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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med vol.17 no.1 Ciudad de Camaguey ene.-abr. 2017

 

CONTRIBUCIÓN ESPECIAL

 

La materia terapéutica en La Arcadia, de Lope de Vega

 

The therapeutic subject in La Arcadia by Lope de Vega

 

 

Cristina Andrade-Rosa,I Francisco López-Muñoz,II Juan D. MolinaIII

I Licenciada en Medicina y Cirugía, Especialista en Medicina de Familia, Centro de Salud Los Castillos, Dirección Asistencial Oeste, Alcorcón, Madrid, España. cristina.andrade.rosa@gmail.com
II Doctor en Medina y Cirugía y Doctor en Lengua Española y Literatura, Profesor Titular de Farmacología y Director de la Escuela Internacional de Doctorado, Universidad Camilo José Cela, Madrid, España. Investigador Senior del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre, Madrid, España, y del Instituto de Neuropsicologia e Neurociências Cognitiva e Comportamental Portucalense, Univesidade Portucalense, Porto, Portugal. flopez@ucjc.edu; francisco.lopez.munoz@gmail.com
III Doctor en Medicina y Cirugía, Especialista en Psiquiatría, Jefe de la Sección de Psiquiatría, Hospital Universitario 12 de Octubre, Madrid, España. jmolinamar@hotmail.com

 

 


RESUMEN

En la actualidad, aún se desconoce el verdadero alcance de la vasta cultura de Lope de Vega, pues, aunque se sabe que fue un gran lector, que legó más de 1500 libros, sus títulos se han perdido a lo largo de la historia. No obstante, en sus obras trasciende una serie de textos que contribuyeron a su formación. En el presente trabajo se analiza La Arcadia (1598), considerada la novela pastoril más erudita del Siglo de Oro, desde la perspectiva de los agentes terapéuticos. En esta obra se mencionan remedios de procedencia herbal (romero, helenium, verbena, lupino, narciso, lirio, jacinto, lechuga o lino), de procedencia mineral (rubí, diamante, esmeralda, pórfido y oro) y también de procedencia animal (sustancias obtenidas del asno, caballo, conejo, zorro, víboras o arañas, entre otros animales). Los resultados confirman que Lope de Vega pudo utilizar una serie de textos científicos en sus citas sobre la materia terapéutica. Entre ellos cabe destacar a Andrés Laguna y su Dioscórides y Plinio el Viejo, cuya Historia Natural pudo haber consultado como fuente primaria, a través de alguna traducción comentada, como la de Gerónimo de Huerta o a través de alguna otra obra basada en ella, como el opúsculo de Constantino Castriota, pues, en este último caso, se encuentran párrafos muy similares y, en algunos casos, casi literales.

Palabras clave: Lope de Vega, Laguna, Plinio el Viejo, Castriota, Terapéutica, Historia de la Medicina, Siglo de Oro.


ABSTRACT

Nowadays, the true extent of the vast culture of Lope de Vega is still largely unknown. Although it is known that he was a great reader, who bequeathed more than 1500 books, his titles have been lost throughout history. However, a series of texts that contributed to his education become known in his works. In the present paper, La Arcadia (1598), considered the most erudite pastoral romance of Spanish Golden Age, is analyzed from the therapeutic perspective. Remedies of herbal origin (rosemary, helenium, verbena, lupine, narcissus, lily, hyacinth, lettuce or flax, among others), of mineral origin (ruby, diamond, emerald, porphyry and gold) and also of animal origin (substances obtained from donkeys, horses, rabbits, foxes, vipers or spiders, among other animals) are mentioned in this novel. The results achieved confirm that Lope de Vega was able to use a series of scientific texts in his quotations on the therapeutic subject. Among them, it is worth mentioning Andres Laguna (and his Dioscorides), and Pliny the Elder, whose Natural History could have been consulted as a primary source, through some commented translation, such as that of Geronimo de Huerta, or through some other work based on it, like Constantino Castriota's opuscule. In the latter case, there are very similar and, in some cases, almost literal paragraphs.

Keywords: Lope de Vega, Laguna, Pliny the Elder, Castriota, Drug therapy, History of Medicine, Spanish Golden Age.


 

 

INTRODUCCIÓN

Lope Félix de Vega Carpio (1562-1635) el Fénix de los Ingenios, es uno de los autores más prolíficos de la historia de la literatura universal, y como sucede con otros grandes literatos del Siglo de Oro, su obra constituye una interesante fuente documental para el estudio de la sociedad de la España Áurea.

Los textos lopianosI han sido analizados desde múltiples vertientes del saber, incluida la óptica médica; véase como ejemplo paradigmático La Medicina en el Teatro de Lope de Vega, del lopista Agustín Albarracín Teulón.1 El presente trabajo pretende ofrecer otro enfoque a lo ya ampliamente escrito y descrito sobre la vasta producción literaria de este autor y de su contexto; un análisis centrado exclusivamente en los remedios terapéuticos que Lope de Vega muestra en su obra literaria. Para ello, se han abordado las obras del dramaturgo para analizar el uso de plantas, minerales y otros agentes procedentes de animales, fundamentalmente en el ámbito de la práctica médica popular. En líneas generales, Lope de Vega hace referencia al uso terapéutico de las plantas en multitud de sus obras teatrales e incluso conoce las indicaciones terapéuticas de algunas hierbas, pero, en general, profundiza poco en ellas y suele mencionarlas sin precisar sus propiedades salutíferas.

Para alcanzar este objetivo, se ha analizado una de las más relevantes novelas lopianas, La Arcadia (1598),II considerada como la novela pastoril más erudita del Siglo de Oro. Esta obra refleja la vasta cultura del dramaturgo y en ella se cita a grandes poetas, filósofos y científicos de la antigüedad, como Ovidio (43 a.C. - 17), Séneca (4 a.C. - 65) o Plinio el Viejo (23-79) entre otros. Pero lo más trascendente para el objetivo de este trabajo es que este nivel de erudición, evidente y claro, se pone de manifiesto en boca de sus personajes, que enumeran las virtudes de numerosas plantas y animales, incluyendo, por supuesto, sus propiedades terapéuticas.

Aunque resulta difícil determinar los auténticos conocimientos científicos de Lope de Vega, el dramaturgo madrileño refiere repetidamente su pasión por leer. A pesar de sus continuas quejas sobre la escasez de ingresos, Juan Pérez de Montalbán (1602-1638), discípulo, amigo y biógrafo de Lope de Vega, asevera que gastaba en pinturas y en librosIII sin reparar en el dinero.2 Y de hecho, en el inventario que acompañó su testamento listaba más de 1500 libros, aunque, a diferencia de lo que ocurrió con sus coetáneos Miguel de Cervantes (1547-1616) o Francisco de Quevedo (1580-1645), los títulos se han perdido a lo largo de la historia, por lo que solo a través de la lectura de sus obras se puede extrapolar los textos que pudo consultar.3

Dado que Lope de Vega prestó sus servicios a varios miembros de la alta nobleza (Pedro Esteban Dávila y Enríquez (1560-1623),III Marqués de las Navas; Francisco de Ribera Barroso (n.d.-1619), II Marqués de Malpica; Antonio Álvarez de Toledo y Beaumont (1583-1639), V Duque de Alba; Pedro Fernández de CastroIV (1576-1622),4 Marqués de Sarria y VII Conde de Lemos) y del clero (Jerónimo Manrique de Lara (n.d.-1595), Obispo de Ávila), es posible que pudiera acceder a un gran número de obras disponibles en sus bibliotecas, incluidas las científicas, así como a otras archivadas en las dos universidades con las que tuvo contacto (la Universidad de Alcalá, donde estudió entre los quince y los dieciocho años, y la Universidad de Salamanca). Todo ello redundaría, sin duda, en el incremento de su formación técnica. Este es un hecho sobradamente constatado durante su exilio en Alba de Tormes (1592-1595), por los desafortunados comentarios sobre Elena Osorio (n.d.). En estos años,5 Lope de Vega recopiló un amplio repertorio de citas y anécdotas eruditas y tuvo acceso a la biblioteca ducal, por lo que este período de destierro constituye un hito relevante en su proceso formativo.IV Precisamente, al regresar del destierro publicó en Madrid La Arcadia (1598) y en Valencia La Dragontea (1598).

Hasta la fecha de publicación de La Arcadia, el éxito y la fama de Lope de Vega se debían a su gran producción dramática. Pero en ese momento, Lope de Vega quiso dar un giro a su actividad literaria (y a su estilo). Como apunta Dixon,6 además de medrar en la sociedadV y alcanzar la nobleza, Lope de Vega tenía otra gran ambición; ser aclamado, además de por el vulgo, también por los intelectuales de su tiempo, y pasar a la historia no solamente como un escritor capaz de entretener al pueblo llano. Además, tras el cierre de los teatros madrileños por Orden Real,VI Lope de Vega entró al servicio, como secretario, de tres casas nobiliarias, recibiendo honorarios holgados, por lo que no necesitó de una gran producción de obras teatrales para poder subsistir. Cubiertas sus necesidades básicas y con bastante tiempo libre, pudo dedicarse a cultivar y mejorar su formación para alcanzar su gran ambición: el dominio de todos los géneros literarios (teatro, prosa y poesía), y el reconocimiento, por su erudición, de los círculos intelectuales más selectos y doctos de su época.VII Fue, por tanto, en estos años cuando el dramaturgo tuvo la oportunidad de escribir sus obras más eruditas, no orientadas a la representación teatral, sino a su lectura por parte de las élites culturales, como La Arcadia, La Dragontea y El Isidro (1599). Precisamente con La Arcadia, consiguió Lope de Vega su catapulta al olimpo de la erudición.7

Todo ello hace pensar que probablemente el literato pudo tener en sus manos obras de ilustres médicos de la época y llegar a conocer, de primera mano, el movimiento intelectual imperante durante el Renacimiento conocido como "Humanismo Médico",8-9 basado en el empeño de recuperar el saber original contenido en los textos clásicos, fundamentalmente de Galeno de Pérgamo (130-210) e Hipócrates (460-370 a.C.), así como de otros autores grecorromanos, como Plinio o Dioscórides (40-90).

