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INTRODUCCIÓN
El perfeccionamiento del proceso formativo universitario constituye una de las tareas más importantes que enfrenta actualmente la Educación Superior en Cuba. Ello contribuye a la formación de un profesional capaz de emplear los conocimientos adquiridos en la prevención o solución de los problemas a los que debe enfrentarse en los diferentes contextos de actuación, una de las dimensiones de este proceso que requiere especial atención es la formación ambiental.
Al realizar un análisis sobre la formación ambiental se requiere particularizar en los criterios de varios autores, al decir de estos 1,2,3,4,5,6 se puede entender como un proceso dirigido no solo a adquirir conocimientos, sino también habilidades y valores en relación con el medio ambiente. El mismo alcanza especial significación si se visualiza como un aspecto clave para contribuir a la sostenibilidad del planeta.
En relación con las ideas expresadas se comprende que este proceso contribuye a que el futuro profesional adquiera los contenidos necesarios para reflexionar sobre sus comportamientos con respecto al medio ambiente. Este propósito debe concebirse desde un fundamento ético para fomentar una conciencia moral crítica, orientada hacia el fortalecimiento de los valores, estos últimos repercuten favorablemente en las acciones dirigidas a la participación activa en la construcción de la posibilidad futura de vida, no solo del hombre, sino de todas las especies biológicas.
La ética se constituye así en un soporte elemental en el proceso de formación ambiental del estudiante universitario y orienta la adecuación de sus actitudes a los modos de actuación para evidenciar en su práctica profesional, un comportamiento reflexivo coherente con el contexto en el cual se desarrolla.
La ética en un contexto ambiental, se orienta a la reflexión sobre el valor que posee el mundo natural no humano y la acción del hombre. En este sentido, ha sido analizada desde la necesidad de dar una respuesta apropiada para asegurar la preservación o restauración de este valor. 7
La reflexión ética sobre el comportamiento del ser humano ante el medio ambiente debe ser considerada desde una posición axiológica; como parte de la teoría de la personalidad moral y debe atender al diálogo con la realidad, con los sujetos implicados y con la tradición. 8
Al tomar en consideración las reflexiones expuestas anteriormente, se requiere de una ética que establezca una serie de principios basados en sus objetivos centrales como disciplina filosófica y se aplica a las nuevas condiciones para el empleo sostenible definido como ética ambiental. La misma ha sido considerada también, un campo de reflexión sobre la relación de los seres humanos con el ambiente, así como de los valores y deberes que surgen de esta. 9,10,11
En el logro de este propósito se requiere formar a un estudiante universitario que desarrolle su propia capacidad de reflexión, lo cual le permita en su contexto de actuación, perfeccionar actitudes y valores correctos. Se trata de un profesional con un alto sentido ético, capaz de identificar cuáles son las acciones correctas, valiéndose, para ello de la asunción de valores como: la honestidad, la sinceridad, la lealtad, la justicia, la paz, la igualdad, entre otros. 12
Por lo tanto, en la formación ético-ambiental es necesario partir de una postura moral que pondere la vida, capaz de regular el comportamiento con respecto al entorno e integre las cuestiones propias del desarrollo económico con el medio ambiente. 13
El presente trabajo parte de la premisa de que, en la formación ético-ambiental de los profesionales universitarios, la ética y la moral han ocupado un lugar relevante. Sin embargo, se ha trabajado con mayor énfasis en la educación moral en detrimento de estimular la reflexión y autovaloración para perfeccionar actitudes propias con relación al medio ambiente, lo queconlleva a una reconsideración significativa de los fundamentos teóricos que sustentan el proceso que se viene analizando.
Por tanto, este artículo tiene como objetivo describir la estructura de la estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario para contribuir al logro de posiciones propias en función de una gestión sostenible de la vida en el planeta.
DESARROLLO
La estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario es el resultado del análisis integrado de varias fuentes consultadas. Seasumen los criterios de algunos autores 14,15,16que concuerdan al plantear que en su esencia esta propicia las metas, objetivos, procedimientos, metodologías, actividades, vías, alternativas y acciones que favorecen la concreción de un proceso mediante el cual se produce una transformación para pasar del estado actual a otro deseado.
Se comparte lo expresado por estos autores con el fin de lograr una propuesta que se oriente hacia los estudiantes y docentes universitarios. La misma se sustenta en la relación que se establece entre los objetivos del proceso pedagógico profesional y el objetivo de la estrategia, la transformación que se pretende lograr, su estructura y la metodología para su aplicación, así como aspectos que la caracterizan.
