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Arquitectura y Urbanismo

On-line version ISSN 1815-5898

au vol.36 no.2 La Habana Apr.-Aug. 2015

 

CON CRITERIO

 

Zurcidos, Pliegues, Discontinuidades. La Configuración del anillo de Santiago de Cuba

 

Darning, Folds, Discontinuities: The Configuration of Santiago de Cuba’s Ring

 

 

Dra.C. Arq. Norka Cabrales MuñozI, Dr.C. Arq. Francisco Gómez DíazII

IUniversidad de Oriente. Facultad de Construcciones. Santiago de Cuba, Cuba.
IIUniversidad de Sevilla. Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla. Sevilla, España.

 

 


RESUMEN

El sistema defensivo de Santiago de Cuba se conformó en torno a la ciudad colonial, mediante una alambrada que unía los fortines perimetrales. Este sistema se convirtió en el ring de circunvalación, que unía cuatro sectores diferentes entre sí: Alameda, Martí, Libertadores y Trocha, los cuales respondieron a proyectos o a procesos de consolidación dilatados en el tiempo. Este anillo, articulador con el resto de la ciudad, fue el lugar de inserción de los principales espacios públicos y equipamientos, reconociéndose como una estructura patrimonial de alta significación, tanto tangible como intangible, y ha sido también el lugar de expresión de las principales actividades de la cultura popular. Esta investigación tuvo como objetivo determinar el proceso histórico-evolutivo y las características urbanas del anillo para definir su significación en el contexto urbano. Los resultados de la misma permitieron definir sus valores patrimoniales, como estrategia de zurcido para eliminar las discontinuidades surgidas en el proceso de consolidación de la ciudad.

Palabras clave: anillo, articulación, patrimonio, ciudad, espacio público, equipamientos, cultura popular, Santiago de Cuba.


ABSTRACT

The defence system of Santiago de Cuba was configured around the colonial city with a wire-fence joining the fortresses along its perimeter. This system evolved into the Ring of the old city, joining four different sectors – Alameda, Martí, Libertadores and Trocha – in response to projects or processes of consolidation across the time.This Ring, the city’s point of articulation, was the place where Santiago’s principal public spaces and facilities were inserted; it was recognized as a structure of high significance for its heritage values, tangible as well as intangible, while it also provided the place where the main activities of popular culture found expression. This study endeavours to analyse the historical process of the Ring’s evolution and its urban characteristics, with a view to evaluating its significance in the urban context. It permits a definition of the Ring’s heritage values, to serve as a strategy of darning with the aim of eliminating the discontinuities which have arisen through the city’s consolidation process.

Keywords: ring, articulation, heritage, city, public space, facilities, popular culture, Santiago de Cuba.


 

 

INTRODUCCIÓN

Toda ciudad tiene una lógica fundacional, unida a un soporte económico, a una estrategia territorial, a un objetivo militar, a unos recursos naturales que la hacen viable [1]. Y sólo cuando esa lógica es certera, la ciudad permanece, reciclándose sobre sí misma [2].

Santiago de Cuba se fundó en 1515 sobre un sistema de terrazas al fondo de una bahía profunda rodeada de montañas que garantizaban su defensa, entre dos cauces fluviales –el Yarto y el Yarayó- [3], un enclave fértil habitado previamente por aborígenes [3 p.68] que se convirtió en la primera capital de la mayor de las islas de las Antillas.

Los modelos urbanos implantados durante la colonización, formulados en las Leyes de Indias1, partían de una retícula hipodámica cuyo trazado debía adaptarse a los condicionantes geográficos del lugar –orografría, cauces-, y a un clima tropical en el caso de Santiago de Cuba, que pivotaba entre el sistema de plazas públicas en su morfología, y el de casas en torno a un patio en su tipología esencial.

