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Mendive. Revista de Educación

versión On-line ISSN 1815-7696

Rev. Mendive vol.19 no.4 Pinar del Río oct.-dic. 2021  Epub 10-Dic-2021

 

Articulo original

Las competencias emocionales en la formación profesional del gestor sociocultural

Competências emocionais na formação profissional do gestor sociocultural

Gilma Gómez Veloz1  * 
http://orcid.org/0000-0002-4290-3908

Máryuri García González2 
http://orcid.org/0000-0002-2734-6541

1Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Cuba.

2 Universidad de La Habana. Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior. Cuba.

RESUMEN

El presente artículo aborda la temática de las competencias emocionales en la formación profesional del gestor sociocultural, reconociendo la necesidad de desarrollar dichas competencias en estudiantes universitarios, para una gestión sociocultural que se corresponda con las exigencias de la sociedad cubana actual. La investigación se realizó desde un diseño cualitativo con el empleo de métodos teóricos como el histórico-lógico, analítico-sintético y el sistémico-estructural; además de métodos empíricos como el análisis documental, la encuesta y la entrevista semiestructurada. Se propuso como objetivo caracterizar las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de Gestión Sociocultural para el Desarrollo de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Se mostró como resultado que las competencias emocionales son saberes que logran integrar los recursos necesarios para cumplir el rol del gestor sociocultural, el cual demanda competencias emocionales tales como la conciencia emocional, la autonomía emocional, la regulación emocional, la competencia para la vida y el bienestar y la competencia social. Se evidenció que las competencias emocionales son consideradas un tipo de competencia profesional y se develó que el desarrollo alcanzado por los estudiantes en relación a estas competencias no contribuye al cumplimiento efectivo del desempeño profesional del gestor sociocultural. Como principal conclusión se determinó que es una necesidad sentida de estudiantes y profesores fomentar el desarrollo de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los gestores socioculturales, pues estas se tornan saberes que logran integrar los recursos necesarios para hacer más eficiente el futuro desempeño profesional.

Palabras clave: competencias emocionales; formación profesional; gestión sociocultural para el desarrollo

RESUMO

Este artigo aborda a questão das competências emocionais na formação profissional do gestor sociocultural, reconhecendo a necessidade de desenvolver essas competências nos estudantes universitários, para uma gestão sociocultural que corresponda às demandas da sociedade cubana atual. A pesquisa foi realizada a partir de um desenho qualitativo com a utilização de métodos teóricos como histórico-lógico, analítico-sintético e sistêmico-estrutural; além de métodos empíricos como a análise documental, o survey e a entrevista semiestruturada. O objetivo foi caracterizar as competências emocionais no processo de formação profissional dos alunos de Gestão Sociocultural para o Desenvolvimento da Universidade de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Como resultado, foi demonstrado que as competências emocionais são conhecimentos que conseguem integrar os recursos necessários para cumprir o papel do gestor sociocultural, o que exige competências emocionais como consciência emocional, autonomia emocional, regulação emocional, competência para a vida e bem-estar e social. competência. Evidenciouse que as competências emocionais são consideradas um tipo de competência profissional e revelouse que o desenvolvimento alcançado pelos alunos em relação a essas competências não contribui para o efetivo cumprimento do desempenho profissional do gestor sociocultural. Como principal conclusão, determinou-se que é sentida necessidade de alunos e professores promoverem o desenvolvimento de competências emocionais no processo de formação profissional de gestores socioculturais, uma vez que estas passam a ser conhecimentos que conseguem integrar os recursos necessários para tornar mais futuras atuações. profissional eficiente.

Palavras-chave: competências emocionais; formação profissional; gestão sociocultural para o desenvolvimento

Introducción

Dentro de los temas que ocupa el diálogo científico contemporáneo, se encuentran las competencias. Su conceptualización y aprehensión, en especial dentro del escenario de la Educación Superior, cobran tal importancia que gran parte de los modelos educativos se centran en conformar su proceso curricular y de formación en torno a ellas. De esta manera se ha diversificado la tipología de las competencias, dentro de la cual se aprecian las competencias emocionales, que han suscitado un interés creciente por su importancia como un elemento indiscutible del éxito académico y profesional.

Tal es así, que la Agenda de Educación 2030 de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2018) declara dentro de sus objetivos a alcanzar, "aumentar sustancialmente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento" (p. 28).