Hay que hacer constar, en este punto, que esta recuperación del saber clásico, considerado inicialmente como incuestionable, no fue puramente filológica, ya que muchos médicos y científicos humanistas se enfrentaron a la paradoja de querer traducir de forma literal a los clásicos (como se había venido haciendo durante le Edad Media), pero enriqueciendo las obras con datos procedentes de su propia experiencia, derivada de la observación y de la propia práctica médica, que, en numerosas ocasiones no coincidía con el legado clásico. Un claro ejemplo de este conflicto intelectual se encuentra en el ámbito de la terapéutica y del estudio de todos aquellos agentes que pudieran servir como simples medicinales, procedentes de plantas, animales o minerales, disciplina conocida en la época como "Materia Médica".8

LA TERAPÉUTICA Y LA MATERIA MÉDICA EN LA ÉPOCA LOPIANA

A lo largo del Renacimiento, el conocimiento de la materia médica y terapéutica en Europa experimentó, al igual que muchas otras disciplinas de las artes y de las ciencias, un notable avance, que quedó plasmado en las obras literarias de la época. Durante el Siglo de Oro, en el Renacimiento tardío e inicio del Barroco, los remedios terapéuticos naturales eran fundamentalmente de origen vegetal, aunque también existían algunos de origen mineral y animal.10,11 Todo este saber se recogió, desde la Edad Media, en los herbarios, lapidarios y bestiarios, que compendiaron los conocimientos existentes en cada campo desde Aristóteles (384-322 a.C.) o Teofrasto (371-287 a.C.), hasta Dioscórides o Plinio el Viejo, entre otros.

Desde la perspectiva terapéutica, las teorías imperantes en la medicina renacentista continuaron siendo aquellas basadas en las alteraciones de los humores, propuestas por Galeno y de su Materia Médica se imprimieron más de 600 ediciones entre 1474 y 1600. Del mismo modo, los textos griegos más antiguos sobre plantas medicinales publicados en esta época corresponden a Teofrasto,VIII Historia Plantarum y De causis plantarum, traducidos al latín por Teodoro Gaza (ca. 1398 - ca. 1475) y publicados en 1483.

Otros médicos humanistas contribuyeron a la mejora de la Materia Médica con aportaciones procedentes de fuera de Europa, tanto de las Indias Orientales como Occidentales. Entre ellos, cabe mencionar a García de Horta (ca. 1501 - ca. 1568), médico portugués que residió muchos años en Goa y amplió la terapéutica renacentista con sustancias procedentes de la India, como la canela, el alcanfor y la raíz de la Rauwolfia serpentina; publicó la obra Coloquio dos simples e drogas e cousas medicinais da India (1563), que fue traducida a varios idiomas y reeditada en numerosas ocasiones. En España destacó Nicolás Monardes (1508-1588), médico sevillano que aportó a la Materia Médica los remedios procedentes del Nuevo Mundo, en una obra titulada La Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1565-1574),12 traducida también a varios idiomas y reeditada en 42 ocasiones. En este texto se describen, por primera vez, productos como la zarzaparrilla, el bálsamo del Perú, el Tolú, el tabaco y la coca.

Pero, sin lugar a dudas, el texto terapéutico de autor clásico más importante durante toda le época medieval y que se mantuvo vivo mediante traducciones al latín, griego y árabe, fue la Materia Médica del médico griego Pedacio Dioscórides Anarzabeo (40-90).IX Este fue, sin duda, el texto de referencia en el campo de la terapéutica durante la España lopiana. El texto constaba de cinco libros, en los que se describen unas seiscientas plantas medicinales, más de setenta productos animales (Libro II) y otras tantas piedras y minerales (Libro V), todos procedentes de territorios cercanos al Mediterráneo. Durante el Renacimiento se adicionaron otras partes apócrifas, como el Libro VI, que versa sobre los venenos y sus antídotos, como el mitridato (mithridaticusantidotus).X

La primera edición latina de esta obra fue la de Pietro d ´Abano (ca. 1250-1316), en 1478. Sin embargo, las que sirvieron de base para las ediciones renacentistas, fueron las versiones latinas de Ermolao Barbaro (1454-1493) y Jean de la Ruelle (1474-1537), de 1516, que aunque con un contenido similar, difirieron notoriamente en su estilo literario. De hecho, las primeras ediciones carecían de ilustraciones, mientras que las impresas posteriormente en lenguas vernáculas, presentaban grabados en madera, tomados del natural. En España, la edición más difundida fue la versión del Dioscórides del médico segoviano Andrés Laguna13,14 (1499-1560),XI basada en la edición latina de Ruelle, pero enriquecida con el cotejo de códices griegos.

Hernando15 refiere que en esta obra aparecen más de 700 discrepancias con respecto a la versión de Ruelle. La primera edición del Dioscórides de Laguna en castellanoXII se publicó en Amberes, ya con ilustraciones; posteriormente hubo cuatro ediciones realizadas en Salamanca,XIII y otras cuatro en Valencia, todas con grabados originales en madera y sin apenas alteraciones en el texto. Finalmente, se realizaron otras cuatro ediciones en Madrid, glosadas por Francisco Suárez de Rivera (ca. 1686 - ca. 1738), con grabados en cobre. Pero fue la fidelidad en la transcripción, lo correcto de la glosa, el estilo literario en castellano y el discurso universal empleado, lo que hace del Dioscórides de Laguna un documento científico de un enorme valor técnico, además accesible a personas legas en materia terapéutica, pues el autor evitó recurrir a latinismos y tecnicismos tan propios de otros autores de la época y utilizó anécdotas, cuentos y la propia experiencia para hacer la lectura asequible a los profanos en la ciencia de Galeno.

El Dioscórides de Andrés Laguna tal vez sea la obra científica más citada por los literatos del Siglo de Oro. Cervantes, por ejemplo, la nombra en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha (1605):16,17 "Con todo respondió Don Quijote, tomara yo ahora más aina un quartal de pan o una hogaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbas describe Dioscórides, aunque fuera el ilustrado por el Doctor Laguna" (Parte I, Capítulo XVIII).XIV

Fray Gabriel Téllez, más conocido como Tirso de Molina (1579-1648) también se refiere a este texto en la famosa comedia La Fingida Arcadia (1676): "Si guardara, que en efecto / cada cual su hacienda guarda: / huelgome mucho de verlos / sentados entre las flores, / aunque si fuera en invierno / discenteria amenazaban / las humedades del suelo, / porque in mesibuserratis / desde Setiembre a Febrero, / y aún a Marzo según otros / in lapidibus no es bueno / el asentarse aforismo / de Dioscórides expresso, / conforme escribe Laguna / confirmándolo Galeno" (Jornada Segunda, versos 846-860). O en Don Gil de las Calzas Verdes (1635): "…que es fuerza mirar si es bueno / sangrarla estando preñada, / que a Dioscórides le agrada, / mas no lo aprueba Galeno (Acto Primero, versos 350-352).

Por su parte Lope de Vega también lo menciona en su obra El Acero de Madrid (1610-1618), primera parte: "…porque allá Galeno dice,/ que cuando acero tometur/ sol in capite non detur,/ que a la cura contradice/…Porque ayer fue oposición, / y dice el doctor Laguna, / que per oposita luna, / non fiatulla emisión" (Acto Primero,versos 424-426).XV Del mismo modo, en la comedia famosaLa viuda valenciana (1620), dice Lope de Vega: "Si era agua limpia o mezclada, / Dioscórides lo averigüe…" (Acto Primero, versos 484-485).

Otro texto científico muy extendido y utilizado en el Siglo de Oro y considerado como la autoridad por excelencia en cuanto a referencias animalísticas y el referente en ciencias naturales es La Historia Natural de Plinio,XVI obra que recoge toda la ciencia natural conocida desde Aristóteles hasta el Imperio Romano y que posiblemente fue utilizado por Lope de Vega.XVII

Las fuentes de donde se ha extraído la información que ha llegado hasta hoy, proceden fundamentalmente de párrafos de su propia obra y de dos cartas escritas por su sobrino,18 Plinio el Joven (61-113): una carta a Cornelio Tácito (ca. 55 - ca. 120), donde cuenta la muerte de su tío y otra a Baebius Macer (n.d.), donde relata la forma que tenía de trabajar y los libros escritos durante su vida.XVIII La Historia Natural, dedicada al emperador Tito Vespasiano, constaba de 37 libros y fue finalizada en el año 77 d.C. Plinio el Viejo realizó una gran labor enciclopédica, extractando más de 2.000 volúmenes de 100 autores exquisitos y recogiendo más de 20.000 hechos, tal y como refiere él mismo, así como, adicionando experiencias propias, anécdotas, fábulas y consejos trasmitidos verbalmente de generación en generación.

Esta obra fue traducida al castellano, en primer lugar, por Francisco Hernández (ca. 1514-1587),19 Protomédico de las Indias Occidentales y médico de cámara de Felipe II.XIX Hernández poseía un extenso dominio de la ciencia de su época, escribía en castellano y se centraba en la urdimbre del viejo relato, tratando de verificar las afirmaciones plinianas y contrastarlas con los datos aportados por otros autores, sin ocuparse en exceso de los aspectos filológicos. En su obra, Hernández primero traduce y posteriormente, bajo el epígrafe de "El Intérprete", comenta capítulo a capítulo, corrigiendo algunos puntos, realizando referencias documentales y adicionando párrafos autobiográficos. El manuscrito de Hernández nunca llegó a la imprenta, pues el autor falleció antes de la edición del texto, que quedó depositado en la biblioteca palatina de Felipe II. En la actualidad se conservan sólo veinticinco libros en la Biblioteca Nacional de España, y el resto, hasta los treinta y siete, debió quemarse en el trágico incendio de la Biblioteca de El Escorial en 1671.

Mientras estos libros inéditos estuvieron en la Biblioteca Real, pudieron tener acceso a ellos tanto Lope de Vega, como el médico mencionado por el escritor como Docto Medico Febo20 en su Laurel de Apolo,XX Gerónimo de Huerta (1573-1643),XXI quien consiguió lo que su antecesor no pudo lograr; la publicación, en 1624, del Tomo I de su traducción al castellano de la obra de Plinio, y en 1629 la publicación del segundo tomo, que incluía los libros 12 al 37.XXII Estos dos traductores de la obra de Plinio, en sus anotaciones, añaden además comentarios procedentes del Dioscórides.

