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MediSur

versión On-line ISSN 1727-897X

MediSur v.7 n.5 Cienfuegos sep.-oct. 2009

 

Folletos

Revista Científica de las Ciencias Médicas en Cienfuegos

Guía metodológica para la asistencia a mujeres víctimas de violencia.

Laura Magda López Angulo,1

Resumen

La violencia hacia la mujer es un obstáculo para el logro de la igualdad, la equidad, el desarrollo, la paz y la participación social. Es una violación de los derechos humanos que limita su libertad personal, nulifica las garantías fundamentales como el derecho a la seguridad, a la integridad e incluso a la vida. Sus raíces son multifactoriales, las componen una diversidad de variables que debemos conocer para comprenderlas y analizarlas. Es multicausal y sus repercusiones son sociales e individuales por lo que su abordaje debe ser multidisciplinar e intersectorial.  Es multidimensional por lo que su respuesta debe ser global, sistémica y holística desde la prevención, asistencia y protección hasta su  recuperación.

Palabras clave: Violencia contra la mujer;mujeres maltratadas atención médica;servicios de salud para mujeres;derechos de la mujer;

INTRODUCCIÓN

La violencia hacia la mujer es un obstáculo para el logro de la igualdad, la equidad, el desarrollo, la paz y la participación social. Es una violación de los derechos humanos que limita su libertad personal, nulifica las garantías fundamentales como el derecho a la seguridad, a la integridad e incluso a la vida. Sus raíces son multifactoriales, las componen una diversidad de variables que debemos conocer para comprenderlas y analizarlas. Es multicausal y sus repercusiones son sociales e individuales por lo que su abordaje debe ser multidisciplinar e intersectorial.  Es multidimensional por lo que su respuesta debe ser global, sistémica y holística desde la prevención, asistencia y protección hasta su  recuperación.

En la década de los 90 se reconoce como problema de salud, tanto por su frecuencia, como por su severidad,  su magnitud, así  como por su repercusión en la salud. Puede tener consecuencias mortales. Cuando no resulta mortal, eleva el riesgo de mala salud. Incrementa el riesgo de suicidio en cuatro veces más, la necesidad de tratamiento psiquiátrico se hace tres veces mayor. La mujer víctima puede presentar depresiones, estrés post-traumáticos, trastornos de la ansiedad, padecer de enfermedades de transmisión sexual, de enfermedades crónicas y  discapacidades.  

La división para el avance de las mujeres preparó un informe en el 2006 al Secretario General de las Naciones Unidas, sobre qué puede hacerse para reducir este azote persistente que potencialmente afecta a una de cada tres mujeres en el mundo, en el que proponen tres líneas estratégicas: Prevenirla, establecer leyes y proveer servicios. En nuestro país están implementadas las tres estrategias, pero perfeccionar la atención y la recuperación siempre es un obligado compromiso.

Este propósito en Cuba está sustentado en varias fortalezas: el interés, el compromiso gubernamental  y la voluntad política para reducir este problema de salud; la asignación de recursos; el establecimiento de legislaciones jurídicas para la protección de la mujer maltratada; el Código de la Familia; la gratuidad de los servicios, su disponibilidad, accesibilidad, calidad y cobertura total, la existencia y funcionamiento de los Centros de Promoción y Educación para la Salud; los servicios de consejería, de ayuda confidencial; los Centros de Salud Mental Comunitarios, las consultas de  sanidad, en las que participan especialistas en Medicina Legal e instructores de la Policía Nacional Revolucionaria; la presencia de la Federación de Mujeres Cubanas y sus Casas de Orientación a la Familia.

Pero existen también debilidades, tales como: insuficiente preparación de los profesionales en el pre-grado; están reducidas las posibilidades de capacitación especializada en los proveedores de los servicios de salud, lo que obstaculiza que se piense en ella como un problema propio de salud y se disminuya su detección y la calidad de la asistencia; ausencia de una plataforma de servicios articulados; pobre integración en los programas de atención a la mujer  y en estrategias para la acción que permitan asistir a las mujeres maltratadas en todos los niveles de incidencia; insuficientes conocimientos sobre el trato que deben recibir estas mujeres por parte de los prestadores de los servicios y de la comunidad; insuficiente articulación intersectorial, en su abordaje; escasos protocolos de atención integrada, adecuados a nuestra realidad.

Con el propósito de contribuir en la disminución de  esta epidemia invisible, desde una perspectiva de la Salud Pública, se consideró oportuno y pertinente ajustar  un formato de  Guía Metodológica  destinada a marcar pautas  y unificar procedimientos, que contemplara la complejidad e implicaciones del acontecimiento de la violencia, a partir de las necesidades de las actoras  y de los influyentes.

 La Guía Metodológica está dirigida a los miembros de la comunidad, a los profesionales de la salud y a los prestadores de la asistencia especializada en salud mental. Se sustenta en la identificación de las debilidades y en las investigaciones realizadas en la población blanco (mujeres víctimas/sobrevivientes de la violencia de pareja), en líderes formales de la comunidad y en los prestadores de los servicios de consejería y de salud mental.

A las mujeres maltratadas  se les debe el prestigio de las investigaciones. Los resultados de los estudios permitieron  determinar las cualidades psicológicas de las mujeres maltratadas por su pareja, las creencias, saberes, percepciones, mitos, prejuicios  y los argumentos que ostenta la población referente al tema, así como la necesidad de aprendizaje sobre entrenamientos especializados en  el manejo psicológico sobre las demandantes de los servicios.

Estos resultados no sólo fueron fuentes de conocimiento del contexto sino de compromisos para la acción y para las respuestas de intervención. Adaptar estos resultados en la puesta en marcha de protocolos de actuación, de abordajes de demandas, de canalización de recursos especializados y planificación de las acciones,  lo consideramos necesario.

La Guía contempla un abordaje integral y sistémico del problema que nos ocupa. Se tuvo en cuenta trasmitir elementos que propiciaran la capacitación, aportaran  técnicas para la prevención y la coordinación,  e instrumentos o recursos psicológicos para la atención y recuperación de las víctimas.

 El contenido de este manual provee a los profesionales de la salud y a los agentes comunitarios de conocimientos generales sobre el tema de  violencia íntima,  de las necesidades de las usuarias, de las actitudes  y comportamientos que ellas asumen. Enseña  el qué hacer, cómo hacerlo y dónde hacerlo. Orienta sobre las conductas  que deben asumir los agentes de la comunidad  y los prestadores de los servicios de salud en los diferentes niveles,  basados en las percepciones, los pensamientos, las valoraciones y estimaciones sobre la situación de la violencia. Brinda las alternativas  de las acciones, de acuerdo a las instituciones.  Enuncia  las características de los servicios y de los prestadores. Aborda  los modos de actuación que exige la asistencia, desde el primer momento de la intervención hasta la recuperación, destacando los recursos a utilizar.

Pueden aplicarse diversas alternativas para modificar el comportamiento actual del problema, al estado deseado.   Aquí se han agrupado en cuatro maneras concretas de expresar la modelación, de las relaciones del proceso de intervención, concebidas en líneas estratégicas:

 Línea Estratégica I: Capacitación:

Capacitar en un primer nivel a los agentes de base en calidad de agentes transformadores. En un segundo nivel a los profesionales de la salud relacionados con programas de atención a la mujer, educadores para la salud y consejeros.  En un tercer nivel  a los profesionales de la salud mental, con el objetivo de elevar los conocimientos, que adquieran habilidades  y destrezas en  el manejo psicoterapéutico de las demandantes del servicio.