Por su parte, la propuesta de la Unión Europea para estandarizar la Educación Superior en conocimientos, habilidades y actitudes (Proyecto Tuning, 2006) considera que, entre las competencias generales que debe adquirir un profesional, se encuentran aquellas que le permitan la interacción armónica con otros, la capacidad para trabajar en equipo, para asumir liderazgos y para actuar ante nuevas situaciones. Todo ello, relacionado con las competencias emocionales.

De este modo, las instituciones de Educación Superior asumen la necesidad de llevar a cabo un proceso de formación en el que debe lograrse un profesional capaz de cumplir con las exigencias laborales y la satisfacción de las necesidades de la sociedad y, a la vez, potenciar el pleno desarrollo personal de este profesional en dicho proceso de formación. Este se suscita en un entorno permeado de crisis ambientales, económicas y sanitarias, de vertiginosos adelantos científico-técnicos y de cambios sociopolíticos y culturales.

Sin dudas, una realidad ambivalente que la educación no puede perder de vista. Es aquí, entonces, donde se debe apostar por el desarrollo de competencias emocionales que favorezcan el cumplimiento de la misión de la Educación Superior.

Ante esta realidad, se reconoce que, así como la educación en el siglo XX se caracterizó por generar un amplio andamiaje para el desarrollo cognoscitivo, en los últimos años se ha propiciado la irrupción de iniciativas en procesos ligados a las emociones en el ámbito educativo, lo que se pincela como un avance, pero también como un reto que muestra lo mucho por hacer y los posibles derroteros a seguir.

En este sentido, se aprecian las transformaciones que se vienen produciendo en la Educación Superior Cubana (Resolución No.2-2018), las cuales han traído como uno de sus resultados el diseño de una nueva generación de planes de estudios para alcanzar los niveles de calidad deseados en el proceso de formación integral de profesionales "con el fin de lograr profesionales revolucionarios, cultos, competentes, independientes y creadores, para que puedan desempeñarse exitosamente en los diversos sectores de la economía y de la sociedad en general" (p. 648).

Aún no son suficientes los aportes y transformaciones dirigidos a la preparación general del estudiante a pesar de los esfuerzos y recursos dedicados por la Educación Superior cubana para enfrentar el complejo desafío de atender a los objetivos académicos que le son propios y, a la vez, considerar en ese proceso los aspectos de la formación de la persona que tiene en sus manos. Dado ello, entre otras causas, por las demandas cambiantes del entorno, las complejidades de las subjetividades juveniles y las maneras en que los jóvenes asumen la profesión como actividad rectora de su desarrollo psicológico.

Las razones expuestas develan que es necesario fortalecer la formación profesional de los estudiantes universitarios, integrando a la preparación intelectual elementos que enriquezcan el desarrollo pleno de su subjetividad y que le preparen para adaptarse a las exigencias de un mundo cambiante. Ello demanda la formación de un profesional competente desde el punto de vista emocional, sobre todo si se tiene en cuenta que en la actualidad el desempeño profesional eficiente exige, además de las competencias específicas propias del ejercicio de la profesión, competencias genéricas o transversales; esas que se sitúan en el "saber estar" y en el "saber ser", que son útiles en diferentes ámbitos profesionales, como lo son las competencias emocionales.

Las competencias, en sentido general, pueden verse desde dos aristas fundamentales: el mundo laboral y la formación integral en la universidad. Ambas concepciones no se contraponen, pues la expresión de las competencias en el mundo laboral debe tener su génesis en el proceso formativo.

El interés por el estudio de las competencias surge durante la década del 60 en la esfera laboral y poco a poco va desdibujando la brecha entre el ámbito profesional y el ámbito educativo, vinculándose directamente a la formación adquirida con el empleo. Es entonces en la década de los 70 del pasado siglo, que se comienza a utilizar con cierta frecuencia el abordaje de las competencias en las universidades.

Específicamente, en torno a las competencias emocionales, se ha generado en los últimos años una multiplicidad de estudios que las abordan (Fernández et al., 2017; Alpizar y Molina, 2018; López et al., 2018; Mórtigo y Rincón, 2018; Fernández y Malvar, 2020; Sotomayor y Águila, 2021). Estas ocupan el análisis de los debates contemporáneos por la importancia que revisten como referentes de los procesos personales, sociales y culturales que las condicionan. Su abordaje es relativamente reciente y aún es insuficiente la sistematización de su concepción teórica.