Otra posible fuente de consulta de Lope de Vega en materia terapéutica, con toda seguridad, es el texto de Constantino Castriota (Siglo XVI)XXIII titulado Il SapereUtil´eDelettevole (El saber útil y agradable), editado en Nápoles en la década de 1550.XXIV Este "piccolo libro"21 habla de la naturaleza de Teofrasto, de Plinio y de Dioscórides, y pudo constituir la fuente a través de la cual accediera Lope de Vega a estos autores (Tabla I), merced a sus conocimientos de la lengua italiana.Esta obra es un pequeño tratado científico-filosófico en 7 libros, de carácter claramente divulgativo. De cada una de las especies animales, vegetales y minerales listadas en la obra, Castriota analiza de forma casi sistemática la naturaleza (características generales), los remedios (propiedades curativas, propiciatorias, etc.) y los orígenes (derivaciones históricas o mitológicas) de cada elemento. Pero la forma de aunar tantos temas diferentes en una misma (y pequeña) obra (que finalmente resultó ser un cumulo indiscriminado de mitos, historias fabulísticas, anécdotas histórico-geográficas, bíblicas etc.,), fue en detrimento de una buena calidad literaria.

Otro autor que con certeza Lope de Vega consultó para documentarse fue Castore Duranteda Gualdo (1529-1590),XXV médico y botánico italiano y ciudadano romano. Lope consultó Il Tesoro della sanitá3 y entresacó una cita de Aristóteles.XXVI

Si bien es cierto que Lope de Vega utilizó asiduamente polianteas y diccionarios, como los de Ravisius Textor (1480-1524)22 o Carolus Stephanus (1504-1564),23 también recabó información de múltiples fuentes primarias, e incluso añadía mucho de su propia creación y fantasíaXXVII a toda la información que recogía de lo que se consideraban los libros de cabecera del hombre culto e intelectual del siglo XVI.24 En relación a las fuentes primarias, se sabes, que Lope de Vega conocía el DioscóridesXXVIII y a Andres Laguna,XXIX porque lo menciona en su obra El Acero de Madrid, así como a Plinio y a su traductor y comentarista Gerónimo de Huerta, pues también los menciona en el Laurel de Apolo.XXX Finalmente, también existe certeza de que leyó a Constantino Castriota,25 sobre todo si se coteja esta obra con algunos párrafos de La Arcadia. Partiendo de estas premisas, se ha analizado su principal novela pastoril, considerada la más erudita del autor y se ha indagado sobre cuál de los mencionados científicos pudo servirle de referencia en cada una de sus indicaciones terapéuticas como fuente primaria o secundaria.

LA ARCADIA

La ArcadiaXXXI es una novela perteneciente al género pastoril, de temática amorosa entre pastores, considerado como uno de los géneros más vendido y más leído durante el siglo XVI. Este tipo de novela constituye un perfecto encaje entre la prosa narrativa y la poesía, puesto que incluye toda una antología poética, género este último con el que el dramaturgo se sentía absolutamente cómodo, facilitándole la hazaña y permitiéndole lanzarse sin riesgos a escribir esta su primera novela.

Lope de Vega presenta a los pastores protagonistas con ademanes y lenguaje más bien cortesanos, encuadrados e integrados en un marco natural estático. Es evidente que Lope se nutrió de su experiencia en Alba de Tormes y en la propia vida ducal para escribir la novela, donde se pueden intuir en clave tanto los amores del duque como los del propio poeta, pues en este género de novelas se suele reconocer fácilmente a qué personaje real representa cada uno de los protagonistas del texto. Sin embargo, Avalle Arce26 considera inútil buscar los paralelismos exactos en el caso deLa ArcadiaXXXII de Lope de Vega, pues, en su opinión, los parecidos son engañosos, no son nada claros ni intuitivos.

Entre las novelas del mismo género que también tuvieron una gran relevancia en la época cabe mencionar la renancentista Arcadia (1504) de Jacopo Sannazaro (1458-1530), que pudo servir de inspiración a Lope de Vega para escribir la suya, o la Égloga segunda (1533) de Garcilaso de la Vega (1501-1536). Otra novela que pudo servir también de inspiración a Lope es la Diana (1559) de Jorge de Montemayor (1520-1561). Otros ejemplos de novelas pastoriles previas a la de Lope de Vega son Diana Enamorada (1564) de Gaspar Gil Polo (1530-1591), El pastor de Fíliada (1582) de Luis Gálvez de Montalvo (1549-1591) y La Galatea (1585) de Miguel de Cervantes.7

La Arcadia fue la primera obra de Lope de Vega escrita para ser leída y no representada y está considerada como una opera prima que lo exaltó a la fama y probablemente la novela más leída durante la vida del escritor. Del mismo modo, puede considerarse también como el primer escalón para su carrera profesional hacia el reconocimiento por sus colegas coetáneos como un verdadero escritor erudito. En cualquier caso, Lope de Vega se sentía orgulloso de su primera novela y lo así lo refleja en varias de sus obras posteriores, como por ejemplo en la segunda parte de La Filomena (1621): "canté versos bucólicos/ con pastoril zampoña, melancólicos;/ que siempre tiene amor los fines trágicos,/ todo celos, temor y encantos mágicos./ Allí cubrí con áspera corteza/ principes generosos,/ almas nacidas en los ricos paños". También en la Egloga a Claudio (1632), donde verbaliza que la obra está inspirada en el Duque de Alba.


LA TERAPÉUTICA EN LA ARCADIA

Los personajes de La Arcadia enumeran múltiples y variadas virtudes de plantas y de sustancias de procedencia animal y mineral, probablemente obtenidos a partir de los libros sobre la materia médica y la historia natural disponibles en la época. Esta obra se acompaña de una "Exposición" que glosa, en orden alfabético, las palabras y nombres propios citados en la misma. Este listado, como refiere Osuna,23 permite curiosear en la intangible, pero intuíble biblioteca de Lope de Vega y analizar su método de trabajo. A título de ejemplo, al definir al amaranto en esta Exposición se dice: "hierba cuya flor purpúrea jamás se marchita y de aquí procedió llamarla inmortal Plin.,21 cap. 8". Si se contrasta esta definición con la referencia de la obra de Plinio publicada en 1629 (Libro XXI, capítulo VIII), se puede leer:" De la emulación de las vestiduras con las flores, y del amarantho…su principal naturaleza está en el nombre, habiéndose llamado amaranto porque no se amortigua". Pero la anotación que hace Gerónimo de Huerta a este capítulo está más cerca de lo escrito por Lope de Vega en su Exposición: "amarantho, llamado así, ab inmortalitate, porque nunca pierde el color purpúreo ni se marchita".

Precisamente, son anotaciones como las previamente comentadas, las que hacen sospechar que Lope de Vega tuvo acceso a la versión de la Historia Natural de Plinio traducida al castellano y comentada por Gerónimo de Huerta. Pero la duda sobre cuál pudo ser su fuente se acrecienta cuando se observa que las "anotaciones" de Huerta fueron publicadas años después de la primera edición de La Arcadia. No obstante, es cierto que Gerónimo de Huerta fue contratado por orden real para realizar la traducción del naturalista romano y frecuentaba la biblioteca real y que Lope de Vega, como ya se comentó, conocía de la existencia de este médico y poeta,27 intentó en varias ocasiones entrar en la corte como dramaturgo palatino y como cronista real, sin conseguirlo, y pudieron coincidir en círculos selectos donde compartir conocimientos o los propios manuscritos.Por otro lado, sabemos que el literato consultó a Castriota, y puede que este autor se nutriera a su vez de la misma fuente que Huerta.

Otra similitud llamativa se encuentra en otro fragmento de La Arcadia, onde uno de los personajes, apodado Rústico, considera al asno como un animal de pereza, aunque posteriormente describe cómo sus órganos, tejidos, aparatos, sistemas y hasta sus secreciones son útiles en la terapéutica. Esta información parece en parte obtenida directamente de las "anotaciones" que hizo el doctor Huerta en el primer tomo de la obra que tradujo de Plinio, publicada en 1624 (Libro VIII, capítulo XLIII), pero otras se encuentran en el Tomo II (Libro XXVIII), publicado en 1629 y proceden del texto original de Plinio el Viejo o de algún códice medieval y no de la "interpretación" o "anotación" de ninguno de sus dos mejores traductores, Gerónimo de Huerta y Francisco Hernández. En este punto conviene resaltar de nuevo que la obra de Lope de Vega se escribió unos 30 años antes de la publicación de la obra del Dr. Huerta.

De algunas de las virtudes mencionadas, sin embargo, se desconoce cuál pudo ser su fuente. Es posible que simplemente, a pesar de su gran memoria, Lope de Vega pudiera escribir a vuelapluma, de forma correcta, solo lo que recordara y el resto fuera pura inventiva o utilizara varios autores como fuente de información. A continuación, se reproduce el párrafo sobre las bondades del asno y en la Tabla II quedan reflejadas las fuentes de dónde el escritor madrileño pudo obtener la información:

- "Pues dejando aparte -replico? Cardenio- algunas faltas, que no pueden negársele, ¿hay algún animal tan provechoso, ni "medicinal" al hombre?

- ¿Medicinal? - dijo Frondoso- ¿Cómo?

- Oídme -prosiguio? el Rústico-, veréis qué extraños secretos cubre aquella inu?til ma?quina de pereza e ignorancia. Parte hay en él que confirma los dientes. La leche sana las llagas de la boca. Gargarizando con ella, da fuerzas. Bebida la ceniza de sus dientes, sana los heridos. La de las un?as quita las cicatrices de los ojos y las manchas o nubes, su celebro la gota coral; su orina con melantolas apostemas; y, hecha lodo, las verrugas; y si es de recién nacido, mezclada con nardo, es saludable unción a los pasmados. Su estie?rcol sana la tiricia, como sea del primer parto. Su leche es buena para los he?ticos, es contraveneno, cura la podagra y quiragra, adereza la tez del rostro, como es testigo la hermosa Popea, mujer de Otón y después del crudelísimo Nerón, que se lavaba con ella. Sana también la enfermedad tenesmos. Sus renesen vino puro, ayudan a una enfermedad secreta; su carne, a los tísicos; su hígado con pan, a los niños, y si les mezclan sus pelos, los hace animosos. Tres gotas de la sangre de su oreja curan la calentura llamada de los médicos Anfomerion. La dureza de sus rodillas, hace nacer la barba fácilmente"28 (pp. 615-616).