La ciudad así fundada en el lado oriental de su bahía [3 p.87], creció a partir de su espacio público primigenio, la Plaza de Armas, convertida después en el Parque Céspedes, donde se daban cita los tres poderes: el civil, el religioso y el económico, trenzados entre sí. Esta plaza, situada en la primera terraza, marcaba el punto a partir del cual la ciudad empezaba a extenderse en el territorio.

Sus calles perimetrales, ortogonales entre sí, eran los ejes estructurantes: Aguilera y Enramadas en sentido este-oeste, partiendo de la bahía y conectando las diversas terrazas; Santo Tomás y San Félix en sentido norte-sur, aproximándose a las curvas de nivel.

El traslado de la capital a La Habana, hizo que no se conformara un sistema de murallas en torno a la ciudad. En su lugar, disfrutó de un sistema defensivo territorial, con El Morro y la Batería de la Socapa custodiando el canal de acceso a la bahía, la Estrella como fortaleza de segunda línea, y un conjunto de fortines dispuesto en las elevaciones más próximas que, estratégicamente, rodeaban la ciudad. Este sistema defensivo se completaba con una alambrada que discurría por aquellos límites que los condicionantes geográficos le permitían.

Así fue creciendo la ciudad, a impulsos de su economía, y de los intereses estratégicos que defendía en la costa suroriental de la isla. Y en este lento proceso de crecimiento, quedaron fosilizados los caminos que la conectaban con su hinterland: El Cobre, Boniato, Caney, Siboney, el Morro, eran los dedos por los que fluían las comunicaciones a partir de la palma urbana, bien anclada a su razón de ser: la bahía.

El antiguo régimen, basado en unas relaciones políticas, económicas y sociales de dominio por parte de las monarquías absolutistas en occidente, entró en proceso de extinción con el fin del siglo XVIII [4]. La industrialización paulatina a lo largo del siglo XIX, va a revolucionar los sistemas de producción, provocando un crecimiento acelerado de las ciudades por efecto de la migración desde el campo por una población que buscaba mejores oportunidades que las que disfrutaba. La necesidad de buscar alojamiento a esta población, va a provocar que la ciudad crezca fuera de los límites que permanecían cercados hasta ese momento, dando lugar a un nuevo concepto urbano: la periferia [5].

Estos nuevos repartos no van a responder a lógica alguna, que no sea la del enriquecimiento de cada uno de los propietarios de las fincas próximas a la ciudad. Anclándose a las infraestructuras y caminos existentes, irán disponiendo una constelación de repartos en torno a la ciudad cercada, sin proyecto unitario alguno, desarticulados entre sí, y ocupando aquellos sectores donde la topografía era menos abrupta. (Figura 1)

Pese a la demanda de los profesionales más formados de que se realizara un plan urbano que pusiera en orden el caos derivado de iniciativas meramente especulativas e inconexas [6], no será hasta bien entrado el siglo XX cuando se redacte el primer plan con carácter integral de Santiago [7].

Es verdad que de todos los repartos, hubo dos que, sobre la base del nuevo modo de vida impulsado por la ciudad jardín [8] –Sueño y Vista Alegre [9] -, implantaron ordenaciones mejor estructuradas y más cultas, aún cuando optaban por un nuevo tipo habitacional: el palacete rodeado de jardines, haciendo caso omiso de esa cultura del habitar que se había decantado durante siglos, la casa en torno al patio.

Pero también esos dos repartos se planificaron como autónomos, aferrados a las infraestructuras existentes, que se habían ejecutado desde el poder público, como todas las demás. Pero la ciudad seguía sin cohesión, sin la necesaria continuidad.