Como parte de los fundamentos teóricos sobre los cuales se basa la estrategia, se concibe la definición de formación ético-ambiental propuesta por los autores de la presente contribución. En este sentido, es asumida como un proceso orientado al desarrollo integral del estudiante universitario. La misma contribuye a la adquisición de conocimientos, habilidades, capacidades, valores y modos de actuación. Todo ello lo prepara para perfeccionar actitudes propias resultantes de un análisis consciente y autovalorativo hacia el medio ambiente y su conservación; expresadas en su desempeño como educador ambiental en los diferentes ámbitos de su actuación profesional.
Estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario
La estrategia constituye un medio para la dirección del proceso de formación ambiental. Esta se basa en un sistema de acciones dirigidas a lograr que el futuro profesional asuma una actitud reflexiva hacia la conservación del medio ambiente. La misma influye positivamente no solo en su desarrollo personal sino también en su desempeño. La estrategia tiene en cuenta las dimensiones del proceso formativo de la Educación Superior: instructiva, educativa y desarrolladora. Comprende también, los distintos componentes del mismo: académico, laboral, investigativo y extensionista.
Como parte de su estructura posee: objetivo, presupuestos teóricos, premisas fundamentales y etapas, en estas últimas se establecen: objetivos y principales acciones; así como las orientaciones metodológicas para la implementación de las mismas.
El objetivo general de la estrategia es: contribuir a la formación ético-ambiental del estudiante universitario, para que favorezca su desempeño en esta dirección.
El desarrollo e implementación de la estrategia se realizó desde los siguientes presupuestos:
Un enfoque sistémico e interdisciplinario, al tener en cuenta la unidad entre lo cognitivo, lo afectivo y lo procedimental.
El carácter flexible y dialéctico, que se adecue a las características de los estudiantes cuando ingresan a la universidad y a las modificaciones de los planes de estudio.
La implementación de la estrategia debe poseer un carácter investigativo para que el estudiante universitario se entrene en la búsqueda de información, vincule la teoría con la práctica y aplique sus conocimientos, desde un fundamento ético, en la solución de los problemas del contexto escolar y comunitario.
La estrategia parte de dos premisas fundamentales:
La apropiación individual de conocimientos, habilidades y capacidades en relación con los problemas ambientales, influye positivamente en la manifestación de actitudes reflexivas hacia el medio ambiente. Todo ello en función de una gestión sostenible y sustentable de la vida del hombre para garantizar, a su vez, la conservación de la biodiversidad en el planeta.
La orientación axiológica de una concepción ética hacia el medio ambiente, favorecerá la reorientación de todo el sistema de valores del estudiante universitario, como condición previa e indispensable para que pueda incorporarlo a su actuación profesional.
La misma se caracteriza por el desarrollo de acciones que conllevan a la sistematización y contextualización de una concepción ética hacia el medio ambiente y permite la integración de saberes ambientales, orientaciones valorativas, así como la implicación protagónica para asumir una actitud de respeto ante la utilización sostenible de los recursos naturales.
Asimismo, contribuye a formar en el estudiante universitario la integridad ético-ambiental. Asumida esta como la cualidad que manifiesta cuando, a partir del desarrollo de su capacidad de reflexión moral, asume conocimientos, habilidades, valores y modos de actuación compatibles con la conservación del medio ambiente. Todo ello le permite además potenciar la dimensión ética de todo proceso de educación ambiental en el que desarrolle un papel protagónico.
La estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario se estructura en tres etapas:
1. Etapa propedéutica: diagnóstico y planificación.
Objetivo:
Asegurar las condiciones previas que posibilitan el desarrollo de las acciones de la estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario.
Principales acciones:
Diagnóstico del nivel cognitivo, afectivo y conductual de los estudiantes al ingresar en la carrera para evaluar su formación ético-ambiental; adquirida en los niveles educacionales precedentes. Responsable: jefe de carrera.
Aprobación en el colectivo de carrera de la estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario. Responsable: jefe de carrera.
Planificación de la preparación metodológica de los profesores de la carrera para la implementación de la estrategia orientada a la formación ético-ambiental del estudiante universitario. Responsable: jefe de carrera.
Coordinación de las acciones a realizar, en los colectivos de disciplina y pedagógicos de año, desde cada asignatura para contribuir a la formación ético-ambiental del estudiante universitario. Responsable: jefe de carrera.
Planificación de actividades con el estudiante, a partir de las potencialidades de los contenidos de las asignaturas para el tratamiento de situaciones relacionadas con la problemática ambiental que conlleven, desde la reflexión ética, a una solución alternativa Responsable: profesor principal de año.