Recoge Herrero García29 (pp. 32-33) que todas estas bondades del asno las vulgarizó Jerónimo Cortés (1562-1611) en una loa de las que recitaban los teloneros antes de las representaciones teatrales.30 Lope de Vega parece nutrirse de las mismas fuentes que él, como se ve reflejado en la Tabla II. Lo más probable es que estas fuentes fueran Dioscórides y Plinio que, bien porque pudo consultar las obras mientras escribía su novela, o bien, gracias a la excelente memoria del poeta, fuera capaz de aportar muchos más remedios que el científico y naturalista valenciano.

No son muchos más los remedios terapéuticos obtenidos de animales, excluyendo al asno ya comentado, que se encuentran en la obra del dramaturgo.XXXIII En la Tabla III se muestra el uso que se hace en La Arcadia de las distintas partes de algunos de los animales, mientras son escasos los usos terapéuticos; baste mencionar, por ejemplo, a la víbora muerta,XXXIV así como al escorpión, que son curativos y probablemente antídotos contra los venenos, como se referencia en Los terceros de San FranciscoXXXV ("viva, mata, y muerta, cura/la víbora y escorpión", Acto segundo, versos 772-773) o en La venganza venturosa (1618) ("Porque si el remedio es bueno, / que en la víbora también / los Antídotos se ven / contra su mismo veneno", Acto segundo, versos 37-40).

En La Arcadia menciona Lope de Vega a la víbora, cuando Anfriso, buscando un antídoto contra el tósigo de amor que le ha envenenado, explica como hay venenos en la naturaleza que sirven a su vez de antídoto, como la cicuta y la víbora, que siendo venenosa sirve para preparar la triaca28 (p.538). Otro animal que aparece en la obra teatral del escritor es la araña, aunque sus comentarios se centran más bien en su secreción para la formación de las telas de araña,XXXVI a la que atribuye la virtud de sanar las heridas:"Quedaran en las montañas, /que no me aueys vos señor /tampoco herido el honor,/ que le curen telarañas" (La venganza venturosa, Acto primero, versos 803-806).

En relación al uso terapéutico de las plantas, también es en La Arcadia donde se encuentran más referencias de árboles, arbustos y flores con usos terapéuticos. Pero es cierto que, en muchos de sus versos, como en otras muchas obras, se observa una enumeración de plantas bellísimamente adjetivadas y descritas, sin hacer alarde de conocimiento científico, sino de un gran talento lírico. No obstante, en las Tablas IV y V se puede contrastar cómo muchas de las indicaciones de estos remedios del reino vegetal vienen recogidas en las obras científicas de la época, aunque de otras muchas no se ha podido reconocer la procedencia o bien, fueron producto de la genial inventiva del dramaturgo. Lo contrario sucede con las referencias a los beneficios terapéuticos de minerales y piedras, donde se puede apreciar (véase la Tabla I) la similitud entre los párrafos de Lope de Vega en La Arcadia y los de Castriota en su opúsculo Il SapereUtil´eDelettevole.

 

CONCLUSIONES

Constituye una encomiable tarea rastrear las fuentes originales de las que pudo nutrirse de conocimiento Lope de Vega para su formación en materia médica y ciencias naturales. Muchos de los datos que se aprecian en sus obras se encuentran en Aristóteles, Plinio, Claudio Aeliano (175-235), Dioscórides, San Isidoro de Sevilla (560-636), entre otros, y muchos de ellos fueron comentados durante la Edad Media y el Renacimiento por Bartholomeus Anglicus (n.d.-1262), San Alberto Magno (n.d.-1280), Francisco Vélez de Arciniega (n.d.), Andrés Laguna, Gerónimo de Huerta o Francisco Hernández, por solo mencionar unos ejemplos.

La influencia de los bestiarios y herbarios fue tan enorme que resulta casi imposible precisar si el conocimiento de Lope de Vega fue directo o indirecto. Lope de Vega utilizó probablemente las obras de dos autores clave en estas materias, Andrés Laguna (y su Dioscórides) y Plinio el Viejo, cuya Historia Natural pudo haber consultado como fuente primaria, a través de alguna traducción comentada, como la de Gerónimo de Huerta, o a través de alguna otra obra basada en ella, como el opúsculo de Constantino Castriota, que, en muchas ocasiones, toma como referencia a Plinio. En este caso concreto, se puede afirmar que la consulta de Castriota a la hora de redactar La Arcadia sí fue directa, dada la gran similitud, e incluso literalidad, existente entre los párrafos de ambos textos.

En las Tablas adjuntas se observa que muchos de los datos técnicos aportados por Lope de Vega se corresponden con lo escrito por los doctos en esa materia, unos pocos difieren o son contrapuestos y algunos son pura fábula.XXXVII Pero quizá lo más relevante del literato es que fue capaz de añadir la fantasía a los conocimientos científicos o pseudocientíficos que poseía y de convertir en poesía el arduo contenido de todos los tratados técnicos referenciados en estas páginas.

 

NOTAS

I. Las obras de teatro de Lope de Vega (así como las de Tirso de Molina y otros autores del Siglo de Oro) han sido consultadas en la base de datos TESO31: http://0-teso.chadwyck.co.uk.cisne.sim.ucm.es/frames/htxview?template=basic.htx&content=frameset.htx.

II. En el presente trabajo se han empleado las ediciones de E. Morby (Clásicos Castalia, Madrid, 1975)32 y de A. Sánchez (Cátedra, Madrid, 2012).28

III. En La Dorotea (1632), Lope de Vega, bajo el seudónimo de Fernando, dice: "Comencé a juntar libros de todas letras y lenguas, que después de los principios de la griega y ejercicio grande de la latina, supe bien la toscana, y de la francesa tuve noticia".33

IV. Agustín G. de Amezúa, ed., Epistolario de Lope de Vega y Carpio (Tipografía de Archivos 1935 / Real Academia Española, 1989). B/N 9/49534.

V. De hecho, intentó en varias ocasiones ser nombrado Cronista Real, sin llegar a conseguirlo.

VI. Felipe II (1527-1598) ordenó cerrar los teatros madrileños, en principio, como señal de luto por la muerte de su hija, doña Catalina, duquesa de Saboya, fallecida en Turín en noviembre de 1597. Pero el cierre se convirtió en definitivo en 1598, tras la publicación de una Real Disposición que prohibía la representación de comedias. Este decreto respondía a la polémica entre los partidarios del teatro y los moralistas detractores de las comedias.

VII. Comenta Orozco Díaz34 (p. 85) que Lope de Vega "quiere sorprender no tanto a las gentes del pueblo -ya ganadas por sus comedias y sus romances- como al público de nobles amantes de la poesía, a doctos y a poetas como Luís de Góngora", a pesar de ser el mismo Luis de Góngora y Argote (1561-1627) quien mostrará su enemistad con Lope de Vega en mordaces sátiras.

VIII. Filósofo griego, discípulo de Platón (ca. 427-347 a.C.), quien, posteriormente, trabajó junto a Aristóteles (385-323 a.C.). Fue un gran orador, y, de hecho, su apodo significa "divino orador". Se le considera "el padre de la Botánica".

IX. Pedacio Dioscórides Anarzabeo, médico, farmacólogo y botánico de la antigua Grecia, trabajó gran parte de su vida como cirujano militar al servicio del ejército romano de Nerón (37-68), Calígula (12-41) y Claudio (10 a.C. -54 d.C.).

X. Esta denominación está ligada al rey Mitridates VI (132-63 a.C.). Este rey del Ponto fue un experto en sustancias venenosas y da nombre a uno de los más famosos alexifármacos de la Antigüedad, el mithridaticus. De hecho, en la actualidad "mitridatismo" viene a significar, según la Real Academia Española "resistencia a los efectos de un veneno, adquirida mediante su administración prolongada y progresiva, empezando por dosis inofensivas". Por tanto, se puede considerar a este rey póntico como un precursor de la inmunización artificial. Véase López-Muñoz et al.35

XI. Hijo de médico judeoconverso, Andrés Fernández de Laguna fue una de las más brillantes figuras de la cultura europea de la época y un ejemplo de científico humanista del Renacimiento. Tras cursar estudios en diferentes universidades españolas, Laguna estudió artes, lenguas clásicas y medicina en París entre 1530 y 1536 y al regresar a España ejerció de profesor en la Universidad de Alcalá de Henares. Infatigable viajero, fue médico en la ciudad de Metz, en Lorena, doctor por la Universidad de Bolonia, médico personal del Emperador Carlos V y de su hijo, el rey Felipe II, e incluso del papa Julio III.

XII. Esta obra fue inicialmente publicada en Lyon, en 1554, con el título Annotaciones in Dioscoridem Anazarbeum, aunque su reimpresión en Amberes en 1555 (Pedacio Dioscorides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal, y de los venenos mortíferos) constituye la versión primigenia fundamental de esta obra.

XIII. La edición utilizada para este trabajo es la editada en Salamanca por Mathias Gast, en 1566.36

XIV. En las citas cervantinas se ha utilizado la edición de las obras completas de Cervantes de Florencio Sevilla, de 1999 (Madrid, Editorial Castalia).

XV. De Vega, L. El acero de Madrid, comedia famosa. Madrid: Imprenta de la Real Compañía, 1836.

XVI. Cayo Plinio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo, nació en Como, ingresó en el ejército romano, lucho en las guerras germanas y escribió 20 volúmenes sobre la Historia de las Guerras en Germania, que en la actualidad se encuentran desaparecidos, al igual que otros de sus libros. Durante el gobierno de Nerón, pudo estar exiliado en Hispania. Posteriormente, bajo el mandato de Tito (33-81), y atraído por la erupción del Vesubio, se trasladó a Estabia, cerca de Pompeya, donde falleció probablemente asfixiado por los vapores sulfurosos procedentes del volcán, a los 56 años. Su biografía viene recogida en casi todas las ediciones de su libro más famoso, Naturalis Historiae.

XVII. En este trabajo se ha empleado la edición de Somolinosd'Ardois y Nogués de 1999, correspondiente a la versión de la Historia Natural de Plinio anotada por Francisco Hernández y por Gerónimo de Huerta (Madrid: Visor Libros - Universidad Nacional de México).37

XVIII. Estas cartas están recogidas en la edición del libro de Francisco Hernández, depositado en la Biblioteca Nacional de España, en su sede de Alcalá de Henares, basada en la edición de Luís Sánchez de 1624. Signatura 10/124651.