En este empeño se reconocen a Bisquerra y Pérez (2007) como autores relevantes con un modelo propio de competencias emocionales al cual esta investigación se adscribe, por considerar que define y estructura a las competencias emocionales de una manera más aprehensible; destacándose en su abordaje las potencialidades de las competencias emocionales para contribuir al desarrollo integral de la persona a través del mejoramiento de su propio bienestar personal y social; incluyendo la propia satisfacción y compromiso profesional.

En este sentido, Bisquerra y Pérez (2007) consideran que las competencias emocionales: "Son el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarios para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales cuya finalidad es aportar un valor añadido a las funciones profesionales y promover el bienestar personal y social" (p. 69).

Otra definición significativa es la de López et al. (2018), quienes en correspondencia con Bisquerra y Pérez (2007) expresan: "La competencia emocional se entiende como la capacidad para movilizar, adecuadamente, un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia" (p. 59).

A partir de las miradas teóricas abordadas, la investigación asume las competencias emocionales como un conjunto sinérgico de saberes (saber, saber ser, saber hacer, saber estar) que integra en su estructura y funcionamiento conocimientos, capacidades, habilidades, actitudes y valores que permiten comprender, regular y expresar de forma apropiada los fenómenos emocionales; lo que resulta en un saber actuar que favorece el comportamiento autodeterminado, la actuación profesional eficaz y el bienestar personal y social.

Se considera que las competencias emocionales se manifiestan en contextos concretos y se desarrollan a través del aprendizaje, por lo que necesitan intencionalidad educativa y trabajo sistemático. Es por ello que se precisa el desarrollo de las competencias emocionales bajo un proceso de formación donde se implique y transforme la personalidad del sujeto, ligado estrechamente al perfil ocupacional.

Esta perspectiva de las competencias emocionales, conduce el análisis hacia una tipología de las competencias, definidas en el contexto de formación profesional que resultan de sumo interés teórico y metodológico; en este sentido se hace referencia a la clasificación de las competencias específicas y las competencias genéricas.

Sobre ello, Corominas (2001), expresa:

La preparación profesional abarca, pues, tanto la formación o entrenamiento en competencias específicas de la profesión, es decir, saberes y técnicas propias de un ámbito profesional (...), como el entrenamiento en competencias genéricas comunes a muchas profesiones (...). Las competencias específicas están más centradas en el «saber profesional», el «saber hacer» y el «saber guiar» el hacer de otras personas; mientras que las competencias genéricas se sitúan en el «saber estar» y el «saber ser» (p. 307).

La importancia de ambas es tal, que se considera que es un reto y a la vez una necesidad para la universidad actual concebir la formación y el desarrollo de competencias genéricas y específicas en su interrelación en el proceso de formación profesional. A ello se añade que, desde el análisis de la concepción y las posibilidades de potenciación de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional en la universidad, estas pueden ser distinguidas por su dualidad; en tanto pueden ser consideradas competencias genéricas, pero también específicas.

Desde la perspectiva genérica, ellas son recursos que el individuo ha desarrollado a lo largo de su vida que pueden ser útiles para todas las esferas de la vida cotidiana y que pueden ser transferibles, por tanto, a cualquier desempeño profesional. Incluso dentro de este, ellas pueden ser particularmente distintivas de una profesión y su actividad, dada según los modos de actuación profesional para los que son empleadas en una esfera específica. Desde estos elementos referidos se considera a las competencias emocionales como un tipo de competencia profesional que permite un funcionamiento integrado del sujeto orientada a perfeccionar la práctica profesional.

Se precisa, además, que las competencias emocionales son consideradas un aspecto básico en la formación profesional. En tal sentido, Mórtigo y Rincón (2018) refieren que "Cuando se indaga por las competencias que debe adquirir un sujeto para llevar a cabo una labor, no solamente se recrean aquellas inherentes a un conocimiento, saber o práctica particular, sino aquellas adscritas a las emociones" (p. 431).

