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Introducción
La pandemia de la enfermedad por coronavirus iniciada en 2019 (COVID-19) es en la actualidad el centro de múltiples estudios, y aunque aún no se tienen conclusiones definitivas, no puede dejar de apreciarse el cambio que ha ocasionado en la sociedad, trayendo afectaciones significativas a la vida común en todos los países. Debido al riesgo sanitario que representa por su velocidad de transmisión y consecuencias fatales, todas las naciones han implementado acciones para evitar la propagación del coronavirus en las poblaciones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), la estrategia más factible de prevención mientras se obtiene una vacuna o un tratamiento específico, es el aislamiento social. De manera general, la mayoría de las naciones han estado de acuerdo en que la implementación de cuarentenas y el distanciamiento físico son necesarios para frenar la propagación acelerada del virus y salvar vidas. Estas medidas se han traducido en la interrupción del desarrollo de actividades en lugares donde se suele concentrar un número importante de personas, por esto, en varios países se ha prohibido la asistencia a colegios y demás instituciones educativas.
Para abril de 2020, 35 países de América Latina y el Caribe ya habían decidido suspender las clases en todos los niveles educativos, lo que afectó a más de 115 millones de alumnos desde el nivel preescolar hasta el terciario (Unesco, 2020). Este panorama ha ocasionado que los sistemas de educación formal tengan que ajustar sus actividades para continuar desempeñando la labor educativa en casa. Por esto, se han propuesto iniciativas de educación a distancia de emergencia para proporcionar soluciones de corto plazo y mantener la continuidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Sin embargo, estas acciones empleadas para frenar la cadena de transmisión de la enfermedad, también podrían convertirse en limitantes para que se cumpla el curso normal de la escolaridad en el contexto del aprendizaje y los logros académicos esperados. Muchos de los educandos han tenido modificaciones en los patrones de enseñanza, por ejemplo, la ausencia física y guía diaria de los maestros y profesores, la necesidad de acceder y utilizar herramientas tecnológicas y, el acompañamiento de padres o representantes que no necesariamente manejan los temas a estudiar.
De acuerdo con el Informe de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI, 2020), el cierre prolongado de los centros educativos tendrá repercusiones negativas sobre los aprendizajes alcanzados, la escolarización a tiempo, la deserción y la promoción. Es posible que hasta el momento, el cierre temporal ya esté teniendo una importante incidencia en los procesos de aprendizaje, pues cada niño tiene un esquema mental de las rutinas a cumplir académicamente, siendo el colegio el epicentro de los escenarios educativos, sobre todo en las etapas iniciales.
Por otra parte, lo ideal sería que todos los países poseyeran sistemas educativos modernos flexibilizados, de tal manera que se asegurara una interacción efectiva entre maestros, padres y estudiantes, creando escenarios de enseñanza y aprendizaje mediante plataformas virtuales educativas, pero lamentablemente este encuentro no es posible en muchas regiones. Las zonas con menos recursos económicos han sido las más limitadas en el acceso a los recursos tecnológicos para poder cumplir con los requerimientos de la educación a distancia.
A esto se suma que si el período de suspensión se prolonga, aumentará el riesgo de deserción escolar, particularmente por la caída drástica de los ingresos familiares, así como el incremento del riesgo para la salud mental de los niños, niñas y adolescentes a raíz del confinamiento y el estrés familiar. Es probable que los hijos de las familias más pobres y en condiciones de ruralidad se vean obligados a entrar en el mercado de trabajo, lo que incrementaría las tasas de trabajo infantil y el abandono de sus estudios.
En medio de este contexto, las regiones más alejadas de las grandes ciudades han quedado aún más expuestas, y de manera más fehaciente dejan ver la necesidad de asistencia y actualización de los mecanismos de enseñanza alternos al tradicional en el aula. En este sentido, Veliz y Zambrano (2018) señalan que en Ecuador existen 1.149 parroquias de las cuales 359 son urbanas y 790 rurales, esto supone casi 70% de la población, donde se estima que la pobreza se ubica en 43,35% y la pobreza extrema en 19,74%.
De acuerdo con el Centro de Agua y Desarrollo Sustentable de Ecuador (CADS-SPOL, 2013) en la provincia de Santa Elena de Ecuador, la distribución de la población es principalmente rural (72,5%). Debido a las condiciones sociales y ambientales de la zona, se podría pensar que un importante número de niños no cuenta con los medios tecnológicos para llevar a cabalidad el proceso formativo desde la virtualidad, además hay que considerar qué preparación poseen los padres para orientarles desde el seno de los hogares en el cumplimiento del plan de estudio y la realización de las tareas que se deben consignar en el marco de las medidas de distanciamiento social obligatorio.
