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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.5 n.1 Ciudad de Camaguey ene.-abr. 2005

 

 

Artículo

 

El Sentido de la Vida.

The Sense of Life.

 

Autor

 

Arturo José Sánchez Hernández. Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral. Dr. Arturo Sánchez Hernández: Residente de Tercer año de Medicina General Integral. Médicas. Hospital Psiquiátrico René Vallejo Ortiz. Carretera Central Este, Km. 7 y medio. Camagüey. Teléfonos: 271567, 271324, 271302 E.Mail: asanchez@finlay.cmw.sld.cu

 

Resumen

Luego de hablar de la importancia tanto teórica como práctica del tema, el autor plantea que en la presente investigación no asume el termino vida en su expresión biológica sino como “estar en el mundo” por lo que define que con el término “sentido de la vida” se referirá a la razón del estar en el mundo de individuos concretos. Más adelante conceptualiza sentido de la vida desde las perspectivas filosófica y psicológica y habla de los factores biológicos, psicológicos y sociales que participan en su conformación. Continúa definiendo el encuentro con uno mismo como la confluencia de factores biológicos, psicológicos y sociales que contribuyen a  la conformación de un sentido de  la vida correcto desde el punto de vista ético-moral, en un individuo interesado en aprovechar esa confluencia,  lo cual no es más que  el logro  por parte del individuo de una  orientación con relación a él mismo como ser bio-psico-social. El autor plantea que todos los individuos no tienen un sentido de la vida, unos porque no llegan a alcanzarlo mientras que otros lo alcanzan, pero lo pierden, y argumenta que esto se debe a que para que el sentido de la vida se forme, los factores favorables que participan en su conformación deben confluir en un individuo interesado en aprovechar esa confluencia. Continúa planteando que la voluntad juega su papel en la formación del sentido de la vida, pero condicionada y determinada por múltiples factores. Continua exponiendo la relación existente entre el sentido de la vida y la categoría sistema. Mas adelante expone la relación existente entre la categoría analizada y las de “bien” y “valor”. Termina exponiendo algunas características del sentido de la vida que deben evitarse en los profesionales de la salud.

Palabras clave: FILOSOFÍA

Introducción

El sentido de la vida  constituye una problemática filosófica muy antigua,  que aun no ha perdido actualidad. Puede decirse que como motivo de reflexión es uno de los eternos acompañantes del ser humano. 

Desde el punto de vista teórico la temática del sentido de la vida constituye una de las categorías pilares de las ciencias que estudian la conducta, y el tratamiento que se le de  repercutirá  profundamente en el tratamiento teórico que se dará  luego a otras categorías.

Como teoría y práctica no pueden analizarse por separado, todo el sistema teórico en torno a esta categoría se expresará en una determinada práctica  formativa o reformativa de valores, por lo que se trata de un concepto de  obligado manejo para todos aquellos  que  en su quehacer  profesional formen o reformen valores, trátese de un profesor, de un psicoterapeuta o de un reeducador  en un centro penitenciario. 

¿Qué antecedentes históricos encontramos del mismo? (i)

Ya desde la antigüedad existen esbozos de planteamientos sobre esta temática, en su mayoría desde el punto de vista normativo.  

En el medioevo tenemos el concepto  “vocación'' como llamado de Dios al servicio  religioso, el cual es asumido en el Renacimiento como un llamado interior hacia cualquier actividad. 

Una escuela filosófica que trata el tema del sentido de la vida de manera especifica e intensiva es el existencialismo lo que concibiendo al ser humano al margen de sus múltiples relaciones sociales. 

Marx y Engels no escribieron sobre el sentido de la vida y dentro de la corriente de pensamiento marxista esa temática demoró en figurar entre los problemas de investigación. A partir de la segunda mitad del siglo XX, dentro del marxismo comenzó a dársele la importancia que realmente tiene y esta escuela aportó su metodología. 

Desde las posiciones del positivismo el sentido de la vida es rechazado como problema de investigación (ii)  por ser considerado mera especulación teórica sin fundamentación científica. En la actualidad es abordado por varias disciplinas como la filosofía, pedagogía, psicología, sociología, psiquiatría, etc; y desde cada una de ellas se aportan elementos  para una visión integral del mismo. 

Cuando se habla de sentido de la vida es importante definir a que problemática se hará referencia; Para esto, tomando el término: “sentido” como: “razón de ser u orientación a una finalidad”,  es importante diferenciar entre: (iii)

a) "¿Qué sentido tiene la vida en su expresión biológica?”. Tomando  al término “vida” como forma  superior de organización de la  materia  cuyo máximo  representante es  el sistema  nervioso central.

b) "¿Qué sentido  tiene mi  vida o  la de  otro representante de  nuestra especie?”. Aquí vida es tomada como el estar-en-el-mundo de un individuo de nuestra especie.

Se trata de cuestionamientos diferentes que requieren de un nivel de análisis y respuestas diferentes. 

El sentido de la vida tomando "vida" en su expresión biológica, tiene varias respuestas en dependencia de si se parte de posiciones teleológicas o no. Para las posiciones teleológicas la vida obedece a la voluntad de una deidad o deidades que le trazan un plan, y este es su sentido. Para las posiciones no teleológicas, la vida existe de por sí, sin obedecer a la voluntad de nadie, y por lo tanto no puede ser analizada en términos de sentido o falta de sentido. (iv)

Algo muy diferente ocurre con la interrogante qué sentido tiene mi vida  o la de otro representante de nuestra especie, la que desde cualquier posición filosófica, si  puede ser analizado en términos de sentido o falta de sentido, porque el ser humano se orienta a finalidades, y en  esta orientación participa dentro de ciertos límites y condicionamientos su propia voluntad.

En el primer cuestionamiento se tiene en cuenta solamente al aspecto biológico e incluye la vida de cualquier ser viviente, ya sea  un helecho,  una hormiga, un elefante, etc. En el segundo cuestionamiento se tiene en cuenta los aspectos bio-psico-sociales en su interrelación y solo puede ser analizado en tales términos el ser humano. 

En la presente obra se hará referencia al segundo cuestionamiento: "¿qué  sentido tiene mi vida, mi existencia, mi “estar-en-el-mundo” o la de otro representante  de nuestra especie? 

Son muchas las interrogantes alrededor del tema. En el presente estudio se intentará dar respuesta desde posiciones dialéctico materialistas a las siguientes: ¿Qué es el sentido de la vida?, ¿Qué factores participan en su formación?, ¿Hasta qué punto es elegible?, ¿Qué relación guarda con las categorías: sistema, orientación fundamental de un sistema ético filosófico, valor fundamental, felicidad y autonomía?, ¿Qué relación guarda con los valores, fundamentalmente con los ético morales?, ¿Qué características debe tener el sentido de la vida de un individuo para que sea correcto desde el punto de vista ético moral?, ¿Qué alteraciones del sentido de la vida en los profesionales de la salud pueden expresarse en prácticas médicas inadecuadas?

