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EduSol

versión On-line ISSN 1729-8091

EduSol vol.20 no.71 Guantánamo abr.-jun. 2020  Epub 10-Jun-2020

 

Artículo original

Características de la violencia escolar en adolescentes del municipio Camagüey

Characteristics of school violence of adolescents in Camagüey municipality

0000-0002-0729-4000Yunior Rodríguez Rodríguez1  *  , 0000-0002-6215-6970Gladya Rodríguez Gamboa1  , 0000-0002-2315-119XDaimary Socarrás Hernández1 

1Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz.Camagüey, Cuba

Resumen:

La presente investigación se realizó con el objetivo de caracterizar la violencia escolar en el municipio Camagüey a partir de un diseño no experimental transversal. Se realizó un estudio de tipo exploratorio, con metodología mixta, compuesto por 49 adolescentes. Las técnicas empleadas fueron la observación encubierta y entrevista semiestructurada. Como resultados se encontró que existe violencia escolar, la cual se evidencia a través de ofensas verbales, gestuales, agresiones físicas y psicológicas. Actos que ocurren en lugares públicos y discretos pero la mayoría de ellos suceden en lugares donde no existe supervisión por parte de los profesores o trabajadores del centro.

Palabras-clave: Adolescencia; Violencia escolar; Bullying; Agresión

Abstract:

The present investigation was carried out with the objective of Characterizing School Violence in the Camagüey municipality from a non-experimental transversal design. An exploratory study was carried out, with a mixed methodology, composed by 49 adolescents. The techniques employed were covert observation and semi-structured interview. As results were found that there is school violence, which is evidenced through verbal, gestural, physical and psychological aggressions. Acts that occur in public and discrete places but most of them happen in places where there is no supervision by the teachers or workers of the center.

Key words: Adolescence; School Violence; Bullying; Agression

Introducción

Finalizado el siglo XX, se puede decir, que la violencia ha adquirido diferentes modalidades de manifestación cotidiana. Esto se observa, en el mundo entero, cuando los medios masivos de comunicación revelan una criminalidad progresiva, quizás lo novedoso del tema, tiene que ver con los lugares en los que se configuran nuevos e inesperados escenarios para la expresión de la violencia; la cual no es exclusiva de cárceles y de sectores populosos con escasos recursos públicos y económicos, en la actualidad son las instituciones educativas, las cuales están siendo escenarios de violencia, lugares donde se presenta el descontrol, la conflictividad y una progresiva inseguridad (Ovalles y Macuare, 2009, p. 17).

Actualmente, la violencia es uno de los problemas sociales que más afecta a los seres humanos sin distinción de país, de raza, de sexo, de edad, de capas o clases sociales y se constituye en un escollo de significativa trascendencia que tiene que ser considerado en cualquier intento serio de mejoramiento de la sociedad y, ello atañe, en primera instancia, a la labor de las instituciones que tienen el encargo social de conducir y materializar las acciones encaminadas a garantizar la preparación de los ciudadanos para vivir y colaborar con sus congéneres en un clima psicológico distendido, de respeto mutuo, donde no encuentren espacio los comportamientos que resulten lesivos para el otro o el entorno.

La violencia tiene diversas aristas y es objeto de análisis en diversos planos, desde el más general; es decir, el que la considera como un fenómeno social, cuyas raíces penetran la esencia de los más diversos aspectos de la vida de la sociedad, hasta el acercamiento que presupone su estudio como una manifestación comportamental que tiene un espacio de expresión en el terreno de las relaciones interpersonales y las relaciones del hombre con su entorno (Regueira, p. 11).

Un problema actual y creciente de salud en la comunidad escolar es la agresión y violencia observada entre los estudiantes, siendo de tal intensidad que ha provocado incidentes negativos en niños y adolescentes, como dificultad en el aprendizaje y abandono escolar, observándose esta problemática transversalmente en diversos contextos culturales y sociales (Cid H, Díaz M, Pérez, Torruella P, y Valderrama A, 2008, p. 2).

La violencia en las escuelas está creciendo notablemente en los últimos años, sobre todo por la exposición mediática. Las nuevas tecnologías en las aulas, en las casas y en la sociedad, en general, ayudan a que este hecho se conozca mediante fotografías y videos captados en el colegio y sean difundidos en la red. El niño aprende de la experiencia en sí mismo como modelo que observa en otros, sea personajes reales o personajes de las pantallas de cine, televisión, video juegos, internet, fenómeno conocido como “modelamiento simbólico”. Los niños aprenden a comportase violentamente porque viven en un entorno violento o que tienen una propensión hacia la violencia y, que aprenden en las pantallas cómo dar forma a su comportamiento. Algunos niños son violentos por diversos factores, como la familia, la escuela, el vecindario. Estos factores influyen en ellos en un 80 % o más (Sanmartín, 2000, p. 19).

