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Revista Novedades en Población

versión On-line ISSN 1817-4078

Rev Nov Pob vol.11 no.22 La Habana jul.-dic. 2015

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

La población de Cuba hoy

 

Cuban population today

 

 

DrC. Grisell Rodríguez Gómez*, DrC. Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira**

Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), Universidad de La Habana, Cuba

 

 


Resumen

El cambio de la población cubana no debe continuar siendo percibido como un problema o un reto, sino que debe abordarse en un marco de interacción con el desarrollo económico y social. Por lo tanto, nada de lo que suceda en términos de política de hoy es compatible con una visión fragmentada en lo que se refiere a los aspectos demográficos. Es factible que se diseñen o implementen acciones en este sentido, pero ellas deben ser manejadas desde la perspectiva de su impacto sistémico en la dinámica de la población. Este documento se centra en el análisis del comportamiento de la población cubana a través de la explicación de la evolución de sus determinantes: la mortalidad, la fecundidad y la migración, en un escenario de disminución real del número de habitantes en una sociedad que se encuentra inmersa en un importante conjunto de cambios, ajustes y desafíos, poniendo el tema en un plano de análisis que excede el estudio exclusivo de los rasgos demográficos desde solo sus indicadores a nivel macro para reclamar la necesidad de abordar la incidencia específica de lo cultural y lo social, así como su atención desde la política.

 Palabras clave: población cubana, dinámica demográfica, mortalidad, fecundidad, migración.

 


Abstract

The Cuban population change should not be perceived as a problem or a challenge but it should be addressed in a framework of interaction with economic and social development. Therefore, nothing that happens in terms of policy today supports a fragmented view as far as demography is concerned. It does not mean that no action could be drawn or carried out in that sense, but certainly, it is vital that any action must be handled from the perspective of its systemic impact on population dynamics. This paper focuses on the analysis of the behavior of the Cuban population through the explanation of the evolution of its determinants: mortality, fertility and migration, in a scenario of real decline in the number of people in a society that is immersed in an important set of changes, adjustments and challenges, placing the issue in an analytical plan that exceeds the exclusive study of the demographic traits from only its macro-level indicators to reclaim the need of addressing the specific incidence of the cultural and the social, as well as its attention from policy.

Keywords: Cuban Population, Demographic dynamics, mortality, fertility, migration.


 

 

INTRODUCCIÓN 

La sociedad cubana en la actualidad está inmersa en un grupo cada vez mayor de cambios, ajustes y desafíos, en pos de contribuir al bienestar de su población. Ello entraña, necesariamente, que también se interactúe de manera cada vez más frecuente con la dinámica demográfica que experimenta esa misma población, desde la ciencia y la academia y también desde las acciones de los tomadores de decisión.

En un contexto de interrelación entre población y desarrollo, la descripción de la dinámica demográfica cubana actual pasa necesariamente por la explicación de cada uno de sus componentes y a su vez por las diferencias que es posible encontrar en el comportamiento de las variables: fecundidad, mortalidad y migraciones. En la actualidad, es recurrente el debate en torno a la fecundidad actual y perspectiva, al comportamiento de las migraciones externas, al envejecimiento demográfico, al cambio en condiciones de morbilidad y mortalidad y a las características del crecimiento de una población que ya está descendiendo de manera absoluta.

La complejidad del fenómeno precisamente da cuenta de la necesidad de interpretarlo en un escenario de interrelación entre la población y el desarrollo, en el que la acción aislada o combinada de múltiples factores ha conducido al monto total y a la estructura de la población cubana.

De lo que se trata entonces es, en el primer epígrafe, de exponer y explicar el comportamiento de la población cubana actual, contribuir a posicionar el conocimiento que sobre la dinámica demográfica de la población cubana hoy existe y dar cuenta de su evolución más reciente, así como de las variables que determinan su cambio en el tiempo. En un segundo momento, se reflexionará sobre la pertinencia de una política de población, y su relación con los cambios actuales en el proceso de transformaciones económicas y sociales.

 Dinámica demográfica

 La población cubana, en los años que cubre el período 1960-2012, experimentó una importante declinación de su ritmo de crecimiento anual, pasando de cotas próximas a 3% en 1963 a -0.15% en el 2012, situándose así en un estado de reducción, que muestra ligeras oscilaciones a lo largo de este tiempo. El descenso ha sido sostenido y gradual (figura 1).