La Escuela Básica “Veinticuatro de Julio” de Santa Elena, ubicado en un espacio rural, atiende niños de la localidad matriculados. Actualmente se encuentra acatando los lineamientos nacionales de suspensión de clases presenciales, por lo que todas las actividades se dan a distancia aunque la institución no cuenta con recursos tecnológicos ni plataforma virtual educativa. Los niños del primer grado de este colegio no escapan de esta realidad, recibiendo materiales de consulta y los lineamientos de las tareas asignadas, a través de correo electrónico y redes sociales.
Por estas razones, en este estudio se ha planteado como objetivo: conocer la opinión de los padres y representantes acerca de las estrategias empleadas desde el colegio para continuar el proceso educativo en medio la situación de la pandemia por COVID-19, así como sus posibilidades de acceso a los recursos tecnológicos necesarios para el cumplimiento de las tareas académicas a realizar como parte del plan de estudio a distancia debido al aislamiento social obligatorio decretado por el Ejecutivo Nacional.
Desarrollo
En vista de la importancia que reviste conocer la opinión de los representantes, se realizó un estudio cuantitativo no experimental, descriptivo y exploratorio debido a que se trata de una realidad referida a las condiciones recientes de la temática abordada. Para la recolección de datos, se aplicó la técnica de la encuesta, mediante la implementación de un cuestionario autodirigido con escala tipo Likert, de cinco alternativas de respuesta (desde “Muy de acuerdo” a “Muy en desacuerdo”), con seis (6) proposiciones, enviado a través de aplicaciones telefónicas y el propio correo electrónico a los padres y representantes de los niños del primer grado de básica en la Escuela Básica “Veinticuatro de Julio” del Cantón de Santa Elena en Ecuador.
La población total estuvo constituida por treinta (30) representantes de los estudiantes en la matrícula inicial del Grado, sin embargo, luego de aplicar un muestreo intencional, se obtuvo una muestra de once (11) representantes que cumplieron con los siguientes criterios de inclusión: tener un hijo o hija cursando el nivel antes mencionado (pues se observó deserción en grado variable motivada a la situación sanitaria), vivir en regiones rurales de la zona, quienes abiertamente estuvieron de acuerdo en colaborar como participantes del estudio (consentimiento informado por vía telefónica) y realizaron el llenado del cuestionario. A continuación se detallan las actividades realizadas.
Procedimiento
Inicialmente, la autora se comunicó con los padres y representantes de los niños indicándoseles que se les aplicaría de forma virtual una encuesta que debía responderse de forma objetiva, basados en la experiencia que han tenido en el tiempo de cuarentena y aislamiento social por la pandemia del COVID-19
Se envió el cuestionario, vía telefónica y por correo en el caso de los padres que no disponían de los recursos para recibirlo vía Whatsapp Messenger.
Se contabilizaron las respuestas obtenidas de la recolección de datos.
Se procesaron los datos en el software Microsoft Office Excel, calculándose porcentajes e Intervalos de Confianza al 95% (IC95%). Se aplicó un análisis estadístico descriptivo, presentando los resultados en tablas con frecuencias absolutas y porcentajes por cada alternativa de respuesta.
Resultados y discusión
Luego de aplicar el instrumento y recolectar la información, al preguntar a los representantes su opinión sobre las actividades escolares en línea como la medida más adecuada para que los niños cumplan y prosigan con sus estudios de primero de básica, se obtuvo que el 46% de los encuestados manifestó no estar de acuerdo, mientras que solo un 18% manifestó estar “Muy de acuerdo” con esta modalidad (ver tabla 1).
Tabla1: Aceptación de las actividades escolares en línea para el primer grado de básica y la prosecución normal de los estudios de los niños
Fuente: Elaboración propia
Al indagar en la percepción que tienen los representantes sobre la continuidad con el proceso de consolidación de los aprendizajes durante esta etapa de aislamiento preventivo, se obtuvo que más de 80% de los padres consideran que no se ha logrado, observándose que más de la mitad (54%) y casi un tercio (27%) se encuentran “En desacuerdo” y “Muy en desacuerdo”, respectivamente (Tabla 2).