Línea Estratégica II: Atención, protección y rehabilitación: 

Promover y avanzar en un modelo de atención integral a la situación de violencia, protocolizar intervenciones  de atención basados en la celeridad, proximidad y equilibrio en las acciones, optimizar la calidad de los servicios evitando la re-victimización, vincular servicios y transversalizar programas para ampliar la cobertura y la diversificación de  los recursos existentes. Fomentar unidades de atención psicológica individual en las que se implementen la modalidad de influencia psicológica, la primera ayuda y la consejería que se sociabilizan en este documento.

Línea Estratégica III: Coordinación y participación:

Facilitar los espacios de reflexión, incrementar la coordinación y cooperación entre los ámbitos policial, jurídico y sanitario para potenciar la acción en red interdisciplinar y mejorar la preparación de los profesionales en competencias mediadoras para atenderlas y acompañarlas. Insertar en las consultas de sanidad la atención psicológica y jurídica, en el Servicio de Consejería de las ITS y VIH/Sida, en los Programas de Atención Integral a la Mujer y otros.

Línea Estratégica IV: Espacios Referenciales:

Garantizar una proximidad a través de los  puntos de información. Los Departamentos de Promoción y Educación para la Salud ponen en marcha acciones formativas, de sensibilización social, de toma de conciencia, de información, comunicación social , de identificación de señales de alerta y de atención básica dirigidas a la población, con los propósitos de develar y cuestionar los mitos, los argumentos y los estereotipos. Fomentan alianzas para  prevenir las relaciones abusivas y la escalada del daño. Facilitan los vínculos entre las instituciones, entidades y asociaciones que propicien la educación, detección, orientación sobre los servicios que se ofrecen y derivan. Elaboran trípticos informativos sobre los derechos y legislaciones existentes en nuestro país sobre la violencia íntima, sustentados en las informaciones que este manual le facilita.

Nuestra participación en la atención de mujeres maltratadas nos ha hecho copartícipe de sus experiencias, de sus vivencias, de sus angustias, profundos dolores y malestares lo que ha aportado no sólo conocimiento y comprensión del problema sino que nos ha convertido en activistas para ayudar en la resolutividad de su situación de vida. Compartir sus dolorosos y traumatizantes testimonios, nos ha comprometido a diseñar este manual, para que también los prestadores de los servicios de salud comprendan y ayuden a estas mujeres a recuperar su bienestar, su libertad personal, su crecimiento y el control de sus vidas. A los cientos de mujeres que sufren de violencia íntima va dedicado este material.

    La autora.

DESARROLLO

PRIMERA  AYUDA  PSICOLÓGICA  A  LA  MUJER  VÍCTIMA  DE  VIOLENCIA  ÍNTIMA.

Antecedentes:

Las raíces semánticas de la palabra crisis revelan conceptos ricos en significados psicológicos. El término chino de crisis (weijí) se compone de dos características que significan peligro y oportunidad, ocurriendo al mismo tiempo. La palabra inglesa se basa en el griego krinein que significa decidir. Las derivaciones de la palabra griega indican que la crisis es a la vez decisión, discernimiento, así como también como un punto decisivo durante el que habrá un cambio para mejorar o empeorar.

Una crisis, es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado, principalmente, por la incapacidad de la persona para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas y por el potencial que se posea para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo.

En los finales de la década de los 70 se iniciaron, en los refugios para mujeres sobrevivientes de la violencia, las intervenciones en crisis. Su lema: "cualquier vida ahorrada, es un logro".

La experiencia del evento de la violencia hacia las mujeres es un acontecimiento devastador, de modo que,  casi siempre, precipita una crisis y provoca la necesidad de ayuda.

Contar con personal que intervenga, con buen adiestramiento, en la atención a las sobrevivientes se reconoce como factor protectivo asociado a la violencia hacia la mujer, pues lo hace de forma inmediata, con el objetivo de tomar las medidas concretas hacia el enfrentamiento de la crisis, lo que incluye el manejo de los sentimientos o componentes subjetivos de la situación, e iniciar el proceso de solución.

La demanda creciente de ayuda se avala porque  ofrece a la víctima la oportunidad de hablar, contar con  un hombro para llorar, dialogar sobre su problema, ser escuchada; además se le ofrece un cambio de la visión del hecho,  ayudándola  a realizar un juicio razonable del suceso, el cual eleva la capacidad para el cambio desde una visión activista y amortigua el aislamiento.  

Teniendo en cuenta que las mujeres perciben la situación como una amenaza a su integridad o como una pérdida de su seguridad y un rompimiento de sus expectativas en la configuración del vínculo; experimentan intensas emociones negativas, sentimientos de desamparo, confusión, vergüenza, culpa e ineficacia, caracterizados por el desequilibrio funcional que limita la capacidad de enfrentamiento, de autodominio y  la falta de éxito en las respuestas, es imprescindible adaptar lo servicios al tipo de atención que necesitan. Pero, para tener ventajas en la intervención, es importante saber quién puede ayudar, qué clase de ayuda proporcionaría y qué destrezas, habilidades y entrenamientos necesita  para lograr modos de actuación eficientes; de allí surge el propósito de capacitar para intervenir en forma activa y responsable, con el objetivo de brindar una adecuada primera ayuda psicológica.

Este primer nivel de intervención tiene tres subobjetivos que orientan la actividad: proporcionar apoyo, reducir la mortalidad y proporcionar enlaces a recursos de ayuda.

La primera ayuda psicológica o intervención en crisis de primer orden, implica una ayuda inmediata que proporciona apoyo, reduce la comorbilidad y mortalidad y vincula a las personas en crisis con otros recursos de ayuda. Además, la pueden y deben brindar en el momento y lugar en que se origine, es una intervención breve cuyo tiempo de duración depende de la gravedad de la desorganización o trastorno emocional de la persona en crisis y de la capacidad del ayudante.

Familiarizar, con las opciones de ayuda, para no infligir más daño en la forma de tratarlas, disminuir el sufrimiento que le produce su situación y encausarlas en la resolutividad de su evento, asegura la reducción de los riesgos potenciales de cronificación y agudización de síntomas psiquiátricos, alivia el malestar psicológico, restaura el equilibrio, devuelve la fortaleza, el control y el estado de funcionamiento que tenía antes de la crisis.

Justificación:

En el año 2007 se recibieron aproximadamente 700 denuncias de mujeres hacia sus parejas o ex parejas, en este último caso, con mayor frecuencia a la Policía Nacional Revolucionaria del Municipio.

Las tipologías de las denuncian, que se presentaron con mayor frecuencias fueron: las  amenazas (275 casos), lesionadas (190 mujeres), violentadas en su domicilio (43 mujeres), dañadas ( 22 mujeres), ejercicio arbitrario de derecho (50 casos) y otras denuncias en 75 casos.

Si además tenemos en cuenta que, en los años del 2000 al 2007, se produjeron 26 homicidios intencionados por su pareja, 116 mujeres sufrieron lesiones graves, de ellas 79 con secuelas graves y 37 con lesiones graves con peligro para la vida, estamos en presencia de eventos de gran tensión, de pánico en vista de lo que le sucede, que merecen condicionar entornos de mayor apoyo, que amortigüen las consecuencias, mortales y no mortales.