 

En este escenario, la disminución del crecimiento natural de la población −en el que la mortalidad (según la tasa bruta) continúa disminuyendo de manera muy lenta− es claramente conducida por la importante declinación experimentada por la natalidad, cuyo nivel pasa de una cota de 35 a situarse alrededor de 11,3 por cada mil habitantes, lo que representa un descenso de algo más de tres veces entre 1960 y 2012, posicionándose en su nivel más bajo en el año 2006.

El impacto que ello ha tenido no solo ha sido un crecimiento lento del número de habitantes con incluso una declinación en años más recientes, sino una marcada incidencia en la composición por edades de la población. La proporción de personas de cero a 14 años de edad, como consecuencia de la reducción de la natalidad comentada anteriormente, disminuye de un nivel cercano al 40% de la población total a alrededor del 17% en la actualidad, lo que representa un descenso de más de la mitad de su peso relativo. En cambio, la proporción de la población de la tercera edad (60 años y más) ha experimentado un incremento ininterrumpido, ubicándose, para el año 2012, en el 18,3%, lo que permite afirmar que la población cubana posee ya una estructura por edades demográficamente envejecida.

Atendiendo a cada una de las variables en particular, se destaca que la fecundidad descendió desde una cúspide cercana a 5 hijos por mujer en 1963 a 1.9 en 1978 —una reducción a menos de la mitad del indicador en  un período de solo 15 años—, cuando el comportamiento de esta variable se situó definitivamente por debajo del nivel de reemplazo, oscilando desde entonces alrededor de un nivel medio de 1.7 hijos por mujer; ello estuvo y está condicionado por un conjunto de factores históricos, sociales, culturales y económicos. La fecundidad cubana hoy es de 1.68 hijos por mujer (figura 2).

 

Por su parte, la mortalidad infantil registró una caída sostenida desde un nivel próximo a 50 defunciones por cada mil nacidos vivos en 1960 a 4,6 en 2012, lo que representó una reducción del indicador en poco más de 11 veces. Este fenómeno cobra una significación especial cuando se compara con la obtenida por otros países con un nivel de desarrollo económico mucho mayor.

Del lado de la mortalidad general, la esperanza de vida al nacer pasó de aproximadamente 64 a 78,45 años en el mismo lapso, lo que representó una ganancia promedio anual próxima a un tercio de año de vida. Un avance de esta naturaleza no pudo haberse producido solo por la evolución de las tendencias demográficas observadas en el pasado. La culminación acelerada y homogénea de los procesos de reducción de la fecundidad y la mortalidad fue el resultado de la acción de factores sociales, culturales, políticos e institucionales que incidieron conjuntamente sobre la conducta reproductiva y la capacidad de supervivencia de la población, a partir de acciones definidas y puestas en práctica con esos propósitos, fundamentalmente en los campos de la salud y la educación.

El resultado final de esta transición ha sido un acelerado proceso de envejecimiento de la población, cuyo signo más claro es la reducción simultánea de la proporción de menores de 15 años con el incremento sostenido del peso relativo de la población en la tercera edad, como ya se comentó (figura 3). El elemento conductor de ello ha sido la marcada disminución de la fecundidad, que a partir de 1978 situó a la capacidad reproductiva de la población por debajo del nivel de reemplazo. Desde entonces, cien mujeres cubanas que culminan su período de vida fértil, no dejan cien hijas para que las sustituyan.

Así, si se tiene en cuenta que la última duplicación de la población cubana tuvo lugar en los 38 años que median entre 1945 y 1983, cuando pasara de 5 a 10 millones de habitantes, entre los 22 años que van desde 1983 al 2005 (último momento de crecimiento efectivo) solo se produjo un incremento de menos de 1,5 millones de personas y desde entonces continúa disminuyendo, si bien a un ritmo lento y con ligeras oscilaciones.

Unido a estos efectos de nacimientos y defunciones, la migración es una variable que influye de manera determinante en el ritmo de crecimiento de la población cubana; si bien el crecimiento natural en el país es aún positivo, el crecimiento total se vuelve negativo por el efecto nada despreciable de las migraciones externas.