¿Qué es el sentido de la vida?

Debido  a  la  complejidad  del  término analizado,  será   definido  de forma escalonada analizando los elementos de cada escalón. Desde una óptica filosófica el sentido de la vida está constituido por el sistema de objetivos (v) que justifican a plenitud la existencia de un individuo, analizada en su totalidad, ante sus propios ojos. 

Sistema de objetivos: Cuando se habla de sentido de la vida no se hace referencia a simples deseos de alcanzar alguna meta, sino de objetivos ante los cuales el individuo tiene  que tener un elevado compromiso afectivo, de lo contrario estos tendrán un carácter meramente formal. Es importante aclarar que no se trata de objetivos autoimpuestos sino de un autodescubrimiento “El sentido debe descubrirse, pero no puede inventarse”. (vi)

Existencia de un individuo: El sentido de la vida es netamente individual. Nadie puede elegirlo por nosotros. (vii) La respuesta de hacia  donde orientar nuestra existencia para  que ella tenga justificación y sentido ante nuestros propios ojos es de  índole personal. Lo que alguien  nos proponga será  efectivo si coincide con nuestras potencialidades evolutivas dadas nuestras características como  ser biopsicosocial. En el caso de varias personas que se orienten a los mismos objetivos, la organización de las estructuras psicológicas que sirven de fundamento a esas orientaciones será diferente en cada individuo, portador de una personalidad única e irrepetible. 

Existencia analizada en su totalidad: No se trata de la justificación de actos aislados como ir a la tienda a comprar el pan para  mañana tener desayuno en la mesa. No se trata de la respuesta al cuestionamiento de para qué realizo una determinada actividad, sino de la respuesta al cuestionamiento de para qué estoy en el mundo.  

Ante los ojos del propio individuo que se autoanaliza: En el sentido de la vida juega un papel fundamental la psiquis del individuo  que se autovalora. Podemos ver  personas que tienen todo o mucho más de lo que pensamos bastaría para sentirnos realizados, y sin embargo se suicidan, debido a que la posición en el  mundo  de ese individuo, pasado por el prisma de su propia subjetividad, no justificaba su existencia. La justificaba  ante nuestros ojos, pero no ante los de él. 

Desde el  punto de vista psicológico pudiera  decirse que el sentido de la vida está formado por los motivos que ocupan las posiciones más elevada en la jerarquía motivacional o por subsistemas de motivos (viii) que coexisten y que tienen la suficiente  estabilidad, organización  y potencial  inductor de la actividad como para expresarse  en actividad interna (psíquica)  y/o externa, en la mayoría  de las circunstancias.  Por lo que  puede decirse que constituye la estructura psicológica rectora  en  cuanto a regulación inductora. Toda la psiquis del individuo, tanto en el plano consciente como en el  subconsciente, trabaja en función de esos subsistemas de motivos, por lo que involucran al resto de las formaciones psicológicas de la personalidad. 

Motivos o subsistemas de motivos: Estos subsistemas motivacionales están formados tanto por motivos que se  encuentran en la cima de la jerarquía motivacional,  y tienen, un  gran potencial inductor de la actividad, como por otros que ocupan niveles jerárquicos más  bajos, los cuales no  determinan la actividad, pero si contribuyen a la  misma; y  en caso  de que  las motivaciones  principales decaigan, ellos pudieran sostener  la tendencia a  la actividad a la que estén orientados. 

Por regla general, los motivos que ocupan lugares elevados en la jerarquía motivacional forman parte de subsistemas motivacionales, formados también por otros motivos que ocupan niveles jerárquicos inferiores y con  un potencial inductor de la actividad menor, la movilizan en el mismo sentido que aquellos. Estos subsistemas de motivos que conforman el sentido de la vida coexisten con una relativa armonía, por lo que pudiera hablarse de sentidos de la vida en un mismo individuo.  

Mayores probabilidades de expresarse en la actividad: Cuando hablamos de mayores probabilidades  de expresarse en  la actividad, no es que vaya a expresarse siempre conductualmente, sino que tiene las mayores posibilidades para hacerlo, aunque con suma frecuencia el individuo se ve ante  la necesidad de elegir contrariamente a su sentido de la vida. Se trata, pues, de una o varias tendencias orientadoras de la personalidad, con un carácter rector, ya que supeditan al resto de las tendencias orientadoras con las cuales coexiste. 

Suficiente estabilidad: Como se anunció en la conceptuación una característica importante que deben cumplir las tendencias orientadoras con carácter rector para que  puedan ser consideradas "sentido de la vida" es que deben tener la suficiente estabilidad. En el caso del niño que encuentra muy interesante una determinada actividad pero cambia de motivación al  poco tiempo, quizás pueda  hablarse de una forma inmadura de esta formación psicológica,  pero no de sentido de  la vida. 

Si bien el sentido de la vida no puede explicarse sin apelar a la psiquis de un individuo concreto, en su  conformación participan también factores biológicos y sociales, los cuales se deben tener en cuenta en su  interrelación si se quiere tener un enfoque no reducido de esta categoría. Estos factores biológicos, psicológicos  y sociales  sólo pueden  separarse mentalmente para una mayor  comprensión del fenómeno que  venimos analizando, pero en  la  práctica  ellos  están  indisolublemente  mezclados  y se influyen mutuamente unos a otros. 

 Los factores sociales resultan de capital importancia en la conformación del sentido de la vida;  ellos pueden  acelerar o retardar el  perfeccionamiento de un individuo, en  primer lugar al acelerar o retardar el proceso de formación del sentido de la vida,  y  en   segundo  lugar  acelerando o retardando el proceso de realización de este.  

En condiciones sociales  muy adversas  que imponen a los individuos un régimen de supervivencia, estos no se proyectan al futuro, sino que  viven solamente el presente inmediato.  

El sentido de la vida está condicionado socialmente, ya que es en el medio social donde el hombre va a encontrar los elementos necesarios para satisfacerlo. Es también muy importante en este análisis la posición que  ocupe el ser humano en el sistema social. No tenían las mismas posibilidades de proyección existencial un príncipe que un mendigo, no son las mismas para  el hijo de un  gran capitalista que  para el  hijo de un obrero. 