La expansión de la ciudad convirtió en anacrónica su frágil alambrada defensiva, eliminándose paulatinamente a medida que esa periferia discontinua iba conformándose [5 p.111]2. Pero como suele ocurrir, salvo contadas excepciones, no se realizó un proyecto unitario que hilvanara los tejidos inconexos y que se convirtiera en un anillo articulador3, sino que fue acometiéndose de manera fragmentaria y discontinua en el tiempo, dando lugar a un modelo autónomo y complejo, en el que los pliegues de sus tejidos fueron zurciéndose de manera diversa, discontinua. (Figura 2)

Las razones antes expuestas definieron el problema de esta investigación como la ausencia de un estudio integral del anillo entre el centro histórico y el resto de la ciudad de Santiago de Cuba, lo cual incidió en el desconocimiento de sus características histórico-evolutivas y urbanas, y en su visión como espacio articulador de gran significación en la ciudad. Según lo anterior, este trabajo se propuso como objetivo determinar el proceso histórico- evolutivo y las características urbanas del anillo articulador entre el centro histórico y el resto de la ciudad de Santiago de Cuba como vía para definir su significación en el contexto urbano.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Para el desarrollo de esta investigación se diseñó un procedimiento de análisis a partir de la desarticulación de las dos variables de estudio: caracterización histórica-evolutiva y caracterización urbana precisando los aspectos que inciden en cada uno de los niveles que se desarrollan, lo que permite un estudio integral del anillo, tal como se muestra en el esquema. (Gráfico 1)

Los niveles en que se desarrolla el procedimiento de análisis se declaran de la siguiente manera:

Nivel 1. Determinación de las condicionantes históricas que argumentan la existencia del anillo. En este primer paso se seleccionan ciudades del contexto europeo, latinoamericano y cubano para analizar los rasgos generales de su evolución histórica y evidenciar los puntos en común del proceso de expansión de todas ellas, obteniendo una base referencial de los distintos contextos geográficos, culturales y sociales que puedan haber influido en el caso de estudio.

Nivel 2. Delimitación del objeto de estudio. En este nivel se procede a delimitar el anillo. El mismo tiene un recorrido marcado por cuatro ejes viales con función de arterias principales, los cuales se conectan entre si conformando una estructura cerrada. En el sentido transversal, el anillo abarca las primeras líneas de manzanas a ambos lados de los ejes viales. Es importante declarar que solo se incluye la primera línea de manzanas al exterior de los ejes viales porque:

• Estas manzanas son parte del Sector Tipológico 3.4

• Las mismas se configuraron según las ya existentes del otro lado del eje vial.

• A partir de esas manzanas -según su posición- se define la estructura posterior de la ciudad.

• Están en la cima del recorrido del anillo en ese punto geográfico.

Las manzanas al interior del anillo son parte del centro histórico.

El anillo se segmenta en sectores para realizar la caracterización urbana, en función del período de consolidación, el recorrido y su expresión formal como resultado de la topografía. Estos sectores se nombran: Paseo Martí, Área Monumental 26 de Julio, Trocha y La Alameda, respondiendo en cada caso a la presencia de espacios que los identifican, la historia y la tradición. (Gráfico 2)

La caracterización de los sectores se realiza en sentido horario, comenzando por el Paseo Martí al norte, Área Monumental 26 de Julio al este, Trocha al sur y, por último, La Alameda al oeste. (Figura 3)

Nivel 3. Desarticulación del sistema de estudio en sus componentes básicos. Se establecen como variables de la investigación caracterización histórica - evolutiva y caracterización urbana, las cuales permiten determinar los rasgos que identifican al anillo articulador, tomándose en consideración los criterios de los especialistas, los resultados de las investigaciones precedentes y del inventario5, así como la revisión de fuentes documentales. En este nivel se procede a la caracterización histórico-evolutiva del anillo articulador, desarrollada a partir de la definición de la génesis, evolución y consolidación del mismo, como parámetros para la evaluación de la misma.

Nivel 4. Determinación de la significación del anillo articulador. En este nivel se lleva a cabo la caracterización urbana, la determinación de las invariantes y los contrastes que sintetizan el análisis y la definición de la significación.

La caracterización urbana se realiza a partir de los parámetros que posibilitan el entendimiento de su expresión física y sociocultural: morfología, estructura urbana y legado intangible, llegando a definir invariantes y contrastes.

