Introducción
Cada día los integrantes de la sociedad toman mayor conciencia de los requerimientos que en materia de seguridad social, educación, salud, entre otros, exige la colaboración y el trabajo mancomunado. Las instituciones de educación superior tienen el privilegio de ser las llamadas a dar respuestas innovadoras, con equidad, pertinencia y calidad, a tales demandas, como centros, por excelencia, de producción de saberes. Ello es posible por el establecimiento de vínculos entre la docencia, la investigación y la extensión universitaria.
La salud es un aspecto esencial entre dichas demandas, lo cual se evidencia en el hecho de que aparece representada en tres de los ocho Objetivos del Milenio, además de su contribución al logro de los demás objetivos, en particular, los relacionados con la erradicación de la pobreza extrema, el hambre, y el fomento de la educación y la igualdad de géneros.1,2 Todos estos elementos encuentran salida en un concepto cada vez más debatido: la inclusión.
En el contexto educativo, la inclusión aboga por la diversidad como actitud y valor en alza. Su principal foco es la atención a la diversidad de toda la comunidad educativa (alumnado, profesorado y personal de administración y servicios), entendiendo diversidad como un espectro amplio que contribuye a la equidad, a partir de la aceptación de que las personas son diferentes (raza, género, etnia, edad, nacionalidad, cultura, religión, discapacidad, orientación sexual, estatus socioeconómico, idioma, estilos de aprendizaje, entre otros).3
El objetivo del trabajo es fundamentar el encargo social de la Universidad en el logro de sistemas de salud inclusivos, con énfasis en el caso de la Universidad Metropolitana del Ecuador.
Desarrollo
Exclusión social
Las transformaciones socioeconómicas existentes en las últimas décadas,4 desempleo y precarización laboral, crisis del Estado de Bienestar, envejecimiento demográfico, diversidad étnico-racial, reestructuración del modelo familiar, entre otras, han hecho aflorar nuevas manifestaciones de la pobreza y la desigualdad.
Aparecen una serie de procesos estructurales que afectan cada vez a más colectivos y desde muy diversos ámbitos: económico, laboral, formativo, sociosanitario, residencial, relacional y participativo. Se trata de la exclusión social, fenómeno dinámico, estructural, multicausal y multidimensional, que limita la capacidad integradora, que tiempos atrás se asentaba en los derechos de ciudadanía que propugnaban los Estados de Derecho.
No existe un consenso sobre su definición. Sin embargo, pretende definir y explicar las nuevas situaciones de pobreza y desarraigo social que se están produciendo en las sociedades más desarrolladas.4 Supone un contexto en que los sujetos marginados no tienen acceso o experimentan dificultades para acceder a oportunidades laborales, formativas, culturales o políticas en la sociedad.
Así, en la concepción actual sobre exclusión social se ha superado la tradicional visión economicista, que equipara pobreza con exclusión, más aún, si se acepta que la exclusión social no es un estado, sino un proceso que afecta de forma diferente a cada individuo, dependiendo de su potencial individual y del contexto social.
Inclusión y exclusión en salud
Representa un gran reto para el sistema educativo lograr una sistematicidad al generar espacios de convivencia entre los distintos grupos, favorecer la interacción y el reconocimiento entre ellos. Este reto transciende de la educación a la propia sociedad. No llega con educar en la escuela; hay que hacerlo en la casa comunal, en la calle y en los espacios comunitarios de convivencia, teniendo en cuenta las distintas edades y las diferentes perspectivas socioculturales en las que los miembros de la comunidad se formaron.
Desde la visión transdisciplinaria, la salud es el resultado de complejas interacciones entre procesos biológicos, ecológicos, educativos, culturales, sociales y económicos, que se dan en la sociedad; es el resultado de las interrelaciones que el hombre establece con su ambiente natural y social. Pero la salud no es solo producto de condicionantes genéticas y biológicas, sino también resultado de las relaciones sociales predominantes, motivo por el cual está directamente determinada por el proceso histórico en el cual se enmarca, como una más de sus manifestaciones. Por lo tanto, está marcada por la estructura y dinámica de la sociedad, por el grado de desarrollo de sus fuerzas productivas y de trabajo, de sus relaciones sociales, por el modelo económico, por la particular organización del Estado y de sus relaciones políticas.
La OPS ha trabajado la exclusión en salud en el terreno teórico, metodológico y estratégico. Se refiere al limitado o nulo acceso de ciertos grupos o personas a diversos bienes, servicios y oportunidades que mejoran o preservan el estado de salud, y que otros individuos y grupos de la sociedad disfrutan.5
La atención a la salud y la accesibilidad a los servicios, son consideradas como criterios de expresión de la pobreza, y se tienen en cuenta para los distintos métodos utilizados para su medición: el método de las necesidades básicas insatisfechas; el método agregado de consumo; el método integrado o combinado; el índice de desarrollo humano; y luego, el índice de pobreza humana.6
A partir de aquí, el enfoque de la medicina se ha visto precisado a ampliar su espectro, y a abarcar también a las familias y a las comunidades, pero no solo en la enfermedad, sino también en estados saludables, para promover salud y prevenir las enfermedades.
