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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.7 n.3 Ciudad de Camaguey oct.-dic. 2007

 

 

Artículo

 

El Impacto de los estudios de Tula Aguilera en publicaciones del Camagüey de su tiempo.

Scientific impact of Tula Aguilera´s studies in Camagüey´s publications in the early XX Century.

 

Autor

 
Libys María Alcaraz González. Licenciada en Educación. Especialidad: Español y Literatura. Profesora Instructora. Departamento de Extensión Universitaria. Instituto Superior de Ciencias Médicas “Carlos J. Finlay”. Camaguey. Cuba. E-mail: libysmaria@yahoo.es
 

Resumen

Una búsqueda en la historia de las publicaciones de la provincia de Camagüey, fundamentalmente revistas y periódicos que incluyeron artículos de carácter científico entre las décadas del treinta y el cincuenta del siglo XX, es propósito esencial de este trabajo. El sondeo realizado permitió la valoración de la figura de la primera doctora camagüeyana en Medicina Gertrudis Aguilera Céspedes (Tula) y su actuación descollante en este período. Para ello se revisaron los documentos que atesoran la Sala de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial “Julio Antonio Mella”, el Departamento de Investigaciones del Museo Provincial “Ignacio Agramonte” y bibliotecas particulares de algunos médicos y profesionales del territorio. La búsqueda condujo a la demostración del impacto que en el orden científico representó esta galena y además, una contribución para preservar la memoria cultural de nuestra ciudad.

Palabras Claves DeCs: HISTORIA DE LA MEDICINA; CUBA; GERTRUDIS AGUILERA CESPEDES

Introducción

Traer al presente acontecimientos olvidados o ignorados de la existencia de una persona, de la historia de una ciudad, es una manera de mantener viva la memoria cultural de ese terruño y sentirnos privilegiados de poseerla. La actuación relevante de Gertrudis Aguilera Céspedes (Tula), la cientificidad desplegada en su labor profesional y la obra benéfica que desplegó a favor de su tierra natal, son motivaciones significativas para emprender un trabajo en el que se revelen acontecimientos no vinculados a la ficción, sino a la realidad de la vida de una mujer y la trascendencia que estos tuvieron en la sociedad de su tiempo.

Se hace necesario entonces hojear en los anales de la historia médica cubana para encontrar la participación del sexo femenino en el cuidado y cura de las dolencias del cuerpo, y encontrar que esta se remonta al siglo XVII, cuando en su primer decenio, el Cabildo de Santiago de Cuba le otorga con carácter oficial a la india curandera Mariana Nava la licencia para practicar la medicina, y de esta forma se convierte en la primera fémina que en la isla ejerció esta profesión. En nuestra villa también hubo mujeres como doña Catarina de Espinosa, nacida hacia el año de 1603, y Juana de la Torre (1678) que realizaron las funciones de partera y comadre de parir respectivamente, esta última preparada por la iglesia y examinada para que además pudiera administrar el sacramento del bautismo a los recién nacidos.

No es hasta el siglo XIX que se vuelve a contar con la presencia de la mujer en este desempeño: Enriqueta Faver (1791-1856), de origen suizo, que haciéndose pasar por hombre, desplegó su labor en la zona oriental de Baracoa. Bien entrado este mismo siglo, una joven habanera de solo catorce años desafía los preceptos de la época y matricula en la universidad capitalina dos carreras: Licenciatura en Ciencias Físico-Matemáticas y Medicina. Fue brillante la trayectoria estudiantil de Laura Martínez de Carvajal y del Camino (1869-1941). Esto sucedió el 15 de julio de 1889.

Cercana a la fecha anterior, nace en un poblado de Guáimaro Gertrudis Aguilera Céspedes el 28 de diciembre de 1888, guajirita que, aunque ya había realizado los estudios necesarios para ejercer el magisterio, se trazó una meta: titularse médico. Esta condición le fue concedida en 1913 y se llevó la primicia como mujer de ostentar esta especialidad en Camagüey. Sus estudios y graduación se realizaron en la única institución que durante más de tres siglos formó profesionales de la medicina, la Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana.

Realizó una labor encomiable en la cirugía general, fundamentalmente ginecológica; fueron diversas sus publicaciones científicas, muchas de ellas encaminadas a la promoción de salud; su presencia fue notable en varios congresos y la obra realizada a favor de la medicina local y nacional, le conceden por derecho propio un sitio de honor en la historia de esta disciplina en Cuba. Sin embargo, lamentablemente, esto no se constata en los estudios médicos publicados hasta la fecha en el país, y en los de la provincia se encuentran solo algunos ejemplos, entre los que puede citarse la referencia que aparece en la investigación inédita Evolución histórica de la medicina en Camagüey >1900-1959 de Roberto Méndez Martínez, Ana María Pérez Pino y Gustavo Sed Nieves. Ellos consideran que esta mujer “[…] merecería un estudio especial, su labor rebasó con mucho la de un médico convencional de la época”. (1)

También analizan la obra de Tula los profesores Orlando Abréu Guirado, Sara Barreto Torrella y Gaspar Barreto Argilagos, quienes en el Taller Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología realizado en la Universidad de Camagüey en 1999, presentan el trabajo “Acercamiento a Tula, una mujer excepcional”. En él refieren los variados campos transitados por esta figura singular que “[…] fue pionera […]” (2) en muchos de ellos. “Su pensar y su hacer, adelantados al momento en que vivió, saturaron su carrera de contradicciones e incomprensiones ante las que no se detuvo” (3) . Recogen además los testimonios de veintiuna personas cercanas a la doctora Aguilera, en la búsqueda de recuerdos acerca de ella. Dichas entrevistas Abréu Guirado las presentó posteriormente en el Concurso “Escardó In Memoriam 2001” y en el Encuentro Municipal de Talleres Literarios al siguiente año.