Este proceso emigratorio cubano tiene su origen a inicios de los años 30 del pasado siglo XX, estando notablemente asociado a procesos sociales, económicos y políticos de importancia capital en la historia del país. A partir de 1960 este comportamiento se mantuvo, apareciendo por períodos oleadas emigratorias con mayor peso: en los 60, en 1980 y en 1994. Desde entonces, el saldo migratorio se tiende a estabilizar alrededor de 40 000 personas anuales, con la particularidad de una mayor participación femenina en este proceso y a su vez diversificándose el destino de los cubanos, ya no solo hacia Estados Unidos, sino también hacia países de Europa y América Latina.

Lo más relevante de todo es el hecho de que la migración internacional ha ido adquiriendo un rol instrumental en la conducción de la dinámica demográfica del país. En la medida en que se ha ido cerrando la ventana de crecimiento natural de la población, los montos negativos del saldo neto migratorio comienzan a ser el elemento conductor de la evolución general y ha llevado el ritmo de crecimiento total de la población hacia sus actuales niveles.

 

Estas características demográficas de la población en Cuba, aunque se han destacado a lo largo del tiempo y dentro del contexto latinoamericano por una elevada homogeneidad, presentan sus particularidades diferentes atendiendo a territorios, grupos de edades, sexo y otros rasgos.

Ante todo, el crecimiento total de la población cubana, si bien es bajo en todas las provincias del país, tiene diferencias en cuanto al crecimiento natural (diferencia entre la natalidad y la mortalidad) y el mecánico (diferencia entre la inmigración y la emigración) en cada uno de los territorios. Las dos provincias en las que es esto más significativo son Villa Clara y La Habana, que al ser las de menor fecundidad del país, es en las que se hace más notorio el efecto reductor de la migración, el cual no puede ser compensado por el crecimiento natural.

Por su parte, el comportamiento de la fecundidad en las diferentes provincias, aunque es bajo y se mantiene por debajo del reemplazo, es mucho menor en las provincias occidentales, (exceptuando Pinar del Río), que en las de Centro Oriente. Ello da cuenta de patrones culturales y condiciones socioeconómicas distintivos en cada región, aun cuando la homogeneidad en las políticas y acciones inciden en ello.

En cuanto a la estructura de la fecundidad, un elemento sustantivo y preocupante es el incremento de la fecundidad adolescente, que está evidenciándose en todas las provincias del país en los últimos seis años. Ello representa una problemática, si no reemergente, sí de alerta a atender diferencias entre niñas y adolescentes. ¿Quiénes se embarazan, y por qué? ¿En qué territorios? ¿Qué características tienen sus familias de procedencia? En cualquier caso, las respuestas a estas interrogantes estarán dando cuenta de posibilidades diversas de acceso real a decidir y diseñar sobre sus procesos reproductivos.

Analizar los diferenciales de la fecundidad en el caso específico de Cuba, atendiendo a los indicadores nivel escolar, color de la piel, situación conyugal y zona de residencia, permite ubicar importantes determinantes del comportamiento reproductivo de la población, así como patrones de difusión de las estrategias reproductivas.

En lo relativo a la mortalidad, el diferencial de la esperanza de vida al nacer entre hombres y mujeres apenas llega a sobrepasar los cuatro años, mientras que lo que debiera esperarse es una brecha entre los sexos al menos dos años superior a lo registrado, es decir que todo parece indicar que existe una sobremortalidad femenina relativa en las mujeres cubanas, con relación a aquellas en otras poblaciones donde el nivel de la mortalidad general es tan bajo como en el país.

Este análisis hace pensar que las mujeres cubanas disponen de reservas inexploradas de incremento de su capacidad de supervivencia, dado que el nivel que ha alcanzado de expectativa de vida en el momento del nacimiento la sitúa en un rezago con respecto a las mujeres de otrospaíses en los que el hombre tiene o tuvo un nivel similar al de los hombres cubanos en la actualidad.

Las diferencias en cuanto a la mortalidad por color de la piel son otro elemento de singularidad en la dinámica cubana; así, la desigualdad encontrada en materia de capacidad de supervivencia que experimenta la población no blanca, expresión de las disparidades de este grupo humano frente a la muerte y la exposición al riesgo de padecer ciertas enfermedades, es entendida como diferencias engendradas y engendradoras de inequidades, y adquiere forma tangible en las disparidades en el alcance de niveles mayores de esperanza de vida al nacer.