Estrategias globales
Desde hace cuatro décadas, en la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, fue definido este nivel de atención como la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena participación, y a un coste que la comunidad y el país puedan soportar, en todas y cada una de las etapas de su desarrollo, con un espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación.7 Desde este enfoque, la medicina se ha propuesto promover salud, o lo que es lo mismo, elevar la calidad de vida de las personas y las poblaciones.
Sobre la base del éxito y el impulso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM),2 se establece que los nuevos objetivos mundiales son más abarcadores en lo que se refiere a afrontar las desigualdades, el crecimiento económico, el acceso a un trabajo decente, las ciudades y los asentamientos humanos, la industrialización, los océanos, los ecosistemas, la energía, el cambio climático, el consumo y la producción sostenibles, la paz y la justicia.
Los ODM estaban destinados a resolver una amplia gama de problemas, pero la nueva agenda 2030 tiene la intención de ir aún más lejos, al abordar las causas profundas de la pobreza y la necesidad de desarrollo sostenible para todos los pueblos.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,8 declara los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos Mundiales, los cuales son un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Los ODS presentan la singularidad de instar a todos los países a adoptar medidas para promover la prosperidad, al tiempo que protegen el entorno. Se trata, a fin de cuentas, de una agenda inclusiva, orientada a "erradicar la pobreza” y “el compromiso de no dejar a nadie atrás".9
Universidad Metropolitana de Ecuador: una universidad inclusiva
Hoy en día las universidades enfrentan un gran reto en cuanto a la incorporación y sintonización de los ODS marcados por la ONU, a través de la puesta en marcha de la Agenda Mundial de Educación 2030.9 Las ambiciones en el ámbito de la educación se plasman de manera esencial en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.
En la Declaración de Incheon, aprobada en el Foro Mundial sobre la Educación en mayo de 2015, se encomendó a la Unesco, como organismo de las Naciones Unidas especializado en educación, que dirigiera y coordinara la agenda Educación 2030 con sus asociados.10
La Universidad Metropolitana de Ecuador (UMET), en su empeño de ser una universidad inclusiva, despliega una serie de proyectos interactivos entre sus áreas de docencia, investigación y vinculación con la sociedad, para dar cumplimiento a los ODS de manera transversalizada y con una visión transdisciplinaria. Ejemplos de ello son los proyectos ejecutados por la carrera de Optometría en Guayaquil: “Intervención comunitaria contra la deficiencia visual” y “La prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles e intervención comunitaria contra la deficiencia visual.” En ambos, la docencia, la investigación y el intercambio con la sociedad se dan cita en las consultas y campañas de las diferentes afecciones oculares.
En el proyecto “Fortalecimiento de las potencialidades de la comunidad Shuar para el mejoramiento de su gestión socioeconómica”, convergen sobre un mismo objeto de estudio diferentes disciplinas, como Cultura Tradicional de la Salud, Contaduría Pública Autorizada, Gestión Empresarial, Derecho, Ingeniería de Sistemas, y en este año se incorpora la carrera de Enfermería. Todas estas ramas interaccionan con la comunidad indígena Shuar ubicada en el Cantón Naranjal; allí, mediante el intercambio cultural, se palpan prácticas ancestrales a nivel de medicina tradicional autóctona, su gastronomía y el legado de su danza.
La UMET se esfuerza por proporcionar a sus estudiantes ejemplos de servicio a los grupos vulnerables o en situación de riesgo, a través de la capacitación en temas contables y financieros, en aspectos relacionados con la atención al cliente, aspectos legales relacionados con la protección a niños y adolescentes, la prevención del maltrato a la mujer. Así mismo, se atiende a la comunidad con orientaciones sobre alimentación de los niños que asisten a la escuela local, charlas sobre autocuidado, prevención de electrosmog, entre otros.
Actualmente, en la UMET se capacita en lenguaje de señas, el cual facilita la comunicación entre el docente y el estudiante con discapacidad auditiva, sea parcial o total.
Conclusiones
Organizaciones de alcance mundial han dedicado años de trabajo al tema de la exclusión social, y abogan por promover el enfoque inclusivo a todos los niveles de la sociedad. Ello evidencia la magnitud de este problema, al tiempo que demuestra todo lo que puede hacerse desde las diferentes instancias sociales, entre las cuales, la Universidad, como escenario formativo, tiene una contribución esencial.