XIX. Francisco Hernández estuvo de expedición por el territorio mexicano de 1571 a 1577, estudiando la Historia Natural de las Indias. Reunió más de tres mil especies de plantas de interés medicinal, además de numerosos animales y minerales.8

XX. Lope de Vega lo elogia en el Laurel de Apolo (1630): "Pues no le dais Mecenas, dadle fama. / Abstracto de las Musas, / Primero estudio de sus verdes años, / A Plinio nos ha dado en nuestro idioma / Geronimo de Huerta, y las confusas / Enigmas, con tan claros desengaños. / Que con admiración los tomos toma / Docto médido Phebo, / Y dice: hoi vuelven a nacer de nuevo / (Tanto puede alcanzar industria humana) / Flores de Plinio en Huerta Castellana" (versos 532-542).

XXI. Gerónimo Gómez de Huerta nació en Escalona, en 1573, estudió Humanidades y Filosofía en Alcalá y se licenció en Medicina en Valladolid. Comenzó la traducción de la Historia Natural de Plinio, y fue Felipe II, tras leer algunos borradores, quien le animó y le encargó traducir por completo la obra de Cayo Plinio Segundo. También fue poeta, además de filósofo, naturalista y médico en la corte de Felipe IV.

XXII. Esta obra es considerada como la autoridad por excelencia y el referente en ciencias naturales más extendido y utilizado durante el Siglo de Oro.

XXIII. Constantino Castriota fue un literato y hombre de armas napolitano del siglo XVI.38 Véase también: http://www.treccani.it/enciclopedia/constantinocastriota

XXIV. Un ejemplar de esta obra, al que se ha tenido acceso, se encuentra depositado en la Biblioteca Nacional, Sala Cervantes (Referencia 2/29463 y R. MICRO/6008). La fecha aproximada de la publicación (editada en Nápoles por Cilio Allifano), deducida de la dedicatoria "Da Busselle à. XXVIII d´ottobre del L.", corresponde a los años 50 del siglo XVI.21

XXV. Véase Durante, Castore. Dizionario Biografico de gliItaliani, Volume 42, di TizianaPesenti (1993). http://www.treccani.it/enciclopedia/castore-durante_(Dizionario-Biografico)/

XXVI. Introducción (p. 74) de Sánchez Jiménez en El Isidro.3

XXVII. Se podría defender la teoría de que para algunas de sus obras, prosas o rimas, Lope de Vega precisó una formación erudita previa de relativa importancia, así como consultar fuentes bibliográficas de la época que muchas veces, por vanidad, no referenciaba, mientras que en otras obras, sobre todo las dramáticas, plasmaba retazos de su bagaje como escritor, pero sin formación añadida.

XXVIII. Mencionado en la comedia La viuda valenciana (1620), Acto primero, verso 485.

XXIX. Mencionado en la comedia El acero de Madrid (1618), Acto primero, verso 434.

XXX. En el prólogo del Laurel de Apolo dice textualmente: "Yo al contrario, presumo, que al admirarse nace de un humilde reconocimiento al cielo. Que dio tan alta sabiduría a los hombres. Malignidad, y depravado ánimo llamó Plinio al no admirarse, de los que fuese digno de admiración, y pudiera añadir que es ingratitud y arrogancia… de que se quejaba el divino Gerónimo".20

XXXI. Esta novela fue escrita probablemente entre los años 1592 y 1595, en Alba de Tormes, estando a las órdenes del Duque de Alba.

XXXII. Personajes de La Arcadia con engañosa atribución a personajes de la vida real del escritor pueden ser Alcino, secretario de Anfriso, que podría tratarse de un seudónimo del propio Lope, que también fue secretario del Duque, y el mismo Anfriso, noble y rico, joven y atractivo, que pudiera estar inspirado en el Duque de Alba, pero parece también espejo de Lope de Vega, por los arrebatos de celotipia que expresa con su amada, al igual que Lope de Vega con los desengaños de Elena Osorio. Sin embargo, Belardo es el sobrenombre más utilizado por Lope; en este caso es un pastor pobre pero ingenioso, enamorado y correspondido.

XXXIII. Se ha excluido de esta aproximación a los animales mitológicos y fantásticos, mencionados habitualmente por Lope de Vega en relación con sus connotaciones toxicológicas. Para profundizar en este tema puede consultarse Andrade-Rosa y López-Muñoz.39

XXXIV. No encontrado en Dioscórides, ni en las anotaciones de Andrés Laguna. Gerónimo de Huerta, en las anotaciones que hace a Plinio en el Libro VIII, capítulo XXXIX, dice que Dioscórides recoge en el Libro II, capítulo 16, que la carne de víbora aguza y aclara la vista, aprovecha para los males de nervios y quita los lamparones y alarga la vida. Huerta también refiere que Antonio Musa (63-14 a.C.), médico del emperador Cesar Augusto (63 a.C. - 14 d.C), curaba llagas insanables dando a comer carne de víbora. En el mismo capítulo, Huerta también comenta que la carne de esta serpiente forma parte de la composición de la famosa Triaca. En este sentido, se puede apreciar la similitud del uso como antídoto que menciona Lope de Vega. Esta referencia a la víbora también aparece en Castriota: "Che serpe è di la Viperapiù nocente? Ma la triaca si fa di lei".

XXXV. Esta obra se encuentra dentro de las Obras Sueltas no incluidas en las Partes, y por tanto no aparece recogida en la base de datos TESO. Ha sido consultada en http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/los-terceros-de-san-francisco--0/html/. Los terceros de San Francisco / Lope de Vega; edición y estudio preliminar del. Sr. D. Marcelino Menéndez Pelayo. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. Notas de reproducción original: Edición digital a partir de Obras de Lope de Vega, Vol XII. Comedias de vidas de Santos, Madrid, Atlas, 1965, pp. 194-246 (Biblioteca de Autores Españoles).

XXXVI. De la araña, Dioscórides (Libro II, página 157) nos enseña que "de su tela aplicada, reftriñe las effufiones de sangre, y defiende que las heridas fuperficiales no fe apoftemen…frita en azeyte…inftilada en los oydos…, alivia el dolor".

XXXVII. Según Castro y Rennert40 (1968, p. 89), Lope de Vega refiere que "La Arcadia es Historia verdadera, que yo no pude adornar con más fábulas que las poéticas" (Segunda parte de las Rimas, Madrid, 1602, fol. 244).

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFÍCAS

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40. Castro A, Rennert HA. Vida de Lope de Vega: (1562-1635). Lázaro Carreter F, ed. Salamanca: Anaya, S.A.; 1968.

 

ANEXOS

Tabla I: Sobre el uso terapéutico de minerales y piedras en La Arcadia y la concordancia con la obra de Constantino Castriota

Pasaje de La Arcadia de Lope de Vega1

Cita de Castriota

 

"El rubí quita los malos pensamientos".

Folio 166: "restringere la concupiscenzacarnale".

 

"El diamante atado al brazo siniestro es bueno contra los enemigos".

Folio 167: " portándoseincastatonelbraccio manco, sia remedio contro i nimici".

 

"La esmeralda causa buena memoria".

Folio 170: "fa buona memoria".

 

"El pórfido quita el dolor de la cabeza".

Folio 173: "son buoni per il dolor del capo".

 

"El oro anima al corazón, quita el miedo, da virtud al pulso, y en la boca prohíbe el mal olor, y bebido ayuda a conservar la vida".2

Folio 175: "conforta ilcuore la limadura di lui, e prohibisceiltremore, induce virtù al polso, tenuto in boccatoglieilfetore".}}

 

1 Estos pasajes completos están recogidos de La Arcadia (edición de Antonio Sánchez Jiménez7, pág. 541), cuando el protagonista, Anfriso, rebela los secretos que le han transmitido algunos pastores sabios.

2 Gambin F. De una extraña melancolía: beber y tomar oro en La Dorotea de Lope de Vega. En: Fosalba E, Vaíllo C, eds. Literatura, sociedad y política en el Siglo de Oro. Bellaterra: Servei de Publicacions de la UniversitatAutònoma de Barcelona, 2010, pp. 269-295.

 

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Tabla II: Sobre las bondades terapéuticas del asno en La Arcadia, y las posible fuentes documentales de Lope de Vega (Dioscórides y Plinio)

Cita de Lope de Vega1
Dioscórides de Andrés Laguna2
Plinio, en la edición de Gerónimo de Huerta3

"Parte hay en él que confirma los dientes. La leche sana las llagas de la boca. Gargarizando con ella, da fuerzas".

"Su leche es buena para los he?ticos, es contraveneno, cura la podagra y quiragra, adereza la tez del rostro, como es testigo la hermosa Popea, mujer de Otón y después del crudelísimo Nerón, que se lavaba con ella. Sana también la enfermedad tenesmos".

Libro II, capítulo LXIII, pág. 162: "La leche de borrica traída en la boca conforta los dientes y las encías".

Anotaciones de Gerónimo de Huerta, 1624, Libro VIII, capítulo XLIII, pág. 473: "la leche es muy serosa y delgada y en el vientre se cuaja menos que ninguna otra, y pasa con grandísima facilidad a todas las partes del cuerpo y así es grande remedio para los héticos y consumidos…Gargarizado con ella aprovecha para las llagas de las fauces, encarna las encías, y quita el dolor de dientes, bebida refrena la fuerza de los venenos y también lavándose con ella las damas curiosas, deshace las rygas del rostro, y deja hermosa tez: y aún tiene por cierto que le blanquea: y así se cuenta de Popea, mujer de Domicio Nerón, que tenía quinientas burras paridas en cuya leche se bañaba todo el cuerpo, para que le quedase el cuero blanco, delgado y liso, que tenía".

 

"La [ceniza] de las un?as quita las cicatrices de los ojos y las manchas o nubes".

Libro II, capítulo XL, pág. 145: "La ceniza de las uñas del asno, si se beben della dos cucharadas algunos días, aprovecha según dicen a la gota coral. Mezclada con azeyte resuelve los lamparones. Sana también las frietas y sabañones aplicándose con vinagre".

Libro II, capítulo LXX, pág. 171: "Habla de la hiel de los animales como remedio contra las cataratas, las nuves y la oscuridad de la vista, pero no especifica que sea del asno".

 

Libro XXVIII, capítulo XI: "la ceniza de la uña del jumento hecha linimento con leche de su especie quita las cicatrices y nubes de los ojos".

