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Revista Habanera de Ciencias Médicas

versión On-line ISSN 1729-519X

Rev haban cienc méd v.8 n.1 Ciudad de La Habana ene.-mar. 2009

 


Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana

 

* Prof. DrC. Jorge González Pérez. Playa. Ciudad de La Habana.Teléfono: rectorch@infomed.sld.cu

*Especialista Segundo Grado en Medicina Legal. Profesor Titular.



Palabras pronunciadas por el Prof. Dr. Jorge González Pérez, Rector del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana y Director de la Revista Habanera de Ciencias Médicas, en la Clausura de la VIII Jornada de Profesores Consultantes del ISCM-H, celebrada el 13 de diciembre del 2008 en el Teatro América en Ciudad de La Habana

Words of Professor Dr. Jorge González Pérez, Medical Sciences Superior Institute Head and Director of "Revista Habanera de Ciencias Médicas" in the closure of the Twenty-seventh Consultants of the Superior Institute of Medical Sciences Journey, held on December the 13th, 2008 in Americas' Theater in Havana City

 

Dr. José Ramón Balaguer Cabrera, Miembro del Buró Político y Ministro de Salud Pública, compañeros de la Presidencia,
queridos Profesores Consultantes,
miembros del Consejo de Dirección del Hospital Hermanos Ameijeiras y de nuestro Instituto, demás invitados:

Concluimos, en la tarde de hoy, la VIII Jornada de Profesores Consultantes del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, la que hemos dedicado en esta ocasión al tema del postgrado, aspecto fundamental para nuestra Universidad y para el desarrollo de la Salud Pública cubana.

En esta Jornada Científica, pretendimos aunar los esfuerzos de todos ustedes para debatir sobre la situación actual del postgrado, por ser ustedes fieles exponentes de la materialización, con calidad, del proceso de enseñanza-aprendizaje, a través del cual se han formado, y se forman, los profesionales que tienen bajo su responsabilidad la atención a la salud del pueblo cubano, pero también la de muchos otros pueblos del mundo, donde ofrecemos colaboración, o para los cuales formamos sus profesionales.

La Universidad, a través de su claustro, y especialmente con el papel de los profesores Consultantes, por su experiencia y protagonismo, ha diseñado, ejecutado, controlado y evaluado los resultados del proceso académico del postgrado, actividad de altísimo nivel y complejidad, que, a pesar de eso, hoy se desarrolla en forma descentralizada, en la medida de las posibilidades, propiciando un amplio acceso a la superación y formación académica a la mayoría de nuestros profesionales, con la política de que deben existir actividades del postgrado cada vez con más frecuencia e intensidad en cada uno de los escenarios de trabajo donde hayan, o creemos con nuestro esfuerzo, las condiciones necesarias para ello, velando siempre porque se desarrolle con total rigor y calidad.

Por su importancia, debe estar el postgrado dentro de las actividades priorizadas de cada profesional, pues al culminar los estudios del pregrado no estamos preparados todavía para los grandes retos que nos depara la vida profesional, los que debemos ir ajustando a la labor particular que desarrolla cada cual, según los diferentes contextos en que se mueva su actividad profesional; de ahí que es una preparación particular, según las necesidades individuales, las que incluye la preparación para la introducción de las nuevas tecnologías, pero teniendo bien claro, que es algo para toda la vida y que debe realizarse en forma sistemática y permanente, sin importar la edad, el lugar de trabajo o la experiencia que se tenga, pues todos estamos necesitados de estudiar, de buscar la actualización permanente y el acceso temprano al nuevo conocimiento, de lo contrario, en pocos años nos quedaremos con una desactualización que puede comprometer la titulación antes lograda.

Si eso es válido para cualquier profesional, deben adquirir los estudios de postgrado una relevancia mayor dentro del claustro universitario, pues no es admisible que un docente, alguien que se considere de verdad un profesor, una vez alcanzada la formación básica y especializada, no esté superándose en forma constante y permanente, sea quien sea, tenga el nivel que tenga, pues no existe ningún campo del conocimiento, en el cual los seres humanos no podamos alcanzar, en nuestra efímera vida, el dominio del mismo de manera absoluta, pues ello sería la negación de la necesidad de la investigación científica y del desarrollo y creación del nuevo conocimiento.

