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Arquitectura y Urbanismo

versión On-line ISSN 1815-5898

Arquitectura y Urbanismo vol.35 no.1 La Habana ene.-abr. 2014

 

CON CRITERIO

 

Estudio para la localización de un museo de arte contemporáneo en La Habana

 

Study for the Location of a Contemporary Art Museum in Havana

 

 

Arq. Natalí Collado Baldoquin, Dr. Arq.Mabel Matamoros Tuma

Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. Facultad de Arquitectura. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

El artículo analiza las posibles locaciones de un museo de arte contemporáneo en La Habana. El método empleado en la investigación incluyó la definición de las tendencias de desarrollo de la ciudad, la definición de requerimientos para la localización y el emplazamiento de un museo a partir de fuentes documentales, la validación de dichos resultados a partir del estudio de ochenta ejemplos internacionales, la exploración preliminar de posibles zonas y terrenos para la inserción de un museo, el estudio de macro-localización y de micro-localización de las zonas y terrenos a partir de la comparación del comportamiento de las variables definidas, y la comprobación y validación de los resultados a partir de entrevistas con especialistas. El estudio demostró que la desembocadura del río Almendares y principios de Línea, es la zona más conveniente en cuanto a los requerimientos urbanos y las necesidades de la institución. Las autoras consideran que ante nuevas circunstancias y necesidades, tanto de la ciudad como de la institución, los resultados podrían ser diferentes, aunque la metodología podría seguir siendo válida.

Palabras clave: diseño de museos, museo de arte contemporáneo, requerimientos para la localización de museos en la ciudad.


ABSTRACT

The article discusses the possible locations of a contemporary art museum in Havana. The method used in the research included the definition of development trends in the city; the definition of requirements for the location and the site of a museum from documentary sources; validation of these results from the study of 80 international examples; preliminary exploration of possible areas and lots for the insertion of a museum; the study of macro-and micro-location and land areas from the comparison of the behavior of the variables defined previously, and validation of results from interviews with specialists. The study showed that the mouth of the Almendares River and Línea Street is the most convenient in terms of urban requirements and needs of the institution. The authors believe that facing new circumstances and needs of both, the city and the institution, the results might be different, although the methodology could still be valid.

Keywords: design museum, contemporary art museum, requirements for the location of museums in the city.


 

 

INTRODUCCIÓN

Si se dieran las condiciones reales para la creación de un museo de arte contemporáneo en La Habana, como respuesta a una apremiante necesidad de esta urbe ¿cómo debía ser y dónde podría emplazarse? La respuesta a estas preguntas ha suscitado grandes polémicas en los últimos años dentro de diversos medios profesionales y artísticos nacionales; desde los que defienden la reutilización de viejos edificios paradigmáticos de la ciudad, como es el caso de la termoeléctrica de Tallapiedra [1] (figura 1), la antigua planta eléctrica de Colón [2][3] (figura 2) o la vieja fábrica de aceite El Cocinero [4] (figura 3), hasta otros que propugnan la edificación de un nuevo inmueble en zonas céntricas de la gran ciudad [5] (figura 4). Más allá de los contados intentos por materializar esta idea y de los aislados estudios que se han realizado, la realidad es que hasta la fecha no parece que existan suficientes criterios que permitan enfrentar un proyecto de tal magnitud, pues entre otras razones, no se dispone de bases normativas actualizadas para llevar adelante una obra como esta.

El trabajo que se presenta es el resultado de una investigación exploratoria [5] que tuvo dos objetivos centrales; la elaboración de los requerimientos de diseño para un museo de arte contemporáneo de nueva construcción [6] y la búsqueda de posibles locaciones dentro de la ciudad de La Habana, que es el tema del presente artículo.

Estudios recientes sobre el papel que juegan los bienes culturales dentro del desarrollo de los territorios han demostrando entre otros, los valores estéticos, cognitivos, identitarios, económicos y simbólicos, que otorgan los mismos a la localidad donde se ubican [7]. Los museos de arte contemporáneo, debido a su escala, su potencial como entes dinamizadores, sus posibilidades para propiciar el intercambio con la comunidad y debido también al impacto visual y económico que pueden tener dentro de la ciudad, conforman parte de esos hitos urbanos identificables por la población, los cuales favorecen la rehabilitación y el desarrollo de los territorios donde se ubican [8]. Este efecto impulsor urbano ha sido reconocido como "efecto Guggenheim", atendiendo al impacto ocasionado por la inserción de la sede de dicho museo en Bilbao [9] (figura 5, 6 y 7).

Es notorio que Cuba y específicamente, La Habana, como centro cultural más importante del país, no cuente con un museo de arte contemporáneo, a pesar del reconocimiento internacional de su producción artística, la cual no tiene ya cabida en los recintos existentes para conservar y exhibir tan preciado patrimonio [10][11][12]. Un conflicto de tal magnitud justifica la apremiante necesidad de estudios a escala de ciudad que permitan adelantar alternativas para el posible emplazamiento de una instalación de este tipo.

Sin embargo, estudios de esta naturaleza tendrían que responder no solo a la institución, sino también a las necesidades de la sociedad y como máxima representación de esta, a la ciudad, ya que la localización del museo es hoy una tarea interdisciplinar donde participan no solo urbanistas, arquitectos, especialistas del museo, autoridades culturales y administrativas y sociólogos, entre otros expertos, sino también el público a quien va dirigido. Según se reconoce, parte del éxito y del buen funcionamiento futuro de la institución se debe a esta primera decisión inicial [13].

