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Revista Habanera de Ciencias Médicas

versión On-line ISSN 1729-519X

Rev haban cienc méd v.7 n.3 Ciudad de La Habana jul.-sep. 2008

 

 

Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana (ISCM-H)

Facultad de Ciencias Médicas General Calixto García Iñiguez

IMAGEN DEL DR. ERNESTO GUEVARA DE LA SERNA EN LOS ESTUDIANTES DE CIENCIAS MEDICAS

 

Javier Machado García.

Estudiante de Medicina – 3er Año

 

Tutora: MD. Sonia R. Sánchez González.

Dra. Alina Alerm González. Alina.alerm@infomed.sld.cu

 

Ernesto Guevara de la Serna nació en un hospital de la ciudad de Rosario, Argentina, segunda en importancia del país en aquella época, el 14 de junio de 1928, como miembro de una familia bien acomodada y muy culta, con raíces aristocráticas, pero con ideas socialistas; se educó en este contexto y vivió buscando el contacto con los más necesitados, y el afán por mejorar la situación de éstos, fue uno de los ideales de su vida. Su padre Ernesto Guevara Lynch, era ingeniero a quien le faltaron pocas asignaturas para graduarse de arquitecto; era un lector voraz y poseía una muy bien nutrida biblioteca; su madre Celia de la Serna, hija del doctor Juan Martín de la Serna, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, dominaba los idiomas inglés y francés, persona muy culta, se encargó de su educación primaria.

La familia Guevara de la Serna, por los negocios del padre, se vio precisada a cambiar muchas veces de lugar de residencia, lo que le dio desde su niñez a Ernesto Guevara una visión extensa del mundo, que lo convertiría en un viajero impenitente durante toda su existencia. Desde los dos años de edad, comenzó su padecimiento crónico de bronquitis asmática (a esta edad tuvo su primer ataque de asma) que lo acompañaría toda su vida, pero que templaría su voluntad hasta llevarla a límites increíbles y forjaría su vocación por la Medicina. Por recomendación médica se trasladó con su familia a la ciudad de Altagracia.

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La enseñanza primaria la recibió de dos competentes pedagogos; los primeros grados impartidos por la profesora Elba Rossi en el Colegio San Martín y los últimos, por el profesor Osvaldo Oviedo Zelaya en el Colegio Santiago Liniers, ambos en la pequeña ciudad de Altagracia, provincia de Córdoba.

En 1937, con 9 años de edad asiste a tercer grado; demuestra gran interés en la guerra civil española al punto de marcar en el mapa su evolución. En su casa había una notable biblioteca que contribuyó a su formación y así, en 1941, cuando inició su enseñanza secundaria, tenía una formación superior a la de otros muchachos de su edad. Entre sus lecturas resaltan las obras de Marx, Engels y Freud. Fue un alumno destacado en literatura.

Los estudios de bachillerato los cursó en el notable Colegio Nacional Deán Funes, impregnado del pensamiento del sacerdote y revolucionario don Gregorio Funes, en la ciudad de Córdoba, capital de la provincia del mismo nombre, en cuya universidad se llevó a cabo, en 1918, una de las reformas de estudios más profundas, por su proyección social, de la historia de América.

En esta época, conoce al doctor Alberto Granado, notable bioquímico, tiempo más tarde profesor de las Facultades de Medicina de las Universidades de Santiago de Cuba y La Habana, de determinante influencia en la personalidad de Guevara y con él se consolida su afición por los viajes, que comienzan a partir de entonces por toda la Argentina. De esos años de estudios preuniversitarios diría su padre: "Toda mi biblioteca pasó por sus manos antes de ser adulto. Yo tenía una biblioteca bastante completa. Ernesto a los 15 años estaba ya familiarizado con Jung, Adler, y con Marx, Engels, Lenin."