La sala de Fondos Raros y Valiosos de la biblioteca del territorio atesora alguna bibliografía referida a la Aguilera. En el Registro de Información posee dos síntesis biográficas: una fechada en 1970 y otra realizada por el Equipo de Historia del Partido Comunista de Cuba en 1992; esta última refleja el 1890 como año de su nacimiento, cuando realmente ocurrió en 1888. Se repite la errata en Mi patria y mi provincia cuando en “Mujeres camagüeyanas de relieve” aparece solo un párrafo dedicado a ella. Por su parte Tamames Henderson en Tras las huellas del patrimonio , recoge testimonios de egresadas de la Escuela Normal: “su sencillez y elegancia, gracia femenina y rectitud con los alumnos, la convirtieron en modelo de aquella generación […]” (4).

En la mencionada sala se encuentra La obra Médico-Social de la Dra Gertrudis Aguilera , de los autores Flora María Mousset de Romañach y el doctor Ramón E. Moncada, este último escribió una síntesis biográfica de la galena, en la que hace mención a sus títulos; labor científica, sobre todo en el Servicio de Inspección Médica Escolar; algunas conferencias y congresos, muestras de la constante superación realizada y deja sentado que desarrolla “[…] su labor apostólica, sola, con la pequeña ayuda que pudieron brindarle instituciones particulares modestas, sin subvenciones extrañas, sin amparo oficial, a través de sus largos empeños”. (5) Por su parte, la pedagoga Mousset de Romañach plasmó una entrevista que le hizo a Tula, en ella la interrogada dejó fluir su palabra y con modestia se refirió a la actuación social que llevó a cabo, desde su ejercicio en la medicina y en el magisterio. Este libro antes mencionado es el único intento de biografiar a esta insigne camagüeyana.

Por gentileza del hijo del Especialista en Medicina Interna y Cardiología Hugo Pedroso Rodríguez (fallecido en junio de 2004), se pudo revisar el esbozo biográfico que escribió de la doctora Aguilera, en su libro inédito Vivencias de un médico provinciano. La confirmación del total desconocimiento de esta mujer singular entre galenos jóvenes, enfermeras, técnicos de la salud y trabajadoras sociales es el resultado de una encuesta aplicada por él y el motivo para escribir las “[…] deshilvanadas Memorias, que solo tienen una justificación valedera: el no permitir con silencio cómplice, que estos valores nuestros pasen definitivamente al olvido […]”. (6) Apuntó que su obra fue muy adelantada a su tiempo, no obstante, consideró que esa lucha prácticamente en solitario no podía tener éxito, menos en aquellos tiempos, en los que la labor benéfica y científica en materia de salud era inusual que la desarrollara una mujer.

Tula, como cariñosamente todos la llamaban, fue secretaria del Colegio Médico de Camagüey desde 1917, cuando todavía no existía la Federación Médica en Cuba. Logró aunar dos aptitudes: una científica y otra artística en su libro Alimentos y nutrición en gráficas y cantos populares , para el que contó con la colaboración de su esposo Raimundo Ferrer.

Su labor como conferencista y promotora de salud, a partir de las distintas publicaciones que existían en aquel entonces en el territorio, le confieren un lugar relevante y a la vez revolucionario en el quehacer científico de la época.

Este primer acercamiento a la valiosa obra de la galena camagüeyana forma parte de una tesis de maestría para optar por el título de Máster en Cultura Latinoamericana, actualmente en preparación, por lo que el presente trabajo recoge solo la aparición de sus trabajos en las páginas de algunas publicaciones periódicas, esencialmente de la provincia, entre las décadas del treinta y el cincuenta del siglo pasado, las que le sirvieron de vía divulgativa para toda la población.

Se seleccionó esta etapa porque fue intensa en su bregar de investigadora; congresista; oradora, tanto en conferencias como por las ondas radiales; escritora (su único libro salió a la luz en estos años); y también receptora de los más avanzados estudios de nutrición en el mundo, que se pusieron en práctica primero en nuestra ciudad y posteriormente en el país.

Valorar el trabajo científico de la Doctora Tula Aguilera, mediante el análisis de sus artículos publicados en el período seleccionado, para un mejor conocimiento de dicha personalidad médica, es objetivo primordial de este trabajo.

Desarrollo

Una de las formas de comunicación social que emplea el hombre para saciar su necesidad de conocimiento acerca de lo que sucede en su ciudad, su país y el mundo es el periodismo. Puede presentarse como diario y como revista; ambas formas ampliamente utilizadas en el siglo XIX.