La proyección existencial tiene un carácter histórico. No se concibe la existencia de sentido de la vida en un individuo, al margen de las relaciones sociales y de la historia, tanto personal como social. Resulta inconcebible pensar que alguien en el siglo I de nuestra era fuera a proyectar sus  anhelos y esfuerzos hacia Internet o que alguien en el siglo XXI vaya a orientarse a la invención de la bombilla incandescente. 

Para no caer en posiciones sociologistas hay que destacar que encontrarse a uno mismo no es simplemente tomar conciencia de la propia posición como ser social. Si esto fuera así, para tener un sentido de la vida, solamente  haría falta convencernos de la utilidad de nuestros roles y relaciones sociales, y se puede tener conciencia de la propia posición como ser  social y ser un enajenado con relación a ella, por considerarla como no acorde a nuestra propia naturaleza biosicológica. 

Encontrarse a uno mismo no es algo que  nos viene solamente desde afuera  sino que es una mezcla de condiciones biológicas, psicológicas y sociales. Es tomar conciencia de la relación existente entre nuestra posición como ser social y nuestra propia naturaleza biosicológica, de la relación de esa posición y las exigencias de desarrollo de la  personalidad en un medio social y unas condiciones históricas determinadas.

Los factores biológicos son las condiciones biológicas elementales e indispensables  para   la  realización  de  una determinada proyección hacia el futuro. Existen temperamentos que hacen al individuo más apto para la  realización de una determinada actividad que los portadores de  otros tipos de temperamento. Existen deportes que exigen un determinado biotipo que si el individuo no lo tiene es  poco probable que  llegue a tener altos rendimientos en esa esfera; por ejemplo el salto alto exige de una elevada estatura y de extremidades largas, alguien que sea de baja estatura es muy poco probable que llegue a tener resultados satisfactorios en este deporte. 

¿Cómo explicar los casos en los que el individuo presentaba deficiencias notables en el desempeño de las actividades relacionadas con lo que ahora es el sentido de su vida?; ¿No han existido casos de grandes músicos con problemas auditivos, pintores con problemas visuales, y grandes oradores que fueron tartamudos?   

O hubo un desarrollo, que aunque retardado fue realmente excepcional, o se puso de manifiesto el llamado mecanismo de compensación, o esas no eran las características más importantes que requerían esas actividades y  el individuo desarrolló a plenitud otras más importantes, y si lo fueron, eran  superables por el propio individuo que tenía las potencialidades de alcanzar un gran desarrollo de las mismas, debido a recursos compensatorios que se encontraban en cualquiera de los factores que conforman al sentido de la vida: los biológicos, los psicológicos y los sociales. 

Aquí también se pone de manifiesto el consumo de las posibilidades en  el transcurso de la vida. Existen deportes en los cuales, para llegar a ser  competentes hay que comenzar prácticamente desde niño. También en el plano intelectual existen proyectos que se han de comenzar cuando aún hay juventud, ya que el poco  tiempo de vida con el que contamos no permite ver realizados grandes proyectos que  el individuo comenzó ya muy maduro.  

Esa confluencia de factores biológicos, psicológicos y sociales que contribuyen a la formación de un sentido de la vida correcto desde el punto de vista ético-moral, en un individuo interesado en aprovechar esa confluencia constituye un auténtico "encuentro consigo  mismo", lo cual no es más que el logro por parte del individuo de una verdadera orientación con relación a él mismo como ser bio-psico-social. 

Este encuentro no significa llegar a tener cualquier sentido de la vida, sino uno que sea legítimo desde el punto de vista ético-moral, de lo contrario estaremos en presencia de un falso encuentro con uno mismo, una ilusión de orientación con respecto a uno mismo como ser bio-psico-social.

¿Todas las personas tienen un sentido de la vida?

Interrogante esta realmente polémica ante la cual surgen dos bandos: los que opinan que todo ser humano con adecuado funcionamiento de sus facultades mentales tiene un sentido de la vida, y los que opinan que no todos llegan a tenerlo. 

Se pudiera argumentar a favor del primer bando que cualquier persona puede tener metas que le den algún tipo de justificación a su existencia, y por lo tanto  funcionan como asideros existenciales. Pero si esas metas son solo parciales y con ellas no se puede dar respuesta a la pregunta: “¿para qué estoy en el mundo?", aunque constituyan asideros existenciales no llegan a formar sentido de la vida. 

Se pudiera argumentar también a favor del primer bando que la conciencia implica orientación del ser consciente hacia algo, lo cual le dará  sentido a su actividad, por lo que no puede hablarse de conciencia desorientada  de manera absoluta. Pero si puede hablarse  de desorientación  parcial. La  enajenación del trabajo como falta de conciencia del fin  último y del resultado final de la propia actividad laboral da cuenta  de ello. (ix) En tales casos el individuo siente que esta tiene un sentido, de lo contrario no sabría como hacerla, pero se trata de un sentido parcial y limitado que no  justifica su estar en el  mundo ante sus propios ojos.

No todo ser humano tiene un sentido de la vida, y ni siquiera todos llegan a tenerlo en algún momento de su existencia. En la conformación del sentido de la vida participan tantos factores  esenciales, que  uno solo  que no tenga la calidad necesaria basta para que la persona se demore en encontrarse a sí misma o simplemente no se encuentre nunca. 

La existencia de condiciones  biológicas, psicológicas y sociales favorables,  pero aisladas, no garantizan que el individuo se encuentre a sí mismo. Para que esto ocurra tiene que haber una confluencia de estos tres factores en un individuo interesado en aprovechar esta confluencia. El propio individuo  puede no estar interesado en alcanzar un determinado desarrollo personal para el cual tiene todas las condiciones biopsicosociales. Por el contrario,  sentirse fuertemente atraído  hacia una determinada  profesión o actividad social, no siempre coincide con las potencialidades de desarrollo, ya sean físicas o intelectuales, necesarias para el nivel de desempeño que exige la sociedad.  

No existe una barrera bien definida entre la presencia y la ausencia de sentido de la vida, sino una gradación que se mueve entre una verdadera orientación existencial y la falta total de esta, la cual es incompatible con la salud mental. Un rango determinado de desorientación existencial produce angustia vital. 

Es importante diferenciar entre la postura filosófica ante la problemática analizada y la propia orientación o desorientación existencial del filósofo. Aquellos que asumen que su vida o la de cualquier otro no tienen  ni pueden tener sentido, no dejan de intentar encontrarle un sentido y justificación a sus actos y a su existencia en forma general, ya que tal orientación constituye una necesidad humana: la necesidad de sentido.

¿Es elegible el sentido de la vida?