Sin dudas, el tema de las competencias se torna complejo y su incorporación al contexto educativo ha suscitado argumentos varios; pero prevalece su importancia dentro de los procesos docentes-educativos, esencialmente en el ámbito de la Educación Superior, pues como reconocen Alpizar y Molina (2018): "La evolución del concepto de competencias ha logrado generar una conveniente orientación hacia una formación integral de los profesionales, que encuentra un espacio cada vez más reconocido en las universidades" (p. 118).

La carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo, que tiene como antecedente la carrera de Estudios Socioculturales, es producto del proceso de perfeccionamiento hacia el tránsito a una nueva generación de planes de estudio: el Plan E. De este modo, la carrera se presenta como un programa de formación de pregrado cuyos modos de actuación implican la capacidad de asesorar, acompañar y facilitar los procesos de comprensión, apropiación y dinamización de la cultura y la praxis sociocultural, como recurso de mediación y de cambio social indispensable, en correspondencia con el proyecto social cubano. Esto implica una concepción diferente del proceso de formación profesional de los gestores socioculturales, de manera que estos puedan desempeñar adecuadamente el rol que demanda su plan de estudios, el cual exige un profesional capaz de atender a las necesidades emocionales de las poblaciones con las que trabaja.

Ello se corresponde con los criterios de De Souza y Carbonero (2019), quienes expresan: "Las competencias emocionales se enfatizan sobre todo según la relación del individuo con el entorno, presentándose como fundamentales para la relación del individuo con los ecosistemas en los que se integra, como cruciales para su desarrollo intrapersonal, interpersonal y profesional" (p. 6).

Resalta entonces la necesidad de evocar a las competencias emocionales no solo para la vida cotidiana, sino además para la vida profesional y, en opinión de Martínez (2019), se les concede tal importancia debido a que las competencias emocionales contribuyen a afrontar los retos cotidianos y a mantener el equilibrio emocional ante los sucesos negativos. A lo que agrega: "En este sentido, este tipo de competencias contribuyen a la formación integral de las personas debido a que educan para la vida" (p. 37).

No obstante, a pesar de la importancia de las competencias emocionales para la formación y el desempeño profesional del gestor sociocultural, no se le ha concedido un espacio de análisis en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo en la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca", por lo que la presente investigación pretende comenzar a andar el camino, planteándose como problema: ¿Cuáles son las características de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de Gestión Sociocultural para el Desarrollo de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca"?

Tomando en consideración lo expuesto, se devela que el propósito de este artículo es caracterizar las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca".

Materiales y métodos

La investigación realizada fue de tipo exploratoria-descriptiva, pues abordó un tema insuficientemente estudiando en la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Se realizó desde un diseño cualitativo, ponderando el papel activo del sujeto en el análisis del objeto de estudio. Estuvo motivada por la insuficiente comprensión del fenómeno estudiado y la pertinencia de realizar una investigación que permitiera conocer las características de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo y que develara resultados que dieran lugar a futuras investigaciones.

La investigación se propuso como objetivo: caracterizar las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de Gestión Sociocultural para el Desarrollo de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca". Para ello se identificaron las competencias emocionales necesarias para la gestión sociocultural y las competencias emocionales presentes en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural. Además, se describieron las formas de expresión de las competencias emocionales y los elementos que potencian su desarrollo en el proceso de formación de dicho profesional.

La muestra de la investigación estuvo compuesta por 30 estudiantes y 10 profesores de la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo. Fue una muestra no probabilística de sujetos voluntarios conformada por estudiantes de tercer y cuarto año de la carrera y por profesores con más de 10 años de experiencia en la formación de profesionales de los Estudios Socioculturales y de la Gestión Sociocultural. Estos criterios de inclusión respondieron a la necesidad de contar con sujetos con una visión amplia de la carrera desde vivencias concretas y conocimientos sobre los fundamentos de la misma.

Métodos y Técnicas

Fueron empleados los siguientes métodos teóricos:

  • Histórico-lógico: a través del cual fue posible conocer los antecedentes del abordaje de las competencias emocionales y su relación con el proceso de formación profesional en el contexto contemporáneo, su especificidad en Cuba y en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo.

  • Análisis y Síntesis: utilizado para descomponer (análisis), en cada una de sus partes, las competencias emocionales para luego integrarlas (síntesis) en nuevas concepciones sobre el desarrollo de las competencias emocionales en la formación profesional del gestor sociocultural.