La existencia de publicaciones médicas en Cuba se remonta al siglo XVIII, aunque no existe constancia de ningún ejemplar. Sin embargo, a nuestros días ha llegado el primer impreso con tema médico “Tarifa General de Precios de Medicinas”, del Protomédico Francisco Teneza y Rubira y el mérito de la primera publicación científica médica le correspondió al doctor Tomás Romay y Chacón con su obra “Disertación sobre la fiebre maligna vulgarmente llamada vómito negro”.

En el siglo XIX diversos fueron los títulos de revistas surgidas en la isla, fundamentalmente en la capital, entre los que pueden citarse: Repertorio Médico Habanero, Boletín Científico, El Observador Habanero, Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales, El Criterio, Gaceta Médica de La Habana, Revista Médica de La Habana, La Bandera de la Homeopatía en La Habana, Revista Médica de la Isla de Cuba . No deben dejar de mencionarse El Restaurador , que tuvo una efímera aparición en Santiago de Cuba, con la dirección y redacción del galeno español José Garófalo, radicado en esa ciudad. También el Eco de París y La Emulación Médica que nacieron en la capital francesa, pero dirigidas y redactadas por médicos criollos, como medio de orientación a los estudiantes de la especialidad de la Universidad de La Habana.

La ciudad principeña hizo galas del oficio periodístico antes de que llegara la imprenta (el Semanario Curioso apareció enteramente manuscrito en junio de 1810). Cuando se contó con las inventivas tipográficas ya Camagüey tuvo un periódico realmente impreso: Espejo , que poco tiempo después se transformó en Espejo de Puerto Príncipe .

En 1845, un grupo de literatos camagüeyanos afanados en divulgar los últimos logros de la literatura y las ciencias, convirtió la Semana Literaria (suplemento que circulaba gratis) en Boletín de las Ciencias ; sin embargo en poco tiempo cesó su publicación por falta de recursos. Años más tarde en Crónica del Liceo de Puerto Príncipe >se incluyó divulgación científica en sus páginas; también lo realizaron la Revista Camagüeyana y El popular .

Prácticamente la totalidad de las revistas de los primeros cincuenta años del siglo XX en la provincia no reflejaron temas de ciencias sino que estuvieron dedicadas a los literarios y artísticos en general, aunque solo Antenas y Lis (esta última fundada por Nicolás Guillén) lograron coherencia y presupuestos estéticos renovadores.

En noviembre de 1934 La Fe , una revista de interés general llevó a sus páginas artículos científicos: “La tuberculosis es la enfermedad más frecuente en todo el mundo” del doctor Carlos Aguirre Peralta y “Origen de las caries” del doctor Arturo Espinosa Ramos (septiembre de 1936).

En abril de 1938 El Camagüeyano publicó las charlas que sobre higiene y alimentación transmitió Tula por las ondas radiales de CMJK y COJK. Durante los días 24 de abril al 7 de mayo salió el menú semanal propuesto para seguir por la población, con las correspondientes dosificaciones dietéticas. (7) Era la preocupación de la doctora, pero también del ser humano, porque sus semejantes gozaran de salud y conocieran las posibilidades nutritivas para lograr bienestar existencial.

Por ese mismo año, el 1º de junio, los médicos agramontinos pudieron contar con una publicación territorial que les permitió hacer públicos los logros en la profesión: el Boletín del Colegio Médico de Camagüey . Como propósito fundamental estuvo presente el reflejar las enfermedades de los pacientes tratados en el Hospital General, la Clínica Ignacio Agramonte, los laboratorios locales y la clientela privada. El lema que los presidió lo tomaron de Goethe: “Sin prisa, pero sin tregua”. Cumpliendo los requerimientos de este tipo de publicación periódica, mantuvo una regularidad de aparición, en un inicio bimestral y a partir de octubre de 1938 lo hizo trimestralmente.

El fondo documental revisado no cuenta, lamentablemente, con todos los números editados por este logro de la medicina local; sin embargo, en los examinados se pudo comprobar que la presencia de Tula Aguilera se hizo notoria, ya que fue la única profesional femenina que mayoritariamente publicó sus trabajos en el Boletín (se incluye solo otra mujer: la doctora Algimira Lariño Rodríguez en el volumen XII de abril - mayo - junio de 1949, en una dualidad de autoría en el artículo “Estudio de la Citología Vaginal en nuestro medio” con el doctor Claudio Torres de la Vega).

Encabeza su nombre el Directorio Profesional de la Provincia desde el número 2 de agosto - septiembre de 1938, con la referencia de que su especialidad era para la atención de señoras exclusivamente, horario, dirección y teléfono.