La primera línea de ayuda, será la que ellas tengan más cercana e  inmediata, de allí la necesidad de diseñar guías de primera ayuda psicológica para que mujeres en riesgo o que sufren de estos tipos de situaciones, puedan recibir esa mano en su auxilio en el momento que ocurre la crisis, para paliar en lo posible los efectos y disminuir la escalada del daño.

Este modelo de intervención a corto plazo, tiene su punto de partida en el concepto de crisis y se define como "un soporte elemental y suficiente para mitigar el estado de angustia y recuperar el control", que le permita  tomar decisiones seguras, por lo que es necesario condicionar la atención de estos casos. (5). La primera ayuda psicológica es un elemento básico de solución de problemas, que propicia la rectificación a la luz de las emociones que provocan las crisis intensas.  

 Es un proceso de ayuda dirigido a auxiliar a una persona para soportar el proceso traumático, de modo que al debilitar los efectos este se aminore y la probabilidad de crecimiento se incremente.

El proceso de salir de una relación de maltrato es difícil y larga, comprende intentos repetidos y que pueden o no hacerse efectivos, por lo que la primera ayuda tiene particularidades diferentes, que deben ser conocidas y bien utilizadas por aquellas personas que la brinden.

Lo que surge es un enfoque de cinco pasos, que incluye:

1.-Hacer contacto psicológico.

2.-Examinar las dimensiones del problema.

3.-Explorar las situaciones posibles.

4.-Ayudar a tomar una acción concreta.

5.-Registrar el proceso de seguimiento.

Componentes  de  la  primera  ayuda  psicológica:

Hacer contacto psicológico: Un adecuado contacto psicológico implica tener en cuenta las particularidades de la situación emocional, en la que predomina el desamparo, el miedo, la parálisis de los recursos personales; por lo tanto es muy importante establecer un buena acogida, que trasmita protección, seguridad, sin interferencias ni interrupciones.  Ser sensible a las emociones, proporcionar empatía,  que facilite la comprensión para recoger la información, porque cuando la víctima narra su historia reexperimenta el miedo y el dolor emocional. Aceptarla, pues la aceptación proporcionará calma y disminución de la angustia.  Creerle, no desconfiar de la veracidad del relato, validar su experiencia, mostrar una actitud de confianza, sin presionar y animarla a hablar. Escuchar sin juzgar, ni emitir apreciaciones personales; prestar singular atención al relato doloroso de quien busca su ayuda. Si la persona habla poco, se le debe hacer saber pues el silencio y la no ayuda agravan el problema. Respetar su confidencialidad, resguardar la privacidad y mantener la distancia de la situación planteada.  Trasmitir el mensaje de que puede ayudarla, que está a su disposición y animarla a recibir ayuda. No la haga esperar.

Evaluar la dimensión del problema: Facilitar la descarga emocional. Indagar sobre el tipo de violencia, ya que la seguridad y protección de su vida tiene la primera prioridad. Trabaje con el eje decisión/motivación. Estimúlela a que narre el evento reciente, el de mayor gravedad y el primero, así como el momento en que se encuentra su relación y la fase del ciclo de la violencia, si en acumulación de tensiones, si en explosión o en luna de miel. Número de episodios, reacciones, vivencias, recaídas, negaciones, justificaciones. Condúzcala a que haga la evaluación de los riesgos a que está sometida, a  las consecuencias anteriores y las actuales. Explore los sucesos precipitantes, para confortar si están presentes sentimientos de culpabilidad. Invítela a hablar sobre su valoración del fenómeno con el fin de que usted estime el significado que para ella tiene convivir en esa situación, si la minimiza, si cree en el cambio, si idealiza su roll de madre y cómo piensa que será su futuro inmediato. Explore su red de apoyo familiar, laboral, comunitario y social en general, ya que estas mujeres tienen disminuida la  percepción y recepción de los apoyos.

Examinar las soluciones posibles: Priorizar las necesidades que deben ser atendidas de inmediato sobre aquellas que puedan ser dejadas temporalmente para más tarde.  Identifique, valide y enfoque los crecientes peligros a los que se está enfrentando, para que usted pueda conectarla con personas que puedan eliminar esos peligros, ayudándola a crear un sistema de apoyo, y así ella podrá concentrarse en todo lo demás.  Bríndele referencias efectivas, no dé la impresión de que todo se va a arreglar fácilmente, ni trate el problema como un simple conflicto de pareja, no  ofrezca falsas esperanzas ni falsas expectativas. Hágala comprender que su fracaso no es totalmente su culpa, para que adquiera la capacidad de autonomía y ofrezca mensajes positivos que señalen su capacidad de logros. Examine las estrategias anteriores que ella ha utilizado para enfrentar el suceso, que le permitan a usted potenciar sus recursos, sin dejar de respetar sus decisiones. Si las estrategias han sido de sobrevivencia, dígale que la mejor estrategia para liberarse de la violencia es la opuesta a la que ella ha asumido. Si ella considera que él va a cambiar, hágale saber que una persona violenta está más dispuesta a usar violencia a fin de restablecer su control,  refuércele que ella tiene que construirse su marco de protección;  si ella considera que no hay manera de romper con las relaciones abusivas, dígale que puede liberarse cuando descubra sus propias fuerzas y se valga de los recursos de apoyo existentes. Si considera que con el tiempo ese problema se solucionará, dígale que cuanto mayor es el tiempo mayor es la exposición a  mayores maltratos y menores las posibilidades de recuperación. Si le expresa que la violencia son incidentes derivados del alcohol o de una pérdida de control momentáneo, dígale que las personas violentas son selectivas en el ejercicio de la violencia, lo que demuestra que son capaces de controlarse en otras situaciones. Exprésele que tomar la decisión de no recibir más malos tratos, exige hacer acopio de todas sus fortalezas,  concentrarte en sus necesidades más dejar de mantenerse atenta a las necesidades  de él.  Examine si sus posibles soluciones están matizadas por la legitimización, los estereotipos culturales y  la naturalización de  la violencia, lo que genera reducción en su capacidad de reacción y de búsqueda de alternativas eficientes; desmitificar y visibilizar lo real de la violencia de pareja facilitará la normalización de su vida y su recuperación psicológica. Aflorar el daño para poderlo superar. Proporciónele una lista de recursos y organícele las prioridades más urgentes y emergentes  relacionadas con su derecho de no ser violentada.

La ayuda para la acción concreta: Estabilización del malestar psicológico y propiciar los cambios en las cogniciones.  Dele tiempo para que decida y especifique los aspectos para marcar objetivos a corto plazo, de forma clara y operativa. Asegúrese de que reinterprete  lo que se puede hacer, que abandone la posición pasiva de víctima y se encamine a una posición transformadora, no de acuerdo a las expectativas de los demás. Favorezca que considere que la situación de crisis puede acompañarse de un cambio para la oportunidad de creer, de confiar en sí y de emprender acciones favorecedoras en el control de su vida.   Que se mantenga centrada en las tareas de las que tiene que ocuparse. Promueva que mientras más ensaye mentalmente  el cambio, más capaz será de centrar las energías cuando las necesite. Propicie que dé un paso a la vez y que comprenda que cada paso hacia delante le permitirá descubrir una vida sin violencia, que eso es posible, como también es posible que haga que sus sueños despierten de nuevo. Refuércele que va a necesitar  vencer los obstáculos que implican cambiar su realidad, sin miedos ni sometimientos. Evalúe la necesidad de derivar el caso a otro nivel de atención.