En este artículo se muestran los principales resultados obtenidos en relación con la búsqueda de posibles locaciones de una institución de esta naturaleza en la capital cubana, los cuales podrían servir como punto de partida para estudios más abarcadores que se realicen en el futuro.

La investigación contó con el apoyo y la asesoría de los especialistas y la dirección del Museo Nacional de Bellas Artes, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y la Dirección General de Proyectos de Arquitectura y Urbanismo de la Oficina del Historiador de La Habana.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Un museo puede estar ubicado en áreas urbanas, rurales o en un sitio relacionado directamente con la colección del mismo [14]. Sin embargo, atendiendo a las propias necesidades de conexión con el público particularmente interesado en el arte contemporáneo, a la proyección social y comunitaria que caracteriza la actividad de los museos en la actualidad y su representatividad como "símbolo de prestigio que identifica a la vida metropolitana y urbana" [8] parece recomendable que la localización de un museo de este tipo para el caso que se analiza, sea en un área urbana, tomándose este requisito como un primer punto de partida para la investigación.

Los estudios para la localización del museo consideraron dos escalas diferenciadas; una a nivel de la ciudad en su conjunto (de macro-localización); y otra a una escala más reducida, que intentaba encontrar los lotes más apropiados para el emplazamiento (de microlocalización) [14].

Ante la carencia de otros estudios similares, para el desarrollo del trabajo se analizaron las potencialidades intrínsecas del territorio receptor, atendiendo a las recomendaciones de Manfred Lehmbruck [13] en relación con la inserción de esta tipología arquitectónica a la escala de la ciudad. Como resultado, se definieron las principales zonas urbanas en La Habana con potencialidades para acoger un museo de arte contemporáneo.

Posteriormente se llevó a cabo un estudio comparativo entre las diferentes zonas con el fin de determinar el área que cuenta con mejores condiciones para el desarrollo del museo y consecuentemente, de la propia ciudad. El proceso se ordenó según las siguientes etapas principales:

• Definición de las tendencias de desarrollo de la ciudad de la Habana y su evolución a partir de la consulta de documentos y la entrevista a expertos

• Definición de los principales requerimientos para la localización y el emplazamiento de un museo a partir de recomendaciones dadas en las fuentes documentales nacionales e internacionales consultadas.

• Validación y jerarquización de los requerimientos obtenidos previamente para la localización y el emplazamiento de un museo, a partir del análisis de 80 ejemplos internacionales.

• Exploración preliminar de posibles zonas y terrenos para la inserción de un museo de arte contemporáneo en La Habana (MACH) a partir de un estudio de la evolución y desarrollo futuro de La Habana.

• Estudio de macrolocalización y de microlocalización de las zonas y terrenos derivados del estudio precedente, a partir de la comparación del comportamiento de las variables definidas.

• Comprobación y validación del proceso de trabajo y de los resultados obtenidos a partir de entrevistas con especialistas en el diseño urbano y con instituciones relacionadas con el tema1 [15][16][17][18][19][20][21].

Como parte de esta exploración preliminar, se comprobó también que los requerimientos para el emplazamiento del museo aportan elementos definitorios para los estudios detallados de macro y microlocalización.

En el estudio de macrolocalización se manejaron tres grupos de criterios: los generales, los poblacionales y los de servicios complementarios [13]. Los factores generales según Manfred Lehmbruck [13], se dividen en administrativos, financieros y económicos. A pesar de que estos factores son determinantes en el entorno internacional, se asumió que para el caso cubano, las diferencias en el nivel económico de los habitantes y el poder financiero de los gobiernos locales, no eran significativos. Se estimó que diferencias más evidentes estarían relacionadas con el valor cualitativo que se le otorga a los lotes según su posición dentro de la ciudad y su trama urbana. También forman parte de estos criterios generales la accesibilidad urbana; el impacto que generaría la inserción; las condiciones ambientales y la disponibilidad de área.

Por su parte, el análisis de la estructura poblacional permitió prever los visitantes potenciales del museo, a partir del estudio de la estructura de edades de la zona, la cantidad de niños y estudiantes, los posibles turistas, la tendencia a visitar museos cercanos y la movilidad desde y hacia la zona, entre otros. El último criterio sirvió para determinar aquellos servicios complementarios de tipo cultural, educacional o científico que podrían apoyar y facilitar las funciones del museo [13].

Aunque estas variables están dirigidas a evaluar instalaciones existentes, no obstante aportaron argumentos valiosos para el análisis de las potencialidades que tiene el sitio de convertirse en un foco de rehabilitación urbana, así como las posibilidades de alterar estos factores en el futuro.

Seguidamente se realizó un análisis para la selección de parcelas en las zonas previamente escogidas (estudio de microlocalización), el cual permitió obtener nuevos argumentos en relación con los factores provenientes del estudio de macrolocalización.