Orientaciones generales para el desarrollo de las acciones en esta primera etapa:
Esta etapa se desarrolla como parte de las acciones relacionadas con la determinación del estado en que se encuentra la formación ético-ambiental del estudiante universitario. La misma propicia acumular y evaluar toda la información necesaria que posibilita valorar el comportamiento de este proceso y su resultado; lo cual es fundamental en su materialización.
En la implementación efectiva de esta etapa se requiere también, planificar la preparación metodológica de los docentes de la carrera para que puedan desarrollar adecuadamente las acciones que se proponen. Igualmente es necesario valorar las potencialidades de los contenidos de las disciplinas. Ello contribuye a instruir y educar a los estudiantes en la asunción de posiciones críticas y reflexivas, lo cual le permite adoptar comportamientos responsables ante los problemas ambientales. Esta preparación debe repercutir favorablemente tanto en la realización de las actividades planificadas en esta etapa, como en su desempeño profesional.
2. Etapa ejecutiva: implementación de las acciones.
Objetivo:
Ejecutar las acciones planificadas en la estrategia para la formación ético-ambiental del estudiante universitario.
Principales acciones:
Ejecución de las acciones planificadas en la estrategia durante cada una de las etapas previstas. Responsable: profesores del colectivo de año.
Desarrollo de la preparación metodológica de los profesores de la carrera para la implementación y evaluación de la estrategia dirigida a la formación ético-ambiental del estudiante universitario. Responsable: Jefe de carrera.
Desarrollo de acciones en coordinación con los colectivos de disciplina y pedagógicos de año para contribuir, desde cada asignatura, a la formación ético-ambiental del estudiante universitario. Responsable: profesor principal de año.
Realización de actividades con el estudiante universitario, a partir de las potencialidades de los contenidos de las asignaturas del plan de estudio en el tratamiento de una problemática ambiental, que conduzca desde una reflexión ética, a una solución alternativa. Responsable: profesores de las asignaturas de la especialidad y el profesor principal de año.
Elaboración y ejecución de situaciones de aprendizaje por el estudiante universitario en las que aplique los contenidos de la biología de la conservación, desde un análisis consciente y valorativo, expresado en un comportamiento ético-reflexivo en su desempeño profesional. Responsable: profesores de las asignaturas de la especialidad y profesor principal de año.
Elaboración de materiales audiovisuales que conlleven a la realización de debates sobre la problemática ambiental desde un análisis reflexivo con vista a perfeccionar actitudes propias hacia la conservación del medio ambiente.
Observación, discusión y valoración de actividades docentes en el ámbito de su práctica preprofesional para revelar el tratamiento que, desde un sentido ético, recibe la problemática ambiental en el contexto educativo.
Participación en proyectos científicos para estimular la defensa de actitudes propias, en torno a los problemas ambientales identificados y jerarquizados en el diagnóstico del contexto donde desarrolla la práctica preprofesional.
Desarrollo de debates acerca de dilemas éticos contemporáneos, a partir de las potencialidades de los contenidos de las asignaturas del plan de estudio Responsable: profesores e investigadora.
Participación en peñas culturales y en la conmemoración de efemérides, así como en la presentación y defensa de trabajos referativos en los que se promueva la educación para la conservación de la vida y el uso sostenible de los recursos naturales. Responsable: profesor principal de año.
Participación en actividades de carácter práctico que propicien la generalización de saberes y procederes éticos desde los escenarios educativos, entre los que se encuentran: centros de investigación, unidades docentes y polígonos de campo.
Realización de talleres en los que participen los estudiantes y profesores implicados, para analizar sistemáticamente los progresos obtenidos en su formación ético-ambiental, así como el perfeccionamiento de las acciones a realizar. Responsable: jefe de carrera.
Orientaciones generales para el desarrollo de las acciones en la segunda etapa:
Esta etapa está dirigida a la ejecución de las acciones que constituyen la estrategia. Para lograr este propósito se propone la implementación de un plan de trabajo docente metodológico insertado dentro del propio de la carrera. El mismo comprende la relación sistémica entre la reunión metodológica, las clases metodológicas y finalmente los talleres de intercambio y socialización.
Otro elemento importante en la etapa, está en relación con el trabajo metodológico del colectivo pedagógico de año. Este, a partir de las potencialidades que ofrecen las disciplinas, debe desarrollar un adecuado tratamiento de las estrategias curriculares y en especial la ambiental. Ello posibilita en los estudiantes la apropiación de conocimientos, habilidades, comportamientos, actitudes y valores en función de la conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible; sobre la base de posiciones ético-reflexivas, valorativas y participativas. Todo esto permitirá vincular a los futuros profesionales con aspectos fundamentales de la problemática relacionada con el medio ambiente, los que son necesarios para la organización y ejecución de actividades que se contemplan en la estrategia.