Su facilidad para las matemáticas hizo pensar a familiares y amigos que matricularía ingeniería como carrera universitaria y es preciso detenernos en este aspecto para comentar que dicho interés y la conciencia de la utilidad del conocimiento de las matemáticas, para toda actividad científica, económica y social, no lo abandonaron nunca. Muchos años después, cuando ocupaba la presidencia del Banco Nacional de Cuba, su vicepresidente lo era el doctor Salvador Vilaseca Fornel, notable profesor de matemáticas después rector de la Universidad de La Habana, a quien pidió Guevara le diera clases de esta ciencia y cuenta el viejo maestro que durante 5 años fue su alumno, que del inicial repaso de las matemáticas del bachillerato pasaron a profundizar en la geometría analítica, álgebra superior, cálculo diferencial e integral, ecuaciones diferenciales, hasta entrar en el análisis del libro sobre programación lineal del profesor mexicano Héctor M. Espinosa Berriel, del que resolvió, uno por uno, todos sus ejercicios y, tiempo más tarde, cuando preparaba su viaje a Bolivia le mandó a pedir, a su maestro, 5 libros, uno de ellos sobre programación lineal, del autor norteamericano que habían empezado a estudiar juntos.

Pero un hecho familiar, ha apuntado su padre, lo inclinó definitivamente a la Medicina. Cuando esperaba en las vacaciones de 1947 para matricularse en la Universidad, sin haber decidido aún en qué Facultad, su abuela paterna sufre una hemorragia cerebral y Guevara acude rápidamente a su lado y está junto a ella, haciéndole todos los cuidados, en los últimos 15 días de su agonía. Profundamente deprimido, con su muerte inevitable, matricula en la Universidad de Buenos Aires la carrera de Medicina. Parece además que su vocación de médico se sustentó en el deseo de conocer y curar su enfermedad y también la lepra (se especializó en Dermatología), enfermedad que castigaba con dureza a las clases bajas de toda Sudamérica.

Las universidades argentinas habían sido profundamente sacudidas por la revolución universitaria de 1918, iniciada en la de Córdoba, la más antigua institución docente superior de país, fundada en 1613, pero en ésta y en la de Buenos Aires, fueron las que más profundamente había dejado sus huellas.

En la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, en 1947, cuando ingresa Ernesto Guevara, los estudios médicos se realizaban en 6 cursos explicados en 30 cátedras, innegablemente influidos por la reforma de Córdoba. Desde su inicio va unir el trabajo a su aprendizaje oficial. En el primer año, labora como oficinista en la Municipalidad de Buenos Aires y en el segundo, ya los hace en el Instituto de Investigaciones Alérgicas bajo la dirección del eminente alergólogo doctor Salvador Pissani, primero su médico y después su admirado maestro, con el que trabaja hasta el final de la Carrera. Algunas de las investigaciones en que interviene serán publicadas en la revista Alergia como "Sensibilización de cobayos a pólenes por inyección de extracto de naranjas".

En 1947, Ernesto Guevara conoce a la joven Berta Gilda Infante, también conocida como Tita. Ella es miembro de la Juventud comunista argentina. Ambos llegan a ser muy buenos amigos, leen y estudia los textos marxistas juntos y discuten la realidad política actual.

En 1948, Ernesto de 20 años de edad, es reprobado en los exámenes de la Facultad de Medicina de Buenos Aires. En marzo, aprueba los exámenes correspondientes a primer año, en junio los de segundo año y en diciembre, los de tercer año. Antes y después de licenciarse en Medicina, efectuó diversos viajes a los países menos desarrollados de Sudamérica. Allí conoció la vida triste y miserable de muchos, así como la de los pocos indios autóctonos supervivientes.

El primero de enero de 1950, Ernesto Guevara hace su primer viaje. Recorre las provincias del Norte de Argentina en una bicicleta, a la cual le ha agregado un pequeño motor. Llega a San Francisco del Chahar, cerca de Córdoba, donde su amigo Alberto Granado maneja el dispensario del centro de leprosos. Allí tiene largas conversaciones con los pacientes sobre la enfermedad.