El seguimiento: Un seguimiento programado a  corto plazo va a impedir el agravamiento de la violencia. El seguimiento se organiza en función de sus deseos, posibilidades y autonomía. Se le asocia, a este paso, la evaluación de las actividades que ella ha cumplimentado, según las metas previstas y los objetivos a realizar. Consiguientemente, se deben elogiar los comportamientos positivos asumidos y fortalecer la autoestima y la capacidad de emprender acciones de rechazo a la violencia, que le permitan controlar su vida. Potenciar su búsqueda de alternativas para activar los recursos personales y las conductas asertivas.  Pensamientos de que no debe ser víctima de violencia íntima. Retroalimentación.

SERVICIO DE CONSEJERÍA DIRIGIDO A LA MUJER VÍCTIMA DE VIOLENCIA ÍNTIMA: UN INSTRUMENTO PARA LA INTERVENCIÓN.

Antecedentes:

Cuba es el primer país en firmar, y el segundo en ratificar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. En las agendas políticas de la Salud Pública Cubana se destaca la intención de desarrollar acciones que posibiliten la prevención de riesgos, de comorbilidad y secuelas en las víctimas y sobrevivientes.

Una organización no gubernamental cubana, la Federación de Mujeres, ha jugado un papel trascendental para impulsar cambios legislativos y crear programas centrados en la atención de las consecuencias de la violencia y en la promoción y prevención de los actos abusivos contra las mujeres.

La OPS declaró a la violencia contra la mujer como problema de salud puesto que limita el desarrollo social y económico de las sociedades. Desde la década de los 90 se programaron nuevos espacios de atención, desde diferentes ángulos y con nuevas acciones sociales, entre los que figuran los sistemas de salud, los académicos, los legislativos y los judiciales.

La Organización Panamericana de la Salud indicó la inclusión de los programas relacionados con la violencia en los ya establecidos, entre ellos el Programa de Atención a la Mujer y el Programa de Enfermedades Transmisibles con el propósito de ampliar sus alcances con relativa poca inversión adicional.

Transformar la cultura del silencio y la complicidad que rodea a la violencia es, por tanto, un desafío primordial que afronta todo esfuerzo de influir en las políticas y programas de salud.

Para que las mujeres no permanezcan en situación de violencia es necesario que reciban atención, que sientan la respuesta del sector salud para su protección. Para atender a estas necesidades es  preciso instrumentar procedimientos de atención con tecnologías apropiadas que propicien el mejoramiento de las condiciones en que viven las mujeres maltratadas.

Teniendo como premisa que la violencia contra la mujer es susceptible de romperse y erradicarse,  consideramos necesario abordarla de una manera institucionalizada y profesional. De ahí surgió la idea de facilitar la integración transversal de ese problema en otros programas y servicios. Idea que ha exhibido buenos resultados desde su implementación.

La OMS advierte que la Consejería es la técnica por excelencia para enfrentar la problemática del SIDA por su gran potencial para proporcionar apoyo personal y por las posibilidades que ofrece para la modificación de comportamientos. Otras problemáticas de salud pueden también beneficiarse de las experiencias acumuladas en materia de Consejería.

 El servicio de Consejería fue creado en nuestro país en 1993, dirigido a las personas diagnosticadas con VIH, con el objetivo de brindarles información y apoyo emocional. Posteriormente, en 1998, se ampliaron sus objetivos, relacionándolos con acciones de prevención.

En ese mismo año se estableció el Programa de Formación de Consejeros, hoy ampliado a todo el territorio. Este proceso fue guiado por el compromiso de fomentar y capacitar a los proveedores del servicio.

Una cualidad determinante de la Consejería es que surgió como una respuesta institucional ante la necesidad de atender un grave problema de salud.  Apropiarse de su tecnología y aplicarla en otro  problema de salud:  el maltrato a las mujeres en todas sus  expresiones, desde las no mortales hasta las mortales, lo cual no sólo es válido si no urgente.

Justificación:

La violencia hacia la mujer es un serio problema que afecta la salud, el bienestar y la calidad de vida. Sus consecuencias son devastadoras, llegando  a ser mortales. En consecuencia,  deben crearse entornos de mayor apoyo institucional que protejan a las mujeres, que prevengan nuevas situaciones de maltrato y que contribuyan a su sanación. Es urgente contar con servicios oportunos, efectivos y de calidad.

Es un paso fundamental hacia la institucionalización de los servicios el contar con  guías metodológicas que definan el tipo de atención que se debe ofrecer, quiénes deben ofrecerla y cómo deben hacerlo. Hasta nuestra revisión, conocemos de protocolos y guías elaboradas en Honduras, Guatemala, Méjico,  Comunidad Europea,  Canadá y Estados Unidos, alejados de nuestra cultura, idiosincrasia y sistema de salud, por lo que consideramos oportuno y pertinente contextualizar una guía que responda a nuestra realidad, sin descartar lo válido de las repasadas.

El SIDA y la violencia, de acuerdo al Banco Mundial y la OPS, adquirirán carácter de pandemia en este milenio y en nuestro país se ha comprobado la eficiencia de la Consejería en el enfrentamiento al SIDA. Debemos aplicar la experiencia ganada y transferir la tecnología hacia el otro problema de salud del siglo, aprovechando la oportunidad para impulsar la creación y fortalecimiento de espacios de atención que propicien la orientación e información de las mujeres que sufren violencia. 

En los últimos años los reportes acerca del tema visualizan la relación existente entre las infecciones de transmisión sexual, el VIH y los riesgos asociados a la salud reproductiva, así como que las mujeres violentadas emplean menos el condón, con lo cual aumenta el riesgo de contraer enfermedades de este tipo.

Probada la eficiencia de esta modalidad de intervención, consideramos oportuno y pertinente incorporarla  a los programas dirigidos a la prevención de dichas infecciones en el capítulo de violencia, como una vía para potenciar los esfuerzos que viene desarrollando el estado cubano en el enfrentamiento a esta epidemia invisible; por lo antes expuesto,  se inserta esta modalidad de ayuda  hacia  las mujeres víctimas de la violencia intima, para prevenir la escalada del daño y evitar la revictimización.

Los problemas específicos necesitan de diseños específicos en sus procedimientos, por lo que resulta válido adecuar en la Consejería aspectos y elementos sobre el manejo de la violencia hacia la mujer.

Toda mujer maltratada tiene derecho a la información, al asesoramiento con respecto a la situación de violencia, adecuado a sus circunstancias particulares, a la asistencia especializada para su recuperación y al apoyo de las instituciones sanitarias.

La consejería representa un apoyo clave para las mujeres sobrevivientes de la violencia conyugal pues en ellas disminuye la capacidad de ayudarse a sí mismas, de reacción y de buscar soluciones a su realidad.

La mayoría de los consejeros no suelen contar en su formación con elementos conceptuales y metodológicos que les permitan abordar con especificidad los casos de violencia. Ello puede derivar en respuestas erróneas y a menudo victimizadoras que pueden traducirse en un asesoramiento inadecuado, con enfoque terapéutico riesgoso, por lo que es necesario capacitar, entrenar y facilitar las guías metodológicas que les faciliten un adecuado manejo de la problemática.