Una vez llegado a este punto de la investigación se determina la significación del anillo como elemento articulador entre el centro histórico y el resto de la ciudad de Santiago de Cuba en virtud de: las características históricas-evolutivas que se desprenden de su génesis, evolución y consolidación; las características que identifican su forma, estructura física y legado intangible, por último, tomando en consideración los resultados de la consulta a especialistas en su doble condición de especialistas y usuarios.

 

RESULTADOS

La caracterización histórico-evolutiva del anillo que permite definir su significado en el contexto urbano, se desarrolla a partir de la definición de la génesis, evolución y consolidación del mismo. El análisis se lleva a cabo desde la lectura de los planos de la ciudad representando por períodos la conformación del anillo, desde 1712 hasta 1960. Los planos seleccionados identifican los saltos evolutivos del tejido urbano, mostrando la consolidación del mismo.

La interpretación de los planos se representa gráficamente a partir de identificar los caminos que surcaban el territorio y constituyeron la base para la conformación de la ciudad de Santiago de Cuba. Para relacionar los caminos históricos que se irán descifrando, con las principales calles o avenidas en la actual configuración de la ciudad, se representarán al unísono en ambos planos, como muestra la imagen que aparece a continuación. (Gráfico 3)

Este modo de representar la lectura de los planos parte del método de G. Caniggia6 el cual versa sobre el modo en que se forma un asentamiento, y define una serie de recorridos que surcan el territorio, denominándolos: recorridos preexistentes, de implantación y de conexión.[10]

En función de las propias características de la ciudad de Santiago de Cuba, estos recorridos se definen en la investigación como se expone:

Recorridos preexistentes los conformados por caminos que relacionaban el asentamiento con el territorio, caminos que tenían el sentido de relación con otras ciudades y también de acceder a las áreas donde se desarrollaban los sistemas productivos. Es muy claro, como se analizará en su momento, ver cómo las principales vías urbanas se relacionan precisamente con el trazado de estos caminos, con lo que se ha venido a denominar hinterland, o territorio dependiente.

Recorridos de implantación son los ejes principales de la ciudad, esos a partir de los cuales la ciudad se forma, comienza a colonizar el territorio y apoya a los recorridos preexistentes con unas edificaciones que, primero de forma dispersa, y luego de forma continua, van a conformar precisamente la estructura urbana principal, que hoy se entiende como fundacional.

Recorridos de conexión, por su parte, son los que van a generar la morfología urbana de la ciudad, al ir enlazando los recorridos de implantación y dando lugar a la retícula que hoy se reconoce como unitaria pero que, en el proceso de conformación de la ciudad, se produjo a lo largo de décadas, e incluso siglos, lo que justifica todas las alteraciones a la trama, producto del enfrentamiento a las singularidades del territorio, principalmente de carácter topográfico.

Esta parte de la investigación culmina con el plano de 1960, donde se muestra la ciudad consolidada con el anillo entre las dos formas de hacer ciudad: por un lado el centro histórico y por el otro los barrios periféricos. Todo el entramado de calles y avenidas resultan de la fosilización de los recorridos antes expuestos.

 

DISCUSIÓN DE RESULTADOS

La lectura de los planos de la ciudad permitió entender la conformación del anillo, sus elementos componentes y funcionamiento, tal como se expone a continuación.

En la bahía, en su lado occidental, se conformó un amplio espacio público tras la construcción de un malecón artificial ganándoles terreno al mar, donde realizar las actividades portuarias, una estructura lineal del borde de la bahía que quedará definido por primera vez en el plano de José Francisco Soler [11] fechado en el año 1835.

Este espacio público contó con un primer proyecto emblemático, la Alameda Michelsen, un paseo de salón elevado respecto a la rasante, en el sector oeste del borde urbano, deudor tal vez de las labores de embellecimiento que Forestier llevó a cabo en La Habana y, más concretamente, en el Paseo del Prado. Es la expresión pública de una nueva clase social, la burguesía, que acapara una buena parte de los dividendos de la economía urbana de finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, que necesita un nuevo espacio público en el que mostrarse y desarrollar sus relaciones sociales.