Continúa sus estudios universitarios y demuestra especial interés en la investigación del asma, alergias, lepra y la teoría sobre nutrición. Durante sus vacaciones, trabaja como enfermero en barcos mercantes y petroleros de la compañía nacional argentina de comercio marítimo, en ese puerto. En ese puesto, tiene la posibilidad de viajar desde el Sur de Argentina hasta Brasil, Venezuela y Trinidad, y su afán de saber inclina sus lecturas, aún más, por campos aparentemente ajenos a la medicina, como la lectura, historia, filosofía, arqueología, política, y estudia dibujo por correspondencia. Indiscutiblemente que compartía la famosa afirmación del profesor español del siglo XIX don José Letamendi: "El médico que sólo sabe de medicina, ni medicina siquiera sabe."

Terminado el cuarto año de la Carrera, tiene ya aprobadas 16 asignaturas que comprenden las Ciencias Básicas y Preclínicas y ha entrado en contacto muy satisfactoriamente con la famosa Escuela Argentina de Semiología y Clínica Propedéutica que dio figuras de la importancia, entre muchas, de los profesores Gregorio Araoz Alfaro, Tiburcio Padilla y Pedro Cossío, por cuya grandiosa "Biblioteca de Semiología", integrada por 10 volúmenes aprendieron tan importante materia médica los estudiantes latinoamericanos desde los años de las décadas de 1930 a 1960.

Con ese bagaje médico y humanista, emprende Guevara, en enero de 1952, en una vieja moto marca Norton de 500 cm 3 con su amigo el doctor Alberto Granado su viaje de 9 meses por Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Venezuela.

En Valparaíso, Chile, escribe en su Diario: " Recorrimos la parte más baja del pueblo, hablamos con varios mendigos, nuestras narices inhalan la miseria." Sobre Chile él escribió: "El esfuerzo más importante que necesita hacerse es el de deshacerse del inconfortable 'Amigo yankee'. Es en este momento especialmente una tarea inmensa, por la gran cantidad de dólares que han invertido aquí y por la forma que tienen de usar la presión económica cada vez que creen que sus intereses son amenazados."

El 24 de marzo llegan a Tacna en Perú. Luego de hacer referencia a la pobreza en la región, cita en sus notas las palabras de José Martí: "Yo quiero unir mi destino al de los pobres del mundo."

En el Amazonas peruano, va a conocer a un hombre extraordinario, con el que laboran un tiempo, que marcará también su formación humanista y científica, el doctor Hugo Pesce, profesor de Medicina Tropical de la Universidad de San Marcos de Lima, la más antigua de América del Sur, quien por su militancia política se vio obligado a dejar su cátedra y continuar sus investigaciones en las selvas amazónicas, en las que estudió la fisiología del indio y descubrió zonas endémicas de tifus recurrente, varias nuevas especies de flebótomos, un foco leprógeno y creó un centro asistencial contra esta última enfermedad.

El 17 de mayo, parte hacia el Leprosorio de San Pablo, en la Amazonas Peruana. Llega allí el 7 de Junio. Durante su visita a ese lugar, él se queja de la miserable forma de vida que tanto la gente de la región como los enfermos deben llevar. No tenían ropa, casi nada de comida y nada de medicamentos.

En tan azaroso recorrido el hombre del laboratorio que ya se formaba se impregna con la tragedia médico-social de los leprosorios de San Pedro, Cerritos, Diamante y General Rodríguez, en plena selva amazónica, para comprobar que esa tragedia se extendía también hasta los suburbanos de Córdoba, Posadas y Rupa Nui.

Luego de trabajar allí por varias semanas, parte hacia Leticia, Colombia, vía el Amazonas. El 17 de Julio llega a Caracas. Allí decide volver a Buenos Aires y terminar la Carrera de Medicina. Viaja en un avión de carga, vía Miami, donde un problema técnico lo demora por un mes. Para poder mantenerse, entonces, trabaja como lava copas y mozo en un bar. Es arrestado por la policía e interrogado, le preguntan en el transcurso del interrogatorio si él o alguno de sus padres es comunista.

