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Revista Novedades en Población

versão On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.11 no.21 La Habana jan.-jun. 2015

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Las migraciones cubanas hacia Estados Unidos bajo la mirada de género: resultados de investigación

 

Cuban migration to the United States under the gender eye: research results

 

 

Gretel Marrero Peniche

Máster en Sociología. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (CEMI), Universidad de la Habana.

 

 


RESUMEN

 

El artículo nace en respuesta a la necesidad de evaluar la participación femenina en los procesos migratorios en Cuba, específicamente hacia Estados Unidos. Como punto de partida se tomaron fundamentalmente dos elementos. En primer lugar, la supremacía femenina en las emigraciones cubanas hacia diversos destinos, desde el año 1995, solo revirtiéndose este hecho durante las llamadas ‘crisis migratorias’. En segundo lugar, que Estados Unidos continúa presentándose como el principal destino de las emigraciones cubanas. Por tanto, el objetivo del texto es evaluar las diferencias de género, manifiestas o latentes, en los procesos migratorios cubanos hacia Estados Unidos durante los años 2000 al 2010. Con tal propósito, se empleó una metodología de investigación predominantemente cuantitativa, aunque se tomaron en cuenta elementos de la perspectiva cualitativa con la intención de obtener una visión más integral del objeto de estudio, esencialmente en el análisis de los resultados obtenidos. Los principales resultados de investigación apuntaron hacia el predominio de personas blancas en las emigraciones cubanas hacia Estados Unidos, sobresaliendo en el caso de las mujeres; la composición etaria de la muestra objeto de estudio respondió a personas jóvenes, donde la tendencia indicó una reducción en la edad de salida del país entre los años estudiados (2000-2010). Sobre las diferencias de género, los principales resultados pudieron identificarse en el predominio femenino en elementos como la coincidencia del país de residencia de los hijos con el del migrante; así como en los envíos mensuales de remesas hacia el país de origen.

Palabras claves: Cuba, Estados Unidos, género, migración internacional.



Abstract


The article is in response to the need to evaluate the participation of women in the migration process in Cuba, specifically to the United States. As a starting point two elements are basically taken into account. First, female supremacy in Cuban emigration to various destinations since 1995, reversing this fact alone during the called ‘immigration crisis’. Second, the United States continues to perform as the main destination of Cuban emigration. Therefore, the aim of this paper is to evaluate gender differences, manifest or latent, in Cuban migration process to the United States during the years 2000 to 2010. For this purpose, a quantitative research methodology was used predominantly, but took into account elements of the qualitative perspective with the intent to obtain a more comprehensive view of the subject matter, essentially in the analysis of the results. Main research results pointed to: the dominance of white persons in Cuban migration flows to the United States, excelling in the case of women; the age composition of the study sample indicated a majority of young people, where the trend indicated a reduction in age from leaving the country of origin between years (2000-2010). On gender differences, the main results could be identified in the female predominance in elements such as the coincidence of the country of residence of the migrant children as well as in monthly remittances to the country of origin.


Keywords: Cuba, United States, gender, international migration.


 

 

INTRODUCCIÓN

Las investigaciones con perspectiva de género en el ámbito de las migraciones internacionales, aunque durante décadas solapadas por la atención dedicada al hombre como migrante por derecho propio1, actualmente cuentan con un vasto abordaje teniendo en cuenta el cambio cuantitativo y cualitativo expresado en los flujos migratorios femeninos a partir de la década del ochenta a nivel internacional2.

Entre los factores que determinaron el escaso tratamiento al tema se encuentran la poca representatividad cuantitativa que ostentaron las féminas en los flujos migratorios del siglo XIX e inicios del XX, situación que no imponía desafíos teóricos ni suscitaba preguntas diferenciales -como en los demás ámbitos de indagación de las ciencias sociales. Por otra parte, los modelos conceptuales para abordar los procesos migratorios se centraban en dimensiones macroestructurales que opacaban las interacciones entre migración y género (Pacecca, 2012).

No es hasta la segunda mitad del siglo XX que los estudios con enfoque de género comenzaron a reclamar la atención de los científicos sociales, primero, por la equiparación que se fue produciendo cuantitativamente entre las corrientes migratorias masculinas y femeninas a nivel internacional3; además, por el cambio de carácter cualitativo que comenzaron a manifestar los movimientos femeninos con posterioridad.