Si entendemos que todo lo anterior es realidad, esa realidad se hace más profunda al mencionar la necesidad de aprender otros idiomas, de realizar estudios pedagógicos, cibernéticos y bioestadísticos, históricos y culturales, de las Ciencias Sociales, en general, y de otras ciencias, entre otros muchos, que nos complementan en nuestra formación básica, para poder aspirar a cumplir acertadamente nuestra misión de ser educadores, de luchar por ser paradigmas de las generaciones que nos siguen, o incluso de las propias, para con nuestro ejemplo lograr los resultados que buscamos.

Pero para que el postgrado tenga esa relevancia entre nosotros, para que en verdad sea una actividad central en la vida profesional y profesoral, considero debemos trabajar mucho más en cada servicio, y, sobre todo, a nivel de cada departamento docente y Centro de Educación Médica Superior, para lograr que sea reconocido como importante, incluido que sea recono-cido como importante por la propia Universidad, lo que sigue siendo todavía un reto.

Pienso que, lamentablemente, a pesar de los muchos años de existencia de nuestra Univer-sidad, se observa todavía en ella que muchos creen que han cumplido con sus “obligaciones” como profesores cuando asisten a una clase, a la “clásica” conferencia del pregrado, cuando desarrollan un seminario, hacen un pase de visita o una actividad práctica con los alumnos del pregrado. Tenemos “profesores” que no están en los servicios, que no desarrollan con sistematicidad su actividad profesional, sobre la cual luego imparten docencia. Otros trabajan fuera de ese servicio, y en ambos casos sólo tienen contacto con los alumnos el día de la clase.

Resulta también preocupante, por demás, que algunos no se han dado cuenta que hoy esta es una Universidad que tiene cinco carreras del pregrado, y no sólo la de Medicina, que algunos ignoran que la mayor matrícula de nuestro pregrado la tienen las tecnologías de la salud y la enfermería, por lo que no puede seguirse mostrando como una Universidad que piense y hable sólo de medicina y del pregrado, o al menos tener eso como lo único y más importante. Hoy esta es otra Universidad, más plural, más compleja, más diversa y descentralizada, con un claustro diferente y por ello nuestro pensamiento tiene que cambiar, acorde con el propio cambio sufrido por la Universidad, en esas mismas dimensiones.

Pero para que se entienda por todos, y se considere en la práctica el postgrado como una actividad central e importante, y más que eso necesaria, debe la propia Universidad trabajar en ese sentido, realizar con más profundidad y sistematicidad análisis en los colectivos departamentales del desarrollo del postgrado, que sea tenido con mayor peso en las evaluaciones profesorales, en la emulación, en la acreditación, en la vida de la Universidad, que desarrollemos, con el mismo interés y dedicación con que realizamos controles a clases y otras actividades metodológicas que velan por la calidad del proceso docente educativo del pregrado, actividades similares para el postgrado, que sea un mecanismo más de fiscalización para el postgrado, que seamos todos fieles guardianes de la exigencia en la calidad de toda actividad del postgrado, como en verdad se necesita, adecuándolo a las nuevas exigencias del nuevo momento y condiciones para su desarrollo.

La calidad en cualquier proceso de la Universidad debe ser nuestra premisa de trabajo, lo que adquiere un valor superior en las actividades de postgrado, pues no nos estamos enfrentando a alumnos que escuchan con admiración la cautivadora conferencia magistral de cualquier profesor, alumnos que ven en ustedes con admiración bien ganada, el referente de la asignatura, que se deslumbran con sus brillantes intervenciones en cualquiera de las cotidianas actividades docentes que se realizan en el pregrado.

En el postgrado estamos ante “alumnos” que sonprofesionales, con más o menos nivel, pero profesionales, con la posibilidad de llegar hoy a esa condición con una mayor experiencia que antes, que a veces han sido alumnos ayudantes o de la vanguardia “Mario Muñoz” con una especial preparación durante su carrera, que acumulan premios en Jornadas Científicas, publicaciones en revistas científicas, dominio de la computación y el inglés. Pero también pueden ser jóvenes con una trayectoria internacionalista, quienes llegan a nosotros luego de varios años de misiones en otros países, que han vivido otras culturas, y también otras situaciones de salud, las que los han obligado a una preparación superior en diferentes campos, impuesto por las necesidades de la vida, que puede que incluso algún profesor no haya tenido esa experiencia, ni esas vivencias, o las tuvo hace muchos años, en otros contextos, y por eso el postgrado hoy es otro y eso significa que debemos prepararnos mejor para enfrentarlo.