A su regreso a Buenos Aires, en septiembre de 1952, se siente ya un verdadero higienista social, ansioso de comenzar su labor lo antes posible. Para ello, matricula por la enseñanza libre las 14 asignaturas que le faltan para concluir sus estudios y es verdaderamente titánico el esfuerzo que realiza.

Las asignaturas que debe aprobar comprenden materias tales como: patología médica y quirúrgica, clínica médica y quirúrgica, las clínicas de especialidades como obstetricia, ginecología, urología, oftalmología, ortopedia, tisiología, dermatosifilografía, pediatría y neurología, así como medicina legal e higiene y medicina social. La última que aprueba es clínica neurológica, el 11 de abril de 1953; se le extiende su título de Médico el 1ro. de junio de ese año y lo recoge el día 12 del mismo mes y, por segunda vez, viajó por las Américas. Vía Nicaragua, Honduras y El Salvador; llega a fines de diciembre a Guatemala, donde Jacobo Arbenz es el líder del proceso revolucionario.

En una carta a su madre él escribe: " Finalmente he alcanzado mi meta... si todo va bien, creo que me quedaré aquí por unos dos años."

Convencido como estaba de que la función social de la Medicina se veía lastrada por los regímenes políticos burgueses imperantes en América Latina, se decide a participar en el ensayo socialista de Guatemala bajo los gobiernos del profesor Juan José Arévalo y del Coronel Jacobo Arbens. Allí trabaja en el Centro Médico de Maestros y puede vivir la experiencia del crimen imperialista sobre el sueño de libertad del pueblo guatemalteco; los días 14, 15 y 16 de junio 1954, Che ve cómo aviones norteamericanos vuelan sobre Guatemala y bombardean instalaciones militares y los pobres cuarteles populares, y escribió entonces: " Este incidente ha unido a todos los guatemaltecos con su gobierno y con todos los que como yo se sentían atraídos hacia Guatemala. Los EEUU eligieron a Castillo Armas como líder del golpe.”

Años después el propio Guerrillero Heroico diría que durante la revolución guatemalteca de Jacobo Arbenz “había empezado a hacer unas notas para normar la conducta del médico revolucionario. Empezaba a investigar qué cosa era lo que necesitaba para ser un médico revolucionario”. Con el tiempo, sus anhelos quedaron definitivamente aplazados; las colosales tareas que tenía que enfrentar lo absorbían por completo. Además en aquel interminable ajetreo descubrió, que “para ser un verdadero médico revolucionario había que hacer primero la Revolución”. Por esta razón, sin apartar jamás el camino del galeno, va al encuentro de molinos con la adarga al brazo; va con su noble corazón a construir soles a cualquier parte. Porque es este el mejor modo de curar las entrañas de los pueblos para siempre.

El 18 de junio de 1954, ve el golpe de Estado contra el gobierno de Arbenz, planeado y ejecutado por los EE.UU. Participa en el transporte de armas e intenta unir a algunos jóvenes a la lucha, además ayuda a poner a salvo a algunos lideres políticos. El 20 de junio escribe a su madre:"Estos ataques, junto con las mentiras de la prensa internacional, han despertado a los indiferentes. Un clima combativo predomina aquí. Me he ofrecido como voluntario para los servicios de ayuda médica y me he registrado en la brigada juvenil para recibir instrucción militar e ir a la lucha en caso de que sea necesario."

El 26 de junio, la radio nacional comunica la renuncia del presidente Arbenz y el exilio de casi todos los líderes políticos y sus familias. Esto causó una gran conmoción en las filas revolucionarias. Che lo vio de esta manera: "En Guatemala era necesario luchar, peor, casi nadie luchó. La resistencia debió ser implementada pero casi nadie quiso hacerlo." Para ese entonces la represión empieza, las embajadas latinoamericanas comienzan a llenarse de refugiados políticos. El "Che" es señalado como un peligroso comunista argentino y por ello se le prohíbe permanecer en Guatemala.

