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vol.11 suppl.5Discurso del Dr. Humberto Olivera García, Director General del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas"Victoria de Girón" en el acto conmemorativo del Aniversario 50 de su fundaciónSuicidio en el adulto mayor índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Revista Habanera de Ciencias Médicas

versión On-line ISSN 1729-519X

Rev haban cienc méd vol.11  supl.5 Ciudad de La Habana  2012

 

CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

 

Universidad de Ciencias Médicas de La Habana (UCMH). Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP)

 

ANIVERSARIO 50 DEL INICIO DEL PRIMER CURSO DE MEDICINA EN EL INSTITUTO DE CIENCIAS BÁSICAS Y PRECLÍNICAS "Victoria de Girón" (ICBP"Victoria de Girón")

 

50th anniversary of first course of Medicine in"Victoria de Girón" Institute of Basic and Pre-clinic Sciences ("Victoria de Girón" IBPS)

 

Dr. Juan Vela Valdés

Profesor Titular

 

 


Discurso pronunciado por Doctor Profesor Juan Vela Valdés alumno-fundador del Centro

Speech delived by Doctor Professor Juan Vela Valdés Founder-student of ICBP"Victoria de Girón"

 

Dr. Roberto Morales Ojeda, Ministro de Salud Pública

Dr. José Miyar Barruecos, Director de BIOFARMA

Dr. Jorge González Pérez, Rector de la UCMH

Dr. Humberto Olivera García, Director del ICBP"Victoria de Girón"

Compañeros de la Presidencia

Cras. y cros. de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y el ICBP"Victoria de Girón"

Cras. y cros. del curso fundador

Cras. y cros.:

En octubre de 1962, se estaba produciendo una revolución en el campo de los servicios de salud, la educación general, la educación superior y la educación médica en especial, la investigación científica, en fin de toda la vida económica, científica y social del país.

El imperio, con su política alevosa y cruel de tratar de destruir el naciente proceso revolucionario, logró que la mitad de los médicos de Cuba desertara de su ejercicio profesional y abandonara el país, en el momento en que la Revolución se enfrentaba a los retos de ampliar los servicios de salud, decretar la gratuidad de los mismos, desarrollar la medicina rural, construcción de hospitales de montañas y en los llanos, y tantas otras tareas que se desarrollaban para que, por primera vez en la historia patria, todo el pueblo tuviera acceso a los servicios de salud.

Casi al unísono de la Crisis de Octubre, cuando la prepotencia yanqui puso a la Humanidad al borde de su desaparición con una hecatombe nuclear, comenzábamos nosotros el primer curso en el recién fundado Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas"Victoria de Girón" .

Éramos jóvenes, en su mayoría con 16, 17 y 18 años, quienes recién culminábamos la Campaña de Alfabetización como Brigadistas Conrado Benítez; otros, venían de la Lucha Contra Bandidos; otros, eran trabajadores que no pudieron estudiar Medicina en el pasado capitalista; otros, venían directamente de sus institutos de segunda enseñanza, y es cuando el Comandante en Jefe hace un llamado a la juventud para que se integre a estudiar Medicina.

El 17 de octubre se inauguró este Instituto y hablaron el presidente de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas, Marcos Taché, el Decano de la Facultad, Dr. Pedro Baeza, el Presidente de la FEU de la Universidad de La Habana, José Rebellón, y lo clausuró nuestro Comandante en Jefe. Con qué fe, entusiasmo, alegría y visión de futuro nos habló en aquel acto. Nos planteó el principio de que la universidad era para los revolucionarios, que no se beneficiara ningún "gusanito" con el estudio universitario. Nos habló por primera vez de la medicina preventiva y expresó con mucho orgullo que en los primeros 6 meses de 1962 no había ocurrido ningún caso de poliomielitis y se pensaban erradicar muchas enfermedades. También nos habló de mortalidad infantil y esperanza de vida.