Tabla 2: Continuidad del proceso de consolidación de los aprendizajes de los niños del nivel académico
Fuente: Elaboración propia
Ahora bien, al interrogar si el cumplimiento de las asignaciones de los niños estaba siendo influenciado negativamente por la modalidad a distancia, la mayoría de los encuestados (91%) respondió que la realización de las tareas no se ha visto afectada, obteniendo un 45% para las escalas “En desacuerdo” y “Muy en desacuerdo”, respectivamente (ver Tabla 3).
Tabla 3: Opinión de los representantes sobre la afectación del cumplimiento de las asignaciones académicas por la modalidad a distancia
Fuente: Elaboración propia
En torno, al criterio de las actividades virtuales como un obstáculo para el logro de los objetivos individuales de cada niño por considerarse difíciles, solo un 9% manifestó que lo son, mientras que un 27% se mostró neutro en su parecer, no estando en acuerdo ni en desacuerdo al respecto. Un 36% señaló estar “En desacuerdo” con la proposición (ver la Tabla 4).
Tabla 4: Percepción de las actividades virtuales como un obstáculo por ser difíciles, para el logro de los objetivos individuales del niño
Fuente: Elaboración propia
De la información presentada en estas cuatro tablas se desprende que existe una ambivalencia en la opinión general que tienen los padres y representantes acerca de las estrategias de educación a distancia empleadas como respuesta a la situación actual del aislamiento social. Por una parte, se observa que el cumplimiento de las asignaciones académicas usando esta modalidad no se ha visto influenciada negativamente e incluso que las tareas no son un obstáculo por su dificultad, pero al mismo tiempo, consideran que los niños no han podido continuar de forma normal con el alcance de los aspectos cognitivos y de aprendizaje esperados para el nivel de primer grado, esto quizás obedece a elementos que son inherentes al proceso enseñanza-aprendizaje.
De acuerdo con Zamorano et al. (2017), el proceso de aprendizaje se ve favorecido por aspectos motivadores para quien aprende, como el interés, la satisfacción intelectual, el sentido de logro, la curiosidad y el asombro, junto a la incorporación de ambientes de aprendizaje de confianza y juego, agradables, significativos, divertidos, atractivos e incluyentes donde se atienda tanto al desarrollo cognitivo como afectivo del estudiante, ambos considerados igualmente importantes. Por esta razón, una de las dificultades que podría generarse con esta situación sanitaria es la adaptación de los niños y niñas a la realidad social que encierra el hecho de que los sistemas educativos no estaban preparados para esta contingencia.
Es de hacer notar que no solo son los niveles de alcance académico los que pueden ponderarse en un estudiante, sino que además están en juego los modelos de enseñanza que promueven la experiencia desde la construcción del saber, muchos de estos instaurados desde el concepto de que el niño lo adquiere basado en la experiencia diaria en aula, mediante la interacción social con otros de sus iguales (demás compañeros), tomando referencias en las que la figura del maestro o guiador tiene un importante valor para muchos de ellos (Ausubel, 2000).
Encontrar que casi la mitad de los encuestados manifestó no estar de acuerdo con que las actividades escolares en línea sean la medida más adecuada para que los niños cumplan y prosigan con sus estudios de primero de básica, se considera que desde el contexto de las actividades académicas planificadas por los organismos pertenecientes al sistema educativo oficial del Ministerio de Educación debe revisarse si se tienen las condiciones mínimas necesarias y cuáles no han sido consideradas para que las actividades académicas de forma virtual sean aceptadas de manera cabal por los padres pues menos de 20% manifestó estar “Muy de acuerdo” con esta modalidad.
Es alarmante observar que no todas las instituciones educativas presentan las condiciones adecuadas para trabajar bajo un esquema a distancia, iniciando porque ni siquiera se tiene el registro en forma digitalizada de los estudiantes por nivel, tampoco se manejan los mecanismos de envío y recepción para las tareas y actividades, y en algunas escuelas, sobretodo en el área rural, ni siquiera se cuenta con computador.
Para Quinn et al. (2016), esta situación se agrava aún más en sistemas educativos que no cuentan con mecanismos efectivos de educación a distancia, donde los maestros y profesores no tienen a su disposición los dispositivos tecnológicos acordes y en muchos casos, ni siquiera la capacitación para trabajar desde la virtualidad. De tal forma que, así como los patrones de enseñanza han cambiado, también los modelos de evaluación, obligando a los docentes a acomodarse a los lineamientos de la educación a distancia, quienes probablemente tampoco estaban habituados al uso de los elementos tecnológicos para el cumplimiento de los esquemas instruccionales.