Atendiendo a la propuesta de Manfred Lehmbruck [13], en esta etapa se analizaron el espacio disponible, que incluye el tamaño, la forma, la existencia de áreas para futura ampliación y los límites del terreno; las restricciones de cada área, atendiendo a factores medioambientales (ruido, contaminación, vibraciones, etc.), las restricciones urbanas y constructivas de la zona, así como limitaciones o incompatibilidad con servicios existentes; los elementos de la naturaleza que podrían favorecer el diseño como el clima, la vegetación, el paisaje, la topografía; y la zona urbana en relación con la accesibilidad, los puntos importantes urbanos (hitos, nodos y bordes), la imagen urbana y la morfología de la zona, entre otros factores que influirían en el futuro museo. [13]

Las variables anteriores permitieron hacer valoraciones comparativas entre las diferentes zonas y parcelas seleccionadas, en busca de opciones de solución a los problemas definidos mediante procesos bastante complejos, puesto que algunas podían cuantificarse con relativa facilidad mientras que otras dependían de valoraciones subjetivas.

Las alternativas de localización del museo, así como los lotes que potencialmente podrían explotarse con ese fin fueron consultados con urbanistas de reconocido prestigio2 y con algunos de los más importantes especialistas nacionales en el tema del museo y de las exposiciones de arte contemporáneo3.

Estudio de macrolocalización

La Habana, desde su fundación se ha ido desarrollando alrededor de las principales plazas (en sus inicios), a lo largo de las calzadas principales (en su expansión) y a partir de nuevas urbanizaciones (como parte de su ampliación). La estructura actual de la ciudad, atendiendo a las regulaciones la Dirección Provincial de Planificación Física de La Habana (DPPFH) [22] parte de considerar un sistema de centros y subcentros urbanos de servicios, algunos de los cuales han perdido jerarquía a lo largo de los últimos años.

Para determinar las regiones a analizar en el estudio de macrolocalización se realizó un trabajo de selección que tuvo en cuenta la clasificación de los centros de la ciudad definidos por la DPPFH; las propuestas de funciones culturales semejantes a un museo de arte contemporáneo realizadas con anterioridad; las zonas en proceso de investigación y desarrollo que requirieran de una animación urbana, así como las opiniones aportadas por los especialistas en el tema. Como resultado de este estudio, se seleccionaron seis grandes áreas de la ciudad: la bahía de La Habana; el reparto de Las Murallas y los alrededores del Parque de la Fraternidad; La Rampa; los alrededores de la Plaza de la Revolución; la desembocadura del río Almendares y el inicio de la calle Línea y la zona de nuevo desarrollo de Monte Barreto (Figura 8).

Seguidamente se realizó un estudio comparativo entre las distintas zonas mencionadas, atendiendo a: la accesibilidad urbana; el impacto que generaría la inserción; las condiciones ambientales generales; la disponibilidad de área; la estructura poblacional4 y los servicios complementarios5. No se encontraron investigaciones anteriores que abordaran otros factores tales como los administrativos, los financieros y los económicos, los cuales, por su importancia en la toma de decisiones demandarían estudios particulares en posteriores etapas de trabajo.

Bahía de La Habana

La bahía que permitiera el florecimiento de la capital desde su fundación ha ido perdiendo paulatinamente su fuerza industrial y comercial debido entre otras razones, a que el túnel limita la profundidad de su canal de entrada, restringiendo el acceso de los barcos de gran calado. El traslado de la actividad comercial al puerto del Mariel permitirá refuncionalizar los espacios industriales degradados, generar áreas públicas que revitalicen la zona y devolver a la ciudad la conexión con su mar, limitada durante años a la franja del Malecón y a un pequeño fragmento de la Avenida del Puerto.

No existe un plan oficial actualizado [23] de lo que será esta área de la ciudad en un futuro, aunque se vislumbran posibles soluciones a partir de trabajos realizados por instituciones como la DPPFH y la Oficina del Historiador de La Habana, las cuales han desarrollado trabajos para la refuncionalización y el completamiento del diseño de la bahía y sus zonas inmediatas.

Los resultados preliminares obtenidos por tales estudios recomiendan el reforzamiento de las funciones sociales, culturales y recreativas en la franja oeste de la bahía (desde la plaza de San Francisco hasta el área oeste de la ensenada de Atarés); la zona costera de Regla y el área sur de Casablanca. Dada la diversidad en la conformación urbana del borde costero de la bahía, para la realización de este estudio se analizaron de manera independiente cada una de estas tres franjas costeras (figura 9).

 

Estos territorios se caracterizan por poseer extensos terrenos o edificaciones industriales, con superficies que oscilan entre 11 000 y 80 000 m2. A pesar de que la mayoría de estas zonas están en uso, es evidente la necesidad de un plan de refuncionalización integrado, ya que estos territorios poseen altos valores paisajísticos con excepcionales potencialidades de ser mejorados, de continuarse el plan de saneamiento de la bahía de La Habana.

La Habana Vieja constituye la principal zona de influencia de Puerto Viejo, y en especial, aquellos Consejos Populares menos favorecidos por las transformaciones sociales y del fondo construido ejecutados por la Oficina del Historiador (figura 10 y 11). Esta región tiene una alta densidad poblacional y una gran población flotante debido a los servicios culturales y comerciales que se ubican al norte del municipio, así como también a la presencia de las terminales de ómnibus y de trenes. Estos factores favorecen también el flujo poblacional turístico, lo cual se ve reforzado por la concentración de capacidades de alojamiento en el territorio.

El municipio de Regla tiene una baja densidad poblacional con 4 179 hab/ km2 aunque posee grandes áreas industriales y terrenos sin urbanizar (figuras 12 y 13).