Pero la escala de este borde marítimo no va paralela a su uso público, pues exceptuando la mencionada Alameda, el resto va a consolidarse como uso industrial y portuario, intensificado por la inserción de la estación de ferrocarril en su sector norte. Industrias, almacenes, las compañías vinculadas al uso portuario, y las sedes institucionales que gestionan la actividad, van a ir sellando la relación de la ciudad con su bahía, algo por desgracia bastante común en la casi totalidad de las ciudades marítimas (Figura 4 y 5). Especial interés tiene la fábrica de ron Bacardí, cuyas naves van a ubicarse al norte de la estación de ferrocarril, convirtiéndose en uno de los iconos fundamentales de ese nuevo borde marítimo.

El resultado va a ser un abandono progresivo de la población de este sector para sus actividades de ocio y de recreo, con excepción de la exhibición dominical en la Alameda Michelsen. Por una parte, se continuarán utilizando las plazas tradicionales cosidas por la calle Aguilera –Parque Céspedes, Plaza de Dolores y Plaza de Marte-, y por otra, se irán apoderando de algunos otros espacios públicos periféricos, con especial énfasis en el Paseo de Martí.

Junto con la Alameda Michelsen, el Paseo Martí va a ser producto de un proyecto que va a ordenar el sector norte de la alambrada defensiva [12]. Con el modelo decimonónico del bulevard, se diseñará con un paseo peatonal central flanqueado de vegetación y de un cuidado mobiliario urbano, dejando dos calzadas de tránsito laterales dimensionadas para dos carriles, y amplias aceras junto a los edificios que van a conformar dos fachadas tersas y cualificadas a este espacio urbano.

De nuevo la topografía impedirá un desarrollo completo de este bulevard en todo el sector norte, pues en su extremo oriental la pendiente cambia bruscamente, convirtiéndose en una amplia rampa de asfalto sin cualidad. Y con la lógica de estos procesos, también la calidad arquitectónica mermará en este tramo, reconociéndose una cierta identidad entre calidad del espacio público y la edificación que la delimita. Esta geografía no impedirá el uso de este espacio público para las manifestaciones culturales y los desfiles en los días de carnaval (Figura 6).

Tal y como se comentaba anteriormente, la red de caminos históricos entre ciudad y territorio quedaron fosilizados en la trama urbana. La intersección de estos caminos con este proyecto discontinuo de anillo va a dar lugar a unos nodos urbanos de alta significación. Así será el encuentro del Camino del Cobre con el inicio del Paseo de Martí, un vórtice que va a fundir las funciones industrial y residencial.

Otro nodo interesante será la intersección del Paseo de Martí con la calle Santo Tomás, prolongada con el bulevard del reparto Los Olmos, la avenida René Ramos Latour. Este nodo no sólo cambia la dirección del Paseo de Martí, sino que se significará con la escultura de José Maceo, prócer de las luchas independentistas.

El tercer nodo de este sector norte será la intersección con la carretera central, convertida en la Avenida de los Libertadores en el lado oriental de la ciudad, una puerta justo en la cota superior de la ciudad, con unas relaciones visuales con el territorio circundante verdaderamente interesantes, y que supone el extremo septentrional del tercer sector del anillo: el oriental.

Precisamente estas relaciones visuales hacia el oeste –bahía-, y hacia el este –cordillera de la Gran Piedra- propiciaron el hecho de que en este sector se asentaran los campamentos militares y, en segunda derivada, buena parte de los equipamientos urbanos.