Existe hoy desde cualquier lugar un nivel de acceso superior a las nuevas tecnologías, lo que permite tener una información muy amplia y rápida sobre un determinado tema. No es el tiempo en que los profesores atesoraban libros que sólo ellos tenían, o que tenían información de un Congreso que asistieron en el exterior del que sólo ellos tenían la primicia, la informa-ción más actualizada.

Hoy cualquier alumno, y ni siquiera los del postgrado, tiene acceso a literatura digital actualizada, incluida las páginas Web o CD en que se publican los resúmenes de importantes congresos en todo el mundo, dominando ya muchos jóvenes otros idiomas, a veces mejor que hasta los propios profesores, por su labor internacionalista reciente, por lo que la situación real es otra, y esto nos impone una mayor preparación.

El proceso académico del postgrado de las Ciencias Médicas, tiene algunas diferencias con el postgrado en la formación general de otras carreras, pues el objeto de trabajo es un sujeto, por lo que es importante la garantía del desarrollo con mucha calidad de dicho proceso, y por ello se impone un esfuerzo por garantizar esa calidad, tener un buen diseño, ejecución, desarrollo, control y evaluación del mismo, con la consecuente necesidad del apoyo y actualización de los recursos necesarios para ello, pero con el mayor papel al de los recursos humanos que lo desarrollan.

De ahí que tengamos que tener conciencia de lo que es hoy el postgrado, verlo como una necesidad para nosotros mismos. Pero hay que tener en cuenta cómo lo desarrollamos, fundamentalmente en su parte básica, que involucra la formación académica en la especialidad y las maestrías, sobre todo, en las que predominan los jóvenes. Pero el asunto es más complejo cuando nos referimos a determinados cursos o entrenamientos sobre tecnolo-gías de punta o procesos de incorporación de la nueva tecnología en las Ciencias Médicas, algo en que sea necesario la integración de grupos multidisciplinarios para el desarrollo y aplicación del nuevo conocimiento, algo que aborde conocimientos que van más allá de las propias Ciencias Médicas, como pudiera ser la utilización de la Bioinformática y las nanotecnologías, o la minería de datos y el reconocimiento de imágenes en nuestro campo, o las teorías de las complejidades. Puede que incluso esto se nos complique mucho más, y tengamos que pensar entonces en equipos de trabajo, multi e interdisciplinarios y hasta en la transdisciplinariedad, para llevar adelante una actividad del postgrado, lo que resulta cada vez más frecuente y su diseño y preparación es diferente.

Por eso, no podemos seguir pensando en el concepto de “profesor”, como algunos quieren seguirlo viendo, en su forma “clásica”, aquel que llega a un gran anfiteatro, de 200 ó 300 personas, y da una conferencia magistral, de la que él es el que más sabe, apoyado sólo en la tiza y el pizarrón; conferencia que repite año tras año de la misma manera, a veces manuscrita en hojas que ya están amarillentas, en las cuales tiene el mismo texto por décadas.

Se impone pensar entonces en otro profesor, al que la vida le impone nuevos retos, en el que tiene que primar la actualidad del conocimiento y la integración del mismo, el dominio de otros idiomas y la computación, en el que tiene que estar presente el trabajo de grupo. Y eso sólo podemos lograrlo con el estudio sistemático, con la participación en las variadas formas del postgrado como alumno, en la preparación constante para elevar a un altísimo nivel nuestra participación en cualquier actividad docente, complementado todo eso con la investigación científica y nuestra participación en eventos científicos, y nuestra contribución a las publica-ciones, que sea esa la vía en que reflejemos los avances que hemos logrado en las ciencias, no como un acto formal o para cumplir metas establecidas, sino con la conciencia clara de lo que cada una de estas cosas significa.