Las tres franjas analizadas se encuentran insuficientemente provistas de funciones culturales u otras que apoyen la futura función del museo. De ellas, la zona del Puerto Viejo es la más beneficiada por su cercanía a la zona norte del Centro Histórico, en el cual se concentran una cantidad apreciable de servicios culturales y recreativos.

Adicionalmente, estas zonas, en las que predominan las funciones industriales, se encuentran deprimidas desde el punto de vista social, por lo que una inserción del tipo que se analiza podría significar un impacto positivo para la rehabilitación, no solo de la franja costera, sino también de los barrios aledaños, actualmente marginados pero con amplias posibilidades de desarrollo. La única región que tiene estructurada actualmente su proyección futura es la zona del Puerto Viejo que planea incrementar las funciones sociales y recreativas para dotar al borde portuario con amplios y diversificados espacios públicos6 [24].

Reparto de Las Murallas y alrededores del Parque de la Fraternidad

La zona de la antigua muralla de tierra y su glacis que delimitaba y protegía La Habana intramuros se fue transformando paulatinamente en diferentes espacios públicos que le otorgaron a esta franja de la ciudad un carácter socio-cultural y recreativo de excelencia. El plan de obras públicas emprendido por el capitán general Miguel Tacón (1834-1838), el proyecto de trazado y lineamientos urbanos del ingeniero militar Juan Bautista Orduña (1865), el plan de remodelación del francés J. C. N. Forestier (1928-1930) y más recientemente, el Plan Especial de Desarrollo Integral de la Oficina del Historiador de La Habana (PEDI) (2011) son algunos de los proyectos urbanos que han determinado la transformación y la consolidación de un cinturón concebido desde su origen como centro de servicios públicos. Las actuaciones dirigidas al desarrollo perspectivo de esta zona, de acuerdo con los lineamientos trazados por el PEDI [24], proponen su revitalización a partir de funciones predominantemente culturales.

Esta zona conforma el límite histórico entre la antigua ciudad intramuros y todo su desarrollo oeste, por lo cual es prácticamente accesible al resto de la ciudad. Las vías principales que la definen (Prado, Zulueta y Monserrate con sus diferentes denominaciones) constituyen verdaderos ejes colectores y pueden considerarse como importantes núcleos de confluencia, aunque algunos puntos de interés, como el Parque de la Fraternidad y la Estación Central de Ferrocarriles, aun no cuentan con una solución urbana satisfactoria (figura 14).

Desde sus inicios, esta zona contó con la presencia de áreas de parques y jardines alternando con los edificios, lo que la convierte en una franja de condiciones ambientales notables, con excepción de su porción sur, donde se pierde esta cualidad en la morfología urbana. Los lotes disponibles son altamente apreciados, y se prevé, de acuerdo con los estudios realizados hasta la fecha, su utilización para funciones hoteleras. Los terrenos y edificios ocupan los mayores espacios de la zona analizada y el área disponible es menor que en otros territorios objeto de estudio, con superficies que no superan los 4 000 m2 (figura 15).

La zona de influencia de esta franja abarca los municipios de Centro Habana y La Habana Vieja, con alta densidad poblacional (20 751 hab/km2) y una fuerte presencia de turistas, así como una población flotante de consideración debido a los servicios culturales y comerciales del territorio.

Se aprecia dentro de la propia franja, una gran disparidad entre la zona norte (a partir del Parque de la Fraternidad) y la zona sur. En la primera existe un apoyo considerable de instituciones relevantes de la cultura local y nacional, mientras en la zona sur, con excepción de la Estación Central de Ferrocarriles, predomina la función doméstica.

Esta área, en proceso de rehabilitación a partir del actual plan de inversiones de la Oficina del Historiador, posee hitos de relevancia provincial y nacional como el Museo Nacional de Bellas Artes y el Teatro García Lorca. Sin embargo hacia el sur, incluyendo los alrededores del Parque de la Fraternidad, se hace visible un notable deterioro, por lo que la inserción de un museo, preferiblemente hacia la sección sur, favorecería el proceso de rehabilitación, equilibrando la distribución de los servicios y la conexión de dicha institución con el Museo Nacional de Bellas Artes y en general, con la red de instituciones culturales existentes en el Centro Histórico de La Habana.

La Rampa (Calle 23 desde Avenida de los Presidentes hasta Malecón)

La calle 23 surgió con la paulatina parcelación de El Vedado en el siglo XIX. Sin embargo, no es hasta la década del cincuenta del siglo XX cuando este eje se convierte en "el nuevo centro cosmopolita de La Habana" [25], fundamentalmente en el tramo conocido como La Rampa, el cual se extiende desde el Malecón hasta la Calle G (o Avenida de los Presidentes). La inauguración en 1947 del edificio Radiocentro y el cine-teatro Warner (actual ICRT y cine Yara), la creación del Pabellón Cuba en 1963 y la construcción de la muy conocida Heladería Coppelia en 1966, constituyen algunos de los servicios que le imprimieron un fuerte dinamismo a la vida social en esta zona (figura 16). Este eje que se destacó fundamentalmente por sus funciones culturales y recreativas, ha ido perdiendo jerarquía en los últimos años, por lo que la DPPFH lo declara como un centro a recuperar [22]. El arquitecto Mario Coyula mencionó refiriéndose a La Rampa: [25] "Quizás La Habana necesite una sacudida como la que astutamente se procuró Bilbao con el Guggenheim de Frank Gehry7."