Resulta imprescindible preparar a los prestadores de los servicios, por lo que esta guía pretende ser un instrumento de trabajo y de consulta, y a la vez elemento de apoyo que ayude a sistematizar la información, los recursos y las respuestas profesionales.

Las instituciones de salud son un punto clave para el abordaje de la violencia íntima puesto que todas las mujeres tienen contacto en algún momento de su vida con los prestadores de los servicios de salud. Esto brinda a los servicios de sanidad la oportunidad de intervenir. No realizar búsqueda activa de casos, permaneciendo en silencio o en el desinterés, proyecta una actitud tácita de no luchar contra el problema.

Investigaciones realizadas en la provincia de Cienfuegos arrojaron la necesidad sentida de las mujeres maltratadas de recibir información y ayuda para afrontar su situación de vida, y la Consejería es una forma típica de informar y prestar ayuda, que adecuadamente utilizada puede capacitar a la mujer para tomar decisiones más ajustadas a su realidad, propiciándole respaldo, aliento, apoyo, estabilidad y solidaridad.

La aplicabilidad de esta técnica, dirigida a las mujeres maltratadas en su relación de pareja, se justifica por la amplia red de servicios de la Atención Primaria de Salud, los Centros de Salud Mental Comunitarios, los Departamentos de Promoción y Educación para la Salud, las Casas de Orientación a la Mujer de la Federación de Mujeres Cubanas y los Servicios de Consejería. Estas condiciones, creadas por el Sistema Nacional de Salud Cubano y otras organizaciones no gubernamentales, posibilitan la puesta en marcha de un Modelo de Consejería dirigido a este grupo de población, como una respuesta institucional ante la demanda de atención al grave problema que representa para las mujeres el maltrato en todas sus expresiones.

Cada uno de estos servicios garantiza un espacio de confidencialidad que favorece los procesos de reflexión y toma de conciencia individual, los cuales impulsan el desarrollo de la autonomía; un clima de seguridad y compañía que propicia el encuentro de los prestadores y la usuaria, facilitando que la mujer  comparta sus problemas íntimos. Esa exteriorización se convierte en el primer paso para transformar sus modos de encarar el problema. Darle la oportunidad de sociabilizar sus vivencias modifica su posición, de pasiva a activa, dispuesta al cambio. El hecho de sentir que no está sola, que puede contar con alguien, reduce sus sentimientos de desolación, desamparo y desprotección. Comunicar sus preocupaciones, prejuicios y su interpretación del problema le da pie al consejero para informarle todo lo relacionado con el tema, con la intención de movilizarla, de ayudarla a encontrar alternativas de solución no visualizadas anteriormente por ella. Lo último, y no menos importante, es constatar la percepción que tiene, sobre la red de apoyo familiar y social, lo que le permitirá al consejero guiarla en la recepción del apoyo, factor modulador muy importante en la toma de decisiones.

Por otra parte, los prestadores de los servicios de salud pueden identificar necesidades de aprendizaje sobre la temática, tanto de conocimientos como de modos de actuación, lo que les permite apropiarse de herramientas eficientes para el manejo de estos casos.

Teniendo en cuenta las necesidades de las usuarias y de los prestadores se elaboró esta guía metodológica de Consejería que proporcione y facilite el acceso a recursos para la intervención, con la intención de prevenir la victimización secundaria y la escalada del daño en las mujeres que son víctimas del maltrato en la relación de pareja.

Con el apoyo del Centro de Promoción y Educación para la Salud de la Provincia de Cienfuegos, se asumió la capacitación de todas las educadoras para la salud y de las personas consejeras de la provincia para adiestrarlas sobre como transferir su entrenamiento en Consejería hacia este problema de salud.

Su meta: Redimensionar nuestras estrategias de intervención frente a la violencia de pareja.

Su propósito: Crear nuevos espacios de atención que provean apoyo psicosocial, fundamentalmente en las dimensiones informativa, educativa, afectiva y motivacional, a las mujeres que sufren violencia en la relación de pareja.

Su objetivo: Diseñar una guía metodológica para la atención en Consejería a las mujeres que sufren de violencia íntima.

Características de la consejería dirigida a mujeres que conviven con el maltrato:

La consejería constituye un espacio de intercambio de información específica de la violencia de pareja que le proporciona a la usuaria elementos de análisis de su situación para permitirle construir nuevos escenarios en los que no estén presentes las relaciones abusivas.

Mediante el conocimiento de las causas de la violencia, su ciclo y sus consecuencias se trata de generar en esas mujeres recursos personales que refuercen su capacidad para afrontar la situación de forma diferente a como la venían enfrentando, con la finalidad de que reconstruyan una vida sin violencia.

La consejería pretende prevenir la victimización secundaria y la escalada del daño en las mujeres víctima del maltrato en la relación de pareja mediante la información, la ayuda y el acompañamiento en la búsqueda de alternativas viables para enfrentar su situación de conflicto. También propicia la aparición de cambios en las percepciones y creencias mediante la aplicación de recursos psicológicos para construir alternativas de seguridad para la mujer

La consejería emplea una metodología cualitativa y de intervención. Garantiza un espacio confidencial que favorece en la mujer procesos de reflexión y de concientización individual sobre su condición, facilita el desarrollo de la autonomía y de la capacidad de construir una vida sin violencia además de generar procesos para crear alternativas de seguridad.

Se lleva a cabo con la finalidad de asesorar, informar y prestar ayuda a personas que transitan por eventos circunstanciales que generan tensiones o reacciones emocionales negativas, que entorpecen su bienestar psicológico y la toma de decisiones adecuadas sobre la situación crítica o de conflicto. Es por ello que esta variante de ayuda facilita la modificación de comportamientos cuando la persona demandante recibe información, orientación, asesoría o apoyo emocional en temáticas específicas.

Este tipo de intervención de ayuda se ubica en la dimensión interactiva de actuación. No es una forma de tratamiento psicoterapéutico que se aplica a personas enfermas o con posibilidades de serlo. Se nutre de recursos psicológicos, pues se estable una relación consejero-consultante, pero no una relación terapéutica, que implica que el consultante tiene determinados trastornos, síntomas o conflictos que le causan algún tipo de limitante o sufrimiento, a los cuales el terapeuta les dará solución.

La alternativa que nos ofrece la consejería para que las mujeres hablen de su relación traumática propicia la visualización de la verdadera naturaleza de la relación abusiva, su no naturalidad, lo que favorecerá en ellas la comprensión del maltrato, generando una disminución de la culpa que le permitirá entender con mayor claridad el abanico de alternativas posibles para salir de esa relación. Aunque no le parezca que el consejero la ha ayudado, en realidad le ha abierto un horizonte de posibilidades para su protección y bienestar.

Estas intervenciones son del tipo educativas y tendientes a proporcionar la estabilidad emocional de forma personalizada. En la Consejería, el consejero es un facilitador para la identificación de las necesidades y expectativas del usuario, así como para la ayuda en la toma de las decisiones convenientes, según sea el problema a enfrentar.

Su sustento teórico trasciende los límites impuestos por determinadas escuelas o modelos, no pudiendo ser encasillada, de manera absoluta, en los postulados básicos de uno u otro modelo, por lo que se impone un enfoque integrador, tomando lo que resulta útil y mejor de cada modelo.

