… Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales: el hombre…"
"Fidel Castro Ruz 1
A pesar de los intentos de los sectores más conservadores del gobierno de los Estados Unidos para objetar la legitimidad del Calentamiento global como un problema social, en la comunidad científica internacional existe un fuerte consenso de que las temperaturas superficiales globales han aumentado en las últimas décadas y que la tendencia se debe principalmente a las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero.2
Para Cuba, como pequeño estado insular, es particularmente importante identificar los impactos del cambio climático y así determinar las acciones científicamente justificadas para evitar o reducir sus consecuencias adversas y formular medidas necesarias de adaptación.
Seis décadas de transformaciones sociales han creado las bases para la alta resiliencia y han generado capacidades para emprender los cambios. Aun así, los retos que se presentan son grandes y se requiere de una voluntad política firme, liderazgo y participación de todos los sectores sociales para enfrentar adecuadamente el azote del cambio climático.
Datos avalados por estudios científicos, ratifican que hoy el clima de la Isla es cada vez más cálido y extremo. La temperatura promedio del aire puede aumentar entre 2,6 y 4,5oC y la precipitación anual disminuir entre un 15 y un 60%, respecto a los valores actuales. La disponibilidad potencial de agua en el 2100 podría reducirse a 24 km3, un 37% menos respecto a la línea base 1961-1990.
La plataforma insular cubana y los mares adyacentes que relacionan a Cuba con el océano, sufrirán alteraciones significativas; entre ellas: modificación paulatina de las características físico-geográficas, hidrográficas e hidroclimáticas de la plataforma insular y de la línea de costa; reducción considerable de las áreas bajas del archipiélago y la desaparición de cayos; aumento de las fluctuaciones de la marea y de las variaciones no periódicas del nivel del mar, lo cual se incrementará durante eventos atmosféricos severos; retroceso de la costa hasta un máximo de 7 km y alteración en la distribución espacial de los sedimentos.3
En la actualidad el problema no consiste en saber si se está produciendo un cambio climático, sino cómo responder a él de la forma más eficaz.
En abril del 2017, el Consejo de Ministros de Cuba aprobó el plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático, denominado Tarea Vida, que contempla cinco acciones estratégicas y 11 tareas orientadas a identificar y acometer acciones relacionadas con la protección costera de las ciudades; la relocalización de asentamientos humanos; la recuperación integral de playas, manglares y otros ecosistemas naturales protectores; el aseguramiento de la disponibilidad y el uso eficiente del agua; la disminución del deterioro, la rehabilitación y la conservación de los arrecifes de coral y los proyectos vinculados con la energía renovable, la eficiencia energética, la seguridad alimentaria y los determinantes sociales y medioambientales de la salud.4
El sector de la salud desarrolla un pro grama de enfrentamiento al cambio cli mático, con medidas a corto (2020), mediano (2030), largo (2050) y muy largo plazo (2100); el cual se enfoca en los ejes de investigación, capacitación, vigilancia y alerta temprana; a fin de actualizar la res puesta sectorial en correspondencia con el plan estatal. Su fin es elevar el conocimiento acerca de la influencia de la variabilidad climática en el proceso salud-enfermeda d y la consecuente organización de los servicios de salud.
Para el enfrentamiento al cambio climático es vital tomar en consideración los factores sociales, dado que están relacionados potencialmente con todos los aspectos de la salud y las enfermedades, desde los ejemplos clásicos de las enfermedades infecciosas, hasta el más complejo y multifactorial de las enfermedades crónicas no transmisibles.
Partiendo de la máxima de “pensar globalmente y actuar localmente”5 se invita a la comunidad científica a desarrollar investigaciones y proyectos de intervención relacionados con los aspectos sociales del enfrentamiento al cambio climático en temas como: equidad, género, ética, educación medioambiental, evaluación de políticas, vulnerabilidad y riesgo ambiental, adaptación de sistemas y servicios de salud, impacto social del cambio en los patrones de distribución de las enfermedades sensibles al clima, entre otros.
Imperativo de estos tiempos resulta el recuerdo permanente de las palabras del Comandante en Jefe: “Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo”,1 actuar en consecuencia, se revierte en compromiso para preservar la vida.