Comenzó entonces el interés por analizar teórica y metodológicamente los procesos de "feminización de las migraciones internacionales", donde el concepto "género" adquirió un carácter indispensable en los análisis de las dinámicas migratorias. En un inicio, las interrogantes se centraron en cuantificar los flujos femeninos, analizar sus causas y efectos, así como en intentar precisar la forma idónea de regularlos y controlarlos. Pero, la evaluación de las desigualdades de género inmersas en estos procesos, así como los roles definidos según el sexo del migrante, que indiscutiblemente tenían una incidencia en las trayectorias migratorias de hombres y mujeres, comenzó a desarrollarse con posterioridad (Griego y Boyd, 1998).

Varios autores indican que las investigaciones que vinculen el género con las migraciones internacionales deben prestar especial atención al trabajo femenino en el más amplio sentido del término (Morokvasik, 1984), tanto en las sociedades de origen como de destino, pues en este particular existen una serie de interrelaciones entre la explotación doméstica y la explotación laboral4. Este enfoque ha guiado buena parte de las investigaciones realizadas sobre la temática en los últimos veinte años y es el que ha permitido evidenciar que es la intersección entre discriminación de género, discriminación étnica, racial o nacional y explotación laboral lo que vuelve especialmente vulnerables a las mujeres migrantes y da cuenta de sus trayectorias en el lugar de destino (Pacecca, 2012).

Otro incentivo para estos estudios, además del interés teórico por comprender este fenómeno, resultó el feminismo como propuesta teórica pero más importante aún, como  constante activista defensor de los derechos de las mujeres migrantes. Según María Inés Pacecca (2012), en paralelo con las revisiones teóricas, el activismo feminista impuso la atención, la reflexión y la acción política sobre los efectos desventajosos, desiguales y opresivos- para las mujeres- de las estructuras y prácticas de género5.

Las reflexiones anteriores indican la necesidad de profundizar en el binomio género-migraciones internacionales y evaluarlo desde la perspectiva de un país primordialmente emisor de migrantes. Con tal propósito, el Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (CEMI), de la Universidad de la Habana se propuso la realización de un estudio que actualizara la relación entre ambas categorías, a la vez que imprimiera un enfoque de género al análisis de los resultados obtenidos.

La investigación ostentó un carácter descriptivo-analítico, basado en el estudio de fuentes documentales, análisis estadísticos y la implementación de cuestionarios. La puesta en práctica de tales técnicas investigativas permitió una visión integral del fenómeno objeto de estudio.

Aunque en la fase inicial de la investigación se decidió priorizar la perspectiva metodológica cuantitativa, tomando como criterio decisorio la carencia de esta tipología en los estudios que vinculan el enfoque de género y los procesos migratorios en Cuba, la propia dinámica y exigencias del proceso investigativo dio lugar a una imbricación entre esta y la mirada cualitativa; elementos que transitaron de forma armónica durante el desarrollo de estudio y, más que entorpecer las ideas iniciales, permitieron una mayor complementariedad en los resultados alcanzados.

El objetivo general de investigación estuvo signado por evaluar las diferencias de género, manifiestas o latentes, en los procesos migratorios cubanos hacia Estados Unidos durante los años 2000 al 2010, tanto en la fase inicial del proceso –momento de la toma de decisión de emigrar-, el proceso migratorio en sí mismo, así como en la adaptación al país de destino. Específicamente, la investigación se centró en Estados Unidos teniendo en cuenta que este país constituye hasta la actualidad el destino numéricamente más representativo de las migraciones desde Cuba .

Por tanto, como punto de partida y principal referente metodológico, se analizaron los datos ofrecidos por la encuesta Características actuales de los cubanos residentes en Estados Unidos, en particular en el estado de la Florida, implementada por el CEMI a inmigrantes de origen cubano en ese país durante los meses de agosto y noviembre del año 2011.

La muestra utilizada a la que se aplicó el cuestionario estuvo compuesta por 197 cubanos que residen en Estados Unidos, tomando como criterio de selección la aleatoriedad para evitar juicios de valor por parte de los autores. El elemento de actualidad de la temática se vio reflejado en la selección de aquellas personas cuyos años de salida de Cuba se encontraban en el periodo 2000-2010.