Aparecieron cinco trabajos de Tula en el número de julio - agosto - septiembre de 1939, en los que hizo uso de los estilos jurídico y artístico. El primero se manifiesta en “Esquema de lo que debe ser el Servicio de Inspección Médica Escolar en la República de Cuba” dejó esclarecido en sus Por Cuanto que:

El niño cubano es generalmente un enfermo, según datos estadísticos arrojados por una Inspección Médica Escolar […] 85 por ciento de parasitados; 75 por ciento con caries dentarios; un 65 por ciento de raquíticos; un 40 por ciento con amigdalitis; un 20 por ciento con sífilis congénita […]. El que vive en el campo está en peores condiciones […] en lo que respecta al Parasitismo Intestinal por vivir en promiscuidad con los animales durante el día y con los adultos durante la noche en dormitorios únicos, careciendo de agua pura y de servicios sanitarios en un 75 por ciento de los casos. Es ignorante en cuestiones de Higiene por falta de preparación de padres y maestros, saliendo de las escuelas públicas sin conocer la manera de balancear su dieta […]. Concurre a escuelas cuyos edificios y mobiliarios no están adaptados a sus funciones […], reducidos espacios para ejercicios físicos […], consume un agua impura y asiste a servicios sanitarios de malas condiciones tanto en la ciudad como en el campo. El niño en las condiciones señaladas producirá una generación de jóvenes enclenques, adultos enfermos o viejos prematuros; se impone como defensa de la patria, la necesidad de una cruzada contra la ignorancia, las enfermedades y la indigencia del niño cubano. (8)

Lo anterior permite reconocer la profundidad de sus análisis que corroboró con hojas clínicas para poder comprobar los datos que esgrimía, además insistió que Cuba debía unirse a países como Francia, Italia, Estados Unidos y Rusia en materia de Inspección Médica Escolar porque “ […] es insensato escatimar los dineros del pueblo, so pretexto de economía del Estado, sacrificando a sus hijos que de hora en hora degeneran física, intelectual y moralmente; pues, aparte de otras consideraciones se ahorraría en el futuro mucho de lo que hoy se invierte combatiendo epidemias y sosteniendo hospitales, cárceles y manicomios”. (9)

Propuso una estructura y funcionamiento de este Servicio el que debía contar con un cuerpo de profesionales médicos, dentistas y enfermeros; laboratorios (los que consideró importantísimos); dispensarios médicos, dentales, farmacéuticos, correspondientes a núcleos de población infantil aproximadamente de tres mil escolares; así como la colaboración privada de un comité compuesto de periodistas, agricultores, abogados, pedagogos, maestros y socios contribuyentes intelectual o materialmente, que serían los responsables de organizar y controlar esta prioridad para el niño cubano y que tendría su punto culminante en el Carné Sanitario.

Toda esa planificación que dio a conocer a través del Boletín pretendía que se aplicara en el entrante curso escolar de ese año. En ella no olvidó las conferencias y lecciones sencillas en las Asociaciones de Padres y Maestros, en las Oficinas del Servicio, por la prensa y la radio.

Tal parece que revisando estas líneas se comprueba todo un programa de salud que en aquel momento era totalmente revolucionario, no solo en el campo científico, sino en el social; además se erige como manifestación de la medicina preventiva, porque predijolas consecuencias futuras de una mala nutrición desde la infancia y el compromiso que contraía el poder gubernamental de un país para con sus pobladores, lo que planteado por una mujer constituía un reto y un desafío a los gobernantes de turno.

El estilo artístico se confirma en este mismo número, cuando la autora, conocedora de la métrica de la décima y la preferencia por ella entre el campesinado, la considera el medio idóneo para educar fundamentalmente a esa población, en cuanto a higiene y nutrición. En los versos siguientes se aprecia el resultado de las investigaciones realizadas, que sirven de fundamento para la propuesta del Servicio de Inspección Médica Escolar:

En las regiones rurales,

no se come la verdura;

la fruta, y la leche pura,

se le vende a los Centrales.

Alimentos esenciales,

cual huevos, queso y gallinas,

los venden las campesinas,

para reunir sus realitos,

dejando, así, a sus hijitos,

sin calcio, y sin vitaminas.

Aún, cubanos que cultiven

y que coman las verduras,

riegan, con aguas impuras,

y con los puercos conviven.

De los niñitos, inhiben,

la encantadora inocencia,

por dormir en su presencia,

en amplias habitaciones,

pero sin las divisiones,

que aconseja, la prudencia.

Se enseñará, al campesino,

medicina preventiva,

procurándole que viva,

en ambiente, limpio y fino.

Se curará su intestino,

su sangre, su dentadura;

que le hagan su mente pura,

que el alma ayuda a templar,

sin imponerle al votar,

“comprada candidatura”.

Bien está la medicina,

si llega la enfermedad,

pero, no hay necesidad,

que salga de la cocina;

de la falta de letrina,

o del esputo, que al vuelo,

desde el infectado suelo,

apresa a una descendencia;

si de tisis, hay herencia,

y al barrer, manda su anzuelo.

En plena luna de miel,

y, aún, antes de casarte,

la salud, has de cuidarte,

igual, que tu esposo fiel:

pues, será de ti, y de él,

que saldrá, el hijo soñado;

sacando un certificado,

de una salud integral,

por si existiese, algún mal,

de los padres, heredado.

Es el maestro, quien lleva

en sus hombros, la reforma,

si sus métodos transforma,

siguiendo la escuela nueva.

Si su cultura se eleva,

podrá ser interrogado,

en cualquier motivo dado,

que al niño, interés despierte;

y, de aquella clase inerte

hará, un activo alumnado.