Forma parte entonces del deber del profesor la constante preocupación por investigar, desde cada servicio en que esté; el saber utilizar las posibilidades que nos da esa condición para asesorar o tutorear tesis de distintos procesos o niveles, o también trabajos investigativos de culminación de un diplomado u otro proceso docente que así lo requiera, incluida nuestra participación activa en las Jornadas Científicas Estudiantiles y de los Residentes, de forma tal que el proceso investigativo no sea algo adicional a la condición de profesor, sino que sea algo verdaderamente consustancial a esa condición académica, algo que va implícito en el trabajo cotidiano y que nos permita avanzar en la vía de obtención de grados científicos superiores, promoción de categorías, sin ser esta la meta, sino la consecuencia de nuestro trabajo.

Investigar en función de resolver los problemas de salud de nuestra población, de conocer el grado de impacto de las nuevas tecnologías en la práctica asistencial de evaluar los cambios que desarrollamos en todos los procesos de enseñanza-aprendizaje, tener datos científicos para dar respuesta a cada pregunta que podamos hacernos.

Pero si bien no siempre logramos las metas esperadas en el campo científico para la actividad del postgrado, se hace más difícil la situación en el campo de la formación de valores, en el cumplimiento del proyecto educativo, en el desarrollo del trabajo político ideológico. Por sólo citar un ejemplo, cuando se nos convoca para movilizaciones y otras tareas patrióticas, enseguida pensamos en los estudiantes del pregrado, vemos en estas actividades extensio-nistas la vía para contribuir a la formación de valores y el trabajo político-ideológico con esos jóvenes. ¿Y qué hacemos en el postgrado?

Incluso hoy, ya desde los años terminales de las carreras, o peor aún, sin ni siquiera haber concluido estas, por pertenecer al nuevo modelo pedagógico a partir del segundo año son trabajadores que estudian, no los tenemos en cuenta para la mayoría de las actividades político-ideológicas que desarrolla la Universidad en el pregrado, los vemos más como fuente de trabajo que como personas en formación, y subrayo la palabra, en formación, lo que no es sólo en el campo técnico y profesional, sino que están en la más importante etapa de una formación integral, donde cada actividad que se desarrolla tiene un objetivo concreto, y uno de los más importantes es la formación de valores, que sean revolucionarios, que sean patriotas.

Y lo que resulta también lamentable es que no nos damos cuenta que eso es también válido y necesario para los cursistas, residentes, diplomantes, masters y cualquiera que desarrolle actividades del postgrado, pues muchos de ellos son jóvenes que matriculan tempranamente en cualquiera de estas modalidades del postgrado, y nosotros tenemos la obligación de seguir contribuyendo a su formación, que es también un proceso continuo, y al igual que el postgrado, también es para toda la vida.

Y aquí también debemos exigir calidad, pues existen muchas formas de inculcar valores, y nosotros estamos obligados a hacerlo de la forma en que llegue a cada uno de las personas, evitando la rutina y la mediocridad, con mucha creatividad, para que llegue de verdad a los jóvenes, para que prenda en sus conciencias, con el mismo entusiasmo con que velamos por la calidad del proceso en la parte instructiva.

Estamos conscientes que no siempre tenemos disponibles todos los recursos imprescindibles para tener una garantía absoluta del éxito del proceso docente-educativo en el postgrado, por lo que alertados de eso, debemos redoblar nuestros esfuerzos y desarrollar aún más nuestra creatividad para lograr mejores resultados en el postgrado.

Peor aún en lugares que hace mucho tiempo no existían residentes, con programas de las residencias que han sido modificados, o donde coexisten al mismo tiempo más de un programa para una misma especialidad, programas que en muchas ocasiones no dominan los actores, incluido los propios profesores, y sobre todo la estrategia para su desarrollo.

Sin contar aquellos casos en que de forma simultánea se estudian dos especialidades al mismo tiempo por un residente, las que no siempre tienen total afinidad o coherencia entre las mismas y sus programas, ni existe el intercambio necesario para actuar como equipo entre los profesores que desarrollan estos programas, viendo cada cual su programa por su parte, como si fuera sólo residente de su especialidad. O el cambio de escenarios y sus profesores al haber iniciado los estudios en el exterior con nuestras Brigadas Médicas, para luego continuarlos en Cuba, con entornos y condiciones en ocasiones muy diferentes.