Las unidades de observación utilizadas fueron 44 preguntas incluidas en el cuestionario, el cual quedó dividido en:

-Variables socio demográficas: Edad, sexo, color de la piel, estado civil, número de hijos, año de salida y vía utilizada.

-Variables de situación económica: Nivel educacional vencido en Cuba, situación laboral actual, superación profesional, correspondencia del empleo actual con el nivel educacional.

-Variables de acercamiento a la familia en Cuba: Envío de remesas y su frecuencia, viajes a Cuba y su frecuencia.

Los datos obtenidos mediante la aplicación del cuestionario fueron procesados con el sistema estadístico computadorizado Statistica 6,0.

 

DESARROLLO

La propuesta feminista como un importante referente teórico

En sentido general, la teoría feminista constituye la parte de la investigación sobre las mujeres que, de un modo implícito o formal, presenta un sistema de ideas de gran alcance sobre las características básicas de la vida social y la experiencia humana comprendidas desde una perspectiva centrada en las mujeres. Las investigaciones desde esta óptica parten de las situaciones y experiencias de las mujeres en la sociedad, considerándolas sujetos centrales del propio proceso de investigación. De este modo, la teoría feminista alcanza un carácter crítico y activista.

Las principales tipologías de la teoría feminista se agrupan básicamente con respecto a cómo responden a las preguntas ¿qué hay de las mujeres? y ¿por qué la situación es cómo es? El rasgo común entre ellas radica, como se expresó con anterioridad, en que el objetivo de esta corriente teórica es presentar una perspectiva de la experiencia humana centrada en las mujeres. De forma resumida se podría plantear que toda teoría feminista puede ser clasificada como teoría de la diferencia, de la desigualdad y de la opresión

En el caso de las Teorías de las diferencias de género, se encuentran explicaciones biológicas de la diferencia de género, institucionales, y teorías socio psicológicas del género. Estas tres variantes se presentan como respuestas explicativas a la segunda de las preguntas planteadas. En referencia a la primera interrogante, expresan que la posición y la experiencia femenina de la mayoría de las situaciones son diferentes a la de los hombres en idéntica situación.

Por otro lado, las Teorías de la desigualdad de los géneros están caracterizadas por cuatro temas centrales. El primero de ellos consiste en que los hombres y las mujeres no solo están situados en la sociedad de manera diferente, sino también desigual. En resumen, las mujeres poseen menos recursos materiales, poder, estatus social y oportunidades para la autorrealización que los hombres de idéntica posición social. El segundo de los temas plantea que esa desigualdad procede de la propia organización de la sociedad y no de ninguna diferencia biológica o de personalidad entre hombres y mujeres. El tercer tema se refiere a que, aunque los seres humanos individuales pueden variar en relación a su perfil de capacidades y rasgos, ningún modelo de variación natural relevante distingue a los sexos. En cuarto lugar, todas las teorías de la desigualdad suponen que, tanto las mujeres como los hombres responderán mejor ante estructuras y situaciones sociales más igualitarias; por tanto, mantienen estas teorías que es posible cambiar la situación. Dentro de este grupo de teorías encontramos el feminismo liberal y el feminismo marxista.

Las teorías de la desigualdad entre los géneros responden a la pregunta ¿qué hay de las mujeres? explicando que la posición de las mujeres en la mayoría de las situaciones no solo es diferente de la de los hombres, sino menos privilegiada o desigual. Con respecto a la pregunta ¿por qué la situación es como es?, ofrecen explicaciones liberales y explicaciones marxistas de la desigualdad, estas últimas adquieren nuevas características en el llamado feminismo marxista contemporáneo.

Por su parte, las Teorías de la opresión de género responden a la primera pregunta planteando que las mujeres no solo son diferentes o desiguales, sino que se hallan oprimidas, activamente constreñidas, subordinadas, moldeadas, usadas y son objeto de abuso por parte de los hombres. Todas las teorías de la opresión de género describen la situación de las mujeres como la consecuencia de una relación de poder directa entre los hombres y estas, son usadas por estos según sus intereses. Se distinguen: la teoría feminista psicoanalítica, el feminismo radical, el feminismo socialista y el feminismo de la tercera ola (Ritzer, 2003).