Hay, otro punto importante:

y es, la frecuente visita

del maestro a la casita,

de su pequeño estudiante.

Será, un gran estimulante,

la invitación personal,

a cualquier acto social,

en la escuela organizado;

solo así, se habrá logrado,

hacer labor fraternal.

El aprender a ayudarse

y ayudar a la humanidad,

será la meta, en verdad,

en términos de educarse.

Así, deberá enfocarse,

lo físico y lo moral,

tanto como lo mental,

para elevar sus valores;

porque ellos, serán factores,

de la evolución social. (10)

Nuevamente esta doctora realizó proposiciones en una ponencia que publicó en el Boletín de octubre - noviembre - diciembre de 1939 y que como delegada del Colegio Médico de Camagüey llevó a la Asamblea Médica Nacional. Su oficialidad se notificó en sus Por Cuanto en relación con los siguientes asuntos: Declaración y atención obligatorias del estado de embarazo ; Carné de Salud e identificación del niño y Reformas de la vivienda campesina .

Durante los once años que tuve a mi cargo, con carácter honorario, un servicio de Medicina y Cirugía en la Sala de Ginecología que lleva mi nombre en el Hospital General de Camagüey, pude observar que el 80 por ciento de las mujeres que allí concurrían eran víctimas de afecciones derivadas de la falta de Higiene durante la gestación y el momento del parto, […] consecuencias todas que hacen que la mujer cubana pague un tributo muy alto de salud, belleza y juventud, a la función de ser madre. (11)

No dejó de exponer la falta de Certificado Prenupcial y Preconcepcional que era el medio de comprobar la existencia de enfermedades venéreas, palúdicas, tuberculosas, cardíacas, que se agudizan con el embarazo. Los Servicios de Maternidad y Departamentos de Atenciones Prenatales eran insuficientes; así como, alertó acerca del desconocimiento sobre Sexología y la necesidad de un servicio de Previsión Social de carácter general y obligatorio en relación con el período de la maternidad.

Las conclusiones de su ponencia apuntan al carácter obligatorio de la declaración y atención del embarazo desde el momento en que es confirmado; el accionar de un Departamento de Maternidad e Infancia para establecer un Centro de Divulgación a mujeres de la Medicina Preventiva durante la gestación (cursillos de nutrición, orientaciones higiénicas, conferencias por la radio, la prensa, proyecciones cinematográficas); y la necesidad de brindar Asistencia Social a la mujer gestada que carece de los medios para su debida atención. En fin, todo un proyecto de promoción de salud, en el que deben estar involucrados todos los miembros de la sociedad a favor de las mujeres, en un momento tan trascendental de sus vidas, como es la maternidad. Las propuestas de Tula demuestran su grandeza moral (ella no gozó del privilegio de ser madre) y la cientificidad del plan concebido.

En cuanto a lo referido al infante propuso la creación con carácter obligatorio del Carné de Salud e Identificación del niño, desde su nacimiento hasta la pubertad (expedido privadamente o gratuito para los no pudientes y renovable cada año); registrar el Carné en un Departamento de Secretaría de Sanidad o Servicios Provinciales, Municipales o Alcaldías de Barrios (fundamentalmente para la infancia campesina). De ser aprobada la ponencia se designaría una comisión que redactaría el contenido del carné y propugnaría su implantación.

Lo relacionado con la vivienda campesina contempló la reglamentación sanitaria de su construcción de acuerdo con un plano modelo (se ofrecía gratuitamente después de tener el permiso de edificación). Debían existir ordenanzas sanitarias para imponer servicios higiénicos rústicos y penar a aquellos que no cumplieran con ellas, después de seis meses de promulgadas y divulgadas. También facilitar la construcción de pozos higiénicos rústicos o tubulares e imprimir discos con lecciones de higiene en forma de diálogos o décimas, para elevar el nivel de conocimiento de la población rural.

Se reitera la perspectiva de avanzada de esta mujer que concibió un programa social para prestar ayuda a sectores marginados de esta etapa prerrevolucionaria: la mujer, el niño y el campesino (acciones que se justifican por su sexo y procedencia guajira). No solo se detuvo a detectar las dificultades sino que propuso soluciones para erradicarlas.

La publicación de este trabajo lo acompañó de nuevas décimas, todas ellas relacionadas con la adquisición de las fuentes vitamínicas a partir de los alimentos y siempre con la óptica de la enseñanza a los pobladores del campo, a partir en muchas ocasiones de un estilo coloquial. En los consejos está la profesional, conocedora del tipo de estrofa, para convertirla más que en mensaje estético, en instrumento eficaz de propaganda:

Por fin, les presentaré,

mis queridas campesinas,

unas once Vitaminas,

A, B, C, G; las D y E;

las F, H, K, M y P,

que van todas, asociadas.

Aunque hay cuatro delegadas,

que a otras, arrastran, en dieta:

si rayos ultravioleta,

ponen las pieles tostadas.

A, B, C y G, Vitaminas,

son Delegadas, las cuatro,

cual artistas del teatro,

en las mesas y cocinas.

