Instituto para realizar investigaciones que favorezcan el trabajo comunitario, el trabajo cultural.

No se pretende resaltar que las deficiencias en lo relacionado con la asimilación del proceso de masificación de la cultura tengan su origen solo en el trabajo del Instituto, pero debe cuestionarse e investigarse hasta qué punto las instituciones culturales tienen en cuenta a nuestra institución como prioridad. No se trata de actividades de conjunto, sino que deben estrecharse a partir de un estudio que la sistematice.

La cultura, como conjunto de valores espirituales y materiales, de los procedimientos para crearlos, aplicarlos y transmitirlos, que han sido obtenido por el hombre en el proceso de la práctica histórico-social y en particular la cultura, como el conjunto de resultados en los campos científicos, artísticos, literarios, filosóficos, instructivos y moral, fue definida por el marxismo leninismo como fruto de la actividad de las amplias masas de trabajadores, y en rigor como producto del proceso de producción de bienes materiales, debe formar parte intrínseca de la formación de los estudiantes desde el primer año de la carrera y estos deben concebirla en su dinamismo, como el producto espiritual que los humaniza los enriquece y los transforma.

Conclusiones

La veracidad de la ciencia como forma de la conciencia social se comprueba de forma constante en la práctica social.

Es importante que asumamos la idea de Fidel del futuro de nuestra patria como un futuro de hombres de ciencia, cada vez más cultos integral y universalmente. A partir de aquí el investigar científicamente como podemos establecer un sistema de estrategias para que nuestros estudiantes sean parte pero también protagonistas en este proceso. También podrá lograrse lo expuesto en el presente trabajo a partir de un esfuerzo común entre nuestro Instituto y las Instituciones culturales de la provincia que garanticen sistematicidad en la praxis cultural. Para los fundadores del marxismo el ideal de las ciencias está íntimamente relacionado con la transformación revolucionaria del mundo y esta no se logrará en el marco de la cultura mientras nuestro estudiantes y profesores estén alejados de los centros o focos vibrantes de cultura en su entorno. Los alumnos deben constituirse en protagonistas de l proyecto cultural garantizador de la continuación de nuestro proceso revolucionario.

Por esto resulta necesario establecer una estrategia que parta de un análisis científico que perfile el papel de nuestros estudiantes como sujetos de este proceso. Se requiere de un estudiante que recepcione la obra artística como algo único, irrepetible, no cerrado con una armonía polifónica. El acto creador no constituye en la textualidad de la obra, sino en el proceder de la recepción y de su historia efectual. Solo en la dinámica emisor-transmisor-continuador, una obra artística acontece con plenitud. Nuestros estudiantes pertenecen a una tradición, se constituyen en intérpretes subjetivos, deban reconocer esta tradición para luego continuarla y trasmitirla en su comunidad. No debemos perdernos en consideraciones ni apartarnos de una realidad donde se demuestre que los estudiantes tienen prejuicios (juicios previos), en los cuales intervienen su historia personal, ideología, género, edad, visión del mundo, momento histórico, horizonte comprensivo.

Por muchos años existió una visión conservadora sobre el acto creador: el arte como un componente más del barniz cultural que debe poseer toda persona y que se traduce como signo de clase, en los tiempos actuales no está alejado de ser una forma más de consumo. Solo hallaremos su utilidad si partimos de una concepción distinta del profesor que no considere al alumno como un receptor pasivo, sino como un creador.

A partir del colectivo de año se deben trazar estrategias que partan de un diagnóstico inicial efectivo, y continuar estas estrategias en su dinamismo. El joven necesita de la integración cultural en su concepto polifuncional.

La cultura, por tanto, es resultado en la elaboración por el hombre de una segunda naturaleza o naturaleza humanizada, elaboración en la cual el sujeto social no solo crea objetos que le permiten satisfacer sus necesidades materiales, sino que igualmente se está produciendo constantemente a sí mismo; su conciencia social, enriqueciendo y diversificando sus relaciones sociales.

La masificación de la cultura a la que se enfrenta la sociedad cubana actual es responsabilidad también de los profesores, sujetos necesariamente promotores de lo mejor del arte universal y nacional.

Summary

This work aims at improving the initial diagnosis that is carried out to the students admitted in the medical careers of our Medical School “Carlos J. Finlay” in Camagüey.

It is based on a main problem: the necessity of the application of a diagnosis and its understanding as a process that assists students to face successfully the challenge of culture massiveness. The important role that all the teaching departments play in the elevation of the students ' cultural level , task that is not exclusive to the department of University Extension, is analyzed.

Key Words: HIGHER MEDICAL EDUCATION / trends

Recibido: 22/10/02 Aprobado: 4/12/02

Referencias bibliográficas

1. Fundora López O. La publicidad capitalista no solamente vende desodorantes y automóviles. La Habana: Científico - Técnica.; 1990. p. 4.

2. Fisher E. La necesidad del arte. Un enfoque marxista. La Habana: Unión; 1964. p. 261, 263, 265.

3. Lotman. I. Los estudios literarios deben ser una ciencia. La Habana: Arte y Literatura; 1984. p. 80, 86

4. Núñez Jover J. Problemas sociales de la técnica y la tecnología. La Habana: Ministerio de Educación Superior; 1989. p. 2, 6,105,22.

5. Rodríguez CR. La Universidad en el socialismo. La Habana: Ciencias Sociales; 1984. p.4, 6,10,20,24, 50.

6. Lecciones de Filosofía Marxista Leninista. Tomo 2. La Habana: Enpes; 1991. p.376.