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Recientemente se celebró la Semana Mundial de la Inmunización 2021, iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para replantear el debate mundial sobre las vacunas y centrarse en su importancia. Resulta cínico que mientras millones de personas en el mundo no tienen acceso a ellas, otras utilicen los medios a su alcance para cuestionar su validez.
A medida que avanza este año 2021, se acerca la posibilidad de que los cubanos deban acceder a la vacunación, el cual es un proceso voluntario, individual. Pero, qué tan personal puede resultar la decisión?
Cualquier intervención de salud que conlleve un riesgo, debe ir precedida del consentimiento informado, aceptación verbal o escrita, como expresión del respeto a la autonomía del paciente. En este caso, se encuentra la mayoría de la población objetivamente informada para decidir participar en este importante proceso?
La gestión de la epidemia en Cuba, no solo ha resultado efectiva, sino que ha refutado algunos mitos del imperialismo y las políticas neoliberales en relación con: el papel del estado en la sociedad, la eficiencia de la privatización de sectores estratégicos y la colaboración internacional, por solo citar algunos. Su mérito es mayor cuando ocurre en un momento en el que el recrudecimiento del bloqueo estadounidense alcanza niveles insospechados.
Una arista de la guerra no convencional contra Cuba incluye la desinformación, fenómeno que ha llegado a tal punto, que fue necesario acuñar un término: infodemia, para referirse a la abundancia de información sobre un tema concreto, muchas veces incorrecta, lo que puede dificultar una respuesta efectiva, y crear confusión y desconfianza entre las personas.
A medida que se estimula el distanciamiento físico, las personas en el mundo globalizado acuden a las redes sociales, donde abundan noticias falsas, influencers, movimientos radicales, disidentes, anarquistas, entre otros, cada uno con una agenda propia y tratando de reclutar seguidores. El caso de los candidatos vacunales cubanos no ha estado fuera del radar de quienes pretenden desacreditarlos como resultados de la ciencia cubana y opten por alentar posturas contrarias a la vacunación.
La vacunación es considerada la intervención sanitaria preventiva más costo-efectiva, en los intentos de erradicar, eliminar o controlar enfermedades infecciosas. Existe evidencia científica suficiente para respaldar esta afirmación y la tradición de los procesos de prevención de enfermedades a través de vacunas presenta en Cuba una larga historia. (1
La comunidad científica cubana, y en especial el personal de salud deben jugar un papel activo en la batalla informativa que se presenta, con argumentos sólidos, objetivos y transparentes. Toda la información relacionada con los candidatos vacunales cubanos y los estudios relacionados con ellos, están disponibles en el Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos, (2) la prensa y los diversos canales informativos del país presentan información fidedigna. La OMS también ha dedicado una página al tema de la vacunación contra la COVID-19. (3
La decisión de vacunarse tiene implicaciones que trascienden lo personal e involucra directamente en primer lugar a la familia, pero también tiene alcance a la comunidad, el país y la población a nivel mundial. La actual crisis sanitaria mundial es también económica, política y social; por lo tanto su solución debe involucrar a todos.
No es fortuito que los candidatos vacunales cubanos se nombren Adbala, Soberana y Mambisa; están muy relacionados con los referentes del ideario martiano de unidad, independencia, equidad, solidaridad, internacionalismo y antimperialismo.
Como profesionales junto a toda la población apreciamos de manera positiva el proceso de vacunación y alentamos a participar activamente en el mismo.