Es así, entonces, que el resultado final del proceso de transición demográfica cubana ha sido dar paso a la instauración y desarrollo de un acelerado envejecimiento de la población, que ha colocado al país, junto a Uruguay y Argentina, en la cúspide de la región en términos de un rápido y sostenido incremento de la población senescente. Y con Barbados, llegará a alcanzar la mayor proporción de población de la tercera edad en la región hacia 2025, cuando una de cada cuatro personas tendrá 60 años de edad o más.

Deberá atenderse, sobre todo, a los importantes cambios cualitativos que está ya experimentando la población en términos de su estructura por edades y lo que ello significa en materia de las relaciones de dependencia entre la población activa y la inactiva.         Y no se trata solo del incremento de la población de 60 y más años de edad, sino que ese nivel de aceleración se percibe igualmente en la franja del llamado "retiro definitivo", formado por los que superan los 75 años, quienes ya representan más del 5% de la población total. Hoy se puede apreciar el crecimiento sostenido del grado de dependencia que tiene que soportar la población en edades económicamente activas.

La dinámica demográfica en el contexto de las políticas

Las variables demográficas tienden a mantener una inercia en el tiempo, y los cambios que se produzcan a nivel social tardarán un período (diferente para cada caso y población) en producir algún tipo de impacto en los comportamientos que van siguiendo dichas variables y por ende en la composición y dinámica de una población.

La migración externa y la fecundidad son dos variables que están y estarán marcando en el futuro cercano la dinámica demográfica cubana, pero es el envejecimiento y sobre todo la población envejecida lo que estará reclamando atención importante en términos de accionar o política.

Se han realizado varios pronósticos, oficiales y académicos, de cuál será el volumen y estructura de la población cubana en los próximos años. Se plantea que para el año 2030 la población cubana será de alrededor de 10 843 264, con una tasa de crecimiento total de -2,5 por cada mil habitantes, es decir con un crecimiento negativo, que es sinónimo de pérdida absolutade efectivos (CEPDE-ONEI, 2013). Otras proyecciones y estudios realizados ubican para el 2030 a la población cubana entre 10 218 909 y 10 419 339 habitantes (Albizu-Campos, 2015).

Como se aprecia, en cualquier caso se habla de un menor número de habitantes. Esa población tendrá una estructura atendiendo a las edades, que acentuará los niveles actuales de envejecimiento y de dependencia que existen, toda vez que se afirma que para el 2030, la población cubana con 60 años y más llegará a representar el 30% de la población total, con proporciones mucho menores de población en edades activas y por ende de niños y jóvenes. El envejecimiento de la población se ha confirmado como un proceso demográfico irreversible y da cuenta o es consecuencia de avances y logros sociales.

Este panorama demográfico actual y perspectivo en el muy corto plazo −apenas 15 años− es el contexto en el que se aplican y se aplicarán los lineamientos y acciones para la política económica. Es imprescindible tomar en cuenta que la implementación de dichos lineamientos, debe incorporar a la población en tanto receptora e instrumentadora de cualquier medida. Ello es vital y es a lo que se refiere la idea de que la población es sujeto y objeto del desarrollo. Es por eso que cualquier acción que se implemente ha de incorporar qué ocurre u ocurrirá con la población.

No obstante, de manera particular e intencionada, en los últimos cinco años se pueden registrar dos acciones explícitas para atender temas vinculados a la dinámica demográfica: el lineamiento 144 de la política económica, que se refiere al "enfrentamiento" al envejecimiento de la población, y las reformas migratorias que entran en vigor a inicios de 2013. Esta última explicita un grupo de cambios en lo que legalmente se recogía en términos de migración internacional.  En lo que sigue, se hará referencia a cada uno de ellos por separado, con comentarios a propósito.

Las reformas migratorias incorporaron un proceso de flexibilización y ampliación de las acciones en materia de movilidad internacional, siendo esencial la posibilidad de circularidad en la migración así como otros procesos asociados.