La Rampa tiene una excelente accesibilidad urbana, al servir como punto de intercambio con diferentes rutas de la ciudad, entre ellas la vía del Malecón, la cual permite una rápida comunicación desde la franja costera. La propia morfología urbana semicompacta y la sección vial de las calles le otorgan a esta arteria excelentes condiciones ambientales.

Los principales terrenos libres de esta área son furnias sin construir, zona subutilizadas como parqueos y algunos edificios antiguamente comerciales. Son terrenos espaciosos que poseen entre 2 000 y 8 000 m2 los cuales son altamente valorados para el desarrollo de hoteles e inmobiliarias (figura 17).

La zona de influencia fundamental de La Rampa es el Consejo Popular con el mismo nombre, el cual cuenta con una población de 23 155 habitantes, además de una considerable población flotante, tanto nacional como procedente del turismo.

Aunque el principal atractivo cultural de la zona lo constituyen sus cines, posee también otras funciones que pudieran apoyar las actividades del museo. Se destaca particularmente la presencia de la Universidad de La Habana, que además de aportar visitantes potenciales, constituye en sí misma un centro investigativo de apoyo. Esta particularidad de centro vivo, dinámico y habitable, con funciones recreativas y culturales hace que el mismo se destaque en comparación con otros, como es el caso de la zona de nuevo desarrollo de Monte Barreto, en la cual no se ha logrado esta articulación funcional característica y necesaria para los centros de la capital.

Algunas de las cualidades significativas de la Rampa a los efectos del presente estudio tienen que ver con la pérdida paulatina de los variados servicios que la caracterizaron a mediados del siglo pasado. Puede decirse también que a pesar de considerarse como una zona consolidada, tiene una apreciable cantidad de lotes sin construir y de espacios subutilizados. La inserción de un museo de arte contemporáneo permitiría apoyar la rehabilitación de este centro de ciudad.

Alrededores de la Plaza de la Revolución

La anteriormente denominada Plaza de la República o Plaza Cívica constituyó durante varios años el centro geométrico de la ciudad. Esta centralidad geográfica, sumada a las cualidades de su topografía, ligeramente elevada, parecían condiciones favorables para la conformación de un hito urbano en la naciente Habana. Ya en 1926 J. C. N. Forestier indicaba la idoneidad de la zona para un centro cívico, aunque no es hasta 1952 que se decide construir lo que es hoy la Plaza de la Revolución, obra que desde su creación suscitó numerosos debates8, debido a los manejos dudosos relacionados con su construcción; la escala monumental del conjunto y la poca armonía e interacción entre los espacios públicos y los edificios. [26] Concebida originalmente como un centro político-administrativo, en sus alrededores se localizan otras instituciones de alto valor cultural, como son el Teatro Nacional de Cuba y la Biblioteca Nacional José Martí. El diseño incompleto de este centro urbano y la casi inexistencia de población residente ha provocado que la DPPFH declare esta zona como un centro a consolidar [22](figura 18).

Puede decirse que la centralidad geográfica de este lugar le confiere una óptima accesibilidad, favorecida por la presencia de importantes arterias de rápida comunicación como Boyeros, Paseo, Ave. de los Presidentes y Carlos III. Sin embargo, este mismo factor que hace posible la comunicación a través del transporte terrestre, provoca la escasa peatonalidad de la misma, cualidad que se ve reforzada por la dispersión de los edificios que conforman este espacio y el incompleto diseño del verde urbano, generando zonas poco confortables desde el punto de vista ambiental, lo cual contrasta con el hecho de que sus terrenos poseen grandes potencialidades en este mismo sentido.

Según se pudo comprobar, los principales espacios de posible inserción están constituidos por terrenos vacíos, así como algunos talleres y parqueos subutilizados, con áreas que oscilan entre 4 000 y 28 000 m2. Esta zona aunque posee excelentes condiciones de centralidad se encuentra bastante restringida por la cercanía a las instalaciones del Consejo de Estado.

Predomina en el sitio la población flotante, por la presencia de varios ministerios y otros edificios administrativos en la zona. No existe un motivo dinamizador que, a excepción de importantes celebraciones, llame a las personas a dirigirse al sitio y aunque la zona se encuentra muy cerca de grandes fuentes de concentración turística como La Rampa, la mayoría de los visitantes extranjeros, que son considerables, van dirigidos puntualmente al Monumento a José Martí. En la región estudiada existen muy pocas viviendas por lo que la población residente es muy baja para el nivel de centralidad que posee el sitio. Esta es un área donde no se ha logrado un diseño urbano integrador que permita generar servicios que jerarquicen la zona de forma sostenida.

Un museo con las características de las actuales tendencias internacionales permitiría una mejor comunicación de esta área con la población flotante, y favorecería una función pública capaz de integrar distintas zonas residenciales, apoyando asimismo la consolidación prevista para este centro de la ciudad.

Desembocadura del río Almendares y principios de la calle Línea.