MUJERES DENUNCIANTES DE LA VIOLENCIA ÍNTIMA: PROPUESTA DE UNA MODALIDAD DE INFLUENCIA PSICOLÓGICA DESDE LA PERSPECTIVA DE SALUD PÚBLICA.

Antecedentes:

En el año 2003, la violencia hacia la mujer en la relación de parejas fue declarada como un problema de salud mayor, por ser causa directa de muerte en edades productivas de la vida, de comorbilidad, de problemas crónicos y factores de riesgo indirectos para una amplia gama de problemas de salud.

Desde la perspectiva de la Salud Pública, su contribución en la promoción y prevención, en su nivel primario;  limitar la incidencia y curar reduciendo las consecuencias, en el nivel secundario; reducir el impacto, en el nivel terciario,  reclama  establecer  un sistema de vigilancia, de servicios y de   definir guías de buenas prácticas en su abordaje.

La violencia contra la mujer afecta la salud, no solo por la frecuencia con que se produce, si no por lo difícil que es recuperarse de ella. Se sabe que ser sobreviviente al maltrato de pareja conduce a la víctima a perder de 5 a 16 años de vida saludable con una mayor vulnerabilidad a las enfermedades relacionadas con la inmunidad deprimida.

La violencia contra la mujer ha sido reconocida como problema de salud a través de su inclusión en la última versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) con el código T 14.

 Hasta hace poco más de una década no existían programas ni protocolos de intervención, ni servicios que atendieran a las mujeres sobrevivientes al maltrato doméstico. Por ello, la división para el avance de las mujeres de las  Naciones Unidas, en el año 2006, elaboró un informe dirigido al Secretario General, donde reclamaba proveer servicios sostenibles y eficientes, para atender a las mujeres maltratadas por sus parejas.

Fueron las ONGs  quienes iniciaron la atención psicológica a las mujeres víctimas de la violencia conyugal. Bajo este contexto se originaron algunas estrategias terapéuticas, lo cual contribuyó a que los especialistas comenzaran a fijarse en estos procederes. En los finales de los años 70, se implementaron los refugios para las mujeres maltratadas, en donde se ofrecían intervenciones en crisis.

 La OMS, en el 2003, reconoció, como factor protector  para reducir la violencia de pareja, que las mujeres maltratadas  cuenten con servicios para su atención en el momento  en que se propongan escapar de la violencia, con profesionales bien adiestrados en técnicas de intervención.

Por su parte, la OPS exhorta a los profesionales de la salud mental a uniformar los procedimientos de atención, a familiarizarse con las opciones de ayuda, a elaborar estrategias de intervención a partir de las necesidades de las víctimas con el fin de que no se les inflija más daño por la forma en que se les atiende y  encausarlas hacia la solución de su problema.

Justificación:

Nuestra provincia no escapa a la tendencia al ascenso del número de mujeres que denuncian el delito. En el año 2007, cerca de 800 mujeres denunciaron algún tipo de delito, la proporción de 40 mujeres por cada hombre avala la verdadera raíz de su causa.

Consecuencias mortales: En el año 2006, el  22,3 % de los homicidios intencionados fueron mujeres que murieron a manos de su pareja y  el 79 % de las personas atendidas en el Departamento de Medicina Legal fueron también mujeres. 

Consecuencias no mortales: En nuestra provincia, más del 70 % de las mujeres victimadas, presenta un grado elevado de ansiedad  y  un 51%,  depresión moderada.  El 62,5 %  de ellas asiste a consultas médicas, lo que significa que están 4 veces más expuestas a enfermarse. El 15 %  acudió a los servicios de urgencia, lo que triplica el riesgo de lesiones. El 12,5 % sufre ingresos hospitalarios.  El 82,5 % de ellas (17 veces más) consume medicamentos, preferentemente psicofármacos, pues se enferman cinco veces más de afecciones relacionadas  con el estrés.

El Banco Mundial destaca que la mujer maltratada está cinco veces más expuesta a suicidarse y a necesitar de tratamiento psiquiátrico y es doce veces más susceptible al suicidio.

En resultados encontrados en varios estudios,  la violencia de pareja es valorada como una situación que genera altos niveles de estrés, que excede los recursos propios de las víctimas y pone en peligro su bienestar personal, evaluando el acontecimiento como un daño o pérdida. Además, estaba presente la recurrencia de las denunciantes, con lesiones de mayor gravedad física y secuelas psicológicas, estrés post traumático, estados inadaptativos transitorios, interferencias en el funcionamiento cotidiano, altos niveles de estados emocionales negativos, miedo infundido sobre el futuro, indefensión, desesperanza. 

Hasta el momento en que fue creada, esta modalidad  de influencia psicológica con perspectiva múltiple integradora,  no tenía antecedentes en el país.  En estos momentos se entrena a psicólogas de reciente graduación para generalizar la experiencia en la provincia, con el objetivo de llevar esta asistencia a todo el territorio, y por qué no,  en un futuro no lejano, a todo el país.

Desde 1999 hasta el año 2009, la autora de estas guías ha  trabajado en diferentes estudios sobre la violencia hacia la mujer, los cuales han  reflejado la no percepción y  no recepción del apoyo social, y la necesidad de que existan servicios para atender a las víctimas en donde estas puedan recibir ayuda psicológica y asesoría jurídica para el manejo de su situación. Con dos afanes fundamentales, el primero,   paliar el impacto emocional que genera la violencia, con altos niveles de ansiedad y grados de depresión que las mantiene con pensamientos dirigidos hacia el temor, la inseguridad y el desamparo, limitándolas en su funcionamiento personal y  afectando su salud por varias vías. Y el segundo, conocer sus derechos jurídicos que le permitan tomar decisiones más ajustadas a su condición. Ante la discrepancia entre lo actual y lo deseado es que concebimos la idea de crear líneas de trabajo encaminadas a la capacitación, investigación, acciones de educación, atención y orientación. Para esta última línea de trabajo es que se creó una modalidad integradora y personalizada para la atención de estas mujeres sobrevivientes de la violencia.

 El análisis de estas situaciones fue punto de partida para determinar las necesidades de influencia psicológica. El momento de la exploración resultó especialmente significativo por cuanto permitió distinguir el sistema de influencia a seguir vinculado a la realidad, al contexto y personalizado.

Hace un año, en nuestra provincia, al igual que en el resto del país, las mujeres que reciben violencia por parte de sus parejas o ex parejas y que acuden a peritar sus lesiones corporales, contaban con la asistencia de médicos legales quienes, en compañía de los instructores de la PNR que atendían el caso, dictaminaban la tipificación de la lesión, su letalidad y su severidad, en la Unidad de la PNR, cuyos locales no tenían las condiciones adecuadas para el recibimiento, atención y tratamiento a las lesionadas, lo que propiciaba que fueran revictimizadas. Por ello, en un primer momento, se sensibilizó a los diferentes gestores del Departamento de Medicina Legal, al Jefe de la Policía Provincial, al Director Provincial de Salud y a la Directora del Palacio de la Salud para que valoraran la idea de trasladar dicha atención al Centro Provincial de Promoción de la Salud, con el fin de que las víctimas tuvieran un local con confidencialidad, calidez, privacidad, confort y  neutralidad, ajeno a la represión. Dicha solicitud fue aprobada  en febrero de 2008. Es la única en el país que se realiza y  el grado de satisfacción de las usuarias se ha calificado de excelente.