Antes de intentar dar respuesta a esta interrogante es necesario definir posiciones sobre las posibilidades de un ser humano para su autodeterminación. Con relación a esta problemática tenemos como posiciones extremas contrapuestas al fatalismo en  sus diferentes variantes y al voluntarismo. 

Dentro de las posiciones fatalistas  tenemos  las  siguientes concepciones:

1- Fatalismo  idealista: plantea todo lo que ocurre en la vida de un individuo está determinada por la voluntad de deidad o deidades.  

2- Fatalismo materialista:

a) Por negación  de la existencia de  la casualidad se plantea  que todo lo que ocurre en la vida de un individuo incluso la historia del surgimiento de sus inclinaciones y aversiones, iba a ocurrir inexorablemente  como consecuencia del efecto de las leyes, las  cuales se expresan de una manera necesaria. (fatalismo necesario)

b) Por absolutización de factores biológicos. (Fatalismo biologicista)

c) Por absolutización del papel de factores sociales  y educativos. (Fatalismo sociologicista) 

Para estas  posiciones fatalistas la elección  personal no es más que una ilusión. 

Contraponiéndose al  fatalismo en sus diferentes manifestaciones tenemos al voluntarismo , el cual absolutiza el papel de la voluntad de los individuos en  la construcción de sus vida. Para esta posición el sentido de la vida es completamente elegible, y todo lo que se es y se hace depende completamente de la propia voluntad. 

Si de manera  absoluta  no  podemos influir sobre nuestras inclinaciones y aversiones, así como sobre nuestra orientación existencial, sería imposible el tratamiento de muchas enfermedades mentales, sobre todo de las fobias y las adicciones. El trabajo del psicólogo y el psiquiatra se vería reducido a terapias con un carácter netamente biológico, o sociológico, en las que la personalidad del individuo con su voluntad y su capacidad para tomar  decisiones libres, no tendrían ningún peso. Y siendo así  no  tendría  justificación la existencia de tan nobles profesiones. 

Pero estas posiciones fatalistas se desmoronan ante la evidencia de  que cuando las inclinaciones que nos perjudican y nuestras aversiones irracionales no son muy intensas, y no son producidas por un daño orgánico  cerebral, podemos resolverlas nosotros mismos, y si  son muy intensas, podemos resolverlas con la ayuda especializada, en la mayoría de los casos. 

Los que abogan por la absolutización del papel de los factores sociales y educativos chocan con la realidad de que en iguales o parecidas condiciones sociales unos individuos llegan a encontrarse a sí mismos y realizarse y otros no, y de los que llegan a tener sentido de la vida, en unos será más intenso que en otros. 

Analizando a las posiciones voluntaristas tenemos que si lo que un individuo es y hace, así como su orientación existencial dependen  de  manera absoluta de su voluntad, entonces la psicoterapia se reduciría a hacer que este desee curarse, desee tener una determinada organización jerárquica de su personalidad, así como una determinada orientación existencial.  

El deseo de curarse, de producir cambios en la propia persona, es importante,  ya que  sin esto  la psicoterapia  será poco  o nada efectiva. Pero el  deseo por parte del propio  paciente de que se produzcan cambios en  su persona no es suficiente  para que estos ocurran. En la  práctica se choca con que,  tanto para que exista el deseo de tal modificación así como para que estas se realicen, intervienen  factores tanto biológicos como psicológicos y sociales que pueden influir, tanto positiva como negativamente, en la cadena de cambios que conducirán al individuo a su adaptación a nivel social.  

Para que una persona llegue a tener un sentido de la vida debe existir una confluencia  de factores  biológicos, psicológicos  y sociales propicios para  una determinada orientación existencial. Pero ¿es suficientes la confluencia de estos factores al margen de la propia voluntad del sujeto?. Este tiene que estar motivado en aprovechar tales posibilidades. Desde el punto de vista de los factores psicológicos, no solo es necesaria la existencia de potencialidades de desarrollo de ciertas capacidades, sino también la motivación del individuo para aprovechar la confluencia de los factores biopsicosociales en una dirección determinada. La voluntad  juega aquí un importante papel, pero condicionada y limitada por los demás factores.

El sentido de la vida y la categoría "sistema"

Un sistema es un conjunto de elementos relacionados entre si constituyendo una estructura y cumpliendo una función. (x) Cualquier sistema tiene las siguientes características:

  • Funciona como un todo único  por lo que puede ser delimitado del medio aunque no se pude aislar del medio.
  • Pose una estructura interna que interrelaciona a sus elementos  y que la determina.
  • Posee relaciones externas con el medio que lo rodea
  • Funciona para lograr un objetivo.
  • Está  formado por varios subsistemas y es a la vez subsistema de un sistema mayor.
  • La interrelación entre los componentes  del sistema engendran nuevas cualidades que no las  poseen los elementos  del sistema  por separados.
  • La organización de un todo produce cualidades nuevas en relación con las partes consideradas por separado.
  • Las partes pueden tener cualidades que están inhibidas por la organización del conjunto.

 En orden descendente un ser humano es un sistema compuesto por el sistema de órganos, órganos, tejidos, células, componentes celulares, etc. En orden ascendente, constituye un subsistema de diferentes sistemas en la sociedad: grupo familiar, escolar, laboral, investigativo, deportivo, etc.; con una jerarquía y diferente grado de generalización hasta llegar a la sociedad y humanidad como sistemas humanos con mayor grado de generalización. 

Los sistemas de mayor jerarquía imponen en alguna medida regulaciones y obligaciones a los de menor jerarquía. Pertenecer a cualquier elemento sistémico dentro de la sociedad implica responsabilidades y obligaciones ante ellos. La pertenencia a determinados grupos: círculo infantil, escuela, centro laboral, familia, hogar de anciano, etc., y las responsabilidades dentro de ellos, varía entre otras cosas con la etapa del ciclo vital de cada individuo, e impone limitaciones a su autonomía.  

Pero a pesar de esas limitaciones, a diferencia de otros seres vivientes que hacen su contribución a su  especie o grupo  haciendo prácticamente lo mismo  que los demás, el ser humano se encuentra ante un mayor número de sistemas hacia  los cuales proyectarse y ante una variedad casi infinita de posibilidades de canalizar su vida, por lo que el problema de encontrar un sentido que la justifique ante sus ojos es complicado y llega a ser verdaderamente perturbador. 

La razón de ser de un ser humano hay que buscarla en la función que desempeña en los diferentes sistemas a los cuales pertenece y en los que puede encontrar la realización de su yo. Para que la vida de un individuo tenga un sentido verdaderamente pleno, este debe tributar con su actividad al crecimiento, desarrollo y mantenimiento  de la integridad de los sistemas dentro de los cuales busca su realización a través de una determinada  función. 