Al observar los resultados obtenidos en el criterio de percepción que tienen los padres sobre el hecho de que las regiones rurales pueden poseer mayor dificultad para el acceso a los recursos tecnológicos, una gran proporción de los encuestados (81,82%) señaló que no es así, indicando estar “En desacuerdo” en un 45,45% y “Muy en desacuerdo” en 36,36% (ver Tabla 5).
Tabla 5: Percepción de que las regiones rurales poseen mayor dificultad para el acceso a los recursos tecnológicos
Fuente: Elaboración propia
Respecto a la disponibilidad en el hogar de los elementos tecnológicos pertinentes para las asignaciones virtuales y entregas digitales de las tareas correspondientes a cada niño que se encuentra en el curso de estudios de primero de básica, más de la mitad (54%) de los padres de los educandos, indicaron no poseer en sus hogares equipos como tablets, PC, laptops, entre otros, que son requeridos para el cumplimiento con dichas asignaciones; en conjunto, apenas 27% manifestaron estar “De acuerdo” y “Muy de acuerdo” con disponer de los dispositivos (tabla 6).
Tabla 6: Disponibilidad en el hogar de dispositivos tecnológicos para el cumplimiento de las entregas de las tareas académicas del niño
Fuente: Elaboración propia
Al respecto, las premisas que tienen organismos especializados en el contexto educativo como la Unesco (2020), señalan que existen limitaciones para muchos padres de proseguir a largo plazo con planes de enseñanza a distancia en el hogar, aspectos que podrían vincularse a la falta de mecanismos que adecúen los sistemas educativos de los países para que se cumpla con un esquema de enseñanza virtual desde casa en forma equitativa. En el caso particular de esta investigación, esto podría relacionarse con el hecho de que el 54% de los encuestados manifestó que no poseen los equipos tecnológicos debidos para la comunicación con los maestros.
Aun así, 81% de los padres manifestó que la condición de ruralidad no ha sido impedimento para que los niños de primero de básica entreguen sus asignaciones obligatorias al docente del curso, aunque más de la mitad de los encuestados indicó que no es el cumplimiento de actividades virtuales y a distancia la mejor forma de que los niños en etapa básica inicial prosigan con sus estudios. De manera que se puede inferir que aun cuando las limitaciones económicas de muchos representantes para el cumplimiento de las actividades académicas de los niños son verificables, también lo es el hecho de que estas podrían ser superadas al utilizar mecanismos de ayuda de préstamo de dispositivos entre amigos y familiares.
Debido a que es cada vez más necesario el acceso a un sistema educativo abierto y flexible distinto del tradicional en el aula, se presume que los gobiernos del mundo deberán reorganizar las inversiones de los recursos, la preparación de los maestros y representantes en planes de adecuación, y mejorar los esquemas de enseñanza en conjunto. Es lamentable que muchas veces los elementos de carácter económico que deberían ser invertidos para momentos históricos como el de esta pandemia por COVID-19, se desvíen a otros fines que no benefician a toda la población.
A partir de esta experiencia con la propagación de este virus, el sistema de educación ecuatoriano, deberá actualizar el modelo educativo en las etapas básicas de la enseñanza obligatoria, con el objetivo de evitar en el futuro que eventos que ameriten aislamiento preventivo total o parcial, vuelvan a incidir en los procesos de formación. De hecho, según el Banco Interamericano de Desarrollo (2020), con el horizonte de la reapertura de las escuelas, la pandemia impondrá mayores presiones a los ministerios en cuanto a la calidad de la infraestructura y el transporte escolar.
Conclusiones
De acuerdo a los padres y representantes, los estudiantes del primer grado no están desarrollando los procesos de aprendizaje adecuadamente, y aunque se ha dado cumplimiento a la realización de las tareas asignadas por el docente, consideran que la educación a distancia no es la mejor estrategia, esto representa una ambivalencia que requiere profundizar el estudio de las causas que determinan esta opinión.
Existen limitaciones para acceder a los recursos y equipos tecnológicos para el desarrollo de las actividades, sin embargo, estas no dependen directamente de la zona rural, y se ha intentado solucionar desde el hogar pero es necesario crear opciones que permitan la adaptación de los niños a la realidad que la sociedad actualmente atraviesa derivada de la pandemia por COVID-19. Para futuras investigaciones, resulta necesario abordar la opinión de los estudiantes como protagonistas del proceso educativo acerca de la implementación de estas estrategias, así como escuchar la voz del docente que también ha tenido que adaptarse a esta nueva realidad, procurando la generación de alternativas apropiadas para alcanzar las metas académicas juntos.