  • Sistémico-estructural: permitió la determinación de los componentes del objeto de estudio, así como las relaciones entre ellos, abordando el desarrollo de las competencias emocionales en la formación del gestor sociocultural desde una concepción de unidad, como integración de elementos y no como simple suma de sus partes.

La definición operacional de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo incluyó, para su caracterización, las dimensiones e indicadores que se explicitan a continuación.

Dimensiones:

  • Tipos de competencias emocionales necesarias para la gestión sociocultural.

  • Competencias emocionales presentes en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural.

  • Formas de expresión de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural.

  • Elementos curriculares y extracurriculares que potencian el desarrollo de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural.

Para estudiar la dimensión de las competencias emocionales, asociada los tipos de competencias emocionales necesarias para la gestión sociocultural, se tomaron como indicadores:

  • Competencias genéricas asociadas a la gestión sociocultural.

  • Competencias específicas asociadas a la gestión sociocultural.

  • Competencias emocionales que demandan los modos de actuación del gestor sociocultural.

Para estudiar la dimensión de las competencias emocionales asociada los tipos de competencias emocionales presentes en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural se tomaron como indicadores:

  • Conciencia emocional.

  • Regulación emocional.

  • Autonomía emocional.

  • Competencia social.

  • Competencia para la vida y el bienestar.

Para estudiar la dimensión de las competencias emocionales asociada a las formas de expresión de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural se tomaron como indicadores:

  • El saber ser: comprende las actitudes, los valores y los comportamientos que asocian la autonomía emocional y la regulación emocional.

  • El saber hacer: implica las habilidades y destrezas que garantizan la expresión de la competencia social, en tanto permiten el dominio de las habilidades sociales básicas para la interacción personal.

  • El saber estar: es el saber relativo a la participación positiva en el entorno social, que se corresponde con la competencia para la vida y el bienestar.

Para estudiar la dimensión de las competencias emocionales asociadas a los elementos curriculares y extracurriculares que potencian el desarrollo de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural se tomaron como indicadores:

  • Asignaturas de la carrera que contribuyen al desarrollo de las competencias emocionales.

  • Actividades extensionistas de la universidad que contribuyen al desarrollo de las competencias emocionales.

Se emplearon como métodos empíricos:

  • Análisis documental: se empleó con el propósito de identificar los tipos de competencias emocionales necesarias para la gestión sociocultural, las competencias emocionales presentes en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural y los aspectos que demandan el desarrollo de las competencias emocionales en el modelo del profesional de la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo.

  • La encuesta: se aplicó con la intención de conocer las competencias emocionales presentes en el proceso de formación profesional del gestor, los elementos curriculares y extracurriculares que potencian el desarrollo de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural y las principales dificultades que limitan el desarrollo de las competencias emocionales en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo, desde la percepción de los estudiantes como protagonistas del proceso y de los profesores como agentes potenciadores de dichas competencias.

  • La entrevista semiestructurada: se empleó por su utilidad para recopilar información a través de un diálogo profesional. En el presente estudio, permitió obtener información sobre las formas de expresión y las características de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de Gestión Sociocultural para el Desarrollo. Respondiendo a su concepción de entrevista semiestructurada, facilitó la inserción de preguntas y reflexiones, en correspondencia con el diálogo establecido.

Resultados

A partir del análisis de los documentos de la carrera se aprecia que, desde la propia declaración del objeto de trabajo del egresado, se develan elementos que demandan el uso de las competencias emocionales, pues los procesos de gestión sociocultural dirigidos a acompañar y favorecer el desarrollo humano individual y colectivo en el contexto de diversas estrategias, proyectos y acciones de carácter social, son acciones que el gestor desempeña con mayor eficacia si posee un adecuado desarrollo de las competencias emocionales; especialmente en aquellos procesos de gestión sociocultural que inciden directamente en el enriquecimiento espiritual, el fortalecimiento de la identidad cultural, el sentido de pertenencia, la calidad de la vida colectiva y la capacidad de participación de la población en el desarrollo social.

Estas son funciones que requieren del uso de las competencias emocionales, sobre todo de aquellas que garantizan la expresión de la competencia social que, como competencia genérica, permite el dominio de las habilidades sociales básicas para la interacción personal, el respeto al otro, la comunicación receptiva y expresiva, el comportamiento prosocial y la cooperación.