Aunque cada una de las vertientes de la teoría feminista apuntadas con anterioridad imprime un sello particular al evaluar el papel de la mujer en la sociedad, de forma general, intentan subvertir la relación de dominación y/o subordinación con respecto al hombre a la que ha estado expuesta la mujer en diversas circunstancias, siendo una de ellas la esfera migratoria a nivel internacional.

Algunas particularidades en el caso de Cuba

La lectura de los diversos postulados de la teoría feminista posibilita, en primer lugar, acercarse a los movimientos migratorios cubanos partiendo del reconocimiento de la mujer como protagonista de un cambio cualitativo, subvirtiendo entonces el enfoque predominante durante larga data en la investigación social del "hombre"; como eje central del análisis. Tomar en consideración el punto anterior posibilita una mejor comprensión de la feminización de las migraciones internacionales como un fenómeno que tiene lugar a nivel internacional.

En palabras de Marta Núñez Sarmiento, experta en estudios de género y migración en Cuba, la feminización de las corrientes migratorias en el mundo se manifiesta también en Cuba con similitudes y diferencias. "Esta tendencia ha estado condicionada, entre otros factores, por las transformaciones estructurales profundas a las que ha sido sometida la sociedad cubana a partir de 1959; por los programas para promover la equidad de género en toda la sociedad, que han beneficiado en primer término a las mujeres, y por las políticas migratorias cubanas y de los países de destino, principalmente las de los Estados Unidos" (Núñez, 2007).

Desde el análisis social se impone considerar aquellos factores que pueden haber llevado a la mujer cubana a jugar un papel más activo en las migraciones, además de los ya apuntados por Núñez Sarmiento (2007). A partir de 1990, y como parte de la respuesta ante la crisis que comenzó a atravesar el país con el inicio del llamado Período Especial, las mujeres tuvieron que readaptarse a nuevas formas de empleo. Con la reestructuración económica que emprende Cuba a partir de 1995, y al crearse nuevos sectores no estatales, se incrementa la participación femenina en el sector privado. Además, en el sector de empresas mixtas y sociedades mercantiles, en 1997 las mujeres constituyeron el 34,3% de todos los trabajadores. De modo general se observa una flexibilización en cuanto a la ubicación de las mujeres en la estructura laboral (Núñez, 2000). Además, para el año 2007, la tasa de actividad económica femenina en Cuba era de un 59,1 %; en el caso de los trabajadores profesionales y técnicos las féminas ostentaron la cifra del 65,6% (ONE, 2008).

Todos estos elementos demuestran la readaptación que, durante los años noventa, enfrentaron las mujeres cubanas. Estos sucesos tienen una notable repercusión al interior de las familias y en la sociedad en general, pues a la vez que se acrecienta su firmeza para asumir nuevos retos y roles sociales, se madura su conciencia política y liberadora para oponerse a abusos y sumisiones.

Otra opinión válida al respecto es la de Helen I. Safa (2006:118). Al referirse a los cambios de roles que experimentan las mujeres cubanas durante el proceso migratorio, la autora plantea que la reestructuración económica en Cuba ha contribuido al incremento de los hogares encabezados por mujeres, por lo tanto, ha contribuido también a debilitar el papel del hombre como proveedor. La autora le brinda al factor económico un lugar privilegiado en las causas de la emigración en Cuba; planteando, además, que la emigración incrementada resulta a menudo en fragmentación familiar y cambios en los papeles de género.

Sobre este particular existen fuertes contradicciones, aunque algunos autores señalan que la migración de mujeres puede incrementar el papel social y económico que estas desempeñan en los países de destino, otros plantean que en muchas ocasiones no pueden escapar de la sobrecarga de trabajo o de una rígida limitación de los empleos a los que pueden acceder. Los mercados de trabajo segregados por sexo influyen en las oportunidades laborales de las mujeres migrantes, en el dinero que ganan y en los riesgos de ser explotadas.