Nos realizamos,  no buscando la realización de nuestra persona, sino  por medio  de una proyección al  exterior contribuyendo a sistemas ya sea hogar, empresa, humanidad, etc. Alcanzamos una determinada perfección proyectándonos hacia el sistema, contribuyendo a su desarrollo y mantenimiento de su integridad, pero ¿El  hecho  de  pertenecer a varios sistemas garantiza la aparición del sentido de la vida en los individuos? 

No. Las funciones que puede  realizar el individuo dentro de esos sistemas pueden contribuir a su  realización, pero no garantiza el estado de orientación existencial. No se trata  de tener conciencia de que realizamos una labor útil para el sistema, sino de tener conciencia de que nuestra vida tiene objetivos que la justifican ante nosotros mismos, objetivos por los que sentimos que vale la  pena  dedicar todos nuestros esfuerzos, ante los cuales estemos emocionalmente muy comprometidos. Se trata de un despliegue de vocación y no de una imposición de objetivos que sentimos como ajenos a nuestro ser. 

Otro punto importante es que conciencia de responsabilidad ante la sociedad y  dificultad del  oficio o profesión que se realiza no son equivalentes de realización personal. El sentido de la vida no es simplemente la  conciencia de que se hace algo útil a la sociedad o al sistema en el que nos proyectamos. Hay quienes realizan actividades muy útiles a la sociedad  y no se sienten realizados e incluso se realizan en actividades de menos responsabilidad o  menos importancia social en esos momentos. Lo que para unos resulta ser sentido de la vida, para otros pudiera constituir una pesada carga.

El sentido de la vida, la orientación fundamental de un sistema ético filosófico y el valor fundamental

Antes de entrar a analizar la relación que existe entre estas categorías es necesario definirlas. La orientación fundamental de un sistema ético-religioso o ético-filosófico es el objeto, proceso o fenómeno que es considerado como portador de las cualidades más valiosas, y cuya consecución, mantenimiento y defensa es priorizado por encima de cualquier otra cosa. Esta orientación fundamental va a determinar desde la óptica de esa ideología el universo  de valores y disvalores.  

Se considera que un objeto es portador de valores en la medida que sus cualidades contribuya a la  consecución, mantenimiento y defensa  de  ese  bien  supremo, así mismo, será portador de antivalores en la medida que sus cualidades obstaculice la consecución y mantenimiento de la orientación fundamental o contribuya al deterioro o destrucción de la misma. 

Existen muchas orientaciones fundamentales según las cuales las doctrinas se pueden catalogar en: hedonistas, eudemonistas, teológicas, humanistas, autonomistas, utilitaristas, etc. En el presente estudio se asumirá la posición humanista para la cual  valor fundamental es la dignidad humana y su portador y por lo tanto bien supremo es el ser humano.                             

¿Qué similitudes y diferencias existen entre los conceptos valor orientación fundamental, valor fundamental y sentido de la vida? 

Como similitudes se pueden mencionar las siguientes: 

Tanto el valor fundamental como el sentido de la vida llevan el sello  irrepetible  de  su  portador.  Así  como  cada  individuo presenta una personalidad única  e irrepetible, cada grupo humano presenta una jerarquía  de valores y una cultura  también única e irrepetible. 

Ambos contribuyen a la adaptación del sistema para el cual funcionan como   puntos  de  referencia. (Individuos y grupos sociales). Tanto el sentido de la vida como el valor fundamental son históricamente  determinados. Ambos necesitan de un determinado grado de desarrollo del sistema  que los puede  portar, para que puedan aparecer. Ni en la sociedad  primitiva había una doctrina con orientación fundamental, ni un niño tiene sentido de la vida.

Diferencias entre el sentido de la vida con la orientación fundamental de un sistema ético filosófico y el valor fundamental

El sentido de  la vida es netamente individual, está  formado por los  subsistemas de motivos que orientan al individuo hacia diferentes aspectos de su existencia. La orientación fundamental de una doctrina  está  formada  por un  grupo de objetivos a los cuales se orienta un grupo de personas que comparten ese sistema ideológico, o al menos esa es la predominante  entre  los principales decisores. Dado que individuos y grupos sociales son unidades sistémicas  diferentes, y sobre las cuales actúan leyes también diferentes, no debe estudiarse por analogía las formas en que ambas se autorregulan. 

El valor fundamental como forma de orientación tiene un mayor grado de  generalización que el sentido de la  vida, y debe  dar cabida en  su seno a las  múltiples formas en que los individuos aportan a la sociedad y con ello contribuyen a la realización del bien supremo ser humano, y con esto al valor fundamental dignidad humana. Esto  constituye el criterio de sanidad ético-moral del sentido de la vida de cada  individuo  que  haya  llegado  a encontrarlo. 

Tanto el  sentido de la  vida como la orientación fundamental de una doctrina caen en el reino del  ser, mientras  que el valor fundamental  cae  en  el  reino  del  deber  ser. Y debe evitarse confundir lo que es con lo que debe ser.

El sentido de la vida, la felicidad y la autonomía.

Felicidad será definida como la manifestación  psicológica  de  una  tendencia  al equilibrio bio-psico-social, que aparece con la percepción de realización o de que se está en el camino de satisfacer un  sentido de la vida correcto desde el punto de vista ético moral. (xi) (xii)

Todo ser humano sano puede experimentar placer, este último depende de la  satisfacción de cualquier necesidad, pero no todos pueden experimentar  felicidad. No todos los individuos tienen un sentido de la  vida, y no todo sentido de la vida conduce a la felicidad. 

La organización jerárquica de los motivos de la personalidad en la que al ser satisfechas las estructuras psicológicas que tengan un carácter rector, se dejen muy insatisfechas necesidades que ocupen un nivel  jerárquico inferior o no formen parte de la estructura dominante, al punto de comprometer el equilibrio bio-psico-social del individuo, no traerán felicidad. En tales casos podemos hablar de una jerarquía de motivos y un sentido de la vida, incorrectos desde el punto de vista ético moral, ya que  el individuo buscando su equilibrio se aleja de él cada vez más. Para que el sentido de la vida conduzca a la felicidad tiene que ser éticamente sano. 

Pero tener un sentido de la vida éticamente sano no quiere decir que el  individuo inexorablemente vaya a ser feliz. La relación que venimos analizando no debe enfocarse de forma unilateral sin incluir la influencia del medio social. La personalidad del individuo portador de un sentido de la vida se enmarca en unas condiciones socio históricas determinada. El medio social  va a proporcionar las condiciones necesarias  para que el individuo  se encuentre a sí mismo y se realice, o por el contrario constituye un obstáculo para lo anterior. Si las limitaciones existentes no le permiten al individuo encontrarse a sí mismo  y luchar por hacer  realidad el sentido de su vida, no podrá ser feliz en ese medio. La autonomía debe ser efectiva con relación a permitir que el individuo desarrolle su personalidad hasta encontrarse a sí mismo y que pueda, al menos, luchar por alcanzar su realización personal.  