En situaciones nuevas como las anteriores, o en otras, como es el desarrollo de las especialidades en enfermería, o menos nuevas, como es la participación de licenciados en enfermería en especialidades que antes eran propias de los médicos, por lo que se requiere el seguimiento y estudio de estos procesos con mayor interés y profundidad.

Pero en otras situaciones que todavía están por definir, como es el caso del postgrado en Psicología y Tecnología de la Salud, en esta última, donde desde la carrera, que tiene un sólo título para más de una veintena de perfiles, existe una tendencia a formarlos con un determinado grado de especialización, y es una tarea pendiente a definir; qué es lo que queda entonces para el postgrado y hacia dónde debemos direccionarlo para que responda a los intereses del Sistema de Salud.

A todo eso, se suma el complejo asunto cuando se abordan similares campos desde carreras y especialidades diferentes, como es el caso de la Microbiología, la Imagenología, el laboratorio clínico, la fisioterapia y la rehabilitación, la Oftalmología, la atención estomatológica, entre muchos otros, o más controvertido aún, cuando se intenta abrir o reabrir actividades formativas en determinados campos, como es el caso de la Anestesiología para profesionales no médicos, lo que considero una página no cerrada, en la que tenemos que seguir profundizando y dialogando para llegar a un consenso, en el que todos tengamos una parte de la verdad, pero no aspiremos a tener toda la verdad.

Por todo lo anterior, y una vez debatido los profundos y diferentes temas abordados en esta Jornada, donde ha quedado plasmada la notable experiencia de cada uno de ustedes, creo con más fuerza que nunca, que todavía nos falta mucho por recorrer para pensar en un postgrado de calidad, acorde a los nuevos tiempos y sus exigencias, sin que con ello dejemos de reconocer todo lo que hemos avanzado.

Para todos queda clara la necesidad de que desarrollemos investigaciones científicas para identificar y resolver las insuficiencias que existen hoy en los diferentes momentos del proceso docente-educativo del postgrado; que debemos mantener una revisión permanente de la calidad de cada una de estas actividades, y diseñar los planes de estudio para esas nuevas figuras que hemos señalado que esperan todavía por nosotros, pues no es concebible que esta Universidad tenga más de 60 especialidades y no pase de la treintena de maestrías en ejecución, la mayoría de ellas sin ningún nivel de acreditación ante la Junta Nacional y que, al mismo tiempo, nos preparemos para la próxima etapa que se avecina en que serán acreditados los programas de nuestras especialidades por la referida Junta, con todas las observaciones que hemos realizados, y otras muchas más que todos ustedes dominan perfectamente, que podrán ser obstáculos para que históricos planes de formación de residentes no logren la “excelencia” que todos esperamos y bien merecen.

Por eso pensamos que la próxima Jornada de Profesores Consultantes debemos dedicarla a “El desarrollo de la literatura docente y la tecnología educativa”, para que durante este año, y hasta diciembre del 2009, revisemos cuál es la situación que existe en cada asignatura y campo del conocimiento del postgrado en estos aspectos, que veamos cuál es el desarrollo alcanzado en la publicación de libros y otros materiales docentes de autores cubanos, revisemos qué situación existe con las Revistas Científicas Cubanas y los aportes de artículos a ellas por parte de nuestros Profesores Consultantes.

Hay que pensar que son ustedes, los Profesores Consultantes, reunidos en estas importantes Jornadas Científicas, los paradigmas de las distintas asignaturas y campos del conocimiento de nuestra Universidad. Son ustedes los que tienen la posibilidad y, más que eso, la obligación moral de integrar los colectivos de autores, y trabajar, en la etapa más fecunda de sus vidas, para crear esas obras científicas necesarias, como un legado más que dejan a nuestros estudiantes, quienes son parte de nuestro pueblo, por el cual ustedes han luchado y seguirán luchando siempre.

Muchos son los retos de las tecnologías educativas que ustedes han vencido con tremendo esfuerzo. Sin saber casi nada de la televisión, se han desarrollado cientos de conferencias y videos educativos, los que han significado muchas horas de estudio y trabajo colectivo para la preparación, confección del guión, filmación, edición y revisión del trabajo realizado, y, al final, no siempre quedamos satisfechos.