Estos cambios que han atravesado y atraviesan las mujeres cubanas han generado en ellas una mayor capacidad para reflexionar y decidir sobre diversos aspectos de su vida y un ejemplo de esto se manifiesta en las estrategias que utilizan para emigrar. Lo cual significa que, a diferencia de tendencias anteriores y en consonancia con las actuales en los movimientos migratorios internacionales, la migración femenina tiende a ser más independiente. Otro elemento relevante, específicamente para el caso de Cuba como país emisor, resulta la planificación de la maternidad de las mujeres que manifiestan como proyecto de vida la emigración. Sobre este particular se amplía a continuación.

Otros importantes puntos de partida…

En estrecha relación con la migración internacional se encuentra la fecundidad como otro importante indicador demográfico, pues garantiza el crecimiento poblacional de un país. En la figura 1 puede observarse cómo se proyecta, entre los años 2010-2030, la población de mujeres cubanas en edad fértil.

A simple vista, la diferencia más notable se encuentra en la disminución sustantiva de la población de mujeres en edad fértil proyectada a partir del año 2020 con respecto a los períodos anteriores. Sin embargo, un análisis con mayor nivel de detalle se expone en la figura 2.

Como es posible apreciar, Cuba se encuentra ante un hecho preocupante: no solo se observa una disminución del número de mujeres en edad fértil, sino que la mayor cantidad de estas se proyecta en las edades 40-44 (año 2010) y 45-49 (años 2015 y 2020), a excepción del año 2025 donde las edades que ostentan las mayores cifras son de 35-39 años. En todos los casos, se aprecia una mayoría de mujeres en edad fértil que supera los 35 años de edad, donde los riesgos de concepción y término del embarazo son mucho mayores que en edades más jóvenes.

Las posibles consecuencias de tal situación se encuentran reflejadas en la figura 3:

Acorde a los planteamientos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE, 2010), el envejecimiento poblacional que se proyecta para el país contribuirá a consolidar los cambios en la estructura y funciones de la familia, en su tamaño y composición. Tal situación adjudica mayor pertinencia a los estudios dedicados a los movimientos migratorios femeninos desde Cuba.

Género y migraciones internacionales en Cuba: resultados de investigación6

La composición por sexo de la muestra evidenció la participación de un 55% de mujeres y un 45% de hombres. La mayoría femenina resulta un reflejo de los flujos migratorios externos cubanos a partir del año 1995, pues las mujeres han superado a los hombres en todas las categorías de emigración desde Cuba, exceptuando los períodos conocidos como crisis migratorias -como en los años 1965, 1980 y 1994- en los que han prevalecido los hombres. Aunque la tendencia hacia el predominio femenino en las emigraciones cubanas no parece revertirse en el corto o mediano plazo, desde el punto de vista cuantitativo las diferencias con las emigraciones masculinas no son representativas, solo en los casos de las salidas ilegales por vía marítima o en el abandono de misión donde predominan los hombres (CEMI, 2012).

El color de la piel que predominó fue el blanco en el 85% de los casos, seguido del mestizo y el negro. En el caso de las mujeres, el 92% son blancas. Estos elementos adquieren correspondencia con el potencial migratorio cubano hacia Estados Unidos, en tanto ha mantenido una tendencia a la migración de personas blancas (Aja, 2003). Lo anterior se encuentra estrechamente relacionado al proceso selectivo del otorgamiento de visas de inmigrantes través de los programas vigentes. Sobre este particular, estudios publicados en este país receptor sobre las diferentes oleadas migratorias cubanas, indican el predominio de la raza blanca y el aumento de la inmigración de negros y mestizos por vías irregulares en años de crisis migratorias (CEMI, 2012).

La vía para emigrar  utilizada mayoritariamente fue la aérea (81%), seguida de la terrestre y la marítima. Lo mismo se apreció por sexos, no existiendo diferencias significativas entre mujeres y hombres -el 83% de las mujeres incluidas en la muestra utilizaron la vía aérea, en el caso de los hombres la cifra porcentual es del 80%.  En este sentido, la utilización de la vía terrestre también puede resultar satisfactoria para los ciudadanos cubanos, teniendo en cuenta las medidas preferenciales de recepción que ostentan en territorio estadounidense, que implican facilidades de legalidad en breve periodo de tiempo.