En sus múltiples manifestaciones, la violencia siempre es una forma de ejercicio del poder mediante el empleo de la fuerza (ya sea física, psicológica, económica, política) e implica la existencia de un “arriba” y un “abajo”, reales o simbólicos que adoptan habitualmente la forma de roles complementarios: padre - hijo, hombre - mujer, maestro - alumno, patrón - empleado, joven - viejo (Corsí, 1995, p. 2). Cuando este fenómeno se desarrolla en el contexto escolar, se puede encontrar la violencia escolar, la agresión escolar, o el acoso o Bullying.

Un factor determinante fundamental para la prevención de la violencia escolar se vincula con la protección social que brindan los Estados a las nuevas generaciones, así como la calidad de las condiciones de buen gobierno en un país, en cuanto al marco legal y las políticas que ofrecen protección social. Por tanto, resulta necesario revisar las reformas de los sistemas educacionales en aras de constatar cómo se aborda la problemática de la prevención de la violencia escolar en los países de la región, ya que precisamente en las reformas educativas se implementa lo que queda declarado en la letra de las políticas educativas con la finalidad de satisfacer las demandas de la sociedad (Rodney y García, 2015, p. 149).

La labor educativa de la escuela dirigida a erradicar manifestaciones comportamentales de violencia en los alumnos, implica pertrechar a los maestros o profesores de los recursos teóricos y prácticos imprescindibles que les permitan diseñar, aplicar y evaluar los resultados de acciones convenientes que garanticen la consecución del objetivo perseguido y, en esa dirección, la detección en el ambiente escolar de tendencias violentas por parte de los estudiantes, hacia sí mismos, sus compañeros, profesores, familiares y el entorno constituye un punto de partida obligatorio (Regueira, s.f, p. 9).

En Cuba, se presta una atención particular a las manifestaciones de violencia y las instituciones escolares llevan a cabo una labor sistemática encaminada a disminuirlas o erradicarlas, allí donde sea posible, para que los niños, adolescentes y jóvenes crezcan y se desarrollen en condiciones favorables para vivir plenamente y libres del peligro de sufrir las consecuencias negativas que la violencia entraña (Regueira, s.f).

Como se ha referido en estudios anteriores en América Latina y en Europa existen diversos estudios que apuntan al tema de la violencia escolar, ya que este se considera un fenómeno que afecta en gran medida el bienestar del sujeto en los centros escolares.

En Cuba particularmente poco son los autores que han abordado e investigado este tema, dentro de ellos encontramos a (Regueira, s.f) quién menciona en algunos de sus artículos la importancia y relevancia que tiene el tema de la violencia así como las diferentes formas en las que se percibe y manifiesta la misma. Por tanto, teniendo en cuenta estas opiniones y considerando que este es un fenómeno que afecta en gran medida el bienestar escolar se entiende que debe ser estudiado y abordado a profundidad con el fin de conocer cuáles son las características de la violencia escolar en los últimos años.

Desarrollo

Partiendo de una valoración de las definiciones que aportan diversos autores sobre la violencia se ofrece una nueva aproximación útil para los maestros y profesores empeñados en hacer de su labor una importante contribución a la creación de las bases de una sociedad más sana, donde la tolerancia, el respeto al otro, la solidaridad y la fraternidad sean firmes valladares que se levanten ante las manifestaciones comportamentales de violencia en el contexto escolar y se hacen valiosas reflexiones sobre las diferentes formas que adopta la misma para poder diseñar, ejecutar y evaluar los resultados de las acciones que en el sentido deseado se integran con vistas a hacer del ambiente escolar un promotor de relaciones interpersonales y con el entorno que se corresponda con las aspiraciones de la sociedad contemporánea (Regueira, s.f, p. 13).

El concepto naturalista de conducta agresiva, que hunde sus raíces en investigaciones etológicas, ha logrado imponer una cierta creencia sobre la inevitabilidad de la agresividad que seguramente ha dado lugar a una generalización excesiva sobre lo impotentes que podemos ser frente a ella. Afirmar que la agresividad es un componente del conjunto de los que permiten la adaptación del ser humano a su medio, en sus dimensiones básicas: física, psicológica y social, no sólo no debe pasar de ahí, sino que los actuales etólogos como reconocen que dicho patrón encuentra, entre los humanos, una vía de desenvolvimiento en la negociación verbal del conflicto que toda conducta agresiva lleva implícito. Así pues, convendría establecer que, incluso aceptando que la agresividad no tiene que derivar siempre en conducta violenta ni tiene porque ser incontrolable, el fenómeno de la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, es un fenómeno social, cuyos componentes psicológicos pueden ser modificados mediante procesos educativos. En definitiva, conviene separar, por un lado, el debate sobre la agresividad como componente básico de la conducta; y por otro, los problemas concretos de adaptación social de los escolares a los métodos y estrategias que sus profesores le ofrecen (Ortega, Del Rey, y Mora-Merchán, 2001, pp. 97-101).