Este carácter, unido a la conexión con otro de los caminos históricos, el del Caney, hace que este sector oriental tenga unos límites difusos, al partir del asentamiento de esos grandes equipamientos a escala de ciudad –el antiguo Cuartel Moncada, convertido en la Ciudad Escolar 26 de Julio, el Palacio de Justicia, el parque Abel Santamaría, la Clínica Los Ángeles-, a los que fue aproximándose la trama urbana a base de ocupar el territorio disponible.

La importancia del camino del Caney, que se convertirá en la avenida Victoriano Garzón, en su continuidad con la trama histórica utilizando como bypass la Plaza de Marte, va a provocar una de las dos disfunciones que presenta el anillo santiaguero: la actual calle Hernán Cortés, que ni en trazado, ni en dimensión, ni en funciones, va a tener correspondencia alguna con el resto de este tramo.

Ello es debido a la potencia con que la calle Aguilera flanquea la Plaza de Marte para continuar en dirección al este hasta encontrarse con el camino de Siboney, prolongando la trama de la ciudad más allá de dicha plaza. Esta discontinuidad ha sido abordada en diversos momentos históricos, para conectar la avenida de los Libertadores con la Trocha, pero igual que ocurrió con la segunda disfunción que se comentará en la calle Cristina, nunca llegó a ejecutarse.

Si los tres sectores abordados hasta ahora presentan heterogeneidades, el cuarto es el más singular tanto por sus condiciones topográficas como por su conformación. Trocha, cuyo nombre deriva literalmente de su carácter previo de trocha militar, cierra el anillo en su sector meridional, pero frente a la linealidad de los anteriores, su trazado es sinuoso al responder a la fosilización viaria del cauce del río Yarto.

Su abrupta topografía impidió el desarrollo de un proyecto urbano preciso, conformándose como un proceso dilatado en el tiempo, y nunca generando una fachada tersa, continua. Antes bien, Trocha presenta como principal cualidad su falta de unidad, su fragmentación. Y lejos de ser el lugar de asentamiento de equipamientos de escala urbana, su función es casi exclusivamente residencial7.

Esto no es óbice para que existan una serie de nodos también en todo su recorrido. El primero, en su extremo suroriental es la intersección con la calle Hernán Cortés, cuyo cambio de rasante prioriza la continuidad de la Calle Aguilera como punto de encuentro de ambos ejes viarios. El segundo nodo es cuando, cambiando de dirección, aparece la intersección con la calle Capitán Cuevas, con un pequeño parque reconociendo la singularidad de este nodo.

El tercero es precisamente la intersección con la carretera del Morro, único donde sí se sitúan equipamientos de carácter comercial y de servicios, un punto de alta concentración de tránsito al ser continuidad con la calle Mariano Corona, una de las principales que atraviesa la ciudad. Por último, la intersección con el frente marítimo de la Alameda, da lugar a la segunda de las discontinuidades del anillo: la calle Cristina. Realmente, Trocha continúa hasta el borde marítimo, al llevar soterrado en su trazado el río Yarto hasta su desembocadura. Pero desde Cristina hasta la desembocadura aparece un pequeño reparto, Cangrejitos, que presenta un alto grado de deterioro y marginalidad, casi como un apéndice de la ciudad cercada.

Pero Cristina es realmente la calle que conecta con la Alameda –o su estructura viaria, la avenida Jesús Menéndez-, aunque con una sección que en nada se corresponde con la escala que comentábamos en la Alameda como borde marítimo de la ciudad.

Este recorrido anular no sólo registra el trazado de la alambrada militar que, junto con los fortines y las fortalezas descritas, conformaban el sistema defensivo de Santiago de Cuba, sino el mecanismo de articulación de la denominada ciudad histórica –aunque realmente ciudad histórica es la ciudad toda-, con los repartos periféricos.

Y lo hace mediante un conjunto de operaciones, suma de proyectos y de procesos, heterogéneos y diversos, pero que reconocen la importancia de la memoria que, sobre el territorio, dejó algo tan frágil como una alambrada.