El río Almendares se encuentra ligado al surgimiento y desarrollo de la ciudad desde su fundación: como fuente de agua para la villa, medio de transporte y hasta como generador de energía para las incipientes industrias. El río no solo atrajo aquellos que trabajaban en la tierra o en las industrias, sino que llamó la atención de la población por sus grandes valores paisajísticos. Desde principios del siglo XX han existido propuestas de crear un gran parque urbano [27], aun cuando la ciudad no se había desarrollado por completo en el área. Debido a la fuerza inmobiliaria, los intereses de los terratenientes y la falta de vinculación del diseño urbano con el río desde su concepción, entre otros factores, hicieron que la ciudad se desarrollara a lo largo de sus márgenes prácticamente sin tener un contacto directo con el río.

En 1990 se creó una entidad que apoya la conformación del Gran Parque Metropolitano de La Habana, con un Plan Director en el cual se propone, entre otras acciones, la inserción de servicios culturales en la zona [28] . De todas las áreas aledañas al río contempladas dentro de dicho Plan, se seleccionó la desembocadura del Almendares por ser una de las áreas más urbanizadas y porque podría servir como punto de referencia que señale el acceso al Parque, dada su conexión con el eje de la calle Línea. (Figura 19).

Aunque la zona analizada se encuentra al oeste del centro tradicional de la ciudad, tiene una buena conexión hacia las diferentes direcciones que podrían comunicarse a partir de este punto. Cabe destacar que a esta franja la atraviesan vías de rápida comunicación como 5ta avenida y Malecón y potenciales vías de tránsito a lo largo del río tanto marítimo como peatonal. La zona de influencia de esta franja es el Consejo Popular Carmelo del municipio Plaza de la Revolución y Consejo Popular Miramar del municipio Playa. Es una zona altamente transitada aunque pocas personas se detienen dentro de la misma.

Existe una gran potencialidad de refuncionalizar las márgenes del río donde hoy se encuentran servicios, principalmente industriales y administrativos que impiden comunicar la población con la ribera. Sin embargo, gran parte de esta zona está dedicada en el futuro a recuperar la franja de protección verde por lo que disminuye notablemente la disposición de áreas a utilizar las cuales tienen entre 6 000 y 48 000 m2 (figuras 20 y 21).

En los últimos años ha surgido un interés de ubicar centros de acción cultural-comunitaria en la región como la Casa de las Tejas Verdes y el muy reciente proyecto de fábrica de arte de X Alfonso ubicado en la antigua fábrica de aceite El Cocinero (de posible recién inauguración). Aunque no se encuentran muy cercanos a la zona analizada, la calle Línea conecta varios teatros de importancia en la ciudad.

La ubicación de un museo permitiría apoyar la conformación del Parque Metropolitano con servicios que además de reanimar la zona, le otorguen al espacio público una función diferenciada, definiéndose de esta forma, otro punto de acceso al Parque. También apoyaría la conformación de este espacio urbano que se ha ido degradando paulatinamente, posibilitando lo que el arquitecto Mario Coyula propone: "hacer una nueva fachada a El Vedado mirando hacia al río". [18]

Zona de nuevo desarrollo de Monte Barreto

A pesar del crecimiento de La Habana a lo largo de la línea costera oeste durante el siglo XIX y el XX, la zona de Monte Barreto quedó casi virgen hasta la década de 1970 cuando se decide construir el complejo hotelero Tritón y Neptuno [29]. La apertura en la década del noventa al turismo y la inversión extranjera favorecieron esta área como un centro para oficinas de negocios, hoteles y comercio. Hoy la DPPFH cataloga a esta región como un centro a consolidar debido a que su organización urbana aún no está completa [22]. Como parte de este núcleo urbano se encuentra el parque natural de Monte Barreto, junto a un conjunto de viviendas que se pretende incrementar. A pesar de esto, la zona se está fortaleciendo a la par que se enajena de la población predominante que reside en la capital (figura 22).

De los sitios analizados, este es el que se encuentra más lejano del centro tradicional de la ciudad. Sin embargo cerca de esta región pasan varias arterias importantes como 5ta avenida y la calle 70 lo que permite una rápida comunicación con otros territorios. La accesibilidad es fundamentalmente vehicular privada, aunque también circulan algunas rutas de transporte público.

El diseño urbano se aprecia como incompleto, aunque la morfología urbana dispersa favorece las condiciones ambientales del territorio. La zona tiene una fuerte presencia de población flotante de turistas, empresarios y otras personas relacionadas con el trabajo de los numerosos hoteles y oficinas presentes en el territorio. Existen muy pocos servicios públicos que puedan apoyar la institución y aunque se encuentra cercana al área del Acuario Nacional, es muy pobre la relación que podría existir entre este y un museo de arte contemporáneo.

En la actualidad se identifican con potencialidad cinco terrenos vacíos que poseen entre 4 500 y 17 000 m2 (figura 23).

La inserción de un museo de arte contemporáneo en esta área posibilitaría, a partir de las palabras de la arq. Gina Rey: "compensar esta función de negocio y de turismo (…), ayudaría a reforzar esta centralidad que se está gestando, con una función cultural fuerte pero además propiciaría que dejara de ser un centro elitista al cual acuden nada más los turistas y los hombres de negocios, (…) posibilitando que se convierta en un centro de ciudad que no tenga un carácter excluyente." [15]

 

RESULTADOS

El estudio anterior permitió un acercamiento a la idea inicial en relación con las ventajas potenciales que generaría en cada una de las zonas analizadas de La Habana, la localización de un museo de arte contemporáneo, en concordancia con estudios recientes9 que tratan del papel de los bienes culturales en el desarrollo sustentable de la sociedad. Vincular este nuevo centro dentro del espacio urbano de La Habana, aún en proceso de consolidación, permitiría de forma general crear "espacios de innovación, capaces de ofrecer a sus residentes mejor calidad de vida y mayor identidad con su territorio, incentivar inversiones locales y desarrollar en forma sostenible y variada culturalmente"[30]. Este impacto local sería igual de provechoso para la ciudad y por supuesto para el país, ya que ayudaría, entre muchos otros factores, a divulgar y proteger la diversidad de nuestro patrimonio cultural, particularmente muy rico en las expresiones artísticas contemporáneas.