Mas, si corren las cortinas,

verán, entre bastidores,

que ellas llevan los factores

o a otras, en sus complejos,

y ultravioleta, reflejos,

ya en la D, da los valores. (12)

En los inicios de 1940 la radio (medio en el que ya comparecía desde finales de los años 30) y la prensa ( El Camagüeyano) dieron a conocer su trabajo “Proclamemos los derechos del feto”, en la celebración de la Semana del Niño, instaurada por el club Rotario desde 1939. Pretendía dejar sentado que existía la necesidad de la atención a la mujer embarazada por parte del estado y que los niños ya comenzaban a tener derechos aun sin haber nacido. También en la CMJK disertó sobre el agua y su importancia. La labor de promotora de salud y de comunicadora, con el fundamento pedagógico que poseía, se pone en práctica a favor siempre del prójimo.

En el Número Extraordinario de julio - agosto - septiembre del año citado, apareció un artículo en el que ella agradecía la amistad que había cultivado a lo largo de diecisiete años con el eminente maestro de la Ginecología Howard Kelly. Sentía respeto, gratitud y admiración por él y dio a conocer a todos los profesionales de la medicina camagüeyana el escrito: “Un tributo al Dr. Howard A. Kelly”, por R. E. Fricke que publicara el Proceedings de los Staff Meetings de la Clínica de los Mayo en los Estados Unidos. También consideró meritorio valorar al “excelente esposo”, “verdadero consejero de sus ocho hijos”, “cerebro de sabio y alma de santo” y al infatigable investigador. Les expresó a sus colegas que su ejemplo debía ser seguido porque a sus ochenta y dos años no se arrepentía de su carrera, ni la consideraba llena de ingratitudes y decepciones. Si bien no es un documento científico, constituye el homenaje a una gran personalidad de la medicina mundial, que encontró seguidores en diversas latitudes de su “Sistema Kelly”. Además, está la retribución de la persona satisfecha del lugar que ocupó en la existencia de dicho profesional.

Sus habilidades como conferencista aparecieron explícitas en el Boletín de enero - febrero marzo de 1942 porque en él se publicó la conferencia que pronunció en el Staff Meeting en la Clínica Maternidad Obrera de Camagüey el 19 de enero de ese año. Sus palabras fueron apasionadas al expresar:

Animada por el ejemplo de nutricionistas que marchan a la cabeza en estos conocimientos, tales como el Profesor Henry Sherman, Mary Swartz Rose, Grace Mc Leod y Clara Taylor, de la Universidad de Columbia, quiero dar a mi charla la cientificidad, […] la sencillez, claridad y precisión, […] porque hay que tener en cuenta […] las dificultades que, en la práctica, reviste la aplicación de las dietas balanceadas y racionadas, ya que ellas en realidad deberán ser manejadas por amas de casa, por lo general indocumentadas en estos asuntos nutricionales. (13)

Fue categórica al plantear que tomaba en consideración las enseñanzas de esos profesores que le transmitieron sus experiencias en el Curso de Verano de 1941. Explicó su propuesta mediante un sistema de tablas (SHARES), en las que aparecían la distribución nutricional que debía seguir el hombre a partir de las proporciones de calorías, proteínas, calcio, hierro, vitamina A, tiamina (B1), ácido ascórbico (vitamina C) y riboflavina (B2 o G) indispensables para su salud; sin olvidar la vitamina D que se obtiene con un baño de sol diario. Insistía en la necesidad de poseer los requerimientos básicos para mantenerse saludable, lo que responde no solo a la cultura de salud, sino también a lo relacionado con la higiene de la nutrición.

Propuso llevarle a cada mujer en estado de gestación o lactando una Historia de Nutrición. Ofreció gráficas de peso y talla para mujeres y hombres de distintas edades; también de alimentos con las calorías, grasas, carbohidratos, proteínas y vitaminas que contienen. Sus consideraciones reflejan la preocupación constante de esta galena de mantenerse actualizada en materia de nutrición y poner en práctica los últimos adelantos de ella en la población cubana. Su formación pedagógica le facilitaba la labor divulgativa.

Culminó su conferencia con el anuncio de la aparición para fines de 1942 del libro que preparaba con la colaboración artística de su esposo Raimundo Ferrer López (había sido alumno de la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana, por lo que su ayuda fue valiosa para los dibujos reflejados en dicho libro). La publicación se hizo realidad el 13 de octubre de 1944 a cargo de los Talleres Tipográficos de la Editorial Lex en la capital de la isla. El primer ejemplar se lo obsequió a la CMJK, emisora radial facilitadora de la divulgación nutricional en el programa “Cómo vivir cien años”.

El número de volúmenes por editar era amplio y Tula no podía sufragar todos los gastos; le prestó ayuda económica un matrimonio camagüeyano (Ana M. Maciá y Bernabé Sánchez Culmell) para poder hacer realidad su noble empeño. Algunos colegas no apoyaron la edición de una tirada adicional, para que pudiera llegar a la mayor cantidad de personas, por considerar la empresa descabellada. Aparecían los detractores de su noble y justa obra.