Al evaluar los años de salida, se observó una tendencia a la disminución de la edad de los migrantes en las emigraciones recientes (figura 4). Este elemento coincide con los rasgos sociodemográficos que caracterizan a las emigraciones cubanas: sujetos jóvenes menores de cuarenta años, donde sus edades se encuentran en su mayoría entre los 25 y los 35 años (Aja, 2003). En este aspecto no se apreciaron diferencias por sexo en la muestra analizada. No obstante, "el resultado más significativo obtenido mediante el procesamiento estadístico fue que el año de salida de Cuba de los encuestados discrimina al resto de las variables con una fiabilidad alta (95%), lo cual corrobora los análisis realizados a partir de aproximaciones de carácter cualitativo y mediante el análisis histórico lógico del fenómeno" (CEMI, 2012).

Es preciso considerar además que "el comportamiento histórico del proceso migratorio externo cubano demuestra que los jóvenes son los que mayoritariamente emigran a través de la migración legal, hacia todos los destinos y con todas las categorías migratorias" (CEMI, 2007; CEMI, 2012).

Por otro lado, aunque gran parte de la muestra no declaró el país de origen del cónyuge, la mayoría que sí lo hace afirma que son de Cuba. Esto puede relacionarse con los trámites de reunificación familiar que son facilitados para los inmigrantes cubanos en Estados Unidos, favorecidos por las regulaciones migratorias que les concede este país receptor. Además, por el alto porcentaje de cubanos radicados en este territorio desde hace más de cincuenta años7.

En este sentido, otro elemento a considerar es el estado civil de los sujetos objeto de estudio; se observó un elevado porcentaje de casados, 49,3%,  contrastando con un 26,4% de solteros (figura 5). Lo cual podría estar indicando una estrecha relación entre las migraciones por vía aérea hacia Estados Unidos (81%), que ostentan un carácter de legalidad, y la situación conyugal de los migrantes. En este caso no pueden descartarse las posibilidades de matrimonios concertados con el objetivo de realizar la travesía.

No obstante, la presencia de matrimonios conformados por cubanos establecidos en Estados Unidos nos induce a valorar cómo la consolidación de estas inmigraciones ha posibilitado el mantenimiento de tradiciones y costumbres cubanas en la sociedad de destino, sobre todo si consideramos que en los hogares donde la pareja está constituida por dos cubanos o está presente la mujer cubana tienden a conservarse mejor las costumbres del país de origen8.

En relación con lo anterior, observamos en la muestra el bajo porcentaje de hijos que quedan residiendo en Cuba. Encontramos respuestas en el ya mencionado proceso de reunificación familiar. Pero, en relación al sexo de los padres sí se aprecian diferencias. Mientras que el 71% de las mujeres vivía con sus hijos en Estados Unidos, en el caso de los hombres la cifra era solo del 29% (figura 6). Por otro lado, 22  hombres tenían a sus hijos residiendo en Cuba y solo 9 de las mujeres se encontraban en esta situación. Por tanto, aunque estudios han demostrado que los hombres cubanos han avanzado en sus concepciones hacia una paternidad más responsable (Álvarez, 2012), continúa concibiéndose la maternidad y el cuidado de los hijos como una responsabilidad prioritariamente femenina.

En cuanto a la pretensión de radicarse definitivamente en Estados Unidos, las mujeres representaron el 84% y los hombres el 78%. Aunque no es muy significativa la diferencia, se observa la potencialidad de la mujer cubana de decidir sobre su proyecto de vida.

En el caso del envío de remesas no se observaron grandes diferencias según el sexo. Aunque predominan las mujeres que envían dinero a Cuba mensualmente, con un 54%.

Sobre el nivel de escolaridad, la muestra evidenció que se concentra en estudios preuniversitarios (23,4%), de técnico medio (34,5%) y universitarios (21%) para un total del 79%. Lo anterior coincide con una de las características sociodemográficas de las migraciones cubanas en la actualidad: su elevado nivel de instrucción y un potencial migratorio con elevado número de profesionales y técnicos. En el caso de la muestra estudiada, se observa además que las mujeres poseen en mayor medida estudios de técnico medio y universitario, 39% y 21% respectivamente, las cifras para los hombres fueron del 26% y 18%.