Anotaciones de Gerónimo de Huerta, pág. 473: "las uñas quemadas y hechas polvo: mezclados estos con azeite deshacen los lamparones y echados sobre los sabañones abiertos los sanan".

"Su celebro la gota coral".4

PLibro II, capítulo XL, pág. 146: Para la gota coral, Andrés Laguna detalla que Dioscórides no dejó dicho con que se debía dar a beber la ceniza de uña de asno. Él apunta que se puede dar con el cocimiento de la raíz de peonía.

Libro II, capítulo XXXVIII. pág. 145: Menciona el hígado del asno con indicación terapéutica para la gota coral. No se recoge relación entre el cerebro y la gota coral en el Dioscórides.

 

Libro XXVIII capítulo XVI: "…para la gota coral… el cerebro de jumento en agua miel ahumado primero puesto en unas hojas, tomado cada día media onza…".
"Su orina con melanto las apostemas; y, hecha lodo, las verrugas; y si es de recién nacido, mezclada con nardo , es saludable unción a los pasmados".5 Libro II, capítulo LXXIII, pág.174: "la orina del asno sana el mal de riñones".

Libro XXVIII, capítulo XVI: "el lodo de la orina de jumento quita las verrugas".

Libro XXVIII, capítulo XI: "la mezcla de la orina del asno recién nacido con el nardo:… Con la ceniza del genital del asno, tiende a espesarse el cabello y librarse de encanecer… y hacerse más grueso con la orina del jumento o pollino nuevo y por causa de su fastidioso olor mezcla con ella nardo".

 

"Su estie?rcol sana la tiricia, como sea del primer parto". Libro II, capítulo LXXII, pág. 173: "el estiércol de asno y de caballo crudo o quemado, se deshace con vinagre y se aplica, restriñe las effuciones de sangre y… bebido con vino, contra las mordeduras de escorpión". No se encuentran referencias sobre el uso terapéutico del estiércol, tal y como lo relata Lope de Vega.
"Su hígado con pan, a los nin?os, y si les mezclan sus pelos, los hace animosos".  

Anotaciones de Gerónimo de Huerta, pág. 473: "El hígado defte animal comido en ayunas dizenfer remedio contra la alferezia".

Plinio, Libro XXVIII, capítulo XIX: "El hígado del asno mezclado con un poco de pan, instilado en la boca de los niños, los libra de la alferecía y de otras enfermedades".
Plinio, Libro XXVIII, capítulo XIX: "La piel del asno echada encima hace a los niños que no sean temerosos".

1 Estos pasajes completos están recogidos en la edición de Antonio Sánchez Jiménez deLa Arcadia de 2012 (pp. 615-616).

2 Pedacio Dioscórides Anazarbeo, Acerca de la Materia Medicinal, y de los venenos mortíferos, Traducido de lengua Griega, en la vulgar Castellana, & ilustrado con claras y sustanciales anotaciones, y con las figuras de innúmeras plantas exquisitas y raras, por el Doctor Andrés de Laguna, Medico de Julio III. PontificeMaximo. En Salamanca por MathiasGast. Año 1566. Con privilegio.

3 Historia Natural de Cayo Plinio segundo, traducida por el licenciado Gerónimo de Huerta, 1624 y 1629.

4 Diccionario de Autoridades, Tomo IV (1734). "GOTA CORAL. Enfermedad que consiste en una convulsión de todo el cuerpo, y un recogimiento o atracción de los nérvios, con lesión del entendimiento y de los sentídos, que hace que el doliente cáiga de repente. Procede de abundancia de los humores flemáticos corruptos, que hinchendosubitamente los ventrículos anteriores del celebro, y recogiéndose este para expelerlos, atrahehácia sí los nérvios y los músculos, quedando el doliente sin movimiento y como muerto. Llámasetambien Epilepsia. Latín. Epilepsia. Morbuscomitialis. Galeno enseña, que la gota coral es pasmo de todo el cuerpo, no perpetuo como otros, sino interpolado, que toma a tiempos".

5 Diccionario de Autoridades, Tomo V (1737). "PASMAR. v. a. Ocasionar, o causar suspensión o pérdida de los sentídos, y del movimiento de los espiritus". Diccionario de Autoridades, Tomo V (1737). "PASMAR. Se toma tambien por enfriar mucho, o con violencia".

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Tabla III: Referencias a los beneficios saludables de distintos productos de procedencia animal en La Arcadia, y las posible fuentes documentales de Lope de Vega (Castriota, Dioscórides y Plinio).

Pasaje de La Arcadia de Lope de Vega
Cita de Castriota, Libro V1
Cita del Dioscórides de Laguna2
Cita de Plinio, en la edición de Gerónimo de Huerta3
"La uña del elefante es contra la epilepsia" (pág. 540)

Folios 106-107: Tomando como referencia a Plinio (según pone en sus anotaciones) y Dioscórides, refiere: "L´ognia di lui contro la epilensia per opinión di Dioscórides".

No aparece en Dioscórides ni en las anotaciones de Laguna.

Libro II, capítulo XL: "la ceniza de las uñas del asno, si se beben della dos cucharadas algunos días, aprovecha según dicen a la gota coral"4.

En el Libro II, capítulo L, como refiere Huerta, Laguna hace referencia a Plinio cuando habla del elefante, pero es un capítulo dedicado al marfil y Dioscórides solo recoge "la rasura del marfil sana los panarizos y tiene virtud estiptica".

Huerta, en sus anotaciones en el Libro VIII, capítulo XII, nos remite a Dioscórides, Libro II, capítulo L, y nos remite a Plinio que utiliza también las uñas en medicina. Lo que dice Huerta no tiene nada que ver con la epilepsia, ni con lo que comenta Lope en otra obra de teatro5 sobre el unto de elefante contra las escoceduras.

En el Libro XXXVIII, capítulo XVI, donde habla de los tratamientos de la gota coral, no comenta nada del elefante, y en el capítulo VIII, donde trata de las bondades terapéuticas del elefante, aparece la indicación del "hígado del elefante para los que padecen alferecía".6

"El graso de la vulpeja quita el dolor de los oídos" (pág. 540). Folio 124, donde habla del "volpe" y dice de él: "ilsuo graso al dolor de l´orecchie". Libro II, capítulo XXXVII: "el unto del raposo derretido y echado en los oídos quita el dolor".

Libro XXVIII, capítulo XI: "Para otros males de oídos, el unto o enjundia de raposas".

 

"La ceniza de la rana sobre la herida detiene la sangre" (pág. 541). Folio 154, toma como referencia a Avicena: "atta la suacenerepolverizata su la piagaà, prohibir ilflusso del sangue". Dioscórides, en el Libro II, capítulo XXV: "La ceniza de las ranas polvoreada, restaña las efusiones de sangre y aplicada con pez líquida en forma de ungüento, hace renacer los cabellos bolados de alopecia".

No aparece reflejado en Plinio, Libro VIII, capitulo XXXI, ni tampoco en Hernández, ni en Huerta, Libro XXXII capitulo VIII, pero sí aparece en las anotaciones de Gerónimo de Huerta del Libro VIII, capítulo XXXI, pagina 429, donde dice que Demócrito comenta sobre su uso en medicina, pero ni Demócrito confirma que estas aseveraciones son suyas, ni Huerta las tiene por verdaderas: "hechas polvos restaña la sangre y mezcladas con pez liquida hace renacer los cabellos".

"La lengua del dragón es contra los espíritus íncubos" (pág. 540). Folio 119: "Coluiche s´onta de la lingua… fuggeiltravaglio de l´incubbi, per quel che se legenel libro di la natura di cose".  

Plinio, Libro XXIX, capítulo IIII, páginas 496-497: "Su cabeza puesta debajo del umbral de la puerta teniendo, propicios con la adoración a los dioses, prometen que hacen la casa venturosa y bien fortunada".

Libro VIII, capítulo XIIII, en las anotaciones e Huerta: "De la enxundia de los dragones dizen, que huyen todos los animales venensos, y esta misma mezclada con miel y azeiteañexo, deshace las nieblas y ceguedad de los ojos".

"La sangre del toro daban los antiguos a los condenados a muerte por veneno" (págs.. 540-541).

Folio 126: "Se fa ununguentocontroil dolo di matrice. Ilsangue di lui (benche per veleno da gl ´antiqui si dava à i condennati à morte".
No encontrada ninguna referencia

Libro VIII, capítulo XLVI, del Buey, en anotación de Gerónimo de Huerta: "La sangre fresca del toro es contada entre los venenos, pero esta misma ablanda y deshace los tumores del cuerpo duros".


"La orina del lobo pierde la virtud de la generación" (pág. 541).

Folio 127r: "Chi piscia su la calda urina del lupo, perde perpetuamente la virtù del generare".

  Libro VIII, capítulo XXII, recoge Huerta múltiples remedios, pero ninguno semejante al descrito por Lope o Castriota.
"El humo del estiércol del caballo hace fecundas las mujeres" (pág. 541).

Folio 133 "Il fumo dil letame di lui, fa alledonne che partorisconoaffecodare, facendolianchorauscireilmortoembriondalventre.
Sana ilstercodil Caballo il dolor del´orecchie, guarisceillatte di la Giumentail dolor di la matrice".

   
"El corazón del búho en el pecho sinistro de una mujer que duerme le hace descubrir sus secretos"·(pág. 541).

Folio 148: "Per autorit´di Plinio: scrive Phisiologo, che postoilcuor del buffone la sinistra banda di la donna, che dorme, palesasubbitoquant´hafatto di malene i giornifuoi".

 

Libro X, capítulo XII, Huerta comenta ciertas leyendas inverosímiles sobre el búho, y entre ellas, la misma recogida en Castriota: "puesto su corazón sobre el pecho izquierdo de la muger estando dormida, la haze descubrir sus secretos, y que llevándole consigo los que van a pelear le hazen más animosos y fuertes".

"El hígado del delfín quita las vascas y parasismos" (pág. 541).

Libro settimo, folio 158r: "Scrive Plinio, chi´lfegato di tal fiera, priachegiunghiilparofismo, toglie la bascacausatadalcalore… E ` utiliffima la cenere di lui per le gengive, e pe i denti.
Legato al collo un facchetto di lei, prohibissce le repentinepaure".