Este enfoque quedaría más completo si lo hacemos desde la categoría  autonomía la cual será definida como la presencia de  capacidades y posibilidades para la libre autodeterminación sobre la base de un ideal. De forma general esta categoría incluye no solo la efectividad de las libertades políticas sino también otros elementos de esta categoría a través de los cuales  se pueden medir las posibilidades de los individuos para la actividad. 

El sentido de la vida sólo puede llegar a realizarse por medio de la actividad, entendiendo al reposo y la espera como momentos de esta; y es   precisamente la autonomía la categoría que circunscribe las posibilidades  para  la  actividad y  la propia existencia del ser. 

La autonomía permite en mayor o menor medida que el individuo desarrolle su personalidad hasta el punto de tener un sentido de la vida, y ofrece en mayor o menor medida posibilidades para su realización.

Un enfoque axiológico del sentido de la vida. El sentido de la vida, los bienes y los valores .

Los valores son la significación positiva para la dignidad humana  de las propiedades de objetos, procesos o fenómenos. Su contrario es el antivalor,  disvalor o  valor negativo, el cual no es más que la significación negativa para la dignidad humana de las propiedades de objetos procesos o  fenómenos. (xiii)

Los valores y disvalores existen solamente a través de un portador. Debido a esto se dice que tienen una existencia parásita. (xiv) La belleza no existe flotando en el espacio, sino que algún objeto, proceso o fenómeno es portador de cualidades que lo hacen bello, la valentía existe porque un individuo es portador de determinadas cualidades de su personalidad  que le permiten tomar decisiones valientes. 

A los objetos, procesos o fenómenos  portadores o depositarios de los valores es a lo que se denomina bienes, y a los que son portadores de antivalores  se les denominan males. Aunque resulta difícil encontrar un  objeto que sea solamente portador de valores o de antivalores, lo común es encontrar objetos que al mismo tiempo porten los dos tipos de significación. 

El sentido de la vida será un bien si, como fenómeno psicológico, es portador de cualidades con una significación positiva para el ser humano y su dignidad. (Tanto para otros seres humanos como para el individuo que lo  porte), si es portador de cualidades con significación negativa será  un mal, y si es portador al mismo tiempo de cualidades con significación positiva y de cualidades con significación negativa será un fenómeno bivalente. 

La falta de sentido de la vida, como expresión de insatisfacción de la necesidad de orientación genera mucha ansiedad, aún cuando existan asideros existenciales que justifiquen  nuestro estar en el mundo de forma limitada y parcial. La percepción de que nada justifica nuestra existencia es completamente incompatible con la salud mental, y el sufrimiento  generado por tal estado psicológico es tan intenso que el individuo pudiera llegar al suicidio. (xv) 

La falta de un bien imprescindible es un mal, y tiene su propio nombre. La falta o escasez de agua o de alimentos son males y se denominan sequía y hambruna respectivamente. El sentido de la vida resulta imprescindible para la salud mental, y su ausencia tiene nombre propio: desorientación existencial. 

¿De que otras maneras el sentido de la vida contribuye al ser humano para considerar su ausencia como un mal?

El sentido de la vida constituye el fundamento de la felicidad. Sin este,  el ser humano no puede ser feliz, porque esta consiste en  la realización de  los objetivos que  constituyen la razón de ser del individuo. 

El sentido de la vida está formado por un sistema de objetivos, y la autorregulación de la conducta, la cual constituye la función principal de los valores ético morales, se efectúa precisamente en función de objetivos (xvi), por lo que cualquier valor ético moral será realmente consistente y sólido si  la persona tiene un sentido de la vida.  

El sentido de la vida está íntimamente vinculado a los valores relacionados con las relaciones interpersonales, debido a que la ansiedad generada  por su ausencia afecta de manera palpable la capacidad para relacionarse con el prójimo. Le será más difícil al individuo desplegar una actividad  que tipifique asertividad, sensibilidad, solidaridad, etc. 

Hasta aquí se ha enunciado que la  falta de un sentido de la vida constituye un mal, pero ¿cualquier sentido de la vida constituye un bien? ¿Vamos a concebir nuestras vidas como un gran saco y vamos a llenarlas con cualquier tipo de metas sin importar la naturaleza de estas? 

No se trata de llenar nuestras vidas con cualquier tipo de metas, ya  que no  todo sentido  de  la  vida dignifica  a su  portador. Existen algunos que en el  proceso de su realización provocan más desequilibrio que el que ellos como  necesidad representan, y la actividad encaminada a realizarlos pudiera  compararse con el intento de apagar un incendio arrojándole combustible. 

¿Qué ocurre cuando la persona vive para almacenar dinero? Deja de satisfacer muchas necesidades importantes para él y para los que de él  dependen económicamente.   

¿Qué ocurre cuando la persona vive para trabajar, apenas descansa y no se recrea?, - Estaremos en presencia de adicción al trabajo y estarán dadas las condiciones para la aparición de enfermedades relacionadas con el estrés: úlcera péptica, hipertensión, etc. El individuo satisface a plenitud "necesidades para otros", pero deja muy insatisfecha "necesidades para sí". El dinero y el  trabajo son elementos importantes de la  existencia, lo  que al ser mal jerarquizadas aparecen antivalores. 

Las  alteraciones del  sentido de  la vida  por una  incorrecta jerarquización de los motivos aparecen cuando estos no tienen el potencial  inductor de la actividad que  debieran  tener, ya sea porque: 

1- Tienen un potencial inductor demasiado alto: El individuo prioriza las actividades relacionadas con las necesidades que subyacen en esos motivos y deja insatisfechas otras necesidades de mayor importancia. 

2- Tienen un potencial inductor demasiado bajo o no existen: Esos motivos  no tienen el suficiente potencial  inductor  para la realización  de actividades encaminadas a la satisfacción de determinadas necesidades. No es compensado algún desequilibrio biopsicosocial para el cual debían existir esos motivos y para el cual debía tener un determinado potencial movilizador. La pereza constituye aquí un ejemplo. 

En cualquiera de los casos el individuo se desadapta socialmente y por consiguiente en niveles inferiores de adaptación.

El sentido de la vida correcto desde el punto de vista ético moral .