Alimentos y nutrición en gráficas y cantos populares es la compilación de los largos años de trabajo en la investigación de las problemáticas de los diferentes sectores de la sociedad. El matrimonio lo consideró su hijo único. En él se le habla al citadino y al campesino mediante la décima, como ya era habitual en Tula, quizás sin el vuelo poético de otros cultivadores del género, pero sí con la intención de educar en materia de alimentación al cubano:

Sin interés biológico, jamás el mundo aprenderá a comer correctamente. Mientras el hombre sienta tan intensamente el placer y el halago de los sentidos, estarán los pares de opuestos en desnivel, y el interés psicológico, derrotará, con lo sabroso, al interés biológico, de obtener lo que es protector a la salud, que produzca fuerza, belleza y longevidad. (14)

Este criterio de Tula tuvo sus antecedentes en lo expuesto por el Apóstol en el periódico La América en mayo de 1884: “Comer bien, que no es comer ricamente, sino comer cosas sanas bien condimentadas, es necesidad primera para el buen mantenimiento de la salud del cuerpo y de la mente […]” (15).

La bibliografía con que cuenta el volumen manifiesta la vastedad del estudio realizado por la autora y la revisión documental realizada, especialmente a nivel mundial. El contenido se expresa mediante cinco partes, concebidas en capítulos y estos a su vez en secciones. La primera parte la dedica a hacer una llamada general a gobernantes, campesinos, madres campesinas cubanas, maestros y a explicar el servicio y la finalidad de la educación futura; además de hacer propuestas para las reformas de los bohíos, con los proyectos adjuntos de cómo realizar las mismas.

En la segunda parte plantea el estudio del metabolismo en los animales y en el hombre, para ello refleja la historia de la nutrición y se remonta a Nabucodonosor e Hipócrates. En la tercera, presenta el análisis y la expresión gráfica de los alimentos (en ella se mencionan las proteínas y todas las vitaminas necesarias para el cuerpo humano, además de la proporción adecuada de estas en cada etapa de la vida).

La cuarta refleja la digestión, la dieta balanceada, racionada y armonizada, así como la confección de aperitivos y menús. Mientras que reserva para la quinta, la enseñanza y aplicación práctica de la nutrición en Puericultura, creación de la asistencia social con proyección a los hogares de la ciudad y el campo desde la Escuela del Hogar y ficheros de nutrición y hábitos del niño. Para Tula no quedó nada relegado, tenía plena conciencia de su trabajo y cómo debía ponerse en práctica. Su mérito está en no hallar solo las dificultades, sino proponer las soluciones para ellas y el modo de hacerlo.

Pretendió que el libro sirviera para el magisterio, estudiantes de Escuelas Normales de Maestros, del Hogar y Kindergarten. Ambicionaba fuera manoseado por la población rural, discutido y asimilado, aspiración digna de elogio, pero un tanto difícil de alcanzar, si se analiza el momento de su publicación y el abandono en que se encontraba este sector poblacional por parte de los gobernantes. El recurso de la memorización de las décimas por los analfabetos moradores del campo, satisfacía su propósito con la obra, tesoro de la dietética cubana y tratado eficaz de la cultura de salud.

Antorcha >, la revista mensual ilustrada de los Ferrocarriles Consolidados de Cuba recogió en su número del 10 de octubre de 1945 una “Nueva contribución” (así la tituló) de la Doctora Aguilera. Ella accedió a emplear la publicación para difundir sus científicos consejos y el colectivo de redacción fue estimulado por esa decisión.

Nombró su artículo “Dime lo que comes” y entre sus reflexiones precisó: “Solamente cuando un médico haya tenido una respuesta amplia […] en relación con los hábitos nutricionales de un paciente, podrá completar un diagnóstico o reorganizar un plan de ataque a cualquier dolencia”; “¿por qué, en el problema de la Nutrición, no hay un despertar unánime, una reacción salvadora para la Humanidad?; “dime lo que comes y te diré quién eres y cómo estás”. (16)

Consideró que la ignorancia y el descontrol en el hogar ocupaban los dos primeros lugares de la mala nutrición y en un tercero y último peldaño se encontraba la pobreza. Se evidencia el deseo de que el cubano comprendiera que los hábitos alimentarios si afectan la salud, hay que modificarlos, porque proporcionará mejor calidad de vida y alargará la existencia. Tula promulgó lo que hoy se propaga con tanta insistencia: llevar a la mesa hogareña vegetales y frutas.

En el número 11 de noviembre de 1945 volvieron a aparecer sus dotes artísticas en las décimas que reflejaban las necesidades corporales en relación con una buena dieta. Ofrecía orientaciones de acuerdo con la edad, talla y clase de trabajo que desempeñara el obrero ferroviario. Para los que desplegaban mucha energía tendrían que aumentar las raciones de su sustento con alimentos azucarados que son los “combustibles de urgencia”. Los muy activos no debían olvidar las hortalizas y las frutas ácidas. El de oficina que labora con el cerebro y el despachador que destroza sus nervios, necesitaban refuerzos de fósforo y especialmente vitamina C.