En ese acto, expresó y cito: "La verdadera y definitiva solución del problema con vista al futuro, la única, la verdadera, la definitiva solución es la formación masiva de médicos" y, más adelante, señaló "y no solo muchos, sino sobre todo buenos, y no solo buenos como médicos, sino buenos como hombres y mujeres, como patriotas y como revolucionarios". En ese discurso planteó que ante la fuga de los médicos franceses de la Argelia liberada de la metrópoli, tras una larga y cruenta lucha armada, solicitó la voluntariedad para enviar cincuenta médicos cubanos a ese hermano país con el convencimiento de que se iban a ofrecer muchos más.

No hicimos más que entrar a las aulas y laboratorios, y tuvimos que abandonarlas para cumplir una honrosa misión: Prepararnos urgentemente como artilleros antiaéreos y junto a nuestro pueblo, encabezado por el Comandante en Jefe, enfrentar la entonces inminente agresión directa del imperio más poderoso que ha existido jamás. Nuestras compañeras del curso fundador se entrenaron en casas de la Universidad de La Habana, radicadas en el Nuevo Vedado y obtuvieron preparación como milicianas y de sanidad militar. Al concluir la Crisis, nos reintegramos a nuestros estudios.

No podemos dejar de mencionar a nuestro primer director, el Dr. Andrés García Gómez, Chacho, y el Dr. Roberto Douglas Pedroso, quien asumió la Dirección del Centro ante la prematura muerte de Chacho con solo 38 años. Ellos se destacaron por su entrega total, su dedicación a los estudiantes, sus conocimientos pedagógicos y médicos, y su espíritu revolucionario. Quién no recuerda a Chacho en la Crisis de Octubre, vestido con su uniforme de milicias y su subametralladora checa terciada al hombro, dispuesto a correr la misma suerte que todos sus alumnos. Quiero recordar que la Escuela de Medicina se quedó solo con trece profesores y que ante la tarea de la formación masiva de médicos, ya que el curso contaba con más de 800 estudiantes y todos éramos becados, hacía falta incorporar decenas y decenas de nuevos profesores al claustro universitario. Debemos decir que muchos médicos revolucionarios dieron el paso al frente, dejaron sus consultas privadas y sus clínicas, y se integraron de lleno a la docencia médica universitaria. También tuvimos la suerte de contar con varios profesores extranjeros, fundamentalmente latinoamericanos, quienes acudieron solidariamente al llamado de la Revolución. Fueron decenas los estudiantes de años superiores de Medicina, quienes como alumnos ayudantes e instructores no graduados, vinieron a Girón a darnos clases a los que recién comenzábamos la Carrera. Un año antes, ya se había creado la segunda Escuela de Medicina del país en Santiago de Cuba. Tampoco fue fácil encontrar a los trabajadores de servicios para que atendieran durante 24 horas a tantos becados.

Deseo recordar a aquellos profesores que con tanto amor y dedicación nos educaron, los trabajadores no docentes y los alumnos, cuya desaparición física lamentamos. Para ellos, el recuerdo agradecido de todos los que fuimos sus alumnos y compañeros de curso.

Quiero significar que ese año Fidel hace una oferta de 1 000 becas universitarias para estudiantes latinoamericanos, cuestión inédita hasta ese momento en nuestro continente, y a ese llamado respondieron muchos. Tuvimos el placer de contar con más de cuarenta en nuestro curso y fueron artilleros y milicianos junto a nosotros y dispuestos a entregar sus vidas por defender la Revolución Socialista. Nos acompañan hoy; vinieron de sus países para este acto el cro. Rafael Valdés Aguilar, de México; Edith Loma Peinado y Lilliam Murillo Sequeiros, de Bolivia. Con nosotros, el peruano Pedro Flores Anahuac, residente en Cuba, devino excelente pediatra.

En nuestra estancia en Girón, el compañero Fidel nos visitaba con frecuencia, inclusive estudiaba Bioquímica con las becadas, jugaba baloncesto con los varones, se interesaba por la alimentación, los libros, por la docencia y tuvo muchos estímulos con los estudiantes. Su presencia era casi cotidiana.