Debe orientarse la realización de trabajos referativos donde los estudiantes aborden la temática referida a los contenidos de la ética ambiental y socializar sus resultados en eventos y jornadas científicas. Igualmente deben participar, de conjunto con los profesores de la carrera, en talleres que se planifiquen para analizar sistemáticamente los progresos obtenidos en su formación ético-ambiental.
3. Etapa evaluativa: evaluación de los resultados de las acciones.
Objetivos:
Evaluar el desarrollo alcanzado por el estudiante universitario en la formación ético-ambiental.
Evaluar la efectividad de la estrategia elaborada para su rediseño y perfeccionamiento.
Principales acciones:
Evaluación del desarrollo alcanzado por el estudiante universitario en la formación ético-ambiental, expresada en su desempeño como educador. Responsable: jefe de carrera
Valoración, en los colectivos de disciplina y pedagógico de años, del impacto de las acciones de la estrategia en el desempeño del estudiante universitario como educador ambiental en la escuela.
Valoración de las acciones realizadas, durante el balance del trabajo metodológico de la carrera al finalizar el curso, para la realización de las adecuaciones pertinentes a la estrategia. Responsable: jefe de carrera.
Orientaciones generales para el desarrollo de las acciones en esta tercera etapa:
La evaluación es un elemento importante a tener en cuenta durante la aplicación de la estrategia. Este aspecto se refiere al control que sistemáticamente debe hacerse sobre el cumplimiento de las acciones previstas en cada una de las etapas, como vía para la retroalimentación y perfeccionamiento de la misma. Permite valorar, desde un enfoque cualitativo, la calidad de las acciones realizadas en la implementación de la estrategia.
Las acciones concebidas en esta etapa posibilitan evaluar, no solo los conocimientos alcanzados, sino también la manifestación de actitudes, habilidades, valores, intereses, normas de conducta y otros aspectos de la esfera afectiva y profesional logrados. Este proceso debe realizarse tanto en los colectivos de disciplinas y de año, como en la brigada estudiantil. Es importante determinar qué, cómo y cuándo evaluar.
La estrategia analizada permite develar la lógica de la formación ético-ambiental del estudiante universitario. Se basa en acciones que contribuyen a que éste regule su comportamiento, a partir del análisis reflexivo y la búsqueda de soluciones que partan del conocimiento, valoración y transformación del entorno natural y de sí mismo. Toma en consideración también, la expresión de sus actuaciones mediante las argumentaciones que tiene al demostrar protagonismo en todas las actividades de educación ambiental en las que participe como parte de su desempeño profesional.
La implementación de la estrategia en el contexto universitario permitió corroborar su efectividad en el perfeccionamiento de la formación ético-ambiental.Los resultados obtenidos en el orden cualitativo después de aplicada la misma permitieron constatar en los estudiantes:
El reconocimiento de la necesidad del tratamiento de lo ambiental desde un enfoque ético- reflexivo y la disposición a incorporarlo a su labor profesional.
La manifestación de un mayor nivel de satisfacción expresado en conductas reflexivas sobre la base de su conocimiento ambiental en el contexto de actuación profesional.
La promoción de comportamientos éticos relacionados con la problemática ambiental, desde la reflexión y construcción colectiva, al dirigir actividades de esta índole en la práctica de su profesión.
La expresión de un mayor nivel de independencia para desarrollar actividades ético-ambientales en un contexto educativo.
CONCLUSIONES
La formación ambiental del estudiante universitario enfrenta el reto de promover una concepción ética que conlleve a la reflexión como recurso educativo, sobre la base de un pensamiento crítico y valorativo hacia el medio ambiente y su conservación.
La estrategia propuesta se estructura en tres etapas dedicadas al diagnóstico, planificación y aseguramiento de las condiciones previas, implementación de la misma y finalmente a la evaluación de la formación ético-ambiental del estudiante universitario.
Las acciones que forman parte de cada una de estas etapas contribuyen a la integración de saberes ambientales, a la reflexión, la orientación de la valoración y construcción colectiva para asumir posiciones propias en función de una gestión sostenible y sustentable de la vida en el planeta.
Al ser efectiva dicha estrategia eleva también el nivel de desempeño del estudiante al educar comportamientos, actitudes y valores compatibles con la conservación del medio ambiente.
