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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.10 n.1 Ciudad de Camaguey ene.-abr. 2010

 

PÁGINA DE LA HISTORIA

 

Mutilación versus conservación (Cesárea)

 

 

Jorge Álvarez Vázquez. Profesor Titular. Profesor Consultante. Coeditor Asociado Revista Humanidades Médicas. Centro de Desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas en Salud (CENDECSA). Instituto Superior de Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay". Camagüey. Cuba. E-Mail: jav@iscmc.cmw.sld.cu

 

Una fecha muy importante en el desarrollo de la cesárea fue la del 21 de mayo de 1876, en que Eduardo Porro (1846-1902) ejecutó una operación para evitar la hemorragia y la sepsis. Este médico era profesor de obstetricia en Pavia y Milán, Italia. La operación que este facultativo realizaba había sido propuesta ya por Cavallini en 1768 y por Michaelis en 1809. El Dr. Brundell en 1828 recomendaba la operación tras haber extirpado un útero invertido en una mujer unos meses después del parto. En la practicada por Porro se produce una operación cesárea tal como se venía realizando previamente, y luego en un segundo proceder, se ataba un potente alambre metálico alrededor del cervix. Porro amputaba el cuerpo uterino y ambos ovarios y trompas de Falopio, y después unía el muñón cervical al extremo inferior de la herida abdominal. Se afirma que tanto la madre como el niño sobrevivieron. Esta fue la primera mujer en Pavia en sobrevivir a una operación cesárea. Se afirma que en un principio la Inglesia estuvo en contra de la operación al juzgarla inmoral, pero el obispo de Padua emitió un decreto que exculpaba a porro de haber ofendido la moralidad ya que la iglesia señalaba que era permisible convertir en estéril a una mujer a fin de salvar su vida  y sacrificar una parte para salvar el todo. Porro sólo consideró la posibilidad de hacer la operación en una mujer tras alcanzar cierto éxito experimental en animales, consistente en haber extirpado el útero a tres conejas gestantes, todas las cuales se recuperaron.

Con Josef Cavallini se acentúa aún más la tendencia mutilante en este tipo de evento quirúrgico de la obstetricia. Este galeno publicó un artículo en Florencia en 1778 titulado Medico-chirurgical experiments in de successful excisión of de uterus in certain, etc.

Tras haber experimentado en perras y ovejas, incluyendo a una perra a la que había extirpado el útero con 9 cachorros en su interior, él concluía que el útero no era necesario para la vida. En esta misma corriente el Dr.  G.P Michaelis  de Harburg, Alemania, sugería en 1809 la amputación del útero tras haber sacado el feto y señalaba que era necesario el tratamiento con opio al practicar la incisión uterina. Del mismo modo terciaba en el asunto el Dr.  James Brundel, que daba clases de obstetricia en el Guy´s Hospital, cuando expresaba categóricamente en una exposición que data de 1828 defendiendo la tesis de que los peligros de la operación cesárea “podían ser considerablemente reducidos mediante la extirpación del útero”

El notable acontecimiento colmado con el éxito lo practicó el profesor Spath de Viena, lo que reforzó que su técnica se impusiera. En 1884 se confeccionó una tabla De 134 operaciones  llevadas a cabo en Italia, Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Bélica, Suiza , España. Holanda y Rusia. El país que llevaba la delantera era Italia con 53 operaciones de ese total. Sin embargo en todos los países la mortalidad materna era del  55,97%.

También el profesor Tarnier, el famoso obstetra francés que da nombre a un hospital materno en París, así como también al forcéis de tracción axial, llevó a cabo su primera operación de Porro el 20 de mayo de 1879. Lo que dio continuidad a la superación y mejoría de la técnica de Porro en esta operación, que tanta humanización incorporara a la cirugía obstétrica. 

Luego de esta etapa se da apertura a eventos trascendentales en esta área médica. El innovador que da el salto en el cambio de desarrollo es Max Sanger (1853-1903) . En 1882 él cambió la técnica de la operación completamente. La modificación consistía en preservar el útero y en suturar su incisión muy cuidadosamente, a fin de minimizar la hemorragia y la posibilidad de que líquido o secreciones del interior  del mismo pasaran a la cavidad peritoneal.

La operación de Sanger fue verdaderamente la primera cesárea conservadora. Esta operación no sólo salvaba la v ida de la madre y del niño sino, sino también los órganos genitales femeninos.

 

 

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Jorge Álvarez Vázquez. Profesor Titular. Profesor Consultante. Coeditor Asociado Revista Humanidades Médicas. Centro de Desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas en Salud (CENDECSA). Instituto Superior de Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay". Camagüey. Cuba. E-Mail: jav@iscmc.cmw.sld.cu