No obstante el alto nivel de escolaridad demostrado, en la actualidad solo 31 de los sujetos que conforman la muestra, todos hombres, afirmaron estar cursando algún estudio universitario o de postgrado. Lo anterior sugiere que, aunque salen de Cuba con niveles elevados de calificación, enfrentan obstáculos en la sociedad de destino para continuar estudios. Sería necesario estudiar los reflejos en las profesiones u ocupaciones en las que se insertan en relación a su nivel de instrucción y las diferencias de género en este sentido.

Sobre la situación laboral actual, prevalecieron en la muestra los contratados por privados y los autoempleados. En el primero de los casos, las mujeres predominaron con un 55%; situación que se revierte en los autoempleados donde los hombres representaron las dos terceras partes en comparación con las mujeres en este sector.

Otras investigaciones realizadas en Cuba han indicado que la independencia económica de la mujer constituye uno de los indicadores que transforma las relaciones de poder al interior de las familias; esto sumado a la elevación de su nivel cultural y participación social puede tener una fuerte incidencia en el nivel de decisión y autonomía de sus procesos migratorios actuales.

El idioma que emplea el 87% de la muestra es el español; lo cual puede tener varias explicaciones. Por un lado, el alto porcentaje de cubanos radicando en Estados Unidos y su largo periodo de asentamiento implica facilidades en la comunicación utilizando el idioma del país de origen. Desde otra arista del análisis, estudiosos del tema de identidad refieren la de orden lingüístico como una identidad a través del idioma que se aprende en el hogar durante los primeros años de vida (López, 2003).

 

CONSIDERACIONES FINALES

Diversos estudios con enfoque de género realizados en Cuba, han concluido que el proyecto social de lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres ha traído cambios en las relaciones de género en la familia y la sociedad cubana en general (Álvarez, 2012). Esta situación se refleja, a su vez, en los procesos migratorios, pues aunque cuantitativamente no es significativa la feminización de las migraciones desde Cuba hacia Estados Unidos, desde el punto de vista cualitativo la decisión femenina de emigrar tiende a ser más independiente9.

Este hecho ha sido constatado en otras investigaciones de corte cualitativo. Los resultados apuntan a que, a pesar de que aun las mujeres mantienen convicciones tradicionales sobre las ‘cualidades’ y ‘deberes’ que deben poseer, se observa un cambio en las expresiones de reclamo a la autonomía femenina. Lo anterior implica además concepciones modernas sobre los roles y responsabilidades de las mujeres al interior del hogar, así como sobre su desarrollo personal y profesional10.

Desde otra arista del análisis, es preciso considerar el efecto sociodemográfico que presupone la emigración femenina, teniendo en cuenta que el 53,2 % de las mujeres que emigran tienen menos de 30 años, siendo la edad promedio de 26,2 años, lo que significa que salen del país en plena edad reproductiva (CEMI, 2012).

El análisis de los resultados de investigación permite arribar a las siguientes conclusiones puntuales sobre la muestra objeto de estudio:

. La migración de cubanos hacia Estados Unidos manifiesta una tendencia a la participación de personas de piel blanca, sobresaliendo en el caso de las mujeres.

. Las edades de los cubanos que participan en estos movimientos responden en su mayoría a personas jóvenes y, en el caso de la muestra, la tendencia indica una reducción en la edad de salida del país entre los años 2000-2010.

. Se observó un elevado porcentaje de migrantes cubanos hacia Estados Unidos que contaban con redes sociales –familiares y amigos- que apoyaban la decisión de radicarse definitivamente en este país receptor;  lo que confirma el establecimiento y consolidación de vínculos afectivos establecidos entre ambos países, teniendo en cuenta no solo la elevada cifra de cubanos que residen en Estados Unidos, sino la posibilidad de acogerse a las medidas preferenciales de recepción que otorga este país a la emigración cubana.

Sobre las diferencias de género observadas durante la realización del estudio, estas pueden identificarse con los siguientes elementos:

. En el caso de los hijos nacidos en Cuba, se observó que la mujer cubana supera numéricamente a los hombres en el proceso de reunificación familiar en Estados Unidos.

. En la muestra estudiada, aunque no existieron grandes diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al envío sistemático de remesas a la familia que queda residiendo en el país de origen, estas últimas ostentaron mayores cifras en los envíos mensuales.