¿Qué características debe tener el sentido de la vida para que pueda ser   considerado correcto desde el  punto de vista ético-moral?

Debe tener una significación positiva para el valor fundamental, el cual ha sido asumido en este estudio como la dignidad humana en un sentido amplio y para la satisfacción de necesidades normales de nuestra especie en un sentido estrecho. 

Pero el anterior planteamiento es demasiado general y solo sirve como fundamento metodológico en la solución de esta problemática, ya que pueden existir infinita cantidad de sentidos de la vida con significación positiva para el valor fundamental dignidad humana, por lo que cabe hacernos la siguiente interrogante: ¿En que tipo de actividades debe expresarse un buen sentido de la vida?. En cualquier tipo de actividad que tribute en primer lugar a la realización de otros “yo” que no sean el del propio individuo actuante, debe tener una  proyección al prójimo y aportar beneficio  a la sociedad. Califican aquí todas las funciones útiles dentro de la sociedad: arquitecto, albañil, médico, ingeniero, panadero, etc. 

En una versión negativa del planteamiento anterior, un sentido de la vida que no tribute de ninguna forma positiva o que tenga una significación injustificadamente negativa para la realización de otros individuos es incorrecto desde el punto de vista ético moral. 

En segundo lugar, la actividad en la que se expresa un buen sentido de la vida  no debe provocar desequilibrio injustificado en el propio individuo que lo porta. La adicción al trabajo, aunque pudiera hacer que el aporte del individuo a la realización de otros sea mayor, es incorrecta desde el punto de vista ético moral por el hecho de que le provoca desequilibrio injustificado. 

Para que el sentido de la vida sea correcto desde el punto de vista ético moral debe tributar tanto a la realización de mi “yo” como a la de otros “yo” que no es el mío. En esto consiste precisamente el logro de un autentico encuentro con nosotros mismos, el encuentro de nuestro verdadero lugar en el mundo, una autentica orientación con relación a nosotros mismos como seres biopsicosociales.

Particularidades de  un buen sentido  de la vida  en la profesión médica .

¿Qué características tiene la profesión médica (xvii) que la hace exigir un elevado nivel de motivación de sus profesionales? 

Se trata de una profesión realmente rigurosa, que requiere de largos años de  estudio para  titularse, y luego exige una actualización constante. Se trabaja con la salud y la vida de personas por lo que implica un alto grado de responsabilidad y por lo tanto de presión psicológica. El trabajo es intenso y a veces  prolongado; y algo sumamente importante, el profesional de la salud trabaja en medio del sufrimiento humano con el objetivo de aliviarlo o eliminarlo, y esto trae como consecuencia sufrimiento y desgaste emocional, ya que el buen médico, enfermera, psicólogo, etc. nunca  llegan  a desensibilizarse completamente. 

Un oftalmólogo, en un momento determinado de su profesión, tendrá  que  hacer  una  enucleación,  quizá   de  una  mujer  hermosa. Un ortopédico tendrá  que realizar una amputación de miembros,  quizá de un hombre joven, y para colmo  deportista. Un oncólogo, en  algún momento tendrá  que decidir una  radical de mama de  una mujer joven enamorada  de su esposo o arrancar una mandíbula  y afectarle radicalmente la vida social a esa persona.  

Lógicamente, este es el lado sombrío  de la profesión médica, y no la profesión entera. Pero  ese  lado  oscuro  representa  sufrimiento  no sólo para el paciente, sino también para el profesional que lo atiende. Y si estos no están lo  suficientemente motivados, si la actividad laboral no forma parte del sentido de sus vidas, el sufrimiento será aun mayor, y lo que es peor, generará  sufrimiento humano, ya que atenderá  sin deseo al paciente o con hostilidad, cuando el paciente necesita mucho apoyo y comprensión de su dolor y salud quebrantada. 

Cuando las motivaciones por la profesión que se realiza no son lo suficientemente fuertes o más bien existe rechazo, se pudiera llegar a ser bueno con un elevado sentido de la responsabilidad, pero no excelente, porque la excelencia requiere de un extra que solo aparece cuando existe una gran  motivación por  lo que hacemos, de  lo contrario,  a duras penas cumpliremos la norma. 

Si el profesional de la salud carece de sentido de la vida o si lo tiene pero los sistemas de motivos que lo forman no están relacionados con su profesión, su productividad será mucho menor y con menos calidad. 

Pero  el  problema del sentido  de  la  vida  no se agota en la intensidad de las motivaciones. Hay que analizar también la forma en que están jerarquizadas en los subsistemas motivacionales. 

En el caso del profesional de la salud, los motivos que se deben encontrar en la cima del sistema  jerárquico son los de amor a la profesión y a los conocimientos que ella exige, deben ocupar un lugar cimero los motivos de ayuda al prójimo a través del acto médico. En posiciones intermedias  pudieran encontrarse otros motivos como los de adquisición de bienes  materiales, los de prestigio y reconocimiento social, etc. 

Si los motivos que ocupan un lugar cimero son los de prestigio y reconocimiento social, estaremos en presencia de un profesional excéntrico, vanidoso, o  portador de la soberbia, y en sus relaciones con los demás y con los pacientes será  sencillamente insoportable. Si los motivos que se encuentran en la cima son los de bienes materiales, estaremos en presencia de un médico si no es con una buena dadiva no atiende al paciente con la excelencia requerida. 

Si el sentido de la vida del profesional de la salud está relacionado con su profesión, pero el sistema de motivos que lo integra está incorrectamente jerarquizado, aparecerán prácticas médicas inadecuadas.