En México, donde se refugia, labora en el Hospital Central del Distrito Federal, en el Laboratorio del Hospital Francés y en el Centro de Investigaciones Alérgicas del Instituto de Cardiología junto al notable profesor Mario Salazar Mallén, con el que publica entre otros trabajos el titulado "Investigaciones cutáneas con antígenos alimentarios semidigeridos", aparecido en la Revista Iberoamericana de Alergología, que mereció premio.

En junio, conoce a Raúl Castro y se vuelven amigos. El 8 de julio, Fidel Castro llega a la capital de México. Che dijo sobre su primer encuentro: "Lo conocí durante una de las frías noches de México y recuerdo que nuestra primera conversación fue sobre política internacional. Esa misma noche, cerca de la mañana, me convertí en uno de los futuros participantes de la expedición con el 'Granma'." Fidel, por su parte, dijo sobre esa reunión: "El sabía mucho sobre el Marxismo-Leninismo, demostró tener un pensamiento propio, avidez por aprender, además estaba realmente convencido. Cuando nos conocimos el "Che" era ya un revolucionario educado."

El 24 de junio de 1956, la policía mexicana arrestó al Che junto con otros camaradas cubanos. El 3 de julio, la agencia noticiosa UPI comunicó: " El doctor argentino Guevara será deportado a su tierra natal, porque se presume su participación en la fallida conspiración contra el gobierno cubano de Fulgencio Batista." El ex presidente mexicano Lázaro Cárdenas interviene para defender a los revolucionarios cubanos. A fines de julio, los últimos, entre ellos Guevara son liberados. Ellos continuaron entonces sus actividades revolucionarias en la clandestinidad.”

Con Fidel Castro, parte hacia Cuba, el 25 de noviembre de 1956 , en el yate “Granma”, en una noche tormentosa con 82 hombres a bordo desde la boca del Río Tuxpán en México.

Su actividad, en los años siguientes, ha sido recogida en las páginas de la historia de los pueblos libres del mundo: expedicionario en el “Granma”; desembarco en los pantanos de Playa Las Coloradas; viril resistencia en las más difíciles condiciones; paso a la ofensiva con métodos originales en la guerra de guerrillas y reedita la gran hazaña invasora de los libertadores cubanos del siglo XIX, en plena época de las guerras mundiales, para entrar victorioso en La Habana y tomar la segunda fortaleza militar en importancia de la ciudad, el 2 de enero de 1959.

La experiencia ganada en estos años de insurrección como médico en campaña ha sido plasmada en su libro La guerra de guerrillas (1961), verdadero clásico de la bibliografía militar, en el que expone una original periodicidad del desarrollo de la atención médica en campaña. Allí afirma que existen 3 fases en el desenvolvimiento de una guerrilla, en las cuales su sanidad militar ha de cumplir determinadas funciones. Estas 3 fases son: una primera, nómada, una segunda, seminómada y una última, sedentaria.

En la fase nómada, él o los médicos que hubiesen, viajan siempre con sus compañeros y no sólo actúan como tales, sino también como soldados, y cumplen todas las funciones de guerrillero.

En la segunda fase o seminómada, a la que lleva el propio desarrollo de la guerrilla, van estableciéndose campamentos más estables y se conocen casas de colaboradores en las que se pueden atender algunos heridos.

Y en la tercera o sedentaria, existen ya zonas que son del dominio absoluto de la guerrilla y en las que se organiza una adecuada estructura para la sanidad militar, que llega a tener distribuida la atención médica en 3 escalones diferentes: uno, primero, en la línea de combate; uno, segundo, más alejado del Frente, donde pueden trabajar cirujanos especialistas y uno, tercero, en lugares muy bien protegidos, inaccesibles prácticamente para el enemigo, donde se establecen los hospitales, en los que los pacientes, heridos o enfermos pueden permanecer largas jornadas hasta recuperarse nuevamente para el combate y en los que pueden instalarse laboratorios y equipos de radiología.