En el modelo del profesional se reflejan los modos de actuación propios de la profesión del gestor sociocultural, que implican la capacidad de asesorar, acompañar y facilitar los procesos de comprensión, apropiación y dinamización consecuente por parte de los implicados, de la cultura y la praxis sociocultural como recurso de mediación y de cambio social indispensable, en correspondencia con el proyecto social cubano en el marco del territorio o la instancia en la que le corresponda actuar.

Estos modos de actuación precisan de los saberes relativos a la participación positiva en el entorno social, que se corresponden con aquellas competencias emocionales asociadas a la competencia para la vida y el bienestar; estas que son necesarias para la gestión sociocultural, en tanto influyen en la capacidad para la toma de decisiones considerando aspectos éticos y sociales, la ciudadanía responsable y comprometida, el bienestar subjetivo y la capacidad para crear experiencias óptimas en la vida, personal, profesional y social.

Asociado a ello, son identificadas las principales competencias emocionales que demanda la gestión sociocultural, entre las que se encuentran como competencias genéricas, la conciencia de las propias emociones referida al conocimiento que permite dar nombre a estas, comprender las emociones ajenas y tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento como microcompetencias relativas a la conciencia emocional. Por otra parte, se identifican, además, la autonomía emocional y la regulación del mismo nombre, que involucran la capacidad para expresar emociones de forma apropiada.

Como competencias específicas necesarias para la gestión sociocultural, se identifican la capacidad para gestionar el bienestar propio y ajeno en busca de una mejor calidad de vida, así como la capacidad de automotivarse e implicarse emocionalmente en actividades diversas de la vida personal, social y profesional. Ello está asociado a las formas de expresión de las competencias emocionales desde el saber ser, el saber hacer y el saber estar, que resultan en un saber actuar que favorece el bienestar personal y social y la actuación profesional eficaz.

En el mismo orden, se reconoce también a la competencia social como una competencia emocional necesaria para el desempeño profesional del gestor sociocultural, en tanto permite el dominio de las habilidades sociales básicas para la interacción personal, el respeto mutuo, la comunicación receptiva y expresiva, el comportamiento prosocial y la cooperación. Asociado a ello, se identifica a la competencia social y a las competencias para la vida y el bienestar como los tipos de competencias emocionales más visibles en el proceso de formación del gestor sociocultural.

Estos resultados se corroboran con los obtenidos en la encuesta y en la entrevista semiestructurada, los cuales muestran que las competencias emocionales se tornan en saberes que logran integrar los recursos necesarios para cumplir el rol del gestor sociocultural; pues, desde la percepción de los 10 (100 %) profesores de la muestra, la inserción de este profesional en áreas dirigidas a propiciar el desarrollo humano en diversos contextos concretos demanda también de las competencias emocionales.

Se reconoce por parte de siete (70 %) de los profesores que dichas competencias responden a la capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables para la solución de problemas personales, familiares, profesionales y sociales, orientados hacia la mejora del bienestar de vida personal y social. Se devela que ellas son un recurso necesario para el gestor sociocultural, en tanto se espera que este sea capaz de realizar acciones de gestión social teniendo en cuenta progresivamente adecuados y efectivos enfoques de lo comunitario, del género, de la sexualidad, de las diferencias étnicas y de otros aspectos vinculados a la existencia de asimetrías sociales y al tratamiento de factores socioculturales que afectan la proyección del desarrollo social; lo que demanda el desarrollo de las competencias emocionales.

Las competencias emocionales se configuran para ocho (80 %) de los profesores investigados, como un tipo de competencia profesional necesaria en la formación del gestor sociocultural, en la que se concibe al mismo como persona que se expresa y se desarrolla en el ejercicio de la profesión.

Del grupo de estudiantes, 9 de tercer año y 12 de cuarto año (70 %), reconocen que estas competencias poseen diferentes formas de expresión dentro de las cuales resaltan las relativas a los comportamientos que se asocian a la autonomía emocional y a la regulación emocional. Estas se pueden expresar también en la comprensión de las emociones ajenas, la empatía y la colaboración mutua, así como en la resolución de conflictos y en todo el saber hacer del gestor sociocultural que implica habilidades y destrezas asociadas a la expresión de la competencia social y a la interacción personal.