A lo largo de nuestra carrera de Medicina, fueron varias las movilizaciones y cursos militares en los que participamos de forma absolutamente voluntaria, dispuestos a todo antes que retornar al pasado que habíamos borrado para siempre de nuestra Patria, el cual solo nos serviría para conocer por qué ocurrió el Asalto al Cuartel Moncada, el desembarco de los expedicionarios del yate "Granma", la lucha armada en las montañas y llanos, y la defensa del socialismo en las arenas de Playa Larga y Playa Girón.

Nos faltaba algún tiempo para graduarnos como médicos, pero ya nos habíamos graduado todos de fidelistas y habíamos jurado con Martí que "primero se hundirá la isla en el mar y nacerá una serpiente de un huevo de águila, antes que consintamos en ser esclavos de nadie".

Participamos en todas las movilizaciones militares de aquellos años, entre ellas las de mayo de 1964 y mayo de 1966, dadas las reiteradas provocaciones de los norteamericanos en la Base Naval de Guantánamo, que causaron, incluso, la muerte de soldados nuestros.

Algunos de nuestros compañeros, ya desde 1965, cuando cursábamos el tercer año de la Carrera, se incorporaron a las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, a veces, en forma anónima, prestando sus valiosos servicios a la Revolución.

El tránsito por los hospitales y los edificios de becas durante la Carrera fueron trincheras de estudio y Revolución. Las guardias médicas y de milicias se mantenían, y fueron años de fuertes luchas ideológicas. Se comenzaron las movilizaciones agrícolas anuales, las funciones de sanitarios en las Zafras del Pueblo. Participamos junto a otros cursos de la Facultad de Ciencias Médicas en la Asamblea para renunciar al ejercicio de la consulta privada y en otra Asamblea acordamos prolongar el Servicio Médico Rural de uno a dos años.

Participamos intensamente en la Ofensiva Revolucionaria de 1967 y los becados de G y 25 y las becadas de Línea e I eran una tropa de choque en La Habana para cualquier contingencia revolucionaria. El compañero Fidel seguía de cerca el desarrollo de nuestros estudios.

En 1967, ante el llamado de las FAR y el MININT, más de cincuenta compañeros engrosaron dichas instituciones y casi todos cumplieron misiones internacionalistas en ayuda a pueblos hermanos de Asia, África y América Latina.

El 4 de enero de 1969, partimos por 10 días al campamento Waterloo del Plan Plátano de Artemisa para hacer nuestra graduación de médicos en una movilización en la agricultura y el 9 de enero recibimos en las horas tarde-noche la visita del Comandante en Jefe, acompañado del Rector de la Universidad de La Habana, Dr. José Miyar Barruecos, Chomi; nuestro Decano, Dr. Raúl Dorticós Torrado; nuestro Ministro de Salud Pública, Dr. Heliodoro Martínez Junco; el Director de la Escuela de Medicina, Eugenio Selman Houssein Abdo y otros compañeros. Fidel venía a ver a los que él había iniciado en la carrera 6 años atrás y que ahora culminaban sus estudios. Fue una larga conversación con todos nosotros, sentados en el piso, él de pie, llena de anécdotas, chistes, de alegría, en una instalación de madera sin paredes y que al llover nos mojamos casi todos y el Comandante en Jefe impartió orientaciones precisas de qué es lo que esperaba de nosotros como médicos. Nuestro mayor estímulo fue verlo tan contento hablando de salud, genética, de André Voisan, la alimentación del pueblo, sus experimentos con quesos, yogurt y otros muchos temas. El más joven de los graduados contaba 21 años y el mayor, 53. No se grabó ni televisó ese encuentro. No hubo diplomas, ni trajes largos, ni cuello y corbata. Fue la graduación cercana, muy afectuosa y revolucionaria del cro. Fidel con sus soldados de la Medicina.

El curso fundador de"Victoria de Girón" ha mantenido durante todos estos años su unidad porque esta se ha basado en los principios y la lucha revolucionaria y en cada uno de nosotros se desarrolló la conciencia de que nuestra misión revolucionaria era la defensa y preservación de la salud de nuestro pueblo y de cualquier otro que solicitara nuestra colaboración.