Pero si bien eso es algo que pasa ya a formar parte de la historia de sus aportes a la educación en las ciencias de la salud en Cuba, y para el mundo, no podemos vivir de esa historia, pues es mucho más lo que nos queda por delante, desde el proceso de perfeccionamiento de los materiales ya realizados, ahora con más experiencia y posibilidades, hasta la realización de nuevos materiales, en nuevas condiciones y con más desarrollo de las nuevas tecnologías, sobre lo que debemos escribir las experiencias adquiridas, y alertar a otros sobre los posibles errores en este campo de la docencia.

Por eso, debe ser esta nueva etapa, la que nos obligue a escribir las metodologías y orientaciones para el desarrollo del software educativo en cada una de nuestras ciencias; de la que salgan materiales sobre el desarrollo de la televisión educativa en las ciencias de la salud, un campo casi virgen si vemos lo existente, por el que todos ustedes pueden ya transitar sin miedo.

Por eso, será la FCM “Comandante Manuel Fajardo”, con una tradición ganada en ese campo, la responsable de desarrollar la IX Jornada de Profesores Consultantes en diciembre del 2009, por lo que este Centro de Estudios de Postgrado del Hospital Hermanos Ameijeiras, que con tanto esfuerzo ha desarrollado esta Jornada que hoy concluye, con la ayuda de otros muchos compañeros, con los que nos sentimos comprometidos de todo corazón a felicitar por el trabajo desarrollado, culmina hoy su labor. La que no debe verse como lo que hemos vivido durante estos tres días de actividad fecunda, que ha sido más bien el resumen final de la Jornada, sino que como actividad creativa el Hermanos Ameijeiras desplegó a lo largo de todo el año, con actividades sistemáticas mensuales, una Jornada prolongada, más participativa, que pienso debemos imitar en las próximas Jornadas. De esta forma, ellos se sienten hoy felices de llegar a este momento en que entregan al “Fajardo” la tarea para que les den continuidad.

Profesores, tenemos plena conciencia del momento histórico que les tocó vivir a ustedes y del que deben vivir hoy; aquí está la inmensa mayoría de los más importantes cuadros que ha tenido el sistema de salud cubano en los últimos 50 años; aquí está la mayoría de los que han sido o siguen siendo Jefes de los grupos de las especialidades y Presidentes de las Socieda-des Científicas, que ellos mismos crearon; aquí está la inmensa mayoría de los que hicieron realidad las bases del sistema de salud, que nos permite exhibir hoy relevantes indicadores para Cuba y para el mundo, que hace que nuestro país sea una potencia médica mundial indiscutible.

Aquí están los que iniciaron el internacionalismo en salud, los que sin el mínimo titubeo participaron en guerras, alternando a veces su condición de profesionales de la salud con la de combatientes, al igual que hiciera el Che Guevara y muchos otros durante nuestra guerra de liberación. Aquí están profesionales de la salud que han salvando vidas en desastres, terremotos y otras situaciones difíciles en países hermanos, a riesgo de sus vidas. Y con más razón debemos recordar en momentos como este a aquellos que no están hoy entre nosotros, pues precisamente ofrendaron sus vidas en esas misiones humanitarias, pero que viven y vivirán eternamente en nuestros corazones.

Aquí están los que iniciaron la docencia en muchos rincones de nuestra Patria, los que la llevaron a otras tierras del mundo, los que escribieron los primeros planes de estudio de muchas de las actividades que hoy desarrollamos en el postgrado, los primeros en integrar los Tribunales evaluadores, los primeros en obtener grados científicos y permitir la formación del resto de los Doctores en Ciencias en gran parte de las Ciencias Médicas.

Por eso y mucho más, confiamos en ustedes; estamos seguros de que cualquier tarea que les sea asignada estará coronada por el éxito, y no el que se obtiene de manera fácil, sino el que está impregnado de esfuerzo, dedicación y constancia.

Reciban, pues, en este día, la felicitación por la Jornada concluida, y la exhortación a la nueva tarea que dejamos una vez más en sus manos, estimulados por arribar a los 50 primeros años de nuestra Revolución, triunfante ayer, triunfante hoy y triunfante siempre, gracias a los que nos han guiado por estos caminos de triunfo, y para quienes pedimos, con todas nuestras fuerzas, que:

Viva Fidel,

Viva Raúl,

Viva el Partido Comunista de Cuba.

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