Se reconocen, por parte de 11 y 13 estudiantes (80 %) de tercer y cuarto año respectivamente, los aspectos favorables de las competencias emocionales, pues ellas están presentes en la disposición de aprender y en el sentido de pertenencia a la profesión. En relación con los elementos curriculares que potencian el desarrollo de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural, resaltan asignaturas como Psicología, Familia (optativa), Historia del Pensamiento Filosófico y Ética. No obstante, los estudiantes develan que la carrera no les ha ofrecido las herramientas necesarias para ser profesionales más competentes emocionalmente.

A partir de los criterios expuestos por los profesores de la muestra, se evidencian como principales dificultades que en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo no existen estrategias en función del desarrollo de las competencias emocionales. Por otra parte, se aprecia que se le concede alta importancia al progreso de las mismas, pero ocho (80%) de los profesores consideran que el colectivo pedagógico no posee todas las herramientas necesarias para la formación en este sentido.

Se reconoce que el sector empresarial demanda gestores socioculturales con capacidad para el trabajo en equipo, habilidades interpersonales y de comunicación, capacidad de liderazgo, capacidad para actuar ante nuevas situaciones y capacidad para la toma de decisiones; sin embargo, ocho (80 %) de los profesores investigados consideran que los estudiantes egresan con insuficiencias en este sentido.

En el análisis integral de los resultados se identifican como principales competencias emocionales necesarias para la gestión sociocultural, la conciencia de las propias emociones, la autonomía emocional, la regulación emocional, capacidad para gestionar el bienestar propio y ajeno, la competencia social y la capacidad de automotivarse e implicarse emocionalmente en actividades diversas de la vida personal, social y profesional.

Estas competencias emocionales están presentes en todo el proceso de formación profesional del gestor sociocultural y se expresan en el conjunto sinérgico de saberes (saber, saber ser, saber hacer, saber estar) que integran en su estructura y funcionamiento los conocimientos, capacidades, habilidades, actitudes y valores que permiten comprender, regular y expresar de forma apropiada los fenómenos emocionales.

Saberes que son necesarios potenciar en los estudiantes de Gestión Sociocultural para el Desarrollo, a fin de favorecer el comportamiento autodeterminado y la actuación profesional eficaz; pues, las competencias emocionales son recursos necesarios para la gestión sociocultural dado los modos de actuación, los campos de acción y las esferas de actuación que distinguen a la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo. Sin embargo, el desarrollo de las competencias emocionales en la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo de la Universidad de Pinar del Río "Hermanos Saíz Montes de Oca" es insuficiente para desarrollar las potencialidades de los estudiantes desde sus modos de actuación, lo que dificulta el desempeño profesional competente una vez graduados.

Dentro de los elementos que caracterizan el fenómeno estudiado se distinguen las dificultades para el manejo adecuado de las emociones propias, la autogestión personal, la automotivación, el dominio de las habilidades sociales que favorecen las buenas relaciones interpersonales y la capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables con los que poder afrontar los desafíos profesionales; lo que se considera una limitación para sus modos y esferas de actuación profesional. Se detecta, este sentido, la contradicción dialéctica entre la necesidad y la realidad existente; se necesitan graduados capaces de asumir con las competencias emocionales necesarias la gestión sociocultural del territorio.

Discusión

Los resultados analizados amplían los hallazgos de investigaciones previas al mostrar que las competencias emocionales son un tipo de competencia profesional y que ellas pueden expresarse en un continuo en el que se distinguen como competencias genéricas y específicas dadas las circunstancias concretas; superando la concepción de Corominas (2001) que fragmenta estos tipos de competencias, al diferenciar las asociadas al "saber hacer" con las referidas al "saber ser".

Se evidenciaron coincidencias con los presupuestos teóricos abordados por Bisquerra y Pérez (2007), quienes consideran que las competencias emocionales son el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes que regulan de forma apropiada los fenómenos emocionales, aportando un valor añadido a las funciones profesionales. Pero a dicha conceptualización la investigación aporta, desde los resultados obtenidos, que los referidos conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes se integran en saberes que implican un saber ser, un saber hacer y un saber estar que resulta en un saber actuar, que favorece la actuación profesional eficaz y el bienestar personal y social. Se añade a la conceptualización de las competencias emocionales la necesaria expresión de estas en un escenario concreto como muestra de su tenencia.