A la importancia y significación del espacio público generado por este anillo (Figura 7), se suma la de los equipamientos que encontraron su lugar en un momento histórico en el que las nuevas funciones urbanas estaban buscando un lugar de alta significación para insertarse [13]. (Figura 8)

Una vez comprendida la génesis y evolución del anillo se desarrolló la caracterización urbana del mismo, a partir del análisis de tres parámetros que engloban los aspectos más relevantes desde el punto de vista físico e intangible, lo cual permitió determinar su significación como espacio urbano. (Gráfico 4)

 

CONCLUSIONES

El desarrollo de la investigación permitió determinar la significación del anillo articulador entre el centro histórico y el resto de la ciudad de Santiago de Cuba, al desvelar su génesis, evolución y consolidación, así como las características físicas -desde el punto de vista morfológico y de su estructura urbana- y sociocultural del mismo. De esta manera puede plantearse que se cumplieron los objetivos propuestos, arribando a las siguientes conclusiones:

El anillo articulador es un elemento urbano que desvela la disposición y dimensiones de la ciudad de Santiago de Cuba a finales del siglo XIX, resultado de la consolidación de los caminos que surcaban el territorio.

En todos los períodos analizados, se ha identificado el anillo articulador –independientemente de su denominación- como un elemento urbano de primordial importancia, consolidando su trazado y situando en él todo tipo de equipamientos y espacios públicos, de manera que pudiera identificarse socialmente como un espacio vital de la ciudad, confiriéndole consiguientemente una significación de primer orden desde el punto de vista urbano, arquitectónico, social y político. [14] (Figura 9)

El procedimiento de análisis empleado permitió un estudio integral del anillo articulador. La caracterización histórica-evolutiva y urbana del mismo se desarrolló partiendo de lo general a lo particular, con el necesario proceso de retroalimentación para llegar a definir su significación como articulador entre el centro histórico y el resto de la ciudad de Santiago de Cuba. La acertada selección y desarticulación de las variables contribuyó a tal empeño.

La lectura de los planos de la ciudad permitió desvelar la génesis, evolución y consolidación del anillo. Este procedimiento susceptible a diferentes contextos y períodos históricos en que se analiza el hecho urbano en sí, posibilitó su adaptación al caso de Santiago de Cuba, quedando determinados los recorridos preexistentes, de implantación y de conexión como conformadores de la retícula base de la ciudad.

La caracterización urbana realizada del anillo articulador a través de los parámetros definidos: morfología, estructura urbana y legado intangible, permitió definir los aspectos que lo identifican, aportando una documentación actualizada de todas las características referentes a esta porción de ciudad, válida para las diferentes instituciones que la trabajan.

A partir de la caracterización fue posible demostrar el papel que juega el anillo en la estructura urbana de Santiago de Cuba, su funcionalidad como conector de diferentes partes de esta y contenedor de un potente equipamiento urbano, conformado por cuatro sectores continuos con invariantes y contrastes que demuestran la complejidad de su configuración.

La significación del anillo articulador en la estructura urbana actual de Santiago de Cuba se hace patente desde el punto de vista histórico, funcional y sociocultural, expresado en los siguientes aspectos:

• Está conformado por los recorridos de implantación, que en una primera instancia se incorporaron a la trama urbana, y luego se convirtieron en las calles más importantes dentro del centro histórico donde se ubicarían los edificios más trascendentes.

• Constituye el nexo entre una ciudad histórica que creció lentamente adaptando un modelo de trama reticular según condicionantes físicos, sociales y económicos, y una serie de repartos periféricos cuya lógica inicial fue la parcelación y el loteo de fincas privadas, pero que necesitaban de una estructura viaria a la que conectarse. Esta lógica dual hizo que los caminos históricos, como recorridos preexistentes, quedaran consolidados como ejes viarios entre repartos, dando continuidad a uno y otro lado del anillo.