 

El balance del primer año de la aplicación de la reforma migratoria en Cuba registró 257 518 viajes de cubanos al exterior según fuentes oficiales. Fueron realizados por 184 787 personas, incluyendo aquellas que durante los diez meses de ejecución de la reforma, pueden haber repetido el viaje. Las cifras son 35% superiores a las de 2012. Del total de viajeros, el 36% lo hizo a Estados Unidos. De ellos, el 40% retornó a la Isla. El resto de los destinos de los cubanos que viajaron en ese período, lo hizo a México, Panamá, España y Ecuador. El 52% de estos viajeros no ha regresado, al amparo de las modificaciones de las regulaciones migratorias cubanas. (Aja, 2014, p. 263)

 

Se puede apreciar entonces, que inmediatamente la población ajusta y amplía sus acciones migratorias, a la luz de las nuevas opciones. Es vital entender este proceso migratorio como una ampliación de opciones, en tanto la salida del emigrante puede ser temporal y existen las ventajasy posibilidades para los retornos. Ello es una ganancia en términos demográficos, pero también económicos y sociales, visibilizando siempre a la población cubana en su contexto emigratorio histórico.

¿Qué pasará en el futuro cercano con esta movilidad de la población cubana? ¿Se mantendrán las tendencias? La historia emigratoria cubana da cuenta de que estas acciones no cambiarán de manera sustantiva, sino que continuarán acentuándose, posiblemente con una alta adecuación y aprovechamiento de las posibilidades de las reformas. "La emigración temporal, amparada en los cambios introducidos en la legislación migratoria, continuará siendo una tendencia creciente y alternativa (...), la emigración ilegal mediante la vía marítima se podrá mantener como opción para grupos (...) que no tienen en la emigración legal una salida concreta, la utilización de los terceros países continuará en función de las cadenas migratorias, las redes sociales (...)"  (Aja, 2014, p. 266).

La emigración desde Cuba seguirá contando, como se ha comportado hasta ahora, con una presencia importante de jóvenes, de mujeres y de personas con niveles de instrucción medio/medio superior. Asimismo, la región occidental seguirá aportando flujos y tasas más elevadas de emigración (Aja, 2014). No se debe perder de vista que esa población emigrante es esencial en tanto productora de bienes de consumo y servicios dadas sus características sociodemográficas. En ese mismo sentido la salida de mujeres en edades reproductivas también incide en la disminución de nacimientos.

Este comportamiento actual y perspectivo se ha de seguir analizando en términos de incrementar las opciones para la real temporalidad y utilización del proceso emigratorio a favor del desarrollo económico y social del país.

En segundo lugar, el lineamiento que atiende de manera directa una consecuencia de la dinámica demográfica del país, es el número 144, que se refiere al "enfrentamiento al envejecimiento poblacional". Lo primero a señalar en este sentido es la necesaria supresión en lo referido a la concepción y las acciones, del término "enfrentamiento". Las características de envejecimiento de la estructura de edades de la población cubana no pueden ni deben serenfrentadas, sino atendidas. Este fenómeno tiene su causa en los sostenidos bajos niveles de fecundidad de la población cubana.

 

"El envejecimiento de la población es un fenómeno nuevo de la sociedad de finales del siglo XX, por tanto, relativamente poco estudiado. Comparte características comunes como:

  • Es un proceso inevitable e irreversible que necesita observarse, comprenderse y abordarse.
  • No existe un modelo a seguir, pues no se puede recurrir a la experiencia del pasado ya que nunca han existido poblaciones en las que la relevancia de los ancianos haya sido tan evidente.
  • Afecta a la mayoría de los países y, según las estimaciones y proyecciones de población, se agudizará en el futuro.
  • Los países se verán enfrentados con un proceso de envejecimiento poblacional sin precedentes, y sin estar en condiciones para hacerle frente.
  • Planteará nuevos retos en casi todos los ámbitos de la vida humana (económico, político, social, legal, demográfico, de salud pública, entre otros), y cambiará las modalidades de consumo, sobre todo en el aspecto médico.
  • Es un proceso que cruza lo biológico, lo económico, lo social, lo cultural y lo biográfico.
  •  Exige del reto, cada vez mayor, del enfoque multidisciplinario e intersectorial que permita captarlo como un todo, considerando los aspectos que con él se interrelacionan, así como todas las consecuencias que de él se derivan." (Centro de Estudios Demográficos [CEDEM], 2013, p.3)

 

Asimismo, tiene efectos negativos, al tener las sociedades que manejarse con una proporción creciente de ancianos. Sin embargo, es importante subrayar que en ningún caso el envejecimiento de la población debe verse como un problema económico, social o cultural. Dicho en palabras del entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, el 1ro de octubre de 2003, con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, al señalar que: "el envejecimiento no es un problema sino un logro; y no es un mero asunto de seguridad social y bienestar social, sino de desarrollo y política económica en conjunto" (citado en CEDEM, 2013, p. 4). Por tanto, queda evidenciado que produce consecuencias distintas en función del nivel de desarrollo económico del país o la región en la que se produce, y requiere atención.