Dentro de la investigación se detectó la conveniencia de realizar estudios complementarios más exhaustivos, los cuales rebasaban los objetivos iniciales, entre ellos; los económico-financieros a nivel de la ciudad; los relativos a los intereses culturales de los ciudadanos; así como estudios sobre la singularidad e identidad diferenciada de cada centro y subcentro urbano de La Habana. Esta información aportaría elementos decisivos para la inserción de determinados servicios, que debido a la escala, la singularidad o la importancia que poseen, necesitan al igual que un museo de arte contemporáneo, de un estudio de macro y microlocalización.

La principal disyuntiva que se presentó en el análisis integral de las variables estuvo relacionada con su preponderancia en función del tiempo, es decir: de ubicarse en una zona ya consolidada con características definidas y apropiadas a lo largo del tiempo o en una región a desarrollar con vistas a que alcanzara un nuevo grado de centralidad y por lo cual su comportamiento se potenciaría posterior o a la par de la nueva inserción. Esta dualidad de opciones es aún hoy un debate en las nuevas inserciones dentro de la capital: si ubicarse en un área consolidada, preparada en su infraestructura e identificada históricamente por los ciudadanos como representativa, o por lo contrario insertarse en una zona "olvidada" y poco fortalecida para la cual la nueva inserción sería el pivote de cambio hacia nuevas inversiones e intervenciones que potencien un nuevo centro dentro de la ciudad.

Esta problemática, sumada a la falta de planes de desarrollo urbano integral condicionó la necesidad de definir pautas que permitieran guiar el análisis comparativo entre las distintas zonas de la ciudad, escogiéndose dos concernientes a las necesidades del museo y otras dos relativas al desarrollo de la ciudad, las cuales se mencionan seguidamente:

• Un museo de arte contemporáneo requiere de amplios terrenos para su construcción y futura ampliación. Tomando como área mínima entre 2 500 y 3 000 m2.

• El arte contemporáneo requiere de alto contacto con la cotidianidad urbana y demanda de grandes espacios exteriores para exposiciones, conciertos, descanso, entre otras posibles áreas públicas.

• Los museos constituyen hitos urbanos que desarrollan y consolidan la localidad a partir de la generación paulatina de nuevos servicios en los alrededores10, por lo cual se tomó una zona que todavía hoy no tiene la calidad y cantidad de servicios que la jerarquicen, siempre que posea una potencialidad intrínseca para desarrollarse (posibilidad a futuro de liberar espacios, viviendas, centralidad, etcétera).

• La inserción de un museo en una zona poco estructurada y jerarquizada requiere de un plan urbano previamente concebido que apoye la institución, de lo contrario no podría tener un correcto funcionamiento y la localidad se desarrollaría arbitrariamente.

Para valorar numéricamente la jerarquía establecida de forma cualitativa en el análisis de los diferentes sitios, se asignaron valores ponderados según una escala de tres niveles de importancia:

• Variables determinantes: Planeamiento e impacto urbano (se afecta por un coeficiente de 3).

• Variables influyentes: Condiciones ambientales y disponibilidad de área (se afecta por un coeficiente de 1.5).

• Variables complementarias: Accesibilidad, estructura poblacional y servicios complementarios (No altera el valor inicial otorgado).

El análisis comparativo del comportamiento de las variables para determinar el sitio, a partir de las premisas antes declaradas, arrojó que la región que garantiza a la vez los requerimientos urbanos y las necesidades de la institución, es la zona de la desembocadura del río Almendares y principios de Línea. (Ver tablas 1 y 2) (figura 24) Este estudio se continuó para profundizar la idoneidad entre los diferentes terrenos y edificios para la inserción del museo.

 

DISCUSIÓN

Resulta imprescindible señalar que los resultados descritos anteriormente responden a las condiciones concretas del presente. Esto significa que ante nuevas circunstancias y necesidades, tanto de la ciudad como de la institución, los resultados podrían ser diferentes, aunque la metodología podría seguir siendo válida.

El proceso investigativo así como sus resultados parciales fue retroalimentado a partir de sugerencias y opiniones planteadas por diferentes especialistas. Esto permitió un debate que aunque no fue al unísono posibilitó, a partir de las decisiones de los autores, adecuar la importancia jerárquica de los factores que intervienen en el estudio de macro y microlocalización y definir pautas que ayudaran a determinar el proceso de selección de la zona de inserción del museo.

Esta serie de entrevistas y consultas [15][16][17][18][19][20][21] recogieron algunas de las opiniones reinantes entre lo que se debería realizar en el proceso de selección y las zonas que poseen mayor potencialidad. (Ver tabla 3.) La variedad de criterios expuestos demuestra la complejidad y la diversidad en las opciones que existen para la actuación en la escala urbana y para la inserción de un museo de arte contemporáneo.