Cuando celebramos el Aniversario 40 de nuestra graduación, se evidenció que 97% hizo el Servicio Médico Rural, en zonas civiles o unidades militares; 92% son especialistas de Primero o Segundo Grados; 66% participaron en misiones internacionalistas; 60% tienen categoría docente y 48% son militantes del Partido Comunista de Cuba.

Durante más de 40 años se han venido cumpliendo distintas misiones en las FAR y el MINIT, y aún hoy diez compañeros permanecen activos en las tareas militares.

Hermanos nuestros, compañeros de nuestro curso, entregaron sus valiosas vidas en el cumplimiento de misiones internacionalistas, en las cuales, al decir de ese médico enorme que es Che Guevara, alcanzaron el escalón más alto de la especie humana: El de ser revolucionarios, comunistas e internacionalistas.

Son ellos los bolivianos Freddy Maymura Hurtado y Mario Gutiérrez Ardaya, quienes cayeron heroicamente junto al Che, en 1967, como miembros del Ejército de Liberación Nacional; el hondureño José María Reyes Mata, Chema, quien cayera en combate en 1983 con los grados de Comandante de las Fuerzas Armadas del Pueblo en su querida Honduras y que estuvo con nosotros en este local, cuando en 1982 conmemoramos el Aniversario XX de la creación del ICBP"Victoria de Girón" ; el salvadoreño Carlos Madriz Martínez, quien muriera heroicamente en lucha contra los escuadrones de la muerte en San Salvador. No es de olvidar la peruana Marta Montano Torres, quien también nos acompañó en el Aniversario XX de Girón, en la respuesta vigorosa y revolucionaria que le comenta a Estela Bravo en su documental acerca de la Crisis con la Embajada del Perú en La Habana, en que una madre cubana emigrada le agradece en un parque de Lima por la atención médica a su hija enferma y ella le responde: "No me agradezca a mí, hágalo a la Revolución Cubana, porque yo me formé en Cuba." Sus restos yacen en nuestro país.

Son ejemplos para nuestra generación y para todas las posteriores generaciones de médicos que se gradúen en Cuba.

Otros compañeros del curso también cumplieron misiones internacionalistas en el Vietnam agredido por los yanquis; en Guinea Bissau, Guinea, El Congo, Angola, Mozambique, Yemen, Etiopía, Siria, Argelia y Nicaragua, países en los cuales han prestado sus servicios médicos en los más apartados e inhóspitos parajes, donde jamás había llegado ningún tipo de asistencia sanitaria.

Todo lo anterior no ha impedido la participación activa y entusiasta de nuestros compañeros en la Docencia y la Investigación Científica.

Es de destacar que en nuestro grupo sobresalieron muchas compañeras, quienes jamás vacilaron ante ninguna tarea o misión, lo cual pone de manifiesto, una vez más, que no hay obra posible sin la presencia de la mujer, y que las mujeres cubanas, de la estirpe de Mariana y Vilma, estuvieron, están y estarán siempre en la primera línea de cualquier combate. A ellas, llegue el reconocimiento de todos sus compañeros de curso y de todo nuestro pueblo.

Aprendimos a ser éticos, a ser fieles sin claudicación a Fidel, a Raúl, al Partido y a nuestro heroico pueblo.

Y si algo quisiéramos pedirles a las presentes y futuras generaciones que se formen en nuestras escuelas y facultades de Medicina, es que sean mucho mejores que nosotros, y que, ante todo, sean eternos defensores de los valores y principios de esta Revolución que estamos construyendo, y que tiene sus raíces abonadas con el sudor y la sangre de miles de compatriotas, entre ellos muchos médicos, quienes han ofrendado sus vidas para que la Patria con todos y para el bien de todos nunca muera.

 

¡Viva Fidel!

¡Viva Raúl!

¡Viva nuestra Revolución Socialista!

¡Libertad inmediata e incondicional para nuestros Cinco Héroes Prisioneros del Imperio!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

 

Recibido: 20 de octubre de 2012
Aprobado: 24 de octubre de 2012