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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.10 n.1 Ciudad de Camaguey ene.-abr. 2010

 

COMENTARIO

 

Alberto Granados en Santiago de Cuba 41 años después

 

 

Alberto Granados en Santiago de Cuba 41 year leter

 

 

Enrique Vital Alfaro. Licenciado en Filosofía, Profesor Auxiliar y Consultante, Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, Facultad Medicina 1, Departamento de Filosofía e Historia)

 


 

Este argentino-cubano, a quien ya le gusta más el café que el mate, es bioquímico de profesión y revolucionario de convicción. Llegó a Cuba en marzo de 1961 y ya en febrero de 1962 estaba en Santiago de Cuba, donde permaneció hasta el 6 de diciembre de 1967. Muchos se podrían preguntar, ¿por qué vino? y ¿por qué se fue?

Cuenta el Dr. Granados que con él habló el Dr. Baeza, director de la recién creada Facultad de Medicina de la ciudad de La Habana, porque sabían de sus experiencias en estos menesteres de fundar instituciones científicas y docentes. Granados había participado en la fundación de un hospital en Italia y sido profesor de Bioquímica en Venezuela, por lo que le propusieron venir a Santiago de Cuba para ser parte de aquella idea de fundar una facultad de Medicina fuera de la capital cubana. Lo consultó con su amigo Ernesto; inmediatamente vino y se instaló en una casa de la calle 4 de Vista Alegre, cerca del Dr. Pino, otro fundador de nuestra Facultad, con quien tuvo muy buenas relaciones porque, entre otras cosas, cantaba tangos.

Aquí se unió a un joven médico santiaguero, quien fue de los 3 primeros del territorio que se sumaron a esa tarea, el Dr. Enrique González Corona, ambos impartieron Bioquímica y Fisiología a todos los estudiantes. Según sus propias palabras, siempre le agradecerá al Dr. Baeza aquella propuesta porque el pueblo santiaguero lo hizo tener una vida útil, revolucionaria y llena de alegrías. Ha declarado que con gusto se hubiera quedado, pero en diciembre de 1967 Fidel le pidió que regresara a La Habana para crear un Laboratorio de Genética, germen de lo que es hoy el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, donde se jubiló en 1994.

Hoy,  41 años después, el Dr. Alberto Granados Jiménez, entrañable amigo del Che, con quien realizó el histórico viaje por la América del 29 de diciembre de 1951 al 26 de julio de 1952, vuelve a Santiago de Cuba, a la escuela que él ayudó a fundar y que actualmente es el Instituto Superior de Ciencias Médicas, con 5 carreras y más de 20 mil estudiantes, a recibir de manos de su rector, el Dr. Antonio López Gutiérrez, el pergamino que lo acredita como profesor de mérito de este alto centro de estudios.

Los que participamos en tan bello acto en la Sala de los Vitrales de la Plaza de la Revolución, vimos a un hombre feliz, rodeado de quienes fueron sus alumnos y antiguos compañeros de trabajo como el Dr. González Corona, “vitaminito”, como él lo llamaba. Todos querían felicitarlo y saludarlo. Tomarse una foto con él era igual que hacerse una foto con la historia viva. Quien escribe estas notas no perdió la ocasión de hacerse la foto que no pudo cuando visitó su casa en Miramar, ciudad de La Habana, porque le falló la técnica. Lamento que no esté su compañera Zaida, quien lo acompañó en esa ocasión.

Contemplando al Dr. Granados, con dificultades al andar pero andando, me parece que el viaje que inició con el Che no ha terminado. En su felicidad se hacia evidente lo que declaró hace un tiempo al periódico Granma, dijo sentirse plenamente realizado y que su amistad con el Che forma parte de su manera de pensar y actuar. También expresó que quería seguir contando con el cariño y la amistad de los cubanos. Aquí estaba rodeado de ese cariño y esa amistad de los santiagueros.

El homenaje que recibió es un reconocimiento a su larga historia científica y profesional que muchos no conocen. Es autor de textos científicos y testimoniales sobre el Che, ha participado en eventos en países como: Venezuela, Italia, Austria, Rusia y Grecia, recientemente estuvo en las actividades por el 80mo aniversario del nacimiento del Che celebrado en Rosarios, Argentina. Por eso pensamos que su viaje no se detiene.

Aunque se jubiló, no se ha puesto a descansar. Hombres como él y el Che no descansan. Ha declarado que sus actividades han pasado a ser políticas. En varios países integra cátedras sobre el Che en diversas universidades y centros de estudios. En Buenos Aires en 1980 fue fundador del primer Museo Sudamericano sobre el Che. Sigue su viaje porque con hombres como Granados se puede contar siempre pues nunca se detienen. Por eso el Guerrillero Heroico, en un libro que le dedicó ante de partir a otras tierras, le escribió “te espero gitano sedentario, cuando el olor a pólvora amaine.”             

 

Recibido: 4/2/2010

Aprobado: 5/4/2010

 

Enrique Vital Alfaro. Lic en Filosofía. Profesor Consultante. Jefe Dpto. de Filosofía e Historia.  Facultad Medicina. Universidad Médica Santiago de  Cuba.