No existe omisión por parte de la profesional, pero también de la promotora de salud, de otro sector de la sociedad, lo que hace notorio una y otra vez la determinación de que en su proyecto nutricional estaba incluido todo ciudadano del país. Se anunció la aparición de nuevos artículos en próximos números de la revista, pero no volvieron a encontrarse.

En Superación Rural , revista mensual dedicada a la divulgación de la labor educativa en el campo, publicó en octubre de 1948 algunas de las décimas del poema “Atención a la manigua” y en febrero de 1958 en “Página de la mujer” aparecieron “Consejos” dedicados a las niñas: “cultivar en la niña la feminidad física; […] con alimentos, ejercicios, aire y sol; que construyen un organismo digno de lo que será su alta función biológica […]; cultivar […] la mente, para enfocar con alta filosofía femenina los problemas múltiples que habrán de presentársele en la sublime misión de esposa y madre”. (17) Tula tiene que haber bebido de la savia martiana, además le adornaba la experiencia en la formación de sus sobrinas. Se hizo mención también en este número, del trabajo al servicio de la comunidad de Rafael Valdés Jiménez y Tula en el programa que se transmitía diariamente de 11.00 a 11.25 a.m. en CMJA.

Si bien hay muchos números de las revistas muestreadas que están ausentes en el fondo revisado, lo hallado permite realizar una valoración encomiable de la figura de Tula Aguilera, no solo en su proyección como especialista, sino también en la obra humanitaria desarrollada. Emplea como principal medio publicitario el Boletín del Colegio Médico de Camagüey , así como los medios de difusión masiva, por lo que las transformaciones científicas y sociales emprendidas en la etapa republicana, la hacen merecedora de ocupar uno de los primeros escaños en la tribuna de las mujeres de ciencias en Cuba.

Conclusiones

La seriedad y el rigor científico han caracterizado esta investigación para dar cumplimiento al propósito trazado. Se han precisado las siguientes consideraciones finales:

La doctora Gertrudis Aguilera Céspedes se enfrentó a los cánones de la época y de su familia, en cuanto al desempeño profesional de la mujer. Su mayor valía está en que, siendo campesina, ocupó la vanguardia de su sexo en la medicina camagüeyana.

Las décadas del treinta y el cincuenta del siglo pasado constituyen una etapa de intensa y meritoria labor de la galena camagüeyana, no solo en el ámbito científico, sino también en el social.

El Boletín del Colegio Médico de Camagüey fue el principal medio publicitario de las propuestas científicas de Tula en la provincia y ella la profesional femenina que llevó mayoritariamente sus trabajos a esas páginas.

Su proyecto de Servicio de Inspección Médica Escolar para la República de Cuba fue revolucionario y de avanzada. Propone el ejercicio de un equipo interdisciplinario de trabajadores de la salud, bien capacitado, para la atención al niño cubano. Incluye además a otras profesiones para la labor de educación a la masa popular en cuestiones de higiene y alimentación, en la que el maestro desempeña un papel primordial.

Tuvo gran acierto al emplear la décima como la vía idónea para divulgar sus consejos nutricionales a la población rural, motivada por la popularidad y la preferencia de este tipo de estrofa entre el campesinado.

La idea de la existencia de un Certificado Prenupcial y Preconcepcional la acerca a nuestros días, en los que se debe poseer un Carné de Salud, como constancia de no ser portadores de ninguna enfermedad que ponga en peligro la vida de otros seres.

El control y atención de la mujer embarazada que ella sugirió es la antesala del plan materno infantil desarrollado hoy en el país.

Los medios de difusión masiva tienen un rol fundamental en la labor de propaganda de la medicina preventiva, tal como Tula los concibió.

El seguimiento del niño hasta la adolescencia, propuesto por ella, se aviene con el control médico que realizan los galenos en sus comunidades y también los centros docentes, mediante el Expediente Escolar.

La concepción de una mejoría de la calidad de vida del campesinado estaba entre sus proyectos, en aquel período histórico era solo una quimera.

Sus estudios y propuestas nutricionales contribuían a un mejor conocimiento de los alimentos indispensables para el organismo humano y la forma de combinarlos. Había un objetivo marcado: enseñar, pero también mantenerse saludable. Estos consejos tuvieron impacto en la provincia y en la isla, así como en algunos países del continente americano.

Se mantuvo activa durante toda su existencia como investigadora, conferencista, congresista, promotora y, sobre todo, poniendo en práctica sus proyectos. Las transformaciones científicas y sociales que emprendió esta doctora camagüeyana en la etapa republicana, la hacen merecedora de ser incluida en la historia de la medicina realizada por mujeres en Cuba.

Summary

A search in the Camagüey´s publications, mainly articles with scientific purposes during the thirty's up to the fifty's in the XX Century, is covered under the scope of this work. The study was carried out to value the figure of the first female doctor in Medicine Gertrudis Aguilera Cespedes (Tula) and her outstanding performance at that time. Some journals and documents from different libraries were revised. The search led to the demonstration of the impact that Tula Aguilera represented for this scientific field, at the same time this is a contribution to preserve the cultural memory of Camagüey city.

Key words: HISTORY OF MEDICINE; CUBA; GERTRUDIS AGUILERA CESPEDES

Recibido: 19/10/07 Aprobado: 20/12/07

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