Se llevaron a cabo, entrevistas rápidas a prestadores de servicios de salud mental, de consejería, y otros, relacionados con la atención a este grupo, los cuales manifestaron  necesidades de aprendizaje para su manejo. Por lo que consideramos oportuno, elaborar este documento con el afán de que sirva de material de consulta a los profesionales que se ocupan y preocupan en asistir a las mujeres que sufren violencia íntima.

¿Podemos influir en forma significativa sobre las mujeres que denuncian el maltrato de pareja? ¿Cómo podemos hacerle frente?

Siempre hay algo que se puede hacer, intentar, probar, en la búsqueda de alternativas posibles para mejorar la realidad con los recursos de que se dispone. No es crear nuevos servicios, es redimensionar los existentes, es buscar alianzas de colaboración que desde su posición involucren  perspectivas y enfoques relacionados al tema para aunar esfuerzos que respondan con eficiencia ante estas necesidades. Estamos pensando concretamente en los servicios de consejería, ayuda confidencial, los departamentos de Educación y Promoción para la Salud y Centros de Salud Mental Comunitarios de las áreas de salud, las consultas de sanidad, para establecer acertadamente los objetivos, las prioridades y las acciones.

Con el propósito de brindarles la ayuda psicológica y el apoyo social que reclaman nos insertamos en la consulta de sanidad, con el objetivo general de implementar una modalidad de influencias psicológicas y de asesoramiento y protección legal que le brinda el Departamento de Protección de los Derechos Ciudadanos de la Fiscalía.

La valoración para el establecimiento de esta modalidad de atención psicológica y legal se sustentó en:

1.- Identificación sobre la tendencia al ascenso del daño de las mujeres que reciben violencia de pareja por parte del Departamento de Medicina Legal y de las revisiones documentales de la PNR.

2.-Investigaciones realizadas en este grupo, que evidenciaron las necesidades sentidas de las mujeres que acuden a denunciar la violencia de pareja de recibir ayuda psicológica y legal.

3,- Investigaciones efectuadas en mujeres maltratadas arrojaron que no perciben ni reciben el apoyo social.

4.- Estudio de los escenarios, explorando los que favorecen o agilizan, esclarecen o entorpecen, dilatan o ocultan el conjunto de condiciones estructurales, organizativas, de funcionamiento, de logística, que interactúan en la re-victimización.

5,-Estudio de algunas  particularidades relevantes de la personalidad, mediatizadoras  del comportamiento, de sus estados emocionales, de sus recursos personológicos, que nos permitieron comprenderlas en su realidad.

Las razones que podemos considerar como plataforma científica en el conocimiento teórico, metodológico y práctico de la influencia psicológica para las mujeres que sufren de maltrato de pareja son:

  • Aprovechar ciertas potencialidades para producir ciertos comportamientos. En el proceso de influencia, se propicia la reflexión sobre sus experiencias, que les faciliten reconocer el significado de la situación, su vivencia, con el propósito de movilizar sus recursos personales, con el fin de adecuar sus estrategias de enfrentamiento al acontecimiento.
  • La persona que realiza la intervención e influye sobre las mujeres debe ser menos directivo, más centrado en ellas, alguien que quiere ayudarlas y guiarlas en el cumplimiento del cambio, que ellas mismas se han propuesto para resolver el conflicto.
  • La utilización de instrumentos de influencia psicológica para favorecer que siga adelante, para que se sienta mejor.

Acercamiento teórico:

Reconocemos entre los aspectos teóricos, el carácter activo-transformador de los individuos, la implicación cultural en el proceso de integración y desintegración psicológica, su historia personal, sus aprendizajes relacionados con los establecimientos de los vínculos y las pautas de comportamiento ante los conflictos, los modos de enfrentar  las vicisitudes y la asunción de la integridad biosocial

Teniendo en cuenta que para sustentarnos en el enfoque histórico-cultural, no podemos apartarnos de la historia del problema y su objeto de estudio, es que tuvimos presente, relacionar determinantes socio-culturales asociados a  la historia de la violencia de pareja, con mayor énfasis en la categoría género y la mediatización subjetiva de las maltratadas, para así poder destacar las fuerzas motrices de su esencia, sus factores relevantes de unidad y diversidad, de ideas y explicaciones.

La naturaleza de la influencia psicológica es socio-cultural e histórica, a partir de las exigencias que le han demandado la realidad y que se constituye  en una nueva dirección explicativa del problema.  El influyente se convierte en un "otro" del proceso de formación y desarrollo de la mujer maltratada.

Contenidos del enfoque histórico cultural en los fundamentos teóricos de la influencia psicológica: La operacionalización del proceso de desarrollo a partir de las dos leyes "zona de desarrollo próximo" y "el lugar de los otros" como portadores de los contenidos de la cultura y potenciadores de dicha zona. Estas dos concepciones se constituyen en los agentes esenciales que explican el proceso de desarrollo.

Apreciar la dinámica de relevantes determinantes personológicos relacionadas con la relación del maltrato nos permitió conocer lo actual en su funcionamiento a nivel cognitivo, motivacional, afectivo y sobre los recursos psicológicos y estimar lo que ellas serían capaces de conformar a partir de la ayuda de "los otros", es un asunto de carácter teórico y metodológico que le lega la concepción histórico-cultural a la posible teoría de la influencia psicológica. Convertir la aproximación del conocimiento sobre manifestaciones intrapersonales e interpersonales, además del  posible efecto de la violencia constituyó premisa básica  en una etapa  de intervención  y en el punto de partida para una consecuente intervención encaminada a  conformar el sistema de influencias; puesto que a medida que haya una mejor comprensión se puede influir de manera más optimista el proceso de intervención.

La dinámica de lo externo e interno en la relación de ayuda también sustenta teóricamente a este modo de intervención, la cual expresa que lo externo está formado por los estímulos que recibe la persona de su contexto, entre ellos la cultura androcéntrica, las creencias, la educación sexista, la asimetría en el poder,  los estereotipos, los roles, las expectativas según el sexo y las aspiraciones según el género que conforman la identidad genérica, así como el aprendizaje de los modos de relacionarse y solucionar los conflictos en la familia. Y los internos, son los productos de lo que construye la persona con el contenido de lo que le proporciona lo externo. Lo interno que se forma en la persona se devuelve o vincula a lo externo, mediante la acción de ésta en el proceso de su relación con lo que la rodea. Este proceso se estructura mediante la actividad interna que acontece en la persona y por su interrelación con los otros. El influyente es un "otro" potenciador del cambio de la situación. En esta relación, mediante lo interpersonal, lo externo, se produce la influencia, para facilitar que las mujeres maltratadas  reestructuren, modifiquen y redefinan la construcción de lo interno.

¿Por qué  se plantea un enfoque integrativo?

Teniendo en cuenta  su naturaleza multicausal y  multidimensional, la respuesta debe ser global,   interprofesional y  poliédrica que permita contemplar las diferentes dimensiones de su abordaje. Asumiendo el hecho comprobado de que ningún enfoque determinado puede ser considerado como el más adecuado para todos los casos y sobre todo para este tipo de problema, así como el reconocimiento del uso de aquellos recursos psicológicos de intervención que han demostrado su efectividad; con la meta de  aprovechar  lo útil de cada enfoque o  modelo de intervención y  colocarlos en unidad, en orden, con una lógica interna, es que se considera integrar procedimientos.