 

Es importante destacar que, los adultos mayores no constituyen un grupo único ni homogéneo. Es decir, entre ellos hay diferencias que son anteriores a la vejez. Por ejemplo, diferencias en la disponibilidad de recursos económicos, diferencias culturales, diferencias en el grado de educación, las categorías ocupacionales, el lugar de residencia rural-urbana, diferentes estados de salud física y mental y también diferencias demográficas como: la preponderancia numérica de determinado sexo: mujeres, y de determinado estado civil: viudas, también hay diferentes grupos de edad dentro de los propios ancianos y, por tanto, procesos de socialización histórica diferenciados. (CEDEM, 2013, p.6)

       

En tal sentido, tomando esto en cuenta, se han estado implementando un conjunto de acciones dirigidas al estímulo a la fecundidad (como causa del elevado envejecimiento de la población) y a la atención, cuidado e inserción social efectiva de esta población adulta mayor.  Estas acciones de muy reciente data, y con ejecuciones disímiles, son imposibles de verificar o estudiar en lo relativo a su impacto en el muy corto plazo.

La efectividad o viabilidad de la primera pasa por un elemento esencial: es un derecho de la pareja y la mujer que sean atendidas y acompañadas sus intenciones reproductivas. Lo que equivale a decir que es importante apoyar a aquellas que desean tener sus hijos y por razones económicas, de salud, sociales, no los han tenido. Sin embargo, es también un derecho sentirse apoyadas y protegidas en la decisión de optar por tener los hijos que deseen en el momento en que lo deseen. He ahí la realidad al respecto. La familia cubana se ha consolidado como una familia pequeña, de pocos hijos, y esto ancla en el imaginario social, pero a su vez, tener hijos y tenerlos a edades menores de los 35 años, es también parte de esa construcción. En ese sentido, si bien no crecerá de manera importante el tamaño de esta familia, tampoco la mujer cubana renunciará a desempeñar su rol social de convertirse en madre.

Otro tema relevante es la atención a la población adulta mayor y sobre todo su incorporación social. El tema del cuidado es del mismo modo relevante y las alternativas y opciones deben acompañar la necesidad de que la población en edad laboral no abandone su rol productor para atender tareas de cuidado al interior de la familia. De ahí que, para ello, también la sociedad debe impulsar acciones. Además de esto, es imprescindible que las acciones continúen flexibilizando la incorporación del adulto mayor a la vida laboral y activa de la sociedad, así como reflejen el comprometimiento social con la satisfacción de sus también crecientes necesidades materiales, de atención de salud, culturales y de ocio, entre otras.

Existe una importante impronta de toda esta dinámica demográfica en la disponibilidad actual y perspectiva de fuerza de trabajo. Este es un elemento vital a tomar en cuenta, pues es justamente ese sector de la población el que se verá ampliamente reducido, y se encuentra en sus manos la capacidad productiva de los próximos años.

Las acciones y medidas en términos de población, deberían estar insertadas en una política integral que atienda toda la dinámica de la población, toda vez que cada uno de los elementos, como hasta aquí se ha visto, tienen diversas posibilidades de interacción e interinfluencia.

A modo de conclusión. La población cubana: lecciones

El proceso de transición demográfica en Cuba tiene un carácter secular y data de inicios del siglo pasado. Está marcado por las importantes reducciones de la fecundidad y de la mortalidad, cuya evolución colocó al país a la cabeza de la región latinoamericana en materia demográfica a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, proceso que continuó en la segunda mitad del siglo sobre la base de la reducción de las disparidades, tanto reproductivas como epidemiológicas.

La culminación acelerada y homogénea del proceso de transición demográfica fue el resultado de la acción combinada de factores sociales e institucionales que incidieron de conjunto sobre la conducta reproductiva y la capacidad de supervivencia de la población, a partir de programas bien definidos y puestos en práctica con tal objetivo, fundamentalmente en lo que respecta al campo de la salud y el bienestar de la población.