 

En el Libro IX, capítulo IX, en las anotaciones del Dr. Huerta, y en el Libro XXXII, capítulo VII, directamente escrito por Plinio, la única indicación que aparece del hígado del delfín es su indicación para las lesiones cutáneas de la lepra y el empeine:7 "algunos tuestan el hígado del delfín en un vaso de barro hasta que corre su gordura, semejante a azeyte y con ella untan".

1 Constantino Castriota, Ilsapereutil´edelettevole, Nápoles, 155?.

2 Pedacio Dioscórides Anazarbeo, Acerca de la Materia Medicinal, y de los venenos mortíferos, Traducido de lengua Griega, en la vulgar Castellana, & ilustrado con claras y sustanciales anotaciones, y con las figuras de innúmeras plantas exquisitas y raras, por el Doctor Andrés de Laguna, Medico de Julio III, PontificeMaximo. En Salamanca por MathiasGast. Año 1566. Con privilegio.

3 Historia Natural de Cayo Plinio Segundo, traducida por el licenciado Gerónimo de Huerta, Médico y Familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Y ampliada por el mismo, con Escolios y Anotaciones, en que aclarado escuro y dudoso, y añade lo no sabido hasta estos tiempos. Dedicada al Católico Rey de las Españas y Indias don FELIPE III nuestro señor. Año 1624. Con privilegio. En Madrid, Por Luis Sánchez Impresor del Rey y N.S.

4 En el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias, en la página 652: "…llámese en griego epilepsia".

5 Los Mártires de Madrid.

6 Diccionario de Autoridades, Tomo I (1726): "ALFERECIA. s. f. La priméraespécie de enfermedades convulsivas, que consiste en una lesión y perturbación de las acciónesanimáles en todo el cuerpo, ò en alguna de sus partes, con vários accidentes: como son el de apretar y rechinar los dientes, echar espumarajos por la boca, y ordinariamente con contracción del dedo pulgár. Lat. Epilepticusmorbus. Epilepsia, ae. LAG. Diosc. lib. 5. cap. 64. Es admirable remédio contra la alferecía de los niños de teta, y contra la gota corál de los yácrecídos".

7 Diccionario de Autoridades, Tomo III (1732): "EMPEINE. Es una especie de tiña seca, que procede de cólera o flema sutíl, podrecida o salada, que solamente ocupa el cuero o cutis exterior del cuerpo. Los Médicos conocen quatroespécies de esta enfermedad. En este sentido viene del Latino Impetigo. Latín. Lichen, enis. LAG. Diosc. lib. 1. cap. 113. Es admirable remedio para las asperezas y empéines de todo el cuerpo, y en especial de las manos".

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Tabla IV: Referencias a las propiedades terapéuticas de plantas, flores y arbustos en La Arcadia, y las posible fuentes documentales de Lope de Vega (Castriota, Dioscórides y Plinio)

Pasaje de La Arcadia de Lope de Vega
Cita de Castriota
Cita del Dioscórides de Laguna
Cita de Plinio, en la edición de Gerónimo de Huerta
Salutífero romero (pág. 178).

El Rosmarino no aparece citado en Castriota.

Tal vez esta información pudo obtenerla Lope de San Isidoro, quien, en sus Etimologías,1 Libro XVII, capítulo 9, se refiere a esta planta como herbamsalutarem, pudiéndose traducir como salutífera.

Tampoco coincide la información con Durante Castore2

Libro III, capítulo LXXXIII: "es saludable remedio contra todas las enfermedades frías de la cabeza y de estómago". Libro XXIIII, capítulo XI: "La rayz sana las heridas… los intestinos que se salen por el suelo y los tumores duros llamados condilomas, y las almorranas. El zumo aumenta la vista de los ojos. La semilla bebida para los males antiguos del pecho y para la madre, con vino y pimienta, ayuda la purgación de los meses, también para la gota de los pies, linimento para los lamparones…"
Helenium3: "de las lágrimas de Helena de Troya nació esta hierba que bebida con vino provocaba la risa y servía de afrodisiaco para las mujeres" (pág. 177).


Folios 73-74: menciona a Plinio como fuente "che favorisca la carnatura e belleza delledonne… genera letitiabevuto in vino, fa chisoprail porta nel amor ben fortunato".

Libro I, capítulo XXVII, pág. 32: no hace mención alguna parecida a las previas y en las anotaciones de Laguna dice: "comido el helenio hace olvidar las tristezas y las congojas del corazón, conserva la hermosura de todo el cuerpo, despierta la virtud genital y es veneno de los ratones".

Libro XXI, capítulo XXI: "el helenio, (nacido como dijimos, capítulo X) de Helena, se cree que favorece a la hermosura, y que conserva incorrupta la tez de las mujeres, en el rostro y en todo el cuerpo… infunde cierta gracia y amoroso aspecto… esta yerba bebida en vino, un efecto de alegría".
Verbena: "Con la verbena escondida en la mano del médico, conocerá si ha de morir o vivir el enfermo" (pág. 539).

Folio 51: "Scrive el Passionarioche portado, questaherbail medico ne la mano nascosta, scuopre, se ha da vivere o moriré".

Libro IV, capítulo LXI: Entre las indicaciones no aparece la que menciona Lope de Vega

Esta indicación no aparece recogida en Plinio.
"La esposa del sol que llaman Heliotropo, quita destilada las manchas del rostro4, y puesta su raíz al cuello libra de los escorpiones" (pág. 539).  

Libro IV, capítulos CXCII y CXCIII: "con vino y en forma de emplasto es útil para las puncturas del escorpión.5 Traído al cuello hace a las mujeres estériles".

 
Lupino (altramuz): "engorda los caballos" pág. 539).

Castriota lo denomina lupino y menciona a Plinio como posible fuente en el folio 55

Como remedio refiere: "se pone al fumo… in tal guisa ingrassa i cavalli".

Libro II, capítulo CI: hace mención de múltiples efectos terapéuticos para el ser humano, pero no hace mención alguna a los caballos.

Plinio, en el libro VIII, capítulo XIIII, refiere que "harta a un buey, y le tiene fuerte y gallardo… puesto en el vientre a los muchachos es remedio para su dolor".

En la anotación que hace Huerta, habla de Horacio, quien en latín lo denomina lupinis.

En el libro XXII, capítulo XXV, se recogen muchísimas utilidades medicinales para el hombre.

Narciso: "conforta los nervios y aclara el rostro" (pág. 539).

Folio 66: menciona a Isidoro, Dioscórides y Plinio. "Conforta ilsuofiore i nerbi, e meschiato col seme delaVrtica, aceto e mele, toglie la machiedalvolto".

Libro IV, capítulo CLXII: "Aplicada en forma de emplasto suelda los nervios cortados…con simiente de ortigas y con vinagre, extirpa las quemaduras del sol".

Libro XXI, capítulo XIX: "es enemigo de los nervios… mezclado con harina quita las pecas y manchas negras".

Rosa: "quita el dolor de cabeza causado del humor colérico" (pág. 539).

Folio 67: hace referencia a Plinio y comenta que "reconforta el cuore".

Libro I, capítulo CXI: habla de "las pastillas de rosas para ciertos humores gruesos y muy viscosos… y vemos cesar luego lo dolores y pesadumbres delas junturas, de la cabeza y de todo el cuerpo".

Libro XXI, capitulo XIX: entre otras cosas la utiliza para "los dolores de cabeza", y en anotaciones del Dr. Hernández se dice que "puesto en la nariz, purga la cabeza".
Lirio: "esfuerza el corazón" (pág. 539).

Lirio o Giglio, en el folio 68, comenta que toma como fuente a Plinio: "confortar el cuore".

Libro I, capítulo I, de la Iris: no recoge efecto en el corazón. Plinio no hace ninguna mención a este efecto en el Libro XXI, capítulo XX.
"Bebido el jacinto con vino impide la generación" (pág. 540). Hiacinto,6 folio 74: "con vino non fa più i peli generare,… remedio contra il morfo di ferpenti, falangi e d´altrianimaivelenofi".

Libro IV, capítulo LXIIII: "hyacinto bebido con vino suele repurgar la ictericia".

Libro XXI, capítulo XXVI: "su raíz… hecha linimento con vino dulce detiene la pubertad y no deja salir la barba… su semilla contra las serpientes y alacranes y contra la hictericia".

Lechuga: "Lechugas de amor esentas" (pág. 591).

En el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias, en la página 756, resume que siguiendo a Plinio, "la lechuga ultra de refrescar, mitiga el apetito venéreo, de donde es símbolo de la continencia, y con el uso della viene el hombre a ser menos apto para él".

  Libro II, capítulo CXXV: Dioscórides refiere que es útil a los que "sueñan sueños muy lujuriosos y refrena los apetitos venéreos".

Libro XIX, capítulo VIII: "a las lechugas algunos las llaman Eunuchio porque estas refrenan las pasiones de Venus".

Libro XX, capítulo VII: "aplacar en el sueño las imaginaciones de lujuria".

Celidonia: "Con la celidonia restituyen la vista a sus hijos las golondrinas" (pág. 539). Folio 61-62 del Libro tercero, toma como fuente a Plinio: "con leiàa i polli loro nel nido la perduta vista restituiscono".

Libro II, capítulo CLXXI: "Es útil para clarificar la vista… celidonia quiere decir golondrinera, porque nace cuando vienen las golondrinas y cuando se van, se secan… dicen algunos que… en cegando alguno de sus golondrinitos, luego le restituyen la vista, tocándole con la Celidonia los ojos".

Plinio, en el Libro XXV, capítulo VIII, dice que con la celedonia" las golondrinas restituyen la vista a los ojos de sus polluelos en el nido".

También el mismo Plinio, en el Libro VIII, capítulo XXVII, dice que la chelidonia "es muy provechosa para la vista, curando con ella los fatigados ojos de sus golondrinas".

Libro XXV, capítulo XII: "para los males de los ojos".

"El lino indiano, que tanto admiró a los antiguos, viéndole resistir al fuego" (pág. 177). Folio 72: "una si trova in India, che resiste al fuoco". No hay referencia.

Libro XIX, capítulo I: "y se ha hallado lino a quien no consume el fuego, que llaman vivo… nace en los lugares desiertos y abrasados con el sol de la India, donde no llueve, entre serpientes crueles".

"La simiente del lino con miel y pimienta excita los deseos amorosos" (pág. 539).