En otro libro suyo capital, Pasajes de la guerra revolucionaria (1963), recoge su comportamiento y del médico de la guerrilla en general, frente al herido o el enfermo, no sólo con sus compañeros de lucha, sino también con los soldados enemigos heridos prisioneros y la población civil enferma, a la que nunca dejaron de prestarle toda la ayuda posible. Este libro constituye un verdadero ejemplo de la práctica de la ética médica más estricta, aplicada en tiempo de guerra irregular.

Terminada la contienda armada y reconocido como genial guerrillero y uno de los símbolos de rebeldía de los oprimidos de todo el mundo, no volverá a ejercer directamente la Medicina, pero su pensamiento médico-social estará presente en todas las etapas del desarrollo de la salud pública cubana. Apenas dos semanas después de la victoria, el 13 de enero de 1959, era recibido en el Colegio Médico Nacional y se le declaraba "Médico cubano honorario."

En una conferencia dictada el 20 de agosto de 1960, que después ha sido titulada "El médico revolucionario", el doctor Guevara expone con palabras sencillas cómo se forjó su pensamiento médico social:

"Después de recibido, por circunstancias especiales y quizá también por mi carácter, empecé a viajar por América y la conocí entera. Salvo Haití y Santo Domingo, todos los demás países de América han sido en alguna manera visitados por mí. Y por las condiciones en que viajé, primero como estudiante y después como médico, empecé a entrar en estrecho contacto con la miseria, con el hambre, con las enfermedades, con la incapacidad de curar a un hijo por la falta de medios, con el embrutecimiento que provocan el hambre y el castigo continuo, hasta hacer que para un padre perder a un hijo sea un accidente sin importancia, como sucede muchas veces en las clases golpeadas de nuestra patria americana. Y empecé a ver que había cosas, que en aquel momento, me parecieron casi tan importantes como ser un investigador famoso o como hacer algún aporte substancial a la ciencia médica: y era ayudar a esa gente."

En ese mismo discurso expone su valoración del ser humano:

"Comprendimos perfectamente que vale, pero millones de veces más la vida de un solo ser humano, que todas las propiedades del hombre más rico de la tierra." Esta frase es la base en que se sustenta la Medicina social cubana y está implícita en los dos primeros principios de nuestra salud pública: “La salud es un derecho del pueblo y la salud de la población es responsabilidad del Estado.”

A la Dirección Nacional del Sistema de Salud, le dirá:

"El trabajo que está encomendado hoy al Ministerio de Salubridad, a todos los organismos de este tipo, es organizar la salud pública de tal manera que sirva para dar asistencia al mayor número posible de personas, y sirva para prevenir todo lo posible en cuanto a enfermedades, y para orientar al pueblo."

Este pensamiento del doctor Guevara estará presente en las acciones de salud del médico cubano, quien a través del Servicio Médico Rural, creado desde enero de 1960, lleva a los lugares más apartados del país, no sólo acciones curativas, sino marcadamente preventivas y de promoción de salud, para dar fundamento a 3 de los principios de nuestra salud pública: accesibilidad de toda la población del país a los servicios de salud; gratuidad completa de la atención médica terciaria y secundaria --y de la primera sólo excluido el pago de los medicamentos a enfermos no dispensarizados--, y marcado acento preventivo y de promoción en las acciones de salud, sin olvidar el importante aspecto de la rehabilitación.

Al nuevo médico de la atención primaria le advertirá sabiamente:

"Y veremos que no siempre las enfermedades se tratan como se trata una enfermedad en un hospital, en una gran ciudad, veremos, entonces, cómo el médico tiene que ser también agricultor, y cómo aprende a sembrar nuevos alimentos, y sembrar con su ejemplo, el afán de consumir nuevos alimentos. Veremos, entonces, cómo tendremos que ser, en esas circunstancias, un poco pedagogos, a veces un mucho pedagogos, cómo tendremos que ser políticos también, como lo primero que tendremos que hacer no es ir a brindar nuestra sabiduría, sino ir a demostrar que vamos a aprender, con el pueblo, que vamos a realizar esa grande y bella experiencia común, construir una nueva Cuba."