El resultado final de esta transición ha sido un acelerado proceso de envejecimiento de la población, cuyo signo más claro es la reducción simultánea de la proporción de menores de 15 años con el incremento sostenido del peso relativo de la población en la tercera edad. El elemento instrumental de este proceso ha sido sin dudas la marcada disminución de la fecundidad, que a partir de 1978 situó a la capacidad reproductiva de la población por debajo del nivel de reemplazo.

Por su parte, el descenso de la mortalidad contribuyó con el sustancial incremento de la proporción de la población que alcanza con vida la tercera edad. Hoy, de cada 100 personas que nacen, se espera que 83 de ellos alcancen con vida los 60 años, cuando en 1900 solo podían hacerlo 28 personas. Ello muestra el notable avance que ha mostrado la capacidad de supervivencia de la población cubana en el siglo que acaba de concluir y cuyo componente más dinámico ha sido sin dudas la reducción de la mortalidad infantil, que además, ha conducido el incremento de la esperanza de vida al nacer y en más de una ocasión ha logrado compensar las fluctuaciones y retrocesos coyunturales experimentados por otros grupos de edades en materia de mortalidad.

Las migraciones continúan siendo un elemento clave en la dinámica de la población cubana en la actualidad. Si a inicios del siglo XX fue el mecanismo que condujo a casi una duplicación del monto total de población en el espacio de solo 25 años, desde inicios de la década de los años treinta hasta hoy, se ha convertido en un factor de contracción de la capacidad multiplicativa de la población, llegando a ser el mecanismo conductor de su crecimiento.

Sin dudas, los rasgos fundamentales de la población cubana actual resumen todo un devenir histórico y plantean importantes retos en el futuro. Ellos son: 1) un reducido nivel de la fecundidad, que se ha mantenido por debajo del nivel de reemplazo durante más de treinta años, 2) un acelerado proceso de envejecimiento de la población que, a partir del 2015 se convertirá en lo que podríamos llamar el boom de las jubilaciones, proceso  cuyo inicio puede ya ser localizado hacia finales del decenio de 1980, 3) una elevada esperanza de vida al nacer que se sitúa en 78,45 años y al nivel de lo observado en los países desarrollados y 4) un importante componente migratorio en el que la emigración conduce la dinámica y ha contraído la capacidad de crecimiento de la población.

Sería importante hoy, a tenor de la relación entre la población y el desarrollo, integrar acciones para atender la dinámica demográfica cubana −debate ya en curso en el país−, comprendiendo las particularidades y necesidades diferenciadas de territorios y grupos etarios específicos y articulando acciones intersectoriales e interinstitucionales. Es preciso entender la dinámica de la población cubana no como un problema o reto sino en una adecuada interrelación con el desarrollo económico y social. Nada de lo que ocurra en términos de política hoy debe ser visto de manera fragmentada en lo que a dinámica de la población se refiere. No significa que no se puedan y deban trazar acciones en líneas identificadas, pero sin dudas resulta vital que cualquier acción se maneje desde la mirada de su incidencia en la dinámica sistémica de la población.

Conocer las tendencias demográficas y sus consecuencias constituye, por tanto, un requisito esencial, a fin de proporcionar elementos para poder orientar políticas y programas que respondan convenientemente a esta situación.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aja, A. (2014). Al Cruzar Las fronteras (segunda edición). La Habana: Editorial Ciencias Sociales.

Albizu-Campos, J.C. (2015). Cuba. Escenarios demográficos hacia 2030 (en imprenta). La Habana: Editorial CEDEM/UH.

Centro de Estudios Demográficos (CEDEM). (2013). Propuesta de un enfoque estratégico para atender el envejecimiento poblacional. La Habana: Editorial CEDEM/UH.

CEPDE-ONEI. (2013). Anuario demográfico de Cuba, 2012. La Habana, Cuba: Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

DNE-MINSAP (2014). Anuario Estadístico de Salud, 2013.La Habana, Cuba: Ministerio de Salud Pública.

CEPDE-ONEI. (2014). Anuario Demográfico de Cuba, 2013. La Habana., Cuba: Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

 

 

 Recibido: 30 de marzo de 2015
Aprobado: 23 de septiembre de 2015

 

 


* Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), Universidad de La Habana, Cuba. grisell@cedem.uh.cu

** Centro de Estudios Demográficos (CEDEM), Universidad de La Habana, Cuba. albizu@cedem.uh.cu

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