. Las mujeres y los hombres cubanos que formaron parte del estudio tienden a mantener el idioma materno en la sociedad receptora, no apreciándose diferencias de género en este sentido, lo que se encuentra relacionado a la elevada concentración geográfica que presentan los cubanos en el estado de la Florida.

En sentido general, el reto más inmediato que enfrentan los estudios sobre género y migraciones internacionales en Cuba puede resumirse de la siguiente forma: prestar atención a las diferencias de género que se manifiestan en los procesos migratorios cubanos, siguiendo de cerca las cifras de las mujeres jóvenes que expresan como proyecto de vida la emigración. Todo lo anterior, considerando que Cuba actualmente constituye un país poblacionalmente envejecido y cuyos parámetros de fecundidad no son alentadores.

 

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Recibido: junio 2014
Aprobado: enero 2015

 

 

Gretel Marrero Peniche. Máster en Sociología. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales (CEMI), Universidad de la Habana. Correo Electrónico: grian@rect.uh.cu

 

 

Notas

1 Este tipo de enfoque privilegiaba, en las investigaciones sobre la temática migratoria internacional, la atención al hombre migrante como proveedor económico e iniciador de redes migratorias bajo el criterio de reunificación familiar. Aunque es preciso acotar que diversos estudios han demostrado que las mujeres han sido pioneras en varias corrientes migratorias, como es el caso de la migración desde América Latina y el Caribe hacia la Unión Europea, particularmente el flujo desde República Dominicana hacia España que data desde fines de la década del 80 e inicios de la del 90.

2Sobre este particular, María Inés Pacecca, retomando los planteamientos de  Elizabeth Grieco y Monica Boyd, explica que "a partir de la década de 1980, luego de las revisiones feministas a las ciencias sociales y de la perspectiva interdisciplinaria de los estudios de mujeres (women´s studies), las investigaciones sobre migraciones comenzaron a incorporar a las mujeres como una categoría de análisis específica ‘cuya participación en los flujos migratorios necesitaba ser explicada’, a diferencia de la migración masculina, fácilmente comprensible en términos de diferenciales económicos" (Pacecca, 2012).

3 El incremento cuantitativo sostenido de la participación de mujeres en los flujos migratorios internacionales puede constatarse al observar los siguientes datos: en el año 1960 las mujeres representaron el 44,2% del total de migrantes a nivel internacional, para el año 1980 la cifra alcanzó el 48,1% y en el 2010 aumentó hasta el 50,1%. 

4 Explotación doméstica comprendida en diversos espacios como el hogar, la familia y el parentesco; y explotación laboral en el marco del mercado y de su desregulación estatal.

5Estos elementos contribuyeron en gran medida a centrar el análisis en el servicio doméstico como sector de empleo privilegiado para las mujeres migrantes en todo el mundo. Acorde a estimaciones recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), basadas en estudios o censos nacionales de 117 países, el número de trabajadoras y trabajadores domésticos en el mundo es de al menos 53 millones. Pero, debido a que este tipo de trabajo se realiza generalmente sin registros, se calcula un total de 100 millones de personas. En los países subdesarrollados representa entre un 4 y un 12% del empleo asalariado, la importancia de las cifras radica en que alrededor de un 93% son mujeres o niñas, y muchas son migrantes.

6 La autora agradece la participación de la Dra. Haydée Suánes Canet en la realización de la presente investigación; sus contribuciones en el marco de los análisis estadísticos fueron imprescindibles.

7 Lo cual puede constatarse en las elevadas cifras de cubanos presentes en la muestra que tenía familiares y amigos al arribar por primera vez a Estados Unidos, 73% y 70% respectivamente.

8 Este último elemento responde, tanto a un resultado de investigación cualitativo como a hipótesis futuras. Al respecto, puede consultarse el texto de Marrero Peniche "Hipótesis para pensar temas de género y emigración en Cuba" (Marrero, 2008-2009). 

9 Para ampliar puede consultarse la ponencia  "Feminización de las migraciones en Cuba: un análisis desde la perspectiva de género" (Marrero, 2011).

 10 Para ampliar puede consultarse el texto citado de la doctora Mayda Álvarez(2012)

 

 


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