Modelo conductual. Elementos esenciales:

El acento principal se pone en el problema actual de ellas, en identificar los estímulos precedentes y las contingencias con las cuales se asocian las conductas relacionadas al evento. En nuestro estudio, constituyó un factor de riesgo para ser víctima de violencia de pareja, proceder de hogares sísmicos.  

Modelo humanista:

Lo distinguen características relacionadas con el respeto a la persona, la comprensión empática, el marco de referencia interno, favorecer el despliegue de las potencialidades, se centra en las relaciones de significados, se enfatiza el papel de la percepción subjetiva de la realidad como determinante fundamental de la conducta, su enfoque es  holístico y pone a la persona  responsable ante sí y los demás, capacitada para tomar decisiones.

Modelo cognitivo-conductual:

Se tratan las cogniciones y las emociones que acompañan a la conducta manifiesta, pero de una forma directa y concreta, teniendo en cuenta la importancia de cómo se percibe la situación, pues de allí dependen las reacciones emocionales y la controlabilidad del evento. Se valora  cómo organizan los significados del acontecimiento, cómo lo reconoce,  qué creencias tienen en relación con: si la violencia es privada por lo que no se debe hacer pública, de que ella sola no puede seguir adelante, creer que la fuerza del amor lo puede todo y que si ella persevera, al final logra desaparecer ese vínculo violento.  Esquemas cognitivos: Distorsiones cognitivas: negación y minimización, autoengaño, sobrevaloración de esperanza del cambio, autoculpa, resignación, justificación.

Teniendo en cuenta la dimensión cognitiva, se puede utilizar como apoyo recursos psicoterapéuticos  sustentados en esta teoría, entre ellos: Modificar las falsas creencias que la predisponen a distorsionar sus experiencias, reetiquetar, entregar una nueva realidad, con el propósito de hacerlas realistas a ellas y  acertadas sus ideas sobre el evento.

Modelo estratégico:

Se refiere al enfoque donde resulta relevante la participación del profesional con la finalidad de ayudar a estas mujeres en la solución de su situación de vida. Los principios de solucionarle los síntomas y acompañarla en la selección de modos de enfrentamiento más apropiados a la situación  que se caractericen por no ser generalizadores, sino de acuerdo a la situación personalizada, idiosincrática. Definir el problema bajo 3 variantes: cuando el esfuerzo que se realiza es para negar el problema, cuando el esfuerzo se realiza en algo que no está involucrado en el problema, actuar de manera diferente, se hace el esfuerzo pero en un marco de referencia que no es posible solucionarlo por lo que hay que reencuadrar el problema, cambiar el punto de vista ubicarlo en otro plano o perspectiva que le proporcione un marco alternativo de solución. Visualizar en la usuaria, el tratamiento futuro, dependiendo de la afectación de su vida emocional, las relaciones interpersonales, su ajuste de la personalidad para derivarla al servicio pertinente. Marco estructural, acercamiento, apoyo, ofrecerles una realidad diferente sobre su problema, sus concepciones sobre el problema apoyándose en sus lados fuertes.

Teoría de la comunicación:

La influencia psicológica es una herramienta de la comunicación humana por excelencia. Si no hay comunicación, no se puede establecer una relación de ayuda. La forma fundamental es la acción lingüística, es la palabra  el lugar del énfasis de la relación. La claridad, concreción,  coherencia, enfoque democrático  y personalizado  del lenguaje, así como la escucha activa, son reglas que no se deben pasar por alto, para desempeñarse como influyente.

Se debe destacar que la comunicación en la influencia psicológica no es un proceso lineal, sino helicoidal y abierto, en el cual cada uno aporta su propia subjetividad a la interpretación de la información. Esto recobra importancia en esta modalidad, pues las mujeres que reciben el servicio tienen empobrecida su autoimagen, su confianza en sí misma, su autodeterminación, lo que recaba tomar en cuenta estas particularidades a la hora de emitir los mensajes semánticamente.

Teoría sistémica:

Su énfasis está en la interacción, específicamente en la modificación de patrones disfuncionales de interacción personal sin dejar de tomar en consideración el contexto social y todo el entretamado de vínculos y relaciones que éste establece dentro del mismo.

Es importante esta teoría ya que, según resultados de estudios nuestros, se evidenciaron recursos personológicos muy limitados para enfrentar la contingencia crítica, presentes en: la autovaloración por defecto, afectada la  autodeterminación  y autonomía para asumir las decisiones. Escasa flexibilidad e integración que no le permite redimensionar la situación en virtud de su resolutividad. Los modos de afrontamientos dirigidos a las emociones, las cualidades volitivas de dependencia, inseguridad, inconsistencia y poca autonomía, empobrecen la restructuración del campo de acción y no permite que superen los obstáculos ni  regular efectivamente  el comportamiento, además de observarse un actuar de acuerdo a las expectativas de los demás  y la disminuida recepción del apoyo familiar tangible e intangible. Por tanto se considera importante integrar a esta modalidad la perspectiva sistémica, la causalidad circular y alguna de sus técnicas.

Algunas de las cosas a realizar serían: evaluar los comportamientos sostenedores de la relación de violencia en la pareja, indagando: ¿qué ha hecho para solucionarlo?, ¿cuáles han sido sus estrategias?, ¿tuvo éxito?, ¿desde cuándo se inició', ¿antes no era así o usted ahora lo ha valorado desde otra perspectiva?, ¿cuándo se dio cuenta?, ¿qué le hizo ver las cosas diferentes?. Como forma de darle posibilidad para el cambio, acompañarlas hacia el futuro desde la posibilidad de saber qué hacer  para tomar el control de sus vidas.

Modelo heurístico:

Valorar el contexto, para planificar estrategias de seguridad y de protección a la victimización secundaria.

Variante de ofrecer ayuda en el contexto de una relación específica y positiva, influyente- mujer maltratada,  mediante el establecimiento de un diálogo que utiliza recursos que actúan por vía psicológica, con el propósito de aliviar los estados emocionales negativos, restablecer su adaptación, apropiarse de alternativas de solución responsables y ajustadas a su situación vital, permitiéndole expresar sus  vivencias, sus estados emocionales, sus necesidades, sus motivos y

Summary

Methodological guidelines to assist women victims of violence.

Women abuse is an obstacle to achieve equality, development, peace and social inclusion. This is a violation of human rights limiting their personal freedom and annulling their main warranties as their right to have security, integrity and even life. In the 90´ it has been identified as a health problem due to its frequency and severity, its magnitude and influence in health recovery. With the objective of supporting the decrease of this invisible plague from a Public Health perspective, we considered timely and pertinent to adjust a format of Methodological Guidelines aimed at setting rules and unifying procedures, including the complexity and implications of violence, based on the needs of each part.

Key words: Violence against women;battered women;medical care;women?s health services;women?s rights;

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Recibido: 19 de mayo de 2009. Aprobado: 14 de octubre de 2009.
Guía metodológica para la asistencia a mujeres víctimas de violencia. Facultad de Ciencias Medicas Cienfuegos. Calle 51A y Avenida 5 de Septiembre. Cienfuegos, Cuba. CP 55100. Email: mikhail@infomed.sld.cu

1Licenciada en Psicología. Máster en Psicología de la Salud. Profesora consultante.Facultad de Ciencias Médicas ?Dr. Raúl Dorticós Torrado?. Cienfuegos.