Folio 73: "fato ilsuo seme colmele e pepe eccita la concupiscenzacarnale".

Libro II, capítulo XCIIII: "encorporada con miel y pimienta, y comida como conserva en gran cantidad provoca lujurias".

Libro XX, capítulo XXII, no se recoge la acepción que describe Lope: "la simiente con vino mitiga las lágrimas de los ojos… cocida en vino impiden que no vayan cundiendo las llagas, y con miel que no salga al cuero la flegma salada".

"Las habas cocidas, puestas sobre los pechos de las doncellas, prohiben que crezcan" (pág. 539).

Favas en folio 56, donde hace referencia a Plinio: "posta bollita e calda soprailluoco, non fa crescere le tette di le Donzelle".

Libro II, capítulo XCVI: "relaja las tetas empedernecidas, y apostemadas y reprime el furor de la leche".

En el Libro XVIII, capítulo XII, sobre las legumbres: No recoge este efecto de las habas y nos remite al Disocórides traducido por Mattioli (Lib. 2, c. 69).

"El zumo del heno sana las mordeduras de los rabiosos perros" (pág. 539).

Folio 60, utiliza como fuente a Isidoro y también nombra a Plinio: "Ilsuosuccocontroilmorso di canirabiosi".

No encontrado en Dioscórides.  

Cicuta: "frígida cicuta que al corazón exhala la muerte que cubrir el oro intenta" (pág. 483).

"los cazadores untados con cicuta no pueden ser ofendidos de las onzas…Si un hombre hubiese tomado veneno y le diesen la cicuta luego, es sin duda que viviría, porque, hallando con quién competir, mataría su primer contrario y dejaría al hombre vivo" (pág. 538).

Folio 60, también hace referencia a Plinio: "veloce e mortiferoveleno… che untati i cacciatori del succo di cotalpiantaperiscano le pantiere in toccarli" Libro IV, capítulo LXXX, y libro VI, capítulo XI. Al final de la anotación de Laguna se dice "… es fría la cicuta en extremo grado".
Libro XXV, capítulo XIII: "La cicuta es veneno… con que daban la muerte sin sentirla… La semilla y las hojas tiene fuerza y virtud de enfriar, la cual si mata empieza a enfriarse desde las extremidades del cuerpo".

1 Puede consultarse a Isidoro de Sevilla, Etimologías, XII 4, 6, 9. Versión castellana de Luis Cortés y Góngora. Madrid: B.A.C.; 1951.

2 Herbario nuovo, pp. 396-397.

3 Castore Durante, en el Herbario Nuovo, páginas 221-222: "L'Élenio, es ser nato delle lagrime dÉlena,… per conservare egli la facciedelledonnecosi como tuttoil resto della carne del corpo, faciendo la faccie delle donnepiùgratiose et piùlascive". Parece que pudo haber tomado como referencia a Plinio, pero en estas páginas no menciona cual pudo ser su fuente.

4 Esta indicación se la da Durante al agua de helenio: "Lácquastillata dalle radicimondifica la faccialevandonetutte le macchie".

5 Esta misma indicación para las picaduras del escorpión las recoge Durante en la página 223 de su Herbario nuovo.

6 En el Herbario nuovo de Durante, página 230, se recoge: "suogratissimoodore conforta ilcuore&ilcervello". Esta descripción podría indicar un cierto efecto antidepresivo.


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Tabla V: Referencias a las propiedades terapéuticas de diferentes árboles en La Arcadia, y las posible fuentes documentales de Lope de Vega (Castriota, Dioscórides y Plinio).

Pasaje de La Arcadia de Lope de Vega1
Cita de Castriota
Cita del Dioscórides de Laguna
Cita de Plinio, en la versión de Gerónimo de Huerta
"El corazón de la palma alegra al hombre y esfuerza la Venus"2 (pág.540).

Folio 81: "ilcuor di la palma fa l´huomogiocondomangiandose, &accrescie la forsanell´amorosebattaglie"

Libro I, capítulo CXXV y CXXVI: "el fruto si se come en gran cantidad emborracha".

Libro XIII, capítulo IIII " después de cortado este árbol (macho), dicen que las hembras viudas quedan estériles y tanto es el sentimiento de Venus".3

En el libro XXIII, capítulo V, se recogen otras utilidades medicinales de la palma.

"El ciprés, consagrado a Plutón, quita el dolor de los dientes" (pág. 540). Folio 82z: Cipresso "contra il dolor de i denti per autorita di Avicena". Libro I, capítulo LXXXII: entre las múltiples indicaciones terapéuticas no aparece ninguna sobre el dolor de dientes

Libro XVI, capítulo XXXIII: refiere que es consagrado a Plutón, y por esta causa es señal de que había cuerpo muerto y se ponía en las puertas de las casas del difunto. No menciona efecto alguno sobre los dientes.

En el Libro XXIIII, capítulo V, no recoge uso terapéutico sobre los dientes, pero si refiere en este mismo capítulo que quita la niebla y escuridad de los ojos, efecto que Lope atribuye al álamo.

"La higuera, que detuvo al cuervo cuando Apolo le envió a por agua quita las nubes de los ojos" (pág. 540).

Folio 84, Fico: "L´ungüentocomposto di mele, e ficopurghi le machiegrosse de ilumi, giovaallavifta, e prohibifceil descenso negl´occhi".

Folio 85: "inviòApolloil Corbo per acqua… scorto per il camino alcunifichi, determinò non partir si da quelluoco finche non fussero i frutti ben maturati".

Libro I, capítulo CXLIIII: "Su fruto relaja el vientre y es molesto al estómago… soldar las heridas y resolver los apostemas".

No aparece efecto alguno sobre las nubes de los ojos.

Libro XV, capítulo XVIII: No aparece efecto terapéutico.

Huerta, erróneamente, hace referencia a Dioscórides, Libro I, capítulo CXDVI, siendo lo correcto el capítulo CXDV.

"El mirto escondido debajo de la cabeza de una mujer la hace soñar en quien le puso" (pág. 540). Folio 86r: " nascondendo un ramo l´huomo di Mirto sottoilcapozale di la donna amata, la fa sogniare". En el libro I, capítulos XXXIIII y CXXVIII, ni Dioscórides ni Laguna hacen referencia a este efecto mágico que describe Lope.

Libro XV, capítulo XXIX: no recoge este efecto, pero si describe al mirto como un árbol impregnado de leyenda y mitología.

En el Libro XXIII, capítulo IX, se recogen multitud de indicaciones útiles en medicina.

"El laurel cocido en vino deshace las piedras" (pág. 540). Folio 90: "dice Galeno, ch´il Lauro bollito col vino rompe la pietre de ì rem".

Libro I, capítulo LXXXVI: "Las hojas majadas con vino, contra los tísicos, asmáticos y contra los humores que distila el pecho… instilado con vino y aceite rosado, contra la dificultad de oir y el dolor de oídos… la corteza de la raíz rompe la piedra".

Libro XV, capítulo XXX: No hace mención terapéutica.
"La simiente del álamo con miel quita la escuridad de los ojos" (pág. 540). Fol 93r, Pioppo: Refiere que, según Dioscórides, "ilfucco de le fue sementimefchiato col meleprohibisca la ofcurità de gliocchi… con l´acetoguarifcomo le podagre". Libro I, capítulos LXXXIX y XC: "Del populo blanco… aquellas pelotillas que se muestran cuando primeramente brotan las hojas, si majadas y mezcladas con miel se aplican, sirven mucho a la flaqueza de la vista".


Libro XVI, capítulo XXIII: No aporta efecto terapéutico.

El Dr. Huerta anota a Dioscórides, Libro I, capítulos XC y XCI.

En el libro XXIIII, capítulo VIII, aporta múltiples usos terapéuticos, pero ninguno relacionado con la oftalmología.

"El naranjo, consagrado a Juno, prohíbe la corrupción de los humores" (pág. 540).

Folio 96, Arangio: Galeno "mangiato col zuccarophohibisca la corruttione de glihumori".

No recogido en Dioscórides. No hay ningún registro en el Libro XV, dedicado a los árboles frutales.
"La oliva es útil a la vista" (pág. 540).

Folio 98, Oliva: "per autorità di Galeno util´àgl´occhi, prohibendo la carnofità del fuo ramo ilcafcar de le palpebre"

Libro I, capítulos CXVI, CXVII, y CXIX: "El zumo de las hojas de olivo… reprime las destilaciones antiguas que suelen acudir a los ojos. Las hojas quemadas… para las medicinas útiles a los ojos... Las aceitunas negras no hacen provecho a los ojos… Los olivos domésticos lloran una goma, que instilada, vale contra la flaqueza de vista y corrige las señales y nubes que perturban los ojos".

Libro XV, capítulos I, II, III, IV y V: Sin referencias a esta indicación oftalmológica.
"El humor que distila el tejo hace resplandeciente el rostro" (pág. 540). En italiano Tasso. No encontrado en Castriota. No recogido en Dioscórides.

Libro XVI, capítulo X, el Tajo. Sus bayas son venenosas. Los griegos lo llaman Smilace. Deja de ser nocivo si se hinca en el árbol un clavo de cobre.

"El cedro prohíbe que el cuerpo muerto se corrompa" (pág. 540). Folio 101r, Cedro: "Prohibisce la putrefattion del corpo humano" Libro I, capítulo LXXXV: "Tiene la resina (Cedria) la propiedad de corromper los cuerpos vivos y conservar los muertos… algunos lo llaman vida de los difuntos".

Libro XXIIII, capítulo V: "Conserva incorruptos los cuerpos difuntos, por muchos siglos y corrompe los vivos... quite la vida a los vivos y sirva de vida a los muertos".

1 Página 540 de la edición de Antonio Sánchez Jiménez (Madrid, Cátedra, 2012).

2 Este efecto al que alude Lope de Vega no está relacionado con el ser humano. Tras leer a Plinio y las anotaciones de Gerónimo de Huerta, descubrimos el comportamiento entre la palma hembra y la planta macho.

3 Huerta hace referencia a Teofrasto, Libro III, capítulo XXIII.

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Recibido: 16/1/2017
Aprobado:24/3/2017

 

Cristina Andrade-Rosa. Licenciada en Medicina y Cirugía, Especialista en Medicina de Familia, Centro de Salud Los Castillos, Dirección Asistencial Oeste, Alcorcón, Madrid, España. cristina.andrade.rosa@gmail.com

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