Actualmente la propuesta señalada es solamente un camino abierto para iniciar el debate acerca del tema de la inserción a escala urbana de un museo de arte contemporáneo. La respuesta no es tan definitoria como podría pensarse, ya que la discusión abarca temas tan amplios como el papel del arte y los museos en el desarrollo de la sociedad o sobre el futuro que se prevé para La Habana del siglo XXI. Siempre existirán distintas prioridades según las instituciones y los especialistas que trabajen, debiendo ser el emplazamiento que se seleccione aquel que "mejor satisfaga o cumplimente las tareas del museo"[21] y además favorezca el desarrollo conjunto de esta institución con el territorio donde pertenece.

 

CONCLUSIONES

La decisión de insertar un Museo de Arte Contemporáneo en La Habana no puede ser un acto enajenado de las decisiones que se realicen para el desarrollo urbano de esta ya que el éxito en la consolidación de ambos entes participantes (ciudad y museo) se deberá fundamentalmente a la relación armónica que se establezca desde un inicio, determinando positivamente en el desarrollo sustentable de la localidad donde se decida trabajar.

Las potencialidades intrínsecas en los diferentes centros analizados para alojar el museo de arte contemporáneo requieren trazar premisas en la actuación que respondan a las necesidades tanto de la institución cultural como del territorio.

Seesperaqueestainvestigaciónabralaspuertasaldebateinterdisciplinario entre los diferentes especialistas relacionados con el tema, propiciando una nueva etapa de retroalimentación que permita acercarse cada vez más a la opción más viable para insertar un museo de arte contemporáneo en La Habana.

Notas

1 Se consultaron con los especialistas: Dr. Arq. Mario Coyula, Dr. Arq. José Enrique Fornés, Arq. María Eugenia Fornés, Dra. Arq. Gina Rey y la Dra. Arq. Isabel Rigol. De la DPPFH se entrevistó al Arq. Joaquín A. Oviedo Jiménez, del Gran Parque Metropolitano de La Habana (además del Arq. Fornés) se entrevistó a Rey Felipe Santana y del Plan Maestro de la Oficina del Historiador a la Arq. Alina Ochoa. Aunque la consulta tuvo un carácter menos oficial se tomaron también en consideración las opiniones que brindaron la Dra. Arq. María Victoria Zardoya (profesora de la ISPAJE), Dr. Arq. Enrique Fernández (profesor de la ISPJAE) y el Ing. Francisco de la Nuez (especialista del Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad).

2 Dr. Arq. Mario Coyula, Dr. Arq. José Enrique Fornés, Dra. Arq. Gina Rey, Dra. Arq. Isabel Rigol, la Arq. Alina Ochoa y el Arq. Joaquín A. Oviedo Jiménez

3 Entre ellos: 3 museólogos y museógrafos; 4 directivos de instituciones; 3 curadores; y 4 artistas.

4 No existe una investigación detallada específicamente de las áreas de estudio, por lo que se tomará en cuenta los datos obtenidos de las zonas de influencia más cercanas del Anuario Estadístico de ciudad de La Habana, Oficina Nacional de Estadísticas, www.one.cu.

5 Se tomaron a consideración todos los servicios existentes en las zonas de estudio y los del área de influencia (500 m alrededor de la región analizada)

6 Esta zona forma parte del área trabajada en el Plan especial de desarrollo integral del Plan maestro para la revitalización integral de La Habana Vieja, 2011.

7 Podría hacerse referencia no solo a la significación de la función museo sino a lo que representa la inserción de hitos puntuales en la reanimación de la ciudad, pero indudablemente la función de un museo de arte contemporáneo es un potente dinamizador urbano.

8 Uno de los primeros debates fue el fórum que se produjo ante la decisión de sustituir el proyecto de Aquiles Maza y Juan José Sicre por el de Varela y su equipo.

9 Estas investigaciones han sido abordadas en trabajos como: Los bienes culturales y su aportación al desarrollo sostenible, Carlos Barciela, M. Inmaculada López, Joaquin Melgarejo. Universidad de Alicante; 1er Workshop International HERITECHS (Heritage, Cultural Economics, Technology and sustainability), con el título "Los bienes culturales y su aportación al desarrollo sostenible"; Carta de Bruselas sobre el papel del patrimonio cultural en la economía, y para la creación de una red europea para su reconocimiento y difusión,2009.

10 Por ejemplo internacionalmente las nuevas inserciones de museos han generado en la localidad talleres de artistas, pequeñas galerías, tiendas especializadas, cafeterías y numerosos espacios urbanos públicos cualificados.

 

 

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18. COYULA, Mario. Entrevista al Dr. Arq. Mario Coyula (Profesor de Mérito de la Facultad de Arquitectura) acerca del estudio de inserción urbana del museo. [entrevistador] Natalí Collado Baldoquin. La Habana, marzo 26, 2012.

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20. OCHOA, Alina. Entrevista a la Arq. Alina Ochoa (especialista de Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad) acerca del estudio de inserción urbana del museo. [entrevistador] Natalí Collado Baldoquin. La Habana, abril 12, 2012.

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Recibido: 15 de octubre de 2013.
Aprobado: 24 de enero de 2014.

 

 

Natali Collado Baldoquín. Arquitecta. Departamento de Diseño. Facultad de Arquitectura. Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría. Correo electrónico: ncollado@arquitectura.cujae.edu.cu