Conclusiones

  • Desde una óptica filosófica el sentido de la vida está constituido por el sistema de objetivos que justifican a plenitud la existencia de un individuo, analizada en su totalidad, ante sus propios ojos. Desde el punto de vista psicológico pudiera decirse que el sentido de la vida está formado por los motivos que ocupan las posiciones más elevada en la jerarquía motivacional o por subsistemas de motivos que coexisten y que tienen la suficiente  estabilidad, organización  y potencial  inductor de la actividad como para expresarse  en actividad interna (psíquica)  y/o externa, en la mayoría  de las circunstancias. 
  • En la conformación del sentido de la vida de un individuo participan factores tanto psicológicos como biológicos y sociales. Estos factores pueden acelerar o retardar el proceso de formación de sentido de la vida, así como el proceso de realización de este en un individuo que ya lo tiene. Si el individuo no tiene las condiciones biológicas psicológicas y sociales indispensables para el logro de una determinada proyección hacia el futuro no podrá realizarse en ella. 
  • No todas las personas con un adecuado funcionamiento de sus facultades mentales tienen un sentido de la vida, ni todos llegan a tenerlo en algún momento de su existencia. 
  • La voluntad de un individuo juega un importante papel en la conformación de su sentido de la vida pero condicionada y limitado por otros factores. 
  • Para que la vida de un individuo tenga un sentido verdaderamente pleno este debe tributar con su actividad al crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la integridad de los sistemas dentro de los cuales busca su realización a través de una determinada  función. 
  • La esencia de la felicidad está en la percepción de que está satisfecho o en vías de realización del sentido de la vida, y no todos los individuos tienen un sentido de la vida, y otros tienen un sentido de la vida incorrecto desde el punto de vista ético moral que no conduce a la felicidad. 
  • La autonomía permite en mayor o menor medida que el individuo desarrolle su personalidad hasta el punto de tener un sentido de la vida, y ofrece en mayor o menor medida posibilidades para su realización. 
  • El sentido de la vida resulta imprescindible para la salud mental, y su ausencia tiene nombre propio: desorientación existencial. 
  • Las  alteraciones del  sentido de  la vida  por una  incorrecta jerarquización de los motivos aparecen cuando estos no tienen el potencial  inductor de la actividad que  debieran  tener, ya sea porque tienen un potencial inductor demasiado alto, demasiado bajo o no existen en cualquiera de los casos el individuo se desadapta socialmente y por consiguiente en niveles inferiores de adaptación.  
  • Para que el sentido de la vida sea correcto desde el punto de vista ético moral debe tributar tanto a la realización del propio individuo que lo porta como de otros. 
  • Si el profesional de la salud carece de sentido de la vida o si lo tiene pero los  motivos que lo forman no están relacionados con su profesión, su productividad será mucho menor y con menos calidad. Si el sentido de la vida del profesional de la salud está relacionado con su profesión, pero el sistema de motivos que lo integra está incorrectamente jerarquizado, aparecerán prácticas médicas inadecuadas.

Summary

After speaking of the importance so much theoretical as practice of the topic, the author outlines that in the present investigation it doesn't assume the I finish life in his biological expression but I eat "to be in the world" for what defines that with the term "sense of the life" he will refer to the reason of being in the world of concrete individuals. Later on it conceptualizes sense of the life from the philosophical and psychological perspectives and he/she speaks of the biological, psychological and social factors that participate in their conformation. It continues defining the encounter with oneself as the fork of biological, psychological and social factors that you/they contribute to the conformation of a sense of the correct life from the ethical-moral point of view, in an individual interested in taking advantage of that fork, that which is not more than the achievement on the part of the individual of an orientation with relationship to him same as being bio-psico-social. The author outlines that all the individuals don't make a sense of the life, some because they don't end up reaching it while others reach it, but they lose it, and he argues that this is due to that so that the sense of the life is formed, the favorable factors that participate in its conformation should converge in an individual interested in taking advantage of that fork. It continues outlining that the will plays its paper in the formation of the sense of the life, but conditioned and determined by multiple factors. Continuous exposing the existent relationship between the sense of the life and the category system. But it advances it exposes the existent relationship between the analyzed category and those of "well" and "value". it Finishes exposing some characteristics of the sense of the life that should be avoided in the professionals of the health.

Key words: PHILOSOPHY

Recibido: 10/6/04 Aprobado: 14/1/05

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Notas

(i) Cuando se trata el tema del sentido de la vida hay que diferenciarlo de lo que las diferentes corrientes de pensamiento plantean como bien supremo u orientación fundamental, ya que auque entre estos conceptos existen puntos de contacto no son lo mismo y hay muchas diferencias entre ellos, lo cual será analizado en el capitulo II.

(ii) Macias Llanes Maria Elena, Aguirre del Busto Rosa.: “El sentido de la vida como problemática filosófica”, en Colectivo de Autores.: “Filosofía y Salud”, Proyecto Editorial CHECSA, Universidad Médica Carlos J. Finlay, Camagüey, Cuba, 1999,  p 62. 

(iii) Proyecto Filosofía en español.: “Vida orgánica (biológica) / Vida humana (biográfica o política)”, Diccionario Filosófico, Internet, URL: http://www.filosofia.org/filomat/df336.htm 

(iv) Bashtanovski V, Guséinov A, Jarchev A, Sogomónov Y, Titarenko A. Ética, Editorial   Progreso, Moscú, 1989. p. 188.

(v) Valdés García Félix, Pérez Sánchez América, García Chacón Rafael.: “En torno al sentido de la vida”, en Colectivo de autores.: “Lecturas de Filosofía Salud y Sociedad”, Editorial de Ciencias Médicas, La Habana, 2000,  p. 32. 

(vi) Frankl Victor. Ante el vacío existencial. Editorial Herder, Barcelona, 1997 

(vii) Davídov Yu N. “El problema del sentido de la  vida y su lugar en la educación de la juventud". Compilado en: "La educación y la enseñanza: una  mirada  al  futuro".  Editorial Progreso, Moscú, 1991. p. 149-168. 

(viii) Colectivo  de  Autores.  "Investigaciones  de  la Personalidad en Cuba" La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1995. p. 122

(ix) Marx. Carlos: "Manuscritos económicos y filosóficos de 1844". Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1975.

(x) ] Bertalanffy L. von.: “Robots, hombres y mentes”, Guadarrama, Madrid 1974, p. 96.  

(xi) ] Colectivo  de  Autores.  "Investigaciones  de  la Personalidad en Cuba" La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1995, p. 123. 

(xii) Sánchez Hernández Arturo J.: “Glosario de Axiología General”,  Revista Electrónica Humanidades Médicas, Volumen 1, No 3, Septiembre- Diciembre del 2001.

(xiii) Sánchez Hernández Arturo J.: “Algunas reflexiones en torno al concepto de valor ético-moral”, Revista Electrónica Humanidades Médicas, Volumen 1, No 1, Enero-Abril del 2001. 

(xiv) Frondizi, R. ¿Qué son los  valores?, Introducción a la axiología", Fondo de Cultura Económica, México, 1995. p. 95.

(xv) “Los dioses habían condenado a Sísifo a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”. Con estas palabras,  Albert Camus comienza su interesante obra: “El mito de Sísifo”.   URL: http://www.lainsignia.org/2002/abril/cul_002.htm

(xvi)   Mihail  N N. Rusu  MA. "¿Qué  es la biocibernética.,  Editorial Científico-Técnica, La Habana, 1989. p. 16.

(xvii) Al hablar de profesión médica  se hace referencia no sólo a los  médicos, sino  a todo  aquel que  en su quehacer profesional tienen que ver  de forma directa con la salud  de la población. Y aquí tenemos a los enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas, etc.