• Este espacio es lugar por excelencia de representación de la sociedad santiaguera, contenedor de las actividades culturales más importantes de la ciudad: carnavales y fiesta del fuego y sitio reconocido por el sincretismo religioso. [15] (Figura 10)

Siendo así puede plantearse que se soluciona el problema enunciado en la introducción de la investigación, aportando no sólo una forma de analizar y comprender la ciudad a través de la lectura de sus planos, sino también exponiendo sus características urbanas más relevantes que ha permitido demostrar la significación del anillo articulador entre el centro histórico y el resto de la ciudad de Santiago de Cuba.

Estos valores patrimoniales, los tangibles y los intangibles, suponen un valor añadido a este sistema anular de articulación urbana, apoyando la estrategia de zurcido que era necesario efectuar en la ciudad para eliminar las discontinuidades surgidas por su complejo proceso de consolidación. Y lo hicieron precisamente apostando por esos pliegues urbanos que reconocen en su esencia los elementos que originaron la fundación de esta ciudad que este año cumple 500 años.

Notas

1 Recogiendo las Leyes de Burgos (1512), las Leyes Nuevas (1542) y las Ordenanzas de Alfaro (1612), Felipe II hace una recopilación de todas las Leyes de Indias, que luego publicaría Carlos II en 1680, http://www.historiadelnuevomundo.com/index.php/2011/01/las-leyes-de-burgosde- 1512/.

2 Donde referencia dos maneras de utilización de la preexistencia muraria: la conservación y la destrucción, que generalmente están determinadas por el tipo de muralla a conservar o a destruir.

3 Ver “Paseo de circunvalación de Santiago de Cuba” en Memoria de las obras realizadas por la Comisión de Fomento Nacional durante el Gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín, La Habana, 1948; en Acción Ciudadana, septiembre de 1944 a septiembre de 1958, Editorial Arroyo Hermanos, Santiago de Cuba, en todos los casos se potencia este paseo como una vía de descongestión vial de la ciudad.

4 Ver “Paseo de circunvalación de Santiago de Cuba” en Memoria de las obras realizadas por la Comisión de Fomento Nacional durante el Gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín, La Habana, 1948; en Acción Ciudadana, septiembre de 1944 a septiembre de 1958, Editorial Arroyo Hermanos, Santiago de Cuba, en todos los casos se potencia este paseo como una vía de descongestión vial de la ciudad.

5 Referido al nivel 2 en el inventario previo realizado en el nivel 2.

6 Dedicó su trabajo al análisis de los procesos de formación, cambio y permanencia del tejido edilicio. Su libro Lectura di una cittá: Como, es el inicio de todo su repertorio investigativo a través de las nuevas técnicas en el análisis urbano, nueva opción al método clásico de la arqueología en el estudio de ciudades antiguas aún en uso donde la excavación representa daños irreversibles a la estructura.

7 Según el expediente moción sobre nueva alineación del Paseo 24 de febrero, antes Trocha Sur, del Archivo Municipal Santiago de Cuba, año 1920, No. 70: “en el año 1920 los concejales Palomino, Quintana y Morcillo presentaron al Ayuntamiento una moción para la alineación definitiva que se le debía dar al Paseo 24 de febrero y, de esta forma, homogeneizar el criterio de los jardines en todas las viviendas”

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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11. RAVELO, Juan María: La ciudad de la historia y la guerra del 95. La Habana: Impresores Ucar García, S.A., 1951.

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15. CABRALES MUÑOZ, Norka. "El anillo como espacio articulador entre el centro histórico y la ciudad de Santiago de Cuba". Tesis en opción a grado científico de doctora en ciencias técnicas. Tutores: Dr. Arq. José E. Fornés Bonavia y Dr. Arq. Francisco Gómez Díaz. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba, 2011.

 

 

Recibido: 24 de febrero de 2015.
Aprobado: 24 de marzo de 2015.

 

 

Norka Cabrales Muñoz. Universidad de Oriente. Facultad de Construcciones. Santiago de Cuba, Cuba. Correo electrónico: norka@fco.uo.edu.cu

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