Para la mayoría de las personas está claro que una agresión física, un insulto, o una lesión constituyen comportamientos violentos, pero la concepción actual de este término es mucho más amplia y va desde el desprecio, la subestimación, la intolerancia, hasta el silencio. Esta es una de las dificultades a las que se enfrentan los investigadores al comenzar a analizar los fenómenos de violencia en las escuelas, por lo que se pretende dotar al profesorado de herramientas para prevenir aquellos comportamientos violentos que se pueden manifestar en el proceso pedagógico (Regueira, s.f, p. 2).

Es indispensable definir el concepto de violencia, para poder entender la premisa del tema, es decir, la violencia en los ambientes escolares.

Olweus (1999, p. 58), refiere que un escolar sufre violencia o acoso (“mobben”), cuando de forma reiterada y prolongada se ve sometido a agresiones de otro u otros escolares. Un alumno es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastorno del desarrollo o privaciones” (Francisco, 2005, p. 319).

Pintus (2005, p. 21), conceptualiza la violencia escolar como una manifestación que se da en el espacio de las relaciones humanas en el contexto de las instituciones educativas. Las consecuencias vivenciales de esta violencia son negativas, como sentirse lastimado, dañado, despreciado, menospreciado, y/o disminuido.

Para hablar de violencia en el comportamiento del adolescente dentro de una institución educativa es necesario aclarar que, la denominación correcta es: violencia escolar ella es el producto de la sobrevivencia, es un canal de expresión, es el punto álgido de los impulsos agresivos de los y las adolescentes, pues en situaciones de peligro se les permite hacer uso de ella, hasta proteger o salvar su vida (Silva, 2006, p. 665). Se diferencia del concepto legal, porque en ella no forma parte la premeditación de causar daño, simplemente es el resultado de una reacción explosiva, de una respuesta irreflexiva dirigida hacia la institución, otros alumnos o profesores.

La violencia escolar se define como la acción u omisión intencionadamente dañina ejercida entre miembros de la comunidad educativa (alumnos, profesores, padres, personal subalterno) y que se produce, bien dentro del espacio físico de las instalaciones escolares, bien en otros espacios directamente relacionados con lo escolar (alrededores de la escuela o lugares donde se desarrollan actividades extraescolares (Vega, 2014, p. 15).

La violencia escolar es consecuencia de la participación de los sujetos que integran la escuela en diferentes situaciones de violencia que están presentes en la sociedad, las cuales son aprendidas por los sujetos en su más inmediato entorno social y se reproducen en la escuela, poniéndose en evidencia la seria crisis que se origina en el sistema de relaciones sociales que se establecen en el interior de la escuela. Desde este presupuesto se asume como violencia escolar el uso inadecuado de poder que puede o ejerce cualquier miembro de la comunidad educativa, que afecta la dinámica escolar, transgrede los derechos de la víctima o las víctimas, provoca daños a personas y bienes materiales, y atenta sobre todo contra el desarrollo de la personalidad del estudiantado (Rodney y García, 2015, p. 17).

La agresividad en las escuelas es un problema universal. La intimidación y la victimización representan diferentes tipos de intervención en situaciones de violencia durante la infancia y la adolescencia (Lopes, 2005).

Se debe aclarar que aunque en Cuba existen algunos fenómenos de violencia escolar los mismos no se manifiestan como en otros países, ya que estos no llegan al punto de convertirse en una amenaza para la vida de los estudiantes (Vega, 2014, p. 23).

Para prevenir la violencia escolar (…) es preciso analizarlas desde una perspectiva evolutiva y a distintos niveles, incluyendo, junto a la interacción que el alumnado establece en la escuela, la que existe en la familia, la calidad de la colaboración entre ambos contextos (Díaz, 2005, p. 37).

Los profesores, por ser los máximos responsables de la dirección del proceso pedagógico tienen la encomienda de contribuir a convertir los centros escolares en espacios adecuados para el aprendizaje de la convivencia, la tolerancia, la solidaridad, el respeto a los derechos humanos, la no violencia y el amor a la paz. Los niños que tuvieron profesores que mantenían el orden en la sala de clases y proporcionaban claras guías para una conducta aceptable, mostraron menos agresión en los cursos superiores (Regueira, s.f).