Sobre la participación del pueblo organizado en las acciones de salud, que es otro de los principios de nuestra salud pública, nos dirá muy tempranamente:

"El principio en que debe basarse el atacar las enfermedades es crear un cuerpo robusto, pero no crear un cuerpo robusto con el trabajo artístico de un médico sobre un organismo débil, sino crear un cuerpo robusto con el trabajo de toda la colectividad, sobre toda esa colectividad social," y nos señala certeramente el papel del médico en dicha Medicina: "El médico, el trabajador médico, debe ir entonces al centro de nuestro trabajo, que es el hombre dentro de la colectividad."

El actual modelo de atención médica primaria "El Médico y Enfermera de la Familia", los que alcanzan a toda la población de nuestro país, a través de consultorios localizados en el territorio que corresponde a ese médico o enfermera, da amplia respuesta a este aspecto tan importante del pensamiento médico-social del Guerrillero Heroico.

Pero donde quizá con mayor fuerza se sienta la influencia de su pensamiento, porque en él está su ejemplo, es en el principio de la salud pública cubana que más la ha caracterizado y que es: la solidaridad internacional. En cualquier país del mundo en que se encuentre prestando sus servicios un médico cubano, allí habrá mucho de su tenacidad, de su espíritu de sacrificios y su sensibilidad humana.

Por todo ello, más que un médico en ejercicio profesional al servicio del desarrollo de nuestro país, él fue y sigue siendo nuestro gran Maestro de higiene social y por eso, quizá, desde fecha tan temprana como el 1ro. de enero de 1960, la Facultad de Pedagogía de la Universidad Central de las Villas le concedió el título de Doctor Honoris Causa.

Y como Maestro les hablaría a los jóvenes que en las universidades adquieren conocimientos científicos, para advertirles su responsabilidad social:

"Pero ustedes, estudiantes del mundo, no olviden nunca que detrás de cada técnica hay alguien que la empuña, y que ese alguien es una sociedad, y que con esa sociedad se está, o se está contra ella .Y que la técnica es un arma, y que quien sienta que el mundo no es perfecto como debiera ser, debe luchar porque el arma de la técnica sea puesta al servicio de la sociedad, y por eso rescatar antes a la sociedad para que toda la técnica sirva a la mayor cantidad posible de seres humanos, y que podamos construir la sociedad del futuro désele el nombre que se quiera."

Lo imperioso de otras tareas que lo llevaron a participar en la lucha guerrillera de liberación en Africa y Bolivia hasta entregar heroicamente su vida en esta última el 8 de octubre de 1967 (hace ahora 41 años), impidió que Ernesto "Che" Guevara completara el desarrollo de su pensamiento médico-social y que pudiera ser aplicado en cada una de las etapas del devenir histórico de nuestra salud pública revolucionaria. Sin embargo, queda lo que nos dejara sobre tan importante tema en sus discursos, conferencias y escritos, que forman parte hoy de lo más importante del pensamiento médico-social cubano, que repercute hasta nuestros días en los estudiantes de Ciencias Médicas, quienes siguen su ejemplo para desarrollar cada día más esas cualidades suyas de médico abnegado, inteligente y solidario.

 

ABSTRACT:

In 1947 at The Medical Sciences University of Buenos Aires,when Ernesto Guevara is admitted the medical studies were displayed in six courses in 30 cathedras, undeniably influenced by the Cordoba reforms.

Che shared the famous phrase of the XIX Century Professor Don Jose Letamendi : “That one who only knows about medicine , doesn’t even know about medicine”

He started his researches to know what was necessary to be a revolutionary doctor, then he discovered that to be a revolutionary doctor a Revolution was first to be through.

After two weeks of the revolutionary triumph, he was nominated, in our National Medical Council as a Cuban honorary doctor.

About people’s participation in health actions he would have soon said: “The principle to attack diseases is to create a robust body, not by the artistic actions of a doctor over a weak body, but to create a robust body among the collectivity with the collectivity participation”. He points clearly the role of the doctor in such medicine :”The doctor, the working doctor, must go to the center of our work, which is the man within the collectivity”

 

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