La concepción de los profesores de la muestra sobre las competencias emocionales en la formación del gestor sociocultural encuentra respaldo en referentes teóricos como el de González y González (2008), al considerar que las competencias emocionales son competencias profesionales que resultan indispensables para la comprensión de la formación integral del estudiante universitario que se espera en la universidad actual, pues ellas son útiles desde el punto de visto personal, social y profesional.

Ello muestra similitudes con los resultados obtenidos en referentes investigativos sobre las competencias emocionales, específicamente con el que las aborda en el proceso de inserción laboral de los profesionales de medicina y enfermería de la Universidad Técnica de Manabí en Ecuador (de Vega et al., 2019), quienes al referirse a la importancia de las competencias emocionales expresan que: "La mayoría de los trabajos exigen no solo conocimientos y competencias técnicas específicas de la profesión, sino un alto nivel de competencias emocionales que aseguren que el trabajador sea capaz de ajustarse a situaciones de cambio, lidiar con conflictos, trabajar en equipo y automotivarse en pro de su desarrollo personal y el logro de un mayor desempeño" (p. 5).

En relación con los aspectos favorables de las competencias emocionales, se muestran coincidencias con Costa y Faria (2017), pues los estudiantes y profesores investigados reconocen que las competencias emocionales están presentes en la disposición de aprender y en el sentido de pertenencia a la profesión; las mencionadas autoras afirman que "la emoción, además de la cognición, puede tener un papel adaptador y potenciador del desarrollo y éxito académico de los jóvenes", a lo que agregan, además, que "la literatura asocia el aprendizaje socioemocional al académico, dado que las capacidades sociales y emocionales de los alumnos potencian el rendimiento académico" (p. 65).

Ello vislumbra una nueva arista a abordar en futuras investigaciones científicas, que pueden encaminarse al estudio del desarrollo de las competencias emociones y su incidencia en el rendimiento académico.

Los resultados obtenidos corroboran también las demandas de organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, al considerar en la Agenda de Educación 2030 que el desempeño profesional en el presente exige competencias que permitan al profesional ejercer eficientemente la profesión en contextos diversos con autonomía, flexibilidad, ética y responsabilidad; como es el caso de las competencias emocionales para la gestión sociocultural.

Asociado a ello se devela que, una de las principales dificultades que presenta el abordaje del tema de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional del gestor sociocultural es que el Plan de Estudio de la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo, como el resto de los planes de estudio de la Educación Superior Cubana, no responde a una formación por competencias; no obstante, la manera en que ellas son concebidas en la presente investigación es concordante con el modelo del profesional de Gestión Sociocultural y su modos de actuación, e invita, además, al necesario diálogo para lograr una visión que integre las fortalezas que las competencias emocionales aportan a la formación profesional.

Tomando en cuenta lo develado en la investigación se precisan las siguientes conclusiones:

  • Las competencias emocionales son competencias profesionales, genéricas y específicas, necesarias en la formación profesional del gestor sociocultural.

  • Es una necesidad sentida de estudiantes y profesores fomentar el desarrollo de las competencias emocionales en el proceso de formación profesional de los estudiantes de Gestión Sociocultural para el Desarrollo, pues estas se tornan saberes que logran integrar los recursos necesarios para hacer más eficiente el futuro desempeño profesional.

  • Dentro de las competencias necesarias para la gestión sociocultural se encuentran la conciencia emocional, la autonomía emocional, la regulación emocional, la competencia para la vida y el bienestar y la competencia social, en tanto permiten el dominio de las habilidades sociales básicas para la interacción personal y el desempeño profesional.

A partir de las contribuciones de esta investigación se recomienda realizar otras investigaciones sobre las competencias emocionales para la gestión sociocultural que incluyan la visión de los empleadores de los egresados de la carrera, a fin de obtener una mirada más aguda del fenómeno desde la experiencia de la propia práctica profesional.

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Recibido: 02 de Agosto de 2021; Aprobado: 23 de Noviembre de 2021

*Autor para correspondencia. E-Mail: gomezveloz.gilma2017@gmail.com

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

Todos los autores gestionaron la información, revisaron la redacción del manuscrito y aprobaron la versión finalmente remitida.

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