Metododología

La presente investigación se realizó en la escuela secundaria básica Antonio Maceo y Grajales del municipio Camagüey a partir de un diseño no experimental. Se realizó un estudio de tipo exploratorio, sustentado en una metodología mixta. De una población de 469 escolares, se seleccionó una muestra de 72 estudiantes a partir de un muestreo no probabilístico intencional puro donde hubo una caída muestral de 23 estudiantes, por lo que el estudio se llevó a cabo con 49 estudiantes. Las técnicas empleadas fueron la observación encubierta y entrevista semiestructurada y análisis de documentos.

Análisis y Discusión de los Resultados

Durante el estudio se pudo corroborar que en el centro escolar durante el tiempo libre se evidencian manifestaciones violentas tanto entre estudiantes del mismo sexo como de sexos opuestos, aunque en el caso de los varones es mayor el número de incidentes que en las hembras. También se obtuvo como resultado significativo que las relaciones interpersonales entre estudiantes y profesores en ocasiones se tornan difíciles debido a que existe pobre comunicación entre los mismos y estilos educativos inapropiados por parte de los docentes hacia los estudiantes.

También se pudo conocer que muchos de los estudiantes señalados como víctimas responden de forma agresiva a las provocaciones cuando estas son reiteradas sistemáticamente, aunque algunos de estos estudiantes prefieren permanecer aislados y distante de los grupos pero generalmente utilizan la violencia ante situaciones frustrantes, ya sean estas creadas dentro o fuera del centro escolar, lo que coincide con estudios de Guadalupe et al. (2013).

Fuente: Elaboración propia

Gráfico 1 Existencia de violencia directa en el centro escolar 

Relacionado a la existencia de violencia entre los estudiantes del centro (Figura 1) 24 afirmaron que sí existe violencia entre los mismos y 16 expresaron que son acciones que suceden a veces, sin embargo 20 estudiantes coincidieron en que si habían presenciado actos de violencia en su centro escolar y 16 concordaron que esas acciones ocurren en algunas ocasiones lo cual es un dato significativo teniendo en cuenta que la mayoría de los estudiantes concuerdan en que son acciones que suceden con cierta frecuencia dentro del centro escolar.

Luego de esta búsqueda y los resultados obtenidos se puede decir que existen artículos de la R/M: 357/2015 que se refiere a las violaciones de la disciplina escolar y las medidas que se deben adoptar ante estas situaciones pero no existe evidencia de documentos legales que hablen o aborden el tema explícitamente sobre la violencia escolar, de cómo prevenir o erradicar dicha situación, siendo este un tema importante dentro de la institución estudiantil que ha ido en ascenso gradualmente en los últimos tiempos y que tanto está afectando a la sociedad.

Resultado este que no coincide con lo expresado por (Rodney y García, 2015, p. 149). A pesar de que en su estudio encontró en otros documentos que un factor determinante fundamental para la prevención de la violencia escolar se vincula con la protección social que brindan los Estados a las nuevas generaciones, así como la calidad de las condiciones de buen gobierno en un país, en cuanto al marco legal y las políticas que ofrecen protección social.

Por lo que es necesario mencionar que, además de la Resolución Ministerial, y teniendo en cuenta sus acápites, cada escuela confecciona el reglamento escolar donde se tiene en cuenta las especificidades del centro. En el caso que se centra esta investigación, no se ha encontrado un documento que responda a estas características lo que se considera una debilidad ya que evidencia que no existe una intención planificada de prevenir o atenuar las manifestaciones de actos violentos en cualquiera de sus dimensiones. Lo que se considera grave teniendo en cuenta que los resultados de este estudio evidencian la presencia de violencia escolar.

Conclusiones

Se evidencia la existencia de violencia escolar, manifestándose la misma a través de ofensas verbales, gestuales, agresiones físicas (violencia directa e indirecta)

Estos actos ocurren reiteradamente tanto en lugares públicos como en discretos, aunque el mayor número de incidentes ocurre en lugares donde no existe supervisión por parte de los profesores y trabajadores del centro.

Los agresores o victimarios frecuentemente mantienen conductas violentas ante sus compañeros o estudiantes que definen como victimas desde su posición, pero estos generalmente responden de igual forma ante las provocaciones de los agresores o situaciones frustrantes y desagradables creadas por los mismos sistemáticamente.

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Recibido: 10 de Marzo de 2019; Aprobado: 15 de Octubre de 2019

*Autor por correspondencia: yunior.rodríguez@reduc.edu.cu

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